2. EL CONSUMIDOR
• Alma sedada para mitigar su vacío
• Compra bajo la luz artificial y las cataratas
del bullicio
• Muchas veces no hay codicia, sino la
triste necesidad de amueblarse el alma.
• La sociedad de consumo produce dos
tipos de esclavos: aquellos que están
intoxicados y aquellos que ambicionan
estarlo
• Al consumidor se le reitera el fracasado
intento de la mejor alquimia: comprar
fascinantes mercancías y convertirlas en
proteínas para el alma.
3. EL PRODUCTO
• Los objetos no poseen su principal valor
en sí mismos, sino por lo que representan
o por ser pedazos de asfalto que nos
llevan a la felicidad.
• Hoy, hasta el más insignificante objeto, si
es vestido en las boutiques de la
publicidad, logra encandilar con su valor
simbólico.
• La publicidad le permite navegar por los
territorios del falso encantamiento.
• La perversión de la publicidad no está
tanto en su seductor engaño, sino en su
tersa capacidad para distanciarnos de la
naturaleza política que tiene la vida
cotidiana.
4. LA COMERCIALIZACIÓN
• El producto necesita de espacios
físicos y mecanismos económicos
y sociales para comercializarse.
• El centro comercial es la
construcción social y el vehículo
simbólico más poderoso para
vendernos una realidad de
ficción, es la cara limpia del
sistema: la explotación, la
pobreza, la contaminación, el
autoritarismo económico, los
estertores de los ecosistemas.
• Territorio minado de deseos
incumplidos, el centro comercial
es hoy la mejor caja de sorpresas
rutinarias.
5. LA DISTRIBUCIÓN
• Detrás del consumidor, del
producto, del centro
comercial, está un sistema de
distribución enfebrecido.
• Cada año la atmósfera sufre el
impacto de alrededor de 30
millones de vuelos.
• Las mercancías viajan en una
intensa red de transportación:
barcos, trenes, camiones de
carga, aviones, conforman un
ruidoso coro con miles de
escalas, pero sin puntos de
reposo.
6. LA PRODUCCIÓN
• Cada hora se producen más de
1,000 pantallas de
plasma, más 4 mil
automóviles, 9 mil
computadoras, 12 mil
bicicletas, más de 18,000
celulares con cámara.
• ¿Alguien se pregunta quién
toma las decisiones sobre la
producción?
• Igual de grave que el impacto
ecológico que ello ocasiona .
• El humano ha pasado a ser
sólo un factor en la aplastante
esfera de la productividad.
7. DETRÁS DEL CONSUMO
• Detrás de los consumidores, de los
productos, de los centros comerciales, de la
distribución y de la producción, está una crisis
llamada la psicosfera de los individuos.
• Racionalidad que da por natural las profundas
injusticias económicas.
• Racionalidad que da por complementarias las
marcadas segregaciones e inequidades en los
esfuerzos laborales.
• Racionalidad que da por homogéneos, en el
valor del dinero, los bienes materiales, los
culturales y los naturales.
• Así, la realidad nos sacude con sus vientos de
tormenta en lo mejor del sueño consumista.
8. ¿Para qué sirve la ética ambiental?
• a) Ejercer la crítica y la denuncia. El
pensamiento cuestionador es un pilar
indispensable en el proceso de pasar, otorga
el derecho a la palabra invita, desde la
plataforma de la ética, a ejercer una crítica
insobornable
• b) Construir teoría. tanto, nos conduce a la
reflexión filosófica, teórica, sobre los
criterios morales con los que nos
relacionamos con la naturaleza.
• La teoría no es la razón, es el deseo de
abrazar y explicarnos el mundo con quizá la
mejor facultad que tenemos como especie:
la capacidad de razonar y repensar la vida.
9. • c) Generar orientaciones prácticas, Ello
implica que la ética ambiental se
entienda más que como restricción a
la libertad de acción, como una trama
de libertades que nos conduzca hasta
la intimidad de nuestros
comportamientos.
• Hacer de la ética ambiental un
referente de la práctica social no es
nada fácil, pues la conducta humana
no depende sólo de la conciencia
reiterada, sino también de la lealtad a
los principios, las pautas culturales, la
educación, las convicciones, los
afectos, la sensibilidad personal, los
principios normativos y la
responsabilidad.
• d) Forjar posibilidades futuras
posibles. La ética ambiental es uno de
los diseñadores del catálogo e
instrumento indispensable para
evitar, o al menos disminuir, su posible
perversión.
10. Tres dimensiones de
la ética ambiental
• La individual, la social y la ecológica:
• 1) La primera, nos pone frente al espejo para
preguntarnos, sin amagues, si no estamos
siendo premeditadamente ciegos y
cómodamente sordos en nuestra relación
personal con la naturaleza.
• 2) La segunda, la ética social, nos pone frente a
los ojos de los otros para preguntarnos si no
hemos actuado delante de problemas
ambientales bajo el pragmático principio “si me
beneficia, cuenten conmigo”
• 3) La tercera dimensión, la ecológica, nos pone
frente al aliento de la vida.