Santa Luisa de Marillac nos muestra: Los escollos a evitar
Untuosidades: la ponzoña más abominable
1. Untuosidades
Lo mismo que un veneno desencadenando reacciones a plazos equivalentes, el mínimo
necesario para combinar la componenda con cualquier otro cuerpo extraño. Pues todo bebedizo
de dulzura extrema, además, provoca inhibición de facultades, de fundamentos. Aloja el
retraimiento por contención en un aposento sin cadalso de una torre albarrana, sin homenaje.
Sacrifica sacarosa y salerosa, por empacho, el exponente de libertad individual con caramelos de
valores decadentes. Birlándote tu independencia, con pendencia incesante y eterna pendiente de
la resolución que lo entraña; y burlándose mientras tanto, con quebranto de la probidad tras la
mofa por rebote. Los cánones sensibleros se vuelven tan azucarados que transitan desde un
blanco lechoso hasta un pardusco como empañado: el mate turbio de lo empalagoso. La mácula
de dulce para repartir sombras sobre el decoro y el recato.
La ponzoña más abominable surge entre recientes seres adherentes, inseparables de su
materialismo viscoso, fariseísmo trabado o tupido. Unidos siempre por filamentos ante el
intento de desprendimiento; lo que unifica es toda la densidad del espesor de las perdidas
virtudes incorruptibles. La agradabilidad y afabilidad extrema, descubre un resultado negativo
tras tus deseos de transmitirte como ser agradable y afable. No entre tus recientes seres
adherentes debido a las hebras glutinosas, de pegantes conveniencias, para dejar los haberes
con rentas en la más acomodaticia correlación. La melaza es una sustancia transparente, brillosa
para el alejado del melado, brillante para un arrimado con esbelta afectación. El brillo de la falta
de sencillez y naturalidad conreflejos resplandecientes. Entre ellos, pegadizo.
Ser untuoso es por tanto un estupefaciente eficaz durante el acuartelamiento de ellos
hacia uno, he de mí hacia los demás. Es difícil de creer pero tal alter ego no causa castigación, se
esfuma del escarmiento. A muchos les sirve como estrategia principal, no se trata de una
exageración incontrolada. Convenciendo al menos autosuficiente, persuadiendo al menos
emancipado, decidiendo por aquel recompensado con estímulos, pero sobre todo, con prendas y
especias. Cualquiera de aquellos corresponde con untuosidad su agradecimiento. La plaza de
cabo nunca queda desocupada, ni en una escuadra de soldados insubordinados.
Una de las doctrinas educacionales elementales del progenitor, entremezcla de
prevención, cautela, aviso y advertencia ha sido, y será, retirarse, no acercarse ni toparse porque
lo pegajoso mancha, estorba, apura e impide el libre movimiento: menearse uno a su aire en la
corriente de máxima manumisión. En la naturaleza, mantente lejos de las especies resinosas
cuando cruces el sotobosque. Solo aquellas del progenitor noble y sencillo reclaman que en cada
corredera y travesía de la vida, mantente lejos de la hipocresía de las buenas palabritas, con
apelaciones constantes a lo más bondadoso, comoqueriendo decir: ¡yo!, sí.
La untuosidad se forja intuitivamente por réditos clarividentes. Existe como una
habilidad diplomática para con falsedad y corrección política redomada obtener triunfos en el
seno del intercambio de favores, el clientelismo y la recomendación entre nepotistas. El mejor
lugar para no quedar desbancado nunca por tus opiniones, pensamientos y el ejercicio
individual de la libertad plena: pensar por uno mismo y solicitar una mayor explicación de todas
las cosas que no terminan de ser nunca, nada convincentes.
lunes, 25 de diciembre de 2017
Félix Sánchez
Un ciudadano más.