LA ECUACIÓN DEL NÚMERO PI EN LOS JUEGOS OLÍMPICOS DE PARÍS. Por JAVIER SOLIS ...
Literatura fantástica
1. Literatura fantástica
El término literatura fantástica es enormemente confuso debido a la divergencia de
criterios respecto a su aplicación. Popularmente, se conoce como literatura fantástica
cualquier relato en que participan fenómenos sobrenaturales y extraordinarios, como la
magia o la intervención de criaturas inexistentes. Esta definición resulta ineficaz, debido
a que los elementos sobrenaturales están
presentes en todos los relatos
mitológicos y religiosos y su presencia
tiene, en consecuencia, un carácter muy
distinto del que posee en la civilizac ión
actual.
En la ya clásica Introducción a la
literatura fantástica, Tzvetan Todorov
definió lo fantástico como un momento
de duda de un personaje de ficción y del
lector implícito de un texto, compartido
empáticamente. Los límites de la ficción
fantástica estarían marcados, entonces,
por el amplio espacio de lo maravilloso,
en donde se descarta el funcionamie nto
racional del mundo y lo "extraño" o el
"fantástico explicado", en el que los elementos perturbadores son reducidos a meros
eventos infrecuentes pero explicables. Contra la definición amplia de lo fantástico, esta
definición presenta la debilidad de ser demasiado restrictiva. Se han propuesto diferentes
reformulaciones teóricas que intentan rescatar el núcleo de esta definición con diversas
salvedades.1
Otra definición posible con criterios históricos sostiene que la literatura fantástica se
define en el seno de una cultura laica, que no atribuye un origen divino y por tanto
sobrenatural a los fenómenos conocidos, sino que persigue una explicación racional y
científica. En esta situación, el relato fantástico introduce un elemento sobrenatural,
discordante con el orden natural, que produce inquietud en el lector. El elemento
sobrenatural no sólo sorprende y atemoriza por ser desconocido, sino que abre una fisura
en todo el sistema epistemológico de su mundo, susceptible de dar cabida a toda clase de
sucesos insólitos y monstruosos.
Causa confusión, también, que la literatura que es recreada a partir de mitos preexistentes
sea llamada fantasía, o fantasía heroica. Tales son los casos de El señor de los anillos y
Las crónicas de Narnia, y aunque sus iniciadores son más antiguos, fundamentalme nte
los autores reunidos en torno al círculo de la Puerta dorada o del Dorado amanecer, en el
siglo XIX. Destacan Arthur Conan Doyle y Henry Ridder Haggard, quienes también
escribieron terror y ciencia ficción, creando la actual confusión entre los tres "géneros".
2. El agotamiento del género: lo neofantástico y lo mara villoso
Durante la transición del siglo XIX al siglo XX, el paradigma epistemológico de
Occidente sufre diversas sacudidas. Su inflexible orden racional se ve sacudido desde
todos los campos del saber: las ciencias humanas (Marx), la filosofía (Nietzsche), la
psicología (Freud) e incluso la física (Einstein). La revolución que supone la
relativización de todo el conocimie nto
acumulado durante siglos es recogida
desde el arte dinamitando todos los
presupuestos históricos, incluido el
propio concepto de realidad. De este
modo, un suceso sobrenatural ya no
puede amenazar un orden
inconsistente. Los escritores
reaccionan de dos maneras: regresando
a la literatura mitológica (H.P.
Lovecraft, Lord Dunsany) o
introduciendo el fenómeno
sobrenatural ya no como un
inquietante misterio, sino como un
elemento integrado con naturalidad en
el mundo. Así, La Metamorfosis de
Kafka empieza presentándonos a su
protagonista como un insecto, sin que
esto merezca ninguna explicación por parte del narrador ni haga tambalear la visión del
mundo de ninguno de los personajes de la historia. Lo neofantástico se relaciona también
con el llamado “realismo mágico”, que fue denominador común de muchos de los
escritores del boom hispanoamericano, y que tiene su principal referente en Gabriel
García Marquez con su novela "Cien años de soledad". Por su parte, la literatura
maravillosa ha creado un público y un sector editorial especializado, gracias al gran éxito
de (además del mencionado Lovecraft) Robert E. Howard, J. R. R. Tolkien, C. S. Lewis,
J. K. Rowling, Ursula K. LeGuin, Terry Pratchett (quien aborda el género desde la
posmoderna perspectiva de la parodia y la metaficción) o George R. R. Martin. Esta
literatura se conoce igualmente bajo el nombre de literatura fantástica, si bien, como
hemos explicado, esta definición es imprecisa.