El proyecto “ITC SE Lambayeque Norte 220 kV con seccionamiento de la LT 220 kV
"LA MEGALÓPOLIS COMO UN CASO IMPOSIBLE DE PLANEACIÓN EN INGENIERÍA?"
1. ",LA MEGALOPOLIS COMO UN CASO IMPOSIBLE DE
PLANEACION EN INGENIERIA?"
1/
Presentado, para ingresar a la Acadernica Mexicana de Ingeniería,
por:
LUIS VIEITEZ UTESA
Director General
Centro de Investigación Sísniica de la
Fundación Javier Barros Sierra
2. Dedicatoria
A Emilio Rosenblueth, quien con una combinación incomparable de
sabiduría, cultura y espíritu humanistas, combatió y puso al des-
cubierto los misterios de la incertidumbre y el azar, para bien
de la humanidad.
A Daniel y Ubaldo -mi padre y mi suegro- grandes cuates entre e-
lbs, y míos también, quienes, siempre fieles a sus ideales, hEn
vivido y probado muy de cerca las bondades y los excesos de que
es capaz la sociedad urbana.
A mi esposa Isabel,
A Luis e Inma, Ana Dolores y Antulio, Carmen, Daniel, Isabel y
Emilio y Uba).do: A Pilar y Jaime y a María Rosa y sus familias.
A la memoria de mi madre, mi hermano, mis tías y mi suegra.
A todos, con mucho cariño y admiración.
3. 03/0 1/9 4
Presentación
Vivimos en una transición
demográfica trascendental.
En 1850, surge, en su primera
etapa, con motivo de la
Revolución Industrial: por
primera vez un país -Gran
Bretaña- alcanza a tener una
población urbana mayor a la
rural.
Para el 2010, dentro de escasos
diecisiete años, se dará la
segunda, cuando por primera vez
la población mundial será
predominantemente urbana.
A finales de la presente década
la ciudad de México tendrá
cerca de 23 millones de
habitantes y la de Sao Paulo
alrededor de 22; Calcuta, Bom-
bay y Shangai más de 15 cada
una. Con más de 10 mi-llones
contarán otras 13 ciudades más
del "mundo en desarrollott.
Además del crecimiento de estas
megaciudades se seguirá dando
también el de ciudades inter-
medias y más chicas.
El crecimiento de las ciudades
se juzga cada vez más como - -
esencial para el desarrollo
humano.
Pero, a pesar de sus indudables
ventajas, más de 300 millones,
alrededor de la cuarta parte de
toda la gente que habita en
áreas urbanas, vive en la más
absoluta pobreza, y el número
se agranda alarmantemente.
Aún cuando la pobreza es
todavía principalmente rural i.a
pobreza urbana se convertirá en
el problema más significativo y
potencialmente explosivo de la
próxima centuria, con posibles
grandes repercusiones políticas
y sociales.
La agenda acordada por las or-
ganizaciones internacional es
que se interesan en estos asun-
tos (BM, PNUD, Habitat), sobre
gestión urbana, ha sufrido
varias adecuaciones en poco
tiempo que son reveladoras; las
últimas: en 1990 se añadió la
cuestión del ambiente urbano y,
en 1991, la mitigación de la
pobreza urbana.
Les preocupa la visión de con-
junto. Antes se confiaba en los
planes maestros para obtenerla,
hoy se ha confirmado que son
4. inefectivos. Hay que replantear
el papel que deben desempeñar
los planificadores, así como
su formación y entrenamiento,
para ajustase a los tiempos
actuales de grandes cambios.
Las ciudades requieren gestión
y operación llevadas a cabo en
colaboración o asociación con
organizaciones surgidas de la
co-munidad misma que, aunque no
formalmente, sí actúan en las
propias raíces de los fenómenos
urbanos.
Muchas ciudades del mundo en
desarrollo se verán obligadas a
prepararse para competir en un
mundo global altamente tec-
nificado. Y a la vez,
mantendrán una gran proporción
de su población todavía en
niveles muy inferiores de in-
greso o marginada.
ambiente urbano y promover el
interés por los asuntos urbanos
a través de la investigación,
en cuanto a la relación de las
economías nacionales e inter-
nacional con la productividad
de las ciudades.
No hacen mención explícita de
la gestión de riesgos, aunque
sí es ésta una cuestión que
también preocupa.
Con la convocatoria del Decenio
Internacional para la Reducción
de Desastres Naturales, la ONU
reconoce de hecho lo importante
que es.
Se está investigando, en
gestión urbana, cómo incor-
porar, a la toma de decisiones,
técnicas cuantitativas con in-
dicadores racionales y
medibles.
Cómo plantear con equidad el
balance entre estos extremos
que crecen, alejándose por lo
general, es el gran dilema.
Las directrices llevan el sello
del nuevo paradigma, la produc-
tividad:
Mejorar la productividad ur-
bana, mitigar la pobreza hasta
hacerla productiva, proteger el
Sin embargo, las disciplinas
sociales interesadas en lo ur-
bano consideran que en gestión
urbana, un factor básico es la
sociedad, es la conducta
humana, y que ésta, es difícil
de evaluar, y, por lo tanto, de
acotar en términos cuan-
titativos.
La ciudad es el invento más ex-
traordinario de la sociedad
5. humana.
Es una interfase compleja y
evolutiva de la tecnología y la
sociedad, con diferentes grados
de integración.
Su planeación, diseño, cons-
trucción, organización y ges-
tión necesitan ser también
evolutivas para mantenerse a la
par, pero además equitativas,
de modo que todas las fuerzas
estén representadas y tengan
oportunidad de actuar armonio-
samente.
Las inercias que se han
generado han dejado de ser
lineales a partir de los años
40, para adquirir en los
últimos veinte años tendencias
exponenciales nunca imaginadas
y hasta ahora impredecibles.
Como megalópolis comprende una
aglomeración de más de diez mi.-
llones de habitantes -15 1 089
000 en 1990- que engloba, si no
todavía físicamente, sí fun-
cionalmente, a ciudades vecinas
(Toluca p. ej.).
En este orden de cosas, el
proceso tiene tanta o más un-
portancia que los fines, porque
su potencial de desarrollo
humano es gigantesco.
El ingeniero, al parecer,
resulta un elemento estratégico
en todo ésto. ¿O no?
La ciudad de México
La gran ciudad de México se ha
ido conformando a través de la
historia, pero el agregado
resultante no responde, por lo
general, al impulso de la
adición de los factores que lo
componen, sino al del producto
de sus interacciones.
Es un país dentro del país y,
por ello, con una enorme
energía y una gigantesca iner-
cia.
En un mundo que tiende a la in-
terdependencia y globalización,
la ciudad de México forma ya
parte de la red internacional
de ciudades en las que se
apoyarán el libre tránsito i
mercado del futuro. Desarrollos
inmobiliarios multimillonarios
que están surgiendo en varios
puntos de la ciudad (Santa Fé
Reforma, Alameda, Polanco,
Tlalpan) dan fé de ello.
Esta ciudad futurista se yux-
tapone a la existente, que,
apenas 70 años atrás, dejó para
6. siempre su vocación lacustre y
estilo provinciano.
La ciudad que se ha creado
principalmente en este siglo,
que obedeció, al principio, a
cierta planificación y orden,
con sus barrios industriales y
proletarios y sus colonias
residenciales de clases medias
y pudientes en fornación. Una
ciudad todavía con consi-
deración de la escala humana.
De pronto, al amparo de la in-
cipiente industria, las nuevas
vías de comunicación y los
medios de transporte, más
modernos, se derrainó hacia la
periferia y absorbió los
municipios vecinos y los
pueblos de la cuenca que, hasta
entonces, habían conservado su
carácter rural de siglos.
fortuna a la capital. Hay,
desde luego, una migración de
población de clase media que
resulta importante no tanto por
el número, sino por su efecto
multiplicador positivo sobre la
actividad urbana.
La gigantesca ciudad viene a
ser un gran escaparate del
país. Todos los grandes con-
trastes de éste, se repre-
sentan, se acusan, se negocian
y se amortiguan en ella. La in-
certidumbre, el riesgo y la
oportunidad están emboscados
para hacerse presentes en
cualquier momento.
Es como un gran tapiz multi-
color lleno de vida, un tapiz
sin bastidor, abierto al ex-
terior y con ramificaciones y
apoyos en todo el país.
Aconteció finalmente la
debacle, desencadenada por la
especulación desmedida con la
tierra marginal para aprovechar
los flujos migratorios, como
efecto del centralismo a
ultranza, la depresión de la
actividad agraria y el in-
dudable atractivo de lo
citadino. A los pobres
crónicos, que habitan en la
ciudad vieja, se han ido
sumando los que vienen a probar
Entre sus "tramas" destacan, la
legislativa y de gobierno, la
de infraestructura económica,
física y de servicios, la de la
sociedad, y la del medio am-
biente, que une la naturaleza
con la cultura, y el pasado con
el presente y el futuro moder-
nos.
Estas "tramas" son base y for-
taleza del tapiz. Su dibujo, su
calidad, su estilo, su
7. estética, la "urdimbre" que se
va dando a lo largo del tiempo,
y que establece ls inter-
relación entre las diferentes
"tramas".
La p].aneación
Los ingenieros intervienen en
la elaboración de una de las
grandes "tramas," la de la in-
fraestructura física y de ser-
vicios. En ella funcionan
relaciónes causa-efecto, y mo-
delos deductivos y de predic-
ción.
acaba siendo no pocas veces,
más que en red, enredado,
enmarañado.
Pongamos por caso el agua
potable y el drenaje de la
ciudad de México. El abas-
tecimiento y el desalojo de
agua han sido dos de los
problemas atávicos y más
apremiantes de la ciudad. Con
las obras terminadas a prin-
cipios de siglo y las que se
fueron añadiendo por incremen-
tos, hasta los años cincuenta,
se satisficieron en buena
medida las necesidades.
Gobierna en gran medida la
jerarquización y la linealidad;
se aspira, con razón, a la
optimización, a maximizar la
función objetivo que por lo
general equivale a la función
de utilidad.
La planeación ha sido un
recurso de orden en la acción,
muy útil para el ingeniero.
Pero la infraestructura física
y de servicios es, en una
megalópolis como la nuestra,
compleja y complicada. Sus
diseños, sus estructuras
originales, suelen ser lineales
y en red, ordenados y
planificados, pero sus inter-
conexiones, su funcionamiento,
Se desencadenó entonces la
explosión demográfica y urbana
y los problemas mencionados se
fueron encadenando a otros,
hasta constituir verdaderos
sistemas de problemas: la
problemática del agua. En
parecida forma han surgido la
del transporte, la del abasto,
la del comercio, la de la
contaminación y la de la
seguridad, por mencionar al-
gunas de las que no nos dejan
dormir tranquilos.
Los problemas originales del
agua, más específicos, se
entremezclan ahora en otros
mayores y más grandes que apun-
tan hacia la ttsustentabjlidadtt
8. misma de la cuenca, entre los
que destacan el desequilibrio
demográfico, con propensión al
consumo, y el desequilibrio
hidrológico; el uno cultural y
el otro ambiental.
Ante problemáticas de esta
índole pierden fuerza y sentido
el plano regulador, el plan
maestro, y la planeación
prescriptiva. Resultan esquemas
cuasi estáticos, de lenta
respuesta, como para repre-
sentar un mundo muy dinámico,
sujeto a una evolución
acelerada. Se necesita además
responder y actuar a la par del
proceso mismo de ingeniería. La
planeación, por tanto, debe
convertirse también en un
proceso, emparejado con él en
una asociación permanente.
humano-, están las de ser un
proceso:
- Contínuo, desde el
despegue, durante el vuelo y en
el aterrizaje de la acción
- Encaminado hacia metas,
un futuro deseable y factible
y un ideal
- Flexible, para responder
y adaptarse al cambio
- Creativo, al avanzar con
el menor desperdicio y con
ganancias adicionales a la mera
utilidad
- Formativo, en el sentido
de que todo el que en él par-
ticipa, aprende, enseña, se
educa y norma su acción
No debe, como suele, ser sólo
el marco de referencia, el
tablero de control, o el código
de conducta del proceso de in-
genieria, además ha de con-
stituir en sí la "ingeniería de
desarrollo" Úel proceso mismo y
de quienes participan en, o de-
penden de él.
Entre las características prin-
cipales que ha de reunir, como
"ingeniería de desarrollo", -de
desarrollo en última instancia
- Participativo, compartido
y negociador, es decir, que
foinenta y aprecia la aportación
individual así como el reparto
de responsabilidades por con-
senso, para actuar en equipo
- Interactivo, en la medida
en que considera acciones del
medio externo sobre el interno
y, además, hace intervenir
diferentes disciplinas para
diversificar conocimientos y
habilidades y enriquecer res-
9. puestas
- Autocrítico, a modo de
evaluar el desempeño, a partir
de la verificación de las
referencias de base y destino y
del enjuiciamiento de tácticas,
estrategias y normas, sobre
resultados de desarrollo, coni-
parados en la realidad.
En esta perspectiva no se trata
de "dar pescado al hambriento
sino de enseñarle a pescar". No
surtir, por ejemplo, de agua
potable y drenaje nada más sino
de aprender y apreciar todo el
proceso que implica desarro-
llarse mediante él para mejor
obtener, valorar y disfrutar el
fin. El agua, en este caso
dejaría de ser un valor para
convertirse, sin que nadie lo
dude, en lo que es: una rique-
za.
Modelos para la predicción
Los artificios que el ingeniero
utiliza para engranar los datos
con las leyes, el mundo real
con el simplificado por su
mente, son los modelos. Sin
modelos, los datos no engranan,
y sin datos los modelos no
mejoran su cualidad inter-
pretativa.
Gracias a técnicas de simula-
ción, de interacción, conver-
gencia y optimización, ex-
presadas por ejemplo con algo-
ritmos y operadas con recursos
de cómputo y procedimientos de
diálogo con la computadora, la
capacidad de predicción llega a
ampliarse considerablemente. Si
además se incluyen relaciones
no lineales, y cuasi dinámicas,
se extienden aún más la cober-
tura de interpretación y la
confiabilidad.
De nuevo con referencia a la
gran ciudad, las variables
exógenas (como hábitos y
preferencias, reglamentación,
oportunidades, tiempos de
espera; y otras, más dinámi-
cas, como precipitaciones, re-
mansos, pérdidas, cambios de
gestión, accidentes, fluctua-
ciones climáticas, variaciones
de precios) pueden dar al
traste con dichas aspiraciones
de predicción, ¿por qué? Porque
pertenecen también a series de
problemas; y hacerlas incidir
en los modelos a base de fac-
tores de carga, condiciones de
frontera, o márgenes de seguri-
dad, sería simplificación ex-
cesiva.
A las series de problemas se
las aborda con series de
10. modelos en un afán por com-
prender lo más posible; o, al
contrario, con el empeño de no
complicar, se las encierra a
varias de ellas en grandes
cajas negras. En un caso, se
puede llegar a tal exceso de
respuestas e información que se
hace el modelo inmanejable, y
en el otro, a tal reducción que
se hace insensible.
en determinados casos, podrían
aprovecharse para entender
mejor toda la dinámica del con-
junto y para perfeccionar su
desempeño. Efectos de auto-
organización y autorregulación,
importantes cuando están pre-
sentes varias conexiones e in-
terrelaciones, pasan, de otra
forma, ignorados o desapercibi-
dos.
El ingeniero debe inventar
modelos que no tengan los in-
convenientes de los modelos
prospectivos y globales, pero
sí muchas de sus indudables
ventajas.
Si está acostumbrado a indagar
cómo suceden las cosas y sus
estados límite, sus orígenes y
destinos, para definir estados
de servicio, conviene que se
interese ahora más por el
porqué suceden las cosas, y por
lo que acontece a lo largo de
la trayectoria o el camino. Así
como, si desea que el futuro se
plantee de cierta forma, saber
qué es lo que debe hacer en el
momento presente.
A lo largo del camino se en-
cuentran relaciones e interac-
ciones entre las variables y
procesos, así como fortalezas o
debilidades de los mismos, que,
Dos ejemplos pueden ilustrar el
tipo de ventajas e inconvenien-
tes de los modelos prospec-
tivos:
Un modelo global, a nivel
planetario, que ha despertado
polémicas, es el patrocinado
por el Club de Roma, y desarro-
llado por MIT, sobre "los
límites del crecimiento";
muchos lo tildan de malthu-
sianismo moderno o nuevo.
Al ir ensartando modelos, este
modelo global llega a hacerse
cerrado, y, por ende, con
posibilidades de colapso si se
llegaran a sobrepasar sus lími-
tes. Plantea diversos escena-
rios, comparando el "estado del
mundo", expresado con variables
de población, recursos, alimen-
tos, industria y contaminación,
y los efectos de sus varia-
ciones en el nivel material de
11. vida, representado por expec-
tativas de vida, así como por
niveles de alimentación, ser-
vicios y bienes de consumo por
persona.
La versión más reciente ("más
allá de los límites de
crecimiento"), sale al paso de
las críticas flexibilizando los
límites y dando más peso a la
innovación tecnológica y a la
adopción oportuna de políticas
enfocadas a.l llamado "desa-
rrollo sustentable".
La dinámica de ambos modelos
está basada en la experiencia
de un "mundo real" con cambios
exponenciales, límites, retra-
sos, y errores de percepción y
respuesta. El nivel de globa-
lización del modelo no con-
templa escenarios de los
fenómenos urbanos.
estímulos (factores que lo
dinamizan).
Las dimensiones son: económica,
demográfica, urbana, cien-
tífico-tecnológica, social, de
medio ambiente, cultural, y
político-administrativa. En lo
referente a estímulos se desta-
can: los factores de regu-
lación, las tendencias pesadas
y los gérmenes de cambio.
Se conf igura la situación ac-
tual, el escenario tendencial,
el de referencia (deseable y
factible) y escenarios alter-
nativos. Para la construcción
del escenario de referencia se
plantean cuatro etapas de desa-
rrollo: supervivencia, creci-
miento económico, desarrollo de
la zona metropolitana en con-
sonancia con el resto del país,
y autosuficiencia.
Por lo que respecta a la ciudad
de México, también se han desa-
rrollado modelos globales prin-
cipalmente del tipo prospec-
tivo.
Por ejemplo, en uno de ellos,
la zona metropolitana se con-
ceptúa como un sistema integra-
do por dos elementos básicos:
sus dimensiones (factores que
caracterizan al fenómeno) y
La aplicación de modelos de
este tipo ha sido limitada ya
que manejan grandes cajas
negras, es decir, son poco sen-
sibles, e ignoran parámetros
significativos sobre todo en el
orden dinámico.
Integración
En el caso de una megalópolis
12. la integración debe enfocarse
más bien a la estructura y a
la organización.
Para que los elementos, las
unidades, las cadenas de uni-
dades y las redes de cadenas
que forman una ciudad, confor-
inen un sistema urbano, y al
mismo tiempo integrado, deben
estar interconectadas en forma
coordinada y organizadas tanto
en lo formal como en lo real de
manera coherente, hacia metas,
objetivos e ideales, reco-
nacidos y aceptados por con-
senso, sea éste tácito o
explícito.
De este modo el sistema puede
llevar a cabo comportamientos
dinámicos, adaptativos, de au-
topreservación y de persecución
de objetivos con respuestas
mayores y más eficientes que si
se sumaran sólo las acciones de
las partes que lo forman.
propósito de beneficiarse de la
vida en común, si se cumple
este propósito para la mayoría
de sus habitantes la ciudad
será un sistema integrado. Si
en la asociación queda incor-
porado, y se beneficia también
el medio ambiente, como un ente
más de vida, el sistema, además
de integrado, sería "sim-
biótico".
Para abordar este sistema, para
entenderlo, para desarrollarlo,
es necesario actuar bajo es-
quemas semejantes de inte-
gración en la planeación el
diseño, la ejecución, la toma
de decisiones y el control. Si
esto se logra bajo principios,
metas e ideales de desarrollo
humano, las ciudades serán los
sistemas vitales más evolu-
cionados de este planeta, las
manifestaciones más avanzadas
de lo que podría denominarse
"simbiosis social".
Los accidentes, los desastres,
ponen a prueba y revelan el
grado de integración de los
sistemas en que se producen, es
decir, la resiliencia de los
mismos.
Dado que la ciudad es la
asociación de un gran número de
individuos distintos con el
Hasta cierto tamaño, adecuado a
la vida social, comunitaria, la
ciudad se fundamenta muy bien
en el concepto de "contrato
social", pero, al crecer hasta
pulsar sus límites, a ese con-
trato hay que reforzarlo con el
sentido de globalización y sus-
tentabilidad que le da la "sim-
biosis social".
13. Evaluación
Asistimos en esta época al de-
rrumbe de los valores de desa-
rrollo que se han venido
manejando a nivel mundial en
base a indicadores con evidente
omisión o subestimación de los
sociales y humanos. Han resul-
tado ser sólo valores de
crecimiento, particularmente
económico, no de desarrollo.
La ONU y otras organizaciones
mundiales han reconocido las
fallas y las consecuencias
negativas de una evaluación así
sesgada, y han propuesto re-
cientemente nuevos indicadores
de evaluación y comparación,
que, combinados, componen el
llamado Indice de Desarrollo
Humano (IDH).
El IDH consta de tres in-
dicadores básicos que repre-
sentan la longevidad, la edu-
cación y el poder adquisitivo.
Sin entrar en detalle, se puede
decir que este índice compuesto
varía entre cero y uno (en la
lista de 1990, México ocupaba
el lugar 40, con puntaje de
0.876). El indicador de lon-
gevidad se cuantifica por la
esperanza de vida al nacer; el
de conocimiento por la alfa-
betización adulta; y el ter-
cero, por la disponibilidad
sobre los recursos necesarios
para llevar una vida decente.
Este último es el loglO del PIB
real per cápita ajustado por la
paridad cambiarla.
El IDH es un índice que maneja
promedios nacionales y no tra-
ta, por tanto, la distribución
inequitativa de los recursos,
aunque sí indirectamente, a
través de los indicadores de
longevidad y educación.
Tampoco hace referencia el IDH
a la degradación ambiental; su
manejo indiscriminado puede
alentar el crecimiento de los
indicadores en que se basa aun
cuando estos se apoyen en un
agotamiento de los recursos
naturales, lo que a la larga
desembocaría en un deterioro de
las condiciones de vida.
Por lo que respecta a in-
dicadores sociales (de habili-
dades humanas y productividad),
la OECD tiene numerosos es-
tudios de producción social.
Otro indicador útil puede ser
el que trata de medir el am-
biente social o la cohesión so-
cial, es decir, el grado en que
la respuesta comunitaria per-
mite resolver problemas locales
14. o conflictos y accidentes co-
lectivos.
Por otra parte, en opinión de
numerosos especialistas, los
indicadores de ingreso per
cápita deben ser reformulados
para mostrar también la brecha
entre pobres y ricos, así como
entre hombres y mujeres, y si
estas brechas tienden a ce-
rrarse o no.
Sería contraproducente ponderar
indicadores de este tipo, en un
solo índice. Hace falta contar
con indicadores que la gente
entienda para lograr de ella su
motivación y participación en
el proceso de desarrollo. Deben
reflejar ideales colectivos por
encima de los de los grupos de
interés que con frecuencia son
los que desarrollan los índi-
ces.
Deben, asímismo, expresar bie-
nes, para la humanidad, real-
mente alcanzables, más que
meramente deseables. Además,
deben guardar congruencia en la
calidad y confiabilidad de las
fuentes de información que sur-
ten los datos.
Los indicadores e índices antes
discutidos revelan tendencias
en el mediano y largo plazos;
se requieren también índices o
relaciones que den idea del
dinamismo a plazos más cortos y
que pongan en evidencia los
factores que multiplican y
alientan la actividad y aque-
llos que la frenan.
Otra relación poderosa que está
emergiendo es la de producti-
vidad. No hay todavía defini-
ciones ampliamente aceptadas, y
se presta el concepto a
polémica aunque ya se está
aplicando universalmente. En la
era de la alta tecnología y de
la automatización, mucho del
trabajo rutinario y en serie,
por ejemplo, lo realizan robots
o autómatas que rinden lo que
muchos obreros. El producto
crece notablemente gracias a
esta intervención, pero con una
reducción considerable en la
mano de obra y por consiguiente
en uno de los costos de produc-
ción que causa más tensión
empresarial y social, por estar
sujeto a negociaciones periódi-
cas.
En cuanto a gestión del medio
ambiente, el término de moda es
la "sustentabilidad" que com-
prende conceptos sobre los que
todavía no hay gran acuerdo
general.
15. Todo esto exige repensar seria-
mente cómo debemos evaluar.
¿Qué es valor y qué riqueza?
¿Qué es progreso y qué desa-
rrollo?
Si no hay modo de evaluar un
modelo, pierde todas sus
posibilidades como poderosa
herramienta para conocer, con-
ceptuar, planear y diseñar.
Pero es claro que los modelos y
sus reglas de evaluación pueden
contener sesgos que beneficien
con ventaja a unos cuantos
respecto a los demás, sobre los
que recae buena parte del
costo.
Si bien la relación bene-
ficio/costo sigue siendo un --
instrumento para evaluar y com-
parar proyectos en competencia,
su trascendencia debe provenir,
no de los valores respectivos
en sí, sino de su distribución
relativa dentro de la sociedad
correspondiente.
Valorar cuantitativamente bene-
ficios y costos sociales es
difícil, ya que dependen en
gran medida de la conducta hu-
mana, la cual obedece con f re-
cuencia a razones cualitativas
no cuantificables y sigue res-
puestas, inercias e impulsos
imprevisibles.
Cosa parecida se presenta al
tratar de ponderar beneficios y
costos sobre el medio ambiente.
No es común, tampoco, ubicar,
valorar y cuantificar los fac-
tores de riesgo.
Los índices antes comentados
representan un avance en la
valoración de estas cuestiones
con aparentes miras a lograr
mayor equidad en la distri-
bución de la riqueza y el desa-
rrollo.
Es necesario, además, elaborar
otros, más específicos, de las
problemáticas que manifiestan
nuestros países entre las que
destacan la del ámbito urbano
y, muy particularmente, las
asociadas a las grandes
aglomeraciones y a la pobreza
que a ellas llega o que en e-
has se gesta.
En todo caso, hay que irse con
tiento y juzgar sus aparantes
bondades con respecto a cri-
terios de calidad, en especial
de calidad de vida, interés
público y desarrollo humano.
No siempre lo más barato
resulta lo más económico. Se ha
puesto de moda la "ingeniería
del valor" para comparar
16. proyectos o soluciones alter-
nativas con un enfoque de
ingeniería de sistemas. Al
aplicar la reducción de costos,
se analiza la mejora en la
función, que permite alcanzar
mayor eficiencia y economía, es
decir, mayor valor, aun cuando
no en todos los casos la
reducción de costos sea sig-
nificativa.
En el caso de proyectos o
soluciones que contribuyan a
desenmarañar las problemáticas
de la gran ciudad será válido
apuntar hacia la obtención de
economías completas, con meto-
dologías de la ingeniería del
valor o parecidas. Pero siempre
y cuando al concepto de función
propiamente ingenieril se in-
corporen, parámetros de función
social, de desarrollo humano.
dicionamiento y aprovisiona-
miento debe reservarse buena
parte del valor en cambio dis-
ponible por la sociedad. Esta
no sólo pierde capacidad de
compra, sino que se empobrece,
tanto por disponer de bienes
enrarecidos como porque en esas
condiciones estos no pueden
responder más que a un nivel de
calidad de vida bajo.
La interacción de la sociedad
con los bienes naturales, con
el medio ambiente, ha dege-
nerado en círculos viciosos di-
fíciles de romper.
En este estado de enredo la in-
certidumbre mete mucho ruido y
confusión.
Incertidumbre
"Por poseer utilidad, los
bienes obtienen su valor en
cambio de dos fuentes: de su
escasez y de la cantidad de
trabajo requerida para obtener-
los", nos dice David Ricardo,
en 1830, y hace mención al agua
y al aire.
Siguen hoy siendo útiles e in-
dispensables para la vida, pero
su disfrute está cada vez más
comprometido, y para su acon-
La incertidumbre se hace em-
parentar con la entropía (se-
gunda ley de la termodinámica)
que viene a ser una medida del
desorden o la transferencia de
información inútil. Causa, por
ello, desde inquietud hasta an-
gustia, a medida que mete ruido
en todo lo que el hombre supone
entender y dominar.
El ingeniero no gusta de
enfrentarse o quedarse con
17. denasiadas dudas así que ataca
a tan pertinaz molestia con sus
más ingeniosas armas: Si la in-
certidumbre proviene de la
falta o el exceso de infor-
mación, recurre a la esta-
dística, -la estadística baye-
siana-, si resulta de iinpre-
cisión o vaguedad, acude al uso
de series difusas y, en fin, si
su causa es el conflicto, su
mejor carta es la teoría de
juegos.
Estas fuentes de incertidumbre,
las ha abordado el ingeniero
casi siempre por separado, muy
rara vez cuando se presentan
simultáneamente. Por otra
parte, las disciplinas men-
cionadas que utiliza están
todavía en pleno desarrollo.
A nadie que viva o acuda a esta
gran ciudad le es ajena la gran
incertidumbre que contiene. Se
le achaca a la complejidad.
Parece ser, sin embargo, que la
complejidad no es tan nociva.
Por algo ha sido y es uno de
los patrones preferidos de la
naturaleza para alcanzar nive-
les superiores de evolución;
otro, tan importante como
aquel, ha sido la sencillez.
Se tiene una certeza un cierto
convencimiento del "estar" o
"estado" de las cosas y lo
reconocemos al describirlo,
con alguno de los lenguajes que
hemos creado, pero nos inquieta
la incertidumbre de su "ser",
en tanto que está en contínuo
cambio, está "en proceso", por
lo. tanto, su nombre varía.
Hemos creado, es verdad, un
poderoso lenguaje más, para
salvar este inconveniente. No
sabremos nombrar del todo al
"ser" como tal, pero sí a la
"esperanza del ser", es decir,
a la probabilidad de que así
sea.
Sin embargo, se produce aun más
confusión cuando además inter-
viene cierto toque de
aleatoriedad, culpable quizá de
producir variaciones al azar o
mutaciones en el "ser".
Lo complejo suele contener una
alta redundancia, de manera
que, valiéndose de esta carac-
terística, se puede simplificar
su descripción, siempre y
cuando la redundancia no sea
superflua. Sistemas o modelos
jerárquicos, complejos, con re-
dundancia, pueden descomponerse
o casi descomponerse, y, por
ello, pueden sujetarse al
análisis científico.
18. No siempre puede ser así. Exis-
ten sistemas complejos que
operan con una relativa calma o
estabilidad, lo que dificulta
su descripción ya que la con-
ducta y características de sus
componentes permanecen ocultas.
Para llegar a conocerlas se
debe alterar los sistemas hasta
que éstas afloren. Sin embargo,
hay diferencias a veces
notables entre la operación
normal de un sistema y la per-
turbada, así que no es raro que
resulten dos caras distintas de
lo mismo.
La auto-organización y la
autorregulación son mecanismos
importantes, destinados a con-
trarrestar cualquier altera-
ción, en muchos sistemas com-
plejos.
En casos límite los sistemas
que poseen auto-organización
son tthomeostásicoshl: mantendrán
un predeterminado estado de
equilibrio a pesar de las per-
turbaciones.
Los autorregulados son más com-
plicados, y son capaces de
modular su actividad a niveles
variables de alteración. En el
límite son tthomeorrésicos (?)
Ante situaciones extremas de
desnutrición o de "choque",
mantienen sólo las funciones
estrictamente vitales.
Es importante entonces, para
descartar o no la influencia
del medio ambiente sobre un
sistema complejo dado, deter-
minar la sensibilidad de éste a
los cambios de aquel.
Auto-organización y autorre-
gulación son mecanismos podero-
sos de adaptación al ambiente,
de resiliencia, en los que --
existe fuerte interacción e
integración de los varios com-
ponentes. Si es así, los sis-
temas que los poseen son
difíciles de alterar pero,
asimismo, de conocer y analizar
a partir de su rendimiento
coordinado total. Los sistemas
urbanos poseen también mecanis-
mos de este tipo.
La crisis es un momento intere*
sante que se puede presentar en
un sistema, donde pueden des-
cubrirse también caracterís-
ticas, debilidades y fortalezas
del mismo otrora escondidas. En
muchas situaciones, cuando se
interactúa con sistemas com-
plejos que no se dejan conocer,
se tiende a, o se prefiere, que
éstos caigan en crisis para
operar en ellos con más
percepción de los inconvenien--
19. tes y oportunidades que ofre-
cen. Operar así lleva a sor-
presas manejables, cuando se
trata de sistemas poco sen-
sibles, pero a verdaderas
calamidades cuando no es así,
y, en el límite, en la bifurca-
ción, se 0pta por el camino más
propenso al desequilibrio.
Muchas decisiones relativas al
ámbito urbano se han tomado y
se toman al borde de la crisis
o, de plano, dentro de ella.
Las grandes ciudades se antoja
que podrían estudiarse y con-
ocerse mejor con el enfoque de
sistemas y tomando en consi-
deración aspectos como los men-
cionados antes. Expertos que
trabajaron alguna vez en el
modelado físico-matemático y
expertos en sistemas sociales
han avanzado conjuntamente en
este sentido, pero sus con-
clusiones son en general
desalentadoras.
Tal parece que sólo los sis-
temas que implican flujos en
cadena o en red, como los de
tránsito, se dejan modelar bien
con el enfoque de sistemas;
otros, que suponen más altos
niveles de decisión, por pre-
ferencia electiva o por per-
cepción de situaciones no tri-
viales, por parte de grandes
sectores de la sociedad, hasta
ahora son inmanejables. La pro-
porción en que interviene la
conducta humana determina en
cierto modo la capacidad de
conociminto científico y, por
lo tanto, de predicción que es
aplicable.
Unidad en la diversidad
Se atribuye a Sir Christopher
Wren, arquitecto de la Catedral
de San Pablo, en Londres, esta
frase: "la unidad en la multi-
plicidad crea la belleza per-
fecta".
Walter Gropius (1968), uno de
los grandes arquitectos de
nuestro tiempo, fundador de la
revolucionaria escuela "Bau-
haus", quien cita la frase,
elabora sobre ella para
demostrar lo importante que es
tomar en cuenta este concepto
en todas las escalas del
diseño, desde una casa, hasta
una metrópoli. "...sólo la
unidad en la multiplicidad, no
la igualación, conduce a la
verdadera democracia; si somos
incapaces de unir la multi-
plicidad con la unidad, enton-
ces terminaremos siendo ro-
bots".
20. En la ciudad de México, y en
otras megalópolis parecidas, se
está y se estará enfrentando,
por mucho tiempo más, el grave
problema de la masificación, es
decir, de que en muchos casos
la diversidad se pierda, se
haga toda unidad.
Veamos: Si al tránsito no se le
dan opciones o salidas diver-
sificadas, se encajona y se em-
botella. Diversificarlo sig-
nifica brindar diferentes
medios de transporte (incluidos
los medios que lo evitan), vías
alternas, variedad de horarios,
diferentes posibilidades tan-
farias y de financiamiento, op-
ciones de integración de solu-
ciones competitivas, escalándo-
las en espacio y tiempo. Diver-
sificar, sí, pero sin perder la
unidad, la integración.
El agua que se deja escurrir
por muy pocas vías se acumula y
corre en masa y arrastra o
inunda. El agua que se extrae
de pocas fuentes consume ma-
sivamente los acuíferos.
Masificación de las fuentes,
masificación de los sumideros,
masificación de las conductas.
Puede ser que en ciertas cir-
cunstancias la masa sea más
manejable que la variedad,
pero, en general, lleva el
riesgo de hacerse irrefrenable.
Se han hecho interesantes in-
vestigaciones y estudios que
demuestran que la persuasión se
obtiene en igual grado lo mismo
si se induce por vía de la
imposición, la coerción y el
cohecho, que por vía del con-
senso. En la masificación se
uniformna, se restringe, se
acuniula, se frena, se impone;
en la participación diver-
sificada se varía, se promueve,
se fomenta, se crea, y si,
luego, se unifica, se actúa de
común acuerdo.
Riesgo
En términos formales, el riesgo
podría definirse como función
de dos variables: de la proba-
bilidad de enfrentar eventos
con desenlaces negativos (el
peligro) y de la magnitud de
las pérdidas o consecuencias de
dichos eventos en caso de que
ocurran (la vulnerabilidad)
Así visto, es una herramienta
de ciencia aplicada. Su empleo,
sin embargo, implica tomar
debida cuenta de la acción e
interacción del peligro, la
sociedad, los expertos, los
21. "decisores" y las comunica-
ciones y los medios de infor-
mación.
El análisis integral del ries-
go, que corresponde a activi-
dades de cuantificación, con-
trol y adminsitración, se acos-
tumbre estudiar en forma sis-
témica. Veamos por ejemplo,
basándonos en lo que comenta
Reséndiz D C (1989), lo
siguiente:
Dos preguntas resultan claves
para el "decisor" que requieren
respuestas de la ciencia, la
ingeniería y la sociedad. Si
son éstas producto de consultas
interactivas, y por consenso,
tanto mejor. Ellas son: qué
riesgos deben recibir prioridad
y qué nivel de seguridad es
suficiente ante determinado
riesgo.
La opinión de expertos, suele
estar altamente correlacionada
con los niveles absolutos de
riesgo, es decir, con es-
timaciones técnicas basadas en
estadísticas y en el cono-
cimiento científico. En cambio,
el público sujeto al riesgo
evalúa a su manera, influido en
gran medida por otros factores,
como la información proporcio-
nada por los medios de comu-
nicación, experiencias per-
sonales o próximas, rumores,
dificultad de entender procesos
probabilísticos y estocásticos
y la angustia o la preocupación
a que da lugar el nivel de in-
certidumbre. De diversos es-
tudios realizados se concluye
que la opinión de ambos grupos
llega a diferir sustancial-
mente.
En la "percepción del riesgo"
por parte del público, y su
eventual respuesta, resulta
conveniente considerar dos fac-
tores que permiten reducir a
escala manejable los múltiples
aspectos que determinan que
algo sea considerado o no como
riesgoso: El "temor al riesgo"
y el "conocimiento del riesgo".
La "comunicación del riesgo",
que es un factor no menos im-
portante que los anteriores, y
más complicado de acotar, in-
dudablemente influye en ellos
dos, puesto que es el vínculo a
través del cual se canaliza la
información "oportuna". Esta
con frecuencia está poco madu-
rada o sesgada y, en sociedades
con inequitativa distribución
de los recursos, particular-
mente de educación e infor-
mación, puede fomentar respues-
tas unitarias, masivas, descon-
22. certadas y opuestas a la se-
guridad. Sólo la inmediatez de
un hecho (perturbador por ejem-
plo), podría justificar noti-
cias también inmediatas sin
suficiente juicio crítico, pero
siempre ha de exigirse respon-
sabilidad y ética profesional a
quienes las popagan.
Los expertos tienen una idea
del riesgo especializada, la
sociedad otra mucho más rica,
compleja y diversa; los medios
de comunicación otra más que
difunden en poco tiempo y entre
un gran público. Quien toma las
decisiones debe tener la
suficiente sabiduría, sen-
sibilidad y buena fé para pon-
derarlas y dictaminar y dictar
en nombre del interés público.
el objetivo de seguridad
propuesto, es el más consis-
tente y útil... A este res-
pecto, una medida de la se-
guridad humana (bajo el prin-
cipio de maximizar el beneficio
neto a la sociedad) es la ex-
pectativa de vida. El objetivo
es maximizar la duración de la
vida saludable para todos los
miembros de la sociedad, en
todas las edades. Tal objetivo,
extensamente aplicable, y no
necesariamente restringido a la
evaluación de determinada op-
ción tecnológica, corresponde
al interés público y debe cons-
tituir una guía útil para las
decisiones".
Vulnerabilidad
Lind, Nathwani y Siddall (1991)
del Instituto de Investigación
sobre el Riesgo, de la Univer-
sidad de Waterloo, en Ontario,
Canadá, con su amplia experien-
cia en esta materia, dicen en
su conclusión respecto a la
cuestión de "la gestión del
riesgo en nombre del interés
público":
"De los muchos conceptos que
pueden exuplearse para definir
la seguridad, el de la búsqueda
del beneficio neto, acorde con
Aunque existen definiciones
precisas de la vulnerabilidad,
generalmente basadas en concep-
tos probabilísticos, todavía no
hay acuerdo de cuál usar y
cómo. Siendo una posibilidad de
pérdidas en lo que estima
valioso una sociedad cuando se
ve atacada por un desastre,
tanto el peligro como la
sociedad se ven de alguna forma
ligadas por el concepto.
Recurriré a unos párrafos de un
artículo mío publicado en la
23. revista Ingeniería Civil, a
fines del 89:
"La vulnerabilidad es una de
las características del sub-
desarrollo. La explosión demo-
gráfica, la inestabilidad po-
lítica, la precipitada urba-
nización y la degradación del
medio ambiente son rasgos
comunes a muchos de los pueblos
del tercer mundo que, coin-
cidentemente, son más propensos
a sufrir desastres.
"Hay en cambio países, como
Japón, altamente expuestos a
riesgos naturales y tecno
lógicos, que, sin embargo, han
demostrado el ser posible amor-
tiguar los desastres en gran
medida. Tal posibilidad depende
de lo que podría llamarse am-
plitud y calidad de respuesta
integrada con un sentido comu-
nitario, que también podría
denominarse grado de conciencia
colectiva...
"Tanto la resistencia como la
flexibilidad, de una comunidad
determinada, son indispensables
para afrontar y superar los
desastres. La resistencia y la
flexibilidad están determinadas
por las fuerzas (e inercias)
sociales, económicas y po-
líticas en juego, y por diver-
sos factores, también en juego,
entre los que destacan: la
capacidad científica y tecno-
lógica, el nivel y la calidad
de la educación y la cultura, y
las características del hábitat
humano. Fuerzas y factores
caracterizan el estilo de vida
de la comunidad.
"La resistencia será tanto más
alta cuanto más habituados
estén las fuerzas y factores en
juego a actuar en equilibrio.
La flexibilidad resultará tanto
mayor cuanto más acostumbrados
estén a ajustarse a situaciones
variables y cuanto mayor pro-
vecho sepan sacar de las opor-
tunidades que ofrecen las
situaciones de cambio.
"El grado de conciencia colec-
tiva marca el tipo y nivel de
riesgo que la comunidad es
capaz de aceptar y, en función
del riesgo, la dosificación de
resistencia y flexibilidad que
está en aptitud de ofrecer. Con
ello se conf igura la amplitud y
calidad de la eventual
respuesta, integrada con sen-
tido coniunitario y, por ende,
vista a la inversa, de la vul-
nerabilidad".
Tanto la fortaleza como la
debilidad podrían medirse, y
24. en la experimentación de la
realidad y en la percepción del
acontecer diario y su evo-
lución.
evaluarse, ponderando sus
características más sobresa-
lientes.
El símil de la megalópolis como
un gran tapiz es adecuado a las
anteriores consideraciones:
El ingeniero, para desempeñar
una actividad más útil para la
ciudad, debe actuar más allá de
su papel que, si bien es des-
tacado está encarrilado sólo a
la "trama" de la infraestruc-
tura y los servicios. Apro-
vechando las características de
la "ingeniería de desarrollo",
propuesta en este trabajo, debe
lanzar hilos de urdimbre para
dar pie a conexiones más nu-
merosas con las otras tramas,
la de las organizaciones les-
gislativas y de gobierno, la
económica, la ambiental y la
social.
De no ser así, su perspectiva
global seguirá siendo reduc-
cionista y reducida. Se seguirá
beneficiando del gran poder del
análisis pero perderá la di-
námica complementaria de la
síntesis. Continuará la escuela
deductiva, cuando, para en-
tender mejor a la sociedad y el
ambiente, debería utilizar con
mayor frecuencia métodos induc-
tivos, varios de ellos basados
Conclusión
He tratado de mostrar -no de
demostrar, dadas las evidentes
limitaciones, entre las que
destacan las mías- que el in-
geniero tiene algo -quizá
mucho- que hacer a favor de la
ciudad.
Con no poco "ruido" he
pergeñado este trabajo, espero
que algo de él haya quedado
claro.
- El ingeniero cuenta con
recursos y armas técnicas y
científicas muy valiosas que
debe ajustar
- La planeación -objeto de
la especialidad que hoy me abre
tan generosamente sus puertas-
debe llevar a cabo una au-
téntica "ingeniería" de desa-
rrollo lo que supone aceptar
que tanto o más importante que
los fines es el proceso
- Hace falta crear nuevos
modelos de predicción que re-
presenten las relaciones y
efectos de globalización que
25. caracterizan a las sociedades
urbanas de hoy. La prospectiva
y el enfoque de sistemas están
ayudando mucho en este sentido;
el ingeniero no permanece al
margen
- Siendo la ciudad vida y
tecnología al mismo tiempo
-vida social y ambiental- el
contrato social que la fun-
damenta, y que implica una
negociación y acuerdo entre
semejantes, debe revestirse de
un propósito de equilibrio
biológico, también entre entes
diversos y dispares pero inter-
relacionados. El término "sim-
biosis social" pretende deno-
minarlo
- Si se persigue que el
proceso de ingeniería sea a su
vez un "proceso de desarrollo",
debe evaluarse mediante in-
dicadores e índices entendibles
que manifiesten el interés
público, el interés de la
sociedad
La relación beneficio-costo es
un factor ponderal poderoso,
para comparar opciones y
facilitar decisiones, siempre
que tanto el numerador como el
denominador estén distribuidos
entre la sot.dedad con el más
alto sentido ético de equidad.
Hay que estar atentos a los
resultados de valiosas inves-
tigaciones que están en curso
-varias de ellas emprendidas y
promovidas por Emilio Rosen-
blueth y sus seguidores- para
lidiar con el ruido simultáneo
de todas o varias de las
fuentes de incertidumbre, y con
el azar, lo que suele ser común
en una gran ciudad
- La complejidad, la sen-
cillez, la unidad, la variedad,
caracterizan a todo aquello que
puede, sea adaptarse a los cam-
bios ambientales o sucumbir a
ellos. Según la dosificación
que se logre de estos aspectos
será la respuesta, o resiliente
o vulnerable
- La ciudad es un juego más
o menos complicado de todos -
lbs, aparentemente en cadenas,
redes o sistemas
Su conocimiento depende de la
habilidad que se tenga para
identificarlos y, en función de
ello, tratarlos. Constituye
ésto un tema de investigación
emergente de mucho interés en
el que el ingeniero tiene mucho
que aportar.
- En ciudades del tamaño de
26. la nuestra nos hemos de ver
enfrentados una y otra vez a la
masificación, la crisis y el
riesgo. Se está empezando
también a conocerlos y manejar-
los.
- Tanto el riesgo como el
eventual desastre que derive de
él, pueden mitigarse si se
fomenta y estructura la con-
ciencia colectiva, aprovechando
la resistencia y flexibilidad
de las "tramas" y "urdimbres"
que constituyen el tapiz multi-
color y lleno de vida que sus-
tenta a la gran ciudad.
- El ingeniero debe extender
tanto su acción y su dialéctica
como su habilidad para dia-
logar, hacia la gestión, la
economía y política, la so-
ciedad y el medio ambiente,
para que, con su aporte, ar-
monizado y concertado con el de
los demás, la ciudad sea más
digna de vivirse con una vida
digna.
Dos citas para redondear:
"Tanto en la ciencia como en la
ingeniería, el estudio de los
"sistemas" constituye una ac-
tividad que va haciéndose cada
vez más popular. Su popularidad
es más una respuesta a una
acuciante necesidad de sin-
tetizar y analizar la com-
plejidad, que a un posible
desarrollo muy marcado de un
cuerpo de conocimientos y
técnicas para tratar la com-
plejidad. Si tal popularidad es
algo más que una moda, la
necesidad engendrará el ingenio
y aportará la esencia suf i-
ciente.."
Herbert A. Simon (1978)
"Tanto en la selección del
modelo como en los demás aspec-
tos de la toma de decisiones la
ética nos obliga a consultar y
hacer participar tanto a
especialistas en diversas dis-
ciplinas como a quienes podrán
resultar afectados por lo que
decidamos, o a sus represen-
tantes, y a experimentar compa-
sión rousseauniana o simpatía
extendida arrowiana o a hacerla
de actores teatrales asumiendo
sus roles al estilo de Pask.
Hay circunstancias en que los
cambios que es probable que
tengan lugar después de implan-
tar las decisiones sean tan
grandes e impredecibles que
deban enfatizarse la homeos-
tasis y la capacidad de los
27. sistemas que diseñamos, para
que esos sistemas aprendan y
evolucionen.
El papel de la participación
colectiva y del aprendizaje em-
pírico es crucial, mas difícil-
mente han de reemplazar a la
toma formal de decisiones, sino
formar parte de ella y mati-
zarla.
A la pregunta ¿para quién deci-
dimos? hemos de responder que
para la totalidad de los seres
vivos pero dando pesos distin-
tos a los diversos individuos y
comunidades, pesos que cambian
según el contexto y en cuya
asignación no parece haber más
guía que nuestra intuición. Y a
la pregunta ¿Quiénes decidimos?
respondemos que todos pero cada
quién con sus conocimientos y
habilidades e interactuando
unos con otros.
Y una última conclusión: todo
proceso de decisiones está te-
ñido inexorablemente por nues-
tra ideología"
Emilio Rosenblueth
("Elección del modelo para
decisiones en ingeniería",
1993)
28. Agradecimientos
Agradezco a Javier Jiinénez Espriú, Manuel Díaz Canales y, Enrique
Del Valle Calderón, al personal de la Fundación Javier Barros
Sierra, el Centro de Investigación Sísniica y Consultoría Integral
en Ingeniería todo su valioso apoyo.
A María Antonieta (Toña) con especial afecto y estimación.
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Algunos artículos recientes de Emilio Rosenblueth relativos a la
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México (1993) , 963-975.
11
33. Re sumen
La urbanización acelerada que se manifiesta en el mundo se está
dando en un marco de globalización, libre mercado e interdepen-
dencia. Las gigantescas aglomeraciones urbanas -las megalópolis-
que están conformándose como resultado de ello, formarán parte
del sistema internacional de naciones, apoyado en la más alta
tecnología de comunicaciones e intercambios.
Sin embargo, las megalópolis del mundo llamado "en desarrollo"
tienen, y seguirán teniendo por muchos años más, una elevada
proporción de población muy pobre y marginada. La planeación a
futuro de estas gigantescas urbes debe por tanto constituir un
verdadero proceso de desarrollo humano. Por razones obvias, el
caso que más nos interesa es el de la ciudad de México.
El ingeniero ha actuado principalmente en la infraestrura física
y de servicios, que es uno de los principales soportes de la
ciudad. Hasta los años 40s, planear, diseñar, construir, operar y
mantener esta infraestructura caía muy naturalmente dentro del
dominio de la ingeniería. Pero, a partir de entonces, con la
explosión demográfica, los problemas inherentes a aquella se
fueron atando e interrelacionando con otros en círculos muchas
veces viciosos, para formar auténticas marañas, es decir, sis-
temas de problemas o problemáticas: del agua, tránsito, abasto,
contaminación, comercio, seguridad,
El estudio de estos asuntos se complica cada vez más, de manera
que no atañe a una sola disciplina sino a varias y supone conocer
mejor cómo se interconectan con ellos, e intervienen, otras in-
fraestructuras de sostén de la ciudad, como la de leyes y
gobierno, la económica, la social y la del medio ambiente.
Estas problemáticas contienen en diversos grados estructuras com-
plejas, incertidumbre, riesgo y oportunidad así como vul-
nerabilidad.
El ingeniero cuenta y tiene en desarrollo armas y habilidades que
34. le permiten incursionar en sistemas de problemas y en las
características antes mencionadas que los acompañan. Alcanza
cierto dominio sobre los sistemas en cadena y en red como los que
tienen que ver con flujos (tránsito, transporte, suministros,...)
pero no es suficiente.
La megalópolis es una interfase de tecnología y sociedad. Cuanto
más intervenga la conducta humana tanto más difícil será acotar,
cuantificar, sujetar al análisis científico las problemáticas ur-
banas.
La aportación del ingeniero en esta sentido se antoja difícil
pero no imposible.
Necesita además de su bagaje tradicional analítico, técnico-
científico y práctico, idear una "ingeniería de desarrollo
humano". Habrá de reconocer que el proceso es tanto o más impor-
tante que los fines, que la síntesis debe complementar al
análisis y que la inducción y la experimentación son también muy
útiles. Habrá asimismo que interesarse más por la economía
política, el ambiente y los fenómenos sociales. Los modelos que
desarrolle deberán beneficiarse de los enfoques sistémico y
prospectivo y tendrán que evaluarse con índices que consideren la
distribución equitativa, la seguridad y el interés públicos. La
"unidad en la diversidad" como concepto tanto de belleza como de
democracia debe estar siempre presente. Así contribuirá el in-
geniero a que las ciudades sean la más elevada expresión de con-
vivencia humana, de "simbiosis social".