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COCHIMÍ

(Baja California Norte)

En la parte norte del territorio de Baja California, específicamente en los
municipios de Ensenada, Tecate y Mexicali, se asientan cinco grupos indígenas
que tienen un origen común. De acuerdo con el sitio ocupado en el territorio,
las etnias bajacalifornianas reciben distintos nombres; así los cochimí y kumiai
son llamados habitantes de la meseta; los cucapá son conocidos como rieños y
los paipai y kiliwa reciben el apelativo de serreños.

El clima de la región es seco y extremoso. En la costa, la altitud oscila de los
cero a los 500 msnm, en tanto que en la serranía llega a alcanzar hasta 2 000
m. el suelo es árido y semiárido con una vegetación en donde predominan los
matorrales dispersos. Entre la flora encontramos gobernadora, palo verde,
torote, jojoba, palo fierro, biznaga y otros cactos. En la sierra se encuentran
bosques de pino enano.

Los cochimí, conocidos también como diegueños o laymon, se autonombran en
su lengua m’ti-pa. Ocupan las mesetas costeras de los municipios de Tecate,
Tijuana y Ensenada; sus principales núcleos de población están en las
localidades de la Huerta, Ojos Negros, Peña Blanca y español de Manteca. En
el XII Censo General de Población y Vivienda (2000), se registró un total de 82
hablantes de cochimí, 80 de los cuales se encontraban en Baja California.




                                       2
CUCAPÁ.

(Baja California Norte).

En la parte norte del territorio de Baja California, específicamente en los
municipios de Ensenada, Tecate y Mexicali, se asientan cinco grupos indígenas
que tienen un origen común. De acuerdo con el sitio ocupado en el territorio,
las etnias bajacalifornianas reciben distintos nombres; así los cochimí y kumiai
son llamados habitantes de la meseta; los cucapá son conocidos como rieños y
los paipai y kiliwa reciben el apelativo de serreños.

El clima de la región es seco y extremoso. En la costa, la altitud oscila de los
cero a los 500 msnm, en tanto que en la serranía llega a alcanzar hasta 2 000
m. el suelo es árido y semiárido con una vegetación en donde predominan los
matorrales dispersos. Entre la flora encontramos gobernadora, palo verde,
torote, jojoba, palo fierro, biznaga y otros cactos. En la sierra se encuentran
bosques de pino enano.

Los cucapá se autonombran es-pei, viven en las vegas del río Colorado o
Hardy, al sur del valle de Mexicali, en las localidades el mayor indígena, Pedro
Cervantes, colonia Carranza y los ejidos de Zacatecas, Durango y Nuevo León.
Existen otras dos áreas territoriales de menor importancia poblacional: una en
la Poza de Arvizu, municipio de San Luis Colorado, en Sonora y otra en las
reservas de Somerton, Estados Unidos. En el XII Censo General de Población
y Vivienda (2000), se registró un total de 178 hablantes de esta lengua, de los
cuales 82 habitaban en Baja California y 94 en Sonora.




KILIWA



                                       3
(Baja California Norte).

En la parte norte del territorio de Baja California, específicamente en los
municipios de Ensenada, Tecate y Mexicali, se asientan cinco grupos indígenas
que tienen un origen común. De acuerdo con el sitio ocupado en el territorio,
las etnias bajacalifornianas reciben distintos nombres; así los cochimí y kumiai
son llamados habitantes de la meseta; los cucapá son conocidos como rieños y
los paipai y kiliwa reciben el apelativo de serreños.

El clima de la región es seco y extremoso. En la costa, la altitud oscila de los
cero a los 500 msnm, en tanto que en la serranía llega a alcanzar hasta 2 000
m. el suelo es árido y semiárido con una vegetación en donde predominan los
matorrales dispersos. Entre la flora encontramos gobernadora, palo verde,
torote, jojoba, palo fierro, biznaga y otros cactos. En la sierra se encuentran
bosques de pino enano.

Los kiliwa se denominan a sí mismos ko’lew, que significa «hombre cazador».
Su lengua es conocida también con los nombres de quinicua, quiniwa, kolew,
kj’wash, koj wash o ko’ jwaksh. Sus principales asentamientos están en las
rancherías localizadas en el área conocida como Arroyo de León y en algunas
comunidades como Santa Catarina, conviven con miembros del grupo Paipai.
Esta región se ubica en el municipio de Ensenada, delegación del Álamo,
dentro del valle de La Trinidad, al norte de la sierra de San Pedro Mártir y al sur
de la sierra de Juárez, específicamente en las estribaciones de una pequeña
serranía llamada localmente sierra de los tecolotes. En el XII Censo General de
Población y Vivienda (2000) se reportaron 52 hablantes de este idioma, la
mayoría de los cuales se encontraban en Baja California.

Las actividades productivas de la población indígena originaria de la entidad
dependen, por un lado, de las condiciones del terreno ocupado y los recursos
naturales que les proporciona su entorno y, por otro, del desarrollo de las
actividades agropecuarias e industriales en tierras o poblados vecinos. En
general, todos se dedican a las labores agrícolas y ganaderas dentro de sus
propios terrenos o contratándose como jornaleros en los pueblos cercanos.

Una fuente de ingresos proviene del trabajo eventual que desempeñan en la
rama industrial de la región y de la elaboración de artesanías tradicionales que
venden ocasionalmente en los mercados de sus localidades. El cultivo de maíz,
frijol, cebada y trigo, así como la recolección de frutos silvestres, cumplen
funciones generalmente de autoconsumo en todos los grupos.

La vivienda tradicional se construye aprovechando los materiales del lugar,
tales como mezquite, álamo, sauce, chamizo, carrizo y cachanilla. Los servicios
de electricidad, drenaje y agua entubada son deficientes.




                                        4
Todos los asentamientos indígenas se encuentran comunicados a través de
caminos de terracería, brechas y caminos rurales que conectan a la red
carretera federal.




KUMIAI.

(Baja California Norte).

En la parte norte del territorio de Baja California, específicamente en los
municipios de Ensenada, Tecate y Mexicali, se asientan cinco grupos indígenas
que tienen un origen común. De acuerdo con el sitio ocupado en el territorio,
las etnias bajacalifornianas reciben distintos nombres; así los cochimí y kumiai
son llamados habitantes de la meseta; los cucapá son conocidos como rieños y
los paipai y kiliwa reciben el apelativo de serreños.

El clima de la región es seco y extremoso. En la costa, la altitud oscila de los
cero a los 500 msnm, en tanto que en la serranía llega a alcanzar hasta 2 000
m. el suelo es árido y semiárido con una vegetación en donde predominan los
matorrales dispersos. Entre la flora encontramos gobernadora, palo verde,
torote, jojoba, palo fierro, biznaga y otros cactos. En la sierra se encuentran
bosques de pino enano.

Los kumiai o kimiai, se llaman a sí mismos ti’pai. Sus comunidades se ubican
en las mesetas costeras y están distribuidas en tres áreas territoriales: los de


                                       5
San José de la Zorra, municipio de Ensenada, y los de Neji y el Álamo,
municipio de Tecate. Su lengua también es conocida como kamia, kmuyai o
kemiaia.

En el censo del año 2000 se reportaron 161 hablantes de esta lengua, la
mayoría en                                                        Baja
California.




PAIPAI.

(Baja California Norte).

En la parte norte del territorio de Baja California, específicamente en los
municipios de Ensenada, Tecate y Mexicali, se asientan cinco grupos indígenas
que tienen un origen común. De acuerdo con el sitio ocupado en el territorio,
las etnias bajacalifornianas reciben distintos nombres; así los cochimí y kumiai
son llamados habitantes de la meseta; los cucapá son conocidos como rieños y
los paipai y kiliwa reciben el apelativo de serreños.

El clima de la región es seco y extremoso. En la costa, la altitud oscila de los
cero a los 500 msnm, en tanto que en la serranía llega a alcanzar hasta 2 000
m. el suelo es árido y semiárido con una vegetación en donde predominan los
matorrales dispersos. Entre la flora encontramos gobernadora, palo verde,


                                       6
torote, jojoba, palo fierro, biznaga y otros cactos. En la sierra se encuentran
bosques de pino enano.

Los paipai quienes se autonombran akwa’al a o akwa ala se asientan en las
sierras de Juárez y San Pedro Mártir, en el municipio de Ensenada, con tres
localidades importantes: Santa Catarina, Jamao y San Isidro. En el censo del
año 2000 se reportaron 201 hablantes de paipai, viviendo mayoritariamente en




Baja California.

GUARIJÍOS.

(Sonora y Chihuahua).

Los guarijíos se autodenominan macurawe o macoragüi, término que significa
«los que agarran la tierra» o «los que andan por la tierra». Su territorio se ubica
al sureste del estado de Sonora en las faldas de la Sierra Madre Oriental,
donde colindan los estados de Sonora y Chihuahua. En este último estado se
encuentran dispersos en los municipios de Chínipas, Guazapares, Moris y
Uruachi.

En Sonora, el terreno es escabroso y son escasas las planicies; por él cruzan
varios arroyos y ríos, afluentes del río mayo que baja al valle del mismo nombre

                                        7
y que anteriormente desembocaba en el mar; entre éstos están el arroyo
Guajaray y el Mochibampo.


La población está dispersa entre varias comunidades principales y rancherías
menores para el mayor aprovechamiento de las condiciones del terreno de
algunas pequeñas zonas de riego en los márgenes de los arroyos; o se
encuentran básicamente en los municipios de Álamos y el Quiriego, Sonora.

La lengua de los guarijío pertenece a la familia taracahita, del tronco yuto-
nahua, y se le conoce como guarojío, guarijío, varogío o varohío. De esta
lengua se reconocen dos variantes; una de Sonora y otra de Chihuahua. En
general la población es bilingüe, a excepción de algunos ancianos que
desconocen el español.

El XII Censo General de Población y Vivienda (2000), reporta que a nivel
nacional había un total de 1 671 hablantes de guarijío, 917 de ellos en
Chihuahua y 732 en Sonora.

El territorio guarijío tiene una topografía accidentada, con alturas de hasta 1
800 msnm. El clima varía de semiseco a semihúmedo y de cálido a semicálido,
con temperaturas que van de los 44°C hasta los 12°c bajo cero. Los suelos son
de baja calidad para las labores agrícolas, a excepción de las tierras ubicadas
en los márgenes de los ríos.

La vegetación de las partes bajas, laderas y lomeríos corresponde a selva baja
caducifolia, donde encontramos palo dulce, guamúchil, palo chino, palo
colorado, amapa, tempisque, tepehual, cazahuate, colorín, mezquite, palo
fierro, palo verde y papaches. En las zonas de mayor altitud, la vegetación está
compuesta de bosques de pino y encino.

Practican una agricultura de temporal y para el autoconsumo, con base en la
siembra del maíz y el frijol; eventualmente comercializan el ajonjolí y el chile
chiltepín. La economía familiar es complementada con la venta de artesanías
que elaboran con palma, madera, barro y textiles. Los varones buscan trabajo
asalariado en la pizca del algodón y tomate, en los distritos de riego de navojoa
y ciudad obregón.

Las casas están hechas de adobe, con postes de madera y techos de tierra o
de palma; constan de una o dos habitaciones y tienen una enramada anexa de
varas, ramas y palma; ahí pasan la mayor parte de su tiempo ya que el clima
es cálido.



Su asentamiento es disperso; las viviendas se encuentran en grupos de dos o
tres casas en lo alto de los cerros, cerca de los arroyos o pozos de agua.

                                        8
La construcción de las casas es una tarea del sexo masculino, los hombres
cortan y acarrean los troncos y la palma, y hacen el adobe. Bajo la enramada,
fuera de la casa, se encuentra un fogón para la preparación de alimentos y una
vasija de agua.

Las sillas, mesas y catres son de fabricación casera, hechas con madera y
cuero de chivo o de vaca. La mayoría de las viviendas carece de servicios
básicos de drenaje, agua entubada y electricidad.

Entre los guarijíos ha desaparecido el vestido tradicional. Las mujeres usan
pantalón y falda encima de él, blusas hechas por ellas mismas o compradas.

Desde niñas usan pañoletas en la cabeza y sandalias de plástico. Los hombres
visten pantalón y camisas comunes, huaraches de tres puntadas y sombrero
vaquero, comprado fuera de la región. En los días de fiesta los maynates
(cantores) se ponen una pañoleta en la cabeza; los danzantes no tienen un
traje especial, sólo danzan descalzos.

Sus principales fiestas son las Tuburadas o Tuguradas. Se espera que un
hombre guarijío realice en su vida tres de estas fiestas en donde participa un
cantor, danzantes, músicos y se ingiere comida ritual.




MAYOS.

(Sinaloa - Sonora).

Según la tradición oral del grupo, la palabra mayo significa «la gente de la
ribera». Los mayos se reconocen a sí mismos como yoremes, «el pueblo que
respeta la tradición»; en contraposición, al hombre blanco le llaman yori, «el
que no respeta».

                                      9
La región mayo se localiza entre la parte norte del Estado de Sinaloa y sur de
Sonora. Las altitudes de su territorio varían desde el nivel del mar hasta los 100
m en la zona costera y los valles; hacia las faldas de la Sierra Madre Occidental
llegan a los 2 000 m.

Según datos del XII Censo General de Población y Vivienda (2000), a nivel
nacional se reportan 31 513 hablantes de mayo, de los cuales la mayoría
residía en 11 municipios de Sonora, entre los que destacan Etchojoa,
Huatabampo y Navojoa; y en menor medida en seis municipios de Sinaloa:
Ahome, Fuerte, Guasave, Culiacán, Choix y Sinaloa de Leyva, en el primero de
estos estados, la cifra total de hablantes de mayo ascendía a 24 114 personas,
mientras que en segundo se identificaba una cifra importante de 6 865
hablantes.

La lengua hablada por los mayos, al igual que los yaquis, es el cahita, también
conocida como mayo o yoreme. Esta lengua pertenece a la familia taracahita
del tronco yuto-nahua y está emparentada con el tarahumara y guarijío.
Algunos lingüistas piensan que el mayo en realidad es una lengua distinta a la
yaqui y no sólo se trata de variantes de una misma lengua.

La lengua dominante en la región es el español. Los índices de monolingüismo
en este grupo son reducidos, registrándose generalmente entre los ancianos y
los niños pequeños.

El territorio mayo abarca tres distintas subregiones: la falda de la sierra o sierra
baja, el valle y la franja costera, con un clima que varía entre desértico y
subtropical.

En la zona predomina la agricultura intensiva y altamente tecnificada donde es
común el uso de fertilizantes, pesticidas y sistemas de riego, aunque también
existe una franja de temporal. La producción se organiza ejidalmente; entre los
mayos es frecuente que renten su tierra y se empleen ellos mismos como
jornaleros agrícolas.

La vivienda se construye con diversos materiales que proporciona el medio
ambiente, las hay a base de carrizo, corazón de pitahaya o sahuaro enjarrado
de adobe.

En algunas casas se utiliza techo con estructura de madera y carrizo con
emplastes de tierra, de adobe enjarrado y encalado para evitar el salitre.
Normalmente cada hogar cuenta con una enramada hecha de postes de
mezquite y techada con carrizo, tule o palma de acuerdo con la región.

Los rasgos de vestimenta tradicional mayo son prácticamente inexistentes.
Sólo las antiguas referencias los describen con algunas pieles y telas
rudimentarias y posteriormente, en el periodo revolucionario, con vestimenta de


                                        10
manta en hombres y mujeres. Actualmente, es común entre hombres y mujeres
el uso de telas como la mezclilla y zapatos de corte moderno. En la vida
ceremonial se conservan algunos elementos, sobre todo en el vestuario de los
danzantes de pascola y venado y en algunos objetos de carácter emblemático
utilizados en las ceremonias rituales.

Dentro de su vida social juegan un papel muy importante los centros
ceremoniales, en donde se congregan los integrantes de diversas comunidades
aledañas para la organización de sus fiestas tradicionales.




PÁPAGOS.

(Sonora).

Durante la época colonial se les llamó «pimas altos», pero a partir del siglo XIX
se les denominó pápagos, término que significa «comedores de frijol» o «pimas
frijoleros»; se les aplicó este nombre porque su siembra principal era el frijol.

Ellos se reconocen a sí mismos con el término tohono o’otham, que quiere
decir «gente del desierto».

                                       11
El pápago es un grupo binacional desde que el establecimiento de la línea
fronteriza entre México y Estados Unidos dividió su territorio, por lo que sus
miembros tuvieron que elegir alguna de las dos nacionalidades. En la porción
norteamericana, los pápagos fueron confinados a una pequeña reservación,
mientras que del lado mexicano fueron despojados de la mayor parte de su
territorio.

Se localizan en Arizona, Estados Unidos y en Sonora, México.

Desde 1937, en Estados Unidos los acuerdos de la Indian Reorganization Act
(1934) dividieron el territorio de las reservaciones pápago en once distritos;
cada uno de ellos tiene su propio consejo y cuenta con dos representantes en
el Papago Tribal Council.

En 1983 se creó en Sells, la cabecera de la reservación, la oficina Tohono
O’otham In Mexico Office, que se encarga de las relaciones entre los o’otham
de ambos países.

Se estima que hay una población de 335 hablantes de o’otham en sonora, que
habitan principalmente en los municipios de Altar, Caborca, Plutarco Elías
Calles y Saric, aunque el Censo General de Población y Vivienda (2000)
registró sólo 125 hablantes de pápago en Sonora y 141 a nivel nacional.

En Estados Unidos se calcula su número en alrededor de 20 000 personas,
muchas de las cuales se concentran en la reservación de Sells.

Según varios estudios lingüísticos, la lengua pápago, también conocida como
pima alto, himeri o tono-ooh’tam se clasifica dentro de la familia pimana
(también llamada tepimana) del tronco yuto-nahua. Tiene relación cercana con
la lengua pima y la tepehuana.

En México son los adultos, generalmente los ancianos, quienes utilizan más el
pápago en sus conversaciones. Entre los tohono o’otham de Estados Unidos
hay un número elevado de bilingües que hablan inglés y el idioma vernáculo.
Algunos o’otham de ambos países que viven cerca de la frontera hablan
pápago, español e inglés.

El desierto de altar-yuma, o desierto de Sonora-Arizona es uno de los lugares
con los más bajos índices de humedad en todo el mundo. Tiene una fauna
pobre y vegetación baja, diseminada en manchones de matorral espinoso. Se
considera llanura desértica, su clima es seco desértico muy cálido, extremoso,
con fuertes variaciones en cuanto a la temperatura y la humedad; hay zonas
con clima tipo estepario semicálido.

El desierto se ha ido transformando con la introducción del ganado, la
excavación de pozos profundos y el trazado de caminos; además han florecido
importantes centros de población.

                                      12
Actualmente la ganadería es parte fundamental de la economía de los pápagos
del lado norteamericano; un pequeño y selecto grupo de familias controla
grandes manadas que se destinan a la venta; otras que son la mayoría, apenas
cuentan con unas pocas cabezas que sólo venden en casos de extrema
necesidad. Debido a la adversidad del clima, la escasez de agua, lo inhóspito
del suelo y la invasión del ganado, muchos pápagos se han visto obligados a
emigrar para emplearse en las zonas de agricultura tecnificada en el Estado de
Sonora, o bien a Estados Unidos como jornaleros.

Cada vez es mayor el número de pápagos que decide instalarse en las
reservaciones de Estados Unidos, donde se les proporciona facilidades para
establecerse y beneficios en cuanto a atención de la salud, escuelas y mayores
ingresos.

En México los pápagos viven en pequeñas rancherías. La vivienda tradicional
es de planta cuadrangular, tiene muros de adobe, bajareque o piedras
amalgamadas con barro; techos de paja o de carrizo y argamaza, que son
planos con cierto declive; los pisos son de tierra apisonada. Algunas
habitaciones tienen ventanas, en ellas hay cajones y roperos de madera,
camas de madera o de metal o tapexcos (catres).

Más que por la ropa, los antiguos pápagos se distinguían por las elaboradas
decoraciones de pintura facial que usaban como protección ante el inclemente
sol del desierto y como un medio de simbolizar el estatus y las condiciones del
individuo.

Actualmente en su mayoría los o’otham usan ropa elaborada industrialmente.

En las reservaciones, los jóvenes simpatizantes de los movimientos revivalistas
de los indios norteamericanos, recuperan algunos antiguos rasgos como el pelo
largo, trenzado o con un pañuelo atado a la cabeza.

Las artesanías de los pápagos son figuras de madera tallada, piezas de
alfarería y cestas. Su alfarería es rústica; la hechura de los recipientes incluye
la recolección de la materia prima en los bancos de barro, el cual filtran y
mezclan con arena muy fina y estiércol seco de vaca; cuecen las piezas en un
horno con palos de choya y estiércol. Sus mejores y más finas piezas
artesanales son las de cestería. Las «coritas», cestas y bandejas, de palmillo y
torote (plantas del desierto que las mujeres colectan, preparan y tejen)
alcanzan elevados precios en Estados Unidos. En los diseños y decorados de
las coritas plasman símbolos de una estética relacionada con su pensamiento
mítico. La cestería es un quehacer femenino que involucra a mujeres de las
reservaciones de Arizona y es una importante fuente de ingresos. En cambio,
en México la fabricación de coritas ha desaparecido prácticamente entre ellos.




                                       13
En las reservaciones de Arizona, la tribu ha recuperado la propiedad de 1 250
817 has., en cambio, en México ocupan menos del 10% de lo que fue su
antiguo territorio.

Su religión gira en torno al culto del «hermano mayor», deidad que controla la
naturaleza, aunque han aceptado algunos aspectos de la religión católica, con
un santo patrono en cada pueblo y celebran algunas fiestas cristianas.




PIMAS.

(Sonora - Chihuahua).

Los pimas se nombran a sí mismos o’ob, que significa «la gente», «el pueblo».
Con el término pima se designa a un conjunto muy variado de sociedades
indígenas, como los pimas del desierto, pimas de la sierra o los pimas gileños.
A los mestizos o «blancos» se les designa con el término yori.

En la época colonial los pimas se dividían en tres subgrupos principales, dos de
los cuales han desaparecido. Los pimas yécoras aún conservan rasgos


                                      14
culturales propios y se concentran en la región de Maycoba, Sonora; y en
Yepáchic, Mesa Blanca, Pinos Verdes, en los alrededores de Canoachi y el
Mineral de Dolores, municipio de Madera, Chihuahua.

La población pima se encuentra diseminada en una multitud de pequeños
asentamientos y en la periferia de algunos pueblos y ciudades con población
mestiza.

Algunos investigadores calculan que existen alrededor de 860 hablantes de
pima, aunque el XII Censo General de Población y Vivienda (2000) reportó sólo
a 741 hablantes de esta lengua a nivel nacional.

La lengua pima deriva del tronco yuto-nahua y se le clasifica en la familia
pimana, junto con el pápago y el tepehuano. También se le conoce con el
nombre de pima bajo, nevome, otam o yécora.

La agricultura de subsistencia se basa en el cultivo de unos cuantos productos.
El cultivo del maíz parte fundamental de la economía desde tiempos
prehispánicos, al igual que el trigo y la papa se rotan año con año para hacer
más productivos los campos; las hortalizas más comunes son el tomate, el
chícharo, los chiles, la cebolla y el ajo; hay árboles frutales como el manzano,
la pera y el durazno. Cultivan con azadón y palo sembrador, generalmente
compran o rentan animales a los yoris para arar. Complementan su producción
con la cría de animales domésticos: gallinas, guajolotes, cerdos y burros; pocos
tienen cabezas de ganado caballar o caprino.

La apertura de las minas y el despojo de las tierras indígenas dieron lugar
desde hace unos cien años a un proceso de proletarizacion de los indígenas
que continúa hasta la actualidad. En la década de los años 60 el trabajo en las
empresas forestales remplazó el trabajo en las minas como una fuente
importante de ingresos. Los pimas del ejido de Maycoba operan en la
actualidad una empresa comunal para la explotación de la madera.

Las casas pimas tienen un solar en el que hay un huki, construcción
semisubterránea provista de un techo de tierra o de tierra y paja, con una
pequeña entrada, la cual protege del calor del sol al tejedor de palma y a sus
productos; un tapanco o una pequeña bodega para granos, un corral y un
huerto de hortalizas. Las casas de la periferia son de adobe con techo de
palma o lámina. Los hogares más prósperos cuentan con estufa. Generalmente
cocinan en un comal de barro o de metal; tienen sillas y mesas de madera,
trastos de cerámica o peltre, molino de mano, además de rústicas camas de
madera o petates.




                                      15
La vestimenta tradicional de los pimas era de manta (pantalón y camisa para
los hombres), este traje se ha cambiado por el de “tipo vaquero” que consiste
en pantalón de mezclilla y camisa de manta larga a cuadros, de algodón o
fibras sintéticas, huaraches o teguas (especie de mocasines de piel), hechos
por ellos mismos, y sombrero, tejido con palma real por las propias mujeres
pimas.

Las mujeres usan vestidos, blusas y faldas de algodón y nylon estampados y
de vistosos colores, suéteres, zapatos de piel o plástico, fabricados
industrialmente. La mayoría usa pañoleta o mascada sobre la cabeza o
alrededor del cuello.




TARAHUMARAS.

(Chihuahua - Durango - Sonora).

Los tarahumaras se llaman a sí mismos rarámuri que significa «corredores a
pie»; proviene de las raíces: rara (pie) y muri (correr). Para ellos es sinónimo de
las personas o los humanos.

Habitan la parte de la Sierra Madre Occidental que atraviesa el Estado de
Chihuahua y el suroeste de Durango y Sonora. Comparten esta región con los


                                        16
tepehuanes, pimas, guarojíos y mestizos. De los grupos originarios de la región
es el más numeroso y habita un espacio más amplio que los demás por lo que
a su territorio también se le denomina Sierra Tarahumara.

Los rarámuri se concentran en 17 municipios entre los que destacan por su alta
densidad de población indígena: Guachochi, Urique, Batopilas, Balleza, Carichí
y Guazapares. También es significativa su presencia en Bocoyna, Guadalupe y
Calvo, Guerrero, Maguarichi, Morelos, Nonoava, Cuauhtémoc e Hidalgo del
Parral.

El XII Censo General de Población y Vivienda (2000) registró 70 842 hablantes
de tarahumara en el Estado de Chihuahua y 75 545 a nivel nacional, aunque
estimaciones del antes Instituto Nacional Indigenista calculaban una cifra de 98
847 tarahumaras.

La lengua tarahumara o rarámuri forma parte del tronco yuto-nahua, familia
taracahita. Algunos estudiosos afirman la existencia de varias lenguas
tarahumaras, en tanto que otros señalan que sólo se tratan de variantes
dialectales, que sin llegar a ser muy profundas, provocan una cierta
inteligibilidad entre todos los hablantes de tarahumara.

Los tarahumaras habitan en ranchos; su vivienda consiste en una casa
habitación, un granero y un corral de madera. Las casas se construyen
rústicamente con madera, adobe, cantera o piedra, dependiendo del material
que haya en la región.

Lo más común es encontrar viviendas hechas de troncos de pino dispuestos de
manera horizontal, uno sobre otro, con techo de canoa o de vigas de dos
aguas; los troncos son ensamblados en las esquinas y las rendijas son tapadas
con una mezcla de lodo. La vivienda se utiliza para guarecerse del frío o la
lluvia, pero es muy común que la gente duerma y cocine a la intemperie. En el
invierno, los tarahumaras bajan de las montañas para vivir en las barrancas de
la región, en lo que se conoce como la baja tarahumara.

Actualmente, la indumentaria se ha perdido en algunas partes de la sierra, en
tanto que en otras se mantiene; es la mujer quien sigue conservando la
vestimenta tradicional. Esta consiste en una falda o siputza hecha con tela
estampada de colores fuertes a la que se le da volumen con otras faldas que
se usan debajo; una blusa o napatza confeccionada con amplias mangas; un
pequeño cuello circular y pliegues; una manta a manera de chal o chíniqui,
bordada en sus extremos con hermosos motivos de flores y guías que se utiliza
para cargar a los hijos; una pañoleta alrededor de la cabeza o koyera y
huaraches o aká.

El indumento tradicional masculino consta de un amplio blusón o napatza,
hecho de manta blanca o estampada que cae hasta la cintura o incluso hasta la

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pierna; una tágora o cotensa que consiste en un lienzo de manta blanca
dispuesto a manera de calzón y amarrado a la cintura con una faja de lana; una
banda o koyera y huaraches.

Las mujeres hacen ollas de barro, cajetes, platos, vasos, tazas y jarros; en
algunos lugares también usan la palma y palmilla para tejer canastas de
diversos tamaños. Los hombres fabrican violines, bolas, arcos y tambores,
bateas, cucharas y tallan figuras con madera. Unos y otros tejen cobijas y fajas
de lana con figuras geométricas. La artesanía producida se vende en Creel,
Carichí, Batopilas, Guachochi y Bocoyna. Algunos forasteros se acercan a los
pueblos para comprar artesanía y exportarla.

La explotación forestal de la sierra ha provocado la tala inmoderada de los
bosques con la consecuente desaparición de algunas especies de la flora y la
fauna de la región y ha desequilibrado notablemente la ecología de ciertas
áreas.

Las tierras susceptibles de cultivo se localizan en pequeñas laderas y mesetas
donde las labores agrícolas se desarrollan en los meses de clima benigno pues
las bajas temperaturas, en algunos casos menores a los 10ºc, se presentan de
octubre a marzo.

Para los tarahumaras la principal actividad para su subsistencia es el cultivo del
maíz. Alrededor de él se organiza la mayor parte de su vida cotidiana y
ceremonial. Las tierras de cultivo se encuentran dispersas en pequeñas
mesetas y laderas lo que influye en la dispersión de los asentamientos que se
organizan en rancherías. La fragilidad del suelo sólo permite el trabajo agrícola
con instrumentos manuales y de tracción animal. Se utiliza el estiércol de
ganado caprino y vacuno para la fertilizaciòn de los campos, aunque en
algunos lugares depende de los fertilizantes químicos.

La cría y el cuidado del ganado es también una actividad importante sobre todo
en los municipios de Balleza, Carichí y Nonoava. La posesión de animales es
un símbolo de riqueza. Complementan su economía con la venta de
artesanías, el empleo asalariado en los aserraderos o centros de población
más cercanos, así como la migración en busca de empleo a los Estados de
Sonora, Sinaloa y Durango.




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SERIS.

(Sonora).

Los seris se llaman a sí mismos konkaak, que significa en su lengua «la
gente», también son conocidos como konkauk, comcaac o salineros. El término
seri, en cambio, proviene de la lengua yaqui que significa «hombres de la
arena».

Para el año 2000 existían, de acuerdo con el XII Censo General de Población y
Vivienda, 425 hablantes de seri en Sonora y 458 a nivel nacional. Su lengua
pertenece al tronco hokano y tiene parentesco con las lenguas de la familia
tequistlateca.

Hoy la mayoría de la población es bilingüe y en algunos casos trilingüe (seri,
español e inglés). La población seri mantiene su lengua con gran vitalidad, no
adoptan términos en español para designar los nuevos elementos culturales
que se han agregado a su vida, sino que crean nuevos términos en seri.

El territorio konkaak comprende un área aproximada de 211 000 ha al nivel del
mar; está integrado por una parte continental y por la isla de tiburón. La
población se concentra en dos localidades de la costa desértica del Estado de
Sonora: Desemboque, municipio de Pitiquito y Punta Chueca, municipio de
Hermosillo. Sin embargo, durante la temporada de pesca migran hacia campos
pesqueros como El Sargento, El Dólar, La Ona, Los Paredones, Las Víboras y
El Egipto, que se encuentran entre las localidades antes mencionadas.

En esta región el clima es caluroso, con temperaturas superiores a los 40°c y
precipitaciones pluviales de 75 a 200 mm por año; el clima es muy seco o
desértico.

Con tales características el desarrollo de la agricultura ha sido hasta ahora
imposible y aun la ganadería se ha topado con dificultades. Así, la principal
fuente de aprovechamiento siguen siendo los casi 100 kms. De litoral que
poseen para su uso exclusivo, de donde obtienen almeja, mejillón, ostión,
caracol, camarón, langosta, cazón, tiburón, atún, sierra, curvina, anchoveta,
arenque de rabo, baqueta, lenguado, lisa, mero y caguama.



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El trabajo artesanal consiste actualmente en el tallado en madera de palo fierro,
con el que se producen figuras zoomorfas, el tejido de coritas (canastos) de
diferentes tamaños y la elaboración de collares de caracoles, conchas,
vértebras de víbora de cascabel y de pescado, semillas y últimamente también
chaquira.

Su cosmovisión, sus ritos y otras manifestaciones culturales están fuertemente
impregnadas de su antigua condición nómada, y se encuentran vinculadas con
la naturaleza. Sus principales fiestas siguen siendo las de la pubertad, la
llegada de la caguama de los siete filos, los ritos de muerte y los asociados con
el inicio del año nuevo y el término de la elaboración de las coritas.

Para sus ceremonias emplean zumbadores de madera, sonajas de hojalata,
percutores hechos con jícaras invertidas y sostenidas sobre agua y el
omichihuatli que es un raspador o palo estriado que se raspa con otro para que
suene sobre la vasija invertida. Los konkaak se han caracterizado por su
resistencia a perder su identidad, su territorio y su autonomía.

Una de sus luchas más importantes es por la conservación de su territorio y
lugares sagrados.




YAQUIS.

(Sonora).

Los yaquis se nombran a sí mismos yoremes, palabra que significa hombre o
persona. El término yori es utilizado para designar al hombre blanco. Los
yaquis hablan la lengua cahita, yaqui, o yoreme, la cual pertenece a la familia
taracahita, del tronco yuto-nahua.

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El actual territorio yaqui abarca una extensión de 485 235 has.

Sobre las que se extiende el distrito de riego número 18, en la región conocida
como Valle del Yaqui, al oriente del Estado de Sonora. Los municipios en
donde se ubica son: Guaymas, Bácum, Cajeme y Empalme. Los pueblos
tradicionales yaquis son ocho: Cócorit, Loma de Bácum, Tórim, Vícam, Pótam,
Belem, Rahúm y Huirivis.

De acuerdo con el XII Censo General de Población y Vivienda (2000), había 12
467 hablantes de yaqui en sonora y 13 317 a nivel nacional.

La actividad fundamental de la economía yaqui es la agricultura de trigo y
algodón con fines comerciales. Con la modernización de la explotación agrícola
en la región, los yaquis se emplearon en un primer momento como jornaleros
de propietarios privados o de instituciones crediticias oficiales. Desde 1935,
año en que se formó la comisión de irrigación de el yaqui, que limpió el canal,
han luchado porque sus tierras puedan recibir el agua de riego.

La ganadería ha pasado a ser una de las mejores posibilidades de la economía
yaqui. Actualmente el ganado dispone de un área de pastizal de por lo menos
15 mil has., y existen una docena de sociedades ganaderas en la sierra.

Otras actividades remuneradas y complementarias son el corte de madera de
mezquite y carrizo que son permitidas con el permiso de las autoridades
tradicionales. Hay una mina de carbón, pero su explotación es mínima. En las
costas yaquis se trabajan las grandes salinas.

Predomina el tipo de vivienda tradicional, que se compone de una o dos piezas
que varían su función de acuerdo con la temporada del año. En verano los
cuartos permanecen como bodegas y se duerme en catres bajo la enramada
(cobertizo hecho de ramas); ahí se ubica la cocina que cuenta con un fogón, la
mesa y estufa de gas; durante el invierno los cuartos se convierten en
dormitorios.

El material predominante para su construcción es el carrizo y el mezquite
enjarrado con barro tanto en muros como en techos, dejando uno de los muros
sin enjarrar con el fin de lograr una ventilación adecuada. La estructura es de
horcones de mezquite plantados en el suelo, y ramas verticales y horizontales
de éste árbol sujetas con lazos. La mayoría de las casas yaquis tienen un patio
adyacente para diferentes actividades como la cría de animales, preparación
de carne seca, cultivo de frutales y hortalizas y el entretenimiento de los niños.

Para el varón, la indumentaria se compone de pantalón de corte vaquero y
camisa a cuadros de colores vivos con paliacate al cuello. El sombrero es
imprescindible.



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El calzado común es el huarache de tres puntas con plantilla de cuero y correa
trenzada, y entre los jóvenes o los de mayor capacidad económica, las botas
vaqueras. Las mujeres y niñas llevan una falda plisada de algodón o satín de
colores vivos con encaje blanco en el borde, blusa combinada y rebozo sobre
los hombros o sobre el cabello trenzado.

Calzan sandalias o huaraches y usan aretes, collares y pulseras de oro,
chaquira o fantasía.

Los danzantes elaboran las máscaras que utilizan en sus danzas, collares de
conchas y piedras marinas y cinturones con pezuñas de venado. Los músicos
fabrican sus tambores y flautas. Algunas familias manufacturan petates,
canastas y coronas de carrizo; también se elaboran platos y tazas de barro que
utilizan para las fiestas y después destruyen.

También confeccionan faldillas, blusas, manteles, servilletas y mantos




TEPEHUANOS.

(Chihuahua - Durango - Nayarit).

Los tepehuanos de Chihuahua se nombran a sí mismos ódami, mientras que
los de Durango se reconocen como o’dam, que significa «gente». El término
tepehuano, de origen colonial, proviene de la raíz náhuatl, tepetl, cerro y el
sufijo hua, que indica posesión. Tepehuano quiere decir entonces «gente de las
montañas».



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Utilizan el término obhai para referirse a los mestizos o extranjeros.

Los tepehuanos, debido al proceso de colonización se dividen en dos grupos,
conocidos como tepehuanos del norte que viven en Chihuahua, y los del sur
que habitan en los Estados de Durango y Nayarit.

El XII Censo General de Población y Vivienda (2000) registró 25 544 personas
de más de 5 años hablantes de tepehuano; en el Estado de Chihuahua había 6
178, y de éstos el 83% vivía en el municipio de Guadalupe y Calvo. Los
principales asentamientos son Nabogame, Llano Grande, Barbechitos, El
Venadito y Baborigame. En Durango se encontraron 17 051 hablantes de
tepehuano, distribuidos en San Bernardino de Milpillas Chico Y San Francisco
de Lajas en el municipio de Pueblo Nuevo; María Magdalena Taxicaringa,
Santiago Teneraca, San Francisco de Ocotán y Santa María de Ocotán y
Xoconoxtle en el municipio de Mezquital; y en San Andrés Milpillas Grande,
municipio de Huajicori, Nayarit, donde a nivel estatal había 1 422 hablantes de
esta lengua.

El idioma de los ódami u o’dam, también llamado ódame o tepecano, pertenece
al tronco lingüístico yuto-nahua o yuto-náhuatl, familia pimana. En Chihuahua y
Durango esta lengua presenta variantes dialectales, aunque algunos lingüistas
señalan que se trata de lenguas distintas. En la actualidad el idioma ódami, al
igual que el resto de las lenguas indígenas, ha estado sometido a la presión y
competencia del español. Casi el 89% de los integrantes de este grupo es
bilingüe y sólo el 11% es monolingüe.

En Chihuahua, las áreas de tierra cultivable son manchones diseminados a lo
largo y ancho de la región. Es posible que este hecho tenga relación con la
propia dispersión en la que viven las familias dentro de su territorio. Cultivan
maíz, frijol, calabaza y papa. Muchas familias poseen huertos donde cultivan
hortalizas, las cuales son atendidas por las mujeres.

Su producción es únicamente para el autoconsumo.

Los ódami no conservan casi ningún rasgo de su indumentaria tradicional,
particularmente los hombres se visten a la usanza mestiza. Algunas mujeres
siguen usando su vestido típico, cuyo origen se piensa es del siglo XIX. Es una
blusa de cuello cerrado y botones en la pechera, con pinzas al frente y por
detrás. La falda es ancha y larga, de dos holanes con adornos de listón en el
bies de cada holán, son de colores fuertes y telas floreadas. En la cabeza usan
un pañuelo que cubre el cabello y se peinan con una trenza que portan por
delante. Su calzado consiste en huaraches de cuatro orificios con suela de
llanta y correa larga de piel que se enreda en los tobillos.

Elaboran productos con materiales que obtienen de su ambiente. En
Chihuahua, por ejemplo los bules y jícaras, que son frutos de una planta, son

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utilizados como recipientes para transportar líquidos. Con madera de madroño
se hacen cucharas y bateas. Con barro se elabora una gran variedad de ollas y
platos; generalmente la mujer es la que trabaja la cerámica. Sus instrumentos
musicales también los hacen ellos mismos, como los violines y sonajas de
madera y las flautas de carrizo. Entre los tepehuanos del sur se fabrican
morrales de estambre (de telar o punto de cruz) y redes de ixtle o de cordón
plástico, sombreros de soyate, equipales, bancos, pipas de carrizo y barro y
alfarería sin decoración.

Las viviendas constan de una sola habitación, que sirve de cocina y dormitorio.
En las cumbres, las casas se construyen con troncos de madera rolliza
entrecruzada en las esquinas.

Los techos son un tejabán de tableta de pinos que permanece impermeable de
diez a quince años. En los barrancos, las paredes se construyen con una
mezcla de piedra y lodo, sostenidas por dos horcones y una viga transversal, el
techo es de dos aguas, a veces de palma o bien, de tableta, un lado del techo
no llega a juntarse con la pared para permitir una adecuada ventilación en el
interior. Algunas viviendas carecen de una pared, lo cual es muy funcional
debido al calor intenso en el verano barranqueño y porque el humo de la
lumbre, empleada para la elaboración de alimentos, escapa con mayor
facilidad. La innovación más importante en la construcción de casas en los
últimos años es quizá la sustitución de los grandes troncos por tablas más
endebles, desperdicio de los aserraderos.

Entre los tepehuanos de Durango la ganadería es la actividad económica más
importante. Participan en ella todos los comuneros; manejan de preferencia el
ganado vacuno, caprino y en menor escala el ovino y porcino. No existen
buenos pastizales, por lo que se practica la ganadería extensiva. No se
produce maíz suficiente, ni siquiera para el autoconsumo. Se cultiva en las
laderas, con muy bajo rendimiento, con el palo sembrador o coa. Otro recurso
que explotan es el bosque.

En el grupo del sur, el mitote o xiotal es una ceremonia ritual en donde se
danza alrededor del fuego durante la noche al son de un arco musical. Hay dos
clases de mitote: el familiar, al que asisten los parientes con descendencia
patrilineal y, el comunal al que van, hipotéticamente, todos los miembros de la
comunidad. Por lo regular celebran dos de cada uno de ellos para pedir lluvias
en mayo y para bendecir los elotes en octubre; también se organizan mitotes
de curación.




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KIKAPÚES.

(Coahuila).

Los kikapúes se llaman a sí mismos kikaapoa, que significa «los que andan por
la tierra». Algunos autores lo derivan de ki wika pa wa: «el que está alrededor»
o «el que se mueve, aquí o allá». A fines del siglo XVII, los kikapúes se
encontraban al sur de Wisconsin, al oeste del lago Michigan, Estados Unidos,
aunque debido a su tradición nómada, no se puede asegurar que sean
originarios de ese lugar. Actualmente son un grupo binacional, pues la mayor
parte de la población kikapú vive en reservaciones norteamericanas, entre las
que destaca la de Oklahoma.

En México, viven en el lugar conocido como el nacimiento de los kikapúes,
ubicado en el municipio de Melchor Múzquiz, Coahuila. Este municipio colinda
al norte con el municipio de Acuña; al sur con San Buenaventura y Progreso; al
oriente con Zaragoza, San Juan de Sabinas y Sabinas, al occidente con
Ocampo. Se encuentra entre la unión de las sierras Santa Ana y Santa Anita,
en donde nacen los manantiales del Río Sabinas.

Los kikapúes sólo cuentan con una zona urbana de tipo compacto, aunque su
distribución no es homogénea. El uso del suelo es comunal, a excepción del de
las viviendas que son propiedad privada. La población mestiza, llamada
«mexicana», habita en todo el municipio de Melchor Múzquiz, sus propiedades
colindan con las de los kikapúes.

El XII Censo General de Población y Vivienda (2000), registró 125 hablantes de
kikapú en Coahuila y 138 a nivel nacional.

La lengua kikapú o metusenene, pertenece al tronco algonquino, familia
algonkiniana, originaria de las tribus que habitan en el actual territorio de
Estados Unidos y la hablan todos los miembros de esta comunidad. La mayoría
de ellos habla también español e inglés.

En 1856 un grupo de kikapúes, mascogos y seminoles solicitaron al gobierno
mexicano un territorio para vivir. El gobierno aceptó a cambio de que los
indígenas defendieran a los pobladores mexicanos de los ataques de los
comanches.

Entre 1873 y 1878 tropas norteamericanas invadieron territorio mexicano,
presionando a los kikapúes para que regresaran a las reservaciones
norteamericanas.

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Posteriormente el gobierno mexicano les concedió terrenos nacionales y bajo el
mandato del Presidente Lázaro Cárdenas se les dotó de un ejido. Este territorio
kikapú, considerado por ellos como campamento de invierno, se convirtió en un
lugar sagrado, donde se celebran cacerías rituales de venado y misas que
ofrendan a sus dioses.

La vivienda tradicional se renueva dos veces al año, una es la de invierno
(apakvenikane) de forma elíptica, con una estructura de troncos delgados y
cubiertos de tule a lo largo, formando grandes tapetes; en el centro se coloca el
fuego sagrado. La casa para el verano (utenikane) es de forma rectangular, con
paredes de carrizo, techo elíptico de tule, con un anexo al frente. En el interior
se encuentran camas de varas delgadas sostenidas por troncos, algunas tienen
colchones o petates, al centro está el fuego sagrado.

Elaboran esta casa quienes se quedan a cuidar el campamento, y los que no
emigran temporalmente a Estados Unidos.

El atuendo tradicional kikapú ya casi no se usa; hombres y mujeres utilizan
ropa comercial común y corriente y prefieren la mezclilla.

La ropa tradicional sólo se usa en ceremonias rituales. El vestido de las
mujeres consiste en blusas y faldas floreadas con pliegues y holanes; se
adornan con aretes y collares, calzan tehuas. Para los hombres consta de
camisas con alforzas y puños largos de campana, con plisados y encajes,
abiertas por los costados. Sobre la camisa usan un chaleco de piel de venado
bordado con chaquira. Algunas veces se complementa con un saco o
chamarra. Los pantalones de piel, conocidos como mitazas, tienen holanes y
borlas de estambre.

Calzan tehuas bordadas con chaquira.

La caza es la principal actividad de los hombres kikapúes, de ella se abastecen
de carne y pieles. La cacería tiene un carácter ritual, se realiza de manera
grupal durante todo el año, sobre todo de enero a abril, meses de
celebraciones religiosas de año nuevo, bautizos y misas de agradecimiento a
Kitzihaiata, su dios.

La agricultura es una actividad secundaria, pues ellos han sido cazadores por
excelencia desde hace mucho tiempo. En el nacimiento existen pequeñas
parcelas individuales cultivadas principalmente por personas mayores que no
emigran; siembran trigo, avena, maíz, cebada, frijol y calabaza.

La recolección de nueces y de chile kipin o piquín tiene cierta importancia
comercial; los árboles silvestres son propiedad de los kikapúes, y cualquier
miembro de la tribu puede recolectar sus frutos; los intermediarios llegan al
poblado a comprarlos.


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Su mayor fuente de ingresos es el trabajo a jornal que realizan en Estados
Unidos, en la cosecha de frutas y hortalizas.




NAHUAS.

(Puebla - Veracruz - Hidalgo - San Luis Potosí - Guerrero - Estado de México -
Distrito Federal - Tlaxcala - Morelos - Oaxaca - Tabasco - Tamaulipas -
Michoacán - Jalisco - Durango - Nayarit).

El término nahua hace referencia a una comunidad lingüística compuesta por
una serie de grupos que hablan la lengua mexicana y que, herederos de las
grandes culturas del altiplano central, llegaron a dominar la cuenca de México y
la región mesoamericana en la época prehispánica.

El vocablo nahua significa hablar con claridad, con autoridad o conocimiento,
aunque en algunas regiones los nahuas se refieren a sí mismos como
macehuale, campesinos, tal vez haciendo referencia a la antigua división
clasista de la sociedad nahua que dividía a la población en pillis y macehuales.
Estos últimos eran la gente del común, los tributarios, casi siempre
campesinos.

Actualmente los pueblos nahuas están distribuidos en el territorio nacional
desde Durango hasta el sur de Tabasco. Se encuentran en mayor número en
Puebla, Veracruz, Hidalgo, San Luis Potosí y Guerrero, y en menor proporción
en el Estado de México, Distrito Federal, Tlaxcala, Morelos, Oaxaca, Tabasco,
Tamaulipas, Michoacán, Jalisco, Durango y Nayarit.

Desde el punto de vista lingüístico, las lenguas nahuas, también conocidas
como azteca, macehuali, mexicanero, mexicano, náhual o nahuat, pertenecen
al tronco yuto-nahua, y junto con el pipil, lengua indígena centroamericana,
forman la familia náhuatl, cuya antigüedad es de aproximadamente 45 a 47

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siglos. Los especialistas consideran que el náhuatl tiene cuatro variantes: a)
náhuatl del oeste (Toluca, Michoacán, Guerrero y Morelos), b) náhuatl central
(valle de México, Puebla y Tlaxcala), c) náhuatl septentrional (la huasteca) y d)
náhuatl del este (Puebla, Veracruz, Oaxaca y el pipil de centroamérica).

En el XII Censo General de Población y Vivienda (2000), se registraron 1 448
936 hablantes de náhuatl a nivel nacional, lo que coloca a esta lengua como la
primera lengua indígena del país, considerando que su número constituyó el
24% de la población hablante de lengua indígena registrada.

Los nahuas son pueblos agricultores que tienen un profundo respeto por la
naturaleza, expresado en su trabajo, ceremonias rituales y fiestas. Sus
productos artesanales están destinados a cubrir necesidades cotidianas. Así,
encontramos pueblos alfareros, herreros o dedicados a producir objetos rituales
como las ceras, el papel picado, las máscaras o la pirotecnia.

Los actuales pueblos nahuas han heredado una tradicional cosmovisión
mesoamericana basada en una oposición dual de contrarios que divide el
cosmos en fuerzas complementarias y opuestas. El ser humano debe procurar
la armonía con sus semejantes y con la naturaleza pues los excesos,
imprudencia y transgresiones ponen en peligro su salud y su vida.



Los grupos nahuas no forman una unidad política, sino están diseminados en el
territorio nacional, configurando sociedades regionales específicas en donde
interactúan con mestizos y otros grupos étnicos.




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HUICHOLES.

(Durango - Jalisco - Nayarit)

Los huicholes se llaman a sí mismos wirrárika, o su plural, wirraritari. Habitan al
norte del estado de Jalisco en los municipios de Mezquitic y Bolaños; en el
estado de Nayarit en La Yesca y El Nayar y hay grupos minoritarios en los
estados de Zacatecas y Durango.

La lengua huichol pertenece al tronco yuto-nahua, familia corachol. También se
le conoce como huixarica, o tejí niukiyari.

Según el XII Censo General De Población y Vivienda (2000), en el estado de
Nayarit existían 16 932 hablantes de huichol; 10 976 en Jalisco; 1 435 en
Durango y 330 en el estado de Zacatecas, ascendiendo a 30 686 el número de
hablantes a nivel nacional.

Son cinco los centros ceremoniales en donde se instalan los gobiernos
tradicionales: San Andrés Cohamiata, Santa Catarina Cuexcomatitlán, San
Sebastián Teponahuaxtlán y Tuxpan de Bolaños en el estado de Jalisco y
Guadalupe Ocotán en Nayarit.

La región que habitan, llamada por ellos Huicot, es atravesada por la Sierra
Madre Occidental, cuenta con elevaciones que van de los 1 000 a los 3 000
msnm, encontrándose profundas barrancas, que hacen del territorio una zona
de difícil acceso.

Debido a estas condiciones orográficas, las vías de comunicación terrestre son
escasas; no existen carreteras pavimentadas, por lo que la comercialización es
difícil.

El patrón de asentamiento es disperso. Se calcula que existen alrededor de
400 rancherías en un área de 4 107 km.

Gran parte de las casas están construidas con adobe, otras con piedras
recubiertas de lodo y con techos de paja. Hay casas con una sola habitación
que tienen doble función: sirven como dormitorio y a la vez como cocina. En
algunos lugares hay casas con varias habitaciones. En tiempo de calor, los
huicholes tienden a dormir al aire libre o en las construcciones donde
almacenan el grano. Junto a la vivienda construyen pequeñas casas llamadas
ririki, «casas de dios», que son pequeños templos de adobe dedicados a las
deidades y ancestros.

                                        29
La vestimenta varía de una región a otra y se caracteriza por su llamativa y
elaborada confección, sobre todo del traje masculino. Los bordados de los
trajes de San Andrés Cohamiata y Santa Catarina Cuexcomatitlán son más
vistosos que los de San Sebastián y Tuxpan.

La indumentaria de las mujeres consiste en una blusa corta de un sólo color,
enaguas interiores y exteriores, un manto floreado para cubrir la cabeza y
collares de chaquira. Los hombres usan pantalones de manta blanca
(shavaresh) y camisas del mismo material que tienen abierta la parte inferior de
las mangas (rahuarero); dichas prendas están bordadas con diseños simétricos
de colores.



Los huicholes usan sombrero de palma con adornos de chaquira o bolas de
estambre, una capa cuadrangular doblada a la mitad que se coloca sobre los
hombros y, eventualmente, aretes y pulseras de chaquira. Para amarrar los
faldones de la camisa a la cintura se usan cintas de lana.

Cada hombre lleva consigo varios morrales pequeños; calzan huaraches o
zapatos deportivos.

En su territorio las superficies aptas para el cultivo son escasas debido a que
predominan los terrenos inclinados.

Datos proporcionados por la Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos,
informan que existen 140 mil has. De área boscosa en la región, las cuales en
su mayoría son explotadas por compañías del estado de jalisco. La explotación
forestal ha dado beneficios mínimos a la población local y ha incrementado la
erosión de los suelos.

Las actividades productivas que se realizan son principalmente para el
autoconsumo: agricultura, pesca y caza. Los cultivos básicos son el maíz,
calabaza, amaranto, frijol, chile y algunos frutos.

Existe una importante migración temporal. Conservan aún rasgos de un pueblo
seminómada; su vida religiosa, política y económica está organizada de tal
modo que constantemente cambian de lugar de residencia.

Entre las autoridades tradicionales se encuentran los kawiteros (ancianos
virtuosos), quienes han cumplido con las obligaciones civiles y religiosas de la
localidad, además de ser conocedores de la tradición del grupo, por lo que son
las personas más respetadas de la comunidad.

Una de las características principales de su religión es la asociación que se da
entre el maíz, el venado y el peyote. Su mitología en general hace referencia a



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estos elementos, por lo que los rituales, las fiestas, la organización material y
temporal de la vida gira muchas veces alrededor de ellos.

El maíz y el venado representan el sustento vital, en tanto que el peyote es el
medio más importante para trascender el mundo profano y la manifestación
material más obvia de lo sagrado, es el intermediario entre el hombre y las
deidades.

Una de las fiestas más importantes es la del maíz tostado que se lleva a cabo
durante el desmonte y quema de los terrenos, en este ritual se manifiesta la
unión de los tres elementos centrales de su religión: el maíz, el venado y el
peyote.

Durante la temporada de sequía se realiza la peregrinación a Wirikuta, la tierra
del peyote, que es considerado un lugar sagrado donde moran los dioses. El
objetivo de la peregrinación es doble: recolectar peyote para las ceremonias y
hallar a los dioses para «encontrar la vida».

Existen relaciones cercanas con los Coras, debido a que con ellos tienen
interacciones rituales importantes. Los huicholes abastecen a este grupo de
peyote.



En cambio las relaciones con los tepehuanes son delicadas, pues se han
suscitado conflictos en ciertas regiones por invasión de terrenos.




                                       31
MEXICANEROS.

(Durango - Nayarit).

El pueblo que vive en la región del gran nayar y habla la lengua náhuatl, se
llama a sí mismo mexicanero. Las principales comunidades mexicaneras son
Santa Cruz de Güejolota, en el municipio de Acaponeta, Estado de Nayarit (en
donde son vecinos del pueblo cora o náayariite), San Pedro Jícora y San
Buenaventura, en el municipio de Mezquital, Estado de Durango (en donde son
vecinos del pueblo tepehuán del sur u o’dam). Los mexicaneros también
comparten el territorio Nayar con el pueblo huichol. La mayoría de los
mexicaneros son bilingües (mexicanero-español), aunque también hay
trilingües y hasta algunos casos excepcionales de cuatrilingüismo (tepehuán-
huichol).

De acuerdo a la tradición oral, una peregrinación del norte iba siguiendo la
trayectoria de una águila que finalmente detendría su vuelo en Tenochtitlan;
algunos hijos de estos peregrinos se dispersaron llegando a su actual
asentamiento. Según otra versión, en el trayecto de la misma peregrinación,
algunos se quedaron en Guadalajara y de ahí llegaron a su actual
asentamiento.

Los mexicaneros acostumbran la residencia patrilocal, de manera que cuando
una pareja contrae matrimonio construye una casa cercana a la casa del padre
del esposo. El mismo sentido patrilineal tiene la herencia de la tierra.


                                     32
Los asentamientos son dispesos: unas cuantas familias ocupan el centro
político-religioso y otras las rancherías de la comunidad, localalidades que se
encuentran a cierta distancia del centro.

Existen dos tipos de vivienda: una, de temporada seca, cercana a las milpas;
otra, de tiempo de lluvia, que generalmente está en un cerro alejado de los
servicios del centro político-religioso de la comunidad. Las viviendas están
integradas generalmente por tres construcciones: dormitorio, cocina y
“carretón”, bodega elevada, descubierta al frente, donde se almacenan granos
y herramientas. Debido al clima, en temporada de calor se duerme a la
intemperie.

Durante la temporada seca, muchos mexicaneros migran temporalmente a la
costa nayarita, a los municipios de Acaponeta y Ruiz, en donde, se contratan
como jornaleros agrícolas para el ensarte de tabaco y el corte de caña.

Tras esta temporada de trabajo, regresan a sus comunidades para iniciar las
labores agrícolas y las ceremonias ligadas a ellas: los Xuravet, ceremonias de
petición de lluvia y salud.

Anualmente se realizan cinco Xuravet en la comunidad: el de los tamales
(febrero), el del agua (mayo) y el de la bendición del elote (septiembre); en
cada una de estas fechas, se realizan una o dos ceremonias hasta completar
cinco; en el ámbito familiar también se realizan los Xuravet como respecto a la
residencia y la herencia, con una tendencia patrilineal.

En todos los casos, los Xuravet se hacen en los patios, sean comunales o
familiares, se enciende una fogata, se danza, se reza, se acuerda quiénes irán
a “venadear” y, de ser exitosa la caza, se consume una comida ritual preparada
a base de venado. Estas ceremonias son conducidas por el mayor y la mayora
del patio, quienes mantienen su cargo hasta la muerte.

Además de las fiestas agrícolas de Xuravet, los mexicaneros celebran las
fiestas patronales, el carnaval, la semana santa y todos santos. Para estas
celebraciones, la máxima autoridad religiosa es el mayordomo, quien se ayuda
del prioste, el pasionero y el tinantzil o copalero.

Durante estas fiestas, los mayordomos se encargan de proveer al animal
sacrificial que servirá de alimento: la res.

Las autoridades civiles de la comunidad: gobernador, suplente, alguacil,
capitán de campo y ayudantes, participan y cooperan en la realización de las
diversas ceremonias religiosas.

Los médicos tradicionales descubren su vocación y aprenden su oficio en
sueños. Lo mismo que los mayores de patio, para poder ejercer su


                                      33
conocimiento, los médicos tradicionales deben ayunar y retirarse al monte un
mes al año durante cinco años.

Además de tratar diversas enfermedades (para cada una de las cuales tienen
una flecha, considerada medicina junto con el tabaco macuche que sirve de
correo para comunicarse con dios), los médicos tradicionales mexicaneros
llevan a cabo diversos ritos de paso: a las niñas, al cumplir el primer y el
segundo año de vida, cuando mudan, cuando les comienzan a crecer los senos
y al llegar la menarquía les hacen el cochiste; a los muertos, al cumplir un año
de fallecido se les realiza la “corrida del alma”.




CHICHIMECA JONAZ.

(San Luis Potosí - Guanajuato).

Los chichimeca jonaz utilizan la palabra úza, "indio", y su plural ézar, "indios"
para referirse a sí mismos y, en general, a cualquier persona indígena.
Solamente cuando hablan español emplean para autonombrarse las palabras
chichimeca, chichimeco, chimeco o meco.

                                       34
Habitan en una comunidad del municipio de San Luis de la Paz, en el estado
de Guanajuato, en un poblado que está a 2,070 msnm. Ellos nombran a este
lugar rancho uza (rancho indígena) o misión de chichimecas. La carretera del
municipio divide el asentamiento en dos partes, al poniente la misión de abajo y
al oriente la misión de arriba.

Para el año 2000, en el XII Censo General de Población y Vivienda, se
reportaron 1,641 chichimeca jonaz a nivel nacional, de los cuales 1,433
hablantes residían en el estado de Guanajuato, mientras que 115 habitaban en
San Luis Potosí. Su lengua pertenece a la familia otopame del tronco
otomangue y está estrechamente emparentada con las lenguas pames.

La comunidad ézar se encuentra en una zona semidesértica con un clima
semiseco. La temperatura media anual oscila entre los 14 y 20° C. Las
especies de la flora corresponden al matorral desértico de hojas pequeñas. Es
notorio el deterioro ecológico de la zona ya que han desaparecido muchos
cactus, mezquites y nopales para dar paso a las tierras de cultivo. Por otra
parte, la cacería extinguió algunas especies como el pavo silvestre, que se
cazaba todavía a principios de siglo.

Los ézar realizan trabajos como jornaleros, molineros, regadores o apicultores
en las comunidades y ranchos vecinos. Practican una agricultura de
autoconsumo, cultivando maíz, frijol, chile, calabaza, jitomate, camote y papa.
El maguey es cultivado comercialmente para la extracción de aguamiel y
quiote.

Sus casas habitación son de adobón y teja o de ladrillo con colado de cemento.
El piso es de tierra. La antigua vivienda tradicional estaba hecha de piedras
apiladas, sin ventanas, con techo de dos aguas cubierto de palma o pencas de
maguey, prácticamente ha desaparecido.

Las prendas tradicionales como los quexquémitl, una especie de abrigos de
palma y ciertos aditamentos de cuero, se dejaron de usar desde principios de
siglo. Actualmente visten a la manera del campesino mestizo. Las fiestas más
importantes para la comunidad son las de San Luis Rey de Francia y de la
Virgen de Guadalupe. El compromiso de la organización de las fiestas lo
heredan las familias. Un elemento importante en éstas, es la danza chichimeca,
que se representa en tres capillas. Los componentes sonoros son el violín, la
tambora y los machetes que entrechocan; los combatientes suman entre 15 y
45 personas.




                                      35
HUASTECOS.

(San Luis Potosí).

Los huastecos se llaman a sí mismos teenek, que deriva de la contracción
te’inik de te’, “aquí”, e inik “hombre”, significa literalmente “los hombres de
aquí"; su lengua, conocida también como tenek o teenek, deriva del tronco
maya y es el único idioma de esta familia, separado geográficamente del
territorio ocupado por los hablantes de otras lenguas mayenses.

Su territorio abarca una porción del noreste de San Luis Potosí y otra área del
noreste del estado de Veracruz, ambas en la región conocida como La
Huasteca.

Los municipios potosinos que concentran a la población teenek son: Aquismón,
Tanlajás, Ciudad Valles, Huehuetlán, Tancanhuitz de Santos, San Antonio,
Tampamolón Corona y San Vicente Tancuayalab. En Veracruz destacan
Tantoyuca, Chontla, Chinampa de Gorostiza, Tempoal y Tantima.

El clima es cálido húmedo con una temperatura media anual de 23.5°C. El área
está cubierta por una red fluvial compuesta por una gran cantidad de arroyos
estacionales que alimentan a diversos ríos, en donde predominan los bosques
tropicales.

En el XII Censo General de Población y Vivienda 2000, se registraron 150 257
hablantes de huasteco a nivel nacional, de los cuales 87 327 se concentraban
en 17 municipios de San Luis Potosí y 51 625 en 15 municipios de Veracruz,
aunque otros núcleos importantes se encontraron en Tamaulipas con 4 083
hablantes y Nuevo León con 2 457.


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Su hábitat, otrora exuberante, hoy está sujeto a un proceso de degradación
irreversible, con una deforestación creciente de las partes serranas y la
contaminación de las aguas de algunos de los ríos.

Son un pueblo agricultor, que además del maíz y frijol produce algunos cultivos
comerciales como la caña de azúcar, el café en pequeña escala, el ajonjolí, el
arroz y el cacahuate y frutales como la naranja, el plátano, la piña y el mango.

Su economía se complementa con el trabajo asalariado de los jóvenes que
migran temporalmente a los centros urbanos y a las regiones productoras de
caña u hortalizas de La Huasteca.

Las comunidades huastecas cuentan con una jerarquía de cargos que
constituyen el gobierno comunal y a cuya cabeza se encuentra un consejo de
ancianos conocido como los "principales", quienes son consultados en los
asuntos más importantes de orden colectivo.

Las mujeres huastecas mantienen su indumentaria tradicional que consiste en
un enredo de tela negra de percal o sintética, amarrado a la cintura con una
faja y una blusa de corte cerrado. Encima llevan el dhayem (o quexchémitl en
náhuatl) con bordados de cruces simbolizando los puntos cardinales, árboles
de la vida, animales y flores. El tocado o petob es un arreglo del cabello
trenzado en círculo alrededor de la cabeza con estambres de colores. Aunque
muchas jóvenes actualmente visten a la manera de las campesinas mestizas,
usan su vestido tradicional en los días de fiesta.

A mediados de la década de los 70 la fuerte presión sobre la tierra en la región
huasteca generó un gran movimiento social de solicitantes de tierra en donde
ocuparon un lugar destacado las comunidades teenek. El movimiento logró la
expropiación de grandes latifundios de la región.




                                      37
PAMES.

(Querétaro - San Luis Potosí).

Los pames se llaman a sí mismos xi’ui que significa «indígena», este término
se utiliza para referirse a toda persona descendiente de no mestiza.

La región pame, también conocida como pamería, se encuentra en la región
montañosa y desértica de la sierra madre oriental del estado de San Luis
Potosí y una pequeña fracción del norte de Querétaro. Dentro del primero, la
zona xi’ui comprende cinco municipios: Ciudad del Maíz, Alaquines, Tamasopo,
Rayón y Santa Catarina. En el estado de Querétaro se ubican principalmente
en los municipios de Jalpa de Serra y Arroyo Seco.

El territorio presenta variaciones altitudinales que van de los 350 a los 1 640
msnm, con tres tipos contrastantes de vegetación. Una boscosa de encino y
pino en las zonas más elevadas; otra tropical de hojas perennes, con
abundancia de palo mulato, cedro rojo, encino y roble en el municipio de
tamasopo y el este del de ciudad maíz, y finalmente una vegetación de tipo
matorral submontano con huizache, mezquite, cactus y agaves en los
municipios de Ciudad Maíz y Alaquines.

El XII Censo General de Población y Vivienda (2000) registró 8 312 hablantes
de pame a nivel nacional. En el estado de San Luis Potosí se encontraron 7
975 hablantes de pame concentrados en los municipios de Santa Catarina,
Tamasopo y Rayón. En el estado de Querétaro se registraron 104, aunque
otras fuentes reportan la existencia de un número mayor.

Algunos especialistas consideran que existen por lo menos dos lenguas
pames: el pame del norte y el del sur. Estas forman parte del tronco lingüístico
otomangue, familia otopame. El pame del norte también es conocido como xi

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yui, xi’ yui, xi’oi, xigue o xiuch, en tanto que, en Hidalgo, el pame del sur es
llamado meco.

Cada individuo que forma una nueva familia construye su vivienda ayudado por
sus familiares y amigos; la construcción de la vivienda es un asunto
exclusivamente masculino. La casa habitación tradicional es un jacal de planta
cuadrada o rectangular, a veces con uno o dos lados redondeados, las paredes
son de una hilera de varilla de madera o dos hileras que contienen piedras, en
ocasiones las paredes se enjarran con lodo. También son comunes las paredes
de tablones o de adobes. Los techos por lo general son de «dos aguas»
cubiertos de palma, aunque cada vez son más comunes los techos de lámina
galvanizada.

En el aspecto de indumentaria, los xi’ui no se distinguen de la población
mestiza, dado que siguen el patrón común de la población rural regional.

Con las fibras de la palma las mujeres hacen chiquihuites, petates y
venteadores; también elaboran piezas de alfarería como son comales, cántaros
y otros enseres de cocina.

Los hombres xi’ui elaboran canastos y colotes de carrizo, además de fabricar
en madera una serie de implementos necesarios para las labores agrícolas y el
menaje doméstico, de este mismo material también fabrican máscaras. La
producción artesanal se dedica tanto al autoconsumo como al mercado.




                                      39
HUICHOLES

(Durango - Jalisco - Nayarit)

Los huicholes se llaman a sí mismos wirrárika, o su plural, wirraritari. Habitan al
norte del estado de Jalisco en los municipios de Mezquitic y Bolaños; en el
estado de Nayarit en La Yesca y El Nayar y hay grupos minoritarios en los
estados de Zacatecas y Durango.

La lengua huichol pertenece al tronco yuto-nahua, familia corachol. También se
le conoce como huixarica, o tejí niukiyari.

Según el XII Censo General De Población y Vivienda (2000), en el estado de
Nayarit existían 16 932 hablantes de huichol; 10 976 en Jalisco; 1 435 en
Durango y 330 en el estado de Zacatecas, ascendiendo a 30 686 el número de
hablantes a nivel nacional.

Son cinco los centros ceremoniales en donde se instalan los gobiernos
tradicionales: San Andrés Cohamiata, Santa Catarina Cuexcomatitlán, San
Sebastián Teponahuaxtlán y Tuxpan de Bolaños en el estado de Jalisco y
Guadalupe Ocotán en Nayarit.

La región que habitan, llamada por ellos Huicot, es atravesada por la Sierra
Madre Occidental, cuenta con elevaciones que van de los 1 000 a los 3 000
msnm, encontrándose profundas barrancas, que hacen del territorio una zona
de difícil acceso.

Debido a estas condiciones orográficas, las vías de comunicación terrestre son
escasas; no existen carreteras pavimentadas, por lo que la comercialización es
difícil.

El patrón de asentamiento es disperso. Se calcula que existen alrededor de
400 rancherías en un área de 4 107 km.

Gran parte de las casas están construidas con adobe, otras con piedras
recubiertas de lodo y con techos de paja. Hay casas con una sola habitación
que tienen doble función: sirven como dormitorio y a la vez como cocina. En
algunos lugares hay casas con varias habitaciones. En tiempo de calor, los
huicholes tienden a dormir al aire libre o en las construcciones donde
almacenan el grano. Junto a la vivienda construyen pequeñas casas llamadas
ririki, «casas de dios», que son pequeños templos de adobe dedicados a las
deidades y ancestros.La vestimenta varía de una región a otra y se caracteriza
por su llamativa y elaborada confección, sobre todo del traje masculino. Los
bordados de los trajes de San Andrés Cohamiata y Santa Catarina
Cuexcomatitlán son más vistosos que los de San Sebastián y Tuxpan.




                                        40
La indumentaria de las mujeres consiste en una blusa corta de un sólo color,
enaguas interiores y exteriores, un manto floreado para cubrir la cabeza y
collares de chaquira. Los hombres usan pantalones de manta blanca
(shavaresh) y camisas del mismo material que tienen abierta la parte inferior de
las mangas (rahuarero); dichas prendas están bordadas con diseños simétricos
de colores.

Los huicholes usan sombrero de palma con adornos de chaquira o bolas de
estambre, una capa cuadrangular doblada a la mitad que se coloca sobre los
hombros y, eventualmente, aretes y pulseras de chaquira. Para amarrar los
faldones de la camisa a la cintura se usan cintas de lana.

Cada hombre lleva consigo varios morrales pequeños; calzan huaraches o
zapatos deportivos.

En su territorio las superficies aptas para el cultivo son escasas debido a que
predominan los terrenos inclinados.

Datos proporcionados por la Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos,
informan que existen 140 mil has. De área boscosa en la región, las cuales en
su mayoría son explotadas por compañías del estado de jalisco. La explotación
forestal ha dado beneficios mínimos a la población local y ha incrementado la
erosión de los suelos.

Las actividades productivas que se realizan son principalmente para el
autoconsumo: agricultura, pesca y caza. Los cultivos básicos son el maíz,
calabaza, amaranto, frijol, chile y algunos frutos.

Existe una importante migración temporal. Conservan aún rasgos de un pueblo
seminómada; su vida religiosa, política y económica está organizada de tal
modo que constantemente cambian de lugar de residencia.

Entre las autoridades tradicionales se encuentran los kawiteros (ancianos
virtuosos), quienes han cumplido con las obligaciones civiles y religiosas de la
localidad, además de ser conocedores de la tradición del grupo, por lo que son
las personas más respetadas de la comunidad.

Una de las características principales de su religión es la asociación que se da
entre el maíz, el venado y el peyote. Su mitología en general hace referencia a
estos elementos, por lo que los rituales, las fiestas, la organización material y
temporal de la vida gira muchas veces alrededor de ellos.

El maíz y el venado representan el sustento vital, en tanto que el peyote es el
medio más importante para trascender el mundo profano y la manifestación
material más obvia de lo sagrado, es el intermediario entre el hombre y las
deidades.


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Una de las fiestas más importantes es la del maíz tostado que se lleva a cabo
durante el desmonte y quema de los terrenos, en este ritual se manifiesta la
unión de los tres elementos centrales de su religión: el maíz, el venado y el
peyote.

Durante la temporada de sequía se realiza la peregrinación a Wirikuta, la tierra
del peyote, que es considerado un lugar sagrado donde moran los dioses. El
objetivo de la peregrinación es doble: recolectar peyote para las ceremonias y
hallar a los dioses para «encontrar la vida».

Existen relaciones cercanas con los Coras, debido a que con ellos tienen
interacciones rituales importantes. Los huicholes abastecen a este grupo de
peyote.

En cambio las relaciones con los tepehuanes son delicadas, pues se han
suscitado conflictos en ciertas regiones por invasión de terrenos.




CORAS.

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(Nayarit).

Los coras se llaman a sí mismos nayeri, aunque existen gentilicios para los
habitantes de cada comunidad, de tal manera que a los de Santa Teresa se
nombran "quamaruchi", los de Jesús María "ahusete" y los de Mesa del Nayar
"yohke".

Habitan en la porción noreste del estado el Nayarit sobre todo en los municipios
de Acaponeta, El Nayar, Rosamorada, Ruiz y Tepic. Comparten un territorio
con otros grupos indígenas: huicholes, mexicaneros (hablantes de náhuatl),
tepehuanos y mestizos.

De acuerdo al XII Censo General de Población y Vivienda (2000), se
registraron 15 389 hablantes de cora en el estado de Nayarit y 16 410 a nivel
nacional. Su lengua, también conocida como nayari, niuucari o naayeri, se
deriva del tronco lingüístico yuto-nahua y junto con el huichol constituye la
familia cora-chol.

La indumentaria femenina se compone de una amplia falda floreada, cuyo largo
varía de acuerdo a la comunidad, combinada con una blusa de color brillante.
El atuendo se complementa con collares, aretes, huaraches de plástico y
rebozo negro. Los hombres visten pantalón de manta, camisa de color claro,
sombrero y en la mayoría de los casos, huaraches de piel. Tanto hombres
como mujeres utilizan morrales de lana o algodón tejidos por las mujeres en
telares de cintura, adornados con flores, animales u otros motivos. El territorio
cora abarca alrededor de 220 000 has. En la sierra del Nayar, a una altura que
varía entre los 700 y los 2 000 msnm.

La región está surcada por cerros áridos de cuya base parten estrechas
quebradas, formando barrancas en toda el área. En tiempo de lluvias, en esta
orografía se forman torrentes que corren entre acantilados y desfiladeros.

Uno de éstos, la cañada del río de Jesús María, divide al altiplano en dos,
sirviendo de límite entre el territorio de coras y huicholes.

Debido a la diversidad topográfica, existen diferentes tipos de clima que van
desde el tropical hasta el templado y árido. La flora incluye árboles como el
cedro, amapa, chicozapote, caoba, zacate, higuera, guásima, guanacastle,
ceiba, gascalate y mezquite.

La mayoría de los pueblos coras se asientan en la tierra caliente, donde
practican una agricultura de subsistencia y una ganadería doméstica con la cría
de bovinos, ovinos, caprinos, porcinos, ganado caballar y mular, así como la
cría de abejas, gallinas y guajolotes. Para completar el ingreso familiar, los
varones suelen migrar temporalmente a la costa para trabajar en el corte del



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tabaco o en la pizca de maíz. Durante el ciclo agrícola, las familias abandonan
su residencia para establecerse cerca de los campos de cultivo.

Su gobierno está compuesto de un cuerpo de autoridades tradicionales que se
rotan entre cargos civiles (gobernador, alguaciles, justicias y centuriones) y
religiosos (mayordomos y tenanches). En este sistema de cargos participan
todos los varones adultos de la comunidad prestando servicio durante un año y
ascendiendo poco a poco en la jerarquía.

Dentro de sus celebraciones religiosas destacan los mitotes, dedicadas al
cultivo del maíz que puede tener un carácter familiar o comunal y en donde
participan cantadores, músicos, danzantes narradores de sus mitos. También
destacan las celebraciones de Semana Santa, del día de muertos (1 y 2 de
noviembre), la de la Epifanía (6 de enero), la del Apóstol Santiago (25 de julio),
la del Arcángel Miguel (29 de septiembre) y la Virgen de Guadalupe (12 de
diciembre).

Sus historias antiguas se transmiten oralmente de generación en generación y
en ellas se narra cómo se construyó el mundo, se obtuvo la lluvia, el fuego, el
tabaco o el maíz. Sus deidades están relacionadas con la naturaleza: el sol, la
lluvia, el agua, el fuego, el mar, etcétera.




OTOMÍES.


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(Puebla - Hidalgo - Michoacán).

Los otomíes del Valle del Mezquital, Hidalgo, se llaman a sí mismos hñä hñü,
de hñä, hablar y hñü, nariz, es decir, los que hablan la lengua nasal, aunque los
otomíes de la sierra oriental se refieren a sí mismos como n’hyühü.

Son un pueblo montañés que habita en las zonas de tierra fría y templada del
centro de la República mexicana y sus altiplanos: la sierra de las cruces, la
meseta de Ixtlahuaca-Toluca, la escarpa occidental de la mesa central, los
valles de Querétaro e Hidalgo, la Sierra Gorda, el Valle del Río Laja, los valles
de Guanajuato, la sierra de Puebla y algunos lugares en el estado de
Michoacán y Tlaxcala.

Las lenguas otomíes, también conocidas como hia hiu, hña’no, ñah ñu, ñuhu,
ñ’ah ñu, jia jiu o ra yuhu, se derivan del tronco otomangue, familia otopame. En
el censo general de población y vivienda (2000) se registraron 291 722
hablantes de otomí a nivel nacional, concentrados principalmente en los
estados de Hidalgo, México, Quéretaro, Distrito Federal, Michoacán, Veracruz
y Puebla.

Son un pueblo agrícola cuya base nutricional es el maíz y el pulque, bebida
fermentada que obtienen de la planta de maguey. En algunos lugares además
de la milpa, producen ciertos cultivos comerciales como el trigo, la cebada, el
cacahuate, el café, el jitomate y el garbanzo.

En las zonas frías es común la cría de borregos, especialmente para la
obtención de lana que utilizan para el tejido de algunas prendas. Practican la
alfarería, el tejido de cestería y en algunos lugares se conserva la técnica
prehispánica del tejido de telar. Para complementar su economía, los hombres
se ven obligados a migrar temporalmente para emplearse como jornaleros o
peones en las ciudades o incluso viajan a Estados Unidos.

La indumentaria masculina se asemeja a la de los campesinos de la región. En
el caso de las mujeres, son las ancianas quienes suelen usar la blusa
tradicional de manta con bordados de colores en cuello y mangas. Encima de
ésta llevan un quexquémitl o en su defecto, un rebozo.




                                       45
TEPEHUAS.

(Veracruz - Hidalgo - Puebla).

La lengua tepehua, junto con el totonaco forman la familia totonaca-tepehua. La
palabra tepehua es de origen náhuatl, su significado literal es «cerro-dueño».

No obstante, el grupo se llama a sí mismo kitndnkanma-kalkaman «nosotros
somos de idioma tepehua» o bien hamaispini, «dueños del cerro». El primer
gentilicio es de uso común en Pisaflores, municipio de Ixhuatlán de Madero,
Veracruz, mientras que el segundo se menciona con más frecuencia en
Chintipan, comunidad del municipio de Tlachichilco.

En el año 2000, el Censo General de Población y Vivienda reportó la existencia
de 9 435 hablantes de tepehua a nivel nacional, la mayoría de ellos,
concentrados en el Estado de Veracruz y en menor medida en Hidalgo y
Puebla. A su lengua también se le conoce con los nombres de chahuindi,
hamasipini o lhimak’alhk’ama’.

El territorio donde vive este pueblo forma parte de la Sierra Madre Oriental y
comprende el norte del Estado de Puebla y regiones colindantes de Veracruz e
Hidalgo. El clima es tropical y subtropical, influido por la proximidad de la costa
del golfo, lo cual favorece lluvias, neblina y humedad constantes.

Por la zona cruzan los ríos Pantepec y Vinazco, alimentados por un conjunto
de afluentes, entre los cuales figuran el Pilpuerta, el Beltrán, el Limón y Arroyo
grande. En éstos se pesca mojarra, charal, bagre, un pequeño camarón
conocido como acocil y la acamaya, especie de langostino de agua dulce.

Los terrenos aprovechados para el cultivo circundan los poblados, y más allá
de ellos se encuentran los pastizales y bosques de los cuales las familias
extraen bienes, sobre todo madera para la construcción de casas, leña,
etcétera.

Todavía quedan restos del bosque tropical perennifolio, y las variedades de
árboles maderables que allí se encuentran son: cedro, capomo, chicozapote,
tempisque, ceiba, palo de rosa y algunos ejemplares de caoba. La tala es



                                        46
inmoderada y por ende es factible que las especies de potencial económico
tiendan a desaparecer.

Los tepehuas practican la agricultura de roza, tumba y quema; debido a la falta
de tierras, casi ya no practican la rotación de suelos. Los cultivos más
importantes para el sustento son maíz, frijol, haba y quelites; la caña de azúcar
y el café se cultivan para la venta.

Las casas son amplias y con techos de cuatro aguas. Lo habitual es construir
varios recintos con distinta función cada uno. Por ejemplo, una familia puede
disponer de cuatro inmuebles: en uno se encuentra la cocina y el lugar que
sirve para comer y dormir, otro está destinado a hacer el pan, el tercero a
guardar el maíz y otro más para guardar la ropa.

Alrededor de las casas se encuentra el chiquero y el corral.



Allí están las gallinas, guajolotes, pollos u otros animales, ya que es tradición
de toda la familia contar con, por lo menos, tres parejas de animales. Las casas
se fabrican con los siguientes materiales: para las paredes, carrizos, varas y
lodo; para los techos, dependiendo de las posibilidades económicas, palma,
lámina de cartón o de metal.

Los tepehuas presentan una notable afinidad cultural con los nahuas, totonacos
y otomíes que habitan en la región, pues se desenvuelven en el mismo
ambiente y las evidencias parecen indicar que tal ha sido la situación desde
tiempos prehispánicos. A pesar de que cada pueblo conserva su propio idioma,
se mantiene con mucha pureza una tradición común, sobre todo en lo que se
refiere a la indumentaria, las danzas y la fabricación y uso de papel amate.
Incluso, en los mercados locales es común que se reúnan indígenas
pertenecientes a diferentes grupos, como en el caso del mercado de Xicotepec
de Juárez, Puebla, donde comercian totonacos, tepehuas y nahuas.




                                       47
TOTONACAS.

(Veracruz - Puebla).

El vocablo totonaca se compone de los términos tu’tu o a’ktu’tu, que se refiere
al número tres y nacu’ que significa «corazón».

Los totonacas emplean este término en el sentido de que Cempoala, Tajín y
Castillo de Teayo son los tres centros representativos del grupo, los tres
centros o tres corazones de su cultura.

El idioma totonaca y el tepehua pertenecen a la familia totonaca-tepehua. La
lengua totonaca también es conocida como Tachihuiin, Tachuhuiin, Totonaco,
Tutunakuj o Tutunacu.

El XII Censo General de Población y Vivienda (2000) registró un total de 240
034 hablantes de esta lengua, la mayoría de los cuales habitaban una porción
de la planicie costera norte del Estado de Veracruz y en la Sierra Norte de
Puebla. En esta última región tienen una presencia significativa en 27
municipios y en 14 del Estado de Veracruz.

La región totonaca abarca desde el Río Cazones al norte, hasta Jalacingo al
sur; y desde Xicotepec de Juárez y Zacatlán en el Estado de Puebla, hasta las
costas del Golfo de México.

Comprende dos áreas ecológicas: la sierra, en las pendientes orientales de la
Sierra Madre Oriental, en el Estado de Puebla, y la planicie costera.

Los totonacas son agricultores. Producen maíz, frijol y calabaza para el
autoconsumo, y café para la venta. En la planicie también siembran vainilla,
caña de azúcar, tabaco, algodón y cacao, cultivos comerciales que les
proporcionan ingresos monetarios.

Los totonacas fabrican productos artesanales para uso familiar o ceremonial
como cestos, vasijas, juguetes, incensarios de barro, máscaras de madera y
ornamentos de palma. Las mujeres utilizan el telar de cintura para confeccionar
prendas de su vestimenta tradicional y algunos otros productos comerciales
como servilletas, manteles y toallas.

Actualmente los totonacas conservan estrategias ancestrales de
aprovechamiento de los microagroecosistemas; poseen parcelas de tierra en

                                      48
diferentes altitudes y sobre laderas con distintas pendientes, así diversifican su
calendario agrícola, siembran diversos productos y aprovechan mejor la fuerza
de trabajo familiar.

En la zona costera la industria petrolera ha contaminado el agua y el suelo. Los
bosques templados en la sierra norte de Puebla y la selva tropical húmeda de
las llanuras veracruzanas sufren una tala inmoderada; esto ocasiona la
desaparición de fauna que era para los totonacos una importante fuente
alimenticia. Se han extinguido el venado cola blanca, el venado temazate y el
jabalí o pecarí de collar.

La indumentaria femenina se compone de camisa bordada en punto de cruz y
punto pasado, enredo, faja y quexquémitl.



La vestimenta masculina se compone de camisa con cuello cuadrado y bata
ancha, calzón, faja, pañuelo y morral. En los pueblos de la sierra se usan los
huaraches; los papantecos usan botines y un pañuelo de algodón enrollado al
cuello o en la bolsa de la camisa.

Con la apertura de carreteras en la zona en la década de los 50, los totonacos
se desplazaron a las ciudades cercanas en busca de trabajo asalariado.




                                       49
POPOLUCAS.

(Veracruz).

Se consideran a sí mismos como los hijos de homshuk, el dios del maíz, y se
identifican más con el vocablo popolucas, que por los términos nativos de
núntaha’yi, tuncapxe, yaac avu, nuntajuyi o el de anmati, palabras que denotan
su filiación lingüística. También han sido llamados olmecas, zoque-popolucas y
mixe popolucas.

La lengua popoluca deriva del tronco mixe-zoque; el popoluca de la sierra y de
texistepec tienen más cercanía con el zoque, en tanto que el popoluca de
Sayula y de Oluta con el mixe.

El XII Censo General de Población y Vivienda (2000) registró 38 139 hablantes
de popoluca en el país, siendo Veracruz su más importante asiento con 36 643
personas hablantes de esa lengua, es decir, el 96% del total nacional.

La región istmeña de Veracruz se caracteriza por ser un espacio relativamente
plano, que comienza a ser interrumpido por las estribaciones serranas que
corresponden al Sistema Montañoso de los Tuxtlas y se asigna como su punto
más alto el volcán de San Martín con una altitud de 1 764 msnm. La franja
montañosa ocupada por los popolucas es conocida como la sierra de Santa
Martha, en ella se ubica de manera destacada la población de soteapan a 499
msnm. Por su lado, Sayula se ubica en la zona más plana a 138 m. de altitud.

Debido a un proceso de transformación de la actividad productiva, que pasó de
la agricultura a la ganadería en el istmo veracruzano, el espacio popoluca
también se ha transformado; se ha reducido la producción maicera en favor de
los cultivos forrajeros y comerciales. Los ejidatarios popolucas se han visto
obligados a rentar sus tierras a los ganaderos particulares o a los mestizos que
no se dan abasto con sus superficies de pastura, por lo que muchos de ellos
dependen, a través del sistema de aparcería, de los ganaderos y caciques
locales.

La vestimenta tradicional consistía en una manta tejida de algodón que se
enrollaba en la cintura, sujetada con una faja que también era tejida, quedando
el torso desnudo. En nuestros días, prácticamente ha desaparecido entre las
mujeres popolucas este tipo de indumentaria, conservándola sólo las mujeres
nahuas de la región. Ahora usan vestidos de faldas amplias y de colores
intensos de confección casera, delantal y rebozo. Pocos hombres usan el típico


                                      50
calzón de manta, aunque todavía calzan huaraches tanto hombres como
mujeres.

Además de la religión católica, los popolucas conservan algunas ceremonias
de origen prehispánico, con relación a las actividades agrícolas, la caza y la
pesca, venerando al huracán, dios del viento y a homshuk, el dios del maíz
entre otras deidades menores.




MAZAHUAS.

(Estado de México - Michoacán)

Los mazahuas se llaman a sí mismos jñatjo. Se localizan en la parte noroeste
del Estado de México y en una pequeña área del oriente del Estado de
Michoacán.

La topografía de este territorio topografía se caracteriza por contar con un
sistema montañoso de mediana altura. Los municipios que concentran la

                                      51
población mazahua son once, de los cuales diez se localizan en el Estado de
México: Almoloya de Juárez, Atlacomulco, Donato Guerra, El Oro de Hidalgo,
Ixtlahuaca, Jocotitlán, San Felipe del Progreso, Temascalcingo, Villa de Allende
y Villa Victoria; y uno, Zitácuaro, en el Estado de Michoacán.

La región presenta un sistema montañoso constituido por pequeñas cordilleras
de mediana altura que forman parte de la Sierra Madre Occidental y
ramificaciones de la cordillera neovolcánica. Existen notorios contrastes: áreas
boscosas y otras semidesérticas o con un alto grado de erosión. Algunas
montañas están cubiertas por bosques de árboles maderables.

La caza furtiva y la deforestación en la región, han originado que las especies
de flora y fauna se encuentren en peligro de extinción.

De acuerdo con los datos del censo del INEGI del año (2000), en el país había
133 430 personas de 5 años y más hablantes de lengua mazahua. De éstas, el
90% se localizan en el Estado de México constituyendo el grupo indígena
mayoritario en esa entidad.

La lengua mazahua se ubica en la familia otopame del tronco lingüístico
otomangue. Esta lengua, conocida también como hnatso, hnatzo, ji naa o
jñatjo, se encuentra emparentada con las lenguas otomí, pame, matlatzinca,
ocuilteca y chichimeca.

En la región mazahua se produce principalmente maíz y en menor cantidad
frijol, trigo, cebada, avena y papa; en algunos municipios cultivan chícharo,
hortalizas y flores. La producción es básicamente para autoconsumo. La
actividad pecuaria es de baja escala, no obstante constituye un apoyo
importante para la economía familiar, principalmente la cría de ganado ovino y
bovino. En algunos municipios se produce madera en rollo, raja para leña y
carbón de encino.

Las actividades productivas las realizan en forma familiar y recurren a sus
parientes más cercanos en la época de mayor trabajo en los cultivos. Utilizan
herramientas tradicionales como mulas y bueyes en las labores agrícolas; en
las mesetas y valles recurren al tractor para la roturación, barbecho, rastra y
apertura de surcos, en algunos casos utilizan también la sembradora.

Debido a la insuficiente producción de alimentos, la mala calidad del suelo y el
extremo minifundismo, los mazahuas han tenido que emigrar en busca de
trabajo.

Los lugares más importantes de atracción migratoria son las ciudades de
México y Toluca. La población migrante está formada tanto por hombres como
por mujeres; ellos, empleándose como peones en lugares cercanos o como
albañiles y obreros en los centros urbanos, las mujeres como sirvientas o como


                                      52
vendedoras ambulantes; en la Ciudad de México, a estas últimas se les
identifica como «Marías».

La indumentaria de este grupo se ha transformado. Actualmente la ropa
tradicional está más arraigada en las mujeres; consta de falda y blusa de tela
de satín de colores fuertes y brillantes (azul rojo, rosa mexicano y verde limón).
La falda es plisada con adornos de encaje en su alrededor. La blusa, del mismo
material, tiene adornos de encaje o de la misma tela en el cuello, pecho y
espalda. Usan una falda interior blanca de manta o popelina plisada y adornada
con una tira bordada que sobresale a la falda de color. Para protegerse del frío
se cubren con un quexquémitl que consta de dos tiras anchas unidas en forma
de triángulo, de tal manera que queda un hueco por el que introducen la
cabeza. Esta prenda es de lana de color azul, negro o café con delgadas
líneas blancas, con bordado de flores o grecas alrededor del cuello.

En distintas localidades de la región se confeccionan cobijas, fajas, tapetes,
cojines, manteles, morrales y quexquémitl de lana. En San Felipe del Progreso
hay personas que se dedican a la elaboración de piezas de plata como
arracadas, anillos, collares y pulseras; en distintas ocasiones han recibido
premios por la técnica y por la belleza de sus obras. El grupo mazahua
mantiene el trabajo colectivo llamado «faena» que consiste en la cooperación
de los miembros de la comunidad para la realización de obras o trabajos de
beneficio colectivo como son escuelas, mercados y caminos.

En la actualidad los cargos religiosos tradicionales como el de la mayordomía
se practica cada vez menos, principalmente entre los jóvenes; son los ancianos
quienes tratan de mantenerlos. Las principales fiestas religiosas que se
celebran son las del santo patrono de cada comunidad, la de la Virgen de
Guadalupe, semana santa, y la de Nuestro Padre Jesús en San Felipe del
Progreso, durante la segunda semana de enero.




                                       53
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  • 2. COCHIMÍ (Baja California Norte) En la parte norte del territorio de Baja California, específicamente en los municipios de Ensenada, Tecate y Mexicali, se asientan cinco grupos indígenas que tienen un origen común. De acuerdo con el sitio ocupado en el territorio, las etnias bajacalifornianas reciben distintos nombres; así los cochimí y kumiai son llamados habitantes de la meseta; los cucapá son conocidos como rieños y los paipai y kiliwa reciben el apelativo de serreños. El clima de la región es seco y extremoso. En la costa, la altitud oscila de los cero a los 500 msnm, en tanto que en la serranía llega a alcanzar hasta 2 000 m. el suelo es árido y semiárido con una vegetación en donde predominan los matorrales dispersos. Entre la flora encontramos gobernadora, palo verde, torote, jojoba, palo fierro, biznaga y otros cactos. En la sierra se encuentran bosques de pino enano. Los cochimí, conocidos también como diegueños o laymon, se autonombran en su lengua m’ti-pa. Ocupan las mesetas costeras de los municipios de Tecate, Tijuana y Ensenada; sus principales núcleos de población están en las localidades de la Huerta, Ojos Negros, Peña Blanca y español de Manteca. En el XII Censo General de Población y Vivienda (2000), se registró un total de 82 hablantes de cochimí, 80 de los cuales se encontraban en Baja California. 2
  • 3. CUCAPÁ. (Baja California Norte). En la parte norte del territorio de Baja California, específicamente en los municipios de Ensenada, Tecate y Mexicali, se asientan cinco grupos indígenas que tienen un origen común. De acuerdo con el sitio ocupado en el territorio, las etnias bajacalifornianas reciben distintos nombres; así los cochimí y kumiai son llamados habitantes de la meseta; los cucapá son conocidos como rieños y los paipai y kiliwa reciben el apelativo de serreños. El clima de la región es seco y extremoso. En la costa, la altitud oscila de los cero a los 500 msnm, en tanto que en la serranía llega a alcanzar hasta 2 000 m. el suelo es árido y semiárido con una vegetación en donde predominan los matorrales dispersos. Entre la flora encontramos gobernadora, palo verde, torote, jojoba, palo fierro, biznaga y otros cactos. En la sierra se encuentran bosques de pino enano. Los cucapá se autonombran es-pei, viven en las vegas del río Colorado o Hardy, al sur del valle de Mexicali, en las localidades el mayor indígena, Pedro Cervantes, colonia Carranza y los ejidos de Zacatecas, Durango y Nuevo León. Existen otras dos áreas territoriales de menor importancia poblacional: una en la Poza de Arvizu, municipio de San Luis Colorado, en Sonora y otra en las reservas de Somerton, Estados Unidos. En el XII Censo General de Población y Vivienda (2000), se registró un total de 178 hablantes de esta lengua, de los cuales 82 habitaban en Baja California y 94 en Sonora. KILIWA 3
  • 4. (Baja California Norte). En la parte norte del territorio de Baja California, específicamente en los municipios de Ensenada, Tecate y Mexicali, se asientan cinco grupos indígenas que tienen un origen común. De acuerdo con el sitio ocupado en el territorio, las etnias bajacalifornianas reciben distintos nombres; así los cochimí y kumiai son llamados habitantes de la meseta; los cucapá son conocidos como rieños y los paipai y kiliwa reciben el apelativo de serreños. El clima de la región es seco y extremoso. En la costa, la altitud oscila de los cero a los 500 msnm, en tanto que en la serranía llega a alcanzar hasta 2 000 m. el suelo es árido y semiárido con una vegetación en donde predominan los matorrales dispersos. Entre la flora encontramos gobernadora, palo verde, torote, jojoba, palo fierro, biznaga y otros cactos. En la sierra se encuentran bosques de pino enano. Los kiliwa se denominan a sí mismos ko’lew, que significa «hombre cazador». Su lengua es conocida también con los nombres de quinicua, quiniwa, kolew, kj’wash, koj wash o ko’ jwaksh. Sus principales asentamientos están en las rancherías localizadas en el área conocida como Arroyo de León y en algunas comunidades como Santa Catarina, conviven con miembros del grupo Paipai. Esta región se ubica en el municipio de Ensenada, delegación del Álamo, dentro del valle de La Trinidad, al norte de la sierra de San Pedro Mártir y al sur de la sierra de Juárez, específicamente en las estribaciones de una pequeña serranía llamada localmente sierra de los tecolotes. En el XII Censo General de Población y Vivienda (2000) se reportaron 52 hablantes de este idioma, la mayoría de los cuales se encontraban en Baja California. Las actividades productivas de la población indígena originaria de la entidad dependen, por un lado, de las condiciones del terreno ocupado y los recursos naturales que les proporciona su entorno y, por otro, del desarrollo de las actividades agropecuarias e industriales en tierras o poblados vecinos. En general, todos se dedican a las labores agrícolas y ganaderas dentro de sus propios terrenos o contratándose como jornaleros en los pueblos cercanos. Una fuente de ingresos proviene del trabajo eventual que desempeñan en la rama industrial de la región y de la elaboración de artesanías tradicionales que venden ocasionalmente en los mercados de sus localidades. El cultivo de maíz, frijol, cebada y trigo, así como la recolección de frutos silvestres, cumplen funciones generalmente de autoconsumo en todos los grupos. La vivienda tradicional se construye aprovechando los materiales del lugar, tales como mezquite, álamo, sauce, chamizo, carrizo y cachanilla. Los servicios de electricidad, drenaje y agua entubada son deficientes. 4
  • 5. Todos los asentamientos indígenas se encuentran comunicados a través de caminos de terracería, brechas y caminos rurales que conectan a la red carretera federal. KUMIAI. (Baja California Norte). En la parte norte del territorio de Baja California, específicamente en los municipios de Ensenada, Tecate y Mexicali, se asientan cinco grupos indígenas que tienen un origen común. De acuerdo con el sitio ocupado en el territorio, las etnias bajacalifornianas reciben distintos nombres; así los cochimí y kumiai son llamados habitantes de la meseta; los cucapá son conocidos como rieños y los paipai y kiliwa reciben el apelativo de serreños. El clima de la región es seco y extremoso. En la costa, la altitud oscila de los cero a los 500 msnm, en tanto que en la serranía llega a alcanzar hasta 2 000 m. el suelo es árido y semiárido con una vegetación en donde predominan los matorrales dispersos. Entre la flora encontramos gobernadora, palo verde, torote, jojoba, palo fierro, biznaga y otros cactos. En la sierra se encuentran bosques de pino enano. Los kumiai o kimiai, se llaman a sí mismos ti’pai. Sus comunidades se ubican en las mesetas costeras y están distribuidas en tres áreas territoriales: los de 5
  • 6. San José de la Zorra, municipio de Ensenada, y los de Neji y el Álamo, municipio de Tecate. Su lengua también es conocida como kamia, kmuyai o kemiaia. En el censo del año 2000 se reportaron 161 hablantes de esta lengua, la mayoría en Baja California. PAIPAI. (Baja California Norte). En la parte norte del territorio de Baja California, específicamente en los municipios de Ensenada, Tecate y Mexicali, se asientan cinco grupos indígenas que tienen un origen común. De acuerdo con el sitio ocupado en el territorio, las etnias bajacalifornianas reciben distintos nombres; así los cochimí y kumiai son llamados habitantes de la meseta; los cucapá son conocidos como rieños y los paipai y kiliwa reciben el apelativo de serreños. El clima de la región es seco y extremoso. En la costa, la altitud oscila de los cero a los 500 msnm, en tanto que en la serranía llega a alcanzar hasta 2 000 m. el suelo es árido y semiárido con una vegetación en donde predominan los matorrales dispersos. Entre la flora encontramos gobernadora, palo verde, 6
  • 7. torote, jojoba, palo fierro, biznaga y otros cactos. En la sierra se encuentran bosques de pino enano. Los paipai quienes se autonombran akwa’al a o akwa ala se asientan en las sierras de Juárez y San Pedro Mártir, en el municipio de Ensenada, con tres localidades importantes: Santa Catarina, Jamao y San Isidro. En el censo del año 2000 se reportaron 201 hablantes de paipai, viviendo mayoritariamente en Baja California. GUARIJÍOS. (Sonora y Chihuahua). Los guarijíos se autodenominan macurawe o macoragüi, término que significa «los que agarran la tierra» o «los que andan por la tierra». Su territorio se ubica al sureste del estado de Sonora en las faldas de la Sierra Madre Oriental, donde colindan los estados de Sonora y Chihuahua. En este último estado se encuentran dispersos en los municipios de Chínipas, Guazapares, Moris y Uruachi. En Sonora, el terreno es escabroso y son escasas las planicies; por él cruzan varios arroyos y ríos, afluentes del río mayo que baja al valle del mismo nombre 7
  • 8. y que anteriormente desembocaba en el mar; entre éstos están el arroyo Guajaray y el Mochibampo. La población está dispersa entre varias comunidades principales y rancherías menores para el mayor aprovechamiento de las condiciones del terreno de algunas pequeñas zonas de riego en los márgenes de los arroyos; o se encuentran básicamente en los municipios de Álamos y el Quiriego, Sonora. La lengua de los guarijío pertenece a la familia taracahita, del tronco yuto- nahua, y se le conoce como guarojío, guarijío, varogío o varohío. De esta lengua se reconocen dos variantes; una de Sonora y otra de Chihuahua. En general la población es bilingüe, a excepción de algunos ancianos que desconocen el español. El XII Censo General de Población y Vivienda (2000), reporta que a nivel nacional había un total de 1 671 hablantes de guarijío, 917 de ellos en Chihuahua y 732 en Sonora. El territorio guarijío tiene una topografía accidentada, con alturas de hasta 1 800 msnm. El clima varía de semiseco a semihúmedo y de cálido a semicálido, con temperaturas que van de los 44°C hasta los 12°c bajo cero. Los suelos son de baja calidad para las labores agrícolas, a excepción de las tierras ubicadas en los márgenes de los ríos. La vegetación de las partes bajas, laderas y lomeríos corresponde a selva baja caducifolia, donde encontramos palo dulce, guamúchil, palo chino, palo colorado, amapa, tempisque, tepehual, cazahuate, colorín, mezquite, palo fierro, palo verde y papaches. En las zonas de mayor altitud, la vegetación está compuesta de bosques de pino y encino. Practican una agricultura de temporal y para el autoconsumo, con base en la siembra del maíz y el frijol; eventualmente comercializan el ajonjolí y el chile chiltepín. La economía familiar es complementada con la venta de artesanías que elaboran con palma, madera, barro y textiles. Los varones buscan trabajo asalariado en la pizca del algodón y tomate, en los distritos de riego de navojoa y ciudad obregón. Las casas están hechas de adobe, con postes de madera y techos de tierra o de palma; constan de una o dos habitaciones y tienen una enramada anexa de varas, ramas y palma; ahí pasan la mayor parte de su tiempo ya que el clima es cálido. Su asentamiento es disperso; las viviendas se encuentran en grupos de dos o tres casas en lo alto de los cerros, cerca de los arroyos o pozos de agua. 8
  • 9. La construcción de las casas es una tarea del sexo masculino, los hombres cortan y acarrean los troncos y la palma, y hacen el adobe. Bajo la enramada, fuera de la casa, se encuentra un fogón para la preparación de alimentos y una vasija de agua. Las sillas, mesas y catres son de fabricación casera, hechas con madera y cuero de chivo o de vaca. La mayoría de las viviendas carece de servicios básicos de drenaje, agua entubada y electricidad. Entre los guarijíos ha desaparecido el vestido tradicional. Las mujeres usan pantalón y falda encima de él, blusas hechas por ellas mismas o compradas. Desde niñas usan pañoletas en la cabeza y sandalias de plástico. Los hombres visten pantalón y camisas comunes, huaraches de tres puntadas y sombrero vaquero, comprado fuera de la región. En los días de fiesta los maynates (cantores) se ponen una pañoleta en la cabeza; los danzantes no tienen un traje especial, sólo danzan descalzos. Sus principales fiestas son las Tuburadas o Tuguradas. Se espera que un hombre guarijío realice en su vida tres de estas fiestas en donde participa un cantor, danzantes, músicos y se ingiere comida ritual. MAYOS. (Sinaloa - Sonora). Según la tradición oral del grupo, la palabra mayo significa «la gente de la ribera». Los mayos se reconocen a sí mismos como yoremes, «el pueblo que respeta la tradición»; en contraposición, al hombre blanco le llaman yori, «el que no respeta». 9
  • 10. La región mayo se localiza entre la parte norte del Estado de Sinaloa y sur de Sonora. Las altitudes de su territorio varían desde el nivel del mar hasta los 100 m en la zona costera y los valles; hacia las faldas de la Sierra Madre Occidental llegan a los 2 000 m. Según datos del XII Censo General de Población y Vivienda (2000), a nivel nacional se reportan 31 513 hablantes de mayo, de los cuales la mayoría residía en 11 municipios de Sonora, entre los que destacan Etchojoa, Huatabampo y Navojoa; y en menor medida en seis municipios de Sinaloa: Ahome, Fuerte, Guasave, Culiacán, Choix y Sinaloa de Leyva, en el primero de estos estados, la cifra total de hablantes de mayo ascendía a 24 114 personas, mientras que en segundo se identificaba una cifra importante de 6 865 hablantes. La lengua hablada por los mayos, al igual que los yaquis, es el cahita, también conocida como mayo o yoreme. Esta lengua pertenece a la familia taracahita del tronco yuto-nahua y está emparentada con el tarahumara y guarijío. Algunos lingüistas piensan que el mayo en realidad es una lengua distinta a la yaqui y no sólo se trata de variantes de una misma lengua. La lengua dominante en la región es el español. Los índices de monolingüismo en este grupo son reducidos, registrándose generalmente entre los ancianos y los niños pequeños. El territorio mayo abarca tres distintas subregiones: la falda de la sierra o sierra baja, el valle y la franja costera, con un clima que varía entre desértico y subtropical. En la zona predomina la agricultura intensiva y altamente tecnificada donde es común el uso de fertilizantes, pesticidas y sistemas de riego, aunque también existe una franja de temporal. La producción se organiza ejidalmente; entre los mayos es frecuente que renten su tierra y se empleen ellos mismos como jornaleros agrícolas. La vivienda se construye con diversos materiales que proporciona el medio ambiente, las hay a base de carrizo, corazón de pitahaya o sahuaro enjarrado de adobe. En algunas casas se utiliza techo con estructura de madera y carrizo con emplastes de tierra, de adobe enjarrado y encalado para evitar el salitre. Normalmente cada hogar cuenta con una enramada hecha de postes de mezquite y techada con carrizo, tule o palma de acuerdo con la región. Los rasgos de vestimenta tradicional mayo son prácticamente inexistentes. Sólo las antiguas referencias los describen con algunas pieles y telas rudimentarias y posteriormente, en el periodo revolucionario, con vestimenta de 10
  • 11. manta en hombres y mujeres. Actualmente, es común entre hombres y mujeres el uso de telas como la mezclilla y zapatos de corte moderno. En la vida ceremonial se conservan algunos elementos, sobre todo en el vestuario de los danzantes de pascola y venado y en algunos objetos de carácter emblemático utilizados en las ceremonias rituales. Dentro de su vida social juegan un papel muy importante los centros ceremoniales, en donde se congregan los integrantes de diversas comunidades aledañas para la organización de sus fiestas tradicionales. PÁPAGOS. (Sonora). Durante la época colonial se les llamó «pimas altos», pero a partir del siglo XIX se les denominó pápagos, término que significa «comedores de frijol» o «pimas frijoleros»; se les aplicó este nombre porque su siembra principal era el frijol. Ellos se reconocen a sí mismos con el término tohono o’otham, que quiere decir «gente del desierto». 11
  • 12. El pápago es un grupo binacional desde que el establecimiento de la línea fronteriza entre México y Estados Unidos dividió su territorio, por lo que sus miembros tuvieron que elegir alguna de las dos nacionalidades. En la porción norteamericana, los pápagos fueron confinados a una pequeña reservación, mientras que del lado mexicano fueron despojados de la mayor parte de su territorio. Se localizan en Arizona, Estados Unidos y en Sonora, México. Desde 1937, en Estados Unidos los acuerdos de la Indian Reorganization Act (1934) dividieron el territorio de las reservaciones pápago en once distritos; cada uno de ellos tiene su propio consejo y cuenta con dos representantes en el Papago Tribal Council. En 1983 se creó en Sells, la cabecera de la reservación, la oficina Tohono O’otham In Mexico Office, que se encarga de las relaciones entre los o’otham de ambos países. Se estima que hay una población de 335 hablantes de o’otham en sonora, que habitan principalmente en los municipios de Altar, Caborca, Plutarco Elías Calles y Saric, aunque el Censo General de Población y Vivienda (2000) registró sólo 125 hablantes de pápago en Sonora y 141 a nivel nacional. En Estados Unidos se calcula su número en alrededor de 20 000 personas, muchas de las cuales se concentran en la reservación de Sells. Según varios estudios lingüísticos, la lengua pápago, también conocida como pima alto, himeri o tono-ooh’tam se clasifica dentro de la familia pimana (también llamada tepimana) del tronco yuto-nahua. Tiene relación cercana con la lengua pima y la tepehuana. En México son los adultos, generalmente los ancianos, quienes utilizan más el pápago en sus conversaciones. Entre los tohono o’otham de Estados Unidos hay un número elevado de bilingües que hablan inglés y el idioma vernáculo. Algunos o’otham de ambos países que viven cerca de la frontera hablan pápago, español e inglés. El desierto de altar-yuma, o desierto de Sonora-Arizona es uno de los lugares con los más bajos índices de humedad en todo el mundo. Tiene una fauna pobre y vegetación baja, diseminada en manchones de matorral espinoso. Se considera llanura desértica, su clima es seco desértico muy cálido, extremoso, con fuertes variaciones en cuanto a la temperatura y la humedad; hay zonas con clima tipo estepario semicálido. El desierto se ha ido transformando con la introducción del ganado, la excavación de pozos profundos y el trazado de caminos; además han florecido importantes centros de población. 12
  • 13. Actualmente la ganadería es parte fundamental de la economía de los pápagos del lado norteamericano; un pequeño y selecto grupo de familias controla grandes manadas que se destinan a la venta; otras que son la mayoría, apenas cuentan con unas pocas cabezas que sólo venden en casos de extrema necesidad. Debido a la adversidad del clima, la escasez de agua, lo inhóspito del suelo y la invasión del ganado, muchos pápagos se han visto obligados a emigrar para emplearse en las zonas de agricultura tecnificada en el Estado de Sonora, o bien a Estados Unidos como jornaleros. Cada vez es mayor el número de pápagos que decide instalarse en las reservaciones de Estados Unidos, donde se les proporciona facilidades para establecerse y beneficios en cuanto a atención de la salud, escuelas y mayores ingresos. En México los pápagos viven en pequeñas rancherías. La vivienda tradicional es de planta cuadrangular, tiene muros de adobe, bajareque o piedras amalgamadas con barro; techos de paja o de carrizo y argamaza, que son planos con cierto declive; los pisos son de tierra apisonada. Algunas habitaciones tienen ventanas, en ellas hay cajones y roperos de madera, camas de madera o de metal o tapexcos (catres). Más que por la ropa, los antiguos pápagos se distinguían por las elaboradas decoraciones de pintura facial que usaban como protección ante el inclemente sol del desierto y como un medio de simbolizar el estatus y las condiciones del individuo. Actualmente en su mayoría los o’otham usan ropa elaborada industrialmente. En las reservaciones, los jóvenes simpatizantes de los movimientos revivalistas de los indios norteamericanos, recuperan algunos antiguos rasgos como el pelo largo, trenzado o con un pañuelo atado a la cabeza. Las artesanías de los pápagos son figuras de madera tallada, piezas de alfarería y cestas. Su alfarería es rústica; la hechura de los recipientes incluye la recolección de la materia prima en los bancos de barro, el cual filtran y mezclan con arena muy fina y estiércol seco de vaca; cuecen las piezas en un horno con palos de choya y estiércol. Sus mejores y más finas piezas artesanales son las de cestería. Las «coritas», cestas y bandejas, de palmillo y torote (plantas del desierto que las mujeres colectan, preparan y tejen) alcanzan elevados precios en Estados Unidos. En los diseños y decorados de las coritas plasman símbolos de una estética relacionada con su pensamiento mítico. La cestería es un quehacer femenino que involucra a mujeres de las reservaciones de Arizona y es una importante fuente de ingresos. En cambio, en México la fabricación de coritas ha desaparecido prácticamente entre ellos. 13
  • 14. En las reservaciones de Arizona, la tribu ha recuperado la propiedad de 1 250 817 has., en cambio, en México ocupan menos del 10% de lo que fue su antiguo territorio. Su religión gira en torno al culto del «hermano mayor», deidad que controla la naturaleza, aunque han aceptado algunos aspectos de la religión católica, con un santo patrono en cada pueblo y celebran algunas fiestas cristianas. PIMAS. (Sonora - Chihuahua). Los pimas se nombran a sí mismos o’ob, que significa «la gente», «el pueblo». Con el término pima se designa a un conjunto muy variado de sociedades indígenas, como los pimas del desierto, pimas de la sierra o los pimas gileños. A los mestizos o «blancos» se les designa con el término yori. En la época colonial los pimas se dividían en tres subgrupos principales, dos de los cuales han desaparecido. Los pimas yécoras aún conservan rasgos 14
  • 15. culturales propios y se concentran en la región de Maycoba, Sonora; y en Yepáchic, Mesa Blanca, Pinos Verdes, en los alrededores de Canoachi y el Mineral de Dolores, municipio de Madera, Chihuahua. La población pima se encuentra diseminada en una multitud de pequeños asentamientos y en la periferia de algunos pueblos y ciudades con población mestiza. Algunos investigadores calculan que existen alrededor de 860 hablantes de pima, aunque el XII Censo General de Población y Vivienda (2000) reportó sólo a 741 hablantes de esta lengua a nivel nacional. La lengua pima deriva del tronco yuto-nahua y se le clasifica en la familia pimana, junto con el pápago y el tepehuano. También se le conoce con el nombre de pima bajo, nevome, otam o yécora. La agricultura de subsistencia se basa en el cultivo de unos cuantos productos. El cultivo del maíz parte fundamental de la economía desde tiempos prehispánicos, al igual que el trigo y la papa se rotan año con año para hacer más productivos los campos; las hortalizas más comunes son el tomate, el chícharo, los chiles, la cebolla y el ajo; hay árboles frutales como el manzano, la pera y el durazno. Cultivan con azadón y palo sembrador, generalmente compran o rentan animales a los yoris para arar. Complementan su producción con la cría de animales domésticos: gallinas, guajolotes, cerdos y burros; pocos tienen cabezas de ganado caballar o caprino. La apertura de las minas y el despojo de las tierras indígenas dieron lugar desde hace unos cien años a un proceso de proletarizacion de los indígenas que continúa hasta la actualidad. En la década de los años 60 el trabajo en las empresas forestales remplazó el trabajo en las minas como una fuente importante de ingresos. Los pimas del ejido de Maycoba operan en la actualidad una empresa comunal para la explotación de la madera. Las casas pimas tienen un solar en el que hay un huki, construcción semisubterránea provista de un techo de tierra o de tierra y paja, con una pequeña entrada, la cual protege del calor del sol al tejedor de palma y a sus productos; un tapanco o una pequeña bodega para granos, un corral y un huerto de hortalizas. Las casas de la periferia son de adobe con techo de palma o lámina. Los hogares más prósperos cuentan con estufa. Generalmente cocinan en un comal de barro o de metal; tienen sillas y mesas de madera, trastos de cerámica o peltre, molino de mano, además de rústicas camas de madera o petates. 15
  • 16. La vestimenta tradicional de los pimas era de manta (pantalón y camisa para los hombres), este traje se ha cambiado por el de “tipo vaquero” que consiste en pantalón de mezclilla y camisa de manta larga a cuadros, de algodón o fibras sintéticas, huaraches o teguas (especie de mocasines de piel), hechos por ellos mismos, y sombrero, tejido con palma real por las propias mujeres pimas. Las mujeres usan vestidos, blusas y faldas de algodón y nylon estampados y de vistosos colores, suéteres, zapatos de piel o plástico, fabricados industrialmente. La mayoría usa pañoleta o mascada sobre la cabeza o alrededor del cuello. TARAHUMARAS. (Chihuahua - Durango - Sonora). Los tarahumaras se llaman a sí mismos rarámuri que significa «corredores a pie»; proviene de las raíces: rara (pie) y muri (correr). Para ellos es sinónimo de las personas o los humanos. Habitan la parte de la Sierra Madre Occidental que atraviesa el Estado de Chihuahua y el suroeste de Durango y Sonora. Comparten esta región con los 16
  • 17. tepehuanes, pimas, guarojíos y mestizos. De los grupos originarios de la región es el más numeroso y habita un espacio más amplio que los demás por lo que a su territorio también se le denomina Sierra Tarahumara. Los rarámuri se concentran en 17 municipios entre los que destacan por su alta densidad de población indígena: Guachochi, Urique, Batopilas, Balleza, Carichí y Guazapares. También es significativa su presencia en Bocoyna, Guadalupe y Calvo, Guerrero, Maguarichi, Morelos, Nonoava, Cuauhtémoc e Hidalgo del Parral. El XII Censo General de Población y Vivienda (2000) registró 70 842 hablantes de tarahumara en el Estado de Chihuahua y 75 545 a nivel nacional, aunque estimaciones del antes Instituto Nacional Indigenista calculaban una cifra de 98 847 tarahumaras. La lengua tarahumara o rarámuri forma parte del tronco yuto-nahua, familia taracahita. Algunos estudiosos afirman la existencia de varias lenguas tarahumaras, en tanto que otros señalan que sólo se tratan de variantes dialectales, que sin llegar a ser muy profundas, provocan una cierta inteligibilidad entre todos los hablantes de tarahumara. Los tarahumaras habitan en ranchos; su vivienda consiste en una casa habitación, un granero y un corral de madera. Las casas se construyen rústicamente con madera, adobe, cantera o piedra, dependiendo del material que haya en la región. Lo más común es encontrar viviendas hechas de troncos de pino dispuestos de manera horizontal, uno sobre otro, con techo de canoa o de vigas de dos aguas; los troncos son ensamblados en las esquinas y las rendijas son tapadas con una mezcla de lodo. La vivienda se utiliza para guarecerse del frío o la lluvia, pero es muy común que la gente duerma y cocine a la intemperie. En el invierno, los tarahumaras bajan de las montañas para vivir en las barrancas de la región, en lo que se conoce como la baja tarahumara. Actualmente, la indumentaria se ha perdido en algunas partes de la sierra, en tanto que en otras se mantiene; es la mujer quien sigue conservando la vestimenta tradicional. Esta consiste en una falda o siputza hecha con tela estampada de colores fuertes a la que se le da volumen con otras faldas que se usan debajo; una blusa o napatza confeccionada con amplias mangas; un pequeño cuello circular y pliegues; una manta a manera de chal o chíniqui, bordada en sus extremos con hermosos motivos de flores y guías que se utiliza para cargar a los hijos; una pañoleta alrededor de la cabeza o koyera y huaraches o aká. El indumento tradicional masculino consta de un amplio blusón o napatza, hecho de manta blanca o estampada que cae hasta la cintura o incluso hasta la 17
  • 18. pierna; una tágora o cotensa que consiste en un lienzo de manta blanca dispuesto a manera de calzón y amarrado a la cintura con una faja de lana; una banda o koyera y huaraches. Las mujeres hacen ollas de barro, cajetes, platos, vasos, tazas y jarros; en algunos lugares también usan la palma y palmilla para tejer canastas de diversos tamaños. Los hombres fabrican violines, bolas, arcos y tambores, bateas, cucharas y tallan figuras con madera. Unos y otros tejen cobijas y fajas de lana con figuras geométricas. La artesanía producida se vende en Creel, Carichí, Batopilas, Guachochi y Bocoyna. Algunos forasteros se acercan a los pueblos para comprar artesanía y exportarla. La explotación forestal de la sierra ha provocado la tala inmoderada de los bosques con la consecuente desaparición de algunas especies de la flora y la fauna de la región y ha desequilibrado notablemente la ecología de ciertas áreas. Las tierras susceptibles de cultivo se localizan en pequeñas laderas y mesetas donde las labores agrícolas se desarrollan en los meses de clima benigno pues las bajas temperaturas, en algunos casos menores a los 10ºc, se presentan de octubre a marzo. Para los tarahumaras la principal actividad para su subsistencia es el cultivo del maíz. Alrededor de él se organiza la mayor parte de su vida cotidiana y ceremonial. Las tierras de cultivo se encuentran dispersas en pequeñas mesetas y laderas lo que influye en la dispersión de los asentamientos que se organizan en rancherías. La fragilidad del suelo sólo permite el trabajo agrícola con instrumentos manuales y de tracción animal. Se utiliza el estiércol de ganado caprino y vacuno para la fertilizaciòn de los campos, aunque en algunos lugares depende de los fertilizantes químicos. La cría y el cuidado del ganado es también una actividad importante sobre todo en los municipios de Balleza, Carichí y Nonoava. La posesión de animales es un símbolo de riqueza. Complementan su economía con la venta de artesanías, el empleo asalariado en los aserraderos o centros de población más cercanos, así como la migración en busca de empleo a los Estados de Sonora, Sinaloa y Durango. 18
  • 19. SERIS. (Sonora). Los seris se llaman a sí mismos konkaak, que significa en su lengua «la gente», también son conocidos como konkauk, comcaac o salineros. El término seri, en cambio, proviene de la lengua yaqui que significa «hombres de la arena». Para el año 2000 existían, de acuerdo con el XII Censo General de Población y Vivienda, 425 hablantes de seri en Sonora y 458 a nivel nacional. Su lengua pertenece al tronco hokano y tiene parentesco con las lenguas de la familia tequistlateca. Hoy la mayoría de la población es bilingüe y en algunos casos trilingüe (seri, español e inglés). La población seri mantiene su lengua con gran vitalidad, no adoptan términos en español para designar los nuevos elementos culturales que se han agregado a su vida, sino que crean nuevos términos en seri. El territorio konkaak comprende un área aproximada de 211 000 ha al nivel del mar; está integrado por una parte continental y por la isla de tiburón. La población se concentra en dos localidades de la costa desértica del Estado de Sonora: Desemboque, municipio de Pitiquito y Punta Chueca, municipio de Hermosillo. Sin embargo, durante la temporada de pesca migran hacia campos pesqueros como El Sargento, El Dólar, La Ona, Los Paredones, Las Víboras y El Egipto, que se encuentran entre las localidades antes mencionadas. En esta región el clima es caluroso, con temperaturas superiores a los 40°c y precipitaciones pluviales de 75 a 200 mm por año; el clima es muy seco o desértico. Con tales características el desarrollo de la agricultura ha sido hasta ahora imposible y aun la ganadería se ha topado con dificultades. Así, la principal fuente de aprovechamiento siguen siendo los casi 100 kms. De litoral que poseen para su uso exclusivo, de donde obtienen almeja, mejillón, ostión, caracol, camarón, langosta, cazón, tiburón, atún, sierra, curvina, anchoveta, arenque de rabo, baqueta, lenguado, lisa, mero y caguama. 19
  • 20. El trabajo artesanal consiste actualmente en el tallado en madera de palo fierro, con el que se producen figuras zoomorfas, el tejido de coritas (canastos) de diferentes tamaños y la elaboración de collares de caracoles, conchas, vértebras de víbora de cascabel y de pescado, semillas y últimamente también chaquira. Su cosmovisión, sus ritos y otras manifestaciones culturales están fuertemente impregnadas de su antigua condición nómada, y se encuentran vinculadas con la naturaleza. Sus principales fiestas siguen siendo las de la pubertad, la llegada de la caguama de los siete filos, los ritos de muerte y los asociados con el inicio del año nuevo y el término de la elaboración de las coritas. Para sus ceremonias emplean zumbadores de madera, sonajas de hojalata, percutores hechos con jícaras invertidas y sostenidas sobre agua y el omichihuatli que es un raspador o palo estriado que se raspa con otro para que suene sobre la vasija invertida. Los konkaak se han caracterizado por su resistencia a perder su identidad, su territorio y su autonomía. Una de sus luchas más importantes es por la conservación de su territorio y lugares sagrados. YAQUIS. (Sonora). Los yaquis se nombran a sí mismos yoremes, palabra que significa hombre o persona. El término yori es utilizado para designar al hombre blanco. Los yaquis hablan la lengua cahita, yaqui, o yoreme, la cual pertenece a la familia taracahita, del tronco yuto-nahua. 20
  • 21. El actual territorio yaqui abarca una extensión de 485 235 has. Sobre las que se extiende el distrito de riego número 18, en la región conocida como Valle del Yaqui, al oriente del Estado de Sonora. Los municipios en donde se ubica son: Guaymas, Bácum, Cajeme y Empalme. Los pueblos tradicionales yaquis son ocho: Cócorit, Loma de Bácum, Tórim, Vícam, Pótam, Belem, Rahúm y Huirivis. De acuerdo con el XII Censo General de Población y Vivienda (2000), había 12 467 hablantes de yaqui en sonora y 13 317 a nivel nacional. La actividad fundamental de la economía yaqui es la agricultura de trigo y algodón con fines comerciales. Con la modernización de la explotación agrícola en la región, los yaquis se emplearon en un primer momento como jornaleros de propietarios privados o de instituciones crediticias oficiales. Desde 1935, año en que se formó la comisión de irrigación de el yaqui, que limpió el canal, han luchado porque sus tierras puedan recibir el agua de riego. La ganadería ha pasado a ser una de las mejores posibilidades de la economía yaqui. Actualmente el ganado dispone de un área de pastizal de por lo menos 15 mil has., y existen una docena de sociedades ganaderas en la sierra. Otras actividades remuneradas y complementarias son el corte de madera de mezquite y carrizo que son permitidas con el permiso de las autoridades tradicionales. Hay una mina de carbón, pero su explotación es mínima. En las costas yaquis se trabajan las grandes salinas. Predomina el tipo de vivienda tradicional, que se compone de una o dos piezas que varían su función de acuerdo con la temporada del año. En verano los cuartos permanecen como bodegas y se duerme en catres bajo la enramada (cobertizo hecho de ramas); ahí se ubica la cocina que cuenta con un fogón, la mesa y estufa de gas; durante el invierno los cuartos se convierten en dormitorios. El material predominante para su construcción es el carrizo y el mezquite enjarrado con barro tanto en muros como en techos, dejando uno de los muros sin enjarrar con el fin de lograr una ventilación adecuada. La estructura es de horcones de mezquite plantados en el suelo, y ramas verticales y horizontales de éste árbol sujetas con lazos. La mayoría de las casas yaquis tienen un patio adyacente para diferentes actividades como la cría de animales, preparación de carne seca, cultivo de frutales y hortalizas y el entretenimiento de los niños. Para el varón, la indumentaria se compone de pantalón de corte vaquero y camisa a cuadros de colores vivos con paliacate al cuello. El sombrero es imprescindible. 21
  • 22. El calzado común es el huarache de tres puntas con plantilla de cuero y correa trenzada, y entre los jóvenes o los de mayor capacidad económica, las botas vaqueras. Las mujeres y niñas llevan una falda plisada de algodón o satín de colores vivos con encaje blanco en el borde, blusa combinada y rebozo sobre los hombros o sobre el cabello trenzado. Calzan sandalias o huaraches y usan aretes, collares y pulseras de oro, chaquira o fantasía. Los danzantes elaboran las máscaras que utilizan en sus danzas, collares de conchas y piedras marinas y cinturones con pezuñas de venado. Los músicos fabrican sus tambores y flautas. Algunas familias manufacturan petates, canastas y coronas de carrizo; también se elaboran platos y tazas de barro que utilizan para las fiestas y después destruyen. También confeccionan faldillas, blusas, manteles, servilletas y mantos TEPEHUANOS. (Chihuahua - Durango - Nayarit). Los tepehuanos de Chihuahua se nombran a sí mismos ódami, mientras que los de Durango se reconocen como o’dam, que significa «gente». El término tepehuano, de origen colonial, proviene de la raíz náhuatl, tepetl, cerro y el sufijo hua, que indica posesión. Tepehuano quiere decir entonces «gente de las montañas». 22
  • 23. Utilizan el término obhai para referirse a los mestizos o extranjeros. Los tepehuanos, debido al proceso de colonización se dividen en dos grupos, conocidos como tepehuanos del norte que viven en Chihuahua, y los del sur que habitan en los Estados de Durango y Nayarit. El XII Censo General de Población y Vivienda (2000) registró 25 544 personas de más de 5 años hablantes de tepehuano; en el Estado de Chihuahua había 6 178, y de éstos el 83% vivía en el municipio de Guadalupe y Calvo. Los principales asentamientos son Nabogame, Llano Grande, Barbechitos, El Venadito y Baborigame. En Durango se encontraron 17 051 hablantes de tepehuano, distribuidos en San Bernardino de Milpillas Chico Y San Francisco de Lajas en el municipio de Pueblo Nuevo; María Magdalena Taxicaringa, Santiago Teneraca, San Francisco de Ocotán y Santa María de Ocotán y Xoconoxtle en el municipio de Mezquital; y en San Andrés Milpillas Grande, municipio de Huajicori, Nayarit, donde a nivel estatal había 1 422 hablantes de esta lengua. El idioma de los ódami u o’dam, también llamado ódame o tepecano, pertenece al tronco lingüístico yuto-nahua o yuto-náhuatl, familia pimana. En Chihuahua y Durango esta lengua presenta variantes dialectales, aunque algunos lingüistas señalan que se trata de lenguas distintas. En la actualidad el idioma ódami, al igual que el resto de las lenguas indígenas, ha estado sometido a la presión y competencia del español. Casi el 89% de los integrantes de este grupo es bilingüe y sólo el 11% es monolingüe. En Chihuahua, las áreas de tierra cultivable son manchones diseminados a lo largo y ancho de la región. Es posible que este hecho tenga relación con la propia dispersión en la que viven las familias dentro de su territorio. Cultivan maíz, frijol, calabaza y papa. Muchas familias poseen huertos donde cultivan hortalizas, las cuales son atendidas por las mujeres. Su producción es únicamente para el autoconsumo. Los ódami no conservan casi ningún rasgo de su indumentaria tradicional, particularmente los hombres se visten a la usanza mestiza. Algunas mujeres siguen usando su vestido típico, cuyo origen se piensa es del siglo XIX. Es una blusa de cuello cerrado y botones en la pechera, con pinzas al frente y por detrás. La falda es ancha y larga, de dos holanes con adornos de listón en el bies de cada holán, son de colores fuertes y telas floreadas. En la cabeza usan un pañuelo que cubre el cabello y se peinan con una trenza que portan por delante. Su calzado consiste en huaraches de cuatro orificios con suela de llanta y correa larga de piel que se enreda en los tobillos. Elaboran productos con materiales que obtienen de su ambiente. En Chihuahua, por ejemplo los bules y jícaras, que son frutos de una planta, son 23
  • 24. utilizados como recipientes para transportar líquidos. Con madera de madroño se hacen cucharas y bateas. Con barro se elabora una gran variedad de ollas y platos; generalmente la mujer es la que trabaja la cerámica. Sus instrumentos musicales también los hacen ellos mismos, como los violines y sonajas de madera y las flautas de carrizo. Entre los tepehuanos del sur se fabrican morrales de estambre (de telar o punto de cruz) y redes de ixtle o de cordón plástico, sombreros de soyate, equipales, bancos, pipas de carrizo y barro y alfarería sin decoración. Las viviendas constan de una sola habitación, que sirve de cocina y dormitorio. En las cumbres, las casas se construyen con troncos de madera rolliza entrecruzada en las esquinas. Los techos son un tejabán de tableta de pinos que permanece impermeable de diez a quince años. En los barrancos, las paredes se construyen con una mezcla de piedra y lodo, sostenidas por dos horcones y una viga transversal, el techo es de dos aguas, a veces de palma o bien, de tableta, un lado del techo no llega a juntarse con la pared para permitir una adecuada ventilación en el interior. Algunas viviendas carecen de una pared, lo cual es muy funcional debido al calor intenso en el verano barranqueño y porque el humo de la lumbre, empleada para la elaboración de alimentos, escapa con mayor facilidad. La innovación más importante en la construcción de casas en los últimos años es quizá la sustitución de los grandes troncos por tablas más endebles, desperdicio de los aserraderos. Entre los tepehuanos de Durango la ganadería es la actividad económica más importante. Participan en ella todos los comuneros; manejan de preferencia el ganado vacuno, caprino y en menor escala el ovino y porcino. No existen buenos pastizales, por lo que se practica la ganadería extensiva. No se produce maíz suficiente, ni siquiera para el autoconsumo. Se cultiva en las laderas, con muy bajo rendimiento, con el palo sembrador o coa. Otro recurso que explotan es el bosque. En el grupo del sur, el mitote o xiotal es una ceremonia ritual en donde se danza alrededor del fuego durante la noche al son de un arco musical. Hay dos clases de mitote: el familiar, al que asisten los parientes con descendencia patrilineal y, el comunal al que van, hipotéticamente, todos los miembros de la comunidad. Por lo regular celebran dos de cada uno de ellos para pedir lluvias en mayo y para bendecir los elotes en octubre; también se organizan mitotes de curación. 24
  • 25. KIKAPÚES. (Coahuila). Los kikapúes se llaman a sí mismos kikaapoa, que significa «los que andan por la tierra». Algunos autores lo derivan de ki wika pa wa: «el que está alrededor» o «el que se mueve, aquí o allá». A fines del siglo XVII, los kikapúes se encontraban al sur de Wisconsin, al oeste del lago Michigan, Estados Unidos, aunque debido a su tradición nómada, no se puede asegurar que sean originarios de ese lugar. Actualmente son un grupo binacional, pues la mayor parte de la población kikapú vive en reservaciones norteamericanas, entre las que destaca la de Oklahoma. En México, viven en el lugar conocido como el nacimiento de los kikapúes, ubicado en el municipio de Melchor Múzquiz, Coahuila. Este municipio colinda al norte con el municipio de Acuña; al sur con San Buenaventura y Progreso; al oriente con Zaragoza, San Juan de Sabinas y Sabinas, al occidente con Ocampo. Se encuentra entre la unión de las sierras Santa Ana y Santa Anita, en donde nacen los manantiales del Río Sabinas. Los kikapúes sólo cuentan con una zona urbana de tipo compacto, aunque su distribución no es homogénea. El uso del suelo es comunal, a excepción del de las viviendas que son propiedad privada. La población mestiza, llamada «mexicana», habita en todo el municipio de Melchor Múzquiz, sus propiedades colindan con las de los kikapúes. El XII Censo General de Población y Vivienda (2000), registró 125 hablantes de kikapú en Coahuila y 138 a nivel nacional. La lengua kikapú o metusenene, pertenece al tronco algonquino, familia algonkiniana, originaria de las tribus que habitan en el actual territorio de Estados Unidos y la hablan todos los miembros de esta comunidad. La mayoría de ellos habla también español e inglés. En 1856 un grupo de kikapúes, mascogos y seminoles solicitaron al gobierno mexicano un territorio para vivir. El gobierno aceptó a cambio de que los indígenas defendieran a los pobladores mexicanos de los ataques de los comanches. Entre 1873 y 1878 tropas norteamericanas invadieron territorio mexicano, presionando a los kikapúes para que regresaran a las reservaciones norteamericanas. 25
  • 26. Posteriormente el gobierno mexicano les concedió terrenos nacionales y bajo el mandato del Presidente Lázaro Cárdenas se les dotó de un ejido. Este territorio kikapú, considerado por ellos como campamento de invierno, se convirtió en un lugar sagrado, donde se celebran cacerías rituales de venado y misas que ofrendan a sus dioses. La vivienda tradicional se renueva dos veces al año, una es la de invierno (apakvenikane) de forma elíptica, con una estructura de troncos delgados y cubiertos de tule a lo largo, formando grandes tapetes; en el centro se coloca el fuego sagrado. La casa para el verano (utenikane) es de forma rectangular, con paredes de carrizo, techo elíptico de tule, con un anexo al frente. En el interior se encuentran camas de varas delgadas sostenidas por troncos, algunas tienen colchones o petates, al centro está el fuego sagrado. Elaboran esta casa quienes se quedan a cuidar el campamento, y los que no emigran temporalmente a Estados Unidos. El atuendo tradicional kikapú ya casi no se usa; hombres y mujeres utilizan ropa comercial común y corriente y prefieren la mezclilla. La ropa tradicional sólo se usa en ceremonias rituales. El vestido de las mujeres consiste en blusas y faldas floreadas con pliegues y holanes; se adornan con aretes y collares, calzan tehuas. Para los hombres consta de camisas con alforzas y puños largos de campana, con plisados y encajes, abiertas por los costados. Sobre la camisa usan un chaleco de piel de venado bordado con chaquira. Algunas veces se complementa con un saco o chamarra. Los pantalones de piel, conocidos como mitazas, tienen holanes y borlas de estambre. Calzan tehuas bordadas con chaquira. La caza es la principal actividad de los hombres kikapúes, de ella se abastecen de carne y pieles. La cacería tiene un carácter ritual, se realiza de manera grupal durante todo el año, sobre todo de enero a abril, meses de celebraciones religiosas de año nuevo, bautizos y misas de agradecimiento a Kitzihaiata, su dios. La agricultura es una actividad secundaria, pues ellos han sido cazadores por excelencia desde hace mucho tiempo. En el nacimiento existen pequeñas parcelas individuales cultivadas principalmente por personas mayores que no emigran; siembran trigo, avena, maíz, cebada, frijol y calabaza. La recolección de nueces y de chile kipin o piquín tiene cierta importancia comercial; los árboles silvestres son propiedad de los kikapúes, y cualquier miembro de la tribu puede recolectar sus frutos; los intermediarios llegan al poblado a comprarlos. 26
  • 27. Su mayor fuente de ingresos es el trabajo a jornal que realizan en Estados Unidos, en la cosecha de frutas y hortalizas. NAHUAS. (Puebla - Veracruz - Hidalgo - San Luis Potosí - Guerrero - Estado de México - Distrito Federal - Tlaxcala - Morelos - Oaxaca - Tabasco - Tamaulipas - Michoacán - Jalisco - Durango - Nayarit). El término nahua hace referencia a una comunidad lingüística compuesta por una serie de grupos que hablan la lengua mexicana y que, herederos de las grandes culturas del altiplano central, llegaron a dominar la cuenca de México y la región mesoamericana en la época prehispánica. El vocablo nahua significa hablar con claridad, con autoridad o conocimiento, aunque en algunas regiones los nahuas se refieren a sí mismos como macehuale, campesinos, tal vez haciendo referencia a la antigua división clasista de la sociedad nahua que dividía a la población en pillis y macehuales. Estos últimos eran la gente del común, los tributarios, casi siempre campesinos. Actualmente los pueblos nahuas están distribuidos en el territorio nacional desde Durango hasta el sur de Tabasco. Se encuentran en mayor número en Puebla, Veracruz, Hidalgo, San Luis Potosí y Guerrero, y en menor proporción en el Estado de México, Distrito Federal, Tlaxcala, Morelos, Oaxaca, Tabasco, Tamaulipas, Michoacán, Jalisco, Durango y Nayarit. Desde el punto de vista lingüístico, las lenguas nahuas, también conocidas como azteca, macehuali, mexicanero, mexicano, náhual o nahuat, pertenecen al tronco yuto-nahua, y junto con el pipil, lengua indígena centroamericana, forman la familia náhuatl, cuya antigüedad es de aproximadamente 45 a 47 27
  • 28. siglos. Los especialistas consideran que el náhuatl tiene cuatro variantes: a) náhuatl del oeste (Toluca, Michoacán, Guerrero y Morelos), b) náhuatl central (valle de México, Puebla y Tlaxcala), c) náhuatl septentrional (la huasteca) y d) náhuatl del este (Puebla, Veracruz, Oaxaca y el pipil de centroamérica). En el XII Censo General de Población y Vivienda (2000), se registraron 1 448 936 hablantes de náhuatl a nivel nacional, lo que coloca a esta lengua como la primera lengua indígena del país, considerando que su número constituyó el 24% de la población hablante de lengua indígena registrada. Los nahuas son pueblos agricultores que tienen un profundo respeto por la naturaleza, expresado en su trabajo, ceremonias rituales y fiestas. Sus productos artesanales están destinados a cubrir necesidades cotidianas. Así, encontramos pueblos alfareros, herreros o dedicados a producir objetos rituales como las ceras, el papel picado, las máscaras o la pirotecnia. Los actuales pueblos nahuas han heredado una tradicional cosmovisión mesoamericana basada en una oposición dual de contrarios que divide el cosmos en fuerzas complementarias y opuestas. El ser humano debe procurar la armonía con sus semejantes y con la naturaleza pues los excesos, imprudencia y transgresiones ponen en peligro su salud y su vida. Los grupos nahuas no forman una unidad política, sino están diseminados en el territorio nacional, configurando sociedades regionales específicas en donde interactúan con mestizos y otros grupos étnicos. 28
  • 29. HUICHOLES. (Durango - Jalisco - Nayarit) Los huicholes se llaman a sí mismos wirrárika, o su plural, wirraritari. Habitan al norte del estado de Jalisco en los municipios de Mezquitic y Bolaños; en el estado de Nayarit en La Yesca y El Nayar y hay grupos minoritarios en los estados de Zacatecas y Durango. La lengua huichol pertenece al tronco yuto-nahua, familia corachol. También se le conoce como huixarica, o tejí niukiyari. Según el XII Censo General De Población y Vivienda (2000), en el estado de Nayarit existían 16 932 hablantes de huichol; 10 976 en Jalisco; 1 435 en Durango y 330 en el estado de Zacatecas, ascendiendo a 30 686 el número de hablantes a nivel nacional. Son cinco los centros ceremoniales en donde se instalan los gobiernos tradicionales: San Andrés Cohamiata, Santa Catarina Cuexcomatitlán, San Sebastián Teponahuaxtlán y Tuxpan de Bolaños en el estado de Jalisco y Guadalupe Ocotán en Nayarit. La región que habitan, llamada por ellos Huicot, es atravesada por la Sierra Madre Occidental, cuenta con elevaciones que van de los 1 000 a los 3 000 msnm, encontrándose profundas barrancas, que hacen del territorio una zona de difícil acceso. Debido a estas condiciones orográficas, las vías de comunicación terrestre son escasas; no existen carreteras pavimentadas, por lo que la comercialización es difícil. El patrón de asentamiento es disperso. Se calcula que existen alrededor de 400 rancherías en un área de 4 107 km. Gran parte de las casas están construidas con adobe, otras con piedras recubiertas de lodo y con techos de paja. Hay casas con una sola habitación que tienen doble función: sirven como dormitorio y a la vez como cocina. En algunos lugares hay casas con varias habitaciones. En tiempo de calor, los huicholes tienden a dormir al aire libre o en las construcciones donde almacenan el grano. Junto a la vivienda construyen pequeñas casas llamadas ririki, «casas de dios», que son pequeños templos de adobe dedicados a las deidades y ancestros. 29
  • 30. La vestimenta varía de una región a otra y se caracteriza por su llamativa y elaborada confección, sobre todo del traje masculino. Los bordados de los trajes de San Andrés Cohamiata y Santa Catarina Cuexcomatitlán son más vistosos que los de San Sebastián y Tuxpan. La indumentaria de las mujeres consiste en una blusa corta de un sólo color, enaguas interiores y exteriores, un manto floreado para cubrir la cabeza y collares de chaquira. Los hombres usan pantalones de manta blanca (shavaresh) y camisas del mismo material que tienen abierta la parte inferior de las mangas (rahuarero); dichas prendas están bordadas con diseños simétricos de colores. Los huicholes usan sombrero de palma con adornos de chaquira o bolas de estambre, una capa cuadrangular doblada a la mitad que se coloca sobre los hombros y, eventualmente, aretes y pulseras de chaquira. Para amarrar los faldones de la camisa a la cintura se usan cintas de lana. Cada hombre lleva consigo varios morrales pequeños; calzan huaraches o zapatos deportivos. En su territorio las superficies aptas para el cultivo son escasas debido a que predominan los terrenos inclinados. Datos proporcionados por la Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos, informan que existen 140 mil has. De área boscosa en la región, las cuales en su mayoría son explotadas por compañías del estado de jalisco. La explotación forestal ha dado beneficios mínimos a la población local y ha incrementado la erosión de los suelos. Las actividades productivas que se realizan son principalmente para el autoconsumo: agricultura, pesca y caza. Los cultivos básicos son el maíz, calabaza, amaranto, frijol, chile y algunos frutos. Existe una importante migración temporal. Conservan aún rasgos de un pueblo seminómada; su vida religiosa, política y económica está organizada de tal modo que constantemente cambian de lugar de residencia. Entre las autoridades tradicionales se encuentran los kawiteros (ancianos virtuosos), quienes han cumplido con las obligaciones civiles y religiosas de la localidad, además de ser conocedores de la tradición del grupo, por lo que son las personas más respetadas de la comunidad. Una de las características principales de su religión es la asociación que se da entre el maíz, el venado y el peyote. Su mitología en general hace referencia a 30
  • 31. estos elementos, por lo que los rituales, las fiestas, la organización material y temporal de la vida gira muchas veces alrededor de ellos. El maíz y el venado representan el sustento vital, en tanto que el peyote es el medio más importante para trascender el mundo profano y la manifestación material más obvia de lo sagrado, es el intermediario entre el hombre y las deidades. Una de las fiestas más importantes es la del maíz tostado que se lleva a cabo durante el desmonte y quema de los terrenos, en este ritual se manifiesta la unión de los tres elementos centrales de su religión: el maíz, el venado y el peyote. Durante la temporada de sequía se realiza la peregrinación a Wirikuta, la tierra del peyote, que es considerado un lugar sagrado donde moran los dioses. El objetivo de la peregrinación es doble: recolectar peyote para las ceremonias y hallar a los dioses para «encontrar la vida». Existen relaciones cercanas con los Coras, debido a que con ellos tienen interacciones rituales importantes. Los huicholes abastecen a este grupo de peyote. En cambio las relaciones con los tepehuanes son delicadas, pues se han suscitado conflictos en ciertas regiones por invasión de terrenos. 31
  • 32. MEXICANEROS. (Durango - Nayarit). El pueblo que vive en la región del gran nayar y habla la lengua náhuatl, se llama a sí mismo mexicanero. Las principales comunidades mexicaneras son Santa Cruz de Güejolota, en el municipio de Acaponeta, Estado de Nayarit (en donde son vecinos del pueblo cora o náayariite), San Pedro Jícora y San Buenaventura, en el municipio de Mezquital, Estado de Durango (en donde son vecinos del pueblo tepehuán del sur u o’dam). Los mexicaneros también comparten el territorio Nayar con el pueblo huichol. La mayoría de los mexicaneros son bilingües (mexicanero-español), aunque también hay trilingües y hasta algunos casos excepcionales de cuatrilingüismo (tepehuán- huichol). De acuerdo a la tradición oral, una peregrinación del norte iba siguiendo la trayectoria de una águila que finalmente detendría su vuelo en Tenochtitlan; algunos hijos de estos peregrinos se dispersaron llegando a su actual asentamiento. Según otra versión, en el trayecto de la misma peregrinación, algunos se quedaron en Guadalajara y de ahí llegaron a su actual asentamiento. Los mexicaneros acostumbran la residencia patrilocal, de manera que cuando una pareja contrae matrimonio construye una casa cercana a la casa del padre del esposo. El mismo sentido patrilineal tiene la herencia de la tierra. 32
  • 33. Los asentamientos son dispesos: unas cuantas familias ocupan el centro político-religioso y otras las rancherías de la comunidad, localalidades que se encuentran a cierta distancia del centro. Existen dos tipos de vivienda: una, de temporada seca, cercana a las milpas; otra, de tiempo de lluvia, que generalmente está en un cerro alejado de los servicios del centro político-religioso de la comunidad. Las viviendas están integradas generalmente por tres construcciones: dormitorio, cocina y “carretón”, bodega elevada, descubierta al frente, donde se almacenan granos y herramientas. Debido al clima, en temporada de calor se duerme a la intemperie. Durante la temporada seca, muchos mexicaneros migran temporalmente a la costa nayarita, a los municipios de Acaponeta y Ruiz, en donde, se contratan como jornaleros agrícolas para el ensarte de tabaco y el corte de caña. Tras esta temporada de trabajo, regresan a sus comunidades para iniciar las labores agrícolas y las ceremonias ligadas a ellas: los Xuravet, ceremonias de petición de lluvia y salud. Anualmente se realizan cinco Xuravet en la comunidad: el de los tamales (febrero), el del agua (mayo) y el de la bendición del elote (septiembre); en cada una de estas fechas, se realizan una o dos ceremonias hasta completar cinco; en el ámbito familiar también se realizan los Xuravet como respecto a la residencia y la herencia, con una tendencia patrilineal. En todos los casos, los Xuravet se hacen en los patios, sean comunales o familiares, se enciende una fogata, se danza, se reza, se acuerda quiénes irán a “venadear” y, de ser exitosa la caza, se consume una comida ritual preparada a base de venado. Estas ceremonias son conducidas por el mayor y la mayora del patio, quienes mantienen su cargo hasta la muerte. Además de las fiestas agrícolas de Xuravet, los mexicaneros celebran las fiestas patronales, el carnaval, la semana santa y todos santos. Para estas celebraciones, la máxima autoridad religiosa es el mayordomo, quien se ayuda del prioste, el pasionero y el tinantzil o copalero. Durante estas fiestas, los mayordomos se encargan de proveer al animal sacrificial que servirá de alimento: la res. Las autoridades civiles de la comunidad: gobernador, suplente, alguacil, capitán de campo y ayudantes, participan y cooperan en la realización de las diversas ceremonias religiosas. Los médicos tradicionales descubren su vocación y aprenden su oficio en sueños. Lo mismo que los mayores de patio, para poder ejercer su 33
  • 34. conocimiento, los médicos tradicionales deben ayunar y retirarse al monte un mes al año durante cinco años. Además de tratar diversas enfermedades (para cada una de las cuales tienen una flecha, considerada medicina junto con el tabaco macuche que sirve de correo para comunicarse con dios), los médicos tradicionales mexicaneros llevan a cabo diversos ritos de paso: a las niñas, al cumplir el primer y el segundo año de vida, cuando mudan, cuando les comienzan a crecer los senos y al llegar la menarquía les hacen el cochiste; a los muertos, al cumplir un año de fallecido se les realiza la “corrida del alma”. CHICHIMECA JONAZ. (San Luis Potosí - Guanajuato). Los chichimeca jonaz utilizan la palabra úza, "indio", y su plural ézar, "indios" para referirse a sí mismos y, en general, a cualquier persona indígena. Solamente cuando hablan español emplean para autonombrarse las palabras chichimeca, chichimeco, chimeco o meco. 34
  • 35. Habitan en una comunidad del municipio de San Luis de la Paz, en el estado de Guanajuato, en un poblado que está a 2,070 msnm. Ellos nombran a este lugar rancho uza (rancho indígena) o misión de chichimecas. La carretera del municipio divide el asentamiento en dos partes, al poniente la misión de abajo y al oriente la misión de arriba. Para el año 2000, en el XII Censo General de Población y Vivienda, se reportaron 1,641 chichimeca jonaz a nivel nacional, de los cuales 1,433 hablantes residían en el estado de Guanajuato, mientras que 115 habitaban en San Luis Potosí. Su lengua pertenece a la familia otopame del tronco otomangue y está estrechamente emparentada con las lenguas pames. La comunidad ézar se encuentra en una zona semidesértica con un clima semiseco. La temperatura media anual oscila entre los 14 y 20° C. Las especies de la flora corresponden al matorral desértico de hojas pequeñas. Es notorio el deterioro ecológico de la zona ya que han desaparecido muchos cactus, mezquites y nopales para dar paso a las tierras de cultivo. Por otra parte, la cacería extinguió algunas especies como el pavo silvestre, que se cazaba todavía a principios de siglo. Los ézar realizan trabajos como jornaleros, molineros, regadores o apicultores en las comunidades y ranchos vecinos. Practican una agricultura de autoconsumo, cultivando maíz, frijol, chile, calabaza, jitomate, camote y papa. El maguey es cultivado comercialmente para la extracción de aguamiel y quiote. Sus casas habitación son de adobón y teja o de ladrillo con colado de cemento. El piso es de tierra. La antigua vivienda tradicional estaba hecha de piedras apiladas, sin ventanas, con techo de dos aguas cubierto de palma o pencas de maguey, prácticamente ha desaparecido. Las prendas tradicionales como los quexquémitl, una especie de abrigos de palma y ciertos aditamentos de cuero, se dejaron de usar desde principios de siglo. Actualmente visten a la manera del campesino mestizo. Las fiestas más importantes para la comunidad son las de San Luis Rey de Francia y de la Virgen de Guadalupe. El compromiso de la organización de las fiestas lo heredan las familias. Un elemento importante en éstas, es la danza chichimeca, que se representa en tres capillas. Los componentes sonoros son el violín, la tambora y los machetes que entrechocan; los combatientes suman entre 15 y 45 personas. 35
  • 36. HUASTECOS. (San Luis Potosí). Los huastecos se llaman a sí mismos teenek, que deriva de la contracción te’inik de te’, “aquí”, e inik “hombre”, significa literalmente “los hombres de aquí"; su lengua, conocida también como tenek o teenek, deriva del tronco maya y es el único idioma de esta familia, separado geográficamente del territorio ocupado por los hablantes de otras lenguas mayenses. Su territorio abarca una porción del noreste de San Luis Potosí y otra área del noreste del estado de Veracruz, ambas en la región conocida como La Huasteca. Los municipios potosinos que concentran a la población teenek son: Aquismón, Tanlajás, Ciudad Valles, Huehuetlán, Tancanhuitz de Santos, San Antonio, Tampamolón Corona y San Vicente Tancuayalab. En Veracruz destacan Tantoyuca, Chontla, Chinampa de Gorostiza, Tempoal y Tantima. El clima es cálido húmedo con una temperatura media anual de 23.5°C. El área está cubierta por una red fluvial compuesta por una gran cantidad de arroyos estacionales que alimentan a diversos ríos, en donde predominan los bosques tropicales. En el XII Censo General de Población y Vivienda 2000, se registraron 150 257 hablantes de huasteco a nivel nacional, de los cuales 87 327 se concentraban en 17 municipios de San Luis Potosí y 51 625 en 15 municipios de Veracruz, aunque otros núcleos importantes se encontraron en Tamaulipas con 4 083 hablantes y Nuevo León con 2 457. 36
  • 37. Su hábitat, otrora exuberante, hoy está sujeto a un proceso de degradación irreversible, con una deforestación creciente de las partes serranas y la contaminación de las aguas de algunos de los ríos. Son un pueblo agricultor, que además del maíz y frijol produce algunos cultivos comerciales como la caña de azúcar, el café en pequeña escala, el ajonjolí, el arroz y el cacahuate y frutales como la naranja, el plátano, la piña y el mango. Su economía se complementa con el trabajo asalariado de los jóvenes que migran temporalmente a los centros urbanos y a las regiones productoras de caña u hortalizas de La Huasteca. Las comunidades huastecas cuentan con una jerarquía de cargos que constituyen el gobierno comunal y a cuya cabeza se encuentra un consejo de ancianos conocido como los "principales", quienes son consultados en los asuntos más importantes de orden colectivo. Las mujeres huastecas mantienen su indumentaria tradicional que consiste en un enredo de tela negra de percal o sintética, amarrado a la cintura con una faja y una blusa de corte cerrado. Encima llevan el dhayem (o quexchémitl en náhuatl) con bordados de cruces simbolizando los puntos cardinales, árboles de la vida, animales y flores. El tocado o petob es un arreglo del cabello trenzado en círculo alrededor de la cabeza con estambres de colores. Aunque muchas jóvenes actualmente visten a la manera de las campesinas mestizas, usan su vestido tradicional en los días de fiesta. A mediados de la década de los 70 la fuerte presión sobre la tierra en la región huasteca generó un gran movimiento social de solicitantes de tierra en donde ocuparon un lugar destacado las comunidades teenek. El movimiento logró la expropiación de grandes latifundios de la región. 37
  • 38. PAMES. (Querétaro - San Luis Potosí). Los pames se llaman a sí mismos xi’ui que significa «indígena», este término se utiliza para referirse a toda persona descendiente de no mestiza. La región pame, también conocida como pamería, se encuentra en la región montañosa y desértica de la sierra madre oriental del estado de San Luis Potosí y una pequeña fracción del norte de Querétaro. Dentro del primero, la zona xi’ui comprende cinco municipios: Ciudad del Maíz, Alaquines, Tamasopo, Rayón y Santa Catarina. En el estado de Querétaro se ubican principalmente en los municipios de Jalpa de Serra y Arroyo Seco. El territorio presenta variaciones altitudinales que van de los 350 a los 1 640 msnm, con tres tipos contrastantes de vegetación. Una boscosa de encino y pino en las zonas más elevadas; otra tropical de hojas perennes, con abundancia de palo mulato, cedro rojo, encino y roble en el municipio de tamasopo y el este del de ciudad maíz, y finalmente una vegetación de tipo matorral submontano con huizache, mezquite, cactus y agaves en los municipios de Ciudad Maíz y Alaquines. El XII Censo General de Población y Vivienda (2000) registró 8 312 hablantes de pame a nivel nacional. En el estado de San Luis Potosí se encontraron 7 975 hablantes de pame concentrados en los municipios de Santa Catarina, Tamasopo y Rayón. En el estado de Querétaro se registraron 104, aunque otras fuentes reportan la existencia de un número mayor. Algunos especialistas consideran que existen por lo menos dos lenguas pames: el pame del norte y el del sur. Estas forman parte del tronco lingüístico otomangue, familia otopame. El pame del norte también es conocido como xi 38
  • 39. yui, xi’ yui, xi’oi, xigue o xiuch, en tanto que, en Hidalgo, el pame del sur es llamado meco. Cada individuo que forma una nueva familia construye su vivienda ayudado por sus familiares y amigos; la construcción de la vivienda es un asunto exclusivamente masculino. La casa habitación tradicional es un jacal de planta cuadrada o rectangular, a veces con uno o dos lados redondeados, las paredes son de una hilera de varilla de madera o dos hileras que contienen piedras, en ocasiones las paredes se enjarran con lodo. También son comunes las paredes de tablones o de adobes. Los techos por lo general son de «dos aguas» cubiertos de palma, aunque cada vez son más comunes los techos de lámina galvanizada. En el aspecto de indumentaria, los xi’ui no se distinguen de la población mestiza, dado que siguen el patrón común de la población rural regional. Con las fibras de la palma las mujeres hacen chiquihuites, petates y venteadores; también elaboran piezas de alfarería como son comales, cántaros y otros enseres de cocina. Los hombres xi’ui elaboran canastos y colotes de carrizo, además de fabricar en madera una serie de implementos necesarios para las labores agrícolas y el menaje doméstico, de este mismo material también fabrican máscaras. La producción artesanal se dedica tanto al autoconsumo como al mercado. 39
  • 40. HUICHOLES (Durango - Jalisco - Nayarit) Los huicholes se llaman a sí mismos wirrárika, o su plural, wirraritari. Habitan al norte del estado de Jalisco en los municipios de Mezquitic y Bolaños; en el estado de Nayarit en La Yesca y El Nayar y hay grupos minoritarios en los estados de Zacatecas y Durango. La lengua huichol pertenece al tronco yuto-nahua, familia corachol. También se le conoce como huixarica, o tejí niukiyari. Según el XII Censo General De Población y Vivienda (2000), en el estado de Nayarit existían 16 932 hablantes de huichol; 10 976 en Jalisco; 1 435 en Durango y 330 en el estado de Zacatecas, ascendiendo a 30 686 el número de hablantes a nivel nacional. Son cinco los centros ceremoniales en donde se instalan los gobiernos tradicionales: San Andrés Cohamiata, Santa Catarina Cuexcomatitlán, San Sebastián Teponahuaxtlán y Tuxpan de Bolaños en el estado de Jalisco y Guadalupe Ocotán en Nayarit. La región que habitan, llamada por ellos Huicot, es atravesada por la Sierra Madre Occidental, cuenta con elevaciones que van de los 1 000 a los 3 000 msnm, encontrándose profundas barrancas, que hacen del territorio una zona de difícil acceso. Debido a estas condiciones orográficas, las vías de comunicación terrestre son escasas; no existen carreteras pavimentadas, por lo que la comercialización es difícil. El patrón de asentamiento es disperso. Se calcula que existen alrededor de 400 rancherías en un área de 4 107 km. Gran parte de las casas están construidas con adobe, otras con piedras recubiertas de lodo y con techos de paja. Hay casas con una sola habitación que tienen doble función: sirven como dormitorio y a la vez como cocina. En algunos lugares hay casas con varias habitaciones. En tiempo de calor, los huicholes tienden a dormir al aire libre o en las construcciones donde almacenan el grano. Junto a la vivienda construyen pequeñas casas llamadas ririki, «casas de dios», que son pequeños templos de adobe dedicados a las deidades y ancestros.La vestimenta varía de una región a otra y se caracteriza por su llamativa y elaborada confección, sobre todo del traje masculino. Los bordados de los trajes de San Andrés Cohamiata y Santa Catarina Cuexcomatitlán son más vistosos que los de San Sebastián y Tuxpan. 40
  • 41. La indumentaria de las mujeres consiste en una blusa corta de un sólo color, enaguas interiores y exteriores, un manto floreado para cubrir la cabeza y collares de chaquira. Los hombres usan pantalones de manta blanca (shavaresh) y camisas del mismo material que tienen abierta la parte inferior de las mangas (rahuarero); dichas prendas están bordadas con diseños simétricos de colores. Los huicholes usan sombrero de palma con adornos de chaquira o bolas de estambre, una capa cuadrangular doblada a la mitad que se coloca sobre los hombros y, eventualmente, aretes y pulseras de chaquira. Para amarrar los faldones de la camisa a la cintura se usan cintas de lana. Cada hombre lleva consigo varios morrales pequeños; calzan huaraches o zapatos deportivos. En su territorio las superficies aptas para el cultivo son escasas debido a que predominan los terrenos inclinados. Datos proporcionados por la Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos, informan que existen 140 mil has. De área boscosa en la región, las cuales en su mayoría son explotadas por compañías del estado de jalisco. La explotación forestal ha dado beneficios mínimos a la población local y ha incrementado la erosión de los suelos. Las actividades productivas que se realizan son principalmente para el autoconsumo: agricultura, pesca y caza. Los cultivos básicos son el maíz, calabaza, amaranto, frijol, chile y algunos frutos. Existe una importante migración temporal. Conservan aún rasgos de un pueblo seminómada; su vida religiosa, política y económica está organizada de tal modo que constantemente cambian de lugar de residencia. Entre las autoridades tradicionales se encuentran los kawiteros (ancianos virtuosos), quienes han cumplido con las obligaciones civiles y religiosas de la localidad, además de ser conocedores de la tradición del grupo, por lo que son las personas más respetadas de la comunidad. Una de las características principales de su religión es la asociación que se da entre el maíz, el venado y el peyote. Su mitología en general hace referencia a estos elementos, por lo que los rituales, las fiestas, la organización material y temporal de la vida gira muchas veces alrededor de ellos. El maíz y el venado representan el sustento vital, en tanto que el peyote es el medio más importante para trascender el mundo profano y la manifestación material más obvia de lo sagrado, es el intermediario entre el hombre y las deidades. 41
  • 42. Una de las fiestas más importantes es la del maíz tostado que se lleva a cabo durante el desmonte y quema de los terrenos, en este ritual se manifiesta la unión de los tres elementos centrales de su religión: el maíz, el venado y el peyote. Durante la temporada de sequía se realiza la peregrinación a Wirikuta, la tierra del peyote, que es considerado un lugar sagrado donde moran los dioses. El objetivo de la peregrinación es doble: recolectar peyote para las ceremonias y hallar a los dioses para «encontrar la vida». Existen relaciones cercanas con los Coras, debido a que con ellos tienen interacciones rituales importantes. Los huicholes abastecen a este grupo de peyote. En cambio las relaciones con los tepehuanes son delicadas, pues se han suscitado conflictos en ciertas regiones por invasión de terrenos. CORAS. 42
  • 43. (Nayarit). Los coras se llaman a sí mismos nayeri, aunque existen gentilicios para los habitantes de cada comunidad, de tal manera que a los de Santa Teresa se nombran "quamaruchi", los de Jesús María "ahusete" y los de Mesa del Nayar "yohke". Habitan en la porción noreste del estado el Nayarit sobre todo en los municipios de Acaponeta, El Nayar, Rosamorada, Ruiz y Tepic. Comparten un territorio con otros grupos indígenas: huicholes, mexicaneros (hablantes de náhuatl), tepehuanos y mestizos. De acuerdo al XII Censo General de Población y Vivienda (2000), se registraron 15 389 hablantes de cora en el estado de Nayarit y 16 410 a nivel nacional. Su lengua, también conocida como nayari, niuucari o naayeri, se deriva del tronco lingüístico yuto-nahua y junto con el huichol constituye la familia cora-chol. La indumentaria femenina se compone de una amplia falda floreada, cuyo largo varía de acuerdo a la comunidad, combinada con una blusa de color brillante. El atuendo se complementa con collares, aretes, huaraches de plástico y rebozo negro. Los hombres visten pantalón de manta, camisa de color claro, sombrero y en la mayoría de los casos, huaraches de piel. Tanto hombres como mujeres utilizan morrales de lana o algodón tejidos por las mujeres en telares de cintura, adornados con flores, animales u otros motivos. El territorio cora abarca alrededor de 220 000 has. En la sierra del Nayar, a una altura que varía entre los 700 y los 2 000 msnm. La región está surcada por cerros áridos de cuya base parten estrechas quebradas, formando barrancas en toda el área. En tiempo de lluvias, en esta orografía se forman torrentes que corren entre acantilados y desfiladeros. Uno de éstos, la cañada del río de Jesús María, divide al altiplano en dos, sirviendo de límite entre el territorio de coras y huicholes. Debido a la diversidad topográfica, existen diferentes tipos de clima que van desde el tropical hasta el templado y árido. La flora incluye árboles como el cedro, amapa, chicozapote, caoba, zacate, higuera, guásima, guanacastle, ceiba, gascalate y mezquite. La mayoría de los pueblos coras se asientan en la tierra caliente, donde practican una agricultura de subsistencia y una ganadería doméstica con la cría de bovinos, ovinos, caprinos, porcinos, ganado caballar y mular, así como la cría de abejas, gallinas y guajolotes. Para completar el ingreso familiar, los varones suelen migrar temporalmente a la costa para trabajar en el corte del 43
  • 44. tabaco o en la pizca de maíz. Durante el ciclo agrícola, las familias abandonan su residencia para establecerse cerca de los campos de cultivo. Su gobierno está compuesto de un cuerpo de autoridades tradicionales que se rotan entre cargos civiles (gobernador, alguaciles, justicias y centuriones) y religiosos (mayordomos y tenanches). En este sistema de cargos participan todos los varones adultos de la comunidad prestando servicio durante un año y ascendiendo poco a poco en la jerarquía. Dentro de sus celebraciones religiosas destacan los mitotes, dedicadas al cultivo del maíz que puede tener un carácter familiar o comunal y en donde participan cantadores, músicos, danzantes narradores de sus mitos. También destacan las celebraciones de Semana Santa, del día de muertos (1 y 2 de noviembre), la de la Epifanía (6 de enero), la del Apóstol Santiago (25 de julio), la del Arcángel Miguel (29 de septiembre) y la Virgen de Guadalupe (12 de diciembre). Sus historias antiguas se transmiten oralmente de generación en generación y en ellas se narra cómo se construyó el mundo, se obtuvo la lluvia, el fuego, el tabaco o el maíz. Sus deidades están relacionadas con la naturaleza: el sol, la lluvia, el agua, el fuego, el mar, etcétera. OTOMÍES. 44
  • 45. (Puebla - Hidalgo - Michoacán). Los otomíes del Valle del Mezquital, Hidalgo, se llaman a sí mismos hñä hñü, de hñä, hablar y hñü, nariz, es decir, los que hablan la lengua nasal, aunque los otomíes de la sierra oriental se refieren a sí mismos como n’hyühü. Son un pueblo montañés que habita en las zonas de tierra fría y templada del centro de la República mexicana y sus altiplanos: la sierra de las cruces, la meseta de Ixtlahuaca-Toluca, la escarpa occidental de la mesa central, los valles de Querétaro e Hidalgo, la Sierra Gorda, el Valle del Río Laja, los valles de Guanajuato, la sierra de Puebla y algunos lugares en el estado de Michoacán y Tlaxcala. Las lenguas otomíes, también conocidas como hia hiu, hña’no, ñah ñu, ñuhu, ñ’ah ñu, jia jiu o ra yuhu, se derivan del tronco otomangue, familia otopame. En el censo general de población y vivienda (2000) se registraron 291 722 hablantes de otomí a nivel nacional, concentrados principalmente en los estados de Hidalgo, México, Quéretaro, Distrito Federal, Michoacán, Veracruz y Puebla. Son un pueblo agrícola cuya base nutricional es el maíz y el pulque, bebida fermentada que obtienen de la planta de maguey. En algunos lugares además de la milpa, producen ciertos cultivos comerciales como el trigo, la cebada, el cacahuate, el café, el jitomate y el garbanzo. En las zonas frías es común la cría de borregos, especialmente para la obtención de lana que utilizan para el tejido de algunas prendas. Practican la alfarería, el tejido de cestería y en algunos lugares se conserva la técnica prehispánica del tejido de telar. Para complementar su economía, los hombres se ven obligados a migrar temporalmente para emplearse como jornaleros o peones en las ciudades o incluso viajan a Estados Unidos. La indumentaria masculina se asemeja a la de los campesinos de la región. En el caso de las mujeres, son las ancianas quienes suelen usar la blusa tradicional de manta con bordados de colores en cuello y mangas. Encima de ésta llevan un quexquémitl o en su defecto, un rebozo. 45
  • 46. TEPEHUAS. (Veracruz - Hidalgo - Puebla). La lengua tepehua, junto con el totonaco forman la familia totonaca-tepehua. La palabra tepehua es de origen náhuatl, su significado literal es «cerro-dueño». No obstante, el grupo se llama a sí mismo kitndnkanma-kalkaman «nosotros somos de idioma tepehua» o bien hamaispini, «dueños del cerro». El primer gentilicio es de uso común en Pisaflores, municipio de Ixhuatlán de Madero, Veracruz, mientras que el segundo se menciona con más frecuencia en Chintipan, comunidad del municipio de Tlachichilco. En el año 2000, el Censo General de Población y Vivienda reportó la existencia de 9 435 hablantes de tepehua a nivel nacional, la mayoría de ellos, concentrados en el Estado de Veracruz y en menor medida en Hidalgo y Puebla. A su lengua también se le conoce con los nombres de chahuindi, hamasipini o lhimak’alhk’ama’. El territorio donde vive este pueblo forma parte de la Sierra Madre Oriental y comprende el norte del Estado de Puebla y regiones colindantes de Veracruz e Hidalgo. El clima es tropical y subtropical, influido por la proximidad de la costa del golfo, lo cual favorece lluvias, neblina y humedad constantes. Por la zona cruzan los ríos Pantepec y Vinazco, alimentados por un conjunto de afluentes, entre los cuales figuran el Pilpuerta, el Beltrán, el Limón y Arroyo grande. En éstos se pesca mojarra, charal, bagre, un pequeño camarón conocido como acocil y la acamaya, especie de langostino de agua dulce. Los terrenos aprovechados para el cultivo circundan los poblados, y más allá de ellos se encuentran los pastizales y bosques de los cuales las familias extraen bienes, sobre todo madera para la construcción de casas, leña, etcétera. Todavía quedan restos del bosque tropical perennifolio, y las variedades de árboles maderables que allí se encuentran son: cedro, capomo, chicozapote, tempisque, ceiba, palo de rosa y algunos ejemplares de caoba. La tala es 46
  • 47. inmoderada y por ende es factible que las especies de potencial económico tiendan a desaparecer. Los tepehuas practican la agricultura de roza, tumba y quema; debido a la falta de tierras, casi ya no practican la rotación de suelos. Los cultivos más importantes para el sustento son maíz, frijol, haba y quelites; la caña de azúcar y el café se cultivan para la venta. Las casas son amplias y con techos de cuatro aguas. Lo habitual es construir varios recintos con distinta función cada uno. Por ejemplo, una familia puede disponer de cuatro inmuebles: en uno se encuentra la cocina y el lugar que sirve para comer y dormir, otro está destinado a hacer el pan, el tercero a guardar el maíz y otro más para guardar la ropa. Alrededor de las casas se encuentra el chiquero y el corral. Allí están las gallinas, guajolotes, pollos u otros animales, ya que es tradición de toda la familia contar con, por lo menos, tres parejas de animales. Las casas se fabrican con los siguientes materiales: para las paredes, carrizos, varas y lodo; para los techos, dependiendo de las posibilidades económicas, palma, lámina de cartón o de metal. Los tepehuas presentan una notable afinidad cultural con los nahuas, totonacos y otomíes que habitan en la región, pues se desenvuelven en el mismo ambiente y las evidencias parecen indicar que tal ha sido la situación desde tiempos prehispánicos. A pesar de que cada pueblo conserva su propio idioma, se mantiene con mucha pureza una tradición común, sobre todo en lo que se refiere a la indumentaria, las danzas y la fabricación y uso de papel amate. Incluso, en los mercados locales es común que se reúnan indígenas pertenecientes a diferentes grupos, como en el caso del mercado de Xicotepec de Juárez, Puebla, donde comercian totonacos, tepehuas y nahuas. 47
  • 48. TOTONACAS. (Veracruz - Puebla). El vocablo totonaca se compone de los términos tu’tu o a’ktu’tu, que se refiere al número tres y nacu’ que significa «corazón». Los totonacas emplean este término en el sentido de que Cempoala, Tajín y Castillo de Teayo son los tres centros representativos del grupo, los tres centros o tres corazones de su cultura. El idioma totonaca y el tepehua pertenecen a la familia totonaca-tepehua. La lengua totonaca también es conocida como Tachihuiin, Tachuhuiin, Totonaco, Tutunakuj o Tutunacu. El XII Censo General de Población y Vivienda (2000) registró un total de 240 034 hablantes de esta lengua, la mayoría de los cuales habitaban una porción de la planicie costera norte del Estado de Veracruz y en la Sierra Norte de Puebla. En esta última región tienen una presencia significativa en 27 municipios y en 14 del Estado de Veracruz. La región totonaca abarca desde el Río Cazones al norte, hasta Jalacingo al sur; y desde Xicotepec de Juárez y Zacatlán en el Estado de Puebla, hasta las costas del Golfo de México. Comprende dos áreas ecológicas: la sierra, en las pendientes orientales de la Sierra Madre Oriental, en el Estado de Puebla, y la planicie costera. Los totonacas son agricultores. Producen maíz, frijol y calabaza para el autoconsumo, y café para la venta. En la planicie también siembran vainilla, caña de azúcar, tabaco, algodón y cacao, cultivos comerciales que les proporcionan ingresos monetarios. Los totonacas fabrican productos artesanales para uso familiar o ceremonial como cestos, vasijas, juguetes, incensarios de barro, máscaras de madera y ornamentos de palma. Las mujeres utilizan el telar de cintura para confeccionar prendas de su vestimenta tradicional y algunos otros productos comerciales como servilletas, manteles y toallas. Actualmente los totonacas conservan estrategias ancestrales de aprovechamiento de los microagroecosistemas; poseen parcelas de tierra en 48
  • 49. diferentes altitudes y sobre laderas con distintas pendientes, así diversifican su calendario agrícola, siembran diversos productos y aprovechan mejor la fuerza de trabajo familiar. En la zona costera la industria petrolera ha contaminado el agua y el suelo. Los bosques templados en la sierra norte de Puebla y la selva tropical húmeda de las llanuras veracruzanas sufren una tala inmoderada; esto ocasiona la desaparición de fauna que era para los totonacos una importante fuente alimenticia. Se han extinguido el venado cola blanca, el venado temazate y el jabalí o pecarí de collar. La indumentaria femenina se compone de camisa bordada en punto de cruz y punto pasado, enredo, faja y quexquémitl. La vestimenta masculina se compone de camisa con cuello cuadrado y bata ancha, calzón, faja, pañuelo y morral. En los pueblos de la sierra se usan los huaraches; los papantecos usan botines y un pañuelo de algodón enrollado al cuello o en la bolsa de la camisa. Con la apertura de carreteras en la zona en la década de los 50, los totonacos se desplazaron a las ciudades cercanas en busca de trabajo asalariado. 49
  • 50. POPOLUCAS. (Veracruz). Se consideran a sí mismos como los hijos de homshuk, el dios del maíz, y se identifican más con el vocablo popolucas, que por los términos nativos de núntaha’yi, tuncapxe, yaac avu, nuntajuyi o el de anmati, palabras que denotan su filiación lingüística. También han sido llamados olmecas, zoque-popolucas y mixe popolucas. La lengua popoluca deriva del tronco mixe-zoque; el popoluca de la sierra y de texistepec tienen más cercanía con el zoque, en tanto que el popoluca de Sayula y de Oluta con el mixe. El XII Censo General de Población y Vivienda (2000) registró 38 139 hablantes de popoluca en el país, siendo Veracruz su más importante asiento con 36 643 personas hablantes de esa lengua, es decir, el 96% del total nacional. La región istmeña de Veracruz se caracteriza por ser un espacio relativamente plano, que comienza a ser interrumpido por las estribaciones serranas que corresponden al Sistema Montañoso de los Tuxtlas y se asigna como su punto más alto el volcán de San Martín con una altitud de 1 764 msnm. La franja montañosa ocupada por los popolucas es conocida como la sierra de Santa Martha, en ella se ubica de manera destacada la población de soteapan a 499 msnm. Por su lado, Sayula se ubica en la zona más plana a 138 m. de altitud. Debido a un proceso de transformación de la actividad productiva, que pasó de la agricultura a la ganadería en el istmo veracruzano, el espacio popoluca también se ha transformado; se ha reducido la producción maicera en favor de los cultivos forrajeros y comerciales. Los ejidatarios popolucas se han visto obligados a rentar sus tierras a los ganaderos particulares o a los mestizos que no se dan abasto con sus superficies de pastura, por lo que muchos de ellos dependen, a través del sistema de aparcería, de los ganaderos y caciques locales. La vestimenta tradicional consistía en una manta tejida de algodón que se enrollaba en la cintura, sujetada con una faja que también era tejida, quedando el torso desnudo. En nuestros días, prácticamente ha desaparecido entre las mujeres popolucas este tipo de indumentaria, conservándola sólo las mujeres nahuas de la región. Ahora usan vestidos de faldas amplias y de colores intensos de confección casera, delantal y rebozo. Pocos hombres usan el típico 50
  • 51. calzón de manta, aunque todavía calzan huaraches tanto hombres como mujeres. Además de la religión católica, los popolucas conservan algunas ceremonias de origen prehispánico, con relación a las actividades agrícolas, la caza y la pesca, venerando al huracán, dios del viento y a homshuk, el dios del maíz entre otras deidades menores. MAZAHUAS. (Estado de México - Michoacán) Los mazahuas se llaman a sí mismos jñatjo. Se localizan en la parte noroeste del Estado de México y en una pequeña área del oriente del Estado de Michoacán. La topografía de este territorio topografía se caracteriza por contar con un sistema montañoso de mediana altura. Los municipios que concentran la 51
  • 52. población mazahua son once, de los cuales diez se localizan en el Estado de México: Almoloya de Juárez, Atlacomulco, Donato Guerra, El Oro de Hidalgo, Ixtlahuaca, Jocotitlán, San Felipe del Progreso, Temascalcingo, Villa de Allende y Villa Victoria; y uno, Zitácuaro, en el Estado de Michoacán. La región presenta un sistema montañoso constituido por pequeñas cordilleras de mediana altura que forman parte de la Sierra Madre Occidental y ramificaciones de la cordillera neovolcánica. Existen notorios contrastes: áreas boscosas y otras semidesérticas o con un alto grado de erosión. Algunas montañas están cubiertas por bosques de árboles maderables. La caza furtiva y la deforestación en la región, han originado que las especies de flora y fauna se encuentren en peligro de extinción. De acuerdo con los datos del censo del INEGI del año (2000), en el país había 133 430 personas de 5 años y más hablantes de lengua mazahua. De éstas, el 90% se localizan en el Estado de México constituyendo el grupo indígena mayoritario en esa entidad. La lengua mazahua se ubica en la familia otopame del tronco lingüístico otomangue. Esta lengua, conocida también como hnatso, hnatzo, ji naa o jñatjo, se encuentra emparentada con las lenguas otomí, pame, matlatzinca, ocuilteca y chichimeca. En la región mazahua se produce principalmente maíz y en menor cantidad frijol, trigo, cebada, avena y papa; en algunos municipios cultivan chícharo, hortalizas y flores. La producción es básicamente para autoconsumo. La actividad pecuaria es de baja escala, no obstante constituye un apoyo importante para la economía familiar, principalmente la cría de ganado ovino y bovino. En algunos municipios se produce madera en rollo, raja para leña y carbón de encino. Las actividades productivas las realizan en forma familiar y recurren a sus parientes más cercanos en la época de mayor trabajo en los cultivos. Utilizan herramientas tradicionales como mulas y bueyes en las labores agrícolas; en las mesetas y valles recurren al tractor para la roturación, barbecho, rastra y apertura de surcos, en algunos casos utilizan también la sembradora. Debido a la insuficiente producción de alimentos, la mala calidad del suelo y el extremo minifundismo, los mazahuas han tenido que emigrar en busca de trabajo. Los lugares más importantes de atracción migratoria son las ciudades de México y Toluca. La población migrante está formada tanto por hombres como por mujeres; ellos, empleándose como peones en lugares cercanos o como albañiles y obreros en los centros urbanos, las mujeres como sirvientas o como 52
  • 53. vendedoras ambulantes; en la Ciudad de México, a estas últimas se les identifica como «Marías». La indumentaria de este grupo se ha transformado. Actualmente la ropa tradicional está más arraigada en las mujeres; consta de falda y blusa de tela de satín de colores fuertes y brillantes (azul rojo, rosa mexicano y verde limón). La falda es plisada con adornos de encaje en su alrededor. La blusa, del mismo material, tiene adornos de encaje o de la misma tela en el cuello, pecho y espalda. Usan una falda interior blanca de manta o popelina plisada y adornada con una tira bordada que sobresale a la falda de color. Para protegerse del frío se cubren con un quexquémitl que consta de dos tiras anchas unidas en forma de triángulo, de tal manera que queda un hueco por el que introducen la cabeza. Esta prenda es de lana de color azul, negro o café con delgadas líneas blancas, con bordado de flores o grecas alrededor del cuello. En distintas localidades de la región se confeccionan cobijas, fajas, tapetes, cojines, manteles, morrales y quexquémitl de lana. En San Felipe del Progreso hay personas que se dedican a la elaboración de piezas de plata como arracadas, anillos, collares y pulseras; en distintas ocasiones han recibido premios por la técnica y por la belleza de sus obras. El grupo mazahua mantiene el trabajo colectivo llamado «faena» que consiste en la cooperación de los miembros de la comunidad para la realización de obras o trabajos de beneficio colectivo como son escuelas, mercados y caminos. En la actualidad los cargos religiosos tradicionales como el de la mayordomía se practica cada vez menos, principalmente entre los jóvenes; son los ancianos quienes tratan de mantenerlos. Las principales fiestas religiosas que se celebran son las del santo patrono de cada comunidad, la de la Virgen de Guadalupe, semana santa, y la de Nuestro Padre Jesús en San Felipe del Progreso, durante la segunda semana de enero. 53