ACERTIJO EL NÚMERO PI COLOREA EMBLEMA OLÍMPICO DE PARÍS. Por JAVIER SOLIS NOYOLA
Una nueva realidad
1. UNA NUEVA REALIDAD
Escrito por:
Andrés Orlando Estrada Aguirre
Alumno X Ciclo
Lengua y Literatura
PRODEPE-UNP
Sullana.
2. Los grandes cocoteros llaman mi atención alineados y crean un
ambiente de tranquilidad y una paz que da esperanza aun al
más triste de los seres humanos, los mangos ciruelos dan olor a
la vida que transita con calmadas pautas de alegría, al tomarlos
que sabor ácido y muy dulce que hace a mis glándulas salivares
producir gran cantidad de saliva, el estar bajo gran cantidad de
vegetación que da sombra en un gran día caloroso, produce la
sensación más agradable de la vida, las flores, su aroma,
alegraban mi vida.
3. Qué lindo paisaje colorido se puede contemplar desde los
altos cerros de Marcavelica, el pueblo donde nací, crecí y
tantos días felices pase.
Pero tuve que salir de allí con grandes esperanzas y esa
realidad de belleza en mis pensamientos.
4. Llegue a un lugar helado no solo por la brisa del mar que
helaba mi cuerpo, también helaba mi corazón, era un puerto
había otras cosas diversas para mí, pero sin sentido, llenaban
la vida congelada de muchos que pasaban cada día, como
observaba en mi linda tierra, así observaba el ambiente y la
vida de tantas personas, muchísimas más de las que había
visto, donde vivía antes.
5. Sin necesidad de dinero comía todos los días en mi recordado
terruño, esos ricos y jugoso magos ciruelos en su punto, para ser
saboreados, caían y con dulzura se digerían con facilidad.
Tenía sed, tomaba agua de coco, por donde caminaba podía
saborear de las maravillas que producía la tierra, en cambio en
donde me encontraba todo se vendía y no tenían el delicioso
néctar del sabor que los que consumí desde mi infancia,
insípidos, helados aun los frutos vendidos.
6. Quería regresar a mi lugar pero no podía, debía trabajar
en diferentes menesteres, desde pescar hasta vender,
necesitaba el dinero a gritos en esta nueva realidad de mi
vida.
Como todo sucede y pasa siempre, así dice el dicho
popular en mi pueblo “A donde corre Vicente a donde
corre toda la gente”, me adapte y seguí viviendo una vida
diferente, con un corazón helado sin sueños, ni
esperanzas que daba la linda naturaleza de mi bella
tierra.
7. Me envolví y deje mis sueños y esperanzas pasadas, seguí
viviendo así como los demás: vacío, resentido, me volví
un trabajador imparable a punto de explotar de nervios,
no le vi sentido a la vida.