La oración de santa Luisa de Marillac por el P. Corpus Juan Delgado CM
Asegurando mi salvacion
1. ASEGURANDO MI SALVACION
Hace años, un hombre que viajaba en el Estado de Minnesota se encontró
perdido en medió de una terrible tempestad.
La nieve caía sin cesar y el hombre ya no tenía esperanza de salvarse
cuando vio a lo lejos una lucecita en una cabaña de troncos. Haciendo un
esfuerzo pudo llegar hasta la cacita y se salvó la vida.
Era un hombre de dinero. Compró la cabaña y edificó en el mismo sitio una
hermosa casa.
En lo alto de una torre, colocó una luz giratoria, y cada vez que hay
tormenta, prende la luz afín que pueda salvar a algún viajero que se
encuentre en dificultades.
Eso es gratitud. Así quiere Dios que procedamos. Si nos ha rescatado,
debemos siempre estar buscando salvar a los demás.
«Por tanto, es necesario que con más diligencia
atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que
nos deslicemos. Porque si la palabra dicha por medio
de los ángeles fue firme, y toda transgresión y
desobediencia recibió justa retribución, ¿cómo
escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación
tan grande?» (Hebreos 2:1-3). He aquí, entonces, la
advertencia acerca de esta salvación tan grande
En Hebreos 2:3 encontramos una pregunta sobre un
tema que debe ocupar la mente de cada ser humano.
2. La pregunta es, “¿Cómo escaparemos nosotros, si
descuidamos una salvación tan grande?” Los
versículos anteriores se tratan de la claridad y urgencia
del mensaje que ha sido proclamado a la humanidad.
El mensaje se trata del amor de Dios y su oferta de
perdón y salvación a los perdidos. Es un mensaje que
debemos atender con diligencia por la magnitud de su
importancia. Hay multitudes que han escuchado el
mensaje, pero respondieron con indiferencia. Algunos
escucharon el mensaje en su niñez en la escuela
dominical. Tal vez aun hicieron una profesión de
salvación, pero ellos mismos saben que no era de
verdad. Ahora hace años que vivieron como si las
cosas de Dios carecen de importancia. Otros
escucharon el mensaje de un vecino o de parientes.
Ellos respondieron en decir, “ahora no. Tal vez más
adelante”. Ellos siguen desatendiendo el mensaje.
“¿Cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una
salvación tan grande?” Es una pregunta que los
eruditos bíblicos no pueden contestar. Los pastores no
pueden contestar la pregunta. Aun Dios mismo no
puede contestarla porque no hay ninguna manera de
escapar.
Tal vez te preguntas, “¿Qué es el peligro del cual
debemos procurar escapar?” Me alegro que
preguntaras. Esta pregunta, sí, se puede contestar.
En primer lugar, se trata de escaparse de una vida
perdida. Jesús hizo la pregunta, “¿Qué aprovechará al
hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su
alma?” (Mateo 16:26) Esta vida es una preparación
3. para la venidera. El negarse a creer que hay una vida
venidera no va a cambiar el hecho para nada. El
primer paso en prepararse es en volverse hijo de Dios.
Esto se hace por arrepentirse de sus pecados y pedir
perdón y la salvación de Dios. Después de esto es un
asunto de, a diario, guardar tesoros en los cielos.
(Mateo 6:19-20) Hay un dicho que dice, “Una sola vida,
pronto pasará. Únicamente lo que se hace por Cristo
durará”.
También se trata de arrepentimiento. El que niega a
arrepentirse ahora, sí o sí, se arrepentirá más
adelante. Si sigue rechazando el amor de Dios vendrá
un día cuando mirará para atrás a aquel día cuando
despreció un fiel siervo del Señor que le testificó de su
necesidad de salvación y dirá, “oh, ¡Que torpe era yo,
qué torpe era yo!”
mientras que estés con vida. Puedes arrepentirte y
pedir perdón de Dios. ¿Por qué no lo haces ahora
mismo?
Otra cosa de la cual puedes y debes escapar es el
de encaminar a otro hacia el infierno. Si eres salvo y
vas a los cielos un día, es casi seguro que vas a llevar
a otros contigo. De igual manera, si no eres salvo y
vas al infierno, vas a llevar a otros contigo. Tu vida
tiene un impacto sobre la vida de otros. No puedes
evitar encaminar a otros hacia el infierno si descuidas
esta salvación.
El Dr. Truett, que pasó 44 años sirviendo como pastor
de la Primera Iglesia Bautista en Dallas, Texas, relata
la historia de un hombre que aceptó a Cristo en una de
sus reuniones. El hombre tenía 64 años. El domingo
4. siguiente él estaba en la iglesia. El Dr Truett notó que
parecía que él estaba preocupado por algo. Después
de la reunión el pastor habló con él y preguntó, “¿Qué
pasó? Yo esperaba encontrarte contento con una
sonrisa”. “Sí” dijo el hombre. “Por un lado estoy
contento, pero por otro lado estoy triste”. Entonces el
relató al pastor que después de aceptar a Cristo se fue
a la casa de su hijo para decirle lo que había pasado y
para invitarle a asistir a la iglesia con él. Pero su hijo
se rió no más y dijo, “Tu tardaste 64 años y ¿ahora
esperas que yo voy a ser salvo y vivir por Jesús?”
Después el hombre miró a su nieto allá y le invitó a
acompañarle a la escuela dominical. Pero él le dijo,
“No. Cuando tengo 64 años tal vez me entregaré a
Cristo”. “¿Cómo”, preguntó el hombre, “puedo estar
contento sabiendo que por mi tardanza en ser salvo,
yo mal encaminé a mi hijo y nieto?”
Amigo, déjame hacerte saber que lo que haces en esta
vida tendrá una influencia sobre los en tu alrededor.
Tal vez será tu hijo o tu esposa o esposo que irán al
infierno porque descuidaste esta salvación tan grande.
Cada día que descuidas esta salvación tu corazón se
pone cada vez más duro. La primera vez que
escuchaste la antigua historia de la gran salvación que
Dios nos ofrece tu corazón se conmovió y pensaste en
serio sobre aceptar a Cristo, pero por alguna razón,
dijiste, “no, otro día lo haré”. La segunda vez que le
escuchaste tu corazón no fue tan conmovedora. La
tercera vez fue movido menos todavía. Es que tu
corazón se va endureciendo. Cada vez que descuidas
la salvación es más dudoso que serás salvo.
5. Esto se trata de escaparse de la condenación de
Dios. Juan 3:18 dice “El que en él cree, no es
condenado; pero el que no cree, ya ha sido
condenado, porque no ha creído en el nombre del
unigénito Hijo de Dios”. En Hebreos 9:27 dice “Y de la
manera que está establecido para los hombres que
mueran una sola vez, y después de esto el juicio”. Si
no ha aceptado a Cristo, el juicio no saldrá a tu favor.
La sentencia será de conforme a lo que
dice Apocalipsis 21:8: “Pero los cobardes e incrédulos,
los abominables y homicidas, los fornicarios y
hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos
tendrán su parte en el lago que Corintios 6:2 dice: “He
aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí, ahora el día
de salvación”