2. OPORTUNIDAD
Muchas veces por no tomar riesgos dejamos pasar
muchas cosas, entre ellas el amor, la familia, e
incluso la iglesia; y todo porque ese día no nos
apetece, tenemos pereza, o no tenemos tiempo…
Siempre existe una razón para dejar pasar las
oportunidades que nos concede la vida:
Cuando conoces a una persona, te gusta pero no lo
dices y piensas que ya llegará el momento de
hablar con aquel ser… Pero un día cualquiera te das
cuenta que ya no está disponible, le has visto con
otra persona y te enojas porque no eres tú quien
pasea de su brazo, porque ella se ve feliz y tú no.
Tuviste la oportunidad y la perdiste, no todas las
cosas giran en torno a nosotras, todo tiene su
tiempo.
3. Cuando te ofrecen un trabajo pero no te gusta, es muy
poco para ti o está lejos de tu casa. No lo piensas y lo
dejas pasar, pero te está costando encontrar un
trabajo para ti y tus hijos, o simplemente para que
puedas vivir tú sola e independientemente. Recorres
días completos y nada, no encuentras trabajo; vuelves
a lo que ya habías visto, pero la plaza laboral que antes
te ofrecieron ya ha sido ocupada. ¿Por qué no lo
tomaste? Desde ese trabajo podías haber ampliado tus
horizontes y quizás con algo en las manos tendrías una
mejor oportunidad para ver otras cosas, pero no, has
dejado escapar la oportunidad.
4. RECONOCER LA OPORTUNIDAD DE LA
VIDA
Les sucede a muchas personas de
edad adulta que, al buscar en sus
recuerdos, encuentran siempre una
oportunidad que un día dejaron pasar
considerando que era lo mejor y que,
ahora, sin embargo, creen que fue el
mayor error de sus vidas. ¿Están en
lo cierto y realmente fue un error? ¿O
hicieron bien en dejarlo pasar? En
ese caso, ¿por qué esa oportunidad
todavía da vueltas en su cabeza?
5. EL QUE NO ARRIESGA NO GANA
Algunas oportunidades solo aparecen una vez en la
vida. Y para saber aprovecharlas hay que atreverse a
superar la barrera del miedo a lo desconocido y la
barrera de la comodidad que supone el círculo de
confianza. No cabe ninguna duda de que las
oportunidades no siempre resultan fructíferas. Es
cierto que si nos cambiamos de trabajo o si
intentamos mantener una relación con una persona
las cosas puede que no salgan bien. ¿Pero cómo lo
sabremos si no lo intentamos? ¿Merece acaso más la
pena arrepentirse en el futuro por no haberlo
intentado? La respuesta es un no rotundo. Siempre es
mejor arrepentirse de haber hecho algo que
lamentarse de no haberlo hecho.