El poema describe la selva nocturna llena de los rugidos de los tigres y el sonido de sus aullidos. La noche se rompe con sus feroces relámpagos mientras la selva florece en la eternidad de la armonía y el silencio. El universo se trenza y destrenza en cómpulas infinitas y secretas entre la forma de dulces cactus y serpientes. El poema expresa el amor del autor por su esposa Silvia Rosa Chávez Arcia.