1. Sexualidad polarizada y reprimida:
¿O soy puta o soy santa?
La sexualidad humana representa una de las fuentes de energía más fuertes que hay en la
sociedad, es la sexualidad lo que impulsa al ser humano a realizar casi todo lo que ha
conseguido en términos de evolución social. El poder que ejerce en nosotros los impulsos
libidinales es indiscutible, no podemos negar que desde el momento en que nacemos y hacemos
consiente nuestras sensaciones se nos abre una diversidad de alternativas que serán guiadas por
este impulso sexual. Desde conseguir una pareja hasta poder crecer en la sociedad queriendo
dominarla siendo exitoso, compitiendo y renovándonos, todo esto casi siempre con estimulo del
libido, no podemos negarlo.
Este impulso sexual representa para el hombre parte de su historia, y siempre ha estado en la
controversia por lo que representa. Para algunos simplemente libertad, para algunos: libertinaje
y la antítesis de la moral. Pero la verdad es que como parte del hombre debe ser comprendido
para no caer en el problema que caracteriza la sexualidad aun en este siglo: la represión y
polarización de la sexualidad o libido; calificándolo en sus extremos es decir ser alguien que lo
vive libremente representa un libertino y por otro lado quienes la reprimen totalmente al punto
de llegar a ser una santos y santas, o pretender serlos.
Lo que no cae en consideración es que los efectos de esta represión son peores, muchas veces,
que el simple hecho de conocer y conectarnos con estos impulsos tan naturales como el apetito,
y que igual que este último solo se deforma al haber una represión del mismo, si dejas de comer
eventualmente cuando pueda hacerlo lo harás desmesuradamente causándote un daño. Con esta
analogía quiero comenzar a dar un ejemplo de cómo reprimir impulsos de tamaño poder
relacionado directamente con nuestra psicología tiene grandes efectos nocivos en el desarrollo
tanto de una personalidad sana como en una sexualidad estable.
Citare a Mariló López que en su artículo titulado: Capitalismo, represión sexual y neurosis
menciona algo interesante: “Gracias a esta moral antivida se produce la neurosis y la psicosis.
Desde antes de que naciéramos, nuestros padres, educados en la moral judeo-cristiana, han sido
programados para que, cuando lleguemos a este mundo, seamos víctimas de ese tipo de
educación, en el que se nos niega la libertad y el placer (2014)”. Es interesante porque hablar de
represión sexual nos trae, a algunos, a la mente la religiosidad y la moral tan fuerte que esta
conlleva en sus bases, bases que, sin sonar antirreligioso, ha causado grandes catástrofes en base
a la misma.
Y es muy cierto, desde niños, en base a moralismos, el sexo y la sexualidad esta rotulada como
inmoral, sobretodo fuera del contexto de “permisiva divina” es decir matrimonio, y aun así con
ciertas represiones o ceñida a ciertas actividades. Pero como menciona López (2014) la
educación que recibimos ya nos dirige a estas situaciones sin siquiera darnos la oportunidad de
opinar, quizás una de las grandes desventajas a las que nos someten desde infantes, estar
obligados a creer en lo que nos quieran hacer creer.
En mi opinión esta represión basada en temores y una moral subjetivista, como una de las
causas, tiene más desventajas que ventajas para el desarrollo del individuo, y me baso en el
hecho de que está comprobado los efectos de la represión de los impulsos más básicos del ser
humano, me centro para comenzar en la religiosidad moralista, pues no hay mayor represor que
el que se protege bajo las faldas de Dios. Santos (2013), menciona que “La represión sexual
2. contribuye al surgimiento de neurosis, entre ellas especialmente la neurosis obsesiva, histerias,
impotencia sexual, frigidez y otros trastornos psíquicos”. Cada una de estos síndromes o
trastornos neuróticos repercuten en la vida de la persona de forma más que significativa, no son
pocos los casos de infidelidades, por mencionar alguno, cuya excusa se escuda en “No me
complacía como yo deseaba” o “En la calle puedo hacer lo que con mi esposa no”. Estos
argumentos que parecen sacados de un Talk Show son el reflejo de la insatisfacción que puede
causar no solo que tu pareja sea en exceso moralista, sino que incluso la contra parte polarice a
su pareja (Camacho, 2003). Polarizar en el sentido de que la mujer es dicotomizada en una
buena y una mala, o en este caso, una Puta y una santa, y es aquí cuando la incapacidad para
vivir la sexualidad con libertad ocasiona esta clase de problemas, y no solo en el sentido de que
la mujer debe ser con su marido todo lo Puta que sea necesario para complacerlo, sino que el
hombre también debe tener la libertad de vivirlo con ella, pues no es extraño que el pensamiento
represivo en el señale a su mujer como “Con ella no y con otra sí”, quizás también
reprimiéndola a ella y ocasionándole diverso problemas emocionales. El equilibrio de la
sexualidad está directamente relacionado con la madurez afectiva como menciona Santos
(2013).
Entendamos también que el la formación la que conlleva a estas represiones, como mencioné,
estamos hoy en día incluso sometidos, en mi opinión por temores, a una represión sexual
latente. Seria inconsciente o subjetivo culpar a los jóvenes solamente por su afición al disfrute
sexual, son las hormonas acompañadas, en mi opinión, de un gran cumulo de mensajes confusos
de la sociedad e imágenes parentales inadecuadas. La vivencia responsable de la sexualidad no
se enseña mediante reglas, sino por el ejemplo y la comprensión de padres y formadores
(Santos, 2013). Que acotación para más inteligente, pues reprimir a mi parecer nunca ha sido
solución de nada.
Retomando el tema, los jóvenes son constantemente bombardeados por imágenes ambivalentes
de la sociedad, por un lado el de una sexualidad sana, equilibrada con responsabilidad y por otra
parte la explotación sexual de los medios y la represión de los hogares preocupados porque
estos medios no perviertan las mentes de sus hijos. Si le sumamos a la confusión de por si
exasperante de los adolescentes tenemos un coctel psicopatológico delicioso para profesionales
de la salud. La solución en mi opinión es tomar el tema de la sexualidad con más realismo y
menos utopismo, es decir que no podemos reprimir los deseos sexuales, menos nuestro impulso
por querer saber, eso es más enfermo que masturbarse, aunque pedirle a unos padres, crecidos
religiosamente con una moral impuesta muy severa en donde el hecho de la libertad de vivir la
sexualidad plena es sinónimo de castigo o inmoralidades, que comprendan a sus hijos y que los
dejen experimentar en beneficio de su salud es mucho más utópico, siempre es preferible que
con guía adecuada e información no restrictiva y principalmente alejando la religión, por ser
sinónimo de represiones y castigo se guie a los jóvenes. Citare algo que refleja lo que digo
recuperado de un artículo titulado: ¿La masturbación es pecado mortal? ¡Sí! La Biblia y la
Iglesia Católica lo condenan (2014) que literalmente dice lo siguiente: “la masturbación no sólo
es un pecado mortal, sino que es un pecado mortal identificado en tres distintos lugares en la
Sagrada Escritura y quienes los cometen son excluidos reino de Dios”. Bueno, eso explica la
frase: “Dios te está mirando en todas partes, cuidado donde pones esas manos”. No es mi
intención sonar antirreligioso, solo que es evidente la represión que esto señala.
Sin contar que la represión sexual es la génesis de muchos trastornos sexuales incluso
depravaciones, lo que si son problemas. El Dr. Andrés Flores Colombino (2010) menciona que
el mal manejo por parte de los padres de la ingenua curiosidad sexual infantil y de los juegos
3. sexuales de los mismos, tratados con represión enfermiza, evasiones, racionalizaciones y
prohibiciones estrictas, cierra el camino a un desarrollo sexual normal, e inclina al niño a
manifestaciones parafílicas. Las que si pueden comprenderse como perversiones de la
sexualidad que incluso pueden convertirse en grabes problemas sociales.
Entiéndase que la represión siempre ha causado más que beneficios una búsqueda de formas de
evadirla, salirse con la suya, del reprimido, y que dicha prohibición sea más atractiva, la
curiosidad es una aliciente muy poderoso, y cuando se trata de algo tan poderoso como el libido,
no es difícil entender el porqué de las perversiones y de la capacidad de la sexualidad para
abrirse camino. El individuo sometido a una intensa represión sexual en la niñez y juventud, ya
en la adultez, puede buscar aventuras sexuales, vivir experiencias variadas que salen de las
fronteras permitidas, como un acto de libertad o de liberación (Flores, 2010). Es ahí cuando
comienzan los problemas de una aparente búsqueda de la moral.
La represión de la sexualidad, la polarización de la misma como buena o mala causa, entonces,
más complicaciones en la persona y en su contexto que beneficios para su desarrollo, si bien hay
personas que llegan un punto en donde la sexualidad llega a ser para ellos algo incierto o
desvalorado pues el factor psicológico y social toma un valor importante en su análisis, pues sin
duda alguna el no desarrollar una correcta sexualidad no puede, ni será, normal y bastaría con
un análisis de su entorno para llegar a una génesis no siempre psicopatológica, sino social.
Si bien la libertad esta en justamente vivir nuestra sexualidad como nos parezca, dentro de los
márgenes del respeto por el otro, pues esto no se nos respeta cuando no tenemos como
defendernos, hablo de la infancia, y cuando ya podemos hacerlo estamos tan afectados por
formaciones tan rígidas en torno al sexo y la sexualidad que defendemos lo que, sin saber, nos
ha dañado. ¿Se puede decir entonces que defendemos nuestras creencias? O puedo decir que
estas defendiendo lo que te impusieron: como lo moral (o mejor dicho una ética), cuando eras
una persona amoral por ser libre, como nacemos todos o deberíamos nacer todos.
La sexualidad, cave mencionar, debe ser llevada con responsabilidad, debe ser instruida con
respeto y libertad, no reprimida por creencias subjetivista de cada familia, eso va contra el
principio de libertad, a tal punto que no se puede diferenciar entre la preocupación por que el
adolecente no cometa un error que pueda afectar su futuro(embarazos, enfermedades de
transmisión sexual, abusos sexuales) y el qué dirán o un pecado que afecte su llegada al reino de
dios y con ellos algo incluso peor que la sociedad hablando.
El libido o impulso sexual es más fuerte que cualquier creencia y debe asumirse, diríjase donde
se dirija, porque si no se abrirá paso de algún modo, incluso inconsciente, a esto coincido con la
acotación de Alpízar (s.f), quien menciona lo siguiente: Obsérvese sin embargo, que en cada
una de las cuatro orientaciones fundamentales: heterosexual, bisexual, homosexual y asexual; la
persona puede desarrollarse aceptando su naturaleza sexual y desarrollándola en forma
responsable y afirmativa, o puede, por el contrario, desarrollarse negando su propia naturaleza
sexual y asumiendo como propia la naturaleza opuesta. Quiere decirnos que reprimir lo que
somos, lo que deseamos conlleva a asumirnos como algo que no somos lo que conlleva sin duda
a un estado de búsqueda constante de satisfacciones producto de la negación consiente de la
misma, satisfacciones que no consigue por ser de carácter inconsciente, lo que dirige a la
persona a la infelicidad o a lo que algunos llamamos neurosis.
Franck Palacios Grimaldo, 8 de octubre del 2014
4. Bibliografía:
Flores, A. (Noviembre, 2010). ESTUDIO PARAFILIAS. Sexología forense. Recuperado de:
http://sexologia-forense.blogspot.com.es/2010/11/estudio-parafilias.html
¿La masturbación es pecado mortal? ¡Sí! La Biblia y la Iglesia Católica lo condenan. (Febrero,
2014). Vaticanocatolico. Recuperado de:
http://www.vaticanocatolico.com/iglesiacatolica/masturbacion-pecado-mortal/
Alpízar, O. (julio 2011) Consecuencias de la represión sexual. ElCritico. Recuperado de:
https://sites.google.com/site/oscaralpizarl2/consecuencias-de-reprimir-la-sexualidad
Camacho, J. (Mayo, 2013) Fidelidad e infidelidad en la relación de pareja. Scribd. Recuperado
de:
https://es.scribd.com/doc/127954039/Camacho-Javier-Martin-Fidelidad-Infidelidad
López, M. (Octubre, 2014). Capitalismo, represión sexual y neurosis. Crecimiento personal.
Recuperado de:
http://www.periodicodecrecimientopersonal.com/capitalismo-represion-sexual-y-neurosis/
Santos, E. (Junio, 2013) EL infierno de la represión sexual. Aleteia. Recuperado de:
http://www.aleteia.org/es/religion/noticias/el-infierno-de-la-represion-sexual-1784001