El aprendizaje autónomo se centra en el aprendiz más que en el maestro, requiriendo que el estudiante sea responsable de su propio progreso a través de la toma de decisiones e iniciativa propias, lo que promueve la madurez personal. Las tecnologías de la información y comunicación permiten un aprendizaje autónomo que requiere una nueva actitud para aprender de forma más libre pero responsable con la orientación de un tutor.