1. Hecho por Lucía Sanjuanes, nº24, 6ºC
El poeta que me ha
tocado es Miguel de
Unamuno
2. Fue un gran poeta de la generación del 98.
La generación del 98:
A finales del siglo XIX un grupo de jóvenes escritores españoles se dio a conocer
con unas nuevas propuestas literarias surgidas a raíz de la gran crisis provocada
por la pérdida de Cuba y Filipinas. Estos escritores constituyeron la generación del
98, que, entre otros, estuvo integrada por Miguel de Unamuno, Azorín, Pío Baroja,
Ramón María del Valle-Inclán y Antonio Machado.
Nació en Bilbao, en 1864, y murió en Salamanca, en 1936.
Entre 1880 y 1884 estudió filosofía y letras en una Universidad de Madrid, allí leyó
a los filósofos de la época. Inicialmente sus preocupaciones intelectuales se
centraron en las cuestiones éticas (ético:parte de la filosofía que trata de la moral
y de las obligaciones del hombre).
Él creía en la religión, pero a la vez no creía en Dios.
También trabajo en el teatro.
¿Quién era Miguel de Unamuno?
3. Poesía (1907)
Rosario de sonetos líricos (1912)
El Cristo de Velázquez (1920)
Romancero del destierro (1927)
A Federico García Lorca (1934)
A mi buitre (1912)
Castilla (1907)
Corral de muertos, entre pobres tapias (1922)
Desde mi cielo a despedirme llegas (1912)
De vuelta a casa (1912)
El cuerpo canta (1927)
Algunos de sus poemas:
4. A FEDERICO GARCÍA LORCA
Español, español,
saca los pechos y ponte al sol!
Llévate a cuestas la casa;
el vivido es lo que pasa
y se queda por vivir.
Mañana será otro día;
cada día su alegría
con su pena de sufrir.
Cada día su mañana
con la santísima gana
de cantar.
Quién nos quita lo vivido?
En el seno del olvido
el descanso de soñar!
Una de sus poesías
Es un poema dedicado
a Federico García
Lorca. Se trata de un
poema que tiene que
ver con España.
5. LA ORACIÓN DEL ATEO
Oye mi ruego Tú, Dios que no existes,
y en tu nada recoge estas mis quejas,
Tú que a los pobres hombres nunca dejas
sin consuelo de engaño. No resistes
a nuestro ruego y nuestro anhelo vistes.
Cuando Tú de mi mente más te alejas,
más recuerdo las plácidas consejas
con que mi ama endulzóme noches tristes.
¡Qué grande eres, mi Dios! Eres tan grande
que no eres sino Idea; es muy angosta
la realidad por mucho que se expande
para abarcarte. Sufro yo a tu costa,
Dios no existente, pues si Tú existieras
existiría yo también de veras.
Otra de sus poesías
Esta poesía nos cuenta una
paradoja, pues trata de un
dios que no existe pero que
a la vez sí que existe.