1. CRISTOLOGIA
Figuran en este boletín algunos libros recientes de cristologia.
Los he m antenido independientes, cada uno con su propio tem a y
su estructura. Juntos, form an un program a concreto, que va desde
la investigación bíblica hasta la piedad popular. Los hay de carácter
histórico y de tem a dogmático, sobre problem as antiguos y m oder
nos. Constituyen vías de acceso com plem entarias hacia el único m is
terio de Cristo.
G. B o r n k a m m , Gesü di Nazaret. Editrice Claudiana (Nuovi studi te o lo g i-
ci 3), Torino 1968, 250 p. 22 cm.
Un exegeta protestante de prim era categoría ha tenido la capacidad
y el gusto de resumir en pocas páginas muchos años de investigación
en torno a la figura y al mensaje de Jesús. Es una de esas síntesis que
rara vez encontramos. Nuestra afición bíblica se ve forzada ,en la ma
yoría de los casos, a elegir entre estudios muy especializados y por otra
parte obras de divulgadores con escasa preparación. Aquí encontramos
ambas cosas juntas: densidad y fluidez, hondura y facilidad. El original
alemán ha sido publicado en una edición « de bolsillo », y es apreciado
también por especialistas.
Llama la atención por su actitud básica, declarada y razonada en el
capítulo primero: fe e historia en los Evangelios. El evangelio tiene
su origen en la fe pascual de la Iglesia; pero de esta fe de la Iglesia
forma parte esencial la historia pre-pascual (p. 18-19). Discípulo de Bult-
mann, Bornkamm adopta una posición más equilibrada que la del maes
tro.
En dos capítulos (2 y 3) presenta, a trazos breves y precisos, el am
biente y la persona de Jesús; a continuación sintetiza su doctrina sobre
la presencia y el contenido del reino de Dios (4 y 5); dedicando luego
uno a cada uno de los temas siguientes: discípulos, pasión y muerte, el
problema mesiánico, la resurreción.
Cuando entra directamente en el contenido religioso y doctrinal del
evangelio, en su inteligencia inmediata y y sobria, el estudio de Bom-
kamm es admirable en su finura de percepción. Se le puede aplicar lo
que él dice de la palabra de Jesús. « El mundo nos es presentado en su
realidad verdadera y concreta; no se le hace más hermoso de lo que,
es, pero tampoco lo empeora para servir de fondo a una doctrina reli
giosa. Si no se tiene presente este hecho, nunca se comprenderá la sere
nidad característica de ciertas palabras de Jesús, una serenidada que ga
rantiza la seriedad de sus palabras » (p. 134).
Menor seguridad encontramos en sus conclusiones referentes a te
ma histórico. A pesar del grande y noble esfuerzo que ha realizado el
autor, aún le queda largo camino por andar en esa dirección. Pone en
Ephemerides Carmeliticae 20 (1969/1) 202-212
2. CRISTOLOGÌA 203
duda buena parte de los evangelios sin que veamos las razones de ello:
los relatos de Juan no nos aseguran que Cristo haya predicado en Jeru-
salén antes de la semana de pasión (p. 177); de las narraciones de la
Pasión pocos datos históricos podemos sacar en limpio (p. 179); y mu
chas afirmaciones de ese tipo. En p. 5 se ha deslizado un error tipográ
fico, que puede traer confusión: se lee « biografici »; es « bibliografici ».
En conjunto, un libro bueno para personas que sepan discernir.
F ranco R u dasso, ocd.. La figura di Cristo in San Gregorio Nazianzeno.
Desclée et C. — Edizioni del Teresianum, Roma 1968, 171 p. 25 cm.
Con unas pocas noticias el autor nos introduce hasta el ambiente en
que se plantea el problema de su estudio. La prolongada controversia
cristológica de los primeros siglos tuvo efecto también en el sector de
la piedad cristiana. No se conseguía establecer el equilibrio entre el
componente divino y el componente humano en Cristo. La piedad tendía
más bien a descuidar, por reacción excesiva contra el arrianismo, la
humanidad. Olvido prolongado durante muchos siglos, que ha tenido
consecuencias nocivas para la liturgia y para la piedad privada.
Esta es la tesis que inauguró Jungmann en un estudio monográfico
(Die Stellung Christi im liturgischen Gebet, 1925, reeditado en 1962). El
mismo Jungmann, K. Adam y otros han repetido incansablemente las mis
mas ideas hasta nuestros días. Pero no es tan evidente y sencillo el itine
rario de la piedad cristológica...
« Lo stesso Jungmann ed altri autori hanno generalizzato le conclusio
ni, passando dalle formule m utate alle attitudini interiori deformate, dal
movimento limitato a qualche epoca ad una visione panoramica di tutta
la spiritualità cristiana; dal cambio di formule aU'oblio della funzione me
diatrice di Cristo, e da tale oblio ad una attitudine spirituale di timore e
di allontanamento. Tali conclusioni mi sembrano unilaterali e poco carat
terizzate. Sono state fatte senza una previa analisi di autori e di epoche
particolari. Mancano monografie sopra figure e momenti decisivi di questa
storia, che raccolgano le diverse attitudini prese di fronte a Cristo dai suoi
fedeli » (p. 9).
E1 autor ha escogido un punto limitado para comprobar la tesis: San
Gregorio Nazianzeno, que vive en los- tiempos fuertes de la controversia,
con un puesto y una participación de relieve en la misma; y que además
ha dejado una obra de espontaneidad autobiográfica, los Poemas. Una obra
de San Gregorio poco menos que olvidada, y que sin embargo tiene valores
espirituales y autobiográficos de prim er orden. Ofrece el campo más ade
cuado para examinar la piedad vivida por los fieles en los tiempos de
agitación.
Estudia primeramente la obra poética en sí misma y en los rasgos que
luego influyen sobre el tema de la piedad. Se ocupa con particular deten
ción de los títulos que da a Cristo y el contenido divino-humano que en
cierra cada uno de ellos, la mayor o menor confianza y mediación dogmá
tica que se refleja. Finalmente, analiza el lugar que ocupa Cristo en su
oración, y las situaciones que provocan el recurso a su mediación o sim
ple ayuda directa.
Al term inar la lectura, sacamos la conclusión que ya el autor nos ha
anticipado en el texto que antes citamos: la tesis de Jungmann confunde
3. 2 0 4 FEDERICO RUIZ
fórmulas y contenidos, palabras y actitudes espirituales. Cuando Gregorio
dice « Verbo » o « Dios » a Cristo, pone en la palabra todo el contenido
dogmático y toda la familiaridad que le vienen de la Encamación.
El autor rehuye sin embargo la polémica directa, aunque más de una
vez hace referencia a las tesis que no condivide. Resulta una tesis lógica,
con claras conclusiones; ambientada en su tiempo histórico y en la pro
blemática actual.
En ocasiones, hubiéramos deseado que siguiera libremente el ritmo
interno de los poemas, aunque ello desbordara el tema directo de su tra
bajo. Pero debemos recordar que su propósito era realizar un estudio mo
nográfico.
G erm a no R e , II cristocentrismo della vita cristiana. Morcelliana, Roma 1968,
462 p. 24 cm. (Pubblicazioni del Pont. Seminario Lombardo di Ro
ma — Ricerche di Scienze Teologiche, 2).
En consonancia con las inquietudes despertadas por el Concilio, ana
liza el cristocentrismo de la vida cristiana, en la obra exegética de Santo
Tomás. Le Exégesis del Angélico es al mismo tiempo vital y teológica: vi
tal por su adherencia al texto sagrado; teológica, porque en su tiempo la
Sacra Pagina y la teología no guardaban la distancia que se estableció en
siglos posteriores. Por exigencias del tema, el autor se limita a estudiar
los comentarios del Nuevo Testamento.
Abundante, exhaustivo, en citar los pasajes üel comentario tomista
que se refieren al tema. Los pone además de relieve por medio del san
grado y la impresión tipográfica en mayúsculas para las frases que con
tienen el pensamiento fundamental. Como antología, puede prestar ayuda
considerable al estudioso.
Mas no comprendo por qué adopta una distribución estática del pro
blema, basada en las diversas causalidades: Cristo causa eficiente-ejemplar
en la vida cristiana, inhabitación, causa final, causa ejemplar de nuevo;
Cristo en el obrar cristiano, la vida cristiana en el Cuerpo Místico. Abre
viados, éstos vienen a ser los títulos de sus seis capítulos. A pesar de las
justificaciones que intenta dar el autor (p. 22), la impresión del lector es
desfavorable. Este recibe la impresión de que la doctrina de Santo Tomás
se endurece sensiblemente con ese esquema. Extraña más aún ese método,
precisamente porque su intención, según él declara, es « non una analisi
a livello statico, ma la ricerca di una sintesi dinámica ed esistenziale,
che includa, nell'unico mistero di grazia e di gloria, Cristo e il cristiano »
(p. 20). La forma de las subdivisiones se parece al sistema decimal, utili
zado en algunos ficheros de bibliotecas: abb, bba, bab, de... Acaba por
extinguir lo poco que quedaba de síntesis dinámica y existencial.
A la luz de las causas, va estudiando brevemente y citando amplia
mente todo lo que escribe Santo Tomás, desde el bautismo en Cristo hasta
la resurrección corporal y la gtoria del hombre en Cristo.
Interesante por el tema, el campo que explora y por la selección de
textos; menos aceptable su esquema general de causas y el estilo de la
exposición.
4. CRISTOLOGÌA 205
C l . Ch o p in , p s s , II Verbo incarnato e redentore. Desclée et C ., Roma 1968,
194 p. 21,5 cm. (Coll. « II mistero cristiano » — Teología Dogmática).
Hace una presentación breve del misterio de Cristo, en forma de ma
nual destinado a los seminarios. El libro forma parte de una colección
con varios volúmenes publicados: Dios, la creación, la eucaristía; y posee
las mismas cualidades fundamentales de los demás volúmenes: brevedad,
divisiones numerosas y precisas, bibliografía abundante (en francés), etc.
El esquema general tiene su acierto, con siete capítulos fundamenta
les: el misterio de Cristo en la S. Sscritura (1), lugar de Cristo en el plan
divino (2), ambos de tipo introductorio; análisis directo de la unión hipo-
stática (3), y otro sobre las prefecciones, ciencia, santidad... (4); un capí
tulo de transición: el mediador (5); dos dedicados a la soteriología; fun
ción sacerdotal (6), función regal (7).
No se ponen de relieve los puntos del esquema, ni se los enlaza lógica
mente, sino que aparecen yuxtapuestos, sin explícita relación. A esta divi
sión general viene a mezclarse otra, que se introduce independiente, distri
buyendo la materia en tesis (33 en total). El desarrollo de cada tesis sigue
el método de los manuales: estado de la cuestión, formulación, prueba de
la Revelación, razones de conveniencia teológica. Todo ello obliga a mul
tiplicar indefinidamente los títulos, por lo que cada uno de ellos apenas
tiene m ateria e ideas. Más parece una serie de afirmaciones, que una de
mostración o explicación teológica. Sólo quien ya conozca la cristología
de antemano se hará cargo de las verdades y los problemas a que hace
referencia el autor.
De tendencia generalmente tomista, se apoya en la Escritura y recurre
constantemente a los Padres. Conoce la m ateria. No es ya el manual que
hoy necessitamos.
El libro es atrayente por la bibliografía antepuesta a las cuestiones,
la nitidez de la impresión, la claridad de los títulos. Esperemos que se mo
dernicen el contenido y el estilo.
H e l m u t R ie d lin g er , Geschichtlichkeit und Vollendung des Wissens Christi.
Herder (Quaestiones disputatae, 32), Freiburg im Br. 1966, 160 p. 21 cm.
Hace venticinco años se disputaba animosamente el tema de la con
ciencia de Cristo, el «Yo » de Cristo. Ese mismo afán ha pasado, en estos
años, a la ciencia humana de Jesucristo. Ciencia toma sentido amplio y
propio en cristología, pues incluye conciencia-visión de Dios, y representa
el crecimiento o desarrollo humano en toda la línea de su naturaleza. Es
posible que las consecuencias de la nueva discusión sean las mismas que
a distancia podemos apreciar respecto de la anterior: desproporcionado
relieve del tema, pérdida de perspectiva y de visión del conjunto, preci
siones de anatomía espiritual sobre el modo de ser de Cristo, llegando a
una especie de « escolasticismo » existencial. Pero al mismo tiempo rotura
de ciertos esquemas y preparación de soluciones más amplias.
Riedlinger, habiendo comprobado que las cosas habían llegado a una
situación sin salida, opta por reasum ir la cuestión desde su misma fuente,
tras convencernos (no necesita mucho esfuerzo para ello) de que la Huma
nidad de Cristo está sujeta a ciertas fases del devenir histórico, al modo
que los demás hombres.
5. 2 0 6 FEDERICO RUIZ
Analiza por separado cada uno de los cautro evangelistas y a San Pablo.
En todos ellos la figura de Cristo se presenta como una mezcla de histo
ricidad y de presencia de gloria, si bien estos dos factores se hallan mez
clados en diversa proporción Marcos representa el máximo de historicidad
y el mínimo de gloria, Juan al contrario el mínimo de historicidad y el
máximo de gloria (p. 24-71). La tradición eclesiástica y la escolástica no
han encontrado una solución adecuada al problema limitándose a repetir
las dos series de asertos bíblicos, sin ponerlos en relación. Consideran la
ignorancia simple imperfección, excluyendo en consecuencia su posible
existencia en Cristo.
Por eso, en el siglo 19, salen a la superficie todo el descontento y las
dificultades justificadas de algunos teólogos como H. Schell. No ven el
modo de compaginar la doctrina bíblica con las explicaciones rígidas de
la omnisciencia humana de Cristo. Las objeciones se multiplican por parte
del modernismo (p. 101-120). A esta situación responden el decreto « La-
m entabili» y algunos años más tarde el decreto del Santo Oficio. Reafir
m an las diversas clases de ciencia asignadas a Cristo por la Tradición, pero
sin cerrar la puerta a nuevas soluciones.
El autor encuentra razonable la norma de prudencia, entonces y hoy,
siendo necesaria siempre la ponderación en un tema tan delicado para
toda la cristología. Pero la historicidad es un nuevo elemento de juicio,
que permite ensayos y diversas líneas de aproximación al difícil problema
de la historicidad de Cristo. En este sentido, se analizan brevemente y son
juzgadas las nuevas sentencias: Durand, Haubst, Mouroux, Gutwenger,
Rahner, Schillebeeckx. Todas hacen algún aportación interesante, en parti
cular la de Rahner con su distinción de planos de conciencia, la conciencia
no objetiva..., que ha sacudido toda la cuestión.
Riedlinger sugiere por su parte una fórmula nueva, que denomina
« Visión de Dios histórica». Afirma el doble dato evangélico: visión o
conciencia filial; e introduce la opacidad e interrupciones en la visión con
en fin de dejar lugar al límite al progresso histórico.
Tiene más de afirmación que de solución. Después de leer tantas sen
tencias, nos queda la impresión de encontrarnos frente a un misterio. En
trevemos algunos fragmentos separados, sin encontrar la clave ilumina
dora. El libro tiene la utilidad de ofrecernos un resumen de las Fuentes,
la historia, los nuevos ensayos de la teología por resolver el problema.
F rancesco D eg l i E sp o s t i, La teología del Sacro Cuore di Gesü, da Leone
X III a Pío XII. Herder, Roma 1967, 315 p. 24 cm.
Estamos ante una de esas obras que sirven a pequeños y a grandes,
especialistas y no especialistas. Recoge un siglo entero de teología en torno
al Sdo. Corazón. Son los años más interesantes por la abundancia y la ca
lidad de sus aportaciones, y también por la multitud de opiniones a que
han dado lugar. Para m ejor valorar el libro, voy a distinguir tres planos:
histórico, teológico, apologético.
Abarca los años que median entre la elección de León XIII (1878) hasta
le ancíclica « Haurietis aquas » de Pió XII (1956). En tres periodos divide
esos ochenta años, teniendo en cuenta las variaciones del magisterio pon
tificio y los avances de la teología. El primero incluye los pontificados de
León XIII, San Pió X y Benedicto XV; el segundo tiene el remado de Pió
6. CRISTOLOGIA 207
XI y los primeros años de Pío XII, hasta 1944; en el último se incluyen
los años que van desde 1944 hasta 1956. De cada periodo nos ofrece un
análisis completo y ordenado: doctrina de los Papas y su comparación
con épocas anteriores; problemas discutidos en teología, la argumen
tación y su valor relativo; resultadas obtenidos y problemas que siguen
abiertos. Desde este punto de vista histórico, la obra resulta completa y
de incalculable utilidad. Para que el lector tenga idea más completa de
todo el desarrollo, antepone un breve síntesis de la historia anterior a
León XIII (teología y magisterio de 1697 a 1878) (p. 3-18).
En el plano teológico también se m uestra abundante. Al mismo tiempo
que menciona autores, obras, doctrinas, las va resumiendo y enjuiciendo.
De ese modo, realiza una obra teológica de razonamiento y valoración.
Las interpretaciones de numerosos autores se suceden, no simplemente
una a otra, sino con un esquema de superación y complemento. El autor ha
ce ver cómo cada una viene a resolver, al menos en la intención, las di
ficultades de la anterior: teoría del corazón simbólico, del corazón ético>
atención a la persona total, el amor increado. En los últimos años se ha
perfeccionado la metodología teológica. Se recurre a la S. Escritura, pero
no ya en busca de la palabra « corazón », sino el contenido dogmático
que la revelación entrega tal vez en otras palabras. Esta labor ha empe
ñado en los dos últimos decennios a conocidos teólogos, especialmente
entre los jesuitas. El autor sigue la moderna concepción más amplia, que
incluye en el Sdo. Corazón toda la cristología y la soteriología, parte de la
teología trinitaria etc.
Labor admirable, pero que estriba en una base simbólica muy débil.
Es verdad que del S. Corazón se puede afirmar todo eso y mucho más; pero
¿es verdaderamente necesario o útil, para explicar toda esa teología, po
nerla en relación con el Corazón? Un simbolismo, que a fuerza de hacerle
decir todo, se vuelve archicomplicado y acaba por no decir nada o quedar
al alcance de intelectuales.
Llegamos así al plano apologético. « Es sintomático el hecho de que,
entre la abundante literatura que sobre la devoción al S. Corazón se viene
publicado desde hace un siglo, casi infaliblemente toda obra de algún relie
ve (sin exceptuar las encíclicas pontificias), siente la necesidad de empezar
con una apología» ( J . A. J u n g m a n n Glaubensverkündigung, 1963, p. 86).
Existe una dificultad de fondo. El autor la conoce y la expone con fideli
dad y detalle en sus objeciones concretas y en sus sentimientos no for
mulados (p. 181 ss.); con m ejor criterio incluso que algunos autores que
se han dedicado a investigarla, como A. Derumaux, que sospecha monofi-
sismo en la preferencia por la persona de Cristo, más bien que por la for
m a concreta del « Corazón ».
En este punto, la situación no parece haber mejorado nada, no obstante
la encíclica « Haurietis aquas » y toda la teología que se ha elaborado so
bre el tema. La preferencia de los que guardan reservas se basa precisa
mente en el mismo texto de Mateo 11,29, que tantas veces cita el autor
en sentido contrario. No dice: corazón de Jesús, humilde..., sino «Jesús,
humilde de corazón ».
En páginas iniciales (XXI-XXVIII) ofrece bibliografía nutrida y bien
clasificada. No deja de parecer extraño que, entre tantos estudios, no se
encuentre ninguno de los cinco últimos años anteriores a la publicación de
este libro, y haya apenas (salvo error) uno o dos de los tres años 1959-1961.
7. 208 FEDERICO RUIZ
C h r ist o p h e r F. M ooney, Teilhard de Chardin y el misterio de Cristo. Edi
ciones Sígueme, Salamanca 1967, 296 p. 22 cm.
« Trataré en este libro de hacer una síntesis del pensamiento teológico
de Pierre Teilhard de Chardin, síntesis que él mismo intentó muchas ve
ces pero que por diversas circunstancias nunca pudo hacer» (p. 11). Con
estas palabras justifica el autor la novedad de su trabajo, y por otra parte
su valor de respuesta a una necesidad sentida por el mismo Teilhard.
Es, ante todo, una bien lograda síntesis, por su carácter completo, y
por su claridad y orden. Ha recogido prácticamente en el estudio todos
los textos básicos de Teilhard sobre cristología. Ha creado un esquema
coordinador que los armonice, en perfecta consonancia con las intenciones
originales de cada uno. Labor difícil e indispensable, pues T. no ha prepa
rado un sistema, sino más bien un ritm o de pensamiento. Tiene seis ca
pítulos; dos de carácter introductorio, tres directamente doctrinales, y el
último que hace un balance de la obra de T., con sus aportaciones y sus
límites.
La obra de T. ha nacido en armonía con su propia vida, ha idó bro
tando al ritmo de su experiencia, de su inquietud personal como hombre,
como creyente y apóstol. El segundo se presenta como un estudio funda
mental de metodología para entender la obra. Distingue Mooney tres ni
veles a los que pertenecen las diversas afirmaciones: físico o basado en
datos científicos, de opción filosófica, plano teológico. La distinción tienen
repercusiones incalculables (p. 85-87), pues T. aplica a uno y a otros iguales
términos, lo que fácilmente crea confusión. Por ejemplo, con frecuencia
cuando nos habla de su fe en el mundo, se refiere a esa opción filosófica
basada en reflexión, que pertenece al segundo plano. Frecuentemente se
intercomunican, dando lugar a extrapolaciones, fusión de revelación y
ciencia. Son ensayos, pues no se olvide que T. « deseaba poder pasar en un
solo movimiento de un modo de conocimiento a otro, de los datos de la
razón en sus varios niveles a los datos de la revelación cristiana; y ésto
hacerlo fácilmente y sin confusión. Ciertamente Teilhard puede haber falla
do. Quizás aún soñar tal cosa puede ser una quimera » (p. 87).
El primero de los capítulos doctrinales trata de « descubrir » la rela
ción física que une el cuerpo de Cristo con la humanidad y el mundo ma
terial, estudiando el misterio de la Encarnación y el de la Eucaristía. Se
apoya sobre todo en algunos textos de San Pablo. Mooney sintetiza bien el
contenido de estos tres capítulos fundamentales de su obra.
« En consecuencia, el desarrollo del pensamiento teológico de Teil
hard se mueve en tres direcciones. En prim er lugar, la teoría tocante a la
relación física entre el cuerpo de Cristo, la humanidad y el mundo mate
rial; una teoría basada principalmente en la visión cósmica de san Pablo
en sus cartas a los colosenses y a los efesinos, y que abraza los misterios
de la encarnación y la eucaristía.
En segundo lugar, la teoría sobre el significado de la muerte y el
abrumador enigma del mal físico y moral vistos en el contexto de la
cosmogénesis; una teoría que se refiere al misterio de la muerte redentora
de Cristo y a su resurrección.
Finalmente se estudia la relación existente entre la historia cósmica y
la historia de la salvación, entre la creación continua de Dios en el tiempo
y el crecimiento gradual de la plenitud final de Cristo; una teoría que
abarca los misterios de la Iglesia y de la parusía.
8. cristologìa 209
Estas tres grandes áreas especulativas constituyen el legado cristoló-
gieo de Teilhard... Tal empresa teológica no logra, por supuesto, el mismo
éxito en todos sus puntos. Si lo lograra sería realmente algo sorprendente.
Lo extraordinario no es que no haya salido airoso en todo, sino al fin y al
cabo se le hayan ocurrido a Teilhard tales pensamientos teológicos » (p.
84-85).
El capítulo último recoge un juicio global sobre la obra de Teilhard
en cristoiogía. Tres peligros amenazan (y en parte afectan) a la síntesis
teilhardiana: 1) evolucionismo generalizado, con progreso de la humani
dad, que descuida a los individuos; 2) encarnacionismo de tipo físico, de
scuidando el factor de la libertad y amor en la presenoia de Cristo en la
historia; 3) fusión de natural y sobrenatural, que le hizo difícil el explicar
la presencia del pecado, turbador de orden, entre Cristo y los individuos,
en la raíz misma del corazón.
Mooney ha logrado .su intento de síntesis. Se comprende la importan
cia de este libro por una simple reflexión: expone magníficamente la cri
stoiogía de T., y la cristoiogía es la esencia de la obra teilhardiana. Crí
tico benévolo y equilibrado. No hace invectivas ni apologías; hace sim
plemente « comprender ». Un libro excelente. La traducción castellana se
lee con gusto. Esmerada la impresión.
Hubiéramos deseado que el autor señalase o intentase una vinculación
de sus conclusiones con las de la cristoiogía que hoy se elabora. Los edito
res deberían tener en cuenta, en una eventual 2 edición, las aportaciones
y complementos de Ja edición francesa («Aubier», París 1968), que ha
perfeccionado algunos aspectos textuales del original inglés.
AA. VV., Cristoiogía y Pastoral en América Latina. Dilapsa —- Ed. Nova
Terra, Barcelona 1966, 226 p. 23 cm. (Colección « Andina », 5).
« A pesar de su gran comunidad de destino motivada tanto por pro
blemas semejantes, los cristianos latinoamericanos se conocen poco, y se
encuentran más fácilmente en sus viajes a Europa que en sus propios
países. Entre teólogos tampoco hay comunicación. Publicar en Europa es
todavía el mejor método para ser conocidos en los países vecinos.
Un grupo de teólogos latinoamericanos resolvió establecer puentes en
tre los centros aislados del continente, con el fin de preparar una futura
integración de la teología viva y activa al nivel continental. La colección
que este tomo inaugura no tiene otra pretensión: crear un contacto entre
todos los que desean colaborar al progreso de los estudios teológicos en
Latinoamérica. Pareció oportuno empezar por la cristoiogía. Cristo es el
centro de la revelación y la cristoiogía irradia sobre todos los campos de
la investigación teológica » (p. 7-8).
Lleva un propósito digno de encomio, pero difícil de realizar. En las
últimas páginas del volumen se hace un apelo angustioso por la creación
de ambiente teológico en América Latina, que debe concretarse en la
única forma eficaz, que es la creación de centros eficientes y la dotación
de personal adecuado. Con solo este mensaje que el volumen tuviera y
fuera escuchado, ya merecería cálida aprobación.
Debido a esos mismos fallos que trata de remediar, la obra sale in
completa, pues algunos colaboradores no han podido presentar su tra
bajo. Contiene cinco artículos, tres en castellano y dos en portugués.
9. 210 FEDERICO RUIZ
José Comblin, Cristo en la Iglesia de hoy y de mañana (p. 9-48), ofrece
una visión panorámica de la situación: estado de la devoción a Cristo en
él ambiente latinoamericano, de tono excesivamente individualista; nuevas
orientaciones de la cristología tomadas especialmente de la Biblia, que
acentúa más su humanidad y ciertos títulos de perenne actualidad, como
Sabiduría, etc. Sobre Jesús Cristo, reconciliador do mundo escribe Luis
Bertando Gorgulho, O. P. (p. 51-65). Estudia la soteriología paulina, que
no se ha quedado estática después de la experiencia de Damasco, pero
tampoco ha sufrido cambios sustanciales. San Pablo recalca que hay un
mundo sin Cristo y que todos pertenecimos a él. Pero la situación ha cam
biado. De ahí le nace un optimismo recio y justificado. Bernardo Catao,
Teología da Paixao (p. 67-85), pone de relieve la importancia que ha reves
tido la Pasión de Cristo en la devoción de estos pueblos a Cristo, llegando
a algunos excesos tal vez. Hace una referencia a los tres hitos en el desarro
llo de la teología de la Pasión: la soteriología paulina, el concilio III
de Constantinopla (681) y la sistematización de Santo Tomás.
Cristo y la pastoral brasileña, de F. Hubert Lepargneur OP (p. 87-97),
aplica a la situación brasileña los esquemas de piedad cristológica estable
cidos por Jungmann, X. Arnold, sobre el olvido de la Humanidad de Cristo
y el recurso a otros mediaciones. Sugiere nuevas dimensiones para com
pletar esa imagen. El artículo está mal escrito (o traducido) en español.
En último término, el estudio más amplio y el m ejor elaborado de to
dos: Cristo en la obra del P. Teilhard de Chardin, de Francisco Bravo (p.
99-206). Es una síntesis clara y bien trabajada. Sirve además como intro
ducción a la obra de Teilhard, explicando las nociones de carácter general,
ofreciendo encuadres, pues, como es sabido, la cristología en la obra teil-
hardiana es todo. Puede ser de utilidad el ensayo de armonización que in
tenta entre la cristología de Teilhard y la de K. Rahner. Es una lástima
que el autor no haya podido aprovechar el estudio de Mooney sobre la cri
stología de Teilhard que recensionamos en este mismo boletín.
En los diversos autores se percibe un mismo triple afán: aprovechar
al máximo la revelación original, tener presentes las modernas aportacio
nes vitales, y por fin mantenerse en estrecho contacto con el ambiente
concreto de América Latina.
Una obra que vale por sí misma y que puede ser el comienzo de mu
cho más.
N otker E c k m a n n , Kleine Geschichte des Kreuzweges. Die Motive und ihre
künstlerische Darstellung. Verlag F. Pustet, Regensburg 1968 121 p. 19
cm. (Con 46 páginas de ilustraciones en papel satinado).
Una devoción tradicional, que sigue inspirando a la devoción cristiana
y a grandes escritores, como Paul Claudel, Romano Guardini y otros, que
han compuesto textos sugestivos sobre el via crucis.
Lo interesante de este volumen es que, además de ofrecer una historia
condensada de las estaciones, las presenta con referencia concreta a la for
ma con que las ha revestito el arte religioso: escultura, pintura, entalle,
mosaicos, vidrieras, desde la Edad Media hasta nuestros días. El autor
va poniendo de relieve cómo se reflejan en las figuras de la Pasión los
sentimientos e ideas del artista y por medio de él los de su época. Las
10. CRISTOLOGÌA 211
ilustraciones se han reproducido con mucha nitidez, aunque sin color. Un
libro recomendable desde todos los puntos de vista.
— Cristo nella mia vita (Testimonianze di sacerdoti). Inchiesta de « La Vie
spirituelle», presentata da F. Louvel OP. Boria, Torino ,1968, 315 p. 21
cm.
La revista Vie spirituelle dedico, entre octubre de 1963 y junio 1964,
una serie de números monográficos a diversos aspectos del misterio de
Cristo. Para completar la imagen que en los artículos daban algunos espe
cialistas, se tomó la iniciativa de program ar una encuesta entre sacerdo
tes, bajo el título de origen paulino « Pour moi vivre c’est le Christ ». Man
daron su respuesta 350 sacerdotes. El número y la variedad de provenien
cias y edades da suficiente garantía de universalidad.
« Fra questi preti, alcuni sono ordinati da pochi mesi, altri hanno
dieci, venti, cinquant'anni di sacerdozio: viceparroci, parroci, missionari,
cappellani, professori, superiori di seminario, religiosi appartenenti a una
trentina di congregazioni diverse. Duecentocinquanta risposte vengono
dalla Francia. Un centinaio ci sono pervenute dal Belgio, Italia, Spagna, A-
frica, America, Asia e perfino Oceania. In totale, hanno inviato la propria
risposta preti appartenenti a ventotto nazioni differenti» (p. 11).
El cuestionario está hecho con una finura que merece estudio, y a él
se debe atribuir en buena parte el éxito de la encuesta. Se compone de 22
temas formulados con brevedad y precisión, muy sugestivos. No podemos
transcribirlos, aunque reconociendo que sería útil para que el lector repi
tiera el proceso. Las preguntas se distribuyen en cuatro grandes apartados.
El prim ero se refiere a la « vocación sacerdotal »: papel de Cristo en la
vocación, en el estudio de la teología, en la vida del seminario. Pasa luego
a la « espiritualidad sacerdotal »: la oración a Cristo o por Cristo; la fun
ción que en el acercamiento a Cristo desempeña la Iglesia, el evangelio,
algún santo en particular. La « vida sacerdotal » da lugar a otra serie
de preguntas: en qué medida contribuye a la intimidad con Cristo el
celibato, la pobreza propia y de los pobres, los fracasos en el aposto
lado, y otras circustancias personales. Por último, el « ministerio sacer
dotal » da lugar a situaciones en que el sacerdote se puede encontrar
con Cristo.
Con estas generalidades apenas damos una idea de lo que efectivamen
te es el cuestionario. Más difícil aún resulta extractar el contenido de las
respuestas, breves y densas en general, que el organizador ha encuadrado
en cada uno de los temas. Algunas están hechas con mayor espontaneidad;
otras parecen sinceras, pero más pensadas. Mucho depende también del
interrogando; pues entre ellos hay profesores de teología y párrocos de
campaña.
No se trata de ninguna tesis, con diferentes testimonios para probarla.
Hay diferencias, y no raram ente abierto contraste. Pero se ve que todo es
vida y no lucha, que en el fondo se campaginan; tienen aire de riqueza y
variedad, más que de oposición. Louvel observa una actitud de respeto
hacia todos. En sus observaciones y esclarecimientos, da relieve a las
respuestas, pero no hace panegíricos ni critica.
Nos preguntamos qué finalidad, qué utilidad, puede tener una publi
11. 212 FEDERICO RUIZ
cación de esta clase. Yo diría que tiene utilidad inmensa, tanto para los
interrogados, como para el lector.
Para los interrogados. No es un secreto, pues ellos mismos lo han
advertido, y más de uno lo hace notar en su respuesta. Era una invitación
apremiante a hacer examen de conciencia sobre el pasado de la vida, y a
fijar un punto de partida para el porvenir. He aquí algunas indicaciones:
« Lo que usted me pregunta es nada menos que la revisión de toda mi vida
a la luz de Jesucristo...»; « esta encuesta me ofrece la ocasión de hacer un
serio examen de consciencia sobre lo que representa Cristo en mi vida.
Mi aportación a su trabapo será insignificante. Es más bien vuestro cues
tionario el que me trae a mí grande ayuda. Gracias ». (p. 11). «Me obli
gáis a tom ar conciencia de la cosa» (p. 109).
El lector tiene ahora en sus manos, no solamente el cuestionario con
que trabajaron esos sacerdotes, sino además las respuestas de los mismos,
que irradian luz y estímulo. El anonimato elimina todo peligro de retóri
ca y publicidad. Un libro que da para m editar a sacerdotes, religiosos y
seglares.
F ederico R u i z , ocd.