La relación campo-ciudad actualmente se caracteriza por la hegemonía de las ciudades sobre los campos y la migración forzada de campesinos a las ciudades debido a la industrialización y la lógica del mercado global. Esto ha resultado en el vaciamiento del campo, la concentración de la población en ciudades insostenibles y la emigración forzosa que alimenta el consumismo irresponsable y la inseguridad alimentaria. Para enfrentar estos problemas, se necesita reconstruir la relación campo-ciudad basada en las
Instituto superior pedagogico ciudad de san gabriel
Relación campo
1. <br />RELACIÓN CAMPO-CIUDAD<br />La relación campo-ciudad en el contexto de la economía global expresa la hegemonía de la ciudad en detrimento del campo en todas sus dimensiones naturales, sociales, económicas y culturales. Las migraciones forzosas del campo a la ciudad, justificadas como un proceso necesario por la industrialización del campo canalizaba a los campesinos expulsados del campo a unas industrias ávidas de mano de obra abundante y barata. Actualmente estos procesos se producen con una dimensión planetaria, de la periferia al centro del capitalismo, del sur hacia el norte y del campo a la ciudad. El desarraigo de masas, como producción violenta de fuerza de trabajo dócil y barata a escala mundial, se ha asumido socialmente como una realidad tan inevitable como el mercado global y la lógica competitiva que lo preside. <br />El negocio de la producción mundial de alimentos priva de sus propios recursos a las poblaciones campesinas de los países del Sur y genera las migraciones de masas a los países del Norte en busca de una vida mejor. Quienes superan la travesía de la muerte hacia los países ricos, sufren la persecución como personas sin papeles y se convierten en mano de obra irregular, sin derechos laborales y vulnerables a la explotación empresarial. Esta indefensión explica la competitividad de los cultivos hortícolas intensivos para la exportación. <br />El vaciamiento del campo, la concentración creciente de la población en las ciudades y la expansión de un modo de vida urbano, cada vez más insostenible, son resultado de la lógica del beneficio en la producción de alimentos. El consumismo irresponsable que demanda elevados consumos de carne y abundantes alimentos de fuera de temporada y a precios baratos, alimenta esta rueda de destrucción y emigración forzosa, incrementando las dos facetas de la inseguridad alimentaria: el hambre y la comida basura.<br />En el origen de la fractura entre necesidades humanas y lógica mercantil es donde debe iniciarse la reconstrucción de una relación campo-ciudad, presidida por las relaciones entre las personas, de una forma incluyente, horizontal y recíproca, como forma de enfrentar los problemas derivados de la industrialización y mercantilización alimentarias<br />La población urbana que marca el ritmo y va organizando su espacio, está influida por un entorno artificializado, construido, eminentemente cultural,, que se impone sobre los ciclos de la naturaleza limitando en parte su importancia; pero estas jóvenes ciudades, que son una de las consecuencias del proceso poblacional en la llanura anegadiza, son pequeñas y queda, aún en ellas mucho del pueblo original: está muy próxima la abierta e interminable extensión de los campos, como elemento dominante del paisaje. Es por ello que en ellas, los rasgos sociales tienden a ser más homogéneos, aunque la revolución de los medios masivos de comunicación también esté dejando su impronta. En lo personal hay un comportamiento más participativo de cada habitante, porque se conserva un sentido de pertenencia que contrarresta diferencias sociales.<br />El campo necesita de la ciudad y ello se evidencia cotidianamente: a la ciudad llega el colono para adquirir mercadería (para la propia subsistencia e insumos para el campo); para realizar trámites administrativos y consultas a profesionales; concretar operaciones bancarias;seleccionar personal; vender su producción; contratar transportes; utilizar servicios culturales, educativos, sanitarios; para disfrutar del tiempo libre.<br />Cuando una crisis afecta al campo, repercute en la dinámica urbana y gradualmente afecta a todos. Porque ciudad-campo conforman una comunidad rural que también funciona como un sistema más o menos complejo; lo que perjudica a los subsistemas termina afectando al otro; de modo que es importante abocarse a la búsqueda de una solución integral cuando surge una problemática particular<br />