5. PÁGINA
OPUESTA
Mañana de Navidad 1
Caballo de Tela cuenta su
historia
3
Tiempo de primavera 6
Dias de Verano 9
Tiempos de ansiedad 12
El Hada de las Flores 16
¡Al fin! ¡Al Fin! 19
6. H
La mañana de Navidad
El
Conejo de Peluche
O C J H R
UBO una vez un conejo de peluche, y
en principio fue realmente
espléndido. Era gordo y rechoncho, como
7. debe ser un conejo; su peluche era con
manchas de marrón y blanco, tenía
bigotes reales y sus orejas estaban
revestidas de satín rosado. Una mañana
de Navidad, cuando se sentó enclavado en
la parte superior de la bota de navidad del
niño con un ramillete de santo entre sus
patas, el efecto era encantador.
Había otras cosas en la bota, nueces y
naranjas y un camión de juguete y
almendras de chocolate y un ratón
mecánico, pero el conejo era por mucho el
mejor de todos. Durante al menos dos
horas el niño jugó con el, a continuación,
tías y tíos llegaron a cenar, y hubo un gran
8. murmullo de papel de seda y apertura de
regalos y en la emoción de ver todos los
nuevos regalos el conejo de peluche fue
olvidado.
Durante mucho tiempo vivió en el armario
de juguetes o en el piso del cuarto del
niño, y nadie pensó en él. Era naturalmente
tímido, y como sólo estaba hecho de
peluche, algunos de los juguetes más
caros desairaban mucho. Los juguetes
mecánicos eran muy superiores y
menospreciaban a todos los demás;
estaban llenos de ideas modernas y
fingían ser reales. El modelo de barco,
había vivido dos temporadas y había
9. perdido la mayor parte de su pintura,
entendió el modo de ellos y nunca perdió
una oportunidad de referirse a su timbre
en términos técnicos. El conejo no podía
reclamar ser un modelo de nada, pues no
sabía que existieran conejos reales;
pensaba que eran todos rellenos de
aserrín como él y él sabía que el aserrín
era bastante obsoleto y nunca debía ser
mencionado en círculos modernos.
Incluso Timoteo, el León de madera, que
fue hecho por soldados discapacitados y
debería haber tenido puntos de vista más
amplios, se vanagloriaba y fingía estar
relacionado con el Gobierno. Entre todos
ellos el pobre conejo se sentía a sí mismo
10. muy insignificante y banal y la única
persona de todas que fue amable con él
fue Caballo de Tela.
Caballo de Tela cuenta su historia
Caballo de Tela había vivido ya en el
cuarto de niños más que cualquiera de los
otros. Era tan viejo que su saco marrón
estaba sin pelo en algunas partes y
mostraba la tela debajo y la mayoría de los
pelos de su cola habían sido jalados para
11. hacer cadenas de collares. Era sabio,
había visto una larga sucesión de juguetes
mecánicos llegar a presumir y
fanfarronear y romper sus resortes
principales y morir, y él sabía sólo eran
juguetes y nunca serían ninguna otra cosa.
Debido a que la magia de los cuartos de
niños es muy extraña y maravillosa, y sólo
esos juguetes que son viejos y sabios y
experimentados como Caballo de Tela
entienden todo esto.
"¿Que es REAL?" preguntó el conejo un día,
cuando estaban acostados uno junto al
otro cerca de lo orilla del cuarto, antes de
que Nana llegara a limpiar el cuarto.
12. "¿Significa tener que tener un zumbido
dentro y una manija hacia afuera?"
"Real no es como estas hecho" dijo
Caballo de Tela. Es una cosa que te
sucede. Cuando un niño te ama por
mucho tiempo, no solo para jugar, pero
REALMENTE te ama, entonces te haces
REAL."
"¿Y eso duele?" preguntó el conejo.
"Algunas veces," dijo Piel de Caballo de
Tela, porque él era siempre sincero.
"Cuando eres Real no te importa ser
lastimado."
13. "¿Ocurrirá todo a la vez, como dar cuerda,"
preguntó, "o poco a poco?"
"No sucede todo a la vez," dijo Caballo de
Tela. "Te conviertes. Tarda mucho tiempo.
Es por eso qué no suele suceder a las
personas débiles, o que tienen bordes
afilados, o que deben mantenerse con
mucho cuidado. Generalmente, para
cuando eres Real, has perdido la mayor
parte del cabello de tanto amor y tus ojos
cuelgan y las articulaciones y muy
gastado. Pero estas cosas no importan en
absoluto, porque una vez que eres Real no
puedes ser feo, excepto para la gente que
no entiende."
14. "Supongo que eres Real?" dijo el conejo. Y
entonces él deseó que no haberlo dicho,
pues pensó que Caballo de Tela podría ser
sensible. Pero Caballo de Tela sólo sonrió.
"El tío del niño me hizo Real," dijo. "Fue
hace muchos años; pero una vez que eres
Real que no puedes ser irreal nuevamente.
Dura para siempre."
El conejo suspiró. Él pensó que pasaría
mucho tiempo antes de que esta magia
llamada Real le ocurriera a él. Anhelaba
convertirse en Real, saber
lo que se sentía; y sin embargo la idea de
crecer gastado y perder sus ojos y bigotes
15. era más bien triste. El deseaba poder serlo
sin que le pasaran estas cosas incómodas
a él.
Había una persona llamada Nana que
controlaba el cuarto. A veces no notaba
los juguetes regados en el cuarto, y a
veces, sin ningún motivo, ella pasaba
como un gran viento y los guardaba en
armarios. Ella llamaba a esto "ordenar", y
todos los juguetes lo odiaban,
especialmente los de lata. Al conejo no le
importaba tanto, por donde lo arrojaran,
siempre caía suavemente.
16. Una tarde, cuando el niño iba a la cama, no
pudo encontrar su perro de porcelana que
siempre dormía con él. Nana tenía prisa, y
era demasiada molestia cazar perros de
porcelana antes de dormir, así que
simplemente buscó alrededor, y viendo
que el armario de juguetes estaba abierto,
tomo de un golpe.
"Aquí," dijo, "¡toma tu viejo Conejo! ¡El
dormirá contigo!" Y jaló al conejo de una
oreja y lo puso en los brazos del chico.
Esa noche y por muchas noches después,
el Conejo de Peluche durmió en la cama
del niño. Al principio era bastante
17. incómodo, porque el niño lo abrazaba muy
apretado y a veces rodaba sobre él, y a
veces lo empujaba tan profundo bajo la
almohada que el Conejo apenas podía
respirar. Y también extrañaba, las largas
horas de luz de luna en el cuarto, cuando
la casa estaba silenciosa y sus
conversaciones con Piel de Caballo. Pero
muy pronto se acostumbró, porque el niño
solía hablar con él y hacia túneles
agradables para él bajo las sabanas que
dijo eran como las madrigueras en que los
conejos reales viven. Y tenían espléndidos
juegos juntos, en susurros, cuando Nana
se iba a cenar y dejaba una luz prendida
sobre el mantel. Y cuando el niño dormía,
18. el conejo se acurrucaba bajo su tibio
mentón pequeño y soñaba, con las manos
del niño cerradas sobre el toda la noche.
Y así pasaba el tiempo, y el Conejito era
muy feliz—tan feliz que nunca notó cómo
su hermoso pelaje de peluche se gastaba
más y más y su rabo se descosía, y el
color rosado de su nariz desaparecía
donde el niño lo había besado.
Llegó la primavera, y pasaban largos días
en el
19. Tiempo de primavera
jardín, ya que a donde iba el Niño también
iba el Conejo. Paseaban en la carretilla y
tenían días de campo en el césped, y
hermosas cabañas de hadas construidas
para él bajo plantas de frambuesas detrás
de las flores. Y una vez, cuando el Niño fue
llamado de repente para salir a tomar té, el
Conejo quedó en el césped hasta mucho
tiempo después de anochecer, y Nana tuvo
20. que ir y buscarlo con una vela porque el
Niño no podía dormir a menos que él
estuviera allí. Estaba empapado por el
rocio y lleno de tierra por las madrigueras
que el chico había hecho para él en la
cama de flores, y Nana murmuraba
mientras lo secaba con una esquina de su
delantal.
"Debes tener tu viejo Conejo!" dijo.
"¡Imaginate todo esto por un juguete!"
El Niño se sentó en la cama y extendió sus
manos.
"¡Dame mi Conejo!" dijo. "No debes decir
eso. No es un juguete. ¡Es REAL!"
21. Cuando el Conejito oyó eso fue feliz,
porque sabía que lo que había dicho
Caballo de Tela era verdad al fin. La magia
del cuarto le había ocurrido a él, y él ya no
era un juguete. Era Real. El Niño mismo lo
había dicho.
Esa noche el estaba muy feliz como para
dormir y tanto amor movió su corazoncito
de aserrín tanto que casi estalla. Y en sus
ojos de botón de bota, que hacía tiempo
habían perdido su pulido, llegó una mirada
de sabiduría y belleza, por lo que incluso
Nana lo notó la mañana siguiente cuando
lo recogió y dijo, "¡Declaro que este viejo
22. Conejo tiene una expresión de
conocimiento!"
¡Ese fue un verano maravilloso!
Cerca de la casa donde vivían había un
bosque, y en las largas noches de Junio el
Niño le gustaba ir allí después del té para
jugar. Llevó al Conejo de Peluche con él, y
antes de deambular a recoger flores, o
jugar a los bandoleros entre los árboles,
siempre le hizo el conejo un pequeño nido
en algún lugar entre los helechos, donde
estaría muy acogedor, porque él era un
niño bondadoso y le gustaba que el conejo
23. estuviera cómodo. Una noche, mientras
que el Conejo estaba acostado allí solo,
viendo a las hormigas correr de ida y
vuelta entre sus patas de terciopelo en la
hierba, vio a dos seres extraños salir de
los helechos altos cerca de él.
Eran conejos como él, pero muy peludos y
nuevos. Debían haber sido muy bien
Dias de Verano
24. hechos, ya que sus costuras no se veían
para nada, y cambiaban de forma de una
manera muy extraña cuando se movían;
de momento eran largos y delgados y
después gordos y rechonchos, en lugar de
siempre ser igual como el era. Sus pies
eran suavemente acolchados sobre el
terreno y se acercaron a él, crispando sus
narices, mientras que el Conejo miraba
con atención para ver de qué lado estaba
su mecanismo, porque él sabía que la
gente que saltan generalmente tienen algo
que les impulsa. Pero no podía verlo.
Evidentemente eran un nuevo tipo de
conejo por completo.
25. Lo miraron fijamente, y el pequeño Conejo
miró hacia atrás. Y sus narices se
crispaban todo el tiempo.
"¿Por qué no te levantas y juegas con
nosotros?" uno de ellos preguntó.
"No tengo ganas," dijo el conejo, poque no
quería explicar que no tenía ningún
mecanismo.
"¡Ho!" dijo el conejo peludo. "Es tan fácil
como cualquier cosa". Y dio un gran salto
hacia un lado y se paró en sus patas
traseras.
"¡No creo que puedas!" dijo.
26. "¡Si puedo!" dijo el pequeño Conejo.
"¡Puedo saltar más alto que cualquier
cosa!" Quiso decir cuando el Niño lo
aventaba, pero por supuesto no quería
decirlo.
"¿Puedes saltar sobre tus patas traseras?"
preguntó el conejo peludo.
Era una pregunta terrible, ¡ya que el Conejo
de Peluche no tenía patas traseras en
absoluto! Su parte de atrás era de una sola
pieza, como una almohadilla. Se sentaba
inmóvil entre los helechos y esperaba que
otros conejos no se dieran cuenta.
"¡No quiero!" dijo otra vez.
27. Pero los conejos silvestres tienen ojos
muy agudos. Y éste extendió su cuello y
miró.
"¡Él no tiene patas traseras!" dijo. "¡Imagina
un conejo sin las patas traseras!" Y
comenzó a reír.
"¡Tengo!" gritó el pequeño Conejo. "¡Tengo
patas traseras! ¡Estoy sentado sobre
ellas!"
"¡Entonces estiralas y muéstrame, así!" dijo
el conejo salvaje. Y comenzó a moverse
como remolino y bailar, hasta que el
Conejo estuvo bastante mareado.
28. "¡No me gusta bailar", dijo. "¡Yo prefiero
sentarme sin moverme!"
Pero todo el tiempo anhelaba bailar,
porque un curioso nuevo sentimiento
cosquilleó a través de él, y sintió que él
daría cualquier cosa en el mundo por
poder saltar como hacian estos conejos.
El conejo extraño dejó de bailar y se
acercó bastante. Llegó tan cerca esta vez
que sus largos bigotes rozaron la oreja del
Conejo de Peluche, y luego arrugó
repentinamente su nariz y aplanó sus
orejas y saltó hacia atrás.
29. "¡Él no huele bien!" exclamó. "¡Él no es un
conejo en absoluto! ¡No es real!"
"¡Soy Real!" dijo el pequeño Conejo. "¡Soy
Real! ¡El Niño lo dijo!" Y casi comenzó a
llorar.
Entonces hubo un sonido de pasos fuertes
y el niño pasó corriendo cerca de ellos y
con un paso firme y con un destello de
rabos blancos los dos extraños conejos
desaparecieron.
"¡Regresen a jugar conmigo!" llamó el
pequeño Conejo. "¡Oh, vuelvan! ¡Sé que soy
Real!"
30. Pero no hubo ninguna respuesta, sólo las
hormiguitas corrían de ida y vuelta y los
helechos se mecían suavemente en donde
habían pasado los dos extraños. El Conejo
de Peluche se quedó solo.
"¡Oh, amigos!" pensó. "¿Por qué se fueron
así? ¿Por qué no se quedaron a hablar
conmigo?"
Durante mucho permaneció acostado sin
moverse, observando los helechos y con
la esperanza de que regresaran. Pero no
regresaron y el sol ya se hundía más abajo
y las pequeñas polillas blancas se
31. alejaban aleteando, y el Niño llegó y lo
llevó a casa.
Pasaron semanas y el pequeño Conejo se
hizo muy viejo y gastado, pero el Niño lo
amaba mucho. Lo amaba tanto que
amaba a sus bigotes, y el forro rosado de
sus orejas se volvió gris y sus manchas
marrones desvanecieron. Incluso
comenzó a perder su forma, y apenas se
veía como un conejo, salvo al Niño. Para él
siempre era hermoso, y que era todo lo
que al pequeño Conejo le importaba. No le
preocupaba cómo lo miraban otras
personas, porque la magia del cuarto lo
32. había hecho Real, y cuando eres Real que
estés gastado no importa.
Y entonces, un día, el Niño se enfermó.
Su rostro estaba muy enrojecido y habló
en sueños, y su pequeño cuerpo estaba
tan caliente que quemaba el Conejo que
estaba acostado junto al niño. Personas
extrañas iban y venían en el cuarto y una
luz estuvo encendida toda la noche y a
través de todo esto él pequeño Conejo de
Peluche estuvo allí, oculto de la vista bajo
las sabanas, y nunca se movió, porque él
33. Tiempos de ansiedad
tenía miedo de que si lo encontraron
alguien le podría llevar, y sabía que el Niño
le necesitaba.
Fue un tiempo largo y cansado, porque el
Niño estaba demasiado enfermo para
jugar, y al pequeño Conejo le pareció
bastante aburrido sin nada que hacer
durante todo el día. Pero se acurrucaba
con paciencia y esperaba el tiempo que el
34. Niño estaría bien nuevamente, y podrían
salir al jardín entre las flores y las
mariposas y jugar juegos espléndidos en
la espesura de frambuesas como solían
hacer. Planeó todo tipo de cosas
maravillosas, y mientras el Niño yacía
medio dormido se deslizó cerca de la
almohada y les susurró en el oído.
Actualmente la fiebre cedió y el niño
mejoró. Fue capaz de sentarse en la cama
y mirar libros de imágenes, mientras que el
pequeño Conejo se acurrucaba cerca a su
lado. Y un día, le permitieron levantarse y
vestirse.
35. Era una mañana soleada, brillante, y las
ventanas estaban totalmente abiertas.
Habían llevado al Niño hacia el balcón,
envuelto en un chal, y el pequeño Conejo
quedó enredado entre la ropa de cama,
pensando.
El Niño iría a la playa mañana. Todo
estaba arreglado y ahora sólo quedaba
acatar las órdenes del doctor. Hablaron
sobre todo esto, mientras el pequeño
Conejo se encontraba bajo la ropa de
cama, con sólo su cabeza asomando y
escuchando. La habitación debía ser
desinfectada, y todos los libros y juguetes
36. con que el Niño había jugado en la cama
debían ser quemados.
"¡Hurrah!" pensó el pequeño Conejo.
"¡Mañana iremos a la playa!" El Niño había
hablado a menudo del mar, y él quería ver
las grandes olas llegando y los
minúsculos cangrejos y los castillos de
arena.
Justo entonces Nana lo vio.
"¿Y que de su Conejito viejo?" preguntó.
"¿Ese?" dijo el médico. "¡Por qué, es una
masa de gérmenes de fiebre escarlata!—
Quémenlo ya. ¿Qué? ¡Tonterías!
37. Consíganle uno nuevo. ¡No debe tener ese
ya más!"
Y así el pequeño Conejo fue puesto en una
bolsa con viejos libros de fotografía y un
montón de basura y llevadas hasta el final
del jardín detrás de la casa de aves de
corral. Que era un buen lugar para hacer
una fogata, sólo que el jardinero estaba
muy ocupado entonces para hacerla.
Tenía que excavar papas y recoger
chicharos, pero prometió venir muy
temprano en la mañana y quemar todo el
lote.
38. Esa noche el Niño durmió en una
habitación diferente, y tenía un conejito
nuevo para dormir con él. Era un conejito
espléndido, todo de felpa blanca con ojos
de cristal reales, pero el Niño estaba
demasiado emocionado para preocuparse
al respecto. Porque mañana iba a la orilla
del mar, y eso en sí era una cosa
maravillosa de manera que él no podía
pensar en ninguna otra cosa.
Y mientras el Niño dormía, soñando con el
mar, el Conejito yacía entre los viejos
libros de fotos en la esquina detrás de la
casa de aves, y se sintió muy solitario. La
bolsa había sido dejada sin amarrar, y así
39. moviéndose un poco pudo sacar su
cabeza a través de la abertura y mirar
afuera. Temblaba un poco, porque estaba
acostumbrado a siempre dormir en una
cama adecuada, y para ese momento su
pelaje era tan delgado y gastado por los
abrazos que ya no era ninguna protección
para él. Cerca podía ver la espesura de
plantas de frambuesas, muy altas y
cerradas como una selva tropical, a cuya
sombra había jugado con el Niño antaño
en las mañanas. Pensó en esas largas
horas soleadas en el jardín—lo feliz que
eran—y una gran tristeza vino sobre él.
Parecía verlos pasar a todos delante de él,
cada uno más hermoso que el otro, las
40. chozas de hadas en la cama de flores, las
noches tranquilas en el bosque cuando
dormía en los helechos y las hormiguitas
corrían sobre sus patas; el día maravilloso
cuando primero supo que era Real. Pensó
en Piel de Caballo, tan sabia y suave, y
todo lo que él le había dicho. ¿De qué
servía ser amado y perder la belleza y
convertirse en Real si todo terminó así? Y
una lágrima, una verdadera lágrima, bajo
por su nariz de peluche gastada y cayó al
suelo.
Y entonces ocurrió algo extraño. De donde
había caído la lágrima una flor creció de la
tierra, una flor misteriosa, nada como
41. cualquiera que crecía en el jardín. Tenía
hojas delgadas de color verde esmeralda y
en el centro de las hojas florecía como una
copa dorada. Fue tan hermoso que el
conejito olvidó el llanto, y se quedó
sentado allí observándolo. Y la flor se
abrió y de ella salió un hada.
Ella era el hada más hermosa en todo el
mundo. Su vestido era de perla y gotas de
rocío, tenía flores alrededor de su cuello y
en su pelo, y su cara era como la flor más
perfecta de todas. Se acercó al conejito y
lo cogió en sus brazos y lo besó
42. El Hada de las Flores
en su nariz de peluche que estaba húmeda
por el llanto.
"Conejito", dijo, "no sabes quién soy yo?"
El conejo la miró, y le pareció que había
visto su cara antes, pero él no podía
pensar donde.
"Yo soy la hada de la magia de los cuartos
de niños", dijo." Cuido de todos los
43. juguetes que los niños han amado.
Cuando son viejos y gastados y los niños
no los necesitan más, entonces vengo y
me los llevo lejos conmigo y los convierto
en Real."
"¿No era yo Real antes?" preguntó el
conejito.
"Fuiste Real al niño," dijo el hada, "porque
él te amaba. Ahora serás Real para todos".
Y ella lo tomó y abrazo en sus brazos y
voló con él al bosque.
Ya había luz, la Luna había salido. Todo el
bosque era hermoso, y las frondas de los
44. helechos brillaban como helada de plata.
En un claro abierto entre los troncos los
conejos salvajes bailaban con sus
sombras sobre la hierba de terciopelo,
pero cuando vieron el hada todos dejaron
de bailar y se pararon en un círculo a
mirarla fijamente.
"Les he traído un amigo de juego," dijo el
hada. "¡Deben ser muy amables con él y
enseñarle todo lo que necesita saber de la
tierra de los conejos, ya que él va a vivir
con ustedes para siempre jamás!"
Y ella besó el conejito nuevamente y lo
puso sobre la hierba.
45. “¡Corre y juega, conejito!”, dijo.
Pero el conejito se quedó sentado muy
quieto por un momento sin moverse.
Porque cuando vio a todos los conejos
salvajes bailando alrededor de él, de
repente recordó sus patas traseras, y no
quería que vieran todo hecho de una sola
pieza. No sabía que cuando la hada lo
besó la última vez le había cambiado por
completo. Y podría haber seguido allí
sentado mucho tiempo, demasiado tímido
para moverse, si no fuera porque entonces
algo le picó la nariz, y sin pensar lo que
estaba haciendo levantó su dedo de pie
trasera para rascarse.
46. ¡Y encontró que en realidad tenía patas
traseras! En lugar de su deslucido peluche
tenía pelaje marrón, suave y brillante, sus
orejas se movían por sí mismas, y sus
bigotes eran tan largos que rozaban la
hierba. Dio un salto y la alegría de usar
¡Al fin! ¡Al Fin!
las patas traseras era tan grande que se
fue brincando sobre el césped, saltando
47. de un lado y girando alrededor como los
otros, y se emocionó tanto, que cuando
por fin paró para buscar al Hada ella se
había ido.
Finalmente era un Conejo Real, en casa
con los otros conejos.
Pasaron el otoño e invierno, y en la
primavera, cuando los días cálidos y
soleados se alargaron, el niño salió a jugar
en el bosque detrás de su casa. Y
mientras estaba costado jugando, dos
conejos se deslizaron fuera de los
helechos y lo vieron. Uno de ellos era todo
48. marrón, pero el otro tenía extrañas marcas
en su piel, como si hacía mucho tiempo
hubiera sido pinto, y las manchas todavía
se mostraban. Y sobre su pequeña nariz
suave y sus ojos negros había algo
familiar, por lo que el muchachopensó
dentro de sí:
"¡Él se ve al igual que mi viejo conejo que
se perdió cuando tuve fiebre escarlatina!"
Pero él nunca supo que realmente era su
propio conejo, regresó a ver al niño que le
ayudó primero a ser Real.
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Última edición hace 2 años por Nino…