1. Eutanasia: el viejo debate sobre la vida y la muerte1
La vida debe tener un sentido para quien la vive,
y si una persona no quiere vivirla,
no se le puede obligar a seguir sufriendo.
Ramón Sampedro, en Mar adentro
Son varios los problemas bioéticos que preocupan a las sociedades, especialmente
a la médica y a la legislativa de todo el mundo. Entendemos como problemas
bioéticos las situaciones éticamente sin resolver respecto a la vida humana, tales
como el aborto, el trasplante de órganos, la clonación, la inseminación in vitro,
entre otros. Uno de los mayores debates bioéticos de nuestro tiempo lo constituye
el tema de la eutanasia que, junto con el concepto de suicidio asistido, se centra
en el viejo alegato acerca de la vida y la muerte.
Partimos del supuesto de que la legalización de la eutanasia en México debe
ser legalizada a fin de evitar el dolor a los enfermos terminales quienes tienen
derecho a una muerte digna. El propósito de este ensayo es plantear la viabilidad
de la legalización, tomando en cuenta los antecedentes en otros países. Hemos
dividido este trabajo en cuatro partes: la primera aludimos al origen etimológico de
la palabra eutanasia, así como a la exposición de los antecedentes del concepto; la
segunda, ejemplificamos a partir de los países que ya han legalizado este
procedimiento; la tercera esbozamos brevemente la problemática en México y,
finalmente, planteamos los argumentos a favor de la legalización de esta opción.
La palabra eutanasia viene del griego, así: eu = bueno, thanatos = muerte,
significa "buena muerte", término filosófico que ha evolucionado con el tiempo y
1
Este texto lo tomamos de internet y es de Fernando Varela, lo hemos adaptado con el fin de ejemplificar un escrito
académico argumentativo.
2. Eutanasia: el viejo debate sobre la vida y la muerte
que actualmente sigue siendo motivo de un intenso debate ético que trasciende el
ámbito de la medicina o la tanatología2.
En nuestra civilización la eutanasia constituye un desafío desde el punto de
vista ético y también legal. Algunos enfermos desahuciados piden que los dejen
morir para que se acaben sus sufrimientos. Ahí se presenta todo un dilema no sólo
para los médicos y familiares, sino también para la sociedad y los Estados
modernos.
La palabra “eutanasia” aparece en el siglo XVII, atribuyéndose al filósofo
Francis Bacon su creación, durante el Renacimiento y ésta fue concebida como:
"La aceleración de la muerte en un hombre enfermo". Sin embargo, hay registros
de que antes de Bacon ya se discutía el derecho de las personas a decidir sobre su
propia muerte. El significado primero de la eutanasia en la antigüedad greco-
romana, sin que se llamara de esa manera, fue: Felici vel honesta morte mori
(Morir con una muerte feliz y honesta), esto significa el morir bien, sin dolor, y
esta idea no tiene en cuenta la ayuda al morir, como sí lo tiene la eutanasia y el
suicidio asistido.
En la Edad Media, Tomás Moro3, al describir en su famosa Utopía la forma
de estado ideal, afirma por una parte que se debe prestar a los moribundos todo
cuidado y solidaridad. Pero considera que, en casos de dolores extraordinarios, se
puede recomendar poner término a su vida. Se le puede causar la muerte al
enfermo, si éste está de acuerdo, privándole de los alimentos o administrándole un
veneno. También se requiere el permiso de las autoridades y de los sacerdotes
para evitar los abusos que podrían seguirse.
2
“Tanatología es la disciplina que estudia el fenómeno de la muerte en los seres humanos, tratando de resolver las
situaciones conflictivas que suceden en torno a ella, desde distintos ámbitos del saber, como son la medicina, la psicología,
la religión y el derecho fundamentalmente.” (RAE, 2009: 375)
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La Historia no sólo se construye a partir de los hechos; los sueños y los proyectos de los hombres también son parte de
ella. Sería muy difícil comprender una determinada época sin tomar en cuenta los ideales que ésta creó y que persiguió, así
como las pesadillas y temores de los que intentó huir. Durante el Renacimiento algunos humanistas se dieron a la tarea de
imaginar mundos mejores, lugares perfectos donde la convivencia entre los seres humanos estaba marcada por el sello de
la armonía. El primero en hacerlo fue el inglés Tomás Moro (1478-1535), quien creó la palabra utopía y, junto con ella, la
noción de que las comunidades humanas deben tender hacia la perfección, lo que en este caso quiere decir justicia e
igualdad.( Guzmán y Sheinbaum, 2001: 25)
2
3. Eutanasia: el viejo debate sobre la vida y la muerte
La ética ha intervenido en la formación de los profesionales de la medicina,
que ha enfocado sus esfuerzos a conservar la vida por encima de cualquier
circunstancia. Por ello, el juramento Hipocrático, atribuido a Hipócrates (siglo V a.
de N. E), sentencia: "Jamas daré a nadie una medicina mortal por mucho que me
lo soliciten". Esto manifiesta una posición contraria a la eutanasia.
Sin embargo, otros filósofos de la antigüedad se manifestaron en sentido
contrario. Así, Platón (427-337 a.C.) dice en La República: "Se dejará morir a
quienes no sean sanos de cuerpo". Los Estoicos (Séneca, Epícteto y Marco
Aurelio), con la dignidad como argumento, también habrían estado a favor de la
Eutanasia. Séneca es un ejemplo: "Es preferible quitarse la vida, a una vida sin
sentido y con sufrimiento". Epícteto, por su parte, predica la muerte como una
afirmación de la libre voluntad.
Pero la Eutanasia halla eco en la cultura occidental: tras las ideas teóricas como las
expuestas en Utopía, de Tomás Moro surge en Inglaterra en 1935 cuando el doctor
Killick Millard funda la Euthanasy Society con la finalidad de defender el derecho a
una muerte indolora para aliviar o hacer breves los sufrimientos de pacientes
terminales.
Hoy, la eutanasia significa la acción médica por la que se provoca la muerte
de una persona enferma. Precisamente lo que distingue la eutanasia en relación
con el suicidio es el hecho de que se trate de una persona afectada por una
dolencia grave e incurable, es decir, para la que la ciencia médica no pueda
ofrecer alternativas.
El suicidio asistido se relaciona vagamente con la eutanasia, pues éste se
produce cuando alguien le da información y los medios necesarios a un paciente
para que pueda terminar fácilmente con su propia vida. En el mundo, el médico
Jack Kevorkian, conocido como “El doctor muerte”, ha sido sentenciado a 10 años
3
4. Eutanasia: el viejo debate sobre la vida y la muerte
de prisión luego de que fue hallado culpable de asistir médicamente a varios
enfermos que así lograron su objetivo: morir.
En el mundo actual, el debate acerca de la eutanasia es cada vez más
intenso y muchas personas se manifiestan a favor o en contra de la eutanasia o el
derecho a una buena muerte para evitar sufrimientos físicos y psíquicos. A
continuación ejemplificaremos la legalización de la eutanasia en otros países que
ya han pasado por esa experiencia y cuáles han sido las principales reacciones
que han enfrentado. En primer lugar, los dos países pioneros fueron Holanda y
Bélgica, que ya ambos tienen una legislación que permite la eutanasia. El 28 de
noviembre de 2000, el Parlamento de Holanda aprobó una ley que permite la
eutanasia y el suicidio con asistencia médica.
La ley de eutanasia de Holanda prohíbe su aplicación en personas menores
de 17 años. La ley sobre eutanasia es muy precisa y la persona que quiera
acogerse a ella debe cumplir estos requisitos: el paciente debe solicitar la
eutanasia de forma voluntaria; el médico debe estar seguro de que el sufrimiento
del enfermo es insoportable y que el paciente no tiene posibilidades de
recuperación; el paciente y el médico deben contar con una segunda opinión
médica que certifique que el doctor del paciente ha cumplido con los requisitos de
la eutanasia; la terminación de la vida debe ser llevada a cabo en una forma
médica apropiada. Dicha ley manifiesta las razones que el debate social, médico y
legislativo, consideran para aprobar esta iniciativa:
El dolor, el desahucio y el deseo de una muerte digna son los motivos principales por los que se
pide la eutanasia. En Holanda y en muchos otros países, los médicos cada vez más se ven
enfrentados con decisiones que giran en torno al final de la vida. Ello viene esencialmente
causado por el envejecimiento de la población, los avances médicos de la tecnología para alargar
la vida del paciente y el relativo aumento de casos de muerte por cáncer. Por eutanasia no se
entiende el desistimiento de un tratamiento cuando ya no tenga sentido continuar con el mismo.
Esto forma parte del ámbito propio de actuación del médico que desiste de la aplicación de un
tratamiento, dejando que la naturaleza siga su curso natural. Lo mismo cabe decir de la aplicación
de medios para paliar el dolor con la posible consecuencia añadida de que sobreviene antes la
muerte. La solicitud de la eutanasia en Holanda no viene motivada por lo que pueda costar un
tratamiento. Gracias al sistema holandés de seguridad social, todo el mundo tiene la asistencia
sanitaria cubierta. (Zaken, 2000: 23)
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5. Eutanasia: el viejo debate sobre la vida y la muerte
De igual modo, dos años después, Bélgica despenalizó la eutanasia 4. Desde
el 23 de septiembre de 2002, los enfermos que están en fase terminal pueden
solicitar la eutanasia cumpliendo ciertos requisitos: el paciente debe ser mayor de
18 años y estar mentalmente saludable; el paciente debe solicitar la eutanasia de
forma voluntaria, bien considerada y repetidamente; el sufrimiento debe ser
insoportable; el paciente debe estar bien informado de su situación y de otras
alternativas; un segundo médico debe confirmar que la enfermedad sea incurable
y que el sufrimiento sea insoportable; el paciente siempre debe hacer su petición
de eutanasia por escrito; la eutanasia debe ser asistida por un médico.
Por el contrario, en Gran Bretaña, la eutanasia continúa siendo ilegal. Pero
entre 1993 y 1994 la justicia autorizó a varios médicos a desactivar los aparatos de
pacientes que eran mantenidos con vida artificialmente. Sin embargo, esta ley no
fue bienvenida por todos los ingleses y hubo objeciones de los mismos médicos:
La Cámara de los Lores reanudó el debate –interrumpido cuando se convocaron las elecciones
de mayo pasado– sobre un proyecto para autorizar la eutanasia y el suicidio asistido, propuesto
por uno de los pares. Con este motivo, el 21 de septiembre el Real Colegio de Médicos
Generales (RCGP) se manifestó en contra del proyecto. "Gracias a las modernas mejoras en
cuidados paliativos –dice la declaración oficial–, con la legislación vigente se puede proporcionar
a los pacientes la atención necesaria para que mueran con dignidad". El RCGP, con más de
23.000 miembros, es el mayor colegio médico de Gran Bretaña. Su toma de postura es contraria
a la de la Asociación Médica Británica (BMA), que representa al 80% de los médicos del país. En
su asamblea de junio pasado, la BMA revocó su oposición oficial contra la eutanasia y la
cooperación al suicidio. La decisión fue tomada en una votación de última hora, confusa e
irregular, a juicio de algunos participantes, que escribieron al "British Medical Journal" para
quejarse. (Grawlish, 1944: 12)
En Escocia, en junio de 1996, el Estado autorizó a un enfermo a someterse
a esta práctica, no sin enfrentarse a un duro juicio por parte del Papa Benedicto
XVI, quien censuró duramente a los obispos escoceses quienes realizaban una
visita al Vaticano. El papa afirmó: "El apoyo a la eutanasia golpea el corazón de la
concepción cristiana de la dignidad de la vida humana. El avance de la ética
moderna y algunas prácticas repugnantes en el campo de la embriología son
motivos de preocupación" (Efe, 2010: 2)
4
Los Belgas, además de legalizar la eutanasia, están solicitando una ampliación sobre las personas en las que se permite
esta práctica: “Los liberales flamencos del ex primer ministro Guy Verhofstadt, minoritarios en el norte del país, anunciaron
ayer su intención de ampliar la ley de la Eutanasia de 2002, para que se contemplen en ella los casos de menores y de
personas dementes. (Guy, 2007:12)
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6. Eutanasia: el viejo debate sobre la vida y la muerte
En nuestro continente, el estado de Oregon, que forma parte de Estados
Unidos, es la única jurisdicción que cuenta con una ley de muerte con dignidad. La
legislación fue aprobada por los votantes en 1997. La ley de eutanasia de Oregon
establece requisitos similares a las legislaciones de Bélgica y Holanda. Pero, a
diferencia de esos países, en Oregon5 el enfermo puede pedir al médico la
prescripción de una sustancia letal. El paciente puede decidir dónde y cuándo
desea morir.
En otros países la eutanasia avanza hoy a grandes pasos: China, Alemania,
Japón e India podrían en breve anunciar su legalización. Sin embargo, que la
legalización de la eutanasia avance no significa que el debate ético haya concluido
o haya sido superado. Los argumentos a favor o en contra son válidos y habrá que
recorrer un largo camino para que surja algún consenso, deseable en momentos
en que las divergencias entre las personas crecen.
En México, este debate bioético también está vigente, especialmente dese
que en abril de 2007, se abre a la opinión pública y legislativa la propuesta para
legalizar la eutanasia pasiva:
Senadores mexicanos del PRD han presentado una propuesta de ley para legalizar la eutanasia
pasiva en México, que, si es aprobada por el Congreso, permitirá la terminación voluntaria de la
vida bajo ciertas condiciones, han informado fuentes legislativas.
La propuesta de la comisión de Salud de la Cámara Alta ha tenido "muy buena aceptación" entre
los senadores, ha dicho el secretario de ese órgano legislativo, Lázaro Mazón, del izquierdista
Partido de la Revolución Democrática (PRD).
La eutanasia pasiva consiste en que a un paciente terminal le dejen de suministrar los
medicamentos o le retiren los aparatos que le mantienen con vida artificialmente, mientras que en
la eutanasia activa se busca provocar directamente la muerte del enfermo.
La iniciativa de ley se ha basado en principios humanistas y respeta el derecho a la libertad de
autodeterminación de los individuos, tomando siempre en consideración que esta libertad se dé de
forma responsable e informada, según el PRD.
El plan pretende reformar el Código Penal Federal y crear la Ley General de Suspensión de
Tratamiento Curativo, también llamada Ley de Derecho a la Muerte Digna. Los requisitos para que
la ley pueda ser aplicada son que el paciente esté en fase terminal, que le haya sido diagnosticada
una muerte segura en un máximo de seis meses y que él o su familia, en caso de estar inhabilitado,
hayan dado su consentimiento.
5
En este caso, consideramos importante señalar que el reclamo que se ha hecho en este estado por parte de la ciudadanía
es la postura gubernamental sobre proporcionar gratuitamente la eutanasia y, paradójicamente, negar la asistencia gratuita
a los enfermos de cáncer, lo que ellos interpretan como: "Decirle a alguien: pagamos por tu muerte, pero no pagamos para
que vivas” (Forumlibertas , 2008: 2)
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7. Eutanasia: el viejo debate sobre la vida y la muerte
Además, el caso particular sometido a análisis tendría que ser avalado por el comité de
bioética del hospital donde esté internado el paciente. "Incluso el Papa Juan Pablo II, en sus
últimos días, solicitó a sus doctores que no le suministraran más medicamentos, que le dejaran
morir en paz", ha dicho Mazón en la tribuna del Senado al referirse al sufrimiento de enfermos en
fase terminal. (El País, 2007)
Sin embargo, aunque la propuesta parece viable, tendríamos que
plantearnos si realmente en México existen las condiciones sociales y políticas
para llevar a cabo la legalización de la eutanasia, ya sea pasiva o activa.
Lamentablemente, nuestro país se encuentra entre los que mantienen el más alto
porcentaje de corrupción a nivel internacional. Esto nos llevaría a reflexionar en
torno al hecho de si esta práctica pudiera ser utilizada como una estrategia
gubernamental para acabar con los presos políticos, por ejemplo.
Por otra parte, debemos tomar en cuenta que en México existe una gran
influencia religiosa, ya que un alto porcentaje de la población practica la religión
católica quien esgrime argumentos muy claros contra la eutanasia en su
Declaración sobre la Eutanasia, divulgada por la Sagrada Congregación para la
Doctrina de la Fe donde afirma:
La vida es el fundamento de todos los bienes, la fuente y condición necesaria de toda actividad
humana y de toda convivencia social. Si la mayor parte de los hombres creen que la vida tiene un
carácter sacro y que nadie puede disponer de ella a capricho, los creyentes ven a la vez en ella un
don del amor de Dios, que son llamados a conservar y hacer fructificar. De esta última consideración
brotan las siguientes consecuencias: Nadie puede atentar contra la vida de un hombre inocente sin
oponerse al amor de Dios hacia él, sin violar un derecho fundamental, irrenunciable e inalienable, sin
cometer, por ello, un crimen de extrema gravedad.
Todo hombre tiene el deber de conformar su vida con el designio de Dios. Esta le ha sido
encomendada como un bien que debe dar sus frutos ya aquí en la tierra, pero que encuentra su
plena perfección solamente en la vida eterna.
La muerte voluntaria o sea el suicidio es, por consiguiente, tan inaceptable como el homicidio;
semejante acción constituye en efecto, por parte del hombre, el rechazo de la soberanía de Dios y de
su designio de amor. Además, el suicidio es a menudo un rechazo del amor hacia sí mismo, una
negación de la natural aspiración a la vida, una renuncia frente los deberes de justicia y caridad hacia
el prójimo, hacia las diversas comunidades y hacia la sociedad entera, aunque a veces intervengan,
como se sabe, factores psicológicos que pueden atenuar o incluso quitar la responsabilidad.
Se deberá, sin embargo, distinguir bien del suicidio aquel sacrificio con el que, por una causa
superior - como la gloria de Dios, la salvación de las almas o el servicio a los hermanos - se ofrece o
se pone en peligro la propia vida. (Salvatori, 2003: 56)
Esta postura influye negativamente, sin duda alguna, para que la opinión
pública mexicana pueda contemplar la posibilidad, ya no digamos de legalización
de este procedimiento, sino del sólo debate social.
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8. Eutanasia: el viejo debate sobre la vida y la muerte
Por lo hasta aquí expuesto consideramos que hemos sentado los
antecedentes a la legalización de la eutanasia. Ahora trataremos de planear varios
argumentos que, desde nuestro punto de vista constituyen razones que apoyan
nuestro punto de vista.
La eutanasia no es un concepto moderno. Es decir, datos históricos revelan
que entre algunos pueblos se acostumbraba a matar o abandonar a los ancianos y
a las personas muy enfermas. Se cuenta que entre los esquimales se practicaba
una especie de “eutanasia voluntaria”, pues a petición del anciano o del enfermo
se les abandonaba tres días en un iglú herméticamente sellado. Lo anterior era, y
sigue siendo, una práctica de lucha por la supervivencia en un medio climatológico
tan hostil.
Nuestras vidas nos pertenecen y las decisiones sobre nuestro cuerpo y lo
que se haga con él es nuestra. Por ejemplo, si decidimos donar nuestros órganos
al morir, somos libres de hacerlo pues legalmente ninguna autoridad puede
impedirlo; incluso tenemos el derecho de decidir si, aún vivos, queremos donar
algún órgano. Por ende, inferimos que todos tenemos el derecho de disponer de
nuestra vida y, por supuesto, de nuestra muerte.
Las enfermedades socavan la dignidad humana y reducen a meros objetos
de sufrimiento a los cuerpos. Los padecimientos terminales generalmente
implican un proceso de desgaste físico, emocional y económico que no sólo atañe
al paciente, sino que también involucra a los familiares y amigos; tal es el caso del
las enfermedades degenerativas. Una vida, en determinadas condiciones es
indigna. En este caso los pacientes tienen la opción de tomar un tratamiento -que
casi siempre prolonga la agonía- o renunciar a la tención médica para dejar que la
enfermedad tome su curso natural. ¿No es este un caso de eutanasia?
¿Por qué aceptar una forma de existencia limitada? En este caso es
pertinente pensar en los casos de personas parapléjicas6 que han sido inutilizados
del cuello hacia abajo, son personas que nunca serán autosuficientes, por tanto,
6
Este tema ha sido tratado magistralmente en la obra de teatro ¿Mi vida es mi vida? y, más recientemente en la película
Mar adentro en donde ambos protagonistas deciden terminar con sus vidas por medio de suicidio asistido.
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9. Eutanasia: el viejo debate sobre la vida y la muerte
siempre van a depender de otra para las necesidades más básicas e íntimas
porque no tienen ni siquiera la posibilidad de quitarse la vida.
Así como se tiene el derecho a vivir con dignidad. El sufrimiento hace del
paciente no un ser humano, sino un caso clínico interesante, una cosa en lugar de
una persona. No es justo morir de un modo tan doloroso. ¿Por qué no tener
derecho a morir dignamente? Al respecto, Ernesto Sábato afirma que a él le
gustaría morir: “Consciente de mí mismo, sin injertos ni operaciones monstruosas,
como yo mismo: no como una basura anónima y drogada.”
Algunos afirman que el sufrimiento es una forma de purificación; sin
embargo, si aceptáramos esta afirmación como válida, podríamos inferir que el
dolor y el sufrimiento debe ser provocado para que la sociedad esté purificada.
Tal vez sería el argumento ideal para quienes practican la tortura. Consideramos
que esta afirmación constituye una falacia que no aporta elementos válidos.
Hasta aquí hemos hecho un recorrido por los diferentes países que han
legalizado la eutanasia y han sentado un importante precedente para otros países
que, como el nuestro, se han planteado la posibilidad de hacer lo mismo. Hemos
explorado en las raíces etimológicas que definen esta práctica como un acto de
“buen morir” y también hemos dado seguimiento al concepto anteriormente que se
acuñara el término tal y como ahora lo conocemos. Por otra parte, hemos
defendido argumentos que consideramos sostienen la defensa de nuestro
planteamiento inicial.
Finalmente, podemos inferir que la eutanasia debe ser legalizada en
nuestro país a fin de evitar que tantas personas que padecen enfermedades
terminales mueran en medio de intensos dolores, físicos y emocionales, que
socavan su integridad como seres humanos. Ellos tienen el derecho a morir con
dignidad y decidir qué hacer con sus cuerpos. Por otra parte, no podemos sino
reflexionar sobre la inmensa necesidad que la sociedad mexicana tiene para
debatir este tema y dar una solución conjunta que esté acorde con nuestra
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10. Eutanasia: el viejo debate sobre la vida y la muerte
cultura, nuestras creencias religiosas para que, de ser necesario, se gestionen
reformas y se propongan iniciativas de ley.
¿Estará nuestro país preparado para resolver este dilema ético? ¿A quién
beneficiaría realmente este avance de la legalización de la eutanasia? ¿La
eutanasia podrá contribuir a hacernos mejores seres humanos? ¿Contribuirá este
debate a conformar nuevos paradigmas éticos para la humanidad de este siglo
XXI?
Fuentes:
Federico Guzmán y Diana Sheinbaum. La utopía de Tomás Moro. Ed. Paidós, México, 2001.
Fibla, Carla. Debate sobre la eutanasia, Ed. Planeta, Madrid, 2000.
Sábato, Ernesto. Páginas de Ernesto Sábato. Ed. Celtia. Buenos Aires, 1985.
Stuart Mill, John. Sobre la libertad. Ed. Salvat. Madrid, 2000.
www.terra.es/persona/eutanasia.htm
www.euthanasia.org/english_dutch.html
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