Una catástrofe es un hecho inesperado que causa la muerte o heridas a un elevado número de personas y el estado en que suelen encontrarse sus cuerpos origina serias dificultades para su identificación. Se ha recomendado la promoción de equipos y personal diseñados para estos procedimientos (IVC) siempre bajo la normativa de aplicar protocolos y estándares reconocidos internacionalmente. En razón de que los dientes y sus restauraciones logran soportar condiciones altamente desfavorables, la Odontología Forense ha desempeñado un papel clave en la identificación de gran número de víctimas. Si bien es cierto existen diferentes protocolos para estos casos, los de la Interpol han resultado eficientes al demostrar la necesidad de odontólogos ex-pertos y capacitados integrando los equipos IVC. Aun cuando se han descrito diferentes tendencias y opiniones al respecto, es claro que singulares si-tuaciones han potenciado los problemas de conductas sesgadas y desinsertadas en la aplicación de la odontología en los procesos de identificación. Se realiza una revisión de algunas catástrofes desde la perspectiva odontológica forense y se propone la adhesión a una educación continua, a los estánda-res reconocidos internacionalmente y a la adopción de filosofías globalizadoras que lo mantengan atento a las exigencias de la función que compete al experto odontólogo.
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acordadas que deben adoptarse en respuesta a este tipo de sucesos
[2, 3]. El manejo adecuado en los procesos de identificación en un
desastre masivo debe pasar por un rigor esencial en la metodolog-
ía aplicada. La experiencia recogida en Tailandia durante el Mare-
moto del 26 de diciembre de 2004, dejó en claro que sólo con la
adopción de directrices reales, en estricta conformidad con están-
dares normatizados (y recomendados los de INTERPOL), podrá
garantizarse la mejor identificación de las numerosas víctimas [4].
Estos protocolos han depurado y promovido en los equipos
de odontólogos forenses, la asimilación de actitudes de buen pro-
ceder tales como el procesamiento y conservación en el país de
origen de las copias de todos los documentos enviados (para evi-
tar errores significativos en las reproducciones), la participación
de un profesional odontólogo idóneo en el fotografiado o escaneo
del material radiográfico en el país de origen, el no extraer y reti-
rar del cuerpo maxilar y mandíbula (evitando con ello las pérdidas
del material removido), etc. [5]. Se ha promovido además como
necesario el radiografiado de restos fragmentados y piezas denta-
rias dada la gran cantidad de detalles que provee, además de la
objetividad en la observación visual [6].
Si bien es cierto existen notables experiencias exitosas de
la odontología auxiliando en las identificaciones de víctimas [7,
8], también es cierto que determinadas condiciones han dificulta-
do estos procedimientos. La heterogeneidad de naciones involu-
cradas en la gran cantidad de víctimas del maremoto del 2004
(principalmente en Tailandia), supuso desiguales niveles de éxito
en las identificaciones dada la ausencia de estandarización en los
fichados dentales [5, 9, 10]. En Haití, durante las respuestas al
terremoto del 12 de enero de 2010, el caos imperante, el colapso
de los sistemas de comunicación, los prejuicios religiosos y fun-
damentalmente, la cantidad de víctimas no permitieron la realiza-
ción de las convenientes tareas de identificación [11].
El 11 de marzo del 2011, 13.000 fallecidos, 4600 heridos y
14600 desaparecidos fueron el resultado del terremoto y posterior
maremoto en la costa del Pacífico, en la región de Tōhoku
(Japón). Cerca del 90 % de las víctimas murieron por sumersión
sumada a cuadros de traumatismo y fracturas [12]. Solo un día
después del desastre, la Asociación Dental Japonesa (JDA), bajo
la presidencia de Mitsuo Okubo, creó el Equipo de Respuesta al
Terremoto (JDA’s Earthquake Disaster Response Headquarters),
enviando equipos de profesionales para asistir no solo en las iden-
tificaciones sino también en la provisión de servicios sanitarios
[13]. Por otro lado, las respectivas donaciones de la American
Dental Association (ADA), con cerca de U$S 63.000 recaudados
en campaña [14] y las empresas Aribex e Indens con 15 kits de
rayos X (aparatología portátil y recargable) [15] posibilitaron una
respuesta ágil, rápida y eficiente: para el 20 de abril, cerca de
1700 odontólogos japoneses (592 provistos por la JDA y más de
1000 voluntarios provenientes de las zonas afectadas [14], se des-
empeñaron voluntariamente en las tareas de identificación de
víctimas, agrupados en equipos de tres individuos para los regis-
tros PM de cada una de las víctimas [16]. La división de la JDA
de la Prefectura de Miyagi (la zona de mayor cantidad de vícti-
mas), ya desde el año 2008 mantenía ejercicios periódicos de en-
trenamiento junto a la policía local preparándose para un eventual
desastre natural o un accidente [17] Desde el 12 de marzo, el equi-
po de la JDA se redujo a seis odontólogos liderados por el Dr.
Toshimitsu Ezawa trabajando en los cotejos en una oficina en la
prefectura de Miyagi [17].
Discusión
Las experiencias recientes de los desastres de masas han
demostrado que una metodología estructurada y uniforme es la
única buena manera de llegar a resultados rápidos y correctos en
la identificación de víctimas de una catástrofe. Por tanto, es reco-
mendable que todas las personas incluidas en este tipo de opera-
ciones sean conscientes de los procedimientos y, fundamental-
mente, que estén dispuestas a aplicarlos. Esto sólo puede lograrse
mediante una adecuada información y capacitación a todo el per-
sonal involucrado, sobre diferentes tácticas y técnicas. Parece, por
lo tanto, bastante razonable que en un futuro, Interpol sólo esté
dispuesto a trabajar con personal acreditado y equipos de IVC,
con el fin de optimizar los resultados de las operaciones de identi-
ficación de las víctimas de desastres [18].
A través de diferentes experiencias, es dable destacar que
la ausencia de odontólogos forenses en alguna de las fases de
identificación de víctimas de catástrofes, como así también su
exclusión en las decisiones de gestión en toda la operación, puede
dar lugar a retrasos en el proceso de conciliación y, probablemen-
te, poner en peligro la integridad de la misma. Hay situaciones
donde los equipos de odontólogos forenses no fueron utilizados en
su máxima expresión en todas las fases de la investigación, evi-
tando con ello arribar a una identificación inicial positiva, en
razón de la incompleta recuperación de los restos, hecho que
obligó a que el lugar tuviera que ser reexaminado en tres ocasio-
nes [19]. El examen de los restos se difirió hasta que la totalidad
de los restos fueran recolectados, demorando notablemente el
proceso de identificación. Como resultado de los inconvenientes
descritos, la identificación formal de la persona fallecida se con-
virtió en un gran problema debido a la suma de errores en las dife-
rentes fases, poniendo en peligro la integridad del proceso. Tam-
bién hay casos en que la información AM estuvo a cargo de per-
sonal policial no entrenado y/o voluntarios, con las evidentes limi-
taciones que ello puede ocasionar [19, 20]. Si bien es cierto exis-
ten diferentes protocolos para estos casos (INTERPOL, OPS,
Cruz Roja, etc), los de INTERPOL han resultado los más aplica-
bles y eficientes y es precisamente en ellos donde la odontología
ha demostrado su valor [21].
Otro aspecto interesante a tener en cuenta es el nivel de
capacitación del odontólogo forense para enfrentar estas cuestio-
nes. En el caso de lo acontecido en Japón, si bien es cierto los
niveles de organización han sido superlativos [17], la falta de ca-
pacitación en estas tareas, originó en muchos de los profesionales
voluntarios desagradables situaciones de “stress y sobrecarga
emocional” [16]. En ese sentido, Zohn et al. (2010) [22], propo-
nen un sistema de evaluación de habilidades, denominado
“Odontology Victim Identification Skill Assessment Sys-
tem” (OVID-SAS), calificando las aptitudes y el grado de prepa-
ración de los dentistas para integrar los equipos Antemortem
(AM), Postmortem (PM), Comparación AM y PM, etc. Los auto-
res hacen hincapié en que la educación debe ser canalizada a
través de Escuelas de Odontología, Asociaciones Profesionales y
Organizaciones Forenses. También es importante destacar que los
altos niveles de formación y experiencia en odontología forense,
deben ser desarrollados y mantenidos, a través de la capacitación
constante y permanente del profesional, recomendándose que tal
instrucción sea llevada a cabo por Odontólogos Forenses califica-
dos, lo que redundará en sólidas desempeños cuando se requiera
su intervención, sobre todo para estar a la altura de las grandes
10 The Forensic Oral Pathology Journal - FOPJ. 2011; 2(4):9-12.
ID: fopj00018 - http://www.fopj.syllabapress.com/issues/fopj00018.html
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exigencias que requieren casos de identificación muy complejos,
típicos de las diferentes catástrofes que puedan suscitarse [23, 24].
A través de diferentes encuestas en el ámbito universitario, se
pudo comprobar que efectivamente existen programas detallados
de odontología forense, pero esto no es aún extensivo a todas las
Universidades, además de tener en cuenta que se deben incluir en
los citados programas de estudio, los avances que experimenta día
a día la Ciencia Forense [24] .
Un aspecto insoslayable es el hecho de que, aunque el
odontólogo se encuentre plenamente capacitado, es menester con-
tar con la información PM debidamente conformada, situación
que redundará en una optimización de los recursos empleados en
las tareas de identificación, propendiendo a la celeridad de la mis-
ma, con la consabida reducción de la angustia que trae aparejada
la incertidumbre de los familiares de las víctimas. La creación,
mantenimiento, almacenaje y custodia de estos registros es una
obligación legal y ética de cada profesional que lo utilice, por ello
se debe insistir en la concientización de los mismos en mantener
actualizados los registros dentales de sus pacientes, que representa
quizás la situación más común en el sentido de tener que suminis-
trar los registros AM para contribuir en la identificación humana.
Se trata de la responsabilidad social de todos y cada uno de ellos,
por la noble causa de identificación en casos de desastre masivo
[10, 25-27].
Si bien las identificaciones odontológicas gozan de exce-
lente fama en relación a otras metodologías en situaciones de ex-
trema complejidad, no es menor el dato de que los mayores éxitos
en estas pericias odontológicas se han sustentado claramente en el
haber contado con fotografías, radiografías o modelos. Se ha plan-
teado que, aun cuando el odontograma como sistema simbólico,
elimina condicionantes subjetivos de tamaño y conformación de
caries y obturaciones haciéndolo más sencillo y, por ende, univer-
salmente aceptado y con un aval estadístico, infinidad de variables
anatómicas, morfológicas, patológicas y restaurativas anatómicos
imposibles de representar gráficamente quedarían excluidas, mu-
chas de ellas con inigualable valor identificatorio. Contando hoy
con una vasta pluralidad técnica en los procedimientos de registro
imagenológico, en las formas de su archivo (fundamentalmente
por la digitalización de la información), en el intercambio de los
mismos, incluso en su accesibilidad económica, resulta curioso
“el todavía pretender mejorar una metodología claramente reduc-
tora en la información necesaria y de probada falibilidad, dada la
dependencia de registros AM generalmente erróneos, incompletos
y sesgados. Una identificación odontológica no debería por
ningún motivo sustentarse exclusivamente en la utilización del
odontograma” [6, 28].
A partir de 1896 la radiología fue introducida en la ciencia
forense y desde entonces se ha vuelto una herramienta indispensa-
ble en los procesos de identificación de cuerpos, mostrándose
bastante eficiente en las grandes catástrofes. La radiología ofrece
algunos métodos para efectuar comparaciones entre las radiograf-
ías intraorales, panorámicas y digitalizadas. Está comprobada la
eficacia en la transmisión de radiografías digitalizadas mediante
tecnología inalámbrica, como así también la calidad de la imagen
enviada en zonas donde las redes para celulares (GSM) se encuen-
tren disponibles, agilizando las tareas en zonas afectadas por una
catástrofe [29]. Se recomienda utilizar técnicas digitales como
herramientas para respaldar el registro de pruebas forenses en el
futuro. Las diversas pruebas de IVC deben registrarse digitalmen-
te, por ejemplo, la información dental, huellas dactilares, hallaz-
11
gos médicos, pruebas policiales forenses y relativas a los efectos
personales. Se mejorará la calidad y será más sencillo introducir la
información en el sistema informático de IVC. No obstante es
importante destacar que aún con la multiplicidad de sistemas in-
formáticos realizando tareas de cotejo AM – PM, la tarea casi
“artesanal” del odontólogo forense, aún no ha podido ser reempla-
zada como lo demuestra su intervención en la identificación como
respuesta al Maremoto de Asia [5].
Conclusiones
Dentro de los múltiples desafíos que debe enfrentar el
odontólogo forense, sin duda que la problemática inherente a la
globalización del mundo actual es uno de los más significativos.
Las personas que viajan por todo el mundo a diario son víctimas
de delitos violentos, atentados terroristas, accidentes de tránsito y
catástrofes naturales. Esto obliga a trabajar en conjunto con cole-
gas de todo el mundo, buscando aunar criterios, respetando proto-
colos establecidos, en la búsqueda de la resolución de los grandes
problemas que se platean. Empero, todavía en varios países se
confeccionan las cartas dentales con diferente modelo e incluso
los procedimientos de cotejo de documentación AM y PM se eje-
cutan de distinta forma. Según Bernitz (2009) [30] : “Los odontó-
logos forenses que actúan aisladamente, crean sus propias reglas
olvidando con ello a la comunidad global…”. Y agrega: “… (Una
posible solución) incluye la cooperación con colegas en todo el
mundo esforzándose por llegar a los más altos niveles de control
de calidad, estandarización, fiabilidad, imparcialidad, reproducibi-
lidad y responsabilidad ética”. Además, sostiene que “la especiali-
dad en odontología forense no está debidamente reconocida en
todo el mundo, ya que no hay normas internacionales para la for-
mación de los futuros estudiantes”. En ese sentido, la normatiza-
ción de la educación en odontología forense es el mayor desafío
internacional para el futuro. Todos los procedimientos deben bus-
car la excelencia en el desenvolvimiento del perito, eliminando las
zonas grises de interpretaciones subjetivas que han empañado a la
profesión en los últimos años. En consecuencia, se debería tomar
conciencia de esta problemática, desterrando el concepto de
“aislamiento” en el odontólogo forense, es decir, modificar su
actitud, en el sentido de comprometerse con los adelantos y reali-
dades del mundo actual, tomando conciencia de la importancia de
la interdisciplina, la comunicación, cooperación, capacitación y
adopción de las nuevas tendencias y filosofías globalizadoras que
lo mantengan atento a las exigencias de la tan importante función
que le compete.
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The views expressed are those of the authors and do not
necessarily reflect the opinions or official policies of The Forensic
Oral Pathology Journal - FOPJ and Syllaba Press.
This article has been peer reviewed
12
CORRESPONDING AUTHOR
Alan Diego Briem Stamm, DDS.
Especialista en Odontología Legal
Auxiliar Docente
Cátedra de Odontología Legal, Facultad de Odontología
Universidad del Nordeste (Argentina)
Email: diegoalan3@hotmail.com
The Forensic Oral Pathology Journal - FOPJ. 2011; 2(4):9-12.
ID: fopj00018 - http://www.fopj.syllabapress.com/issues/fopj00018.html