La escultura helenística se caracterizó por fusionar el modelo clásico griego con influencias orientales, dando lugar a un mayor realismo, dramatismo y dinamismo en las obras. Temas como dioses, héroes y atletas continuaron siendo populares, pero también surgieron nuevos como la niñez, la vejez y lo grotesco. Piezas notables incluyen la Venus de Milo, la Victoria de Samotracia y el Laoconte y sus hijos.