1. LA LITURGIA DE LA
EUCARISTÍA
La presentación de los dones
2. Liturgia de la Eucaristía
•
Preparación de los dones (sentados)
-
Se prepara el altar con el corporal, purificador, el cáliz y el misal.
- El diácono o el sacerdote prepara el altar y el sacerdote recibirá los dones
de los fieles, normalmente delante del altar.
3. Liturgia de la Eucaristía
- El sentido de la procesión de ofrendas es el de participación del
pueblo y el de compartir fraternalmente los bienes con los más
necesitados. “Es de alabar que el pan y el vino lo presenten los
mismos fieles” (n. 73)
- Nuestros hermanos cristianos de los primeros siglos aportaban ellos
mismos el pan y el vino.
- En la procesión se debe llevar el pan y el vino siempre en primer lugar
y después otros dones que sean para el servicio de los pobres
(colectas u otras donaciones) o de la Iglesia (enseres litúrgicos, etc).
Otro tipo de objetos pueden llevarse con carácter simbólico pero sin
caer en exageraciones ni folclorismos excesivos. No tiene mucho
sentido llevar como don al altar algo que después recupera su dueño
y no se queda. Los comentarios "explicativos" de lo que se aporta no
son muy litúrgicos, siendo más apropiado que la asamblea entone un
canto de ofertorio mientras se desarrolla la procesión.
- Otras donaciones se colocarán en el sitio oportuno, fuera de la mesa
4. Liturgia de la Eucaristía
- CONSEJOS PRÁCTICOS:
Quienes van a presentar los dones deben prepararse antes, es
decir, antes de que comience este rito.
La procesión de las ofrendas se hará, normalmente, por el pasillo
central, con un ritmo adecuado, no demasiado lento.
Quienes presentan alguno de los dones hacen una inclinación de
cabeza al sacerdote y vuelven a su lugar inmediatamente después
de entregarlo.
Si se lee alguna monición, se hará durante la procesión.
Si no hay monición pero sí hay canto, éste se comienza cuando se
inicia la procesión.
Respecto a la colecta de dinero, que se hace durante la
presentación de los dones, debe mostrarse que es también parte
de la ofrenda, por lo cual debe colocarse en un lugar visible, cerca
del altar o junto a las demás ofrendas que se hayan hecho
(aunque haya que subir al presbiterio).
5. Liturgia de la Eucaristía
Un comentario sobre la colecta.
Nos hemos acostumbrado a decir que lo que depositamos en las canastas de la colecta
durante la Misa dominical es una limosna. Pensamos en esos donativos del mismo modo que
pensamos en lo que damos a los pobres que se acercan a nosotros por alguna necesidad.
La limosna es el donativo que se hace a las personas necesitadas, pobres o enfermos, que no
tienen cómo solucionar sus necesidades con sus propios medios económicos. Lo que damos
en Misa los domingos es una ofrenda, algo que entregamos como don al Padre para unirnos a
la donación que Cristo hace de sí mismo en la Eucaristía. Como no podemos darnos en la
misma forma que Él, vicariamente damos algo bueno de nosotros mismos. Lo que damos para
ser ofrecido en el altar debe significar la calidad e intensidad de la ofrenda que hacemos a
Dios de nuestras vidas. No es una limosna, por más que parte de lo que ofrecemos pueda ser
utilizado para ayudar a pobres o enfermos. Ni tampoco es nuestra contribución al
sostenimiento de los presbíteros o al mantenimiento de los edificios parroquiales, aunque bien
pueden ser usada con ese objeto. Es nuestra ofrenda, la ofrenda de nosotros mismos. Una
ofrenda nacida de la fe. Por eso la colecta se ubica en la liturgia de la Misa en el momento en
que el sacerdote ofrece el pan y el vino, fruto de nuestro trabajo.
La Iglesia, por otra parte, tiene una misión específica. Las actividades misioneras, los
hospitales, las escuelas, los templos y los sacerdotes, los salones de catecismo, los
dispensarios, orfanatos, hogares de ancianos, etc., son parte de esa tarea. Todo ello requiere
que cada cristiano contribuya -- económicamente -- con lo que esté a su alcance. No podemos
pertenecer a la comunidad cristiana si no cooperamos para su sostenimiento y desarrollo.
6. Liturgia de la Eucaristía
- El sacerdote pone el pan y el vino sobre el altar mientras dice las fórmulas
establecidas.
∞ Cuando se pone el agua en el cáliz: “El agua unida al vino sea signo de
nuestra participación en la vida divina de quien ha querido compartir nuestra
condición humana”.
∞ Tras presentar el pan y el vino: “Acepta, Señor, nuestro corazón contrito y
nuestro espíritu humilde. Que este sea hoy nuestro sacrificio y que sea
agradable en tu presencia, Señor, Dios nuestro”.
∞ El incensar las ofrendas, el altar y la cruz significan que la oblación de la
Iglesia y su oración suben ante el trono de Dios como el incienso: “Suba mi
oración como incienso, en tu presencia, el alzar de mis manos como ofrenda
de la tarde” (Sal 140)
∞ Al lavarse las manos a un lado del altar: “Lava del todo mi delito, Señor,
limpia mi pecado”.
Se concluye la preparación con la invitación a orar juntamente con el sacerdote,
poniéndose de pie: “Orad, hermanos,…” y con la oración sobre las ofrendas.
El pueblo hace suya la plegaria mediante la aclamación: A é n.
m
7. Liturgia de la Eucaristía
- El sacerdote pone el pan y el vino sobre el altar mientras dice las fórmulas
establecidas.
∞ Cuando se pone el agua en el cáliz: “El agua unida al vino sea signo de
nuestra participación en la vida divina de quien ha querido compartir nuestra
condición humana”.
∞ Tras presentar el pan y el vino: “Acepta, Señor, nuestro corazón contrito y
nuestro espíritu humilde. Que este sea hoy nuestro sacrificio y que sea
agradable en tu presencia, Señor, Dios nuestro”.
∞ El incensar las ofrendas, el altar y la cruz significan que la oblación de la
Iglesia y su oración suben ante el trono de Dios como el incienso: “Suba mi
oración como incienso, en tu presencia, el alzar de mis manos como ofrenda
de la tarde” (Sal 140)
∞ Al lavarse las manos a un lado del altar: “Lava del todo mi delito, Señor,
limpia mi pecado”.
Se concluye la preparación con la invitación a orar juntamente con el sacerdote,
poniéndose de pie: “Orad, hermanos,…” y con la oración sobre las ofrendas.
El pueblo hace suya la plegaria mediante la aclamación: A é n.
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