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LA EDUCACIÓN 
TEOLÓGICA EN LA 
IGLESIA LOCAL 
CONTENIDO 
Introducción 
I. El lugar de un instituto teológico en la iglesia local Concepto de iglesia local 
Concepto de instituto teológico 
El lugar del instituto teológico en la iglesia local 
II. Organización de un instituto teológico Elemento 1: En la vocación de la iglesia Elemento 2: El 
contenido del programa Elemento 3: La organización del tiempo Elemento 4: El personal necesario 
Elemento 5: El material 
Elemento 6: El espacio 
III. Planificación del instituto teológico 
Paso 1: El liderazgo en la iniciativa 
Paso 2: La “venta” de la idea 
Paso 3: Reuniones preparatorias 
Paso 4: La presentación administrativa ante la iglesia 
Paso 5: La puesta en marcha del instituto 
IV. Implantación del instituto teológico El análisis en un instituto teológico Análisis de los recursos 
Análisis de los recursos favorables Análisis de los recursos no favorables Análisis de una estrategia 
definitiva Modos de utilización del análisis 
V. Evaluación del instituto teológico 
La evaluación en un instituto teológico 
La evaluación personal La evaluación grupal La evaluación general 
VI. Mejoramiento del instituto teológico 
El mejoramiento en un instituto teológico Mejoramiento departamental del instituto Mejoramiento en 
función de la iglesia Mejoramiento en función de la comunidad contextual 
Cómo aprovechar las reuniones pro mejoramiento 
Guías para evaluaciones 
Respuestas a las preguntas de repaso El lugar de la biblioteca 
Bibliografía sugerida
INTRODUCCION 
Motivación 
Este manual nace como una alternativa para satisfacer dos tipos de necesidades percibidas en la 
educación dentro de la iglesia. La primera es la necesidad de renovar el método utilizado en la educación 
cristiana. A través de la experiencia obtenida a partir de la pastoría propia y de la investigación realizada 
sobre la experiencia de otros ministros, hemos reconocido la necesidad de una mayor preparación 
teológica para los miembros de la iglesia. Este reconocimiento nos ha llevado a plantear un método 
alternativo al de educación bíblica dominical, éste es, la educación teológica dominical. Si por educación 
bíblica dominical entendemos la enseñanza de lecciones bíblicas para la aplicación de éstas en la vida 
cotidiana, en el caso de la enseñanza teológica dominical pensamos en la utilización de un cuerpo de 
materias para la vida cr istiana integral, reforzando el fundamento bíblico y doctrinal. Esto implica una 
diferencia en la filosofía educativa en la iglesia cristiana. No se trata de enseñar para que la persona 
ponga en práctica lo que está recibiendo como enseñanza, sino para que ésta ponga en práctica lo que 
está recibiendo como mensaje para acciones y determine bajo la dirección e iluminación del Espíritu 
Santo y las Escrituras, lo que está inter-aprendiendo con sus hermanos en la comunidad cristiana. 
La segunda es la necesidad de mantener el fundamento bíblico para la renovación en el Espirítu. Cualquier 
intento de operar educativamente en la iglesia siempre se ha encontrado con un dilema: aceptar los 
conocimientos que la ciencia humana está proveyendo, y entonces dar la impresión de quedar reducida a 
los elementos que ésta le propone; o desecharlos, y seguir intuitivamente su curso, con el riesgo de ser 
llamada retrógada o fanática. Desde nuestro punto de vista, la utilización adecuada de la Biblia corrige 
sabiamente este dilema , pues podemos usar los recursos de la ciencia y técnica actual, sin llegar a la 
idolatría, siempre y cuando mantengamos a las Escrituras como la autoridad primera y suprema de la 
verdad. 
Su relación con la Escuela Dominical 
En 1780 sugió la Escuela Dominical en Gloucester, Inglaterra; su fundador fue Robert Raike. Inicialmente, 
fue diseñada para enseñar a leer y a escribir a niños de condición socio-económica deplorable que tenían 
problemas de analfabetismo. Es decir, la enseñanza religiosa ocurría en manera paralela a su objetivo 
primario, la enseñanza de lectura y escritura. Sin embargo, este movimiento encontró muchas resistencias, 
incluso persecusiones. En los últimos años del siglo 18 y en las primeras décadas del 19, la Escuela 
Dominical se asentó en la forma como la conocemos hoy. En 1857, Los Bautistas del Sur de los Estados 
Unidos la incorporaron oficialmente en su programa eclesiástico. En 
1872, luego de la Quinta Convención de Escuelas Dominicales realizada en los Estados Unidos, es 
consolidada de manera internacional. 
En términos generales, se considera a la Escuela Dominical como la agencia de la iglesia que se reune 
regularmente para servir a personas de todas las edades y cumplir cinco funciones principales: enseñanza 
de la Biblia, comunión entre los participantes, promoción de la iglesia, entrenamiento de los miembros, y 
evangelismo. El instituto teológico dominical, tal como se propone aquí, no busca suprimir a la Escuela 
Dominical, sino modificar el currículo de enseñanza dominical de la iglesia de modo que se alcance una 
mejor formación del miembro de la iglesia local. Según se propone, el instituto teológico dominical deberá 
funcionar en interrelación con la Escuela Dominical. 
Adoptamos el siguiente concepto de currículo (o curriculum): el conjunto de actividades que constituyen 
los elementos que permitirán el cumplimiento de los objetivos que la iglesia se ha propuesto en la 
formación de sus miembros. 
A quiénes va dirigido este manual 
Este manual va dirigido principalmente a grupos de cristianos que comparten dos intereses básicos: el 
crecimiento integral de la iglesia y el aprovechamiento de los recursos educativos teológicos para que este 
desarrollo se lleve a cabo eficientemente. Entre éstos se encuentran, al menos, cuatro clases de personas:
pastores; líderes y miembros interesados de la iglesia local; líderes de organizaciones denominacionales; y 
profesores y estudiantes en el campo de la educación teológica en la iglesia. 
Los pastores de iglesias locales son registrados en primer lugar, debido a su responsabilidad sobre el rebaño 
(Hebreos 13:17). De la manera como están organizadas la mayoría de nuestras iglesias, da la impresión de 
quienes primero estarán interesados en el mejoramiento de la educación cristiana de la iglesia deben ser los 
pastores. En segundo lugar, son registrados los líderes y miembros interesados de iglesias locales, porque 
estas personas constituyen el grupo de centinelas en toda iglesia que busca siempre con pa sión santa el 
mejoramiento de todas las instancias de ésta. Además, ellos constituyen el crisol de la recepción y 
desarrollo de vida de la iglesia. En tercer lugar, los líderes de organizaciones, tales como denominaciones o 
Asambleas de iglesias, porque son responsables, entre otras cosas, de la política administrativa de las 
iglesias. Además, en muchos casos, la implantación oficial de este programa en la congregación local 
requerirá su endoso, sino su aprovación. Finalmente, los profesores y estudiantes en el campo de la 
educación cristiana, ya que constituyen el espacio donde la iglesia universal fragua su edificación educativa 
en el Espíritu. La importancia de este grupo es tal que, solamente para ilustrarlo, basta mencionar el lugar 
que ocupa la Educación Cristiana es el currículo de los institutos y seminarios teológicos alrededor del 
mundo. 
Características del manual 
En términos de su utilidad, el presente texto busca facilitar la articulación de un nuevo sistema de 
educación teológica para la iglesia local, con las siguientes características: 
1) La iglesia no va al instituto teológico, el instituto teológico va a la iglesia. 
2) La iglesia no delega un grupo especial para que sea preparado teológicamente, toda la iglesia se prepara 
teológicamente. 
3) No se crea un departamento extraeclesiástico, se promueve un departamento intraeclesiástico. Buscando 
ser coherente y progres iva , la presente obra gira a lrededor de l concepto del “instituto te ológic o”, s u lugar en 
la iglesia local, así como su planificación, organization, implantación, evaluación y mejora continua. 
Finalmente, en relación al método de estudio sugerido, este manual está diseñado para estudio personal o 
grupal, con el siguiente formato para cada uno de sus seis capítulos: unidades de estudio, preguntas de 
repaso, preguntas de interacción, y sugerencia de actividades específicas. 
Como nota aclaratoria conve ndrá dec ir que se utiliza e l término “hombre” , “herma no” y “obrero” para 
referirse conjuntamente tanto al hombre como a la mujer, conjuntame nte. La connotación general se 
aplicará en cada caso, a menos que se requiera una diferenciación. 
I. El lugar del instituto teológico en la iglesia local 
“Pero a cada uno lees dada la manifestación del Espíritu para provecho.” 1 Corintios 12:7 SUMARIO: El 
foco de este capítulo es la delimitación del tema, es decir, definir a la iglesia local, proponer un concepto de 
instituto teológico, y la interrelación entre ellos. Para este efecto se utilizan conceptos operativos, o sea, en 
función de su aplicación. 
CONCEPTO DE IGLESIA LOCAL 
Desde un punto de vista funcional, la iglesia puede ser considerada una entidad operativa, a cargo entre 
otras cosas de la tarea de educación de sus miembros. Es decir, la iglesia local es vista como un grupo de 
cristianos reunidos bajo ciertas condiciones. Estas condiciones permitirán la concepción de la educación en 
la forma de un instituto teológico local, cuya organización y funcionamiento reposan en un reconocimiento 
cuádruple: el reconocimiento de Dios, la doctrina, la organizac ión, y la visión de crecimiento. Trazando una 
línea de progreso, podemos considerar el reconocimiento de Dios como el inicio del camino; la doctrina 
como el elemento constitutivo de esta vía; la organización como la puesta de la vía en su lugar respectivo; 
y la visión de crecimiento como la progresión en el camino hasta el retorno del Señor. Esta congregación, o 
hermanos del Camino, será donde un instituto teológico dominical puede operar. 
Es una iglesia cuyos miembros tienen la certeza del reconocimiento de Dios 
como el centro de sus vidas
La condición fundamental es que este grupo de personas crea que Dios hizo al mundo y que Dios está 
actuando en su creación. Esta acción divina se da en manera multiforme e indubitable, de acuerdo a la 
voluntad del Padre Celestial. Voluntad que en su máxima forma de expresión es manifiesta en la persona 
y ministerio del Señor Jesucristo, como revelación absoluta del sublime y perfecto amor de Dios. Este 
mismo Dios de amor continua presente hoy en su iglesia, a través de la presencia y actividad del Espíritu 
Santo. Y este Dios es el mismo y único Dios verdadero de quien el apóstol Pablo declara en Romanos 
11:36, “Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén”. 
Como su Dios no es un Dios lejano, extraño o no familiar, el cristiano miembro de una iglesia local goza de 
la oportunidad de vivir en una relación única y personal con este Dios; relación que en lo que corresponde a 
su significado es maravillosamente caut ivante. A tal punto es de hermosa y lúcida esta experiencia, que el 
cristiano vive una romántica relación con su Padre Celestial, pero una relación que también es realista 
mientras dure su pregrinar en la vida. Cuando una persona toma conciencia del amor de Dios revelado a 
través del Señor Jesucristo y de las buenas nuevas proclamadas en su ministerio, entonces ésta tendrá una 
serie de reacciones de gratitud, porque “a ntes estaba perdida”, y “ahora es salva”. Todas las implicac iones 
de esta concienciación pueden ser resumidas en la llamada divina de su Señor y en su respuesta humana de 
querer servirle en el lugar que le corresponda entre su pueblo, dentro y fuera de la iglesia. 
Finalmente, el cristiano descubre la magnífica experiencia de la comunión con el Espíritu Santo. No 
solamente Dios está actuando en su creación, y especialmente en sentido redentor por medio del Señor 
Jesucristo, sino que ha provisto un Consolador que está enseñando a su iglesia las maravillas de ser 
llamados hijos de Dios. Este crist iano podrá entonces ver la oportunidad de instruirse en comunidad con sus 
hermanos, como iglesia y sin temor, porque el Espíritu de Dios está en medio de ellos. 
Es una congregación doctrinal 
Doctrina es el cuerpo de creencias que la iglesia tiene como el sano entendimiento de su peregrinaje en esta 
tierra. Es posible decir, sin temor a equivocación, que toda iglesia cristiana, por muy pequeña o grande que 
sea en número u organización, tiene un cuerpo doctrinal que guía su interpretación de los tiempos y 
circunstancias en que le ha tocado vivir. Las creencias doctrinales deben estar basadas en la Biblia como la 
Palabra de Dios. Por lo tanto, la iglesia es cristiana, y como cristiana, bíblica. Esto le da a la doctrina, entre 
otras características, la de ser viva y eficaz (Hebreos 4:13). El que la doctrina sea bíblica, y por lo tanto 
viva y eficaz, asegura que los miembros de la iglesia tendrán una fuente—la Santa Biblia—en la cual 
pueden descansar para el sano entendimiento de lo que es la vida cristiana. En el la encontrarán alusiones 
directas a diversos tópicos y dirección cierta sobre actitudes ante situaciones nuevas que afloran según el 
tiempo y lugar en que se encuentre la iglesia del Señor. 
De la existencia de la doctrina con bases bíblicas se desprende el que los miembros de la iglesia tengan la 
capacidad para estar alertas, apercibidos de la sana doctrina de su congregación. Esto les asegurará un 
sentimiento de convicción espiritual, creciendo en una fe, que por ser cierta, es 
inteligente. Así mismo, una vida cristiana más productiva, la que por ser edificada en el Espíritu, será para 
la gloria de Dios. 
Es una congregación organizada 
Organización es la manera de integrar sus componentes para poder actuar de manera eficaz y alcanzar sus 
objetivos como igles ia del Señor. Por lo tanto, la iglesia es cristiana, bíblica y organizada. Se ha dicho, y 
con justicia, de que Dios es Dios de orden, y que esto se puede percibir en todas las manifestaciones del 
poder divino. Siendo esto aplicable a la iglesia, podemos encontrar que la comparación de ésta con el 
cuerpo humano (Efesios 1:23) o con un edificio (Efesios 2:21–22) confirma la necesidad de verla como 
organizada en una forma especial, dado su carácter único en la tierra. En la idea de organización especial 
está implícita la de orden especial. Para que exista este orden, tendrá que existir un acuerdo de las partes del 
Cuerpo del Señor, de manera que cada una de ellas pueda funcionar en armonía, de acuerdo a su don. Los 
conceptos humanos de organización pueden servir para entender mejor el tópico, pero nunca podrán 
garantizar su éxito, pues éste depende de parámetros que corresponden a la dirección que proviene de Dios 
mismo.
Es una congregación con deseos de crecer 
Para efectos de este manual, la iglesia es definida como una congregación con deseos de crecer. Al hablar 
de crecimiento, la idea es la de crecimiento integral, es decir, en todos los elementos posibles que 
constituyen la iglesia como una comunidad de santos. Por lo tanto, la iglesia es cristiana, bíblica, 
organizada y con deseos de crecer. El apóstol Pedro presenta esta idea de crecimiento en 2 Pedro 3:18, 
pasaje exhortativo, asociado al tema de la venida del día de Dios. Uniéndose al apóstol Pablo, llama a los 
hermanos al crecimiento en la gracia y en el conocimiento del Señor. 
Su visión de crecer como iglesia cristiana, bíblica y organizada constituirán su círculo hermenéutico. Esto 
es, la manera en que puede entenderse la iglesia, ministrársele, y recibir su ministración en una interacción 
donde ministrantes y ministrados se transforman en el proyecto de Dios como el todopoderoso ministrante 
y la congregación como interministrantes los unos con los otros en el nombre del gran ministrador que está 
presente por su Santo Espíritu. Una iglesia con estas características estará preparada no para nuevos retos 
sino para nuevas oportunidades. 
CONCEPTO DE INSTITUTO TEOLÓGICO 
El instituto teológico es un lugar. Esto significa que es un espacio con un objetivo específico: el de hacer 
teología. Si teología es “la reflexión participativa, por parte del cristiano, de los hechos de Dios en su 
creación y espec ia lmente en la obra de Jesucristo” , e l quehacer teoló gic o, ba jo la forma de un ins tituto 
teológico dentro de una iglesia local, se desglosará con el siguiente perfil: en el nombre de Dios, en 
comunión con el Espíritu Santo, dentro de la visión de la iglesia, compartiendo información de la vida 
cristiana, con testimonio de los testigos de Dios, edificándose mutuamente, alimentándose mutuamente, 
con reconocimiento de las funciones del Cuerpo de Cristo dentro de la iglesia, así como en la comunidad 
fuera de la iglesia, y buscando en todo agradar a Dios. 
Un lugar para reunirse en el nombre de Dios 
“En e l nombre de Dios y por lo ta nto para s u gloria” expresa la razó n para rea lizar todas las activida des 
que pudieran darse dentro del instituto. Es Dios quien produce esta experiencia, dentro de la gran 
experiencia de la iglesia y sus ministerios. Es en su nombre que todos los participantes del instituto se 
reunen, porque tienen sed del conocimiento de su Señor. Cualquier otro motivo deberá ser santificado y 
reorientado en el nombre de Dios, puesto que éste es el único motivo rector de la existencia del instituto 
teoló gic o. Porque Dios es quie n pone “e l querer c omo e l hacer” (Filipe nses 2:13), es de es perarse que 
todos los aspectos del instituto, su existencia y funcionamiento, sean de acuerdo a la buena voluntad de 
Dios. Esto implica incluso que no debe haber lugar para murmuraciones y contiendas. Por el contrario, 
debe ma nifes tar una la igles ia , la comunidad de cre ye ntes que e l Señor llama a actuar como “lumbreras e n 
el mundo”. 
Un lugar para tener comunión con el Espíritu 
Conforme la promesa del Señor Jesucristo, gozamos de la ministración del Espíritu Santo. ¡Qué mejor 
maestro podríamos tener que Dios mismo entre nosotros! Esta presencia divina, prometida y proclamada en 
palabra y hecho a través de los siglos, es el maestro rector de todo lo que se haga, en otras palabras, 
produce que todo se realize en su presencia y con su asistencia y guía. Esta situación no es idealista ni 
irrea l, porque e l Señor Jesucristo prome tió que el Es píritu Sa nto nos enseñaría “todas” las cosas (Juan 
14:26). Descansando en esta promesa, los discípulos tendrían cómo vencer la turbación y el miedo. La 
historia de la iglesia registra de la militancia de la iglesia mártir, la iglesia de los primeros tiempos. Estas 
“cosas” que el Es píritu Santo s igue enseñando a su igles ia puede n enc ontrar canales de expresión en un 
instituto teológico local. 
Un lugar para participar de la visión de la iglesia 
La visión de la iglesia determina el papel e importancia de un instituto teológico para preparar a sus 
miembros. Por lo tanto, esta visión delimita las actividades de cualquier índole que pudiera pensarse al 
referirnos al instituto. El apóstol Pablo encontró que en el propósito que tuvo Dios en Cristo Jesús (Efesios 
3:11), había motivación suficiente no solamente para justificar su vocación personal sino también para orar 
de modo que los cris tianos seamos “capaces de comprender” y “de conocer” todo esto c imenta do e n e l
amor de Dios mismo. Este pensamiento debe guiar la visión de la iglesia, y en ella el instituto teológico 
podría ser visto como parte de la respuesta a la oración del apóstol. 
Un lugar para compartir información de la vida cristiana 
Como seres humanos somos seres comunicantes. Como cristianos comunicamos una vocación, la vocación 
cristiana. Todo el fenómeno de la vida humana, esencialmente en su forma de ser cristiana, encontrará un 
espacio de expresión en el instituto teológico de la iglesia. En este caso, el instituto encuentra su apoyo 
ético en el consejo del apóstol a Timoteo, para que sea sin prejuicios y sin parcialidad (1 Timoteo 5:21). El 
compartir la formación de esta manera redundará en una mejor calidad de vida compartida entre los 
hermanos de la iglesia, y esto se transformará en un círculo abierto a la comunión con los nuevos 
participantes de la experiencia teológica dominical. 
Un lugar para compartir el testimonio de lo que Dios está haciendo en la vida 
de los testigos 
Como cristianos, somos testigos del Señor. El instituto teológico será un lugar apropiado para dar y recibir 
los “informes” de la acc ión de l Espíritu Sa nto en la vida de cada uno de los hermanos. Esto le dará un 
sabor del tiempo neotestamentario a las reuniones, cuando todos los hermanos se reunían para preparse 
como parte del Cuerpo del Señor Jesucristo. Y le dará raíces de gozo, puesto que será una celebración con 
el Señor (una reminiscencia de la parábola dada por el Señor, registrada en Lucas 15:1–7). 
Un lugar para seguir un plan de formación edificante para la gloria de Dios 
El instituto está programado para ser secuencial en los cursos, de acuerdo a un plan que permita el 
crecimiento de los participantes. Esto será para la gloria de Dios, ya que creará un sentir de que por Dios y 
para Dios hacemos todas las cosas, correspondiendo todo esto al concepto de la edificación mutua 
expresado en 1 Tesalonicenses 5:11. Por lo cual el instituto será un lugar donde siempre los hermanos se 
estarán animando mutuamente para gozar de la gloria de Dios, del Dios de la vida verdadera. Cualquiera 
que fuere el concepto de edificación que tenga la iglesia, siempre tendrá que concluir en que esta 
edificación girará alrededor de la gloria de Dios. Y el instituto como parte de su ministerio eclesial, estará 
dentro de esta hermosa vocación. 
Un lugar para alimentar el rebaño 
Proponemos que el instituto sea coparticipativo, dando lugar a la ministración mutua, lo cual le dará una 
peculiaridad interesante. Esta peculiaridad o característica especial es que la alimentación espiritual será 
cooperativa, donde cada miembro del instituto tendrá la oportunidad de participar a sus hermanos de lo que 
está aprendiendo en Dios, y así mismo tendrá la oportunidad de recibir de ellos, en forma recíproca, lo que 
los otros están desarrollando en el proceso educativo (Romanos 12:4–5). 
Un lugar para reconocer las funciones del Cuerpo de Cristo 
Es muy conocida la figura que utiliza el apóstol Pablo para informarnos de la importancia que tenemos 
como parte de un mismo cuerpo (1 Cor. 12:14–18). El instituto provee el espacio necesario para el 
reconocimiento de nuestra participación individual como parte del cuerpo de Cristo, y esto traerá como 
consecuencia la comunión de los santos para sanidad y crecimiento integral en la comunidad eclesial. 
Un lugar para realizarse como miembro activo de la comunidad 
Siendo la iglesia la luz y la sal en este mundo, será lógico el que la formación teológica de los miembros de 
una congregación local no quedará encerrada dentro de las paredes de la comunidad eclesial. Esta 
trascenderá a la comunidad que rodea a la iglesia. Este será un espacio para que la luz pueda ser vertida a la 
comunidad, y los pueblos vean que la luz y la sal están mezcladas en el testimonio del amor de Dios (Mateo 
5:13–16). 
Un lugar para agradar a Dios como obreros preparados 
El concepto de agradar a Dios está dado en las Escrituras, desde el principio hasta el fin. El Señor 
Jesucristo refirió algunas parábolas y enseñanzas sobre la necesidad de estar apercibidos, o listos, para
crecer como obreros preparados (Véase, por ejemplo, Mateo 25:1–13; Lucas 12:35–40; Lucas 16:1– 15). El 
hermano que esté dispuesto a tomar un tiempo de preparación en el instituto teológico, será alguien con 
disposición en su corazón de agradar a Dios como un obrero que merezca el reconocimiento de su Padre 
Celestial. 
EL LUGAR DEL INSTITUTO TEOLÓGICO EN LA IGLESIA LOCAL 
Retomando el concepto operativo de la iglesia local, el instituto teológico dominical encontrará su lugar en 
una iglesia que sienta, básicamente, la necesidad de renovarse. Del pasaje en Efesios 4:17–32, destacamos 
los vers os 23, “re novaos en e l espíritu de vuesta me nte” , y 29, “ninguna pa labra corrompida salga de 
vuestra boca, s ino la que sea buena para la necesaria edificac ió n”. Pensando en la pos ibilida d de un 
instituto teológico dentro de la iglesia de nuestros tiempos, consideramos que dicho proyecto encontrará su 
lugar en una iglesia que sienta la necesidad de renovarse en los aspectos administrativos, de 
aprovechamiento de recursos, así como en lo teológico. Todo esto dentro de su vocación como cuerpo de 
Cristo es la experiencia que llamamos circumpatía. 
Renovación administrativa 
El concepto de administración que se propone es el siguiente. Tener un orden de acciones coherente a la 
visión de la iglesia, a sus recursos, y a su aprovechamiento de dichos recursos para lograr excelencia en 
los resultados; todo esto bajo la guía del Espíritu Santo. La inspiración para proponer esta renovación 
administrativa vie ne de Pa blo y s u testimonio e n 2 Corintios 3 a l 7:1. El dice de ma nera explíc ita : “Pero 
tenemos este tes oro e n vas os de barro” (4:7) que es un argume nto a fa vor de la humilda d e n es te proces o 
minis teria l que busca ser re nova dor, c on la c onfia nza de que “nues tra c ompe tenc ia vie ne de Dios” 
(3:5c). Esta clase de inspiración nos hace comprender la necesidad de decirle a la iglesia que parte del 
perfeccionamiento en la santidad y en el temor de Dios (7:1) es buscar lo mejor en la ministración de la 
grey. 
Consideramos que solamente personas con humildad suficiente pueden tener el valor para ent rar en un 
proceso de riesgo en el nombre del Señor. La iglesia necesita de estas personas, y estas personas necesitan 
redescubrir la visión de su iglesia para buscar nuevas posibilidades en la búsqueda de la excelencia. 
La idea de un instituto teológico dominical puede ser una alternativa dentro de estas intenciones. Esto 
demandará actividades sanas e innovadoras, que no tienen mucho que ver con la palabra reto, sino más 
bien con oportunidades. La iglesia no necesita adoptar una posición agresiva para pensar en la 
necesidad de un instituto teológico. Antes bien, necesita sentir que en la administración de sus dones, un 
instituto de esta naturaleza será una fuente de bendiciones saludables. En fin, ésta es la clase de igles ia 
para la cual ha sido diseñado el instituto teológico dominical. 
Renovación en el aprovechamiento de los recursos de cada uno de sus 
miembros 
Como partes del Cuerpo de Cristo, en cada congregación, cada uno de sus miembros tiene una función que 
cumplir. Esto no corresponde a ningún concepto moderno de administración, sino al fundamento bíblico 
que nos permite considerar a la comunidad de creyentes como necesarios los unos a los otros en función de 
la misma iglesia. Esta propuesta con una inspiración bíblica la encontramos en las palabras del Señor un 
poco antes de ser arrestado. La referencia específica se da en el pasaje de Juan 12:12 al 17:26. Cada uno de 
los miembros del Cuerpo de Cristo es valioso y tiene la promesa del pámpano de Dios (15:4). No es posible 
dejar pasar por alto que si una agencia de la iglesia está unida a la vid verdadera, cada uno de sus miembros 
dará frutos en abundancia. Examinando los avivamientos en la historia del Cristianismo, éstos mantienen la 
constante de una integración del pueblo de Dios. No ha habido avivamientos solitarios, siempre han sido 
comunitarios y participativos. 
El desarrollo de un instituto teológico dominical puede ser parte de un proceso de avivamiento integrado. 
En efecto, éste es el lugar del instituto tal como se propone en esta obra: ser parte del avivamiento por el 
cual siempre la iglesia ora y vibra, puesto que es parte normal de su desarrollo histórico y escatológico. 
Como corolario, solamente una iglesia que anhele un avivamiento en el aprovechamiento de los recursos
que cada uno de sus miembros representa puede ver en la creación de una institución teológica local una 
oportunidad immejorable. En términos bíblicos, esto tiene que ver con la mayordomía del pueblo de Dios. 
Renovación en su quehacer teológico 
Para el presente caso, teología es definida como la interpretación de la experiencia con Dios en nuestra vida 
diaria. Con toda seguridad podemos declarar que la iglesia cristiana tiene a través de su historia, en tiempo 
pasado y presente y futuro, hasta que el Señor venga otra vez, exponentes teológicos que constituyen 
verdaderos paradigmas. Y una de las características de estos maravillosos personajes cristianos, hombres y 
mujeres de Dios, es que han presentado propuestas de renovación que han be ndecido en gran manera a la 
iglesia del Señor. 
Es posible, dentro del propósito de crear un instituto teológico para la iglesia local, inspirarse en toda la 
carta a los Efes ios , es pec ia lmente e n 4:23, “y renovaos en e l es píritu de vuestra me nte” , así como en 
“comprobando lo que es agra da ble a l Señ or” (5:10). De este modo, la reflexió n s obre la experie nc ia 
cotidiana con Dios será de acuerdo al mismo testimonio del Espíritu Santo. Una iglesia con este sentir 
estará lista no solamente para aceptar la idea de un instituto teológico en su edificio, sino que estará muy 
animada a comenzar con los preparativos para que éste funcione. En éste, como en los otros parámetros 
considerados para calificar a una iglesia en relación a su disposición para la apertura de un instituto 
teológico local, el hecho de que una determinada congregación no acepte esta propuesta no va a significar 
que ella no tenga un perfil de espiritualidad como el que se está sugiriendo aquí. Lo contrario es lo que no 
puede darse, es decir, el que una iglesia quiera tener un instituto teológico dominical sin calificar con 
ciertos atributos espirituales. En este último caso, si la iglesia organizara un instituto teológico sin estos 
requisitos, estaría haciéndolo carnalmente, lo cual sería no solamente espúreo, sino repudiable. 
Renovación de su identidad a través del aprendizaje participativo 
Durante un tiempo de aprendizaje, con una meta dada por la visión de la iglesia y con un programa de 
entrenamiento a través del instituto teológico, los hermanos participantes del proceso encontrarán algo que 
es correlativo a la participación en grupos: la familiarización como hijos e hijas de Dios. Habrá que 
establecer la diferencia entre el aprendizaje participativo en un grupo sin la presencia del Espíritu Santo y 
un grupo con la presencia de Dios, tal como ocurre en la iglesia. 
Fuera de Dios puede darse la simpatía (sentirse tocado por la situación del otro) o la empatía (sentirse en la 
misma situación del otro). En el caso de la identidad dentro de la iglesia habrá más que simpatía o empatía; 
habrá una circumpatía. Esto significa una interacción de círculo, donde la identificación no se da entre dos 
o más personas, una persona y un grupo, o un grupo y una persona o grupo. En la circumpatía la 
identificación se da no en función de interacciones sino en función de asociaciones. Es inspirada en la 
presencia del Señor (1 Juan 4:7–5:5). Las características de una asociación circumpática son las siguientes: 
1) Dios está presente en el centro de la comunicación. 
2) Dios está presente como persona de referencia en todos los constituyentes de la comunicación. 
3) Dios está presente como trascendente a la comunicación. 
Consideramos que una iglesia en la cual el amor de Dios encierra todas sus vivencias es una iglesia lista 
para intentar la creación de un instituto teológico, puesto que habrá asegurado la coparticipatividad en amor 
de sus miembros. 
Al finalizar este capítulo, ciertamente, podemos decir: ¡EL INSTITUTO ES NECESARIO! 
PREGUNTAS DE REPASO 
Para cada una de las siguientes preguntas, hay tres opciones. Escoja, por favor, la que considere más cerca a 
lo expuesto en este capítulo. Las respuestas correctas se encuentran en la página 75. 
1. La iglesia considerada de una manera operativa es una iglesia: 
a. Establecida 
b. Progresista 
c. Que actúa 
2. Para que una iglesia tenga doctrina: 
a. No importa su tamaño 
b. Debe ser grande
c. Debe reconocer a la Biblia 
3. El círculo hermenéutico de la iglesia lo da: 
a. El que es cristiana, bíblica y organizada 
b. El que es cristiana y bíblica 
c. El que es bíblica y organizada 
4. El objetivo de un instituto teológico es: 
a. Agradar a Dios 
b. Hacer teología 
c. Servir a la iglesia 
5. Lo que determina el papel del instituto teológico en la preparación de los miembros de la iglesia es: 
a. La reunión en el nombre de Dios 
b. El testimonio del Espíritu Santo 
c. La visión de la iglesia 
6. En el aprendizaje participativo se enfatiza: 
a. La identificación 
b. La conversación abierta 
c. Los proyectos de la iglesia 
7. En la circumpatía, la identificación se da en función de: 
a. Interacciones 
b. Asociaciones 
c. Ambas 
PREGUNTAS DE INTERACCIÓN 
Para cada una de las siguientes preguntas, intente, por favor, elaborar respuestas personales, que pueden ser 
afirmaciones o questionamientos. 
1. ¿Considera usted suficiente los cuatro reconocimientos mencionados para definir a una iglesia 
como funcionante? ¿Por qué? 
2. ¿Qué opina del concepto de doctrina propuesto? ¿Podría pensar en otra forma de definir lo que 
es la doctrina? ¿Encuentra diferencias o similitudes? 
3. ¿Qué piensa del “círculo hermenéutico” propuesto? 
4. Si no se definiera el instituto teológico como “un logar”, ¿cómo lo definiría usted? 
5. ¿De qué manera cree usted que el Espíritu Santo nos enseña? 
6. ¿Cree usted que el organizar un instituto teológico en su iglesia traería ventajas o desventajas 
para la iglesia? ¿Por qué? 
7. ¿Qué será mejor para la iglesia tener retos u oportunidades? ¿Por qué? 
SUGERENCIA DE ACTIVIDADES ESPECÍFICAS 
Las siguientes actividades son optativas, y pueden ser modificadas de acuerdo a las circunstancias. 
1. Imagínese que usted quisiera organizar o ser parte de un equipo para organizar un instituto 
teológico en su iglesia: 
¿Con quién o quiénes hablaría en primer lugar? 
¿Cómo sentiría “el peso” del proyecto? 
2. Sugerencias: 
Hable con la persona o las personas en quienes pensó al contestar la pregunta anterior. Anote las respuestas 
o comentarios hechos: 
Anote en dos columnas lo que corresponda en relación a la creación de un instituto teológico en su iglesia: 
Aspectos Aspectos negativos 
positivos 
3. Resultado: Conteste por favor, ¿debe haber un instituto teológico en su iglesia? 
II. Organización de un instituto teológico
“Pero hágase todo decentemente y con orden.” 1 Corintios 14:40 
SUMARIO: El foco de este capítulo es crear un inventario de las posibilidades reales de la iglesia para que 
pueda implantar su instituto. Considera los elementos necesarios para dicha implantación. 
Si un miembro o un grupo de la iglesia ha llegado a la conclusión de que la creación de un instituto 
teológico es necesaria para el crecimiento de la congregación, el siguiente paso a considerar será la 
organización del instituto. Previo a la puesta en práctica de esta organización habrá que ubicar al instituto 
en relación a cinco elementos: su lugar en la vocación de la iglesia, el programa que desarrollará, el 
tiempo que necesitará para su desarrollo, el personal que colaborará en su funcionamiento, el material que 
va a requerir, y finalmente el espacio donde va a desarrollar sus actividades. 
ELEMENTO 1: LA VOCACIÓN DE LA IGLESIA 
Su lugar en la vocación de la iglesia viene a constituir el elemento primario y fundamental. El apóstol 
Pedro exhorta a estar firmes es esta vocación (2 Pedro 1:10). Quien no hace caso a la exhortación es 
“c iego”. De ma nera que cua lquier proyecto que se ponga en mesa de c onversac ión te ndrá que cons iderar en 
princ ipio la vocac ión de la igles ia. Y una de las señales de este andar “vie ndo” es la de no estar oc ios os y 
sin frutos. El instituto teológico es una propuesta para estar activos de acuerdo a la vocación de la iglesia. 
La vocación de ésta justificará la concepción de aquél. 
La vocación de la iglesia dará la oportunidad a su nacimiento 
Existen pasajes de la Palabra de Dios que se han mantenido como modelo o guía para crear la vocación de 
la iglesia del Señor. Entre estas perlas bíblicas tenemos a Mateo 28:18–20, conoc ido como “la gra n 
comis ión”. El c uádruple proyecto apostó lic o—proclamar, discipular, bautizar y enseñar—le da a la 
congregación, fundamentada en la declaración Cristológica de poder (v. 18) y compañía (v. 20), un 
programa completo hasta que El venga otra vez. Una congregación cristiana, independientemente de su 
forma de existir como iglesia, no puede dejar pasar por alto este requerimient o y promesa que viene 
directamente de la boca del Maestro. Como consecuencia lógica, proyectos como el de la renovación 
educativa a través de un instituto teológico funcionando en la iglesia, serán parte del proceso para cumplir 
con su vocación, así como para vivirla. Por esto debe ser creado un instituto teológico dominical en la 
iglesia local; en otras palabras, el instituto teológico debe nacer a partir de la necesidad vocacional de la 
congregación. 
La vocación de la iglesia marcará sus propósitos 
Otro de los tesoros bíblicos en relación a la vocación de la iglesia lo podemos encontrar en Efesios 5:27. 
Aquí se proclama una iglesia gloriosa y santa. Será de grandes bendiciones descubrir y redescubrir, vez 
tras vez, como un proceso de concienciación permane nte: que la iglesia es llamada a tener gloria de Dios 
y santidad de Dios. Esta combinación es extraña para el mundo puesto que en éste no es común encontrar 
gloria y santidad unidas; y aún si se diera el caso de que pudiera ocurrir tal confluencia, sin Dio s, no sería 
más que una forma de vanidad. Lo que marca la vocación de la iglesia no es la gloria ni la santidad en sí 
mismas, sino Jesucristo quien murió en el Calvario para que esto pudiera ocurrir. Cuando nace el 
instituto teológico en la iglesia, se descubre que su propósito estará dentro de la gloria y santidad en 
Cristo, que la iglesia tiene por naturaleza. No es posible salirse de las enseñanzas del Maestro, puesto que 
de esta gloria unida a santidad se derivan multiformes maneras de hacer iglesia, sin cambiar la esencia de 
su vocación. 
La vocación de la iglesia determinará su contenido 
1 Timoteo 3:15 describe a la igles ia como “c olumna y ba luarte de la verda d”. Otra manera de traduc ir esta 
parte de l pasa je es “s oporte y defensa de la verdad”. Luego, v iene la presentación de un canto especial (v. 
16), que es e l “mis terio de la pie dad”. La igles ia cris tiana tie ne una vocació n que no puede ser des viada a 
menos que se piense en una organización con propósitos diferentes a los establecidos es la Palabra de Dios, 
y por lo tanto, con contenidos diferentes a los establecidos en las Escrituras. Esto significa, en función del 
instituto teológico, que su contenido tiene que estar dentro de lo que determine la interpretación eclesial de 
ser columna y baluarte, soporte y defensa de la verdad. En el Maestro, encontramos la inspiración para 
equipar con un contenido pertinente a su iglesia en el tiempo contemporáneo.
La vocación de la iglesia permitirá su permanencia 
La primera declaración en la que encontramos la palabra iglesia, viene acompañada de una promesa: el que 
las puertas del Hades no prevalecerán contra ella (Mateo 16:18). Los cristianos estamos acostumbrados a 
escuchar a través de la historia, como se levantan voces contra la iglesia, especialmente en relación a su 
permanencia. Lo único cierto de esas declaraciones ha sido que quienes han proclamado la muerte de la 
iglesia están muertos, o por morir, y la iglesia sigue adelante. 
En esta permanencia de la iglesia se sostendrá la del instituto teológico. Ahora, naciendo como una 
propuesta alternativa a la educación dominical de la iglesia, debe fijarse dentro de los parámetros de 
permanencia de la iglesia, para que pueda mantener su ciclo de vida, hasta que sea renovado por una 
posible nueva propuesta. Esto significaría no que va a desaparecer, sino que se renovará, pues no es la 
iglesia la organizada para un instituto, sino que éste es parte de lo que sí permanece, según la enseñanza del 
Maestro. 
La vocación de la iglesia orientará su proyección 
Uno de los pasajes favoritos en algunas iglesias es Efesios 3:20–21, porque éste nos habla de “cosas mucho 
más abundanteme nte de lo que pe dimos o entendemos”. Por el poder de Dios, y para su gloria , según la 
oración paulina descrita en todo el pasaje (3:14–21), el “hombre interior” se irá forta lec ie ndo. En esta 
paradoja de la vida—físicamente decayendo, espiritualmente creciendo—se revela el secreto de la vocación 
de la igles ia como proyectada a “toda la ple nitud de Dios”. Indudableme nte , esto es una proyecc ión 
vocacional que tiñe todos los elementos estructurales y funcionales de la iglesia. 
Uno de los elementos que estarán dentro de este diseño será el instituto teológico, puesto que tendrá el 
paradigma del amor para hacer todo de acuerdo a las enseñanzas del Maestro. Esto le permitirá funcionar 
en armonía con las demás partes del Cuerpo de Cristo, y en todo, y en conjunción unánime, glorificar por 
su propia existencia, al Dios altísimo. 
ELEMENTO 2: EL CONTENIDO DEL PROGRAMA 
Con base en la vocación eclesial se puede crear un curriculum para la educación teológica de la iglesia. 
Este está constituido por dos partes: contenido y repartición programática. 
El contenido 
El contenido del presente curriculum se basa en una filosofía educativa que propone una formación integral 
para el miembro de la iglesia de este tiempo y del que viene por delante. El presupuesto básico de esta 
filosofía es: 
“La igles ia cristia na de este tiempo y de l que vie ne por de la nte necesita ser concebida como una unidad 
comunitaria donde debe n a provecharse todos los rec ursos humanos que sus miembros pueda n proveer.” La 
historia es un punto de referencia muy importante, pero la iglesia tiene que mirar escatológicamente en lo 
que Dios tiene para ella en el futuro, sin olvidar por supuesto la tradición de dos mil años de presencia del 
Espíritu Santo entre sus miembros. 
Así mismo, la iglesia debe orientarse más a las personas que a los programas o a los recursos económicos o 
materiales en general. La disputa entre recursos humanos y programas ha llevado en algunas ocasiones a la 
arena de la psicología, con el criterio de que existen personas cuya tipología está más orientada a la 
consecasión de programas antes que a las relaciones humanas. Si estas personas dirigen la iglesia, entonces, 
ésta estará orientada más al logro de metas de acuerdo a programas antes que a la ministración de seres 
humanos en sus necesidades como hijos e hijas del Dios de amor. Ubicarse en esta posición implicaría 
reconocer que las tendencias temperamentales o de la personalidad son más fuertes que el poder 
transformador de Dios en la vida de sus hijos. 
Por otro lado, hay una corriente que predica el mensaje de que es imposible trabajar en la iglesia si no hay 
fondos económicos suficientes para las proyecciones que ésta tenga. Indudablemente, viviendo en un 
mundo marcado por el poder del dinero, esto suena lógico; pero es una lógica mundana. Con un argumento 
como éste no puede explicarse el crecimiento de la iglesia, pero sí el de las instituciones. Y estamos
proponiendo que la iglesia es más que una institución; la iglesia es el cuerpo viviente de Cristo, 
dependiente más de la acción de sus miembros que de los recursos monetarios de éstos. 
Sin embargo, los programas son importantes cuando se los ubica como instrumentos. Por lo tanto, el dinero 
es importante cuando se lo ubica como recurso secundario. Con este enfoque, se establecería un criterio de 
preeminencia en el miembro de la iglesia, guíado por el Espíritu Santo. Luego, los programas como 
facilitadores para el crecimiento del cristiano en particular y como grupo. Finalmente, el dinero como 
recurso secundario que ayudará pero no definirá las actividades a seguir en función del crecimiento integral 
de la iglesia. 
Para elaborar el contenido del curriculum de la iglesia, entonces, tendremos que preguntarnos cuáles son las 
necesidades de un miembro de una iglesia local. La respuesta será: crecer en el conocimiento de cinco 
estructuras dinámicas que constituyen la fisiología en la vida de la iglesia. Tabla 1: Estructura dinámica 
de la iglesia 
La expresión de la iglesia 
Elfuncionamiento de la iglesia 
La visión de la iglesia 
Características de los miembros de la iglesia 
El fundamento de la iglesia 
1. El fundamento de la iglesia 
El fundamento de la iglesia está dado por la Bilia y la doctrina. La Biblia es la Palabra de Dios. El texto 
donde la iglesia tiene que leerse a así misma como pueblo de Dios, y donde tiene que encontrar el principio 
y fin de su vocación. Por lo tanto, la Biblia, como Sagradas Escrituras, debe ser la base para todo proceso 
vital en la iglesia, pues ella da la coherencia a todas las concepciones y actividades eclesiales. Mientras la 
iglesia sea bíblica, no habrá temores de ninguna clase, puesto que estará fundamentada en la revelación 
escrita , e n la “carta persona l” de Dios. Por esta razó n, a la que podrían a gre garse otras razones legítimas 
desde el punto de vista de millones de vidas de cristianos edificados por la Santa Palabra de Dios, es que 
proponemos que el fundamento de un programa de estudios para la iglesia en el formato de instituto 
teológico esté basado en la Biblia. 
En relación a la doctrina, es conocido que la iglesia cristiana universal está conformada por iglesias con 
doctrinas propias. Para e l presente proyecto hemos visto la doctrina como “e l c uerpo de creenc ias que la 
igles ia tie ne como e l sa no e nte ndimie nto de su pere grina je e n esta tierra c omo la novia de l Señor”. Es to no 
debe quitar la unidad de la iglesia universal como Cuerpo del Señor, pero debe ser considerado como 
elemento importante para la identidad de la iglesia local. La doctrina es un elemento importante en el 
programa de un instituto teológico, porque permite conocer la interpretación de su quehacer en el pueblo 
de Dios, desde el punto de vista de sus correspondientes congregados. 
2. Características de los miembros de la iglesia 
El contenido de esta parte surge como respuesta a una pregunta que se ha levantado en algunos círculos 
eclesiásticos en las últimas décadas: ¿Debe usarse la psicología en la educación cristiana? En general, 
puede decirse que así como usamos la biología, y en especial la anatomía y la fisiología, para conocer sobre 
el cuerpo humano, es conveniente utilizar la psicología para conocer del aparato psíquico humano, en otras 
palabras, la mente. Lo que se propone en el presente texto es la utilización de la psicología descriptiva. El 
problema viene cuando hacemos un reduccionismo, y queremos entender la conducta humana por medio de 
la psicología explicativa en lugar de como la explica la Biblia. La psicología explicativa es válida siempre y 
cuando esté de acuerdo con lo principios bíblicos que nos explican en nuestra condición como creaturas de 
Dios, en todas las instancias que nuestra condición de seres creados, y en un momento dado, redimidos por 
Cristo. En otras palabras, consideramos importante conocer descriptivamente cómo es la personalidad del 
ser humano, en su proceso evolutivo, desde que es concebido hasta que fallece. Así, será interesante dar un 
vistazo a la psicología descriptiva del niño, joven, adulto y anciano.
3. La visión de la iglesia 
Bíblicamente, la iglesia está ligada a la concepción de una visión. Por visión entendemos aquí la percepción 
del futuro, la búsqueda de metas operativas. Una meta operativa es un objetivo intermedio dentro de un 
proceso global. El proceso global apunta a la iglesia caminando a su vocación celestial. Las metas 
operativas serán metas dentro del peregrinaje. Utilizando una fórmula ética, la visión de la iglesia es 
ana loga a “planear como s i e l Señor no viniera s ino e n 100 años, y vivir como s i él viniera mañan a”. Los 
componentes de esta visión son cinco: visión de la iglesia, crecimiento, proclamación del evangelio, 
misiología, y proyectos especiales. 
Considerados estos cinco elementos como una estructura, podremos observar que ellos interactúan como 
elementos de un todo que promue ve e l “ver e l futuro con predispos ic ió n profética”. La igles ia neces ita 
tener esta predisposición profética. Esto es, ver el futuro conforme su vocación. Para ello necesita conversar 
circumpáticamente sobre a dónde quiere ir, cómo quiere llegar, de qué manera este peregrinaje secuencial 
se relacionará con la proclamación del evangelio y la misionología, y el lugar que esta visión le da a la 
creatividad de los miembros a través de proyectos especiales. Una iglesia sin visión muere; ésta es una 
verda d histórica. Algunos cristia nos dice n: “No, el Señor no permitirá que se cierren las puertas de su 
igles ia.” Estamos de acuerdo c on esta afirmac ión, s iempre y cua ndo se la aplique a la igles ia universal; pero 
en el caso de la iglesia local, no podemos cerrar los ojos a la realidad de que muchas iglesias locales han 
cerrado sus puertas; de seguro que la mayoría de éstas han sido iglesias locales sin visión. (Pueden 
nombrarse otras causas válidas para este fenómeno, como el caso de la persecusión, por mencionar sólo 
una, pero éste no es el tema que se pretende tratar aquí). Lo que se puede afirmar sin temor a dudas es que 
una iglesia sin visión está en peligro de perecer como iglesia local. Por el contrario, una iglesia con visión 
tiene la oportunidad de desarrollarse. 
Sin embargo, el mismo hecho de tener la oportunidad de desarrollarse, al plantearse el reto de tener una 
visión, la expone a un riesgo: el riesgo de las decisiones. Como lo espiritual es tan sutil, y a la vez tan 
poderoso, conviene que la iglesia marque linderos escriturales para cumplir este propósito. Consideramos 
que si discute en primer lugar su visión como iglesia, podrá pensar luego en su crecimiento como 
“igles ia” , lo que s ignifica proc lamar e l eva nge lio, la mis iología , métodos para abrir nuevas iglesias, así 
como el uso de la creatividad para proyectos especiales. 
4. El funcionamiento de la iglesia 
Podemos imaginarnos fácilmente una congregación que se reune más de una vez a la semana para celebrar 
sus cultos respectivos, que presenta el siguiente perfil. Si el pastor tiene la capacidad persuasiva en la 
predicación, la iglesia se mantiene y sigue creciendo en asistencia. De vez en cuando organiza paseos o 
actividades aisladas, pero nada más. Esta es una iglesia no funcionante, porque su vida y misión está 
centrada alrededor de su pastor, por ende su futuro depende de la presencia de su pastor. Si él sale de la 
iglesia (por motivo de su edad, fallecimiento u otra razón), la iglesia no podrá mantener su crecimiento y 
correrá el riesgo de enfrentarse a algunas situaciones difíciles. 
También podemos imaginarnos una iglesia con oficinas bien organizadas, una iglesia donde los miembros 
asisten casi con regularidad, una iglesia que además del pastor paga los servicios de una secretaria y algún 
otro funcionario. Pero los miembros están muy ocupados en sus negocios, aunque cumplen con sus 
diezmos y ofrendas, y asisten a los cultos y actividades especiales. Esta es una iglesia no funcionante, 
porque es una iglesia institucionalizada. Generalmente, esta iglesia depende de un grupo de personas que 
puede tomar el monopolio de la iglesia, no por culpa suya sino del sistema. Esta iglesia entonces funcionará 
mecánicamente como una organización religiosa pero, teniendo una agenda automática, distinta a una 
agenda ordenada, como veremos luego. Esta iglesia también estará expuesta a muchos riesgos no 
precisamente derivados de la espiritualidad. 
Tambié n podemos ima ginarnos una igles ia donde los miembros interactúan c omo “c oa dministradores”. En 
este caso, respetando los ministerios respectivos, existe un conocimiento de primera mano de cómo 
funciona la iglesia. Esta es una iglesia funcionante. Es una iglesia donde los miembros conocen sobre la 
secretaría, archivo, normas administrativas, y la forma como la iglesia se comunica con su entorno. Esto
tendrá dos direcciones de ventajas: por un lado, la iglesia se beneficiará como una organización cristiana 
que podrá tener una agenda ordenada, hecha con conciencia de lo que se está haciendo o se va a hacer, 
gracias a la participación y delegación de roles. En forma complementaria, cada miembro aprende a llevar 
sus asuntos personales con orden; tener archivos de sus pertenencias materiales, intelectuales, y 
espirituales; ganar mayor percepción de la administración por ejemplo en su grupo familiar, y descubrir o 
redescubrir que la iglesia tiene un entorno o contexto en el cual se desarrolla y que habrá que conocer los 
canales de contacto con dicho ambiente. 
5. La expresión de la iglesia 
La iglesia como un Cuerpo Vivo, tiene su expresión. Así como los vegetales tienen su expresión vegetal, 
los animales su expresión animal, y los seres humanos en su forma natural su expresión natural, la iglesia 
tiene su expresión de acuerdo a su naturaleza, es decir espiritual. Esta expresión de la iglesia se da por 
supuesto por medio de sus miembros, puesto que la iglesia no es un concepto abstracto sino un grupo de 
creyentes. 
No es necesario escribir una apología de la naturaleza espiritual de la iglesia, puesto que dicha apología 
se da implícitamente por sus manifestaciones explícitas. Lo admirable de la actitud de Dios para con su 
iglesia universal es que ha permitido estilos particulares en las iglesias locales. Sin embargo, existe en 
estos distintos estilos individuales una línea de identificación qus permite reunirlos como un perfil 
expresivo que identifica a la iglesia cristiana, fuere cual fuere su particularidad como iglesia local. Estos 
son: la vida espiritual, la alabanza, el maestro cristiano, el líder cristiano, clubes y socie dades eclesiales, 
instituciones educativas dominicales y extradominicales, la ministración pastoral, y el testimonio 
cristiano. 
La repartición programática 
Estas cinco estructuras dinámicas dan lugar a cinco áreas de enseñanza en el instituto teológico. El mismo 
desglose de ellas determinará el nombre de los cursos que se pueden dictar en él. Y como veremos 
enseguida, esta distribución hará que se dicte un total de 24 cursos. En resumen, se propone que la 
distribución de las materias se dé en estas cinco áreas de la siguiente manera: 
Biblia y doctrina: 3 
Características de los miembros de la iglesia: 2 
La visión de la iglesia: 7 
El funcionamiento de la iglesia:4La expresión de la iglesia: 8 
38 
El cuadro detallado de repartición quedará entonces de la siguiente manera. Tabla 2: Distribución de 
materias por áreas en el instituto teológico 
1. Biblia y doctrina: 
Biblia I: Antiguo Testamento Biblia II: Nuevo Testamento Doctrina 
2. Características de los miembros de la iglesia: Características de niños y jóvenes Características de 
adultos y mayores 
3. La visión de la iglesia: Visión de la iglesia 
Crecimiento 
Proclamación del evangelio I Proclamación del evangelio II Misiología 
Métodos para abrir nuevas iglesias Proyectos especiales 
4. El funcionamiento de la iglesia: 
Secretaría 
Archivo 
Normas administrativas 
Comunicación social 
S. La expresión de la iglesia: 
Vida espiritual 
La alabanza (o adoración)
El maestro cristiano 
El líder cristiano 
Clubes y sociedades eclesiales 
Instituciones educativas dominicales 
Instituciones educativas extradominicales 
La ministración pastoral 
El testimonio cristiano 
ELEMENTO 3: LA ORGANIZACIÓN DEL TIEMPO 
La concepción del tiempo en un instituto teológico funcionando dentro de la iglesia local es una concepción 
triple: en relación al flujo curricular, a cada curso en particular, y a las clases a dictarse domingo a 
domingo. 
El flujo curricular 
El flujo curricular es el modo en el cual los cursos son distribuidos en un tiempo determinado. Al 
organizarlo, hemos tenido en cuenta cuatro reglas que consideramos capitales en la organización de un flujo 
curricular cristiano:
LA PRIMERA REGLA: ubicar las materias básicas en el inicio del programa. Esto garantizará el 
mantenimie nto de la “sana doctrina” en todas las actividades que se den en el resto de las materias. 
LA SEGUNDA REGLA: armonizar las áreas. No conviene poner juntas todas las materias de una sola 
área, para luego seguir con la siguiente. Esto ocasionaría monotonía y desajuste en el proceso de 
comprensión del proceso total. 
LA TERCERA REGLA: ser secuencial con las materias. Por esta razón, por ejemplo, Antiguo Testamento 
debe estudiarse antes de Nuevo Testamento, las características de un niño antes que las de un adulto. 
LA CUARTA REGLA: no limitar el contenido de una materia. De hecho que habrá una interrelación 
entre, por ejemplo, la Biblia y las otras materias, así como entre Secretaría y Archivo. 
Hasta ahora tenemos 5 estructuras funcionales, o áreas de estudio, y 24 cursos. Estos 24 cursos se 
pueden distribuir en 6 niveles. Un “nivel” , por tanto, estará constituido por 4 cursos. Cada curso dura 
11/2 mes. Cada nivel se puede enseñar en 6 meses. Y el total de tiempo para completar el estudio en el 
instituto teológico es 3 años. 
Tabla 3: Distribución de materias por niveles en el instituto teológico 
Nivel I: 
Biblia I 
Visión de la iglesia 
Vida espiritual 
Alabanza cristiana 
Nivel II: 
Biblia II 
Características de niños y jóvenes 
Crecimiento de la iglesia 
El maestro cristiano 
Nivel III: 
Doctrina 
Características de los adultos y mayores 
La proclamación del Evangelio I 
El liderazgo cristiano 
Nivel IV: 
La proclamación del Evangelio II 
Secretaría 
Clubes y sociedades 
Enseñanza dominical y extradominical 
Nivel V: 
Misiología 
Archivo 
Normas administrativas 
Ministración pastoral 
Nivel VI: 
Proyectos especiales 
Medios de comunicación social 
Metodología para abrir nuevas iglesias 
El testimonio cristiano
Buscando cumplir con las cuatro reglas de organización curricular, tendremos que Biblia y doctrina se 
verán en los niveles 1 al 3; Las características de los miembros en los niveles 2 y 3; La visión de la iglesia 
en los niveles 1 al 6; El funcionamiento de la iglesia en los niveles 4 al 6; y La expresión de la iglesia en 
los niveles 1 al 6. 
El curso 
Conforme a lo visto hasta ahora, cada nivel está constituido por 4 cursos o materias. Se propone que cada 
curso dure 11/2 mes. Esto permitirá su distribución en seis clases dominicales, con un formato que tiene las 
siguientes tres instancias. 
1. Clase 1: presentación de material, método y discusión general del curso 
La importancia de la primera clase radica especialmente en la motivación. No se puede esperar que un 
hermano mantenga interés en un curso si éste no está presentado con su material respectivo, una 
introducción simple pero que revele información y metodología de manera clara, y una apertura de parte 
del maestro o instructor para que los hermanos sientan que no van a ser receptores pasivos de una 
exposición sino compañeros en la discusión de grupo para la edificación mútua. 
2. Clases 2–5: Trabajo sobre el material 
Como se verá luego, la sugerencia es que el material para cada curso se presente en cuatro 
unidades. Esta organización permitirá la siguiente secuencia. En la primera clase, como hemos visto, 
deberá entregarse el material completo, con una introducción al curso, con información sobre el 
contenido y método que el profesor va a ultilizar. En la segunda clase discutirá la primera unidad y las 
actividades correspondientes a ella. La idea es que a partir de esta clase, los alumnos tengan material 
para trabajar en sus casas. En la tercera clase se tendrá el informe de las actividades de la primera 
unidad, y se introducirá las de la segunda unidad. En la cuarta clase, se recojen las de la segunda unidad 
y se introducen y discuten las de la tercera. En la quinta clase, se recojen las de la tercera y, así mismo, 
se introducen y discuten las de la cuarta. En la sexta clase, se recojen las de la cuarta, y se cerrará el 
curso. 
3. Clase 6: Trabajos finales, revisión final, y festejo 
La última clase tiene tanta importancia como la primera. Servirá para recojer los trabajos finales; también, 
para hacer las revisiones necesarias del ajuste final. Pueden brotar nuevas ideas, de acuerdo a la evaluación 
de fin de curso. Y siempre será bueno tener un tiempo de celebración, como tiempo para regocijarse en la 
gratitud y alabanzas a Dios por sus hermosas obras. La última clase del curso tendrá además una 
importancia especial debido a que en ella se puede motivar a los hermanos para que se inscriban en alguno 
de los cursos que comenzaran a dictarse en el siguiente domingo. 
La clase 
Es posible abrir una discusión sobre el mejor tiempo para una clase dominical. En algunas iglesias hay una 
diferencia entre la asistencia a la Escuela Dominical y al culto, usualmente en favor del tiempo para la 
predicación. Debido a esto se podría argüir que no convendría dar mucho tiempo a una clase de instituto 
teológico dominical. Pese a este posible comentario, el que a su vez no resiste comentarios ante la 
necesidad de una mejor preparación para los miembros de la iglesia del Señor, la propuesta es de que se 
dedique 11/2 hora a cada clase dominical. Esta idea de 11/2 hora para la clase del instituto teológico 
dominical se basa en los siguientes tres principios trabajados en educación para adultos. El primero dice 
que “e l adulto puede mantener su ate nc ión por más de una hora si la actividad es interesante y le es 
interesante”. La diferencia entre ser interesante y que le sea interesante radica en que
la actividad debe cumplir con las reglas de la buena presentación pero a la vez que sea pertinente a los 
intereses del alumno. 
El segundo princ ipio dice que “e l adulto aprende más hac iendo que memorizando me diante repetic ión, por 
lo que una clase activa permite ser mantenida en func ión de las actividades , informes , etc. a que dé lugar”. 
Aún la memorización puede presentarse de una manera interesante, no repetitiva sino por asociaciones. El 
problema en algunos casos es que se une memorizar a repetir y no a asociar activamente. Esta última 
posibilidad es facilitada en actividades de grupo, como sería el caso de una clase de adultos. 
Fina lme nte , e l tercer princ ipio dice que “e l a dulto puede se r motiva do a una me jor e ducac ión s i se le 
anima a participar con sus propios criterios. En otras palabras, la interacción verbal, a través de 
come ntarios , opiniones , de bates , etc.” Vivimos e n una época donde hay cada vez mayor resistencia a la 
aceptación automática de lo que se nos dice. Si analizamos la Biblia bajo este punto, podemos notar 
cómo se da un flujo de conversación entre los participantes. Aun las órdenes permiten una reflexión. El 
caso ejemplar fue el del Señor Jesucristo, quien nos tiene todavía reflexionando sobre sus mandatos. Esta 
sería una de las razones por las que hombres y mujeres de superior talento en cuanto a capacidad para 
pensar, conversan con la Palabra de Dios. Y aunque las respuestas pueden diferir en cuanto a contenido, 
no lo es en cuanto a la intención y resultados: la edificación de la iglesia. Lo mismo puede ocurrir en un 
salón de clase dominical, puesto que el mismo. Maestro que actúa en el profesor o instructor del curso, lo 
hace en cada uno de los alumnos. De aquí se deriva la necesidad de que sea llevado todo en el amor de 
Dios. 
ELEMENTO 4: EL PERSONAL NECESARIO 
Aunque el tamaño de una iglesia local puede variar a tal punto que es posible encontrarnos con 
iglesias de 10 miembros como con otras con más de 1.000, la idea presentada aquí es la que corresponde 
a la simplicidad administrativa. No será difícil imaginarse los dos polos de la inadecuacidad: la no 
organización y la sobreorganización. No es éste el lugar para hacer una análisis de estas dos situaciones. 
Preferimos abogar por una discusión en relación a las ventajas de una organización simple pero 
suficiente. Estas ventajas, pensando en la iglesia y un instituto teológico en ella, pueden enumerarse 
como sigue: 
1) No perturba el funcionamiento general de la iglesia. 
2) No crea gastos adicionales en términos de burocracia. 
3) No confunde a los participantes en el proceso educativo. 
4) Crea una atmósfera de facilitación. 
5) Invita a la participación. 
6) Favorece el avance del estudiante. 
7) Coadyuva en la intención del profesor respectivo. 
8) Facilita la interacción con otros departamentos de la iglesia. 
9) Es correspondiente con el buen uso de la mayordomía. 
10) Incrementa la percepción de que lo que se está dando es pertinente y útil. El personal necesario 
estará dado por tres clases de funcionarios: el director o directora, los profesores, y la secretaria. 
El director 
El perfil del director: 
1) Cristiano convertido.
2) Con una profunda vida espiritual. 
3) Con profunda convicción bíblica. 
4) Con solidez doctrinal. 
5) Persuadido totalmente del valor de la educación integral. 
6) Que haya tenido una experiencia de por lo menos 3 años de estudios en la iglesia, en Escuela 
Dominical o en cursos teológicos. 
7) Que tenga habilidad administrativa. 
8) Que crea en la educación del joven y adulto, no como educación alternativa, sino como educación 
fundamental. 
9) Que esté dispuesto a aprender junto con los otros miembros de la comunidad teológica de la iglesia. 
10) Que sea innovador y creativo. Sus funciones son las siguientes: 
1) Aquéllas que determine la iglesia para mantener el orden administrativo de ésta. 
2) Responsable del mantenimiento del currículo. 
3) Responsable del reclutamiento de profesores. 
4) Responsable de motivar a los miembros de la iglesia que no están participando todavía en el 
programa. 
5) Responsable de animar a los estudiantes. 
6) Animador de la vida espiritual en lo que constituyen las esferas de acción del instituto bíblico. 
7) Responsable de la adquisición del material docente. 
8) Originador de nuevas perspectivas para el instituto bíblico. 
9) Colaborador permanente con los profesores. 
10) Planificador de las posibles actividades extracurriculares durante el tiempo de estudios y el posterior a 
la graduación. 
Los maestros 
Conseguir profesores para los distintos cursos puede ser una tarea muy fácil en ciertos lugares, pero para 
algunas iglesias esto podría no serlo. Por esto se enumeran aquí algunas sugerencias entre otras tantas que 
una iglesia puede considerar para proveerse de profesores: 
1) Hermanos dentro de la iglesia con experiencia en educación en dicha área. 
2) Hermanos de otras iglesias, a los que se los puede invitar por el periodo en que dure el curso 
respectivo. 
3) Profesores de institutos o seminarios cristianos. 
4) Estudiantes que hayan pasado el curso respectivo, y que tengan cierta habilidad para la enseñanza con 
adultos. 
5) Un líder de grupo que tenga la capacidad de auto-educarse y servir de tutor a otros. En su “perfil” 
deseable, el profesor o instructor de curso comparte algunas características del director, con algunas 
especificaciones de acuerdo a su rol: 
1) Cristiano convertido. 
2) Con una profunda vida espiritual. 
3) Con profunda convicción bíblica. 
4) Con solidez doctrinal. 
5) Persuadido totalmente del valor de la educación integral.
6) Que crea en la educación del joven y adulto, no como educación alternativa, sino como educación 
fundamental. 
7) Que esté dispuesto a aprender junto con los otros miembros de la comunidad teológica de la iglesia. 
8) Que sea innovador y creativo. 
9) Que esté dispuesto a informar de sus actividades como profesor. 
10) Que tenga la capacidad para aprender de las evaluaciones. Sus funciones son las siguientes: 
1) Orar por sus alumnos. 
2) Tener el material al día. 
3) Dirigir la sesión correspondiente. 
4) Mantener un registro de asistencia de sus alumnos. 
5) Ayudar a sus alumnos como “un hermano mayor”. 
6) Entregar informe de asistencia y evaluación final a la secretaría. 
7) Mantener contacto con el director del instituto, especialmente en las reuniones administrativas, en el 
periodo previo, durante la duración del curso y al momento de entregar las evaluaciones. 
El secretario 
Lo que en ambientes no eclesiásticos suele decirse de las secretarias no deja de ser cierto también en el caso 
de l ins tituto teoló gic o: “la ofic ina ava nza grac ias a la secretaría”. En otras pa labras , la secretaría es una 
pieza fundamental para que el proceso se retrase o avance. El perfil del hermano o hermanos a cargo de la 
secretaría, también comparte características con las del director y los profesores, así mismo con ciertas 
características particulares en relación a sus fun- ciones. Su “perfil” comprenderá los siguientes elementos: 
1) Cristiano convertido. 
2) Con una profunda vida espiritual. 
3) Con profunda convicción bíblica. 
4) Con solidez doctrinal. 
5) Persuadido totalmente del valor de la educación integral. 
6) Que crea en la educación del joven y adulto, no como educación alternativa, sino como educación 
fundamental. 
7) Que esté dispuesto a aprender junto con los otros miembros de la comunidad teológica de la iglesia. 
8) Que sea innovador y creativo. 
9) Que tenga el don de la ayuda. 
10) Que sea ordenado, metódico y gentil. Sus funciones son las siguientes: 
1) Llevar los archivos. Esto le dará un sentido de historicidad al proceso del instituto teológico. No se 
limitaría solamente a documentos escritos, sino también a material audiovisual, tales como conferencias y 
videos. 
2) Llevar los registros de alumnos y profesores. En este punto se incluirán los contactos para 
necesidades futuras. 
3) Cuidar del Manual de Procedimientos del instituto, incluyendo las legislaciones que ordenan las 
aprobaciones de cursos y del programa total. 
4) Llevar las comunicaciones internas y externas.
5) Todas aquéllas que correspondan a sus funciones dentro de la estructura particular del instituto en la 
iglesia local. 
ELEMENTO S: MATERIAL 
El contenido curricular determinará el material, el que estará por lo tanto referido a la dirección y 
secretaría; y al profesor y los estudiantes. Es posible crear un esquema rector para la necesidad del material 
partiendo de las siguientes ideas: 
1) El instituto teológico de la iglesia funciona los domingos. 
2) Es parte del programa educativo de la iglesia. 
3) Se combina con la Escuela Dominical de la siguiente manera: Debería haber clases de Escuela 
Dominical para los visitantes y los que están esperando por el inicio de un curso (por ejemplo, en el caso de 
hermanos que salieron de vacaciones y llegaron a mitad de curso). 
4) Cada curso tiene una duración de seis semanas, por lo que se dictan dos cursos en tres meses. 
5) Es posible dictar más de un curso simultáneamente, para diferentes grupos de estudiantes. 
6) El curs o de “Proyectos espec ia les” pue de diseñarse como una tes ina o tes is, de modo que sirva como e l 
equivalente a las tesis de grado de instituciones teológicas que funcionan paralelamente a la iglesia. En este 
caso, el proyecto especial puede iniciar su diseño durante el curso, y terminar este diseño para que tenga la 
forma de tesis durante un tiempo adicional, fuera de las seis semanas (se sugiere que no se requiera su 
aplicación como requisito para su aproba- ción, sino que sea solamente trabajado como lo indica el tema del 
curso, como un “proyecto”). 
7) Finalmente, como se sugiere más detalladamente en el capítulo 6, debería de proyectarse un 
seguimiento de los estudiantes ya graduados del instituto, de modo que la edificación de los miembros de la 
iglesia se mantenga perdurablemente. 
Los siete parámetros referidos previamente marcarán las necesidades de material a nivel directivo, docente 
y estudiantil. 
Material para la dirección y secretaría 
La dirección y secretaría del instituto teológico de la iglesia necesitará. 
1. El Manual de Procedimientos Este Manual debe incluir: 
A. Nombre del Instituto 
B. Filiación Eclesial 
C. Declaración doctrinal 
D. Relación con el gobierno de la iglesia 
E. Funcionarios 
F. Profesores 
G. Currículo y Actividades Extracurriculares 
H. Registro como estudiante 
I. Legislación de aprobación de un curso 
J. Legislación de aprobación del programa total 
2. El Cuadro Curricular 
El cuadro lo darán los programas y actividades de los 24 cursos. Para cada curso, será necesario presentar: 
tema, objetivos, contenido, las cuatro unida des , y las ayudas respectivas (“ayuda” se refiere al materia l 
necesario para desarrollar las actividades). Para cada unidad, se requerirá tema, objetivo(s),
contenido, actividades, y las sugerencias respectivas para cumplir con dichas. A continuación se presenta 
un ejemplo del modelo sugerido. 
INSTITUTO TEOLÓGICO ______________ 
CURSO: Biblia II: Nuevo Testamento (NT) OBJETIVOS: 
a. Que el estudiante conozca el Nuevo Testamento y las características de cada uno de sus libros. 
b. Que obtenga una edificación espiritual más profunda. 
CONTENIDO: 
a. Los libros del Nuevo Testamento. 
UNIDAD No. 1 
TEMA: LOS primeros libros del Nuevo Testamento 
OBJETIVOS: 
a. Introducir al estudiante al Nuevo Testamento. 
b. Revisar los Evangelios y Hechos de los Apóstoles. CONTENIDO: 
a. Clasificación de los libros del Nuevo Testamento. 
b. Los Evangelios. 
c. El Libro de los Hechos. ACTIVIDADES: 
a. Haga un cuadro sinóptico de los libros del N. T. 
b. Escriba nombre, fecha y autor de cada uno de los evangelios y de Hechos de los Apóstoles. 
c. Haga un resumen del contenido de cada uno de ellos. 
d. Escriba diez experiencias espirituales que ha recibido al estudiar esta unidad (en no más de una 
página). 
SUGERENCIAS: 
1. Para la actividad a, revise la “Ayuda” y use la Biblia. 
2. Para la actividad b, revise la “Ayuda”. 
3. Para la actividad c, revise la “Ayuda” y use la Biblia. 
4. Para la actividad d, ore, reflexione y escriba. 
(De forma similar, debe proveerse la información correspondiente a las Unidades No. 2 a la 4. Además 
debe incluirse una Ayuda o suplemento para facilitar el desarrollo de las actividades.) 
Analizando el modelo sugerido, podemos encontrar algunos principios pedagógicos con respecto al 
instituto teológico. El primero tiene que ver con la educación de adultos. Un típico estudiante de este 
instituto será un miembro (hombre o mujer) de la iglesia, quien desea mejorar en su formación cristiana 
pero no cuenta con los recursos para hacerlo, por ejemplo tiempo disponible. Por este motivo no puede ser 
inducido a memorizaciones ni a esfuerzos extracurriculares más allá de los previstos por un programa 
dominical, ni a realizar actividades de reflexión que requieran investigación en bibliotecas u otros lugares. 
Si alguien puede hacerlo, enhorabuena, pero sería como una actividad adicional para el estudiante con tal 
posibilidad. 
El segundo tiene que ver con el principio de la economía de esfuerzos. Una de las quejas en el campo de la 
educación a distancia es que algunas instituciones educativas en el campo de la teología presentan el 
contenido y las actividades, pero no presentan las ayudas. Esto traerá casi siempre frustración, debido a que 
muchas veces el estudiante no puede encontrar los libros o materiales que se le exigen. Además, otro factor 
conflictivo es la comunicación: la dificultad para comunicarse por
correo o lo costoso si es por teléfono, fax u otra vía parecida. Por estas razones, se sugiere que cada curso 
del instituto teológico de la iglesia, vaya acompañado de todo el material necesario para su estudio y 
cumplimiento de tareas. El tercer principio que queremos resaltar aquí, es el del orden. Si un curso se dicta 
en 6 sesiones dominicales, debería proveerse el contenido para 4 subunidades, para dejar la primera sesión 
para la introducción y actividades preliminares, y la última para la entrega de tareas finsles, revisión, y 
celebración. Por lo tanto, cada curso toma el formato de cuatro actividades intermedias, tal como se lo ha 
discutido previamente. 
3. Archivo de profesores 
El archivo de profesores servirá para testimonio de participación, comunicaciones, y para crear un banco de 
recursos para el futuro. 
4. Archivo de estudiantes 
Este archivo es muy importante, puesto que se trata de un programa con el objetivo operativo de graduar a 
los hermanos fieles que han seguido y cumplido los requisitos del instituto teológico. 
5. Archivo de contactos 
Estos son necesarios en relación a recursos humanos, especialmente de posibles profesores para que 
colaboren como profesores invitados, así como agencias o instituciones que podrían ayudar en el 
mejoramiento del instituto teológico. 
6. Archivo de correspondencias 
Esto es parte de todo departamento eclesial organizado, incluyendo las correspondencias recibidas y las 
enviadas. 
7. Inventario de materiales 
Es necesario que el instituto teológico tenga su propio material, el cual debe estar inventariado para 
mantener un conocimiento actualizado de los recursos materiales con los que cuenta el instituto teológico. 
8. Sección de misceláneas 
Siempre será aconsejable que se tenga una sección de misceláneas, porque a veces se presentan situaciones 
administrativas que por un momento no se sabe donde ubicarlas. 
Material para el profesor 
El profesor necesita tener el material listo con suficiente anticipación para que se pueda distribuir a los 
estudiantes de manera ordenada. Esto puede hacerse durante la primera clase; o antes de la clase, para una 
revisión personal por parte del estudiante antes de iniciar el curso. Aunque leyendo el párrafo anterior daría 
la impresión de que más bien se trata de material para el estudiante, realmente lo consideramos como 
material para el profesor. Existe una realidad que suele darse en algunas iglesias: dado que las 
participaciones suelen ser voluntarias, a veces las personas que tienen que dictar un curso o conferencia, no 
las preparan, y éstas se dan de manera espontánea, no siempre con orden y para edificación. El futuro del 
instituto teológico de la iglesia dependerá en gran parte de profesores preparados y la única manera de 
asegurar que ellos cumplan con este requerimiento es estableciendo que tengan listo el material para ellos y 
los estudiantes en tiempo adecuado, previo al inicio del curso. 
Material para el estudiante 
Esto lo determinará el cuerpo directivo y el profesor de la materia a dictarse. La sugerencia es que se 
entregue el material en forma completa y fija, de manera que no se lo haga por hojitas sueltas ni por 
porciones. La idea de que el estudiante está obligado a buscar todo lo que necesita para su éxito como
alumno es una idea equivocada dentro del contexto de la iglesia, puesto que en ella el mayor sirve al menor, 
y detalles como el de facilitar en la mejor manera el material al estudiante revelarán el espíritu de quienes 
están a cargo de este ministerio. 
ELEMENTO 6: EL ESPACIO 
El espacio fisico que necesita el instituto teológico está determinado por dos aspectos: la dirección y 
secretaría, y los alumnos por clase que se planifica tener. La organización para la dirección y secretaría 
requiere tener espacio para el material mencionado anteriormente: 
1) Archivo administrativo general 
2) Archivo de matrículas 
3) Archivo de control de cada estudiante 
4) Archivo de profesores 
5) Archivo de currículo 
6) Archivo de material 
7) Archivo misceláneo 
La clase requiere tener espacio suficiente para: 
1) Un número definido de estudiantes, lo que dependerá de las posibilidades de la iglesia, siendo lo más 
aconsejable que éste sea entre 8 y 16 estudiantes. 
2) La utilización de material didáctico propio para adultos. 
Al hablar de espacio, hemos hablado en los párrafos anteriores del espacio físico, pero también existe el 
espacio espiritual. El espacio espiritual en un instituto teológico es diferente a otros espacios educativos no 
eclesiásticos, ya que tiene sus propias características, que no son espiritualistas, sino integralistas. La 
educación sin Dios corre el peligro de ser narcisista; esta podría ser una de las razones por las que cierta 
gente toma postura de orgullo por su conocimiento. En el caso del espacio espiritual en la educación 
cristiana, éste es integral. Esto significa que llega a todas las partes del ser humano, y por lo tanto toca su 
trascendentalidad. Otra forma de decirlo es que llega a su relación con Dios, para desde allí cubrir todo el 
ser. Esta es la razón por la que debemos distinguir tres características específicas en el espacio espiritual del 
instituto teológico: el reinado del Señor, la comunión fraternal en Dios, y la exhaltación en gratitud de la 
obra de Jesucristo. 
En el espacio espacio espiritual se encuentra reinando el Señor 
El espacio que hay que crear en un instituto teológico no es uno para alimentar exclusivamente la mente. Si 
fuera así, te ndríamos “inte lectua les” de la igles ia , con todas las consecue nc ias catastróficas que derivaría n 
de dicho intelectualismo. El espacio correcto es lugar para compartir con el Espíritu Santo una comunión 
santa de edificación. Dejar que reine el Señor: éste es el espacio del instituto. De esta manera, la 
inteligencia espiritual cubrirá todos los campos del conocimiento humano, y encontrará siempre la 
presencia del Rey en ellos. 
El espacio espiritual es un espacio de comunión en el amor de Dios 
Esto determinará una comunicación no sólo como amigos sino como familia de Dios. La organización del 
espacio familiar terrenal varía de acuerdo a costumbres, lugar de asentamiento de la familia, y 
posibilidades. Por ejemplo, será diferente el espacio de una familia en la ciudad de Nueva York, en un 
barrio marginal, y con posibilidades de immigrante pobre, que las de un grupo familiar latinoamericano en 
una ciudad de Sudamérica, con recursos económicos altos, y conocedor de las costumbres y maneras de ser 
de la gente en su alrededor.
En el caso de la familia espiritual, no son importantes los factores físicos o culturales para su integración 
espacial. Es suficiente que se reconozca el amor de Dios para la comunión entre los hermanos. Esta 
suficiencia de la presencia de Dios producirá un instituto con sana comunicación, con la alegría de estar 
creciendo como grupo en el conocimiento de Dios y sus acciones a través de ellos. 
El espacio espiritual es un espacio donde la obra redentora de Cristo se 
exhalta en gratitud 
Es difícil establecer cual fue el sentimiento que más alabóel Señor Jesucristo durante su pastoreo terrenal. 
Lo que sí es seguro es que la gratitud estuvo entre dichos sentimientos alabados por el Buen Pastor. 
Cuando en el instituto teológico se da el espacio para la gratitud, se estará descubriendo uno de los 
elementos sustanciales de la autenticidad del instituto teológico. La fuente de la gratitud está en el 
reconocimiento auténtico de la obra redentora de Cristo. Cuando existe espacio para este sentir se verá una 
serie de manifestaciones en el recinto donde se lleven a cabo las clases, que no pueden ser descritas en 
forma general o particular, porque serán únicas. Si combinamos un espacio físico, que puede ser una aula 
elegante o debajo de un árbol: ambos valen por igual, y el espacio espiritual, espacio para la espiritualidad, 
entonces podremos descubir la verdadera libertad para la excelencia en la educación cristiana. 
Al finalizar este capítulo, podemos decir con certeza: ¡EL INSTITUTO ES POSIBLE! 
PREGUNTAS DE REPASO 
Para cada una de las siguientes preguntas, hay tres opciones. Escoja, por favor, la que considere más cerca a 
lo expuesto en este capítulo. Las respuestas correctas, en la página 75. 
1. El elemento básico para organizar un instituto teológico en una iglesia está dado por: 
a. La aceptación por la directiva de la iglesia 
b. La vocación de la iglesia 
c. Los recursos económicos y de personal 
2. Como unidad comunitaria, la iglesia de este tiempo: 
a. Debe aprovechar los recursos de todos sus miembros. 
b. Debe buscar nuevos recursos, aun fuera de ella. 
c. Debe ganar nuevos miembros participativos. 
3. En función de un instituto teológico, la base de la iglesia está dada por: 
a. La Biblia 
b. La doctrina 
c. Ambas 
4. El Señor ha dado a su iglesia: 
a. Un estilo único y universal 
b. Estilos particulares sin referencia universal 
c. Estilos particulares con referencia universal 
5. En educación de adultos, la clase: 
a. Puede durar más de una hora 
b. Debe durar más de una hora 
c. Debe durar menos de una hora 
6. El adulto aprende mejor: 
a. Memorizando por repeticiones 
b. Memorizando por asociaciones
c. Actuando lo que tiene que memorizar 7. El adulto aprende más: 
a. Escuchando pasivamente y con atención 
b. Participando con sus comentarios propios 
c. Participando con comentarios dados por autoridades 
PREGUNTAS DE INTERACCIÓN 
Para cada una de las siguientes preguntas, intente, por favor, elaborar respuestas personales, que pueden ser 
afirmaciones o questionamientos. 
1. ¿Cree usted en la “Gran Comisión” como parte de la visión de la iglesia? ¿Por qué? 
2. ¿La “verdad cris tiana” neces ita ser defe ndida? ¿Está de acuerdo con la traducc ión “defensa” en 
lugar de “baluarte”? ¿Por qué? 
3. ¿Considera usted que la iglesia goza de una buena educación teológica en la actualidad? ¿En qué 
basa su respuesta? 
4. ¿Cuál considera usted que sea el factor más importante para iniciar un proyecto educativo en la 
iglesia? ¿Por qué? 
5. ¿Qué opina de la “educac ión a dis tanc ia” c ompara da con un instituto teoló gic o en la misma 
iglesia? ¿Cuáles son las bases para su opinión? 
6. ¿Qué opina, pensando en su iglesia, del cuadro de materias propuesto en la tabla 2? Dé razones 
para su respuesta. 
7. ¿Está o no de acuerdo en que un curso puede dictarse en 6 clases de 11/2 hora cada una? Por favor, 
razone su respuesta. 
SUGERENCIAS DE ACTIVIDADES ESPECÍFICAS 
Las siguientes actividades son optativas, y pueden ser modificadas de acuerdo a las circunstancias. 
1. Investigue la estructura de su iglesia. Compárela, buscando paralelos, con la estructura propuesta. 
Estructura propuesta 
La expresión de la iglesia 
El funcionamiento de la iglesia La visión de la iglesia 
Características de los miembros El fundamento de la iglesia 
Estructura de “mi iglesia” 
2. Investigue la enseñanza en su iglesia. Compárela, buscando paralelos, con las áreas propuestas. 
Areas propuestas 
Biblia y doctrina: 3 
Características de los miembros: 2 
La visión de la iglesia: 7 
El funcionamiento de la iglesia: 4 
La expresión de la iglesia: 8 
Enseñanza en mi iglesia 
3. Converse con algún amigo sobre “el espacio espiritua l”. Anote las conclusiones : 
4. Resultado: Conteste por favor, ¿Sería posible que su iglesia pueda contar con un instituto teológico 
funcionando en ella?
III. Planificación del instituto teológico 
“Pero deseamos que cada uno de vosotros muestre la misma solicitud hasta el fin, para plena certeza de la 
esperanza.” Hebreos 6:11 
SUMARIO: El foco de este capítulo es guiar a la persona o personas interesadas en tener un instituto teológico 
en su iglesia, para que puedan presentar el proyecto de una manera adecuada en función de motivación, 
claridad y utilidad del proyecto. 
Cuando pensamos en un instituto teológico para la iglesia, será automática la pregunta acerca de quién va a 
proponer la idea, y mantenerla mientras se cuaja la posibilidad, hasta que ésta sea aprobada por las autoridades 
correspondientes. Como todo proyecto nuevo, tiene ahora que ser promovido a todos los niveles que 
corresponda le gítimame nte. Solamente personas con “e l c ora zón de Dios” , y que estén convenc idas de la 
utilidad del proyecto, pueden entrar en tal empresa. Este capítulo ha sido diseñado para discutir con estas 
personas ideas que consideramos pueden ser de ayuda. 
PASO 1: EL LIDERAZGO EN LA INICIATIVA 
Desde el punto de vista operativo, es decir funcional, la pregunta que se presenta a estas alturas es: ¿Quién 
puede tomar el liderazgo en la organización del instituto teológico? La respuesta es cualquier miembro de la 
iglesia, aunque debería, preferiblemente, ser el pastor o algún líder en el campo de la educac ión. El primer paso 
para convertir en realidad el proyecto será el tener a un líder en la iniciativa de la creación del instituto 
teológico. 
Desde algunas décadas atrás se ha venido discutiendo sobre si el líder nace o se hace. Nuestra posición en 
relación a l líder cristia no e s que “e l líde r no na ce ni se ha ce , e l líde r re nac e”. Esto s ignifica que ca da 
cristiano, desde el momento que renace por su fe en el Señor Jesucristo, es un líder porque lleva el 
estandarte de Dios en su vida. Este es nuestro concepto de lidera zgo: “Animar a otros a que s iga n a l Señor, 
para c onve rs ió n y para e dificac ió n”. Sería oc ios o, por lo ta nto, disc utir carac terís tica s de lide ra zgo que no 
correspondan a esta definición. En particular, con respecto al líder en la organización de un instituto 
teológico en la iglesia local, consideramos que debe tener las siguientes cualidades, todas éstas dadas en 
función de la naturaleza del proyecto, y que corresponden a su sentir y a su formación. 
Cualidades en el sentir 
No es posible llevar a cabo una empresa sin una pasión por ella. Así como hay pasiones destructivas, por 
ejemplo las pasiones por el poder político, también hay pasiones constructivas, por ejemplo la pasión por 
llevar el mensaje redentor de Cristo. En el caso de un promotor del inst ituto teológico dominical para su 
iglesia, éste será un cristiano que sienta en su corazón la pasión del amor de Dios orientado a cinco 
receptores, como veremos a continuación. En cada una de esas proyecciones, el descubrimiento del Espíritu 
Santo como guía de dichas actitudes emocionales es necesario. El resultado será una intención a llevar a la 
práctica lo que ve como bueno delante de Dios. En el caso que nos toca, ésta será la intención de ver como 
una realidad la instalación y funcionamiento de un instituto teológico en su iglesia. 
1. Amor a Dios 
El amor a Dios le dará tres apoyos, uno cognitivo, dos afectivos. El fundamento cognitivo estará presente por la 
convicción de que la visión de tener un instituto teológico en la iglesia es de acuerdo a la volu ntad de Dios. Su 
centro de análisis, para considerar la pertinencia o no de la existencia de esta agencia educativa de la iglesia, 
será el amor a Dios. En otras palabras, preguntarse si proyecto como
éste puede ser pensado en el espíritu del amor divino. ¿Dios se agradaría de esto? La pregunta parece de 
fácil respuesta a l princ ipio. Pero realme nte abarca más que contestar “Sí” , puesto que conlle va un 
análisis de la motivación real para proponer un proyecto como éste. En el punto crucial de la decisión 
no está el si el instituto sería pertinente o no en relación a la necesidad de la iglesia, sino si la propuesta 
es para agradar a Dios o por motivos diferentes y por lo tanto no válidos. 
El amor a Dios le proveerá también del ánimo para seguir el proceso. Como éste no es en relación a la 
toma de una decisión por un acto sino por un programa que tendría la tendencia a ser permanente, el 
tomar el liderazgo para su implantación demandará tener disposición tipo ministerial, y esto sólo puede 
nacer del amor a Dios como crisol de realizaciones personales. Finalmente, el amor a Dios le proveerá 
de la consolación en los momentos difíciles. 
Sería ingenuo pensar que un proyecto innovador, sobre todo uno que está pretendie ndo cambios en la 
filosofía educativa en la iglesia cristiana, no vaya a encontrar resistencias. En algunas ocasiones, 
resistencias que pueden ser confrontadas espiritualmente en forma exitosa; en otras ocasiones, 
situaciones que amenazarán no sólo el proyecto sino la estabilidad misma de la persona. Estos son 
riesgos de toda innovación. Y solamente quien esté haciéndolo con un amor a Dios inteligente, podrá 
encontrar en este maravilloso amor el apoyo durante momentos difíciles. 
2. Amor a la iglesia como comunidad 
El amor a su iglesia le dará la motivación para promover el instituto teológico en ella, porque en su 
corazón siente el deseo de verla crecer. Y sabe que un apoyo para el crecimiento será renovando sus 
programas, entre éstos el educativo, ya que el concepto de renovación es bíblico. Así mismo este amor 
a su iglesia hará que vea el instituto como una posibilidad para que ella se edifique como comunidad de 
Dios. No es una aventura educativa para mejorar estructuras institucionales; es un proyecto para que el 
Cuerpo de Cristo siga edificándose de manera más integral como familia de Dios. Finalmente, le 
permitirá aceptar que la iglesia es quien decide. No habrá lugar para resentimientos en relación a la 
respuesta de sus hermanos como iglesia del Señor, puesto que no se está buscando un objetivo impuesto 
a la iglesia, sino la respuesta de ésta a una sugerencia en amor. Fuere cual fuere el resultado, lo más 
importante es el amor entre los hermanos. 
3. Amor a los hermanos como personas individuales 
El amor a los hermanos como individuos le permitirá descubrir tres posibilidades para su proyecto. La 
primera es que podrá personalizar su proyecto. No será algo mecánico, sino algo que va a afectar 
positivamente la vida de personas, considerando sus particularidades, dada su condición de ser 
ciudadanos de la Patria Celestial. Así mismo, podrá individualizar el proyecto. Podrá pensar en el 
hermano “ta l” o la herma na “ta l” al orga nizar s u proyec to. No será un proyecto para una “masa” 
grande o pequeña, sino será uno para hermanos individualizados, y por lo tanto, respetados en su 
identidad como seres humanos distintos. No será un proyecto para simplemente números en una lista 
de membresía, sino para receptores particulares del amor de Dios, y por lo tanto, merecedores de una 
indentifícación específíca y relacionada a su forma de ser como cristianos. Finalmente, podrá focalizar 
el proyecto. Gracias a su amor a los hermanos como personas individuales, podrá pensar en las 
necesidades de los hermanos, y entonces valorar si la presentación de un proyecto como éste será para 
edificación; y si lo es, en qué forma, bajo qué criterios, y con qué propósitos. 
4. Amor al prójimo quien es el entorno de la iglesia 
El amor a las personas que no son miembros de la iglesia, pero con las cuales existe el contacto por la 
misma visión de la iglesia, le permitirá tener conciencia de la humanidad a tres niveles. Uno es el
nivel local. Si la persona piensa en una teológica para su iglesia, tiene que considerar el lugar de su 
iglesia en relación a su entorno. La razón para esta actitud es que la iglesia es una carta abierta para 
ser leída por sus vecinos. También a nivel regional. El sentir amor por el prójimo que vive alrededor 
de la iglesia depende en gran parte de la percepción física dada por la proximidad experiencial. 
Motivarse para un proyecto pro-instituto teológico pensando en el nivel regional de vecindad de la 
iglesia, reflejará una visión evangelística que puede contagiar a otros en la congregación. Finalmente, 
a nivel universal. Una persona que quiere proponer un proyecto distinto en su iglesia, como sería el 
caso de un instituto teológico dominical, deberá compartir el amor de Dios por aun la gente que no 
conoce físicamente. En otras palabras, deberá tener un espíritu misionero. Entonces, el instituto 
tendrá asegurado no un enfoque parroquial sino universal. 
5. Amor a sí mismo 
Si encuentra que el amor a sí mismo no signifíca egoísmo sino dignidad para con su propia naturaleza 
como hijo de Dios, encontrará en este proyecto un motivo de realización personal. Verá el proyecto 
del instituto como un proyecto para su Dios. No está trabajando para el aire (es decir, para un 
idealismo producto de su imaginación); está haciendo algo para su Dios. Verá el proyecto como un 
proyecto en su iglesia. No está motivado para engrandecer una institución que está articulada 
impersonalmente. Es para su iglesia, su familia, sus hermanos. Finalmente lo verá como un proyecto 
para su pró jimo. No es, pues , un proyecto para “mí mismo” ni para “otros que no tiene n na da que ver 
conmigo”. Es para mi pró jimo. En este cas o, como e n los dos a nteriores, la pa labra c lave es “s u” , la 
que puede ser reconstruida como “mi” : mi Dios , mi igles ia , mi pró jimo. Quie n pueda pensa r en a lgo 
por su Dios, su iglesia, su prójimo, realmente está revelando que ha aprendido a amarse en la manera 
más sublime, pues lo está haciendo no por egoísmo sino por amor compartido sin excluirse a sí mismo 
dentro del círculo de amor. Este es un concepto que lo encontramos en la concepción de la 
circumpatía. 
Cualidades en su formación 
El líder que proponga la creación de un instituto teológico debe tener también cierta formación 
personal, con cualidades producto de esta formación que entran en las categorías de rasgos de 
personalidad así como en aspectos formales de su posición en la iglesia. 
1. Rasgos personales 
Podemos distinguir tres rasgos personales que habilitan a un líder de educación cristiana, dentro del 
espíritu de esta propuesta. En primer lugar, debe tener la convicción de la educación como proceso 
edificativo. Solamente una persona con capacidad para configurar una convicción puede embarcarse 
en la aventura de promover algo totalmente nuevo y diferente a la iglesia, la cual por regla general 
tiende a ser conservadora con sus costumbres y tradiciones. Pero ésta no es una convicción como 
rasgo general. Es una convicción focalizada en la educación como proceso edificativo de la iglesia. Y 
esto ya sería como una convicción dentro de otra convicción. En segundo lugar, debe tener 
convicción en la edificación integral. Debido a la naturaleza del proyecto, que presenta al instituto 
como una disciplina de edificación integral, el líder promotor de la idea tiene que concordar con las 
proyecciones del instituto teológico. Finalmente, debe poseer una teología feliz. Muy difícil, sino 
imposible, será el promover un proyecto si la persona no tiene una teología feliz en su corazón. Esta 
teología sana, otra forma de nombrar a la teología feliz, contagiará a los demás. Como consecuencia, 
se dará una predisposición positiva para lo que va a decir el mensajero. 
2. Rasgos formales
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La educacion cristiana en la iglesia local

  • 1. LA EDUCACIÓN TEOLÓGICA EN LA IGLESIA LOCAL CONTENIDO Introducción I. El lugar de un instituto teológico en la iglesia local Concepto de iglesia local Concepto de instituto teológico El lugar del instituto teológico en la iglesia local II. Organización de un instituto teológico Elemento 1: En la vocación de la iglesia Elemento 2: El contenido del programa Elemento 3: La organización del tiempo Elemento 4: El personal necesario Elemento 5: El material Elemento 6: El espacio III. Planificación del instituto teológico Paso 1: El liderazgo en la iniciativa Paso 2: La “venta” de la idea Paso 3: Reuniones preparatorias Paso 4: La presentación administrativa ante la iglesia Paso 5: La puesta en marcha del instituto IV. Implantación del instituto teológico El análisis en un instituto teológico Análisis de los recursos Análisis de los recursos favorables Análisis de los recursos no favorables Análisis de una estrategia definitiva Modos de utilización del análisis V. Evaluación del instituto teológico La evaluación en un instituto teológico La evaluación personal La evaluación grupal La evaluación general VI. Mejoramiento del instituto teológico El mejoramiento en un instituto teológico Mejoramiento departamental del instituto Mejoramiento en función de la iglesia Mejoramiento en función de la comunidad contextual Cómo aprovechar las reuniones pro mejoramiento Guías para evaluaciones Respuestas a las preguntas de repaso El lugar de la biblioteca Bibliografía sugerida
  • 2. INTRODUCCION Motivación Este manual nace como una alternativa para satisfacer dos tipos de necesidades percibidas en la educación dentro de la iglesia. La primera es la necesidad de renovar el método utilizado en la educación cristiana. A través de la experiencia obtenida a partir de la pastoría propia y de la investigación realizada sobre la experiencia de otros ministros, hemos reconocido la necesidad de una mayor preparación teológica para los miembros de la iglesia. Este reconocimiento nos ha llevado a plantear un método alternativo al de educación bíblica dominical, éste es, la educación teológica dominical. Si por educación bíblica dominical entendemos la enseñanza de lecciones bíblicas para la aplicación de éstas en la vida cotidiana, en el caso de la enseñanza teológica dominical pensamos en la utilización de un cuerpo de materias para la vida cr istiana integral, reforzando el fundamento bíblico y doctrinal. Esto implica una diferencia en la filosofía educativa en la iglesia cristiana. No se trata de enseñar para que la persona ponga en práctica lo que está recibiendo como enseñanza, sino para que ésta ponga en práctica lo que está recibiendo como mensaje para acciones y determine bajo la dirección e iluminación del Espíritu Santo y las Escrituras, lo que está inter-aprendiendo con sus hermanos en la comunidad cristiana. La segunda es la necesidad de mantener el fundamento bíblico para la renovación en el Espirítu. Cualquier intento de operar educativamente en la iglesia siempre se ha encontrado con un dilema: aceptar los conocimientos que la ciencia humana está proveyendo, y entonces dar la impresión de quedar reducida a los elementos que ésta le propone; o desecharlos, y seguir intuitivamente su curso, con el riesgo de ser llamada retrógada o fanática. Desde nuestro punto de vista, la utilización adecuada de la Biblia corrige sabiamente este dilema , pues podemos usar los recursos de la ciencia y técnica actual, sin llegar a la idolatría, siempre y cuando mantengamos a las Escrituras como la autoridad primera y suprema de la verdad. Su relación con la Escuela Dominical En 1780 sugió la Escuela Dominical en Gloucester, Inglaterra; su fundador fue Robert Raike. Inicialmente, fue diseñada para enseñar a leer y a escribir a niños de condición socio-económica deplorable que tenían problemas de analfabetismo. Es decir, la enseñanza religiosa ocurría en manera paralela a su objetivo primario, la enseñanza de lectura y escritura. Sin embargo, este movimiento encontró muchas resistencias, incluso persecusiones. En los últimos años del siglo 18 y en las primeras décadas del 19, la Escuela Dominical se asentó en la forma como la conocemos hoy. En 1857, Los Bautistas del Sur de los Estados Unidos la incorporaron oficialmente en su programa eclesiástico. En 1872, luego de la Quinta Convención de Escuelas Dominicales realizada en los Estados Unidos, es consolidada de manera internacional. En términos generales, se considera a la Escuela Dominical como la agencia de la iglesia que se reune regularmente para servir a personas de todas las edades y cumplir cinco funciones principales: enseñanza de la Biblia, comunión entre los participantes, promoción de la iglesia, entrenamiento de los miembros, y evangelismo. El instituto teológico dominical, tal como se propone aquí, no busca suprimir a la Escuela Dominical, sino modificar el currículo de enseñanza dominical de la iglesia de modo que se alcance una mejor formación del miembro de la iglesia local. Según se propone, el instituto teológico dominical deberá funcionar en interrelación con la Escuela Dominical. Adoptamos el siguiente concepto de currículo (o curriculum): el conjunto de actividades que constituyen los elementos que permitirán el cumplimiento de los objetivos que la iglesia se ha propuesto en la formación de sus miembros. A quiénes va dirigido este manual Este manual va dirigido principalmente a grupos de cristianos que comparten dos intereses básicos: el crecimiento integral de la iglesia y el aprovechamiento de los recursos educativos teológicos para que este desarrollo se lleve a cabo eficientemente. Entre éstos se encuentran, al menos, cuatro clases de personas:
  • 3. pastores; líderes y miembros interesados de la iglesia local; líderes de organizaciones denominacionales; y profesores y estudiantes en el campo de la educación teológica en la iglesia. Los pastores de iglesias locales son registrados en primer lugar, debido a su responsabilidad sobre el rebaño (Hebreos 13:17). De la manera como están organizadas la mayoría de nuestras iglesias, da la impresión de quienes primero estarán interesados en el mejoramiento de la educación cristiana de la iglesia deben ser los pastores. En segundo lugar, son registrados los líderes y miembros interesados de iglesias locales, porque estas personas constituyen el grupo de centinelas en toda iglesia que busca siempre con pa sión santa el mejoramiento de todas las instancias de ésta. Además, ellos constituyen el crisol de la recepción y desarrollo de vida de la iglesia. En tercer lugar, los líderes de organizaciones, tales como denominaciones o Asambleas de iglesias, porque son responsables, entre otras cosas, de la política administrativa de las iglesias. Además, en muchos casos, la implantación oficial de este programa en la congregación local requerirá su endoso, sino su aprovación. Finalmente, los profesores y estudiantes en el campo de la educación cristiana, ya que constituyen el espacio donde la iglesia universal fragua su edificación educativa en el Espíritu. La importancia de este grupo es tal que, solamente para ilustrarlo, basta mencionar el lugar que ocupa la Educación Cristiana es el currículo de los institutos y seminarios teológicos alrededor del mundo. Características del manual En términos de su utilidad, el presente texto busca facilitar la articulación de un nuevo sistema de educación teológica para la iglesia local, con las siguientes características: 1) La iglesia no va al instituto teológico, el instituto teológico va a la iglesia. 2) La iglesia no delega un grupo especial para que sea preparado teológicamente, toda la iglesia se prepara teológicamente. 3) No se crea un departamento extraeclesiástico, se promueve un departamento intraeclesiástico. Buscando ser coherente y progres iva , la presente obra gira a lrededor de l concepto del “instituto te ológic o”, s u lugar en la iglesia local, así como su planificación, organization, implantación, evaluación y mejora continua. Finalmente, en relación al método de estudio sugerido, este manual está diseñado para estudio personal o grupal, con el siguiente formato para cada uno de sus seis capítulos: unidades de estudio, preguntas de repaso, preguntas de interacción, y sugerencia de actividades específicas. Como nota aclaratoria conve ndrá dec ir que se utiliza e l término “hombre” , “herma no” y “obrero” para referirse conjuntamente tanto al hombre como a la mujer, conjuntame nte. La connotación general se aplicará en cada caso, a menos que se requiera una diferenciación. I. El lugar del instituto teológico en la iglesia local “Pero a cada uno lees dada la manifestación del Espíritu para provecho.” 1 Corintios 12:7 SUMARIO: El foco de este capítulo es la delimitación del tema, es decir, definir a la iglesia local, proponer un concepto de instituto teológico, y la interrelación entre ellos. Para este efecto se utilizan conceptos operativos, o sea, en función de su aplicación. CONCEPTO DE IGLESIA LOCAL Desde un punto de vista funcional, la iglesia puede ser considerada una entidad operativa, a cargo entre otras cosas de la tarea de educación de sus miembros. Es decir, la iglesia local es vista como un grupo de cristianos reunidos bajo ciertas condiciones. Estas condiciones permitirán la concepción de la educación en la forma de un instituto teológico local, cuya organización y funcionamiento reposan en un reconocimiento cuádruple: el reconocimiento de Dios, la doctrina, la organizac ión, y la visión de crecimiento. Trazando una línea de progreso, podemos considerar el reconocimiento de Dios como el inicio del camino; la doctrina como el elemento constitutivo de esta vía; la organización como la puesta de la vía en su lugar respectivo; y la visión de crecimiento como la progresión en el camino hasta el retorno del Señor. Esta congregación, o hermanos del Camino, será donde un instituto teológico dominical puede operar. Es una iglesia cuyos miembros tienen la certeza del reconocimiento de Dios como el centro de sus vidas
  • 4. La condición fundamental es que este grupo de personas crea que Dios hizo al mundo y que Dios está actuando en su creación. Esta acción divina se da en manera multiforme e indubitable, de acuerdo a la voluntad del Padre Celestial. Voluntad que en su máxima forma de expresión es manifiesta en la persona y ministerio del Señor Jesucristo, como revelación absoluta del sublime y perfecto amor de Dios. Este mismo Dios de amor continua presente hoy en su iglesia, a través de la presencia y actividad del Espíritu Santo. Y este Dios es el mismo y único Dios verdadero de quien el apóstol Pablo declara en Romanos 11:36, “Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén”. Como su Dios no es un Dios lejano, extraño o no familiar, el cristiano miembro de una iglesia local goza de la oportunidad de vivir en una relación única y personal con este Dios; relación que en lo que corresponde a su significado es maravillosamente caut ivante. A tal punto es de hermosa y lúcida esta experiencia, que el cristiano vive una romántica relación con su Padre Celestial, pero una relación que también es realista mientras dure su pregrinar en la vida. Cuando una persona toma conciencia del amor de Dios revelado a través del Señor Jesucristo y de las buenas nuevas proclamadas en su ministerio, entonces ésta tendrá una serie de reacciones de gratitud, porque “a ntes estaba perdida”, y “ahora es salva”. Todas las implicac iones de esta concienciación pueden ser resumidas en la llamada divina de su Señor y en su respuesta humana de querer servirle en el lugar que le corresponda entre su pueblo, dentro y fuera de la iglesia. Finalmente, el cristiano descubre la magnífica experiencia de la comunión con el Espíritu Santo. No solamente Dios está actuando en su creación, y especialmente en sentido redentor por medio del Señor Jesucristo, sino que ha provisto un Consolador que está enseñando a su iglesia las maravillas de ser llamados hijos de Dios. Este crist iano podrá entonces ver la oportunidad de instruirse en comunidad con sus hermanos, como iglesia y sin temor, porque el Espíritu de Dios está en medio de ellos. Es una congregación doctrinal Doctrina es el cuerpo de creencias que la iglesia tiene como el sano entendimiento de su peregrinaje en esta tierra. Es posible decir, sin temor a equivocación, que toda iglesia cristiana, por muy pequeña o grande que sea en número u organización, tiene un cuerpo doctrinal que guía su interpretación de los tiempos y circunstancias en que le ha tocado vivir. Las creencias doctrinales deben estar basadas en la Biblia como la Palabra de Dios. Por lo tanto, la iglesia es cristiana, y como cristiana, bíblica. Esto le da a la doctrina, entre otras características, la de ser viva y eficaz (Hebreos 4:13). El que la doctrina sea bíblica, y por lo tanto viva y eficaz, asegura que los miembros de la iglesia tendrán una fuente—la Santa Biblia—en la cual pueden descansar para el sano entendimiento de lo que es la vida cristiana. En el la encontrarán alusiones directas a diversos tópicos y dirección cierta sobre actitudes ante situaciones nuevas que afloran según el tiempo y lugar en que se encuentre la iglesia del Señor. De la existencia de la doctrina con bases bíblicas se desprende el que los miembros de la iglesia tengan la capacidad para estar alertas, apercibidos de la sana doctrina de su congregación. Esto les asegurará un sentimiento de convicción espiritual, creciendo en una fe, que por ser cierta, es inteligente. Así mismo, una vida cristiana más productiva, la que por ser edificada en el Espíritu, será para la gloria de Dios. Es una congregación organizada Organización es la manera de integrar sus componentes para poder actuar de manera eficaz y alcanzar sus objetivos como igles ia del Señor. Por lo tanto, la iglesia es cristiana, bíblica y organizada. Se ha dicho, y con justicia, de que Dios es Dios de orden, y que esto se puede percibir en todas las manifestaciones del poder divino. Siendo esto aplicable a la iglesia, podemos encontrar que la comparación de ésta con el cuerpo humano (Efesios 1:23) o con un edificio (Efesios 2:21–22) confirma la necesidad de verla como organizada en una forma especial, dado su carácter único en la tierra. En la idea de organización especial está implícita la de orden especial. Para que exista este orden, tendrá que existir un acuerdo de las partes del Cuerpo del Señor, de manera que cada una de ellas pueda funcionar en armonía, de acuerdo a su don. Los conceptos humanos de organización pueden servir para entender mejor el tópico, pero nunca podrán garantizar su éxito, pues éste depende de parámetros que corresponden a la dirección que proviene de Dios mismo.
  • 5. Es una congregación con deseos de crecer Para efectos de este manual, la iglesia es definida como una congregación con deseos de crecer. Al hablar de crecimiento, la idea es la de crecimiento integral, es decir, en todos los elementos posibles que constituyen la iglesia como una comunidad de santos. Por lo tanto, la iglesia es cristiana, bíblica, organizada y con deseos de crecer. El apóstol Pedro presenta esta idea de crecimiento en 2 Pedro 3:18, pasaje exhortativo, asociado al tema de la venida del día de Dios. Uniéndose al apóstol Pablo, llama a los hermanos al crecimiento en la gracia y en el conocimiento del Señor. Su visión de crecer como iglesia cristiana, bíblica y organizada constituirán su círculo hermenéutico. Esto es, la manera en que puede entenderse la iglesia, ministrársele, y recibir su ministración en una interacción donde ministrantes y ministrados se transforman en el proyecto de Dios como el todopoderoso ministrante y la congregación como interministrantes los unos con los otros en el nombre del gran ministrador que está presente por su Santo Espíritu. Una iglesia con estas características estará preparada no para nuevos retos sino para nuevas oportunidades. CONCEPTO DE INSTITUTO TEOLÓGICO El instituto teológico es un lugar. Esto significa que es un espacio con un objetivo específico: el de hacer teología. Si teología es “la reflexión participativa, por parte del cristiano, de los hechos de Dios en su creación y espec ia lmente en la obra de Jesucristo” , e l quehacer teoló gic o, ba jo la forma de un ins tituto teológico dentro de una iglesia local, se desglosará con el siguiente perfil: en el nombre de Dios, en comunión con el Espíritu Santo, dentro de la visión de la iglesia, compartiendo información de la vida cristiana, con testimonio de los testigos de Dios, edificándose mutuamente, alimentándose mutuamente, con reconocimiento de las funciones del Cuerpo de Cristo dentro de la iglesia, así como en la comunidad fuera de la iglesia, y buscando en todo agradar a Dios. Un lugar para reunirse en el nombre de Dios “En e l nombre de Dios y por lo ta nto para s u gloria” expresa la razó n para rea lizar todas las activida des que pudieran darse dentro del instituto. Es Dios quien produce esta experiencia, dentro de la gran experiencia de la iglesia y sus ministerios. Es en su nombre que todos los participantes del instituto se reunen, porque tienen sed del conocimiento de su Señor. Cualquier otro motivo deberá ser santificado y reorientado en el nombre de Dios, puesto que éste es el único motivo rector de la existencia del instituto teoló gic o. Porque Dios es quie n pone “e l querer c omo e l hacer” (Filipe nses 2:13), es de es perarse que todos los aspectos del instituto, su existencia y funcionamiento, sean de acuerdo a la buena voluntad de Dios. Esto implica incluso que no debe haber lugar para murmuraciones y contiendas. Por el contrario, debe ma nifes tar una la igles ia , la comunidad de cre ye ntes que e l Señor llama a actuar como “lumbreras e n el mundo”. Un lugar para tener comunión con el Espíritu Conforme la promesa del Señor Jesucristo, gozamos de la ministración del Espíritu Santo. ¡Qué mejor maestro podríamos tener que Dios mismo entre nosotros! Esta presencia divina, prometida y proclamada en palabra y hecho a través de los siglos, es el maestro rector de todo lo que se haga, en otras palabras, produce que todo se realize en su presencia y con su asistencia y guía. Esta situación no es idealista ni irrea l, porque e l Señor Jesucristo prome tió que el Es píritu Sa nto nos enseñaría “todas” las cosas (Juan 14:26). Descansando en esta promesa, los discípulos tendrían cómo vencer la turbación y el miedo. La historia de la iglesia registra de la militancia de la iglesia mártir, la iglesia de los primeros tiempos. Estas “cosas” que el Es píritu Santo s igue enseñando a su igles ia puede n enc ontrar canales de expresión en un instituto teológico local. Un lugar para participar de la visión de la iglesia La visión de la iglesia determina el papel e importancia de un instituto teológico para preparar a sus miembros. Por lo tanto, esta visión delimita las actividades de cualquier índole que pudiera pensarse al referirnos al instituto. El apóstol Pablo encontró que en el propósito que tuvo Dios en Cristo Jesús (Efesios 3:11), había motivación suficiente no solamente para justificar su vocación personal sino también para orar de modo que los cris tianos seamos “capaces de comprender” y “de conocer” todo esto c imenta do e n e l
  • 6. amor de Dios mismo. Este pensamiento debe guiar la visión de la iglesia, y en ella el instituto teológico podría ser visto como parte de la respuesta a la oración del apóstol. Un lugar para compartir información de la vida cristiana Como seres humanos somos seres comunicantes. Como cristianos comunicamos una vocación, la vocación cristiana. Todo el fenómeno de la vida humana, esencialmente en su forma de ser cristiana, encontrará un espacio de expresión en el instituto teológico de la iglesia. En este caso, el instituto encuentra su apoyo ético en el consejo del apóstol a Timoteo, para que sea sin prejuicios y sin parcialidad (1 Timoteo 5:21). El compartir la formación de esta manera redundará en una mejor calidad de vida compartida entre los hermanos de la iglesia, y esto se transformará en un círculo abierto a la comunión con los nuevos participantes de la experiencia teológica dominical. Un lugar para compartir el testimonio de lo que Dios está haciendo en la vida de los testigos Como cristianos, somos testigos del Señor. El instituto teológico será un lugar apropiado para dar y recibir los “informes” de la acc ión de l Espíritu Sa nto en la vida de cada uno de los hermanos. Esto le dará un sabor del tiempo neotestamentario a las reuniones, cuando todos los hermanos se reunían para preparse como parte del Cuerpo del Señor Jesucristo. Y le dará raíces de gozo, puesto que será una celebración con el Señor (una reminiscencia de la parábola dada por el Señor, registrada en Lucas 15:1–7). Un lugar para seguir un plan de formación edificante para la gloria de Dios El instituto está programado para ser secuencial en los cursos, de acuerdo a un plan que permita el crecimiento de los participantes. Esto será para la gloria de Dios, ya que creará un sentir de que por Dios y para Dios hacemos todas las cosas, correspondiendo todo esto al concepto de la edificación mutua expresado en 1 Tesalonicenses 5:11. Por lo cual el instituto será un lugar donde siempre los hermanos se estarán animando mutuamente para gozar de la gloria de Dios, del Dios de la vida verdadera. Cualquiera que fuere el concepto de edificación que tenga la iglesia, siempre tendrá que concluir en que esta edificación girará alrededor de la gloria de Dios. Y el instituto como parte de su ministerio eclesial, estará dentro de esta hermosa vocación. Un lugar para alimentar el rebaño Proponemos que el instituto sea coparticipativo, dando lugar a la ministración mutua, lo cual le dará una peculiaridad interesante. Esta peculiaridad o característica especial es que la alimentación espiritual será cooperativa, donde cada miembro del instituto tendrá la oportunidad de participar a sus hermanos de lo que está aprendiendo en Dios, y así mismo tendrá la oportunidad de recibir de ellos, en forma recíproca, lo que los otros están desarrollando en el proceso educativo (Romanos 12:4–5). Un lugar para reconocer las funciones del Cuerpo de Cristo Es muy conocida la figura que utiliza el apóstol Pablo para informarnos de la importancia que tenemos como parte de un mismo cuerpo (1 Cor. 12:14–18). El instituto provee el espacio necesario para el reconocimiento de nuestra participación individual como parte del cuerpo de Cristo, y esto traerá como consecuencia la comunión de los santos para sanidad y crecimiento integral en la comunidad eclesial. Un lugar para realizarse como miembro activo de la comunidad Siendo la iglesia la luz y la sal en este mundo, será lógico el que la formación teológica de los miembros de una congregación local no quedará encerrada dentro de las paredes de la comunidad eclesial. Esta trascenderá a la comunidad que rodea a la iglesia. Este será un espacio para que la luz pueda ser vertida a la comunidad, y los pueblos vean que la luz y la sal están mezcladas en el testimonio del amor de Dios (Mateo 5:13–16). Un lugar para agradar a Dios como obreros preparados El concepto de agradar a Dios está dado en las Escrituras, desde el principio hasta el fin. El Señor Jesucristo refirió algunas parábolas y enseñanzas sobre la necesidad de estar apercibidos, o listos, para
  • 7. crecer como obreros preparados (Véase, por ejemplo, Mateo 25:1–13; Lucas 12:35–40; Lucas 16:1– 15). El hermano que esté dispuesto a tomar un tiempo de preparación en el instituto teológico, será alguien con disposición en su corazón de agradar a Dios como un obrero que merezca el reconocimiento de su Padre Celestial. EL LUGAR DEL INSTITUTO TEOLÓGICO EN LA IGLESIA LOCAL Retomando el concepto operativo de la iglesia local, el instituto teológico dominical encontrará su lugar en una iglesia que sienta, básicamente, la necesidad de renovarse. Del pasaje en Efesios 4:17–32, destacamos los vers os 23, “re novaos en e l espíritu de vuesta me nte” , y 29, “ninguna pa labra corrompida salga de vuestra boca, s ino la que sea buena para la necesaria edificac ió n”. Pensando en la pos ibilida d de un instituto teológico dentro de la iglesia de nuestros tiempos, consideramos que dicho proyecto encontrará su lugar en una iglesia que sienta la necesidad de renovarse en los aspectos administrativos, de aprovechamiento de recursos, así como en lo teológico. Todo esto dentro de su vocación como cuerpo de Cristo es la experiencia que llamamos circumpatía. Renovación administrativa El concepto de administración que se propone es el siguiente. Tener un orden de acciones coherente a la visión de la iglesia, a sus recursos, y a su aprovechamiento de dichos recursos para lograr excelencia en los resultados; todo esto bajo la guía del Espíritu Santo. La inspiración para proponer esta renovación administrativa vie ne de Pa blo y s u testimonio e n 2 Corintios 3 a l 7:1. El dice de ma nera explíc ita : “Pero tenemos este tes oro e n vas os de barro” (4:7) que es un argume nto a fa vor de la humilda d e n es te proces o minis teria l que busca ser re nova dor, c on la c onfia nza de que “nues tra c ompe tenc ia vie ne de Dios” (3:5c). Esta clase de inspiración nos hace comprender la necesidad de decirle a la iglesia que parte del perfeccionamiento en la santidad y en el temor de Dios (7:1) es buscar lo mejor en la ministración de la grey. Consideramos que solamente personas con humildad suficiente pueden tener el valor para ent rar en un proceso de riesgo en el nombre del Señor. La iglesia necesita de estas personas, y estas personas necesitan redescubrir la visión de su iglesia para buscar nuevas posibilidades en la búsqueda de la excelencia. La idea de un instituto teológico dominical puede ser una alternativa dentro de estas intenciones. Esto demandará actividades sanas e innovadoras, que no tienen mucho que ver con la palabra reto, sino más bien con oportunidades. La iglesia no necesita adoptar una posición agresiva para pensar en la necesidad de un instituto teológico. Antes bien, necesita sentir que en la administración de sus dones, un instituto de esta naturaleza será una fuente de bendiciones saludables. En fin, ésta es la clase de igles ia para la cual ha sido diseñado el instituto teológico dominical. Renovación en el aprovechamiento de los recursos de cada uno de sus miembros Como partes del Cuerpo de Cristo, en cada congregación, cada uno de sus miembros tiene una función que cumplir. Esto no corresponde a ningún concepto moderno de administración, sino al fundamento bíblico que nos permite considerar a la comunidad de creyentes como necesarios los unos a los otros en función de la misma iglesia. Esta propuesta con una inspiración bíblica la encontramos en las palabras del Señor un poco antes de ser arrestado. La referencia específica se da en el pasaje de Juan 12:12 al 17:26. Cada uno de los miembros del Cuerpo de Cristo es valioso y tiene la promesa del pámpano de Dios (15:4). No es posible dejar pasar por alto que si una agencia de la iglesia está unida a la vid verdadera, cada uno de sus miembros dará frutos en abundancia. Examinando los avivamientos en la historia del Cristianismo, éstos mantienen la constante de una integración del pueblo de Dios. No ha habido avivamientos solitarios, siempre han sido comunitarios y participativos. El desarrollo de un instituto teológico dominical puede ser parte de un proceso de avivamiento integrado. En efecto, éste es el lugar del instituto tal como se propone en esta obra: ser parte del avivamiento por el cual siempre la iglesia ora y vibra, puesto que es parte normal de su desarrollo histórico y escatológico. Como corolario, solamente una iglesia que anhele un avivamiento en el aprovechamiento de los recursos
  • 8. que cada uno de sus miembros representa puede ver en la creación de una institución teológica local una oportunidad immejorable. En términos bíblicos, esto tiene que ver con la mayordomía del pueblo de Dios. Renovación en su quehacer teológico Para el presente caso, teología es definida como la interpretación de la experiencia con Dios en nuestra vida diaria. Con toda seguridad podemos declarar que la iglesia cristiana tiene a través de su historia, en tiempo pasado y presente y futuro, hasta que el Señor venga otra vez, exponentes teológicos que constituyen verdaderos paradigmas. Y una de las características de estos maravillosos personajes cristianos, hombres y mujeres de Dios, es que han presentado propuestas de renovación que han be ndecido en gran manera a la iglesia del Señor. Es posible, dentro del propósito de crear un instituto teológico para la iglesia local, inspirarse en toda la carta a los Efes ios , es pec ia lmente e n 4:23, “y renovaos en e l es píritu de vuestra me nte” , así como en “comprobando lo que es agra da ble a l Señ or” (5:10). De este modo, la reflexió n s obre la experie nc ia cotidiana con Dios será de acuerdo al mismo testimonio del Espíritu Santo. Una iglesia con este sentir estará lista no solamente para aceptar la idea de un instituto teológico en su edificio, sino que estará muy animada a comenzar con los preparativos para que éste funcione. En éste, como en los otros parámetros considerados para calificar a una iglesia en relación a su disposición para la apertura de un instituto teológico local, el hecho de que una determinada congregación no acepte esta propuesta no va a significar que ella no tenga un perfil de espiritualidad como el que se está sugiriendo aquí. Lo contrario es lo que no puede darse, es decir, el que una iglesia quiera tener un instituto teológico dominical sin calificar con ciertos atributos espirituales. En este último caso, si la iglesia organizara un instituto teológico sin estos requisitos, estaría haciéndolo carnalmente, lo cual sería no solamente espúreo, sino repudiable. Renovación de su identidad a través del aprendizaje participativo Durante un tiempo de aprendizaje, con una meta dada por la visión de la iglesia y con un programa de entrenamiento a través del instituto teológico, los hermanos participantes del proceso encontrarán algo que es correlativo a la participación en grupos: la familiarización como hijos e hijas de Dios. Habrá que establecer la diferencia entre el aprendizaje participativo en un grupo sin la presencia del Espíritu Santo y un grupo con la presencia de Dios, tal como ocurre en la iglesia. Fuera de Dios puede darse la simpatía (sentirse tocado por la situación del otro) o la empatía (sentirse en la misma situación del otro). En el caso de la identidad dentro de la iglesia habrá más que simpatía o empatía; habrá una circumpatía. Esto significa una interacción de círculo, donde la identificación no se da entre dos o más personas, una persona y un grupo, o un grupo y una persona o grupo. En la circumpatía la identificación se da no en función de interacciones sino en función de asociaciones. Es inspirada en la presencia del Señor (1 Juan 4:7–5:5). Las características de una asociación circumpática son las siguientes: 1) Dios está presente en el centro de la comunicación. 2) Dios está presente como persona de referencia en todos los constituyentes de la comunicación. 3) Dios está presente como trascendente a la comunicación. Consideramos que una iglesia en la cual el amor de Dios encierra todas sus vivencias es una iglesia lista para intentar la creación de un instituto teológico, puesto que habrá asegurado la coparticipatividad en amor de sus miembros. Al finalizar este capítulo, ciertamente, podemos decir: ¡EL INSTITUTO ES NECESARIO! PREGUNTAS DE REPASO Para cada una de las siguientes preguntas, hay tres opciones. Escoja, por favor, la que considere más cerca a lo expuesto en este capítulo. Las respuestas correctas se encuentran en la página 75. 1. La iglesia considerada de una manera operativa es una iglesia: a. Establecida b. Progresista c. Que actúa 2. Para que una iglesia tenga doctrina: a. No importa su tamaño b. Debe ser grande
  • 9. c. Debe reconocer a la Biblia 3. El círculo hermenéutico de la iglesia lo da: a. El que es cristiana, bíblica y organizada b. El que es cristiana y bíblica c. El que es bíblica y organizada 4. El objetivo de un instituto teológico es: a. Agradar a Dios b. Hacer teología c. Servir a la iglesia 5. Lo que determina el papel del instituto teológico en la preparación de los miembros de la iglesia es: a. La reunión en el nombre de Dios b. El testimonio del Espíritu Santo c. La visión de la iglesia 6. En el aprendizaje participativo se enfatiza: a. La identificación b. La conversación abierta c. Los proyectos de la iglesia 7. En la circumpatía, la identificación se da en función de: a. Interacciones b. Asociaciones c. Ambas PREGUNTAS DE INTERACCIÓN Para cada una de las siguientes preguntas, intente, por favor, elaborar respuestas personales, que pueden ser afirmaciones o questionamientos. 1. ¿Considera usted suficiente los cuatro reconocimientos mencionados para definir a una iglesia como funcionante? ¿Por qué? 2. ¿Qué opina del concepto de doctrina propuesto? ¿Podría pensar en otra forma de definir lo que es la doctrina? ¿Encuentra diferencias o similitudes? 3. ¿Qué piensa del “círculo hermenéutico” propuesto? 4. Si no se definiera el instituto teológico como “un logar”, ¿cómo lo definiría usted? 5. ¿De qué manera cree usted que el Espíritu Santo nos enseña? 6. ¿Cree usted que el organizar un instituto teológico en su iglesia traería ventajas o desventajas para la iglesia? ¿Por qué? 7. ¿Qué será mejor para la iglesia tener retos u oportunidades? ¿Por qué? SUGERENCIA DE ACTIVIDADES ESPECÍFICAS Las siguientes actividades son optativas, y pueden ser modificadas de acuerdo a las circunstancias. 1. Imagínese que usted quisiera organizar o ser parte de un equipo para organizar un instituto teológico en su iglesia: ¿Con quién o quiénes hablaría en primer lugar? ¿Cómo sentiría “el peso” del proyecto? 2. Sugerencias: Hable con la persona o las personas en quienes pensó al contestar la pregunta anterior. Anote las respuestas o comentarios hechos: Anote en dos columnas lo que corresponda en relación a la creación de un instituto teológico en su iglesia: Aspectos Aspectos negativos positivos 3. Resultado: Conteste por favor, ¿debe haber un instituto teológico en su iglesia? II. Organización de un instituto teológico
  • 10. “Pero hágase todo decentemente y con orden.” 1 Corintios 14:40 SUMARIO: El foco de este capítulo es crear un inventario de las posibilidades reales de la iglesia para que pueda implantar su instituto. Considera los elementos necesarios para dicha implantación. Si un miembro o un grupo de la iglesia ha llegado a la conclusión de que la creación de un instituto teológico es necesaria para el crecimiento de la congregación, el siguiente paso a considerar será la organización del instituto. Previo a la puesta en práctica de esta organización habrá que ubicar al instituto en relación a cinco elementos: su lugar en la vocación de la iglesia, el programa que desarrollará, el tiempo que necesitará para su desarrollo, el personal que colaborará en su funcionamiento, el material que va a requerir, y finalmente el espacio donde va a desarrollar sus actividades. ELEMENTO 1: LA VOCACIÓN DE LA IGLESIA Su lugar en la vocación de la iglesia viene a constituir el elemento primario y fundamental. El apóstol Pedro exhorta a estar firmes es esta vocación (2 Pedro 1:10). Quien no hace caso a la exhortación es “c iego”. De ma nera que cua lquier proyecto que se ponga en mesa de c onversac ión te ndrá que cons iderar en princ ipio la vocac ión de la igles ia. Y una de las señales de este andar “vie ndo” es la de no estar oc ios os y sin frutos. El instituto teológico es una propuesta para estar activos de acuerdo a la vocación de la iglesia. La vocación de ésta justificará la concepción de aquél. La vocación de la iglesia dará la oportunidad a su nacimiento Existen pasajes de la Palabra de Dios que se han mantenido como modelo o guía para crear la vocación de la iglesia del Señor. Entre estas perlas bíblicas tenemos a Mateo 28:18–20, conoc ido como “la gra n comis ión”. El c uádruple proyecto apostó lic o—proclamar, discipular, bautizar y enseñar—le da a la congregación, fundamentada en la declaración Cristológica de poder (v. 18) y compañía (v. 20), un programa completo hasta que El venga otra vez. Una congregación cristiana, independientemente de su forma de existir como iglesia, no puede dejar pasar por alto este requerimient o y promesa que viene directamente de la boca del Maestro. Como consecuencia lógica, proyectos como el de la renovación educativa a través de un instituto teológico funcionando en la iglesia, serán parte del proceso para cumplir con su vocación, así como para vivirla. Por esto debe ser creado un instituto teológico dominical en la iglesia local; en otras palabras, el instituto teológico debe nacer a partir de la necesidad vocacional de la congregación. La vocación de la iglesia marcará sus propósitos Otro de los tesoros bíblicos en relación a la vocación de la iglesia lo podemos encontrar en Efesios 5:27. Aquí se proclama una iglesia gloriosa y santa. Será de grandes bendiciones descubrir y redescubrir, vez tras vez, como un proceso de concienciación permane nte: que la iglesia es llamada a tener gloria de Dios y santidad de Dios. Esta combinación es extraña para el mundo puesto que en éste no es común encontrar gloria y santidad unidas; y aún si se diera el caso de que pudiera ocurrir tal confluencia, sin Dio s, no sería más que una forma de vanidad. Lo que marca la vocación de la iglesia no es la gloria ni la santidad en sí mismas, sino Jesucristo quien murió en el Calvario para que esto pudiera ocurrir. Cuando nace el instituto teológico en la iglesia, se descubre que su propósito estará dentro de la gloria y santidad en Cristo, que la iglesia tiene por naturaleza. No es posible salirse de las enseñanzas del Maestro, puesto que de esta gloria unida a santidad se derivan multiformes maneras de hacer iglesia, sin cambiar la esencia de su vocación. La vocación de la iglesia determinará su contenido 1 Timoteo 3:15 describe a la igles ia como “c olumna y ba luarte de la verda d”. Otra manera de traduc ir esta parte de l pasa je es “s oporte y defensa de la verdad”. Luego, v iene la presentación de un canto especial (v. 16), que es e l “mis terio de la pie dad”. La igles ia cris tiana tie ne una vocació n que no puede ser des viada a menos que se piense en una organización con propósitos diferentes a los establecidos es la Palabra de Dios, y por lo tanto, con contenidos diferentes a los establecidos en las Escrituras. Esto significa, en función del instituto teológico, que su contenido tiene que estar dentro de lo que determine la interpretación eclesial de ser columna y baluarte, soporte y defensa de la verdad. En el Maestro, encontramos la inspiración para equipar con un contenido pertinente a su iglesia en el tiempo contemporáneo.
  • 11. La vocación de la iglesia permitirá su permanencia La primera declaración en la que encontramos la palabra iglesia, viene acompañada de una promesa: el que las puertas del Hades no prevalecerán contra ella (Mateo 16:18). Los cristianos estamos acostumbrados a escuchar a través de la historia, como se levantan voces contra la iglesia, especialmente en relación a su permanencia. Lo único cierto de esas declaraciones ha sido que quienes han proclamado la muerte de la iglesia están muertos, o por morir, y la iglesia sigue adelante. En esta permanencia de la iglesia se sostendrá la del instituto teológico. Ahora, naciendo como una propuesta alternativa a la educación dominical de la iglesia, debe fijarse dentro de los parámetros de permanencia de la iglesia, para que pueda mantener su ciclo de vida, hasta que sea renovado por una posible nueva propuesta. Esto significaría no que va a desaparecer, sino que se renovará, pues no es la iglesia la organizada para un instituto, sino que éste es parte de lo que sí permanece, según la enseñanza del Maestro. La vocación de la iglesia orientará su proyección Uno de los pasajes favoritos en algunas iglesias es Efesios 3:20–21, porque éste nos habla de “cosas mucho más abundanteme nte de lo que pe dimos o entendemos”. Por el poder de Dios, y para su gloria , según la oración paulina descrita en todo el pasaje (3:14–21), el “hombre interior” se irá forta lec ie ndo. En esta paradoja de la vida—físicamente decayendo, espiritualmente creciendo—se revela el secreto de la vocación de la igles ia como proyectada a “toda la ple nitud de Dios”. Indudableme nte , esto es una proyecc ión vocacional que tiñe todos los elementos estructurales y funcionales de la iglesia. Uno de los elementos que estarán dentro de este diseño será el instituto teológico, puesto que tendrá el paradigma del amor para hacer todo de acuerdo a las enseñanzas del Maestro. Esto le permitirá funcionar en armonía con las demás partes del Cuerpo de Cristo, y en todo, y en conjunción unánime, glorificar por su propia existencia, al Dios altísimo. ELEMENTO 2: EL CONTENIDO DEL PROGRAMA Con base en la vocación eclesial se puede crear un curriculum para la educación teológica de la iglesia. Este está constituido por dos partes: contenido y repartición programática. El contenido El contenido del presente curriculum se basa en una filosofía educativa que propone una formación integral para el miembro de la iglesia de este tiempo y del que viene por delante. El presupuesto básico de esta filosofía es: “La igles ia cristia na de este tiempo y de l que vie ne por de la nte necesita ser concebida como una unidad comunitaria donde debe n a provecharse todos los rec ursos humanos que sus miembros pueda n proveer.” La historia es un punto de referencia muy importante, pero la iglesia tiene que mirar escatológicamente en lo que Dios tiene para ella en el futuro, sin olvidar por supuesto la tradición de dos mil años de presencia del Espíritu Santo entre sus miembros. Así mismo, la iglesia debe orientarse más a las personas que a los programas o a los recursos económicos o materiales en general. La disputa entre recursos humanos y programas ha llevado en algunas ocasiones a la arena de la psicología, con el criterio de que existen personas cuya tipología está más orientada a la consecasión de programas antes que a las relaciones humanas. Si estas personas dirigen la iglesia, entonces, ésta estará orientada más al logro de metas de acuerdo a programas antes que a la ministración de seres humanos en sus necesidades como hijos e hijas del Dios de amor. Ubicarse en esta posición implicaría reconocer que las tendencias temperamentales o de la personalidad son más fuertes que el poder transformador de Dios en la vida de sus hijos. Por otro lado, hay una corriente que predica el mensaje de que es imposible trabajar en la iglesia si no hay fondos económicos suficientes para las proyecciones que ésta tenga. Indudablemente, viviendo en un mundo marcado por el poder del dinero, esto suena lógico; pero es una lógica mundana. Con un argumento como éste no puede explicarse el crecimiento de la iglesia, pero sí el de las instituciones. Y estamos
  • 12. proponiendo que la iglesia es más que una institución; la iglesia es el cuerpo viviente de Cristo, dependiente más de la acción de sus miembros que de los recursos monetarios de éstos. Sin embargo, los programas son importantes cuando se los ubica como instrumentos. Por lo tanto, el dinero es importante cuando se lo ubica como recurso secundario. Con este enfoque, se establecería un criterio de preeminencia en el miembro de la iglesia, guíado por el Espíritu Santo. Luego, los programas como facilitadores para el crecimiento del cristiano en particular y como grupo. Finalmente, el dinero como recurso secundario que ayudará pero no definirá las actividades a seguir en función del crecimiento integral de la iglesia. Para elaborar el contenido del curriculum de la iglesia, entonces, tendremos que preguntarnos cuáles son las necesidades de un miembro de una iglesia local. La respuesta será: crecer en el conocimiento de cinco estructuras dinámicas que constituyen la fisiología en la vida de la iglesia. Tabla 1: Estructura dinámica de la iglesia La expresión de la iglesia Elfuncionamiento de la iglesia La visión de la iglesia Características de los miembros de la iglesia El fundamento de la iglesia 1. El fundamento de la iglesia El fundamento de la iglesia está dado por la Bilia y la doctrina. La Biblia es la Palabra de Dios. El texto donde la iglesia tiene que leerse a así misma como pueblo de Dios, y donde tiene que encontrar el principio y fin de su vocación. Por lo tanto, la Biblia, como Sagradas Escrituras, debe ser la base para todo proceso vital en la iglesia, pues ella da la coherencia a todas las concepciones y actividades eclesiales. Mientras la iglesia sea bíblica, no habrá temores de ninguna clase, puesto que estará fundamentada en la revelación escrita , e n la “carta persona l” de Dios. Por esta razó n, a la que podrían a gre garse otras razones legítimas desde el punto de vista de millones de vidas de cristianos edificados por la Santa Palabra de Dios, es que proponemos que el fundamento de un programa de estudios para la iglesia en el formato de instituto teológico esté basado en la Biblia. En relación a la doctrina, es conocido que la iglesia cristiana universal está conformada por iglesias con doctrinas propias. Para e l presente proyecto hemos visto la doctrina como “e l c uerpo de creenc ias que la igles ia tie ne como e l sa no e nte ndimie nto de su pere grina je e n esta tierra c omo la novia de l Señor”. Es to no debe quitar la unidad de la iglesia universal como Cuerpo del Señor, pero debe ser considerado como elemento importante para la identidad de la iglesia local. La doctrina es un elemento importante en el programa de un instituto teológico, porque permite conocer la interpretación de su quehacer en el pueblo de Dios, desde el punto de vista de sus correspondientes congregados. 2. Características de los miembros de la iglesia El contenido de esta parte surge como respuesta a una pregunta que se ha levantado en algunos círculos eclesiásticos en las últimas décadas: ¿Debe usarse la psicología en la educación cristiana? En general, puede decirse que así como usamos la biología, y en especial la anatomía y la fisiología, para conocer sobre el cuerpo humano, es conveniente utilizar la psicología para conocer del aparato psíquico humano, en otras palabras, la mente. Lo que se propone en el presente texto es la utilización de la psicología descriptiva. El problema viene cuando hacemos un reduccionismo, y queremos entender la conducta humana por medio de la psicología explicativa en lugar de como la explica la Biblia. La psicología explicativa es válida siempre y cuando esté de acuerdo con lo principios bíblicos que nos explican en nuestra condición como creaturas de Dios, en todas las instancias que nuestra condición de seres creados, y en un momento dado, redimidos por Cristo. En otras palabras, consideramos importante conocer descriptivamente cómo es la personalidad del ser humano, en su proceso evolutivo, desde que es concebido hasta que fallece. Así, será interesante dar un vistazo a la psicología descriptiva del niño, joven, adulto y anciano.
  • 13. 3. La visión de la iglesia Bíblicamente, la iglesia está ligada a la concepción de una visión. Por visión entendemos aquí la percepción del futuro, la búsqueda de metas operativas. Una meta operativa es un objetivo intermedio dentro de un proceso global. El proceso global apunta a la iglesia caminando a su vocación celestial. Las metas operativas serán metas dentro del peregrinaje. Utilizando una fórmula ética, la visión de la iglesia es ana loga a “planear como s i e l Señor no viniera s ino e n 100 años, y vivir como s i él viniera mañan a”. Los componentes de esta visión son cinco: visión de la iglesia, crecimiento, proclamación del evangelio, misiología, y proyectos especiales. Considerados estos cinco elementos como una estructura, podremos observar que ellos interactúan como elementos de un todo que promue ve e l “ver e l futuro con predispos ic ió n profética”. La igles ia neces ita tener esta predisposición profética. Esto es, ver el futuro conforme su vocación. Para ello necesita conversar circumpáticamente sobre a dónde quiere ir, cómo quiere llegar, de qué manera este peregrinaje secuencial se relacionará con la proclamación del evangelio y la misionología, y el lugar que esta visión le da a la creatividad de los miembros a través de proyectos especiales. Una iglesia sin visión muere; ésta es una verda d histórica. Algunos cristia nos dice n: “No, el Señor no permitirá que se cierren las puertas de su igles ia.” Estamos de acuerdo c on esta afirmac ión, s iempre y cua ndo se la aplique a la igles ia universal; pero en el caso de la iglesia local, no podemos cerrar los ojos a la realidad de que muchas iglesias locales han cerrado sus puertas; de seguro que la mayoría de éstas han sido iglesias locales sin visión. (Pueden nombrarse otras causas válidas para este fenómeno, como el caso de la persecusión, por mencionar sólo una, pero éste no es el tema que se pretende tratar aquí). Lo que se puede afirmar sin temor a dudas es que una iglesia sin visión está en peligro de perecer como iglesia local. Por el contrario, una iglesia con visión tiene la oportunidad de desarrollarse. Sin embargo, el mismo hecho de tener la oportunidad de desarrollarse, al plantearse el reto de tener una visión, la expone a un riesgo: el riesgo de las decisiones. Como lo espiritual es tan sutil, y a la vez tan poderoso, conviene que la iglesia marque linderos escriturales para cumplir este propósito. Consideramos que si discute en primer lugar su visión como iglesia, podrá pensar luego en su crecimiento como “igles ia” , lo que s ignifica proc lamar e l eva nge lio, la mis iología , métodos para abrir nuevas iglesias, así como el uso de la creatividad para proyectos especiales. 4. El funcionamiento de la iglesia Podemos imaginarnos fácilmente una congregación que se reune más de una vez a la semana para celebrar sus cultos respectivos, que presenta el siguiente perfil. Si el pastor tiene la capacidad persuasiva en la predicación, la iglesia se mantiene y sigue creciendo en asistencia. De vez en cuando organiza paseos o actividades aisladas, pero nada más. Esta es una iglesia no funcionante, porque su vida y misión está centrada alrededor de su pastor, por ende su futuro depende de la presencia de su pastor. Si él sale de la iglesia (por motivo de su edad, fallecimiento u otra razón), la iglesia no podrá mantener su crecimiento y correrá el riesgo de enfrentarse a algunas situaciones difíciles. También podemos imaginarnos una iglesia con oficinas bien organizadas, una iglesia donde los miembros asisten casi con regularidad, una iglesia que además del pastor paga los servicios de una secretaria y algún otro funcionario. Pero los miembros están muy ocupados en sus negocios, aunque cumplen con sus diezmos y ofrendas, y asisten a los cultos y actividades especiales. Esta es una iglesia no funcionante, porque es una iglesia institucionalizada. Generalmente, esta iglesia depende de un grupo de personas que puede tomar el monopolio de la iglesia, no por culpa suya sino del sistema. Esta iglesia entonces funcionará mecánicamente como una organización religiosa pero, teniendo una agenda automática, distinta a una agenda ordenada, como veremos luego. Esta iglesia también estará expuesta a muchos riesgos no precisamente derivados de la espiritualidad. Tambié n podemos ima ginarnos una igles ia donde los miembros interactúan c omo “c oa dministradores”. En este caso, respetando los ministerios respectivos, existe un conocimiento de primera mano de cómo funciona la iglesia. Esta es una iglesia funcionante. Es una iglesia donde los miembros conocen sobre la secretaría, archivo, normas administrativas, y la forma como la iglesia se comunica con su entorno. Esto
  • 14. tendrá dos direcciones de ventajas: por un lado, la iglesia se beneficiará como una organización cristiana que podrá tener una agenda ordenada, hecha con conciencia de lo que se está haciendo o se va a hacer, gracias a la participación y delegación de roles. En forma complementaria, cada miembro aprende a llevar sus asuntos personales con orden; tener archivos de sus pertenencias materiales, intelectuales, y espirituales; ganar mayor percepción de la administración por ejemplo en su grupo familiar, y descubrir o redescubrir que la iglesia tiene un entorno o contexto en el cual se desarrolla y que habrá que conocer los canales de contacto con dicho ambiente. 5. La expresión de la iglesia La iglesia como un Cuerpo Vivo, tiene su expresión. Así como los vegetales tienen su expresión vegetal, los animales su expresión animal, y los seres humanos en su forma natural su expresión natural, la iglesia tiene su expresión de acuerdo a su naturaleza, es decir espiritual. Esta expresión de la iglesia se da por supuesto por medio de sus miembros, puesto que la iglesia no es un concepto abstracto sino un grupo de creyentes. No es necesario escribir una apología de la naturaleza espiritual de la iglesia, puesto que dicha apología se da implícitamente por sus manifestaciones explícitas. Lo admirable de la actitud de Dios para con su iglesia universal es que ha permitido estilos particulares en las iglesias locales. Sin embargo, existe en estos distintos estilos individuales una línea de identificación qus permite reunirlos como un perfil expresivo que identifica a la iglesia cristiana, fuere cual fuere su particularidad como iglesia local. Estos son: la vida espiritual, la alabanza, el maestro cristiano, el líder cristiano, clubes y socie dades eclesiales, instituciones educativas dominicales y extradominicales, la ministración pastoral, y el testimonio cristiano. La repartición programática Estas cinco estructuras dinámicas dan lugar a cinco áreas de enseñanza en el instituto teológico. El mismo desglose de ellas determinará el nombre de los cursos que se pueden dictar en él. Y como veremos enseguida, esta distribución hará que se dicte un total de 24 cursos. En resumen, se propone que la distribución de las materias se dé en estas cinco áreas de la siguiente manera: Biblia y doctrina: 3 Características de los miembros de la iglesia: 2 La visión de la iglesia: 7 El funcionamiento de la iglesia:4La expresión de la iglesia: 8 38 El cuadro detallado de repartición quedará entonces de la siguiente manera. Tabla 2: Distribución de materias por áreas en el instituto teológico 1. Biblia y doctrina: Biblia I: Antiguo Testamento Biblia II: Nuevo Testamento Doctrina 2. Características de los miembros de la iglesia: Características de niños y jóvenes Características de adultos y mayores 3. La visión de la iglesia: Visión de la iglesia Crecimiento Proclamación del evangelio I Proclamación del evangelio II Misiología Métodos para abrir nuevas iglesias Proyectos especiales 4. El funcionamiento de la iglesia: Secretaría Archivo Normas administrativas Comunicación social S. La expresión de la iglesia: Vida espiritual La alabanza (o adoración)
  • 15. El maestro cristiano El líder cristiano Clubes y sociedades eclesiales Instituciones educativas dominicales Instituciones educativas extradominicales La ministración pastoral El testimonio cristiano ELEMENTO 3: LA ORGANIZACIÓN DEL TIEMPO La concepción del tiempo en un instituto teológico funcionando dentro de la iglesia local es una concepción triple: en relación al flujo curricular, a cada curso en particular, y a las clases a dictarse domingo a domingo. El flujo curricular El flujo curricular es el modo en el cual los cursos son distribuidos en un tiempo determinado. Al organizarlo, hemos tenido en cuenta cuatro reglas que consideramos capitales en la organización de un flujo curricular cristiano:
  • 16. LA PRIMERA REGLA: ubicar las materias básicas en el inicio del programa. Esto garantizará el mantenimie nto de la “sana doctrina” en todas las actividades que se den en el resto de las materias. LA SEGUNDA REGLA: armonizar las áreas. No conviene poner juntas todas las materias de una sola área, para luego seguir con la siguiente. Esto ocasionaría monotonía y desajuste en el proceso de comprensión del proceso total. LA TERCERA REGLA: ser secuencial con las materias. Por esta razón, por ejemplo, Antiguo Testamento debe estudiarse antes de Nuevo Testamento, las características de un niño antes que las de un adulto. LA CUARTA REGLA: no limitar el contenido de una materia. De hecho que habrá una interrelación entre, por ejemplo, la Biblia y las otras materias, así como entre Secretaría y Archivo. Hasta ahora tenemos 5 estructuras funcionales, o áreas de estudio, y 24 cursos. Estos 24 cursos se pueden distribuir en 6 niveles. Un “nivel” , por tanto, estará constituido por 4 cursos. Cada curso dura 11/2 mes. Cada nivel se puede enseñar en 6 meses. Y el total de tiempo para completar el estudio en el instituto teológico es 3 años. Tabla 3: Distribución de materias por niveles en el instituto teológico Nivel I: Biblia I Visión de la iglesia Vida espiritual Alabanza cristiana Nivel II: Biblia II Características de niños y jóvenes Crecimiento de la iglesia El maestro cristiano Nivel III: Doctrina Características de los adultos y mayores La proclamación del Evangelio I El liderazgo cristiano Nivel IV: La proclamación del Evangelio II Secretaría Clubes y sociedades Enseñanza dominical y extradominical Nivel V: Misiología Archivo Normas administrativas Ministración pastoral Nivel VI: Proyectos especiales Medios de comunicación social Metodología para abrir nuevas iglesias El testimonio cristiano
  • 17. Buscando cumplir con las cuatro reglas de organización curricular, tendremos que Biblia y doctrina se verán en los niveles 1 al 3; Las características de los miembros en los niveles 2 y 3; La visión de la iglesia en los niveles 1 al 6; El funcionamiento de la iglesia en los niveles 4 al 6; y La expresión de la iglesia en los niveles 1 al 6. El curso Conforme a lo visto hasta ahora, cada nivel está constituido por 4 cursos o materias. Se propone que cada curso dure 11/2 mes. Esto permitirá su distribución en seis clases dominicales, con un formato que tiene las siguientes tres instancias. 1. Clase 1: presentación de material, método y discusión general del curso La importancia de la primera clase radica especialmente en la motivación. No se puede esperar que un hermano mantenga interés en un curso si éste no está presentado con su material respectivo, una introducción simple pero que revele información y metodología de manera clara, y una apertura de parte del maestro o instructor para que los hermanos sientan que no van a ser receptores pasivos de una exposición sino compañeros en la discusión de grupo para la edificación mútua. 2. Clases 2–5: Trabajo sobre el material Como se verá luego, la sugerencia es que el material para cada curso se presente en cuatro unidades. Esta organización permitirá la siguiente secuencia. En la primera clase, como hemos visto, deberá entregarse el material completo, con una introducción al curso, con información sobre el contenido y método que el profesor va a ultilizar. En la segunda clase discutirá la primera unidad y las actividades correspondientes a ella. La idea es que a partir de esta clase, los alumnos tengan material para trabajar en sus casas. En la tercera clase se tendrá el informe de las actividades de la primera unidad, y se introducirá las de la segunda unidad. En la cuarta clase, se recojen las de la segunda unidad y se introducen y discuten las de la tercera. En la quinta clase, se recojen las de la tercera y, así mismo, se introducen y discuten las de la cuarta. En la sexta clase, se recojen las de la cuarta, y se cerrará el curso. 3. Clase 6: Trabajos finales, revisión final, y festejo La última clase tiene tanta importancia como la primera. Servirá para recojer los trabajos finales; también, para hacer las revisiones necesarias del ajuste final. Pueden brotar nuevas ideas, de acuerdo a la evaluación de fin de curso. Y siempre será bueno tener un tiempo de celebración, como tiempo para regocijarse en la gratitud y alabanzas a Dios por sus hermosas obras. La última clase del curso tendrá además una importancia especial debido a que en ella se puede motivar a los hermanos para que se inscriban en alguno de los cursos que comenzaran a dictarse en el siguiente domingo. La clase Es posible abrir una discusión sobre el mejor tiempo para una clase dominical. En algunas iglesias hay una diferencia entre la asistencia a la Escuela Dominical y al culto, usualmente en favor del tiempo para la predicación. Debido a esto se podría argüir que no convendría dar mucho tiempo a una clase de instituto teológico dominical. Pese a este posible comentario, el que a su vez no resiste comentarios ante la necesidad de una mejor preparación para los miembros de la iglesia del Señor, la propuesta es de que se dedique 11/2 hora a cada clase dominical. Esta idea de 11/2 hora para la clase del instituto teológico dominical se basa en los siguientes tres principios trabajados en educación para adultos. El primero dice que “e l adulto puede mantener su ate nc ión por más de una hora si la actividad es interesante y le es interesante”. La diferencia entre ser interesante y que le sea interesante radica en que
  • 18. la actividad debe cumplir con las reglas de la buena presentación pero a la vez que sea pertinente a los intereses del alumno. El segundo princ ipio dice que “e l adulto aprende más hac iendo que memorizando me diante repetic ión, por lo que una clase activa permite ser mantenida en func ión de las actividades , informes , etc. a que dé lugar”. Aún la memorización puede presentarse de una manera interesante, no repetitiva sino por asociaciones. El problema en algunos casos es que se une memorizar a repetir y no a asociar activamente. Esta última posibilidad es facilitada en actividades de grupo, como sería el caso de una clase de adultos. Fina lme nte , e l tercer princ ipio dice que “e l a dulto puede se r motiva do a una me jor e ducac ión s i se le anima a participar con sus propios criterios. En otras palabras, la interacción verbal, a través de come ntarios , opiniones , de bates , etc.” Vivimos e n una época donde hay cada vez mayor resistencia a la aceptación automática de lo que se nos dice. Si analizamos la Biblia bajo este punto, podemos notar cómo se da un flujo de conversación entre los participantes. Aun las órdenes permiten una reflexión. El caso ejemplar fue el del Señor Jesucristo, quien nos tiene todavía reflexionando sobre sus mandatos. Esta sería una de las razones por las que hombres y mujeres de superior talento en cuanto a capacidad para pensar, conversan con la Palabra de Dios. Y aunque las respuestas pueden diferir en cuanto a contenido, no lo es en cuanto a la intención y resultados: la edificación de la iglesia. Lo mismo puede ocurrir en un salón de clase dominical, puesto que el mismo. Maestro que actúa en el profesor o instructor del curso, lo hace en cada uno de los alumnos. De aquí se deriva la necesidad de que sea llevado todo en el amor de Dios. ELEMENTO 4: EL PERSONAL NECESARIO Aunque el tamaño de una iglesia local puede variar a tal punto que es posible encontrarnos con iglesias de 10 miembros como con otras con más de 1.000, la idea presentada aquí es la que corresponde a la simplicidad administrativa. No será difícil imaginarse los dos polos de la inadecuacidad: la no organización y la sobreorganización. No es éste el lugar para hacer una análisis de estas dos situaciones. Preferimos abogar por una discusión en relación a las ventajas de una organización simple pero suficiente. Estas ventajas, pensando en la iglesia y un instituto teológico en ella, pueden enumerarse como sigue: 1) No perturba el funcionamiento general de la iglesia. 2) No crea gastos adicionales en términos de burocracia. 3) No confunde a los participantes en el proceso educativo. 4) Crea una atmósfera de facilitación. 5) Invita a la participación. 6) Favorece el avance del estudiante. 7) Coadyuva en la intención del profesor respectivo. 8) Facilita la interacción con otros departamentos de la iglesia. 9) Es correspondiente con el buen uso de la mayordomía. 10) Incrementa la percepción de que lo que se está dando es pertinente y útil. El personal necesario estará dado por tres clases de funcionarios: el director o directora, los profesores, y la secretaria. El director El perfil del director: 1) Cristiano convertido.
  • 19. 2) Con una profunda vida espiritual. 3) Con profunda convicción bíblica. 4) Con solidez doctrinal. 5) Persuadido totalmente del valor de la educación integral. 6) Que haya tenido una experiencia de por lo menos 3 años de estudios en la iglesia, en Escuela Dominical o en cursos teológicos. 7) Que tenga habilidad administrativa. 8) Que crea en la educación del joven y adulto, no como educación alternativa, sino como educación fundamental. 9) Que esté dispuesto a aprender junto con los otros miembros de la comunidad teológica de la iglesia. 10) Que sea innovador y creativo. Sus funciones son las siguientes: 1) Aquéllas que determine la iglesia para mantener el orden administrativo de ésta. 2) Responsable del mantenimiento del currículo. 3) Responsable del reclutamiento de profesores. 4) Responsable de motivar a los miembros de la iglesia que no están participando todavía en el programa. 5) Responsable de animar a los estudiantes. 6) Animador de la vida espiritual en lo que constituyen las esferas de acción del instituto bíblico. 7) Responsable de la adquisición del material docente. 8) Originador de nuevas perspectivas para el instituto bíblico. 9) Colaborador permanente con los profesores. 10) Planificador de las posibles actividades extracurriculares durante el tiempo de estudios y el posterior a la graduación. Los maestros Conseguir profesores para los distintos cursos puede ser una tarea muy fácil en ciertos lugares, pero para algunas iglesias esto podría no serlo. Por esto se enumeran aquí algunas sugerencias entre otras tantas que una iglesia puede considerar para proveerse de profesores: 1) Hermanos dentro de la iglesia con experiencia en educación en dicha área. 2) Hermanos de otras iglesias, a los que se los puede invitar por el periodo en que dure el curso respectivo. 3) Profesores de institutos o seminarios cristianos. 4) Estudiantes que hayan pasado el curso respectivo, y que tengan cierta habilidad para la enseñanza con adultos. 5) Un líder de grupo que tenga la capacidad de auto-educarse y servir de tutor a otros. En su “perfil” deseable, el profesor o instructor de curso comparte algunas características del director, con algunas especificaciones de acuerdo a su rol: 1) Cristiano convertido. 2) Con una profunda vida espiritual. 3) Con profunda convicción bíblica. 4) Con solidez doctrinal. 5) Persuadido totalmente del valor de la educación integral.
  • 20. 6) Que crea en la educación del joven y adulto, no como educación alternativa, sino como educación fundamental. 7) Que esté dispuesto a aprender junto con los otros miembros de la comunidad teológica de la iglesia. 8) Que sea innovador y creativo. 9) Que esté dispuesto a informar de sus actividades como profesor. 10) Que tenga la capacidad para aprender de las evaluaciones. Sus funciones son las siguientes: 1) Orar por sus alumnos. 2) Tener el material al día. 3) Dirigir la sesión correspondiente. 4) Mantener un registro de asistencia de sus alumnos. 5) Ayudar a sus alumnos como “un hermano mayor”. 6) Entregar informe de asistencia y evaluación final a la secretaría. 7) Mantener contacto con el director del instituto, especialmente en las reuniones administrativas, en el periodo previo, durante la duración del curso y al momento de entregar las evaluaciones. El secretario Lo que en ambientes no eclesiásticos suele decirse de las secretarias no deja de ser cierto también en el caso de l ins tituto teoló gic o: “la ofic ina ava nza grac ias a la secretaría”. En otras pa labras , la secretaría es una pieza fundamental para que el proceso se retrase o avance. El perfil del hermano o hermanos a cargo de la secretaría, también comparte características con las del director y los profesores, así mismo con ciertas características particulares en relación a sus fun- ciones. Su “perfil” comprenderá los siguientes elementos: 1) Cristiano convertido. 2) Con una profunda vida espiritual. 3) Con profunda convicción bíblica. 4) Con solidez doctrinal. 5) Persuadido totalmente del valor de la educación integral. 6) Que crea en la educación del joven y adulto, no como educación alternativa, sino como educación fundamental. 7) Que esté dispuesto a aprender junto con los otros miembros de la comunidad teológica de la iglesia. 8) Que sea innovador y creativo. 9) Que tenga el don de la ayuda. 10) Que sea ordenado, metódico y gentil. Sus funciones son las siguientes: 1) Llevar los archivos. Esto le dará un sentido de historicidad al proceso del instituto teológico. No se limitaría solamente a documentos escritos, sino también a material audiovisual, tales como conferencias y videos. 2) Llevar los registros de alumnos y profesores. En este punto se incluirán los contactos para necesidades futuras. 3) Cuidar del Manual de Procedimientos del instituto, incluyendo las legislaciones que ordenan las aprobaciones de cursos y del programa total. 4) Llevar las comunicaciones internas y externas.
  • 21. 5) Todas aquéllas que correspondan a sus funciones dentro de la estructura particular del instituto en la iglesia local. ELEMENTO S: MATERIAL El contenido curricular determinará el material, el que estará por lo tanto referido a la dirección y secretaría; y al profesor y los estudiantes. Es posible crear un esquema rector para la necesidad del material partiendo de las siguientes ideas: 1) El instituto teológico de la iglesia funciona los domingos. 2) Es parte del programa educativo de la iglesia. 3) Se combina con la Escuela Dominical de la siguiente manera: Debería haber clases de Escuela Dominical para los visitantes y los que están esperando por el inicio de un curso (por ejemplo, en el caso de hermanos que salieron de vacaciones y llegaron a mitad de curso). 4) Cada curso tiene una duración de seis semanas, por lo que se dictan dos cursos en tres meses. 5) Es posible dictar más de un curso simultáneamente, para diferentes grupos de estudiantes. 6) El curs o de “Proyectos espec ia les” pue de diseñarse como una tes ina o tes is, de modo que sirva como e l equivalente a las tesis de grado de instituciones teológicas que funcionan paralelamente a la iglesia. En este caso, el proyecto especial puede iniciar su diseño durante el curso, y terminar este diseño para que tenga la forma de tesis durante un tiempo adicional, fuera de las seis semanas (se sugiere que no se requiera su aplicación como requisito para su aproba- ción, sino que sea solamente trabajado como lo indica el tema del curso, como un “proyecto”). 7) Finalmente, como se sugiere más detalladamente en el capítulo 6, debería de proyectarse un seguimiento de los estudiantes ya graduados del instituto, de modo que la edificación de los miembros de la iglesia se mantenga perdurablemente. Los siete parámetros referidos previamente marcarán las necesidades de material a nivel directivo, docente y estudiantil. Material para la dirección y secretaría La dirección y secretaría del instituto teológico de la iglesia necesitará. 1. El Manual de Procedimientos Este Manual debe incluir: A. Nombre del Instituto B. Filiación Eclesial C. Declaración doctrinal D. Relación con el gobierno de la iglesia E. Funcionarios F. Profesores G. Currículo y Actividades Extracurriculares H. Registro como estudiante I. Legislación de aprobación de un curso J. Legislación de aprobación del programa total 2. El Cuadro Curricular El cuadro lo darán los programas y actividades de los 24 cursos. Para cada curso, será necesario presentar: tema, objetivos, contenido, las cuatro unida des , y las ayudas respectivas (“ayuda” se refiere al materia l necesario para desarrollar las actividades). Para cada unidad, se requerirá tema, objetivo(s),
  • 22. contenido, actividades, y las sugerencias respectivas para cumplir con dichas. A continuación se presenta un ejemplo del modelo sugerido. INSTITUTO TEOLÓGICO ______________ CURSO: Biblia II: Nuevo Testamento (NT) OBJETIVOS: a. Que el estudiante conozca el Nuevo Testamento y las características de cada uno de sus libros. b. Que obtenga una edificación espiritual más profunda. CONTENIDO: a. Los libros del Nuevo Testamento. UNIDAD No. 1 TEMA: LOS primeros libros del Nuevo Testamento OBJETIVOS: a. Introducir al estudiante al Nuevo Testamento. b. Revisar los Evangelios y Hechos de los Apóstoles. CONTENIDO: a. Clasificación de los libros del Nuevo Testamento. b. Los Evangelios. c. El Libro de los Hechos. ACTIVIDADES: a. Haga un cuadro sinóptico de los libros del N. T. b. Escriba nombre, fecha y autor de cada uno de los evangelios y de Hechos de los Apóstoles. c. Haga un resumen del contenido de cada uno de ellos. d. Escriba diez experiencias espirituales que ha recibido al estudiar esta unidad (en no más de una página). SUGERENCIAS: 1. Para la actividad a, revise la “Ayuda” y use la Biblia. 2. Para la actividad b, revise la “Ayuda”. 3. Para la actividad c, revise la “Ayuda” y use la Biblia. 4. Para la actividad d, ore, reflexione y escriba. (De forma similar, debe proveerse la información correspondiente a las Unidades No. 2 a la 4. Además debe incluirse una Ayuda o suplemento para facilitar el desarrollo de las actividades.) Analizando el modelo sugerido, podemos encontrar algunos principios pedagógicos con respecto al instituto teológico. El primero tiene que ver con la educación de adultos. Un típico estudiante de este instituto será un miembro (hombre o mujer) de la iglesia, quien desea mejorar en su formación cristiana pero no cuenta con los recursos para hacerlo, por ejemplo tiempo disponible. Por este motivo no puede ser inducido a memorizaciones ni a esfuerzos extracurriculares más allá de los previstos por un programa dominical, ni a realizar actividades de reflexión que requieran investigación en bibliotecas u otros lugares. Si alguien puede hacerlo, enhorabuena, pero sería como una actividad adicional para el estudiante con tal posibilidad. El segundo tiene que ver con el principio de la economía de esfuerzos. Una de las quejas en el campo de la educación a distancia es que algunas instituciones educativas en el campo de la teología presentan el contenido y las actividades, pero no presentan las ayudas. Esto traerá casi siempre frustración, debido a que muchas veces el estudiante no puede encontrar los libros o materiales que se le exigen. Además, otro factor conflictivo es la comunicación: la dificultad para comunicarse por
  • 23. correo o lo costoso si es por teléfono, fax u otra vía parecida. Por estas razones, se sugiere que cada curso del instituto teológico de la iglesia, vaya acompañado de todo el material necesario para su estudio y cumplimiento de tareas. El tercer principio que queremos resaltar aquí, es el del orden. Si un curso se dicta en 6 sesiones dominicales, debería proveerse el contenido para 4 subunidades, para dejar la primera sesión para la introducción y actividades preliminares, y la última para la entrega de tareas finsles, revisión, y celebración. Por lo tanto, cada curso toma el formato de cuatro actividades intermedias, tal como se lo ha discutido previamente. 3. Archivo de profesores El archivo de profesores servirá para testimonio de participación, comunicaciones, y para crear un banco de recursos para el futuro. 4. Archivo de estudiantes Este archivo es muy importante, puesto que se trata de un programa con el objetivo operativo de graduar a los hermanos fieles que han seguido y cumplido los requisitos del instituto teológico. 5. Archivo de contactos Estos son necesarios en relación a recursos humanos, especialmente de posibles profesores para que colaboren como profesores invitados, así como agencias o instituciones que podrían ayudar en el mejoramiento del instituto teológico. 6. Archivo de correspondencias Esto es parte de todo departamento eclesial organizado, incluyendo las correspondencias recibidas y las enviadas. 7. Inventario de materiales Es necesario que el instituto teológico tenga su propio material, el cual debe estar inventariado para mantener un conocimiento actualizado de los recursos materiales con los que cuenta el instituto teológico. 8. Sección de misceláneas Siempre será aconsejable que se tenga una sección de misceláneas, porque a veces se presentan situaciones administrativas que por un momento no se sabe donde ubicarlas. Material para el profesor El profesor necesita tener el material listo con suficiente anticipación para que se pueda distribuir a los estudiantes de manera ordenada. Esto puede hacerse durante la primera clase; o antes de la clase, para una revisión personal por parte del estudiante antes de iniciar el curso. Aunque leyendo el párrafo anterior daría la impresión de que más bien se trata de material para el estudiante, realmente lo consideramos como material para el profesor. Existe una realidad que suele darse en algunas iglesias: dado que las participaciones suelen ser voluntarias, a veces las personas que tienen que dictar un curso o conferencia, no las preparan, y éstas se dan de manera espontánea, no siempre con orden y para edificación. El futuro del instituto teológico de la iglesia dependerá en gran parte de profesores preparados y la única manera de asegurar que ellos cumplan con este requerimiento es estableciendo que tengan listo el material para ellos y los estudiantes en tiempo adecuado, previo al inicio del curso. Material para el estudiante Esto lo determinará el cuerpo directivo y el profesor de la materia a dictarse. La sugerencia es que se entregue el material en forma completa y fija, de manera que no se lo haga por hojitas sueltas ni por porciones. La idea de que el estudiante está obligado a buscar todo lo que necesita para su éxito como
  • 24. alumno es una idea equivocada dentro del contexto de la iglesia, puesto que en ella el mayor sirve al menor, y detalles como el de facilitar en la mejor manera el material al estudiante revelarán el espíritu de quienes están a cargo de este ministerio. ELEMENTO 6: EL ESPACIO El espacio fisico que necesita el instituto teológico está determinado por dos aspectos: la dirección y secretaría, y los alumnos por clase que se planifica tener. La organización para la dirección y secretaría requiere tener espacio para el material mencionado anteriormente: 1) Archivo administrativo general 2) Archivo de matrículas 3) Archivo de control de cada estudiante 4) Archivo de profesores 5) Archivo de currículo 6) Archivo de material 7) Archivo misceláneo La clase requiere tener espacio suficiente para: 1) Un número definido de estudiantes, lo que dependerá de las posibilidades de la iglesia, siendo lo más aconsejable que éste sea entre 8 y 16 estudiantes. 2) La utilización de material didáctico propio para adultos. Al hablar de espacio, hemos hablado en los párrafos anteriores del espacio físico, pero también existe el espacio espiritual. El espacio espiritual en un instituto teológico es diferente a otros espacios educativos no eclesiásticos, ya que tiene sus propias características, que no son espiritualistas, sino integralistas. La educación sin Dios corre el peligro de ser narcisista; esta podría ser una de las razones por las que cierta gente toma postura de orgullo por su conocimiento. En el caso del espacio espiritual en la educación cristiana, éste es integral. Esto significa que llega a todas las partes del ser humano, y por lo tanto toca su trascendentalidad. Otra forma de decirlo es que llega a su relación con Dios, para desde allí cubrir todo el ser. Esta es la razón por la que debemos distinguir tres características específicas en el espacio espiritual del instituto teológico: el reinado del Señor, la comunión fraternal en Dios, y la exhaltación en gratitud de la obra de Jesucristo. En el espacio espacio espiritual se encuentra reinando el Señor El espacio que hay que crear en un instituto teológico no es uno para alimentar exclusivamente la mente. Si fuera así, te ndríamos “inte lectua les” de la igles ia , con todas las consecue nc ias catastróficas que derivaría n de dicho intelectualismo. El espacio correcto es lugar para compartir con el Espíritu Santo una comunión santa de edificación. Dejar que reine el Señor: éste es el espacio del instituto. De esta manera, la inteligencia espiritual cubrirá todos los campos del conocimiento humano, y encontrará siempre la presencia del Rey en ellos. El espacio espiritual es un espacio de comunión en el amor de Dios Esto determinará una comunicación no sólo como amigos sino como familia de Dios. La organización del espacio familiar terrenal varía de acuerdo a costumbres, lugar de asentamiento de la familia, y posibilidades. Por ejemplo, será diferente el espacio de una familia en la ciudad de Nueva York, en un barrio marginal, y con posibilidades de immigrante pobre, que las de un grupo familiar latinoamericano en una ciudad de Sudamérica, con recursos económicos altos, y conocedor de las costumbres y maneras de ser de la gente en su alrededor.
  • 25. En el caso de la familia espiritual, no son importantes los factores físicos o culturales para su integración espacial. Es suficiente que se reconozca el amor de Dios para la comunión entre los hermanos. Esta suficiencia de la presencia de Dios producirá un instituto con sana comunicación, con la alegría de estar creciendo como grupo en el conocimiento de Dios y sus acciones a través de ellos. El espacio espiritual es un espacio donde la obra redentora de Cristo se exhalta en gratitud Es difícil establecer cual fue el sentimiento que más alabóel Señor Jesucristo durante su pastoreo terrenal. Lo que sí es seguro es que la gratitud estuvo entre dichos sentimientos alabados por el Buen Pastor. Cuando en el instituto teológico se da el espacio para la gratitud, se estará descubriendo uno de los elementos sustanciales de la autenticidad del instituto teológico. La fuente de la gratitud está en el reconocimiento auténtico de la obra redentora de Cristo. Cuando existe espacio para este sentir se verá una serie de manifestaciones en el recinto donde se lleven a cabo las clases, que no pueden ser descritas en forma general o particular, porque serán únicas. Si combinamos un espacio físico, que puede ser una aula elegante o debajo de un árbol: ambos valen por igual, y el espacio espiritual, espacio para la espiritualidad, entonces podremos descubir la verdadera libertad para la excelencia en la educación cristiana. Al finalizar este capítulo, podemos decir con certeza: ¡EL INSTITUTO ES POSIBLE! PREGUNTAS DE REPASO Para cada una de las siguientes preguntas, hay tres opciones. Escoja, por favor, la que considere más cerca a lo expuesto en este capítulo. Las respuestas correctas, en la página 75. 1. El elemento básico para organizar un instituto teológico en una iglesia está dado por: a. La aceptación por la directiva de la iglesia b. La vocación de la iglesia c. Los recursos económicos y de personal 2. Como unidad comunitaria, la iglesia de este tiempo: a. Debe aprovechar los recursos de todos sus miembros. b. Debe buscar nuevos recursos, aun fuera de ella. c. Debe ganar nuevos miembros participativos. 3. En función de un instituto teológico, la base de la iglesia está dada por: a. La Biblia b. La doctrina c. Ambas 4. El Señor ha dado a su iglesia: a. Un estilo único y universal b. Estilos particulares sin referencia universal c. Estilos particulares con referencia universal 5. En educación de adultos, la clase: a. Puede durar más de una hora b. Debe durar más de una hora c. Debe durar menos de una hora 6. El adulto aprende mejor: a. Memorizando por repeticiones b. Memorizando por asociaciones
  • 26. c. Actuando lo que tiene que memorizar 7. El adulto aprende más: a. Escuchando pasivamente y con atención b. Participando con sus comentarios propios c. Participando con comentarios dados por autoridades PREGUNTAS DE INTERACCIÓN Para cada una de las siguientes preguntas, intente, por favor, elaborar respuestas personales, que pueden ser afirmaciones o questionamientos. 1. ¿Cree usted en la “Gran Comisión” como parte de la visión de la iglesia? ¿Por qué? 2. ¿La “verdad cris tiana” neces ita ser defe ndida? ¿Está de acuerdo con la traducc ión “defensa” en lugar de “baluarte”? ¿Por qué? 3. ¿Considera usted que la iglesia goza de una buena educación teológica en la actualidad? ¿En qué basa su respuesta? 4. ¿Cuál considera usted que sea el factor más importante para iniciar un proyecto educativo en la iglesia? ¿Por qué? 5. ¿Qué opina de la “educac ión a dis tanc ia” c ompara da con un instituto teoló gic o en la misma iglesia? ¿Cuáles son las bases para su opinión? 6. ¿Qué opina, pensando en su iglesia, del cuadro de materias propuesto en la tabla 2? Dé razones para su respuesta. 7. ¿Está o no de acuerdo en que un curso puede dictarse en 6 clases de 11/2 hora cada una? Por favor, razone su respuesta. SUGERENCIAS DE ACTIVIDADES ESPECÍFICAS Las siguientes actividades son optativas, y pueden ser modificadas de acuerdo a las circunstancias. 1. Investigue la estructura de su iglesia. Compárela, buscando paralelos, con la estructura propuesta. Estructura propuesta La expresión de la iglesia El funcionamiento de la iglesia La visión de la iglesia Características de los miembros El fundamento de la iglesia Estructura de “mi iglesia” 2. Investigue la enseñanza en su iglesia. Compárela, buscando paralelos, con las áreas propuestas. Areas propuestas Biblia y doctrina: 3 Características de los miembros: 2 La visión de la iglesia: 7 El funcionamiento de la iglesia: 4 La expresión de la iglesia: 8 Enseñanza en mi iglesia 3. Converse con algún amigo sobre “el espacio espiritua l”. Anote las conclusiones : 4. Resultado: Conteste por favor, ¿Sería posible que su iglesia pueda contar con un instituto teológico funcionando en ella?
  • 27. III. Planificación del instituto teológico “Pero deseamos que cada uno de vosotros muestre la misma solicitud hasta el fin, para plena certeza de la esperanza.” Hebreos 6:11 SUMARIO: El foco de este capítulo es guiar a la persona o personas interesadas en tener un instituto teológico en su iglesia, para que puedan presentar el proyecto de una manera adecuada en función de motivación, claridad y utilidad del proyecto. Cuando pensamos en un instituto teológico para la iglesia, será automática la pregunta acerca de quién va a proponer la idea, y mantenerla mientras se cuaja la posibilidad, hasta que ésta sea aprobada por las autoridades correspondientes. Como todo proyecto nuevo, tiene ahora que ser promovido a todos los niveles que corresponda le gítimame nte. Solamente personas con “e l c ora zón de Dios” , y que estén convenc idas de la utilidad del proyecto, pueden entrar en tal empresa. Este capítulo ha sido diseñado para discutir con estas personas ideas que consideramos pueden ser de ayuda. PASO 1: EL LIDERAZGO EN LA INICIATIVA Desde el punto de vista operativo, es decir funcional, la pregunta que se presenta a estas alturas es: ¿Quién puede tomar el liderazgo en la organización del instituto teológico? La respuesta es cualquier miembro de la iglesia, aunque debería, preferiblemente, ser el pastor o algún líder en el campo de la educac ión. El primer paso para convertir en realidad el proyecto será el tener a un líder en la iniciativa de la creación del instituto teológico. Desde algunas décadas atrás se ha venido discutiendo sobre si el líder nace o se hace. Nuestra posición en relación a l líder cristia no e s que “e l líde r no na ce ni se ha ce , e l líde r re nac e”. Esto s ignifica que ca da cristiano, desde el momento que renace por su fe en el Señor Jesucristo, es un líder porque lleva el estandarte de Dios en su vida. Este es nuestro concepto de lidera zgo: “Animar a otros a que s iga n a l Señor, para c onve rs ió n y para e dificac ió n”. Sería oc ios o, por lo ta nto, disc utir carac terís tica s de lide ra zgo que no correspondan a esta definición. En particular, con respecto al líder en la organización de un instituto teológico en la iglesia local, consideramos que debe tener las siguientes cualidades, todas éstas dadas en función de la naturaleza del proyecto, y que corresponden a su sentir y a su formación. Cualidades en el sentir No es posible llevar a cabo una empresa sin una pasión por ella. Así como hay pasiones destructivas, por ejemplo las pasiones por el poder político, también hay pasiones constructivas, por ejemplo la pasión por llevar el mensaje redentor de Cristo. En el caso de un promotor del inst ituto teológico dominical para su iglesia, éste será un cristiano que sienta en su corazón la pasión del amor de Dios orientado a cinco receptores, como veremos a continuación. En cada una de esas proyecciones, el descubrimiento del Espíritu Santo como guía de dichas actitudes emocionales es necesario. El resultado será una intención a llevar a la práctica lo que ve como bueno delante de Dios. En el caso que nos toca, ésta será la intención de ver como una realidad la instalación y funcionamiento de un instituto teológico en su iglesia. 1. Amor a Dios El amor a Dios le dará tres apoyos, uno cognitivo, dos afectivos. El fundamento cognitivo estará presente por la convicción de que la visión de tener un instituto teológico en la iglesia es de acuerdo a la volu ntad de Dios. Su centro de análisis, para considerar la pertinencia o no de la existencia de esta agencia educativa de la iglesia, será el amor a Dios. En otras palabras, preguntarse si proyecto como
  • 28. éste puede ser pensado en el espíritu del amor divino. ¿Dios se agradaría de esto? La pregunta parece de fácil respuesta a l princ ipio. Pero realme nte abarca más que contestar “Sí” , puesto que conlle va un análisis de la motivación real para proponer un proyecto como éste. En el punto crucial de la decisión no está el si el instituto sería pertinente o no en relación a la necesidad de la iglesia, sino si la propuesta es para agradar a Dios o por motivos diferentes y por lo tanto no válidos. El amor a Dios le proveerá también del ánimo para seguir el proceso. Como éste no es en relación a la toma de una decisión por un acto sino por un programa que tendría la tendencia a ser permanente, el tomar el liderazgo para su implantación demandará tener disposición tipo ministerial, y esto sólo puede nacer del amor a Dios como crisol de realizaciones personales. Finalmente, el amor a Dios le proveerá de la consolación en los momentos difíciles. Sería ingenuo pensar que un proyecto innovador, sobre todo uno que está pretendie ndo cambios en la filosofía educativa en la iglesia cristiana, no vaya a encontrar resistencias. En algunas ocasiones, resistencias que pueden ser confrontadas espiritualmente en forma exitosa; en otras ocasiones, situaciones que amenazarán no sólo el proyecto sino la estabilidad misma de la persona. Estos son riesgos de toda innovación. Y solamente quien esté haciéndolo con un amor a Dios inteligente, podrá encontrar en este maravilloso amor el apoyo durante momentos difíciles. 2. Amor a la iglesia como comunidad El amor a su iglesia le dará la motivación para promover el instituto teológico en ella, porque en su corazón siente el deseo de verla crecer. Y sabe que un apoyo para el crecimiento será renovando sus programas, entre éstos el educativo, ya que el concepto de renovación es bíblico. Así mismo este amor a su iglesia hará que vea el instituto como una posibilidad para que ella se edifique como comunidad de Dios. No es una aventura educativa para mejorar estructuras institucionales; es un proyecto para que el Cuerpo de Cristo siga edificándose de manera más integral como familia de Dios. Finalmente, le permitirá aceptar que la iglesia es quien decide. No habrá lugar para resentimientos en relación a la respuesta de sus hermanos como iglesia del Señor, puesto que no se está buscando un objetivo impuesto a la iglesia, sino la respuesta de ésta a una sugerencia en amor. Fuere cual fuere el resultado, lo más importante es el amor entre los hermanos. 3. Amor a los hermanos como personas individuales El amor a los hermanos como individuos le permitirá descubrir tres posibilidades para su proyecto. La primera es que podrá personalizar su proyecto. No será algo mecánico, sino algo que va a afectar positivamente la vida de personas, considerando sus particularidades, dada su condición de ser ciudadanos de la Patria Celestial. Así mismo, podrá individualizar el proyecto. Podrá pensar en el hermano “ta l” o la herma na “ta l” al orga nizar s u proyec to. No será un proyecto para una “masa” grande o pequeña, sino será uno para hermanos individualizados, y por lo tanto, respetados en su identidad como seres humanos distintos. No será un proyecto para simplemente números en una lista de membresía, sino para receptores particulares del amor de Dios, y por lo tanto, merecedores de una indentifícación específíca y relacionada a su forma de ser como cristianos. Finalmente, podrá focalizar el proyecto. Gracias a su amor a los hermanos como personas individuales, podrá pensar en las necesidades de los hermanos, y entonces valorar si la presentación de un proyecto como éste será para edificación; y si lo es, en qué forma, bajo qué criterios, y con qué propósitos. 4. Amor al prójimo quien es el entorno de la iglesia El amor a las personas que no son miembros de la iglesia, pero con las cuales existe el contacto por la misma visión de la iglesia, le permitirá tener conciencia de la humanidad a tres niveles. Uno es el
  • 29. nivel local. Si la persona piensa en una teológica para su iglesia, tiene que considerar el lugar de su iglesia en relación a su entorno. La razón para esta actitud es que la iglesia es una carta abierta para ser leída por sus vecinos. También a nivel regional. El sentir amor por el prójimo que vive alrededor de la iglesia depende en gran parte de la percepción física dada por la proximidad experiencial. Motivarse para un proyecto pro-instituto teológico pensando en el nivel regional de vecindad de la iglesia, reflejará una visión evangelística que puede contagiar a otros en la congregación. Finalmente, a nivel universal. Una persona que quiere proponer un proyecto distinto en su iglesia, como sería el caso de un instituto teológico dominical, deberá compartir el amor de Dios por aun la gente que no conoce físicamente. En otras palabras, deberá tener un espíritu misionero. Entonces, el instituto tendrá asegurado no un enfoque parroquial sino universal. 5. Amor a sí mismo Si encuentra que el amor a sí mismo no signifíca egoísmo sino dignidad para con su propia naturaleza como hijo de Dios, encontrará en este proyecto un motivo de realización personal. Verá el proyecto del instituto como un proyecto para su Dios. No está trabajando para el aire (es decir, para un idealismo producto de su imaginación); está haciendo algo para su Dios. Verá el proyecto como un proyecto en su iglesia. No está motivado para engrandecer una institución que está articulada impersonalmente. Es para su iglesia, su familia, sus hermanos. Finalmente lo verá como un proyecto para su pró jimo. No es, pues , un proyecto para “mí mismo” ni para “otros que no tiene n na da que ver conmigo”. Es para mi pró jimo. En este cas o, como e n los dos a nteriores, la pa labra c lave es “s u” , la que puede ser reconstruida como “mi” : mi Dios , mi igles ia , mi pró jimo. Quie n pueda pensa r en a lgo por su Dios, su iglesia, su prójimo, realmente está revelando que ha aprendido a amarse en la manera más sublime, pues lo está haciendo no por egoísmo sino por amor compartido sin excluirse a sí mismo dentro del círculo de amor. Este es un concepto que lo encontramos en la concepción de la circumpatía. Cualidades en su formación El líder que proponga la creación de un instituto teológico debe tener también cierta formación personal, con cualidades producto de esta formación que entran en las categorías de rasgos de personalidad así como en aspectos formales de su posición en la iglesia. 1. Rasgos personales Podemos distinguir tres rasgos personales que habilitan a un líder de educación cristiana, dentro del espíritu de esta propuesta. En primer lugar, debe tener la convicción de la educación como proceso edificativo. Solamente una persona con capacidad para configurar una convicción puede embarcarse en la aventura de promover algo totalmente nuevo y diferente a la iglesia, la cual por regla general tiende a ser conservadora con sus costumbres y tradiciones. Pero ésta no es una convicción como rasgo general. Es una convicción focalizada en la educación como proceso edificativo de la iglesia. Y esto ya sería como una convicción dentro de otra convicción. En segundo lugar, debe tener convicción en la edificación integral. Debido a la naturaleza del proyecto, que presenta al instituto como una disciplina de edificación integral, el líder promotor de la idea tiene que concordar con las proyecciones del instituto teológico. Finalmente, debe poseer una teología feliz. Muy difícil, sino imposible, será el promover un proyecto si la persona no tiene una teología feliz en su corazón. Esta teología sana, otra forma de nombrar a la teología feliz, contagiará a los demás. Como consecuencia, se dará una predisposición positiva para lo que va a decir el mensajero. 2. Rasgos formales