2. Tema 1 La Transcendencia Lo que no se ve es más importante que lo que se ve
Thomas A. Anderson es un hombre que tiene una doble vida. De
día, es un programador de computación y de noche, es un hacker llamado
Neo. Neo siempre ha cuestionado su realidad pero la verdad va más allá de
lo que pueda imaginar. La policía empezará a perseguirlo cuando entre en
contacto con Morfeo, un legendario hacker. Morfeo logrará mostrarle a Neo
el mundo real, un desolado paisaje donde la raza humana ha sido reducida
y controlada por una raza de máquinas que viven del calor corporal y
controlan sus mentes dentro de una realidad virtual llamada Mátrix. Cual
rebelde contra las máquinas, Neo se enfrentará a Mátrix y a sus agentes y
liderará la rebelión humana.
Mátrix presenta a nuestra raza, la raza humana, como esclavos de un gran imperio de
máquinas. Cerca del año 2199 Las maquinas tienen metidas a todas las personas en un mundo
virtual donde creen que no ocurre nada y que sus vidas transcurren con normalidad en el año 1999.
Pero existe fuera de ese mundo un algo o alguien que quiere liberarlos, esto se asemeja con la
historia de la salvación del Éxodo y del Nuevo Testamento.
Morfeo cuenta que, en un principio, el Salvador vino a Mátrix y liberó y mostró la verdad a
unos pocos. Antes de sacrificarse por ellos prometió que volvería para salvar a la humanidad. Esto
es una clara referencia a la segunda venida a la tierra de nuestro Señor Jesucristo.
Uno de los significados de esta película está en el Mito de la Caverna de Platón.
3. Otro de los significados es Cristiano, y tiene un valor Cristológico
Experiencia de lo tremendo
La experiencia de lo tremendo consiste en un “sentimiento” –que no es sólo una emoción subjetiva-
que se sitúa en la línea de los sentimientos de temor, aunque supone matices que le confieren una
peculiaridad irreductible. En el sentimiento de temor o de miedo el sujeto se enfrenta a un peligro concreto
que amenaza de una forma no menos concreta su integridad. En el sentimiento de lo tremendo prevalece en
cambio la experiencia de la desproporción entre la realidad que lo provoca y nuestra propia realidad. Cuando
Pascal escribe: “el silencio de los espacios infinitos me aterra”, no expresa una sensación de miedo. En su
expresión habla más bien del estupor, el desconcierto que le produce la presencia de espacios infinitos, ante
cuya magnitud el sujeto descubre su pequeñez y se experimenta como perdido. Algo semejante
experimentamos todavía, a pesar del dominio de la naturaleza que nos ha procurado la técnica, ante
elementos naturales percibidos como enormes: la noche silenciosa y oscura, el desierto, una cima elevada y
su soledad, etc. En la línea de estas experiencias se sitúa el “sentimiento” de lo tremendo que vive el sujeto
religioso. En él se siente el sujeto literalmente “anodado” ante la superioridad absoluta de la realidad que ha
irrumpido en su vida. En él se siente el sujeto “sobrecogido” por lo que le aparece como “totalmente otro”,
que, lejos de dejarse captar en las categorías del pensamiento, lo trasciende totalmente y lo abarca y lo
comprende por completo. De este sentimiento dan testimonio Abraham y Job cuando ante la presencia de
Yahveh se declaran “polvo y ceniza”.
J. Martín Velasco
“Hacia la definición del fenómeno religioso”