Investigación sobre la Intervención fisioterapéutica en el paciente oncológico, específicamente sobre el uso de tratamientos paliativos en la etapa de cáncer terminal, es información muy útil y un tema bastante interesante sobre todo por el enfoque hacia la etapa final de la vida.
Intervención fisioterapéutica en el paciente oncológico
1. Benemérita Universidad Autónoma de
Puebla
Facultad de Medicina
Licenciatura en Fisioterapia
DHTIC
Ensayo: Intervención fisioterapéutica en el paciente
oncológico.
Profra. Lilian Gaona Osorio
Equipo 2:
Carranza García Carmen Andrea
Castillo Gutiérrez Karla
Cholula Villegas Saúl
Flores Cisneros Verónica Carmina
Verano 2017
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INTERVENCIÓN FISIOTERAPÉUTICA EN EL PACIENTE ONCOLÓGICO.
Se sabe que la fisioterapia es una disciplina del área de la salud que proporciona
servicios a las personas con el fin de desarrollar, mantener y restaurar el máximo
movimiento y la habilidad funcional a lo largo de todo el ciclo de vida, pero también
que para los pacientes oncológicos la mayoría de los tratamientos están
contraindicados por el riesgo que éstos significan para la propia enfermedad.
Entonces, surge el conflicto del tratamiento fisioterapéutico en los pacientes
oncológicos, ya que si se aplica cualquier agente, existe un alto riesgo de dañar en
lugar de beneficiar; pero, en el caso del paciente terminal, es diferente: tomando la
muerte como un proceso natural e inevitable, es necesario pensar en que el
paciente desea pasar sus últimos días con el menor sufrimiento posible, es ahí
donde el fisioterapeuta tiene la posibilidad de intervenir.
Partiendo de la palabra cáncer definida como una enfermedad neoplásica de tipo
maligno, que se caracteriza por el crecimiento y transformación rápido e
incontrolablemente de las células de cualquier parte del cuerpo, éste crecimiento
requiere un mayor espacio, se empiezan a invadir los tejidos y órganos adyacentes.
La fisioterapia oncológica es una especialidad cuyo objetivo es preservar, mantener,
desarrollar y restaurar los sistemas cinético-funcionales, así como prevenir, mejorar
y tratar las secuelas derivadas del procesos oncológico, mediante un tratamiento
fisioterapéutico que consiste en un apoyo al tratamiento médico del paciente
oncológico, en este caso, enfocándose a mejorar la calidad de vida durante la fase
terminal de la enfermedad. El tratamiento fisioterapéutico debería ser simultáneo a
la intervención médica desde el diagnóstico de la enfermedad y durante todo su
curso, lo que formaría un equipo multidisciplinario que incluye oncólogos, cirujanos,
enfermeras, nutriólogos, etcétera.
La fisioterapia oncológica tiene enfoques distintos: desde las afecciones del aparato
locomotor (impotencia funcional generalizada, lesiones óseas y afecciones de
partes blandas), del aparato respiratorio (por problemas de drenaje de secreciones
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bronquiales y disminución de la capacidad pulmonar) en el sistema nervioso (plejias
o paresias) y del aparato circulatorio debidos a edemas venosos o linfáticos).
Muchos de los agentes terapéuticos y tratamientos están contraindicados en
pacientes con cáncer, debido al riesgo que significa para la estimulación del
crecimiento de las células malignas, pudiendo desencadenar en una metástasis, por
ello, es necesario pensar en un tratamiento paliativo cuando el paciente se
encuentra en una fase terminal de la enfermedad.
Estos tratamientos paliativos se emplean cuando existe la posibilidad de brindar
tratamiento terapéutico al paciente y así mejorar alguna molestia ocasionada por el
tumor, esta mejoría se considera como transitoria, ya que su objetivo se limita
únicamente al alivio de las molestias, más no a tratar el tumor que las causa.
Los cuidados paliativos implican un concepto de atención al paciente que incluye la
participación de profesionales de distintas disciplinas, quienes proporcionan apoyo
médico, fisioterapéutico, nutricional, psicológico, social y emocional a pacientes con
padecimientos crónicos sin posibilidades de curación; esta atención paliativa no es
tarea fácil, requiere, además de conocimientos y teoría, habilidades y aptitudes de
comunicación y afrontamiento ante el duelo y la muerte. Por ello, es importante que
el personal del área de la salud (médicos, fisioterapeutas y todo el equipo
multidisciplinario de atención al paciente) además de sus formación profesional, se
interesen en desarrollar estas actividades para mejorar su capacidad de
afrontamiento y puedan llevar a cabo un tratamiento paliativo adecuado para el
paciente.
Los cuidados paliativos tienen como objetivo principal mejorar el confort y la calidad
de vida de los enfermos terminales y sus familias, mediante el control sintomático,
apoyo emocional, emocional y social.
El papel de la fisioterapia en los cuidados paliativos consiste en optimizar el nivel
funcional del paciente tomando en cuenta la interrelación entre lo físico, social y
psicológico, es decir, ver al paciente como un ser biopsicosocial. Algunos de los
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objetivos serán mantener la función respiratoria y circulatoria, prevenir la atrofia
muscular, así como acortamientos y contracturas, control del dolor y desarrollar la
independencia funcional del paciente.
Para cumplir estos objetivos es necesario llevar a cabo un programa de tratamiento
que incluya el uso de agentes físicos, el ejercicio terapéutico, técnicas de relajación,
de cuidado corporal, algunas de terapia manual, entre otras.
Uno de los agentes físicos que más se utilizan es el TENS, resulta muy efectivo
para la analgesia, y debido a su tolerancia tanto para niños como para adultos,
podría ser el único agente de electroterapia utilizado. Sin embargo, también es de
mucha utilidad la termoterapia, ya que el calor puede relajar grupos musculares y
favorecer la circulación sanguínea gracias a la vasodilatación.
El ejercicio terapéutico es de gran ayuda para los pacientes oncológicos, y aunque
tiene sustento científico, al no haber mucha información y fisioterapeutas
especializados, solo un 30% de los pacientes oncológicos acuden a este tipo de
tratamiento.
Los beneficios del ejercicio terapéutico incluyen el fortalecimiento del sistema
circulatorio, evitando la formación de trombos; movilizar las secreciones pulmonares
y generar tos, evitar el endurecimiento de los músculos y articulaciones; así como
la formación de úlceras cutáneas. También se ha demostrado que la
implementación del ejercicio mejora la condición física general, la calidad de vida y
la salud psicosocial del individuo.
Para elaborar el plan de ejercicio terapéutico más adecuado para el paciente, es
necesario tomar en cuenta el tipo de ejercicio a realizar (aeróbicos, de resistencia o
de flexibilidad), su intensidad, frecuencia y duración.
El tipo de ejercicio debe determinarse en base de las metas de cada paciente, del
tipo y estadío del cáncer que padece y de su estado de salud en general. Se
recomienda una intensidad de 40-60% de la frecuencia cardiaca del paciente y una
duración de cuarenta a sesenta minutos en el caso de los ejercicios aeróbicos,
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mientras que los de flexibilidad se prescriben series de 2 a 4 repeticiones de
estiramientos mantenidos por 15 a 30 segundos, con una frecuencia de tres a cinco
días a la semana; pero siempre ajustadas a la edad y condición física de cada
persona.
Algunos ejercicios sugeridos son:
• Levantar y bajar los brazos extendidos al frente y después a los lados
(realizar de 3-5 repeticiones).
• Llevarse las manos a la nuca y abrir y cerrar los codos (1-3 repeticiones).
• Girar las manos empuñadas (5-8 repeticiones hacia adentro y repetir hacia
afuera).
• Sentado, flexionar el muslo sobre el abdomen.
• Flexionar los pies hacia arriba y hacia abajo (realizar 3 repeticiones con cada
pierna).
También es recomendable realizar ejercicios de contracción abdominal, pueden ser
sustituidos por masajes abdominales para estimular el tono muscular y el
movimiento intestinal.
Sin embargo, algunos factores pueden afectar el plan de ejercicio terapéutico como:
la edad avanzada del paciente, sus limitaciones físicas, la falta del personal de
apoyo o un bajo estímulo familiar, déficit cognitivo o nutricional, entre otros
problemas que limiten su condición física.
Otras técnicas fisioterapéuticas utilizadas incluyen la cinesiterapia que consiste en
realizar movilizaciones tanto activas como pasivas para ayudar a mejorar el balance
muscular, articular y la propiocepción, además de reeducar la marcha del paciente,
y si es necesario, implementar aparatos de apoyo como andaderas y bastones.
Otra rama importante es la fisioterapia respiratoria, que tiene como fin de
tratamiento drenar las secreciones bronquiales y mejorar la respiración para
optimizar la ventilación.
La intervención fisioterapéutica también se apoya de técnicas como la presoterapia,
que busca eliminar edemas que se puede generar, sobre todo en las extremidades,
mediante vendajes u otros aparatos especiales.
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Los pacientes con cáncer avanzado presentan metástasis, por lo tanto, la
rehabilitación se hace mediante un proceso cuidadoso, teniendo presente que
asociado con todos los trastornos que limitan la calidad de vida, se suman algunas
barreras psicológicas.
El papel de fisioterapeuta en el tratamiento oncológico no es menos importante que
el del médico, es un profesional de la salud preparado para acompañar al paciente
durante el desarrollo de la enfermedad y con gran conocimiento científico, además,
su trabajo está en contacto directo con el paciente al usar técnicas como la
masoterapia, movilizaciones, apoyo, relajación muscular, sostén en los traslados y
la marcha, le confiere un alto valor de intimidad.
Al tratarse del paciente oncológico, todo el equipo multidisciplinario debe tener en
cuenta que en algún momento tendrá que enfrentarse a la muerte del paciente, y lo
mejor es estar preparado para ello. En el caso del fisioterapeuta, es indispensable,
porque su intervención consiste en mejorar su calidad de vida y esto requiere que
pase tiempo con el paciente, apoyándole también a entender y aceptar su situación,
a prepararse para el momento de su muerte pero tomando en cuenta que el
tratamiento fisioterapéutico es necesario para disminuir lo más posible las molestias
que causa la enfermedad.
Son pocos los modelos de intervención en fisioterapia que se centran en la atención
del paciente oncológico, pero esto no le resta al fisioterapeuta la responsabilidad de
prepararse para saber cómo y cuándo actuar, y con qué herramientas hacerlo,
buscando siempre mejorar el estado del paciente durante los periodos terminales
de la enfermedad. El cumplir estas metas de mejora de la calidad de vida, aún de
manera parcial, causa gran satisfacción en el enfermo, ya que colabora en disminuir
el dolor con técnicas no invasivas y mejora los vínculos interpersonales con los
allegados, logrando hacer más llevadero el proceso de la enfermedad hasta su final.
Por ello, la formación en la fisioterapia oncológica “mejora en forma considerable el
afrontamiento ante la muerte de los fisioterapeutas”.
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