La incidencia del discurso religioso en la sociedad
1. LA INCIDENCIA DEL DISCURSO RELIGIOSO EN LA SOCIEDAD
NOMBRE: Ariel Ruiz FECHA: 07-06-2017
Durante el transcurso de nuestra vida vamos a escuchar una infinidad de frases generadas
en las mentes de los demás, que al paso del tiempo llegan a incidir de manera activa en todo
nuestro comportamiento, ya sea al momento de estar solos o en interacción con las demás
personas.
La religión fue, es y será una de las causas más grandes de controversia a nivel mundial en
todos los ámbitos y estatus sociales o culturales. Dentro de cada uno de los niveles de
organización social no existe un régimen que nos establezca a cual o a cuales dioses
debemos de venerar y respetar, (excepto en algunas culturas en las cuales la religión forma
parte de la ley) y que convicciones de comportamiento en función de los mandatos de los
mismos vamos a realizar. Esto permite que nuestra capacidad propia para deducir nos
mantenga por lo menos meditando en que creencia es la que debemos aplicar en nuestras
vidas y que es en lo que nos vamos a basar para corregir las actitudes y acciones que para
este sistema están mal.
Van a pasar miles y millones de años y las personas van a seguir haciendo caso a discursos
que con supuestas pruebas dilucidan la existencia de uno o más dioses. La capacidad de
convencimiento de estas personas en algunos casos llega a ser tan sutil que los seguidores
alcanzan la acción del suicidio, tan solo por el hecho de que un hombre, una mujer o hasta
una cosa le dijo que debía hacerlo para salvarse de un mal que es impuesto por este mismo
ente.
Las personas somos tan fáciles de convencer que tan solo al ver un video en las redes
sociales o buscar la aceptación grupal, llegamos a engañarnos a nosotros mismos sin
motivo adicional alguno, más que la simple satisfacción de romper las reglas y sobre todo
llamar la atención. Lamentablemente ha llegado a ser tan grande el poder de
convencimiento, que actualmente se ocasionan múltiples asesinatos y suicidios a nivel
individual y colectivo, así como también atentados psicológicos que no se logran olvidar ni
siquiera hasta el día en el que fallecemos.