1) El documento describe las diferentes partes de la plegaria eucarística, incluyendo la preparación de las ofrendas, la acción de gracias, la consagración, el memorial de la muerte y resurrección de Cristo, las intercesiones y la doxología final.
2) Se explica que durante la consagración, Cristo mismo, a través del sacerdote, pronuncia las palabras de la última cena para realizar la transubstanciación.
3) Cristo está presente de manera singular y real en la Eucaristía desde el momento de
1. Relato de la institución,
Consagración
Y
demás partes
2. •Preparación y oración sobre las ofrendas
•Plegaria Eucarística
* Acción de gracias (Prefacio)
* Aclamación (Santo)
* Epíclesis
* Relato de la institución y consagración
Plegaria
* Anámnesis
Eucarística
* Oblación
* Intercesiones
* Doxología
3. El relato se pronuncia dirigiéndose a Dios Padre, en
diálogo con Él. Se le narra, no para enterarle, sino para
hacérselo presente, en esta nueva presencia del aquí y
ahora. Porque estas palabras son unas palabras
sacramentales, palabras vivas y vivificantes por el Espíritu,
que actualizan la cena del Señor, que es la ofrenda de su
sacrificio, memorial de su muerte y resurrección. Palabras
que realizan eficazmente lo que significan.
La Consagración es el momento en que Cristo mismo, a través del
sacerdote, pronuncia las mismas palabras que en la última cena,
de modo que se realiza lo mismo que sucedió entonces. Se
produce la transubstanciación.
4. La consagración
San Juan Crisóstomo declara que:
«No es el hombre quien hace que las cosas ofrecidas se conviertan en Cuerpo y Sangre
de Cristo, sino Cristo mismo que fue crucificado por nosotros. El sacerdote, figura de
Cristo, pronuncia estas palabras, pero su eficacia y su gracia provienen de Dios. Esto es
mi Cuerpo, dice. Esta palabra transforma las cosas ofrecidas (De proditione Iudae homilia 1, 6).
1374 El modo de presencia de Cristo bajo las especies eucarísticas es
singular. Eleva la Eucaristía por encima de todos los sacramentos y
hace de ella "como la perfección de la vida espiritual y el fin al que
tienden todos los sacramentos" (Santo Tomás de Aquino, Summa
theologiae 3, q. 73, a. 3). En el Santísimo Sacramento de la Eucaristía
están "contenidos verdadera, real y substancialmente el Cuerpo y la
Sangre junto con el alma y la divinidad de nuestro Señor Jesucristo, y,
por consiguiente, Cristo entero" (Concilio de Trento: DS 1651). «Esta
presencia se denomina "real", no a título exclusivo, como si las otras
presencias no fuesen "reales", sino por excelencia, porque
es substancial, y por ella Cristo, Dios y hombre, se hace totalmente
5. La consagración
1377 La presencia eucarística de Cristo comienza en el momento de la
consagración y dura todo el tiempo que subsistan las especies eucarísticas.
Cristo está todo entero presente en cada una de las especies y todo entero
en cada una de sus partes, de modo que la fracción del pan no divide a
Cristo (cf Concilio de Trento: DS 1641).
• A partir de ese momento y hasta que se reserva en el sagrario, la
genuflexión se hace cuando se pasa ante el altar.
• El centro de la celebración es Jesucristo presente: todo se ordena a su
cuidado, culto de adoración y distribución.
• En el momento de la consagración, arrodillados, se adora y se puede
decir interiormente alguna jaculatoria.
• Debe evitarse cualquier otra cosa que distraiga la atención (seguir
pasando el cestillo de la colecta, preparar cantos, entrar o salir de la
iglesia u otras acciones, aunque sean de la liturgia).
• Si se acompaña con música, debe ser de manera que no distraiga la
atención, sino que ayude a la contemplación.
6. • A la consagración sigue la aclamación: “Éste es el Sacramento de nuestra
fe”, u otras fórmulas, que expresan la certeza de que Cristo se ha hecho
presente y se actualiza su muerte y resurrección: es la Anámnesis o
memorial.
1363 El memorial no es solamente el recuerdo de los
acontecimientos del pasado, sino la proclamación de las
maravillas que Dios ha realizado en favor de los hombres
(cf Ex 13,3). En la celebración litúrgica, estos acontecimientos se
hacen, en cierta forma, presentes y actuales. De esta manera
Israel entiende su liberación de Egipto: cada vez que es
celebrada la pascua, los acontecimientos del Éxodo se hacen
presentes a la memoria de los creyentes a fin de que conformen
su vida a estos acontecimientos.
1364 Cuando la Iglesia celebra la Eucaristía, hace memoria de la
Pascua de Cristo y ésta se hace presente: el sacrificio que Cristo
ofreció de una vez para siempre en la cruz, permanece siempre
actual (cf Hb 7,25-27).
7. 1364 Cuando la Iglesia celebra la Eucaristía, hace memoria de la
Pascua de Cristo y ésta se hace presente: el sacrificio que Cristo
ofreció de una vez para siempre en la cruz, permanece siempre actual
(cf Hb 7,25-27).
•Plegaria III.
•Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la
pasión salvadora de tu Hijo, de su admirable resurrección
y ascensión al cielo, …
8. La Iglesia, especialmente reunida aquí y ahora, ofrece en este
memorial al Padre en el Espíritu Santo la víctima inmaculada.
La Iglesia pretende que los fieles no sólo ofrezcan la víctima
inmaculada, sino que aprendan a ofrecerse a sí mismos, y que
de día en día perfeccionen, con la mediación de Cristo, la
unidad con Dios y entre sí, para que, finalmente, Dios lo sea
todo en todos.
•Plegaria III.
•mientras esperamos su venida gloriosa, te ofrecemos, en
esta acción de gracias, el sacrificio vivo y santo. Dirige tu
mirada sobre la ofrenda de tu Iglesia, y reconoce en ella la
víctima por cuya inmolación quisiste devolvernos tu
amistad, para que, fortalecidos con el Cuerpo y la Sangre
de tu Hijo y llenos de tu Espíritu Santo, formemos en
Cristo un solo cuerpo y un solo espíritu.
9. En las intercesiones, la Iglesia expresa que la Eucaristía se celebra en
comunión con toda la Iglesia del cielo y de la tierra, de los vivos y de
los difuntos, y en comunión con los pastores de la Iglesia, el Papa, el
obispo de la diócesis, su presbiterio y sus diáconos y todos los obispos
del mundo entero con sus Iglesias.
Plegaria III
Que él nos transforme en ofrenda permanente, para que gocemos de
tu heredad junto con tus elegidos: con María, la Virgen Madre de
Dios, los apóstoles y los mártires, y todos los santos, por cuya
intercesión confiamos obtener siempre tu ayuda.
Te pedimos, Padre, que esta víctima de reconciliación traiga la
paz y la salvación al mundo entero. Confirma en la fe y en la
caridad a tu Iglesia, peregrina en la tierra: a tu servidor, el Papa N., a
nuestro Obispo N., al orden episcopal, a los presbíteros y diáconos,
y a todo el pueblo redimido por ti.
10. Plegaria III
Atiende los deseos y súplicas de esta familia que has
congregado en tu presencia. Reúne en torno a ti, Padre
misericordioso, a todos tus hijos dispersos por el mundo.
A nuestros hermanos difuntos y a cuantos murieron en tu
amistad recíbelos en tu reino, donde esperamos gozar todos
juntos de la plenitud eterna de tu gloria, por Cristo, Señor
nuestro, por quien concedes al mundo todos los bienes.
11. Expresa la glorificación de Dios, y se concluye y confirma con la
aclamación del pueblo: Amén.
Por Cristo, con él y en él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la
unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los
siglos de los siglos.
Amén.
•La doxología se puede cantar o recitar, pero siempre debe ser con un
tono de alegría, gozo, exaltación.
•La hace el sacerdote (y concelebrantes) no el pueblo.
•Responde el pueblo con el “amén”, uniéndose a la doxología pero
también a toda la plegaria eucarística. La respuesta del pueblo debe ser
acorde con lo que se dice, por lo cual se debe responder también con el
canto o con una verdadera aclamación, con fuerza, todos a una.