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La explotación sexual de transexuales. Visibilización de
una problemática.
La Explotación Sexual Comercial es una conducta ampliamente regulada
en la legislación nacional e internacional, y un grave delito cuando
vulnera a menores de edad. Sin embargo, Colombia carece de un
conocimiento extenso que relacione el comercio sexual con el
transgenerismo. Este artículo pretende examinar tal fenómeno, situando
como escenario la localidad de Mártires en Bogotá, con el fin de elevar
cuestionamientos respecto a los peligros que encaran niños o adultos
transexuales. Así, se comentan situaciones y riesgos observados en
campo por el autor, que parecen no haber encontrado la suficiente
resonancia entre autoridades y expertos. También, se explora la
idiosincrasia colombiana en relación con la comunidad LGBTI (Lesbianas,
Gays, Bisexuales, Transexuales e Intersexuales1
), citando la legislación
vigente y los consensos científicos. Seguidamente, se examina el reto que
tiene la Academia para ampliar el enfoque convencional que deslegitima
la transexualidad infantil, concluyendo con propuestas para la inclusión
social de los afectados.
Palabras clave: Transexualidad, explotación sexual comercial,
homofobia, derechos LGBTI, riesgos físicos.
Sexual exploitation of transsexuals. Making visible
an issue.
Commercial Sexual Exploitation is a highly regulated deed in
national and international law, and a serious felony if minors are
affected. Nevertheless, Colombia lacks of an extensive knowledge
linking sexual trade with transgenderism. This article aims to
examine such phenomena, taking as social stage the Mártires area
in Bogotá, in order to raise questions about the dangers which
face transgenders; children or adults. Therefore, we discuss risks
and situations observed in the field by the author, that seemed
have not found enough resonance among authorities and experts.
There is also an examination about the characteristics of
Colombian idiosyncrasies regarding LGBTI community, appealing
current legislation and scientific consensus. Then, is examined the
Academy’s challenge to expand the conventional approach that
discredits underage transsexualism, to conclude with proposals
unto subject’s social inclusion.
Key words: Transsexualism, commercial sexual exploitation,
homophobia, LGBTI rights, physical risks.
Autor:
Juan Camilo Cuéllar Mantilla
Sociólogo Universidad Nacional de Colombia, investigador y corrector de estilo, aspirante al posgrado en Formulación de Proyectos Sociales de la
Corporación Universitaria Iberoamericana.
e-mail: leucozeit@gmail.com
Recibido: 15 de Enero 2013 Aceptado: 24 de Mayo 2013
Citación: Cuéllar, J. (2013). La explotación sexual de transexuales. Visibilización de una problemática. Revista Latinoamericana de Psicología
Social Ignacio Martín-Baró, 2(1), pp. 50-82. www.rimb.cl/cuellar.html.
Dirección: www.rimb.cl/cuellar.html
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Introducción - El problema
En el año 2010 como un plan pionero para la ciudad de Bogotá, se ejecutó el Convenio 3939 suscrito entre la Secretaría Distrital de
Integración Social de Bogotá, el Instituto Distrital de Turismo (IDT), y las Fundaciones Renacer y Esperanza (Portal Único de
Contratación, 2013). Uno de sus componentes fue hacer una caracterización y georeferenciación de la explotación sexual de menores
de edad asociada a viajes y turismo, en las localidades de Barrios Unidos, Candelaria, Chapinero, Fontibón, Mártires y Usaquén2
. El
autor de este ensayo, al prestar sus servicios como investigador, tuvo la oportunidad de encontrar diferentes dinámicas relativas a la
transexualidad entre adultos y menores de edad, que encarnan retos tanto sociales como de salud pública que merecen ser
dilucidados y divulgados para promover su discusión a profundidad. Por lo tanto, el presente artículo busca abordar una problemática
que suele pasar desapercibida o camuflada entre otras variables lo cual va en detrimento de una comunidad que, como se notará en
secciones subsiguientes, suele ser marginada y encuentra sus derechos vulnerados.
Las impresiones, sentires, y angustias captadas al entablar diálogo con los transexuales –sin importar su edad- suelen quedar en eso:
sentires, angustias, e impresiones prontamente olvidadas, sin que persista un registro o un conocimiento medianamente específico
de los retos que afrontan en una cotidianidad harto compleja.
Lo visto en las calles o establecimientos merece otro escenario que la pasajera e inexacta memoria de quienes son testigos; de
hecho, reclama recursos más estructurados para relatar sucesos que no encuentran un asiento frecuente en las discusiones políticas
o en el discurso académico. El porqué de este esfuerzo no radica en narrar una serie de dificultades, sino en comunicar hechos
constitutivos de la vida de un número significativo de personas que encarnan dramas y amenazas inminentes, que superan, por
mucho, el terreno baladí de lo anecdótico.
Tras hacer estas aclaraciones se formula como Pregunta de Investigación: ¿Cuáles son las dinámicas asociadas a la Explotación
Sexual Comercial en Bogotá, cuando las víctimas son hombres (mayores o menores de edad) y están en un proceso de
reconfiguración de género?
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En particular, cuáles son los efectos que padece la población objetivo al administrarse terapias hormonales para alterar sus
caracteres sexuales y/o cuando incurren en la inyección de sustancias para pronunciar glúteos o senos enfatizando la fisionomía
femenina. Para contemplar dicho tema es menester delimitar el objeto de estudio y plantear elementos coherentes para controvertir
y debatir dicha realidad.
Tres componentes son ineludibles para abordar el fenómeno anunciado. En primer lugar está la Explotación Sexual Comercial de
Niños, Niñas y Adolescentes (ESCNNA), que constituye una acción proscrita e ilegal, ampliamente combatida tanto en el ámbito local
como el global3
.Conjuntamente, ha de analizarse la transexualidad en relación con la Explotación Sexual Comercial Masculina,
referida a una práctica en un entorno cultural, en el que confluye la prostitución y el abuso a menores de edad. Por último, debe
exponerse el uso clandestino de hormonas junto con la inyección de líquidos para alterar caracteres sexuales, siendo el factor que
genera a este ensayo más interrogantes, aclarando que la prioridad es formular preguntas antes que elaborar afirmaciones taxativas.
Por supuesto, no se pretende minimizar el drama que viven las niñas en situación de prostitución, el cual merece toda la atención
que las autoridades y los profesionales puedan proveer, sin embargo, comparativamente, no se ha examinado lo suficiente las
condiciones de vida masculinas en dichos ámbitos, en especial, lo que concierne al uso de compuestos químicos.
En síntesis, el problema a analizar son los peligros y efectos que hombres (mayores o menores de edad), víctimas de explotación
sexual, afrontan en la capital (como entorno en el que puede detectarse la problemática), al administrarse hormonas, sustancias y/o
aditivos para acentuar caracteres femeninos en procura de ser transexuales. A ello hay que sumarle el frecuente consumo de drogas
recreativas, siendo todos factores que recalcan condiciones de vulnerabilidad:
“…el papel que juegan las drogas entre las víctimas del comercio sexual es variado, pero en las víctimas varones destaca el
hecho de que son utilizadas para mitigar el dolor físico y psicológico producido por la victimización sexual que viven por falta
de alimentación y abrigo.
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Sin embargo, también, la presencia de las drogas, y en especial cuando se crea la dependencia de las mismas, se convierte
en un importante factor de vulnerabilidad ante el comercio sexual. Lo importante, en este sentido, es evaluar precisamente el
papel que han jugado y que actualmente juegan las drogas en la construcción de dicha vulnerabilidad y en el mantenimiento
de los niños y adolescentes en el comercio sexual” (Organización Internacional del Trabajo, 2005, p. 10).
Definiciones y Perspectivas
Debe precisarse que este artículo versa, exclusivamente, sobre hombres o niños que ejercen la prostitución pero que se identifican y
se sienten como mujeres. Esta afirmación, en apariencia llana, encarna un problema conceptual: si las personas que emplean y
usufructúan su cuerpo son mayores de edad, puede decirse, con propiedad, que son transexuales. Para el caso opuesto, es decir, el
de los menores, surge la inquietud acerca de si su Identidad de Género responde solo a los deseos de quienes los explotan, vejamen
que anularía por completo el proceso de autoreconocimiento. Antes de ahondar en este punto, nótese que negar toda posibilidad de
agenciamiento4
en la definición de la sexualidad por motivo de la prostitución, es tan extremo como decir que solo los factores
individuales, a despecho del contexto social, influyen en las relaciones afectivas y eróticas de las personas. Por ende, este ensayo
hablará respectivamente de niños y hombres transexuales, reconociendo que ambos, a pesar de las difíciles circunstancias que
afronten, tienen cuando menos un margen para seguir inclinaciones y deseos íntimos, incluyendo la adopción de género.
Lo dicho puede parecer una obviedad, pero, como se profundizará en el apartado: “La Explotación Sexual y los Transexuales en
Bogotá…”, ese margen no es del todo aceptado. Otro punto a aclarar es el de las mujeres (que se identifican como hombres), en las
dinámicas de explotación sexual de naturaleza transgenerista. Tal posibilidad, si bien está documentada, no se tratará en estas
páginas, ya que no tiene el mismo impacto dado que la ingesta de fármacos o el uso de otros aditivos no son tan frecuentes, y
durante el convenio reseñado no pudo detectarse tal situación.
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Siguiendo con las puntualizaciones, varios investigadores, destacándose intelectuales dentro del ámbito nacional como Manuel
Velandia (1999), consideran integralmente la sexualidad desde sus componentes culturales, sociales y biológicos, brindando bases
sólidas para su estudio. Por tal motivo, no se persigue concretar una definición exhaustiva de lo que significa la Transexualidad, sino
que se acepta su definición más extendida: “… la de individuos que sienten que pertenecen al sexo opuesto del que nacieron,
adoptando su apariencia corporal externa, junto a caracteres sexuales primarios o secundarios” (Salín-Pascual, 2008, p.10). Esto
debe distinguirse de la orientación sexual que se refiere a la intención erótica y afectiva humana (Talero, 2007), la cual, no
necesariamente, entra en contradicción con la identificación de género. De su parte, el travestismo se define más como una práctica
emparentada con la apariencia, y con utilizar ropa o aditamentos propios del sexo opuesto. Acerca de la población objetivo, se
resalta lo siguiente:
“En general, los Transexuales cortan o dejan crecer su cabello, se realizan operaciones quirúrgicas estéticas y se aplican
hormonas, con lo que buscan transformar su morfología a una parecida a la estructura corporal que está de acuerdo con las
características propias del sexo escogido (en especial los genitales) con el cual han construido su mismidad y con el que, por
tanto, se identifican psicológicamente. Como una manera de reafirmar el sexo escogido, asumen el vestuario característico del
género correspondiente a ese sexo (aunque ello no implica que sean travestis” (Velandia, 1999, p.68).
En definitiva, se apunta a las dinámicas relacionadas con la prostitución y los transexuales en Bogotá, reconociendo que hay
elementos adicionales en su ejercicio que son desvalorados o, al menos, desconocidos para analistas y autoridades. La exploración
de este asunto se enmarca bajo dos conceptos complementarios pero disímiles en su tratamiento: la prostitución (o Explotación
Sexual Comercial según los parámetros actuales), consistente en entablar actividades sexuales a cambio de dinero, bienes o algún
tipo de ganancia. En la mayoría de los países es una práctica legal, aunque proscrita de muchas maneras, siendo objeto de una carga
cultural enorme al ser, según reza la historia, la profesión más vieja de la humanidad. Hoy día es entendida por muchas
organizaciones como una forma de esclavitud sexual, más relacionada con el crimen que con la esfera de la libertad humana,
sugiriéndose incluso su abolición5
.
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De otro lado, se halla la ESCNNA, concepto que reemplazó a la Prostitución Infantil, para conferirle a este hecho una carga semántica
más rotunda, en lo que se refiere a su señalamiento como un delito sobre el cual no se admite discusión; punto que se precisará en
seguida.
Marco Legal
Con base en los retos precisados (ítem 4), en la Declaración y Agenda para la Acción del I Congreso Mundial contra la Explotación
Sexual Comercial de la Niñez (1996), la ESCNNA se define como:
“La explotación sexual comercial de los niños es una violación fundamental de los derechos del niño. Ésta comprende el abuso
sexual por adultos y la remuneración en metálico o en especie al niño o niña y a una tercera persona o varias. El niño es
tratado como un objeto sexual y una mercancía. La explotación sexual comercial de los niños constituye una forma de
coerción y violencia contra los niños, que puede implicar el trabajo forzoso y formas contemporáneas de esclavitud” (p.1).
Se entiende como una explotación, ya que supone un provecho o ganancia, además, es sexual porque se ejerce primariamente sobre
el cuerpo de las víctimas, “… asumido como un objeto para proporcionar placer, excitación o gratificación” (Instituto Colombiano de
Bienestar Familiar, et al., 2006, p. 190). Se reafirma que es comercial porque conlleva una transacción económica, (lo cual excluye,
en muchas maneras, el abuso intrafamiliar que posee una naturaleza diferente y que no será abordado en este artículo).
La legislación sobre este tipo de infracciones es muy amplia, constituida, simultáneamente, por tratados vinculantes de perentorio
cumplimiento para los países signatarios, y leyes nacionales robustecidas por el Código Penal Colombiano. Sucintamente, pueden
mencionarse, a nivel internacional, autores como la Convención de los Derechos del Niño [CDN] (Naciones Unidas, 1989) o el
Protocolo Facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño relativo a la venta de niños, la prostitución infantil y la utilización
de niños en la pornografía (2000).
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Internamente, poseen vigencia la Ley 599 (2000) Código Penal[CPC], Título IV delitos contra la libertad, integridad y formación
sexuales; la Ley 1098 (2006) Código de Infancia y Adolescencia [CIA]; la Ley 679 (2001) Estatuto para prevenir y contrarrestar la
explotación, la pornografía y el turismo sexual con menores; y las Leyes 1336 y 1329 (2009), de las cuales la primera fortalece el
Código Penal, mientras que la segunda dicta disposiciones relativas a la pornografía y el uso de Internet; entre otras resoluciones.
En resumen, es congruente afirmar que en Colombia existe un Marco Legal amplio para contrarrestar y criminalizar la ESCNNA,
verbigracia de medidas restrictivas con buen alcance que incluyen largas penas en prisión, e incluso extinción de dominio como lo
dicta la Ley 1336 (2009). Con ello no quiere insinuarse que sentencias prolongadas sean sinónimo de reducción de la criminalidad
(siendo prototípico el caso de EE.UU6
.), sino que la sociedad colombiana ha tomado nota atenta de estas transgresiones, lo cual se
sustenta en las medidas adoptadas por el Congreso, el sometimiento a los tratados internacionales, y la relevancia que el asunto
tiene entre la ciudadanía. La vigencia de una jurisprudencia regulatoria también se corrobora con sentencias de la Corte
Constitucional (2010), como la T-629 que defiende el trabajo sexual en virtud del libre ejercicio de la personalidad y el derecho al
trabajo, junto con las tipificaciones del Código Penal Colombiano, en casos de constreñimiento e inducción a la prostitución. En
consecuencia, no pasan inadvertidos esfuerzos como el robustecimiento del cuerpo legislativo, la criminalización de la explotación
sexual infantil, y la regulación a la prostitución adulta, advirtiendo que el estricto cumplimiento de la normatividad dista de ser bueno,
y que la intolerancia se sustenta en imaginarios sociales antes que en principios legales.
A despecho de la normatividad, la Opinión Pública parece aún inadvertida en lo que se refiere al transgenerismo y las alteraciones
corporales adelantadas en el contexto del comercio sexual. Señalamientos, a veces despectivos, como “Trepadas” o travestis apelan
a la apariencia externa y más obvia, pasando de soslayo lo que implica el tratamiento hormonal y el uso de prótesis junto con otros
riesgos. Falta entonces una variable cultural clave: la homofobia, prejuicio ampliamente extendido en Colombia, máxime para
señalara un grupo fácil de estigmatizar como los transexuales.
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La Homofobia y el Contexto Cultural
Uno de los valores que más ampliamente ha querido impulsarse -con resultados inciertos- consiste en exaltar la diversidad en el
marco de la igualdad de derechos. Es posible afirmar, al menos en las sociedades occidentales, que existe consenso con respecto a la
diferencia entre Identidad de Género y Orientación Sexual. A grosso modo, la primera categoría se refiere a personas que se
perciben y desean ser percibidas por los demás como hombres o como mujeres, sin importar el sexo con el que nacieron, indicando,
para el caso que nos atañe, hombres que se asumen como mujeres a pesar de su fisionomía o caracteres sexuales primarios. Con
respecto a la Orientación Sexual, denota el interés erótico y/o afectivo, sin que esto altere el género de nacimiento, es decir,
reconocerse como hombres o mujeres. Por tanto, hay personas que se sienten atraídas por sujetos de su mismo sexo (homo-
sexuales), otras por individuos del sexo opuesto (hetero-sexuales) y, finalmente, aquellos que pueden tener predilección,
indistintamente, por cualquiera de los dos sexos (bi-sexuales). La Identidad de Género junto con la Orientación Sexual que alguien
elija es una decisión personal y libre, por ello, no debe ser condenada ni violentada. En sincronía, los Derechos Sexuales y
Reproductivos son también Derechos Humanos, ya que los segundos censuran cualquier forma de discriminación inspirada en la
diversidad sexual. Sobre el particular, y respecto al contexto hemisférico, el Departamento de Derecho Internacional de la
Organización de los Estados Americanos (OEA, 2010), ha emitido resoluciones para enfatizar tales principios, resumiéndose en:
“Alentar a los Estados a que tomen todas las medidas necesarias para asegurar que no se cometan actos de violencia u otras
violaciones de derechos humanos contra personas a causa de su orientación sexual e identidad de género y asegurando el acceso a
la justicia de las víctimas en condiciones de igualdad” (p.1).
Ampliar las razones que originan este tipo de discriminación es un debate intenso, que cuenta con el peligro de apelar a los lugares
comunes. Sin embargo, prejuicios machistas o la tendencia peyorativa de igualar características femeninas (parece niña, marica,
amanerado, etc.) con defectos como cobardía, debilidad, falta de determinación o valor en el empeño de una tarea, responden a
variables culturales fuertemente arraigadas.
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Si bien el consenso médico y psicológico actual destaca que las conductas sexuales reseñadas, no son anormales ni mucho menos
enfermedades, en esferas determinantes como la política o las leyes persisten discriminaciones que desdicen del actual Estado Social
de Derecho.
La Oficina en Colombia del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ONU, 2005), señala que aún hay
muchos retos por superar en el país, ya que la población gay es: “… uno de los grupos más vulnerables frente a las acciones y
omisiones generadas por el abuso del poder o por la infracción de las leyes y costumbres de guerra” (p.2). Por lo tanto, la comunidad
LGBTI demanda garantías elementales como son la integridad personal, libertad individual, igualdad, no discriminación, libre
desarrollo de la personalidad, intimidad, educación, trabajo, salud y seguridad social, entre otros temas de alta prioridad. Debe
resaltarse que los perjuicios se profundizan por el Conflicto Armado junto con el Desplazamiento Forzado, al ser variables que
ahondan en la vulneración de las víctimas, en condiciones que facilitan la invisibilidad así como la impunidad para los infractores
(ONU, 2005).
La situación enunciada no puede dar a entender que en Colombia no se hayan efectuado avances en la materia. Como precedente
está la SentenciaC-577 de la Corte Constitucional (2011), que dio un plazo de dos años al Congreso para reglamentar las uniones de
personas de un mismo sexo, término después del cual tales compromisos podrán formalizarse directamente en cualquier notaría del
país. A la par, se destacan las decisiones emitidas sobre derechos patrimoniales, inclusión laboral y todas las que confirman el
principio del Libre Ejercicio de la Personalidad. Al hacer un recuento de las conquistas de la comunidad gay, son innegables diversos
cambios y progresos (Redacción Justicia, 2011). No obstante, se requiere integrar varios elementos adicionales que, en comparación
con otras legislaciones, siguen pendientes en Colombia, destacándose la redefinición de lo que se asume legalmente por familia.
La otra cara de este proceso, (del cual solo es pertinente hacer breves menciones so pena de dilatar el discurso o desviar el tema),
son las gestiones de la Procuraduría7
. Muestra de ello son las acciones que ha interpelado, para oponerse al matrimonio o cualquier
forma de adopción por parte de parejas LGBTI.
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Mención aparte requiere la cruzada que dicha entidad ha hecho en lo relativo a la salud sexual, criminalizando el aborto y toda suerte
de alternativas que supongan una mayor autonomía de las mujeres, a despecho de su edad, circunstancias o de las mismas
condiciones de concepción o estado de salud del feto (Redacción Judicial, 2012a). Recientemente, la ciudadanía ha presenciado la
negación de las procuradoras delegadas a rectificar sus opiniones sobre el aborto, tras pronunciamiento de la Corte Constitucional.
Las servidoras públicas optaron por presentar su renuncia, hecho que se suma a las objeciones realizadas por varios colectivos, en
contra de la reelección del Procurador (Redacción Judicial, 2012b). Dichos casos sugieren que el debate está abierto y que el choque
de trenes junto con las posiciones antagónicas, marcan el devenir de un tema profundamente influenciado por el sentir popular.
En lo relativo a la dimensión cultural, compaginada con las costumbres políticas y las convicciones que defienden grandes porciones
de los colombianos, se identifican algunos sucesos representativos que ganaron cierta notoriedad en los medios de comunicación.
Por ejemplo:“y si lo veo le doy en la cara ,marica”, siendo un aparte de una conversación del expresidente Uribe con Luis Fernando
Herrera, uno de sus subalternos (Coronell, 2007); también, la aseveración del presidente de la División Aficionada de Fútbol, Álvaro
González, acerca de la homosexualidad como una característica de la mayoría de los árbitros colombianos, siendo un secreto a voces
y una enfermedad contagiosa (Vélez, 2012); o las declaraciones del ex-director del partido conservador, José Darío Salazar, respecto
a la adopción por parte de padres gay como un hecho contra natura, (eso sí advirtiendo que él no era ningún científico) (Suescún,
2011). Por pedestres, las afirmaciones del actual senador de la República, Roberto Gerlein, no serán tenidas en cuenta para la
discusión, solo se anotará la repercusión que han tenido varias de sus expresiones, como la del sexo “excremental” entre
homosexuales, la supuesta pequeñez de su hipotálamo, o la mala suerte con que nacieron los gays (Redacción Política, 2012).
Para ampliar lo expuesto, Juan Vicente Córdoba, ex-secretario General de la Conferencia Episcopal y actual obispo de Fontibón,
plantea la cuestión gay como un desorden de rol sexual (patología), sustentado en modelos maternales y paternales equívocos
(Ospina, 2011). En respuesta, el periodista y excandidato al Senado Felipe Zuleta, presentó una demanda contra este prelado por
discriminar a la comunidad LGBTI (Redacción Nacional, 2012).
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La falta de pruebas es la principal refutación a estos argumentos. La Asociación Americana de Psicología (2004) plantea, con base en
estrictos estudios científicos, que las prevenciones hacia la adopción homosexual y la posible afectación a la identidad sexual de los
niños carecen de fundamento. Además, el desarrollo integral de la personalidad de los menores adoptados tampoco indica, según las
pruebas recabadas, daño alguno o diferencia con respecto a otras familias como lo corrobora la American Civil Liberties Union
Foundation (2006) o las conclusiones del Centre for Family Research, University of Cambridge (2010), entre otras iniciativas8
.
Con estos sencillos ejemplos, que son solo una muestra del universo del rechazo a la comunidad gay en Colombia y de la intolerancia
con respecto a la correcta equiparación de derechos, es viable argumentar la vigencia de la homofobia en el acontecer nacional,
siendo una noción presente en las máximas instancias del Poder. Al a sentir sobre este punto cabe indagar: qué sucede entonces con
sujetos aún más discriminables, como los transexuales, ya que las transformaciones en sus cuerpos son palmarias. Adicionalmente,
qué ocurre cuando están ligados a la prostitución como práctica ampliamente estigmatizada, en especial si son niños y están sujetos
a Restitución de Derechos, mientras que sus explotadores pueden enfrentar sanciones penales rotundas.
Nótese que el intercambio monetario por una relación íntima es una situación que, colectivamente, se rechaza con tanta vehemencia
como se exalta. La mejor prueba de lo dicho es la localidad de Mártires, en Bogotá. Allí, como Zona de Tolerancia, se promueve
febrilmente la explotación sexual a modo de una actividad destacada de la vida de la ciudad, siendo presentada como una
experiencia incomparable para el esparcimiento de los hombres. La atmosfera que se contempla es la de una industria boyante, con
toda suerte de servicios y ofertas que hablan de un negocio próspero, desmintiendo la idea que liga la prostitución como algo que
sucede en lo escondido, lejos de lo que podría llamarse la esencia del Distrito. Por esta razón, el siguiente aparte se centrará en lo
que representa esta dinámica, observando los avatares que afrontan los transexuales. La ONG defensora de los Derechos Humanos,
Colombia Diversa (2005), resume su situación así:
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“…el rechazo social y la falta de protección estatal han convertido a las personas transgeneristas (sean ellas travestis o
transexuales) en uno de los grupos más vulnerables tanto de la violencia fruto del conflicto armado como de la violencia
común ciudadana. La deserción escolar y la falta de empleo estable terminan por obligar a muchas de ellas a dedicarse al
trabajo sexual como única forma de sustento. Esto, a su vez, cierra el círculo vicioso de vulnerabilidad ante los crímenes de
odio, el desempleo y la violencia sexual” (p. 21).
La Explotación Sexual y los Transexuales en Bogotá: examen de una situación inadvertida
Para comenzar, lo primero que debe hacerse es identificar el sitio que ocupa en la ciudad Mártires. Se trata de un pequeño sector en
el centro urbano, muy cercano a la emblemática Plaza de Bolívar o al Capitolio, el cual se configura como una Zona de Tolerancia, es
decir, un ámbito que permite legalmente la prostitución. Por ello, presenta una cotidianidad cuando menos distinta de la que puede
verse en otros espacios del Distrito. En localidades como Suba, Fontibón, Usaquén o Bosa (lugares que congregan a buena parte de
los bogotanos), también existen casas de lenocinio, pero no puede decirse que la explotación sexual sea una de las actividades
primordiales de tales áreas, caso contrario a lo que sucede en Mártires. Allí, la rutina difiere sustancialmente, por ejemplo, las
trabajadoras sexuales empiezan su jornada cuando el resto de las personas suelen terminarla; u ocupan sus respectivas plazas desde
la mañana, alternando por turnos que copan todas las horas del día, sugiriendo que este entorno nunca duerme.
Los hombres siguen este mismo patrón, y las denominadas Travestis de la Calle 19 (también en el centro de la capital), las
“encerradas” que permanecen en pequeñas residencias dispuestas para los encuentros sexuales, o aquellos que se ubican en las
inmediaciones de la calle 58, en Chapinero (localidad relacionada, desde hace ya varios años, con el movimiento gay), realizan su
quehacer en diferentes momentos del día.
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Sin horarios fijos están quienes promocionan sus servicios por Internet, llamando la atención que la urbe posee una Guía Travestí
(fácilmente ubicable en la red), en la que por un módico precio, se confían datos de contacto, lugares seguros, discotecas, imágenes
y hasta testimonios de clientes - incluyendo extranjeros-, y toda suerte de información.
Tampoco pueden olvidarse los muchachos de la Plaza de Lourdes, (también en Chapinero siendo un sitio de contacto tradicional para
concretar clientes), sumado a múltiples espacios que de su descripción extensiva solo se efectuaría un recuento de miserias, y no un
abordaje apropiado del fenómeno.
Un concepto nada científico que reiteradamente surge, extraoficialmente, entre investigadores del tema, pero que no deja de ser
oportuno para este estudio, es el de “Pornomiseria”. Su significado remite a describir con algo de sordidez y detalles innecesarios las
vivencias de personas que - palabras más, palabras menos- venden su cuerpo para sobrevivir; circunstancia particularmente
alarmante cuando son niños o niñas. Otro escollo a sortear es lo que algunos expertos llaman la Discriminación Positiva (Malgesini y
Giménez, 2000), la cual consiste en tratar de evidenciar una circunstancia con miras a salvaguardar una población, resultando en el
efecto contrario de estigmatizarla. Mientras que de un extremo las preocupaciones pecan por exceso de información o sordidez en la
presentación de la misma, su antítesis es restringir o no acercarse con la suficiente libertad a ciertos temas que merecen un
tratamiento íntegro. Tal posibilidad conlleva efectos teóricos y prácticos nada menospreciables que serán comentados, brevemente,
con la intención de hacer claridad en ciertos puntos que facilitarán la exposición.
Un dilema conceptual, que para algunos tratadistas parece insalvable, es que si los involucrados en prostitución son mayores de edad
puede hablarse de Transexuales, ya que modifican su cuerpo y adoptan una identidad de género opuesta a la que nacieron. Empero,
los niños, dado su estado de desarrollo, aún no poseen una Identidad Sexual definida, y las alteraciones que hagan en sus
organismos responderían, primordialmente, a las demandas que los explotadores o aquellos que los manipulen les impongan,
poniendo en tela de juicio sus verdaderos deseos. A modo de ejemplo puede leerse lo siguiente:
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“La asunción de una determinada serie de conductas o actitudes por niños y adolescentes (vestuario, ademanes, gestos,
lenguajes, pero también expresiones y códigos), más aún si estas son forzadas por personas en un entorno como la
prostitución o por lo que el niño o adolescente asume lo que el entorno espera de él, no implican necesariamente la asunción
de una identidad particular en sentido estricto. Niños y adolescentes se hallan en un proceso de identificación, como tal
transitorio, inconcluso, que únicamente se consolidará hacia el final de la adolescencia o después, en coherencia o
dependencia de otros procesos de maduración psicológica. En tal sentido es totalmente inapropiado hablar de niños o
adolescentes gay, transexuales o transgénero, en un sentido preciso y riguroso” (ECPAT9
, 2010, p. 3).
Este tipo de enfoques teóricos parecen insuficientes ante los retos que plantea una dinámica como la bogotana, ya que supuso, al
menos para la investigación en la cual participé, una línea de trabajo que no hizo distinción entre niños transexuales y homosexuales,
fusionando fenómenos que bajo un tratamiento estricto serían situados en categorías disimiles. La consecuencia es un menoscabo en
el conocimiento, en perjuicio de nociones que podrían ser determinantes para que las autoridades encaminaran acciones acertadas
en contra de las diversas formas de maltrato o abuso infantil:
“Si conocemos los factores de riesgo del fenómeno del maltrato, podemos por un lado prevenir o paliar las consecuencias de
su aparición, pero también dispondremos de criterios que nos den pistas sobre la forma de intervención que resulte más
eficaz y menos traumática para el menor” (Muñoz y De Pedro, 2005, p. 109).
Admitir, como lo plantea ECPAT, que es inapropiado hablar de niños transexuales en un sentido preciso y riguroso, es consentir que
carecen de la posibilidad de tomar decisiones autónomas, siendo doblemente víctimas tanto de una sociedad inicua (escenario de los
vejámenes a los que son sujetos), como de estructuras sociales tan rígidas que constriñen el albedrio.
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Investigaciones relacionadas en otros países no han incurrido en este precepto, por ejemplo, una de ellas en Paraguay, admite la
transexualidad entre menores de edad: “La referencia a la orientación sexual y a otras identidades de género tiene por intención
visualizar que la explotación sexual y la trata interna para dicha finalidad también se realizan con niñas, niños y adolescentes gays,
lesbianas o transgénero” (Fundación Luna Nueva y Unión Europea, 2011, p. 38).
No hay duda de que el abuso, las demandas de los proxenetas, y el ambiente de exclusión en el que crecen los menores abusados
limitan su comportamiento en no pocos aspectos; pero sugerir que su Identidad de Género así como las manifestaciones afectivas o
eróticas, responden solo a dichos factores es un reduccionismo. La prueba está en que deja poco espacio para que asuman,
libremente, alternativas que los acerquen a la resiliencia, mecanismo ampliamente documentado y definitivo para darle sentido a la
existencia. Refiriéndose al caso de la Explotación Sexual Infantil, Elspeth (2008) anota lo siguiente:
“El tema de la resiliencia de los niños merece una mayor atención y, como ya mencionamos, muchos niños pueden no
explicitarlo, sin embargo son capaces de sobrevivir o de gestionar su proceso de recuperación y reintegración utilizando sus
propios recursos personales y sociales, apoyándose en la educación, el trabajo, la amistad, etc.” (p. 26).
Inclusive, el camino opuesto, el de la Anomia, representado en la negación de los fines o de los medios socialmente establecidos (o
de ambos), según la definición clásica de Merton (2002), es inviable sin apelar a la esfera privada. El abuso continuado de drogas y
alcohol, junto con el rechazo a cualquier forma convencional de vida, ratifican una práctica muy presente en las zonas de tolerancia
de Bogotá, donde los narcóticos son empleados como paliativos, medios de escape, esparcimiento o la combinación de todos los
anteriores10
. De cualquier manera, hacen parte de una cotidianidad y de los mecanismos de adaptación que ella supone11
, siendo
indudable una base de decisión y deseo propio, singular e intransferible. Con justicia, algo tan trascendental como la identidad
tampoco puede ser agotado o definido por medio de determinismos, ya que supondría ir en contra de la capacidad humana de obrar
o de agenciamiento, acorde con la noción de Giddens (2006).
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La pregunta remanente – y por lo general incontestable- consiste en evaluar qué tanto influye en cada proceder lo colectivo o lo
personal, pero ésta es una duda constante en las ciencias sociales, para nada exclusiva del transgenerismo12
. Además, los efectos
físicos o mentales que alguien sufra poco o nada tienen que ver con los criterios o categorías que ideen los analistas.
Responder honrada y consistentemente a estos interrogantes supera las posibilidades del presente ensayo, cuyo propósito es llamar
la atención sobre una circunstancia antes que definirla ontológicamente. Lo que se busca señalar – sin dramatismos pero también sin
ambigüedades - es que en el marco del Convenio 3939, se corroboró que en Mártires y Chapinero, junto con aquellas localidades que
son escenario de la explotación sexual masculina, se presenta el uso no controlado de hormonas por parte de niños y adultos. A ello
se le agrega la inyección de sustancias que amenazan su salud, en contextos donde las disputas y los peligros adicionales son
manifiestos. Uno de ellos, tal vez el más importante, es que sin la asesoría de un endocrinólogo o experto en salud, una población
aún indeterminada de varones, a lo largo y ancho de la ciudad, emplean anticonceptivos femeninos para contrarrestar los caracteres
viriles; adquiriendo, en cambio, un ligero aumento de senos, eventual acumulación de grasa en zonas como los glúteos o alteraciones
en la piel, entre otros síntomas. Esto quiere decir que usan estrógenos o pastillas anticonceptivas que poseen sendas advertencias
para mujeres, pero que en el caso de los hombres - máxime en los niños - supone, según la World Professional Association for
Transgender Health (WPATH, 2011), varias contraindicaciones.
Los riesgos se acentúan en caso de no recibir orientación médica adecuada, siendo más probables afecciones como:
tromboembolismos, eventos cerebro-cardiovasculares, incremento de triglicéridos (aumentando el riesgo de pancreatitis), daño
hepático, cálculos biliares, propensión a padecer diabetes tipo 2, hipertensión arterial, prolactinoma (tumor no maligno en la
hipófisis), así como infertilidad y disminución del libido (WPATH, 2011). Por este tipo de amenazas asociaciones como la ecuatoriana
Silueta X (2010), que apoya a jóvenes transgénero e intersexuales, alerta sobre sendos peligros metabólicos, psiquiátricos,
uroginecológicos y vasculares, que pueden afectar a quienes experimentan dichos tratamientos. Tampoco puede obviarse el uso de
terapias combinadas, por ejemplo, la inyección anticonceptiva y la píldora, proceder del que se ignora sus consecuencias en la
comunidad transexual, ya que entre ellos, como lo señala Padrón (2006), la automedicación es muy frecuente.
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Otro problema con estas sustancias, es que tanto los hombres como los niños que ingieren hormonas suelen tener disfunciones
eréctiles. El dilema, como apunta García (2009), es la ausencia de diagnósticos y estadísticas sobre la salud de las poblaciones trans
en la capital, ameritando nuevos y más profundos estudios. De hecho, en el marco del mismo Convenio, recogí testimonios acerca de
que los clientes o abusadores suelen requerir encuentros en los que sus parejas sean activos, sumándose un nuevo elemento a la
mezcla farmacológica: el Viagra. Tal medicamento suele ser ingerido para contrarrestar: “… la disfunción eréctil producida por el
tratamiento hormonal así como para la realización del sexo anal insertivo” (Fundación Triángulo, 2008, p. 56).
Por consiguiente, y sin detectar referencias locales directas, existe toda una población en Bogotá (y probablemente en el resto del
país), que usa anticonceptivos y que eventualmente los mezcla con hormonas e incluso Viagra, dando por descontado el abuso
conjunto de sustancias psicoactivas, empleadas por una comunidad profundamente marginada13
. En resumen, manejan todo un
cóctel farmacológico del cual se desconoce, a cabalidad, cuáles son sus efectos, sobre todo aquellos diferenciados entre adolescentes
y adultos, recordando que los expertos recomiendan un seguimiento estricto para los menores en proceso de transexualidad.
“Al igual que en los adultos la evaluación diagnóstica de la identidad sexual y de la salud mental a esta edad es fundamental. La
terapia sexológica y psicoterapia estará dirigida a resolver cualquier comorbilidad existente y a reducir el malestar que el paciente
experimente en relación a su problema de identidad sexual. Es necesario un tratamiento conservador dado que la identidad sexual
puede sufrir variaciones inesperadas en esta edad, (niños y adolescentes), por lo que no se debe influir de forma directa en el rol de
género, ni iniciar tratamiento hormonal en niños prepuberales” (Moreno-Pérez y Esteva De Antonio, 2012, p. 10).
En la parte física, otro asunto de incuestionable peligro que casi es pleonasmo detallar, se refiere al de los implantes. Muchas prótesis
se realizan con los más variados polímeros, aceites y sustancias que escapan a toda reglamentación. Además, son intervenciones
realizadas por compañeros de oficio u otros pares, que ponen en riesgo inminente la integridad de los transexuales. Colombia Diversa
(2010), reitera la frecuencia con que manos inexpertas llevan a cabo transformaciones físicas que requieren un manejo profesional
idóneo, acarreando las siguientes consecuencias:
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“Es común encontrar mujeres trans de estratos económicos bajos, con procesos de deterioró físico avanzado y necrosis asociado al
uso de implantes en mal estado o de productos inyectables utilizados para moldear o modelar la figura, que van desde aceite
mineral, parafina, silicona industrial o retinol. Muchas veces cuando las mujeres llegan a los servicios de salud son revictimizadas y
culpadas por su estado de salud resultado de haber recurrido a estas prácticas que ponían en riesgo su salud y que a juicio de
algunos prestadores de servicios y del propio sistema de salud son simplemente “asuntos estéticos”. Las inyecciones de silicona,
especialmente en las llamadas ‘fiestas de silicona o bombeo’, pueden provocar muchos problemas y efectos secundarios:
(Transmisión de la hepatitis B y C, Transmisión del HIV, Reacciones que resultan en cicatrices que desfiguran, contaminantes que
entran al torrente sanguíneo y causan la muerte)” (p.42).
Inconvenientes como infecciones, hematomas, intoxicaciones, roturas y muchos otros son recurrentes, no obstante, el afán por
contar con prótesis ya sea como medio de “trabajo”, y/o para complementar la transformación de género, inciden para que sea una
meta muy compartida. A veces, en las noticias (Redacción Regional, 2011), trasciende el hecho de una muerte como consecuencia
de estos tratamientos que incluyen materiales tan inverosímiles como aceite de avión o de cocina. Sin embargo, no se han
encontrado estadísticas oficiales que den cuenta de los decesos o los muchos traumatismos que sufre esta comunidad, con excepción
de los aportes y divulgaciones hechas por entidades sin ánimo de lucro14
. Solo puede inferirse la alta regularidad con que tales
procedimientos se llevan a cabo, al reconocer innumerables cuerpos transformados, junto con lo que los portales especializados y
demás fuentes refieren sobre las alteraciones de las “travestis”.
La dimensión personal resulta aún más compleja que la de los efectos fisiológicos, ya que está mediada por experiencias de
desarrollo de la identidad que son un reto mayúsculo para cualquier persona; máxime en niños que modifican su cuerpo mientras
alternan su crecimiento con la explotación sexual.
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Muchos menores explican su estadía en calle o el porqué de su actividad15
, dado el rechazo experimentado en el seno de sus
hogares, frecuentemente consecuencia de exhibir amaneramientos u otras señales que denuncian su sexualidad para el desconcierto
de padres o familiares:
“La mayoría de personas en ejercicio de la prostitución callejera, que tienden a reconocerse como “travestis” e incluso como
“mariconas” o “locas”, asumieron de manera explícita su identidad trans a edades muy tempranas, entre los diez y los 15 años…
Muchas de estas personas trans han sido marginadas por sus propias familias y su entorno social; provienen de estratos
socioeconómicos bajos o de ciudades pequeñas, pueblos o zonas rurales, y buscan en la ciudad un espacio, así sea marginal, para
vivir con una identidad de género no normativa” (García, 2009, p. 133).
Los retos que deben enfrentarlos adolescentes transexuales, fácilmente, superarían la capacidad de cualquier adulto. Ahora, al situar
estos condicionantes con el historial de abuso y rechazo, se infiere lo oportuno que sería una intervención psicológica especializada. A
semejantes problemas deben añadirse los que la misma comunidad ejerce sobre sus zonas de influencia. La Calle 19 o algunas
estribaciones de la Av. Caracas en el centro de la capital, manejan un dominio territorial donde las Madres, o aquellos encargados de
reclamar las cuotas de extorsión o de estadía, confluyen para generar altos niveles de violencia. Además, es un secreto a voces que
varios sectores de las zonas de tolerancia son dominados por actores al margen de la ley, en concreto paramilitares, quienes
imponen su ley bajo el precepto que reza que “no se mueve una mosca sin su autorización”. Llama la atención que la atmósfera que se
respira en Mártires es de una relativa seguridad en la calle, evidenciada en pocos robos o atracos, al menos en la percepción que
refiere la gente y el uso dinámico que la misma hace del espacio público, lo cual es extraño para un sitio donde el microtráfico de
drogas es permanente.
En síntesis, puede advertirse la ausencia de un diagnóstico adecuado sobre las condiciones físicas, psíquicas y vivenciales de los
transexuales vinculados con prostitución.
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Por ende, es de extrema urgencia, y por mandato constitucional, asegurar la restitución de derechos para los niños en estas
circunstancias incluyendo un manejo integral de su salud mental, así como implementar planes de atención permanentes y
coherentes con las necesidades de sus similares adultos, reconociendo, cabalmente, los peligros que supone su actividad.
Planteamientos para Contribuir a la Intervención
El recorrido hecho hasta aquí tiene la característica de plantear más preguntas que solucionar interrogantes. Desde el comienzo se ha
declarado el interés por divulgar una problemática que aún sigue siendo, en varias de sus dimensiones, incierta. En consecuencia, la
más legítima de las acciones a emprender es la generación de conocimiento, develando variables que con su descripción se retribuiría
una intervención más efectiva. A la vez, se reconoce que los peligros que enfrentan los transexuales son superlativos en todas las
edades, pero la cuestión de fondo radica en las amenazas sin ponderar, y que pueden ser decisivas para ofrecerles una alternativa de
vida o un tratamiento más digno.
La tesis que debe socializarse en las instancias con poder de decisión en el Distrito de Bogotá, es que no se conoce lo suficiente
sobre la transexualidad vinculada con el comercio sexual, ni acerca de los efectos personales o físicos de dicha conducta. Por
consiguiente, son tareas pendientes recolectar información estadística pertinente, empleando una perspectiva holística que alerte con
rigor sobre prácticas y condicionantes. Tampoco se cuenta con bases claras para dilucidarlos detonantes que conducen a un niño a
ser explotado sexualmente, relacionando tal proceder con la decisión de mutar su propio cuerpo (con influencia externa o no).
Igualmente, se carece de datos tan elementales como las muertes relacionadas con prótesis, la tasa de infecciones por
enfermedades venéreas o la procedencia de las personas que ejercen la prostitución (si son de la ciudad, vienen de otros municipios,
cuáles son los motivos por los que se trasladaron, etc.).
Lo anterior no significa que administraciones recientes no hayan hecho esfuerzos por visibilizar y garantizar los derechos LGBTI. En
encuesta adelantada por la Secretaría Distrital de Planeación (2011a), se halló que el 36.28% de los transexuales migró a Bogotá
como consecuencia de su orientación sexual e identidad de género.
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Bajo tal categoría los investigadores abarcaron un amplio espectro de personas como transformistas, travestis, transexuales y
andróginas, lo cual da cuenta de la rigurosidad de la pesquisa. Empero, aún falta extender esta caracterización dentro del contexto
de la prostitución integrando a la infancia, ya que la edad promedio de los entrevistados rondaba los 26 años. Asimismo, merecen
citarse los Centros Comunitarios LGBTI, en especial la sede Chapinero que fue la primera en su clase en Latinoamérica, y que ha
brindado apoyo jurídico, psicológico y social a miles de personas, en un marco de tolerancia y pluralismo, permeado por diferentes
actividades lúdicas y culturales. Durante el año 2011 fueron abiertos dos más de estos espacios: uno en la localidad de Bosa,
especializado en Jóvenes, y otro, precisamente en Mártires, con énfasis en transexuales y transgeneristas (Instituto Distrital de la
Participación y Acción Comunal, [IDPAC], 2011).
No es aventurado afirmar que desde hace varios años Bogotá se posiciona, tanto en el país como en la región, como abanderada en
la inclusión y protección de los derechos sexuales y reproductivos, a veces en contravía de lo que sucede en otras esferas, como el
Congreso16
. Al respecto, Daniel Verastegui, coordinador general de los Centros Comunitarios, afirma: “En Bogotá las políticas
públicas están funcionando, pero a nivel nacional hay una deuda. No existen programas claros para la comunidad LGBT” (Redacción
Bogotá, 2012).
El compromiso de la Capital debe blindarse entonces, con acciones continuadas y muy bien fundamentadas, a modo de Políticas
Públicas, que tengan la contundencia para superar las coyunturas electorales, al estar soportadas sobre los mejores argumentos y
datos posibles. En ese sentido, la actual Gerencia también adelanta políticas positivas para la comunidad gay. Es muestra el
Programa: lucha contra distintos tipos de discriminación y violencias por condición, situación, identidad, diferencia, diversidad o etapa
del ciclo vital (Alcaldía Mayor de Bogotá, 2012). Esta estrategia cuenta con dos proyectos claves, el primero: Ejercicio pleno de
derechos de las personas LGBTI; el cual apunta a garantizar la equidad y el ejercicio pleno de las garantías constitucionales, por
medio de acciones institucionales orientadas a la inclusión. El segundo se denomina: Plan de protección diferencial para poblaciones
con fragilidad social: habitantes de calle, personas en situación de prostitución.
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Este último, (seguramente el más importante para los fines de este ensayo), tiene como meta: “… contribuir al desarrollo humano
integral de los ciudadanos habitantes de calle y personas vinculadas a la prostitución propiciando mejores condiciones familiares y
sociales, que generen cambios en sus proyectos de vida” (Alcaldía Mayor de Bogotá, 2012, p. 49).
Nótese que la prostitución es uno de los ejes que maneja la iniciativa, dada la marginación a la que están sometidos quienes la
practican. Una buena alternativa sería posicionar dentro de ese proyecto distrital un capítulo exclusivo para los transexuales. Allí,
debería contemplarse debida y concretamente varios de los peligros aquí expuestos: como el uso no supervisado de hormonas, los
riesgos de las transformaciones físicas, así como ejes de desarrollo para la salud sexual y psicológica. Afortunadamente, no se
trataría de un propósito inédito, y se cuenta con espacios de difusión como los Centros Comunitarios LGBTI, siendo providencial el de
Mártires y su énfasis poblacional.
Como referente internacional se encuentra España, representada por su Ministerio de Sanidad y Consumo, la Secretaría del Plan
Nacional Sobre el SIDA y la Fundación Triángulo (2008). Ellos han hecho un genuino diagnóstico sobre los transexuales ibéricos,
alertando sobre condiciones epidemiológicas, demográficas, sociales y sanitarias, ponderando la estigmatización cuando se asocia la
prostitución. No hay razón para que en Colombia no se repita este esfuerzo. Lo dicho no es una simple expectativa, a decir verdad, el
Decreto 608 (2007) de la Alcaldía Mayor de Bogotá, supone un mandato para la plena garantía de derechos, la equidad y la
participación de lesbianas, gay, bisexuales y transgeneristas.
Infortunadamente, lo dictado por este tipo de autos contrasta con la cotidianidad. Según cifras oficiales, el 98% de los sectores
LGBTI han sido discriminados, destacándose, entre ellos, los transgeneristas con un porcentaje que asciende al 99.68% (Secretaría
Distrital de Planeación, 2011b). Este trabajo también indagó, por medio de 1200 encuestas telefónicas, la percepción respecto a la
comunidad gay, hallándose que el 19.8% de los contactados los ven como un riesgo, a pesar de que un 46.26% nunca ha mantenido
contacto o relación con ellos, lo cual evidencia los prejuicios imperantes en la ciudad.
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Una encuesta más reciente ratificó tal tendencia17
, dada la percepción de estos grupos como nocivos y reprobables, en términos de
que un 20% de la ciudadanía cree que las personas LGBTI son un peligro; de ese porcentaje el 45% aduce que van en contra de la
moral, las costumbres, la familia y Dios (Redacción Bogotá, 2012). La tensión entre las prevenciones de la ciudadanía y las
perspectivas de las autoridades, son ejes indiscutibles de la democracia. Por ello, un medio irrenunciable para promover la línea
incluyente que han defendido los últimos burgomaestres, reside en ampliar y difundir el conocimiento sobre los sectores vulnerables.
Al hacerlo podría cumplirse un doble propósito: ofrecer mejor atención de las necesidades identificadas, así como ser un medio para
refutar las constantes muestras de rechazo de las que son objeto las minorías.
Obviamente, cualquier medida en favor de los ciudadanos LGBTI, en particular de los transexuales, debe priorizar como beneficiarios
a los menores de edad, por ser sujetos especiales de la protección del Estado. Por ende, son requeridas entidades como el Instituto
Colombiano de Bienestar Familiar, para lograr una efectiva restitución de derechos que anule, si es el caso, cualquier forma de
explotación sexual, y repare al máximo los daños infligidos. Para estos procedimientos sería oportuna una lógica más amplia que la
dialéctica de domino entre el explotador y su víctima, junto con un conocimiento específico de las circunstancias que sirven como
detonantes a tan grave situación. En concordancia, todo programa o iniciativa de orden social que quiera ofrecer mejores condiciones
de vida a los niños vulnerados, necesita salir de la ceguera metodológica en la que se omite el debate sobre la sexualidad infantil. De
hecho, la ciencia o la más elemental de las epistemologías demuestran que el saber no se conjura a partir de buenas intenciones,
especulaciones o el tratamiento superficial de las consecuencias, al contrario, debe fundarse en el ejercicio de identificar
regularidades, sistematizar nociones previas y aplicar un modelo de estudio racional que permita cifrar conclusiones válidas.
Una de las paradojas que debe ser enfrentada con todos los elementos de juicio disponibles, es que bajo el marco legal vigente,
sobre todo lo que dicta el Código de Infancia y Adolescencia, (CDI, 2006), un adolescente con tendencias transgeneristas que vende
su cuerpo y que cuenta con 18 años menos un día de vida es una víctima. Por ser legalmente un niño, no puede ser llamado
transexual, requiriendo, eso sí, la acción efectiva del Estado.
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En cambio, si ostenta un día más de existencia es un adulto plenamente identificado como transexual, ajeno a las consideraciones de
su similar más joven o a las medidas de protección pertinentes. Ambos individuos, por supuesto, merecen todas las estrategias
viables para la inclusión, con opciones ocupacionales oportunas, junto con tratamientos integrales para sus dificultades, tanto las
somáticas como las mentales. La condición insalvable para todo ello es el reconocimiento extenso de la problemática, revaluando el
orden tautológico que torna invisibles a actores que hacen todo lo posible - no sin grandes riesgos - para cambiarla manera como
son percibidos.
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Notas
1. Por Intersexuales se retoma la definición que emplea el distrito de Bogotá, Secretaría Distrital de Planeación (2011), es decir la de:
“... individuos que combinan algunas características asociadas a machos y hembras, ya sea de nacimiento o por transformaciones
corporales deliberadas” (p. 7).
2. Los resultados de esta investigación no fueron publicados por la Administración Distrital o sus Secretarías, y la mayor parte de su
contenido se mantiene en reserva. Quien escribe comunica exclusivamente su punto de vista sin vincular a ninguna de las entidades
partícipes del Convenio.
3. Véanse organizaciones internacionales como: End Child Prostitution, Child Pornography and Trafficking of Children for Sexual
Purposes (ECPAT); Save The Children y los aportes de la Convención de los Derechos del Niño (CDN).
4. Se retoma este concepto en el sentido propuesto por Giddens (2006), respecto a la capacidad del individuo para entender las
acciones e incluso explicarlas discursivamente: “Todos los seres humanos son agentes entendidos. Esto significa que todos los
actores sociales saben mucho sobre las condiciones y consecuencias de lo que hacen en su vida cotidiana” (p. 307).
5. Dados los fines de este ensayo se omite terciar en el debate sobre la prostitución como una forma de esclavitud o de trabajo, ya
que la discusión suele centrarse en el modelo patriarcal y la explotación sexual de las mujeres. A modo de ejemplo se cita lo
siguiente: “La prostitución es una forma de explotación que debe ser abolida y no una profesión que hay que reglamentar. Es una
forma de violencia de género: «lo que las mujeres prostituidas tienen que soportar equivale a lo que en otros contextos
correspondería a la definición aceptada de acoso y abuso sexual” (Diez, 2009, p. 1).
6. Para este tema es pertinente señalar que uno de los pocos países que no signó la CDN fue EE.UU., ya que su jurisprudencia
permite juzgar como adultos a los niños que cometan delitos graves. En Colombia hubo un debate similar cuando la senadora Gilma
Jiménez busco endurecer las sanciones contra la delincuencia juvenil, lo que suponía no acatar varias de las disposiciones adquiridas
cuando el Estado ratificó la Convención para los Derechos del Niño.
7. Ente autónomo encargado de defender los intereses civiles frente al Estado colombiano. Tal organismo es dirigido por el Dr.
Alejandro Ordoñez (recientemente reelegido en su cargo), quien rechaza equiparaciones profundas para la comunidad LGBTI,
fundamentado en un modelo de familia mononuclear y una línea de trabajo influenciada por el catolicismo, religión que practica
fervorosamente (Redacción Judicial, 2013a).
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Recientemente, la Corte Constitucional tuvo que hacerle un llamado de atención ya que ha presentado recursos de apelación - a
pesar de ser cosa juzgada - a la equiparación de derechos para las familias conformadas por parejas gay (Redacción Judicial,
2013b).
8. Para un recuento más amplio y sistemático sobre el tema de la adopción y la homofobia, véase la Defensoría de Derechos
Humanos para la Comunidad LGBTI en México, Ombuds Gay (2011).
9. Son citados los aportes de ECPAT por ser, a nivel mundial, una de las entidades más influyentes en lo que respecta a la lucha
contra la explotación sexual, la pornografía o la trata infantil. No en vano, hace presencia en más de 70 países y sus investigaciones
son referentes obligados en estos temas, brindando tanto datos estadísticos como metodológicos de enorme difusión. Para mayor
información véase: http://www.ecpat.net/EI/Ecpat_vision.asp
10. Para reconocer directamente los testimonios de las víctimas, así como un panorama de la Explotación Sexual infantil en la
capital, se recomienda el artículo: 35.000 niños son víctimas de explotación sexual en Colombia (Redacción Vida de Hoy, 2008).
11. Al hablar de adaptación se apela a lo propuesto por la Etnometodología de Garfinkel (2006), que le concede al individuo la
capacidad para integrarse a un grupo, imprimiéndole, de continuo, sentido a las acciones y hechos que lo rodean: “Los estudios
etnometodológicos analizan las actividades cotidianas como métodos que sus miembros usan para hacer que esas actividades sean
racionalmente visibles y reportables para todos los efectos prácticos, es decir, «explicables»” (p. 13).
12. Para futuros trabajos, y dado el dominio que en las víctimas ejercen actores impositivos y violentos como los proxenetas o
explotadores, podrían ser útiles los conceptos de Campo yHabitus de Bourdieu (1995), ya que son una buena alternativa para analizar
las diferentes formas de coacción sin negarle a los sujetos la capacidad de moverse y posicionarse en el Juego Social,administrando
distintas posibilidades.
13. En relación con la explotación sexual de transexuales, el uso combinado de sustancias y otros riesgos relacionados, la Fundación
Española Triángulo ofrece información amplia y específica, véase:http://www.fundaciontriangulo.org/
14. Dentro de estas entidades se destaca Colombia Diversa, en mérito de sus investigaciones, acciones legales y campañas, que han
perseguido la plena equiparación de derechos. Sus informes bianuales se han convertido en un referente constante sobre la situación
de Derechos Humanos en relación con la comunidad gay.
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15. Como es de esperarse esta situación se repite en otros países. Por ejemplo, en Paraguay: “... muchas niñas, niños y adolescentes
gays, lesbianas y transexuales, por la identidad y cuerpos asumidos son factores que los hacen vulnerables, como consecuencia de la
discriminación y la expulsión del ámbito educativo, familiar y social, encontrando como única posibilidad de supervivencia la
realización de actividades sexuales, lo que termina exponiéndolos a redes de explotación y trata interna” (Fundación Luna Nueva,
2011, p. 38). En Guatemala, Unicef (2005) reitera esta circunstancia anotando: “La mayoría de los adolescentes entrevistados
expresaron que una de las razones, quizá la más importante, que los arrojó al circuito de explotación sexual callejera fue la violencia
tanto física como psicológica, experimentada cuando su familia se enteró de su inclinación o preferencia sexual. La mayoría de ellos
fueron expulsados de sus casas” (p.55).
16. Para un recuento pormenorizado de la participación y reconocimiento de derechos de la comunidad gay, se recomienda el
informe presentado por IDPAC (2009): ¿Cómo participan los sectores LGBT en Bogotá?
17. Un último hecho relativo al recelo y discriminación proferida a la comunidad Gay, fue el reciente hundimiento del Matrimonio
Igualitario. Si bien es un tema bastante concreto para generalizar una conducta como la homofobia, es indudable que los
congresistas representan a miles de personas en las máximas instancias legislativas del país, y solo hubo 17 votos a favor y 51 en
contra de la mencionada iniciativa (Redacción Política, 2013).
Referencias
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Explotación sexual de transexuales en Bogotá

  • 1. Revista Latinoamericana de Psicología Social IMB - Número 2 - Santiago, Julio 2013 - 50/82 pp.- ISSN 0719-2703. Rev. latinoam. psicol. soc. 50 La explotación sexual de transexuales. Visibilización de una problemática. La Explotación Sexual Comercial es una conducta ampliamente regulada en la legislación nacional e internacional, y un grave delito cuando vulnera a menores de edad. Sin embargo, Colombia carece de un conocimiento extenso que relacione el comercio sexual con el transgenerismo. Este artículo pretende examinar tal fenómeno, situando como escenario la localidad de Mártires en Bogotá, con el fin de elevar cuestionamientos respecto a los peligros que encaran niños o adultos transexuales. Así, se comentan situaciones y riesgos observados en campo por el autor, que parecen no haber encontrado la suficiente resonancia entre autoridades y expertos. También, se explora la idiosincrasia colombiana en relación con la comunidad LGBTI (Lesbianas, Gays, Bisexuales, Transexuales e Intersexuales1 ), citando la legislación vigente y los consensos científicos. Seguidamente, se examina el reto que tiene la Academia para ampliar el enfoque convencional que deslegitima la transexualidad infantil, concluyendo con propuestas para la inclusión social de los afectados. Palabras clave: Transexualidad, explotación sexual comercial, homofobia, derechos LGBTI, riesgos físicos. Sexual exploitation of transsexuals. Making visible an issue. Commercial Sexual Exploitation is a highly regulated deed in national and international law, and a serious felony if minors are affected. Nevertheless, Colombia lacks of an extensive knowledge linking sexual trade with transgenderism. This article aims to examine such phenomena, taking as social stage the Mártires area in Bogotá, in order to raise questions about the dangers which face transgenders; children or adults. Therefore, we discuss risks and situations observed in the field by the author, that seemed have not found enough resonance among authorities and experts. There is also an examination about the characteristics of Colombian idiosyncrasies regarding LGBTI community, appealing current legislation and scientific consensus. Then, is examined the Academy’s challenge to expand the conventional approach that discredits underage transsexualism, to conclude with proposals unto subject’s social inclusion. Key words: Transsexualism, commercial sexual exploitation, homophobia, LGBTI rights, physical risks. Autor: Juan Camilo Cuéllar Mantilla Sociólogo Universidad Nacional de Colombia, investigador y corrector de estilo, aspirante al posgrado en Formulación de Proyectos Sociales de la Corporación Universitaria Iberoamericana. e-mail: leucozeit@gmail.com Recibido: 15 de Enero 2013 Aceptado: 24 de Mayo 2013 Citación: Cuéllar, J. (2013). La explotación sexual de transexuales. Visibilización de una problemática. Revista Latinoamericana de Psicología Social Ignacio Martín-Baró, 2(1), pp. 50-82. www.rimb.cl/cuellar.html. Dirección: www.rimb.cl/cuellar.html
  • 2. Revista Latinoamericana de Psicología Social IMB - Número 2 - Santiago, Julio 2013 - 50/82 pp.- ISSN 0719-2703. Rev. latinoam. psicol. soc. 51 Introducción - El problema En el año 2010 como un plan pionero para la ciudad de Bogotá, se ejecutó el Convenio 3939 suscrito entre la Secretaría Distrital de Integración Social de Bogotá, el Instituto Distrital de Turismo (IDT), y las Fundaciones Renacer y Esperanza (Portal Único de Contratación, 2013). Uno de sus componentes fue hacer una caracterización y georeferenciación de la explotación sexual de menores de edad asociada a viajes y turismo, en las localidades de Barrios Unidos, Candelaria, Chapinero, Fontibón, Mártires y Usaquén2 . El autor de este ensayo, al prestar sus servicios como investigador, tuvo la oportunidad de encontrar diferentes dinámicas relativas a la transexualidad entre adultos y menores de edad, que encarnan retos tanto sociales como de salud pública que merecen ser dilucidados y divulgados para promover su discusión a profundidad. Por lo tanto, el presente artículo busca abordar una problemática que suele pasar desapercibida o camuflada entre otras variables lo cual va en detrimento de una comunidad que, como se notará en secciones subsiguientes, suele ser marginada y encuentra sus derechos vulnerados. Las impresiones, sentires, y angustias captadas al entablar diálogo con los transexuales –sin importar su edad- suelen quedar en eso: sentires, angustias, e impresiones prontamente olvidadas, sin que persista un registro o un conocimiento medianamente específico de los retos que afrontan en una cotidianidad harto compleja. Lo visto en las calles o establecimientos merece otro escenario que la pasajera e inexacta memoria de quienes son testigos; de hecho, reclama recursos más estructurados para relatar sucesos que no encuentran un asiento frecuente en las discusiones políticas o en el discurso académico. El porqué de este esfuerzo no radica en narrar una serie de dificultades, sino en comunicar hechos constitutivos de la vida de un número significativo de personas que encarnan dramas y amenazas inminentes, que superan, por mucho, el terreno baladí de lo anecdótico. Tras hacer estas aclaraciones se formula como Pregunta de Investigación: ¿Cuáles son las dinámicas asociadas a la Explotación Sexual Comercial en Bogotá, cuando las víctimas son hombres (mayores o menores de edad) y están en un proceso de reconfiguración de género?
  • 3. Revista Latinoamericana de Psicología Social IMB - Número 2 - Santiago, Julio 2013 - 50/82 pp.- ISSN 0719-2703. Rev. latinoam. psicol. soc. 52 En particular, cuáles son los efectos que padece la población objetivo al administrarse terapias hormonales para alterar sus caracteres sexuales y/o cuando incurren en la inyección de sustancias para pronunciar glúteos o senos enfatizando la fisionomía femenina. Para contemplar dicho tema es menester delimitar el objeto de estudio y plantear elementos coherentes para controvertir y debatir dicha realidad. Tres componentes son ineludibles para abordar el fenómeno anunciado. En primer lugar está la Explotación Sexual Comercial de Niños, Niñas y Adolescentes (ESCNNA), que constituye una acción proscrita e ilegal, ampliamente combatida tanto en el ámbito local como el global3 .Conjuntamente, ha de analizarse la transexualidad en relación con la Explotación Sexual Comercial Masculina, referida a una práctica en un entorno cultural, en el que confluye la prostitución y el abuso a menores de edad. Por último, debe exponerse el uso clandestino de hormonas junto con la inyección de líquidos para alterar caracteres sexuales, siendo el factor que genera a este ensayo más interrogantes, aclarando que la prioridad es formular preguntas antes que elaborar afirmaciones taxativas. Por supuesto, no se pretende minimizar el drama que viven las niñas en situación de prostitución, el cual merece toda la atención que las autoridades y los profesionales puedan proveer, sin embargo, comparativamente, no se ha examinado lo suficiente las condiciones de vida masculinas en dichos ámbitos, en especial, lo que concierne al uso de compuestos químicos. En síntesis, el problema a analizar son los peligros y efectos que hombres (mayores o menores de edad), víctimas de explotación sexual, afrontan en la capital (como entorno en el que puede detectarse la problemática), al administrarse hormonas, sustancias y/o aditivos para acentuar caracteres femeninos en procura de ser transexuales. A ello hay que sumarle el frecuente consumo de drogas recreativas, siendo todos factores que recalcan condiciones de vulnerabilidad: “…el papel que juegan las drogas entre las víctimas del comercio sexual es variado, pero en las víctimas varones destaca el hecho de que son utilizadas para mitigar el dolor físico y psicológico producido por la victimización sexual que viven por falta de alimentación y abrigo.
  • 4. Revista Latinoamericana de Psicología Social IMB - Número 2 - Santiago, Julio 2013 - 50/82 pp.- ISSN 0719-2703. Rev. latinoam. psicol. soc. 53 Sin embargo, también, la presencia de las drogas, y en especial cuando se crea la dependencia de las mismas, se convierte en un importante factor de vulnerabilidad ante el comercio sexual. Lo importante, en este sentido, es evaluar precisamente el papel que han jugado y que actualmente juegan las drogas en la construcción de dicha vulnerabilidad y en el mantenimiento de los niños y adolescentes en el comercio sexual” (Organización Internacional del Trabajo, 2005, p. 10). Definiciones y Perspectivas Debe precisarse que este artículo versa, exclusivamente, sobre hombres o niños que ejercen la prostitución pero que se identifican y se sienten como mujeres. Esta afirmación, en apariencia llana, encarna un problema conceptual: si las personas que emplean y usufructúan su cuerpo son mayores de edad, puede decirse, con propiedad, que son transexuales. Para el caso opuesto, es decir, el de los menores, surge la inquietud acerca de si su Identidad de Género responde solo a los deseos de quienes los explotan, vejamen que anularía por completo el proceso de autoreconocimiento. Antes de ahondar en este punto, nótese que negar toda posibilidad de agenciamiento4 en la definición de la sexualidad por motivo de la prostitución, es tan extremo como decir que solo los factores individuales, a despecho del contexto social, influyen en las relaciones afectivas y eróticas de las personas. Por ende, este ensayo hablará respectivamente de niños y hombres transexuales, reconociendo que ambos, a pesar de las difíciles circunstancias que afronten, tienen cuando menos un margen para seguir inclinaciones y deseos íntimos, incluyendo la adopción de género. Lo dicho puede parecer una obviedad, pero, como se profundizará en el apartado: “La Explotación Sexual y los Transexuales en Bogotá…”, ese margen no es del todo aceptado. Otro punto a aclarar es el de las mujeres (que se identifican como hombres), en las dinámicas de explotación sexual de naturaleza transgenerista. Tal posibilidad, si bien está documentada, no se tratará en estas páginas, ya que no tiene el mismo impacto dado que la ingesta de fármacos o el uso de otros aditivos no son tan frecuentes, y durante el convenio reseñado no pudo detectarse tal situación.
  • 5. Revista Latinoamericana de Psicología Social IMB - Número 2 - Santiago, Julio 2013 - 50/82 pp.- ISSN 0719-2703. Rev. latinoam. psicol. soc. 54 Siguiendo con las puntualizaciones, varios investigadores, destacándose intelectuales dentro del ámbito nacional como Manuel Velandia (1999), consideran integralmente la sexualidad desde sus componentes culturales, sociales y biológicos, brindando bases sólidas para su estudio. Por tal motivo, no se persigue concretar una definición exhaustiva de lo que significa la Transexualidad, sino que se acepta su definición más extendida: “… la de individuos que sienten que pertenecen al sexo opuesto del que nacieron, adoptando su apariencia corporal externa, junto a caracteres sexuales primarios o secundarios” (Salín-Pascual, 2008, p.10). Esto debe distinguirse de la orientación sexual que se refiere a la intención erótica y afectiva humana (Talero, 2007), la cual, no necesariamente, entra en contradicción con la identificación de género. De su parte, el travestismo se define más como una práctica emparentada con la apariencia, y con utilizar ropa o aditamentos propios del sexo opuesto. Acerca de la población objetivo, se resalta lo siguiente: “En general, los Transexuales cortan o dejan crecer su cabello, se realizan operaciones quirúrgicas estéticas y se aplican hormonas, con lo que buscan transformar su morfología a una parecida a la estructura corporal que está de acuerdo con las características propias del sexo escogido (en especial los genitales) con el cual han construido su mismidad y con el que, por tanto, se identifican psicológicamente. Como una manera de reafirmar el sexo escogido, asumen el vestuario característico del género correspondiente a ese sexo (aunque ello no implica que sean travestis” (Velandia, 1999, p.68). En definitiva, se apunta a las dinámicas relacionadas con la prostitución y los transexuales en Bogotá, reconociendo que hay elementos adicionales en su ejercicio que son desvalorados o, al menos, desconocidos para analistas y autoridades. La exploración de este asunto se enmarca bajo dos conceptos complementarios pero disímiles en su tratamiento: la prostitución (o Explotación Sexual Comercial según los parámetros actuales), consistente en entablar actividades sexuales a cambio de dinero, bienes o algún tipo de ganancia. En la mayoría de los países es una práctica legal, aunque proscrita de muchas maneras, siendo objeto de una carga cultural enorme al ser, según reza la historia, la profesión más vieja de la humanidad. Hoy día es entendida por muchas organizaciones como una forma de esclavitud sexual, más relacionada con el crimen que con la esfera de la libertad humana, sugiriéndose incluso su abolición5 .
  • 6. Revista Latinoamericana de Psicología Social IMB - Número 2 - Santiago, Julio 2013 - 50/82 pp.- ISSN 0719-2703. Rev. latinoam. psicol. soc. 55 De otro lado, se halla la ESCNNA, concepto que reemplazó a la Prostitución Infantil, para conferirle a este hecho una carga semántica más rotunda, en lo que se refiere a su señalamiento como un delito sobre el cual no se admite discusión; punto que se precisará en seguida. Marco Legal Con base en los retos precisados (ítem 4), en la Declaración y Agenda para la Acción del I Congreso Mundial contra la Explotación Sexual Comercial de la Niñez (1996), la ESCNNA se define como: “La explotación sexual comercial de los niños es una violación fundamental de los derechos del niño. Ésta comprende el abuso sexual por adultos y la remuneración en metálico o en especie al niño o niña y a una tercera persona o varias. El niño es tratado como un objeto sexual y una mercancía. La explotación sexual comercial de los niños constituye una forma de coerción y violencia contra los niños, que puede implicar el trabajo forzoso y formas contemporáneas de esclavitud” (p.1). Se entiende como una explotación, ya que supone un provecho o ganancia, además, es sexual porque se ejerce primariamente sobre el cuerpo de las víctimas, “… asumido como un objeto para proporcionar placer, excitación o gratificación” (Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, et al., 2006, p. 190). Se reafirma que es comercial porque conlleva una transacción económica, (lo cual excluye, en muchas maneras, el abuso intrafamiliar que posee una naturaleza diferente y que no será abordado en este artículo). La legislación sobre este tipo de infracciones es muy amplia, constituida, simultáneamente, por tratados vinculantes de perentorio cumplimiento para los países signatarios, y leyes nacionales robustecidas por el Código Penal Colombiano. Sucintamente, pueden mencionarse, a nivel internacional, autores como la Convención de los Derechos del Niño [CDN] (Naciones Unidas, 1989) o el Protocolo Facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño relativo a la venta de niños, la prostitución infantil y la utilización de niños en la pornografía (2000).
  • 7. Revista Latinoamericana de Psicología Social IMB - Número 2 - Santiago, Julio 2013 - 50/82 pp.- ISSN 0719-2703. Rev. latinoam. psicol. soc. 56 Internamente, poseen vigencia la Ley 599 (2000) Código Penal[CPC], Título IV delitos contra la libertad, integridad y formación sexuales; la Ley 1098 (2006) Código de Infancia y Adolescencia [CIA]; la Ley 679 (2001) Estatuto para prevenir y contrarrestar la explotación, la pornografía y el turismo sexual con menores; y las Leyes 1336 y 1329 (2009), de las cuales la primera fortalece el Código Penal, mientras que la segunda dicta disposiciones relativas a la pornografía y el uso de Internet; entre otras resoluciones. En resumen, es congruente afirmar que en Colombia existe un Marco Legal amplio para contrarrestar y criminalizar la ESCNNA, verbigracia de medidas restrictivas con buen alcance que incluyen largas penas en prisión, e incluso extinción de dominio como lo dicta la Ley 1336 (2009). Con ello no quiere insinuarse que sentencias prolongadas sean sinónimo de reducción de la criminalidad (siendo prototípico el caso de EE.UU6 .), sino que la sociedad colombiana ha tomado nota atenta de estas transgresiones, lo cual se sustenta en las medidas adoptadas por el Congreso, el sometimiento a los tratados internacionales, y la relevancia que el asunto tiene entre la ciudadanía. La vigencia de una jurisprudencia regulatoria también se corrobora con sentencias de la Corte Constitucional (2010), como la T-629 que defiende el trabajo sexual en virtud del libre ejercicio de la personalidad y el derecho al trabajo, junto con las tipificaciones del Código Penal Colombiano, en casos de constreñimiento e inducción a la prostitución. En consecuencia, no pasan inadvertidos esfuerzos como el robustecimiento del cuerpo legislativo, la criminalización de la explotación sexual infantil, y la regulación a la prostitución adulta, advirtiendo que el estricto cumplimiento de la normatividad dista de ser bueno, y que la intolerancia se sustenta en imaginarios sociales antes que en principios legales. A despecho de la normatividad, la Opinión Pública parece aún inadvertida en lo que se refiere al transgenerismo y las alteraciones corporales adelantadas en el contexto del comercio sexual. Señalamientos, a veces despectivos, como “Trepadas” o travestis apelan a la apariencia externa y más obvia, pasando de soslayo lo que implica el tratamiento hormonal y el uso de prótesis junto con otros riesgos. Falta entonces una variable cultural clave: la homofobia, prejuicio ampliamente extendido en Colombia, máxime para señalara un grupo fácil de estigmatizar como los transexuales.
  • 8. Revista Latinoamericana de Psicología Social IMB - Número 2 - Santiago, Julio 2013 - 50/82 pp.- ISSN 0719-2703. Rev. latinoam. psicol. soc. 57 La Homofobia y el Contexto Cultural Uno de los valores que más ampliamente ha querido impulsarse -con resultados inciertos- consiste en exaltar la diversidad en el marco de la igualdad de derechos. Es posible afirmar, al menos en las sociedades occidentales, que existe consenso con respecto a la diferencia entre Identidad de Género y Orientación Sexual. A grosso modo, la primera categoría se refiere a personas que se perciben y desean ser percibidas por los demás como hombres o como mujeres, sin importar el sexo con el que nacieron, indicando, para el caso que nos atañe, hombres que se asumen como mujeres a pesar de su fisionomía o caracteres sexuales primarios. Con respecto a la Orientación Sexual, denota el interés erótico y/o afectivo, sin que esto altere el género de nacimiento, es decir, reconocerse como hombres o mujeres. Por tanto, hay personas que se sienten atraídas por sujetos de su mismo sexo (homo- sexuales), otras por individuos del sexo opuesto (hetero-sexuales) y, finalmente, aquellos que pueden tener predilección, indistintamente, por cualquiera de los dos sexos (bi-sexuales). La Identidad de Género junto con la Orientación Sexual que alguien elija es una decisión personal y libre, por ello, no debe ser condenada ni violentada. En sincronía, los Derechos Sexuales y Reproductivos son también Derechos Humanos, ya que los segundos censuran cualquier forma de discriminación inspirada en la diversidad sexual. Sobre el particular, y respecto al contexto hemisférico, el Departamento de Derecho Internacional de la Organización de los Estados Americanos (OEA, 2010), ha emitido resoluciones para enfatizar tales principios, resumiéndose en: “Alentar a los Estados a que tomen todas las medidas necesarias para asegurar que no se cometan actos de violencia u otras violaciones de derechos humanos contra personas a causa de su orientación sexual e identidad de género y asegurando el acceso a la justicia de las víctimas en condiciones de igualdad” (p.1). Ampliar las razones que originan este tipo de discriminación es un debate intenso, que cuenta con el peligro de apelar a los lugares comunes. Sin embargo, prejuicios machistas o la tendencia peyorativa de igualar características femeninas (parece niña, marica, amanerado, etc.) con defectos como cobardía, debilidad, falta de determinación o valor en el empeño de una tarea, responden a variables culturales fuertemente arraigadas.
  • 9. Revista Latinoamericana de Psicología Social IMB - Número 2 - Santiago, Julio 2013 - 50/82 pp.- ISSN 0719-2703. Rev. latinoam. psicol. soc. 58 Si bien el consenso médico y psicológico actual destaca que las conductas sexuales reseñadas, no son anormales ni mucho menos enfermedades, en esferas determinantes como la política o las leyes persisten discriminaciones que desdicen del actual Estado Social de Derecho. La Oficina en Colombia del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ONU, 2005), señala que aún hay muchos retos por superar en el país, ya que la población gay es: “… uno de los grupos más vulnerables frente a las acciones y omisiones generadas por el abuso del poder o por la infracción de las leyes y costumbres de guerra” (p.2). Por lo tanto, la comunidad LGBTI demanda garantías elementales como son la integridad personal, libertad individual, igualdad, no discriminación, libre desarrollo de la personalidad, intimidad, educación, trabajo, salud y seguridad social, entre otros temas de alta prioridad. Debe resaltarse que los perjuicios se profundizan por el Conflicto Armado junto con el Desplazamiento Forzado, al ser variables que ahondan en la vulneración de las víctimas, en condiciones que facilitan la invisibilidad así como la impunidad para los infractores (ONU, 2005). La situación enunciada no puede dar a entender que en Colombia no se hayan efectuado avances en la materia. Como precedente está la SentenciaC-577 de la Corte Constitucional (2011), que dio un plazo de dos años al Congreso para reglamentar las uniones de personas de un mismo sexo, término después del cual tales compromisos podrán formalizarse directamente en cualquier notaría del país. A la par, se destacan las decisiones emitidas sobre derechos patrimoniales, inclusión laboral y todas las que confirman el principio del Libre Ejercicio de la Personalidad. Al hacer un recuento de las conquistas de la comunidad gay, son innegables diversos cambios y progresos (Redacción Justicia, 2011). No obstante, se requiere integrar varios elementos adicionales que, en comparación con otras legislaciones, siguen pendientes en Colombia, destacándose la redefinición de lo que se asume legalmente por familia. La otra cara de este proceso, (del cual solo es pertinente hacer breves menciones so pena de dilatar el discurso o desviar el tema), son las gestiones de la Procuraduría7 . Muestra de ello son las acciones que ha interpelado, para oponerse al matrimonio o cualquier forma de adopción por parte de parejas LGBTI.
  • 10. Revista Latinoamericana de Psicología Social IMB - Número 2 - Santiago, Julio 2013 - 50/82 pp.- ISSN 0719-2703. Rev. latinoam. psicol. soc. 59 Mención aparte requiere la cruzada que dicha entidad ha hecho en lo relativo a la salud sexual, criminalizando el aborto y toda suerte de alternativas que supongan una mayor autonomía de las mujeres, a despecho de su edad, circunstancias o de las mismas condiciones de concepción o estado de salud del feto (Redacción Judicial, 2012a). Recientemente, la ciudadanía ha presenciado la negación de las procuradoras delegadas a rectificar sus opiniones sobre el aborto, tras pronunciamiento de la Corte Constitucional. Las servidoras públicas optaron por presentar su renuncia, hecho que se suma a las objeciones realizadas por varios colectivos, en contra de la reelección del Procurador (Redacción Judicial, 2012b). Dichos casos sugieren que el debate está abierto y que el choque de trenes junto con las posiciones antagónicas, marcan el devenir de un tema profundamente influenciado por el sentir popular. En lo relativo a la dimensión cultural, compaginada con las costumbres políticas y las convicciones que defienden grandes porciones de los colombianos, se identifican algunos sucesos representativos que ganaron cierta notoriedad en los medios de comunicación. Por ejemplo:“y si lo veo le doy en la cara ,marica”, siendo un aparte de una conversación del expresidente Uribe con Luis Fernando Herrera, uno de sus subalternos (Coronell, 2007); también, la aseveración del presidente de la División Aficionada de Fútbol, Álvaro González, acerca de la homosexualidad como una característica de la mayoría de los árbitros colombianos, siendo un secreto a voces y una enfermedad contagiosa (Vélez, 2012); o las declaraciones del ex-director del partido conservador, José Darío Salazar, respecto a la adopción por parte de padres gay como un hecho contra natura, (eso sí advirtiendo que él no era ningún científico) (Suescún, 2011). Por pedestres, las afirmaciones del actual senador de la República, Roberto Gerlein, no serán tenidas en cuenta para la discusión, solo se anotará la repercusión que han tenido varias de sus expresiones, como la del sexo “excremental” entre homosexuales, la supuesta pequeñez de su hipotálamo, o la mala suerte con que nacieron los gays (Redacción Política, 2012). Para ampliar lo expuesto, Juan Vicente Córdoba, ex-secretario General de la Conferencia Episcopal y actual obispo de Fontibón, plantea la cuestión gay como un desorden de rol sexual (patología), sustentado en modelos maternales y paternales equívocos (Ospina, 2011). En respuesta, el periodista y excandidato al Senado Felipe Zuleta, presentó una demanda contra este prelado por discriminar a la comunidad LGBTI (Redacción Nacional, 2012).
  • 11. Revista Latinoamericana de Psicología Social IMB - Número 2 - Santiago, Julio 2013 - 50/82 pp.- ISSN 0719-2703. Rev. latinoam. psicol. soc. 60 La falta de pruebas es la principal refutación a estos argumentos. La Asociación Americana de Psicología (2004) plantea, con base en estrictos estudios científicos, que las prevenciones hacia la adopción homosexual y la posible afectación a la identidad sexual de los niños carecen de fundamento. Además, el desarrollo integral de la personalidad de los menores adoptados tampoco indica, según las pruebas recabadas, daño alguno o diferencia con respecto a otras familias como lo corrobora la American Civil Liberties Union Foundation (2006) o las conclusiones del Centre for Family Research, University of Cambridge (2010), entre otras iniciativas8 . Con estos sencillos ejemplos, que son solo una muestra del universo del rechazo a la comunidad gay en Colombia y de la intolerancia con respecto a la correcta equiparación de derechos, es viable argumentar la vigencia de la homofobia en el acontecer nacional, siendo una noción presente en las máximas instancias del Poder. Al a sentir sobre este punto cabe indagar: qué sucede entonces con sujetos aún más discriminables, como los transexuales, ya que las transformaciones en sus cuerpos son palmarias. Adicionalmente, qué ocurre cuando están ligados a la prostitución como práctica ampliamente estigmatizada, en especial si son niños y están sujetos a Restitución de Derechos, mientras que sus explotadores pueden enfrentar sanciones penales rotundas. Nótese que el intercambio monetario por una relación íntima es una situación que, colectivamente, se rechaza con tanta vehemencia como se exalta. La mejor prueba de lo dicho es la localidad de Mártires, en Bogotá. Allí, como Zona de Tolerancia, se promueve febrilmente la explotación sexual a modo de una actividad destacada de la vida de la ciudad, siendo presentada como una experiencia incomparable para el esparcimiento de los hombres. La atmosfera que se contempla es la de una industria boyante, con toda suerte de servicios y ofertas que hablan de un negocio próspero, desmintiendo la idea que liga la prostitución como algo que sucede en lo escondido, lejos de lo que podría llamarse la esencia del Distrito. Por esta razón, el siguiente aparte se centrará en lo que representa esta dinámica, observando los avatares que afrontan los transexuales. La ONG defensora de los Derechos Humanos, Colombia Diversa (2005), resume su situación así:
  • 12. Revista Latinoamericana de Psicología Social IMB - Número 2 - Santiago, Julio 2013 - 50/82 pp.- ISSN 0719-2703. Rev. latinoam. psicol. soc. 61 “…el rechazo social y la falta de protección estatal han convertido a las personas transgeneristas (sean ellas travestis o transexuales) en uno de los grupos más vulnerables tanto de la violencia fruto del conflicto armado como de la violencia común ciudadana. La deserción escolar y la falta de empleo estable terminan por obligar a muchas de ellas a dedicarse al trabajo sexual como única forma de sustento. Esto, a su vez, cierra el círculo vicioso de vulnerabilidad ante los crímenes de odio, el desempleo y la violencia sexual” (p. 21). La Explotación Sexual y los Transexuales en Bogotá: examen de una situación inadvertida Para comenzar, lo primero que debe hacerse es identificar el sitio que ocupa en la ciudad Mártires. Se trata de un pequeño sector en el centro urbano, muy cercano a la emblemática Plaza de Bolívar o al Capitolio, el cual se configura como una Zona de Tolerancia, es decir, un ámbito que permite legalmente la prostitución. Por ello, presenta una cotidianidad cuando menos distinta de la que puede verse en otros espacios del Distrito. En localidades como Suba, Fontibón, Usaquén o Bosa (lugares que congregan a buena parte de los bogotanos), también existen casas de lenocinio, pero no puede decirse que la explotación sexual sea una de las actividades primordiales de tales áreas, caso contrario a lo que sucede en Mártires. Allí, la rutina difiere sustancialmente, por ejemplo, las trabajadoras sexuales empiezan su jornada cuando el resto de las personas suelen terminarla; u ocupan sus respectivas plazas desde la mañana, alternando por turnos que copan todas las horas del día, sugiriendo que este entorno nunca duerme. Los hombres siguen este mismo patrón, y las denominadas Travestis de la Calle 19 (también en el centro de la capital), las “encerradas” que permanecen en pequeñas residencias dispuestas para los encuentros sexuales, o aquellos que se ubican en las inmediaciones de la calle 58, en Chapinero (localidad relacionada, desde hace ya varios años, con el movimiento gay), realizan su quehacer en diferentes momentos del día.
  • 13. Revista Latinoamericana de Psicología Social IMB - Número 2 - Santiago, Julio 2013 - 50/82 pp.- ISSN 0719-2703. Rev. latinoam. psicol. soc. 62 Sin horarios fijos están quienes promocionan sus servicios por Internet, llamando la atención que la urbe posee una Guía Travestí (fácilmente ubicable en la red), en la que por un módico precio, se confían datos de contacto, lugares seguros, discotecas, imágenes y hasta testimonios de clientes - incluyendo extranjeros-, y toda suerte de información. Tampoco pueden olvidarse los muchachos de la Plaza de Lourdes, (también en Chapinero siendo un sitio de contacto tradicional para concretar clientes), sumado a múltiples espacios que de su descripción extensiva solo se efectuaría un recuento de miserias, y no un abordaje apropiado del fenómeno. Un concepto nada científico que reiteradamente surge, extraoficialmente, entre investigadores del tema, pero que no deja de ser oportuno para este estudio, es el de “Pornomiseria”. Su significado remite a describir con algo de sordidez y detalles innecesarios las vivencias de personas que - palabras más, palabras menos- venden su cuerpo para sobrevivir; circunstancia particularmente alarmante cuando son niños o niñas. Otro escollo a sortear es lo que algunos expertos llaman la Discriminación Positiva (Malgesini y Giménez, 2000), la cual consiste en tratar de evidenciar una circunstancia con miras a salvaguardar una población, resultando en el efecto contrario de estigmatizarla. Mientras que de un extremo las preocupaciones pecan por exceso de información o sordidez en la presentación de la misma, su antítesis es restringir o no acercarse con la suficiente libertad a ciertos temas que merecen un tratamiento íntegro. Tal posibilidad conlleva efectos teóricos y prácticos nada menospreciables que serán comentados, brevemente, con la intención de hacer claridad en ciertos puntos que facilitarán la exposición. Un dilema conceptual, que para algunos tratadistas parece insalvable, es que si los involucrados en prostitución son mayores de edad puede hablarse de Transexuales, ya que modifican su cuerpo y adoptan una identidad de género opuesta a la que nacieron. Empero, los niños, dado su estado de desarrollo, aún no poseen una Identidad Sexual definida, y las alteraciones que hagan en sus organismos responderían, primordialmente, a las demandas que los explotadores o aquellos que los manipulen les impongan, poniendo en tela de juicio sus verdaderos deseos. A modo de ejemplo puede leerse lo siguiente:
  • 14. Revista Latinoamericana de Psicología Social IMB - Número 2 - Santiago, Julio 2013 - 50/82 pp.- ISSN 0719-2703. Rev. latinoam. psicol. soc. 63 “La asunción de una determinada serie de conductas o actitudes por niños y adolescentes (vestuario, ademanes, gestos, lenguajes, pero también expresiones y códigos), más aún si estas son forzadas por personas en un entorno como la prostitución o por lo que el niño o adolescente asume lo que el entorno espera de él, no implican necesariamente la asunción de una identidad particular en sentido estricto. Niños y adolescentes se hallan en un proceso de identificación, como tal transitorio, inconcluso, que únicamente se consolidará hacia el final de la adolescencia o después, en coherencia o dependencia de otros procesos de maduración psicológica. En tal sentido es totalmente inapropiado hablar de niños o adolescentes gay, transexuales o transgénero, en un sentido preciso y riguroso” (ECPAT9 , 2010, p. 3). Este tipo de enfoques teóricos parecen insuficientes ante los retos que plantea una dinámica como la bogotana, ya que supuso, al menos para la investigación en la cual participé, una línea de trabajo que no hizo distinción entre niños transexuales y homosexuales, fusionando fenómenos que bajo un tratamiento estricto serían situados en categorías disimiles. La consecuencia es un menoscabo en el conocimiento, en perjuicio de nociones que podrían ser determinantes para que las autoridades encaminaran acciones acertadas en contra de las diversas formas de maltrato o abuso infantil: “Si conocemos los factores de riesgo del fenómeno del maltrato, podemos por un lado prevenir o paliar las consecuencias de su aparición, pero también dispondremos de criterios que nos den pistas sobre la forma de intervención que resulte más eficaz y menos traumática para el menor” (Muñoz y De Pedro, 2005, p. 109). Admitir, como lo plantea ECPAT, que es inapropiado hablar de niños transexuales en un sentido preciso y riguroso, es consentir que carecen de la posibilidad de tomar decisiones autónomas, siendo doblemente víctimas tanto de una sociedad inicua (escenario de los vejámenes a los que son sujetos), como de estructuras sociales tan rígidas que constriñen el albedrio.
  • 15. Revista Latinoamericana de Psicología Social IMB - Número 2 - Santiago, Julio 2013 - 50/82 pp.- ISSN 0719-2703. Rev. latinoam. psicol. soc. 64 Investigaciones relacionadas en otros países no han incurrido en este precepto, por ejemplo, una de ellas en Paraguay, admite la transexualidad entre menores de edad: “La referencia a la orientación sexual y a otras identidades de género tiene por intención visualizar que la explotación sexual y la trata interna para dicha finalidad también se realizan con niñas, niños y adolescentes gays, lesbianas o transgénero” (Fundación Luna Nueva y Unión Europea, 2011, p. 38). No hay duda de que el abuso, las demandas de los proxenetas, y el ambiente de exclusión en el que crecen los menores abusados limitan su comportamiento en no pocos aspectos; pero sugerir que su Identidad de Género así como las manifestaciones afectivas o eróticas, responden solo a dichos factores es un reduccionismo. La prueba está en que deja poco espacio para que asuman, libremente, alternativas que los acerquen a la resiliencia, mecanismo ampliamente documentado y definitivo para darle sentido a la existencia. Refiriéndose al caso de la Explotación Sexual Infantil, Elspeth (2008) anota lo siguiente: “El tema de la resiliencia de los niños merece una mayor atención y, como ya mencionamos, muchos niños pueden no explicitarlo, sin embargo son capaces de sobrevivir o de gestionar su proceso de recuperación y reintegración utilizando sus propios recursos personales y sociales, apoyándose en la educación, el trabajo, la amistad, etc.” (p. 26). Inclusive, el camino opuesto, el de la Anomia, representado en la negación de los fines o de los medios socialmente establecidos (o de ambos), según la definición clásica de Merton (2002), es inviable sin apelar a la esfera privada. El abuso continuado de drogas y alcohol, junto con el rechazo a cualquier forma convencional de vida, ratifican una práctica muy presente en las zonas de tolerancia de Bogotá, donde los narcóticos son empleados como paliativos, medios de escape, esparcimiento o la combinación de todos los anteriores10 . De cualquier manera, hacen parte de una cotidianidad y de los mecanismos de adaptación que ella supone11 , siendo indudable una base de decisión y deseo propio, singular e intransferible. Con justicia, algo tan trascendental como la identidad tampoco puede ser agotado o definido por medio de determinismos, ya que supondría ir en contra de la capacidad humana de obrar o de agenciamiento, acorde con la noción de Giddens (2006).
  • 16. Revista Latinoamericana de Psicología Social IMB - Número 2 - Santiago, Julio 2013 - 50/82 pp.- ISSN 0719-2703. Rev. latinoam. psicol. soc. 65 La pregunta remanente – y por lo general incontestable- consiste en evaluar qué tanto influye en cada proceder lo colectivo o lo personal, pero ésta es una duda constante en las ciencias sociales, para nada exclusiva del transgenerismo12 . Además, los efectos físicos o mentales que alguien sufra poco o nada tienen que ver con los criterios o categorías que ideen los analistas. Responder honrada y consistentemente a estos interrogantes supera las posibilidades del presente ensayo, cuyo propósito es llamar la atención sobre una circunstancia antes que definirla ontológicamente. Lo que se busca señalar – sin dramatismos pero también sin ambigüedades - es que en el marco del Convenio 3939, se corroboró que en Mártires y Chapinero, junto con aquellas localidades que son escenario de la explotación sexual masculina, se presenta el uso no controlado de hormonas por parte de niños y adultos. A ello se le agrega la inyección de sustancias que amenazan su salud, en contextos donde las disputas y los peligros adicionales son manifiestos. Uno de ellos, tal vez el más importante, es que sin la asesoría de un endocrinólogo o experto en salud, una población aún indeterminada de varones, a lo largo y ancho de la ciudad, emplean anticonceptivos femeninos para contrarrestar los caracteres viriles; adquiriendo, en cambio, un ligero aumento de senos, eventual acumulación de grasa en zonas como los glúteos o alteraciones en la piel, entre otros síntomas. Esto quiere decir que usan estrógenos o pastillas anticonceptivas que poseen sendas advertencias para mujeres, pero que en el caso de los hombres - máxime en los niños - supone, según la World Professional Association for Transgender Health (WPATH, 2011), varias contraindicaciones. Los riesgos se acentúan en caso de no recibir orientación médica adecuada, siendo más probables afecciones como: tromboembolismos, eventos cerebro-cardiovasculares, incremento de triglicéridos (aumentando el riesgo de pancreatitis), daño hepático, cálculos biliares, propensión a padecer diabetes tipo 2, hipertensión arterial, prolactinoma (tumor no maligno en la hipófisis), así como infertilidad y disminución del libido (WPATH, 2011). Por este tipo de amenazas asociaciones como la ecuatoriana Silueta X (2010), que apoya a jóvenes transgénero e intersexuales, alerta sobre sendos peligros metabólicos, psiquiátricos, uroginecológicos y vasculares, que pueden afectar a quienes experimentan dichos tratamientos. Tampoco puede obviarse el uso de terapias combinadas, por ejemplo, la inyección anticonceptiva y la píldora, proceder del que se ignora sus consecuencias en la comunidad transexual, ya que entre ellos, como lo señala Padrón (2006), la automedicación es muy frecuente.
  • 17. Revista Latinoamericana de Psicología Social IMB - Número 2 - Santiago, Julio 2013 - 50/82 pp.- ISSN 0719-2703. Rev. latinoam. psicol. soc. 66 Otro problema con estas sustancias, es que tanto los hombres como los niños que ingieren hormonas suelen tener disfunciones eréctiles. El dilema, como apunta García (2009), es la ausencia de diagnósticos y estadísticas sobre la salud de las poblaciones trans en la capital, ameritando nuevos y más profundos estudios. De hecho, en el marco del mismo Convenio, recogí testimonios acerca de que los clientes o abusadores suelen requerir encuentros en los que sus parejas sean activos, sumándose un nuevo elemento a la mezcla farmacológica: el Viagra. Tal medicamento suele ser ingerido para contrarrestar: “… la disfunción eréctil producida por el tratamiento hormonal así como para la realización del sexo anal insertivo” (Fundación Triángulo, 2008, p. 56). Por consiguiente, y sin detectar referencias locales directas, existe toda una población en Bogotá (y probablemente en el resto del país), que usa anticonceptivos y que eventualmente los mezcla con hormonas e incluso Viagra, dando por descontado el abuso conjunto de sustancias psicoactivas, empleadas por una comunidad profundamente marginada13 . En resumen, manejan todo un cóctel farmacológico del cual se desconoce, a cabalidad, cuáles son sus efectos, sobre todo aquellos diferenciados entre adolescentes y adultos, recordando que los expertos recomiendan un seguimiento estricto para los menores en proceso de transexualidad. “Al igual que en los adultos la evaluación diagnóstica de la identidad sexual y de la salud mental a esta edad es fundamental. La terapia sexológica y psicoterapia estará dirigida a resolver cualquier comorbilidad existente y a reducir el malestar que el paciente experimente en relación a su problema de identidad sexual. Es necesario un tratamiento conservador dado que la identidad sexual puede sufrir variaciones inesperadas en esta edad, (niños y adolescentes), por lo que no se debe influir de forma directa en el rol de género, ni iniciar tratamiento hormonal en niños prepuberales” (Moreno-Pérez y Esteva De Antonio, 2012, p. 10). En la parte física, otro asunto de incuestionable peligro que casi es pleonasmo detallar, se refiere al de los implantes. Muchas prótesis se realizan con los más variados polímeros, aceites y sustancias que escapan a toda reglamentación. Además, son intervenciones realizadas por compañeros de oficio u otros pares, que ponen en riesgo inminente la integridad de los transexuales. Colombia Diversa (2010), reitera la frecuencia con que manos inexpertas llevan a cabo transformaciones físicas que requieren un manejo profesional idóneo, acarreando las siguientes consecuencias:
  • 18. Revista Latinoamericana de Psicología Social IMB - Número 2 - Santiago, Julio 2013 - 50/82 pp.- ISSN 0719-2703. Rev. latinoam. psicol. soc. 67 “Es común encontrar mujeres trans de estratos económicos bajos, con procesos de deterioró físico avanzado y necrosis asociado al uso de implantes en mal estado o de productos inyectables utilizados para moldear o modelar la figura, que van desde aceite mineral, parafina, silicona industrial o retinol. Muchas veces cuando las mujeres llegan a los servicios de salud son revictimizadas y culpadas por su estado de salud resultado de haber recurrido a estas prácticas que ponían en riesgo su salud y que a juicio de algunos prestadores de servicios y del propio sistema de salud son simplemente “asuntos estéticos”. Las inyecciones de silicona, especialmente en las llamadas ‘fiestas de silicona o bombeo’, pueden provocar muchos problemas y efectos secundarios: (Transmisión de la hepatitis B y C, Transmisión del HIV, Reacciones que resultan en cicatrices que desfiguran, contaminantes que entran al torrente sanguíneo y causan la muerte)” (p.42). Inconvenientes como infecciones, hematomas, intoxicaciones, roturas y muchos otros son recurrentes, no obstante, el afán por contar con prótesis ya sea como medio de “trabajo”, y/o para complementar la transformación de género, inciden para que sea una meta muy compartida. A veces, en las noticias (Redacción Regional, 2011), trasciende el hecho de una muerte como consecuencia de estos tratamientos que incluyen materiales tan inverosímiles como aceite de avión o de cocina. Sin embargo, no se han encontrado estadísticas oficiales que den cuenta de los decesos o los muchos traumatismos que sufre esta comunidad, con excepción de los aportes y divulgaciones hechas por entidades sin ánimo de lucro14 . Solo puede inferirse la alta regularidad con que tales procedimientos se llevan a cabo, al reconocer innumerables cuerpos transformados, junto con lo que los portales especializados y demás fuentes refieren sobre las alteraciones de las “travestis”. La dimensión personal resulta aún más compleja que la de los efectos fisiológicos, ya que está mediada por experiencias de desarrollo de la identidad que son un reto mayúsculo para cualquier persona; máxime en niños que modifican su cuerpo mientras alternan su crecimiento con la explotación sexual.
  • 19. Revista Latinoamericana de Psicología Social IMB - Número 2 - Santiago, Julio 2013 - 50/82 pp.- ISSN 0719-2703. Rev. latinoam. psicol. soc. 68 Muchos menores explican su estadía en calle o el porqué de su actividad15 , dado el rechazo experimentado en el seno de sus hogares, frecuentemente consecuencia de exhibir amaneramientos u otras señales que denuncian su sexualidad para el desconcierto de padres o familiares: “La mayoría de personas en ejercicio de la prostitución callejera, que tienden a reconocerse como “travestis” e incluso como “mariconas” o “locas”, asumieron de manera explícita su identidad trans a edades muy tempranas, entre los diez y los 15 años… Muchas de estas personas trans han sido marginadas por sus propias familias y su entorno social; provienen de estratos socioeconómicos bajos o de ciudades pequeñas, pueblos o zonas rurales, y buscan en la ciudad un espacio, así sea marginal, para vivir con una identidad de género no normativa” (García, 2009, p. 133). Los retos que deben enfrentarlos adolescentes transexuales, fácilmente, superarían la capacidad de cualquier adulto. Ahora, al situar estos condicionantes con el historial de abuso y rechazo, se infiere lo oportuno que sería una intervención psicológica especializada. A semejantes problemas deben añadirse los que la misma comunidad ejerce sobre sus zonas de influencia. La Calle 19 o algunas estribaciones de la Av. Caracas en el centro de la capital, manejan un dominio territorial donde las Madres, o aquellos encargados de reclamar las cuotas de extorsión o de estadía, confluyen para generar altos niveles de violencia. Además, es un secreto a voces que varios sectores de las zonas de tolerancia son dominados por actores al margen de la ley, en concreto paramilitares, quienes imponen su ley bajo el precepto que reza que “no se mueve una mosca sin su autorización”. Llama la atención que la atmósfera que se respira en Mártires es de una relativa seguridad en la calle, evidenciada en pocos robos o atracos, al menos en la percepción que refiere la gente y el uso dinámico que la misma hace del espacio público, lo cual es extraño para un sitio donde el microtráfico de drogas es permanente. En síntesis, puede advertirse la ausencia de un diagnóstico adecuado sobre las condiciones físicas, psíquicas y vivenciales de los transexuales vinculados con prostitución.
  • 20. Revista Latinoamericana de Psicología Social IMB - Número 2 - Santiago, Julio 2013 - 50/82 pp.- ISSN 0719-2703. Rev. latinoam. psicol. soc. 69 Por ende, es de extrema urgencia, y por mandato constitucional, asegurar la restitución de derechos para los niños en estas circunstancias incluyendo un manejo integral de su salud mental, así como implementar planes de atención permanentes y coherentes con las necesidades de sus similares adultos, reconociendo, cabalmente, los peligros que supone su actividad. Planteamientos para Contribuir a la Intervención El recorrido hecho hasta aquí tiene la característica de plantear más preguntas que solucionar interrogantes. Desde el comienzo se ha declarado el interés por divulgar una problemática que aún sigue siendo, en varias de sus dimensiones, incierta. En consecuencia, la más legítima de las acciones a emprender es la generación de conocimiento, develando variables que con su descripción se retribuiría una intervención más efectiva. A la vez, se reconoce que los peligros que enfrentan los transexuales son superlativos en todas las edades, pero la cuestión de fondo radica en las amenazas sin ponderar, y que pueden ser decisivas para ofrecerles una alternativa de vida o un tratamiento más digno. La tesis que debe socializarse en las instancias con poder de decisión en el Distrito de Bogotá, es que no se conoce lo suficiente sobre la transexualidad vinculada con el comercio sexual, ni acerca de los efectos personales o físicos de dicha conducta. Por consiguiente, son tareas pendientes recolectar información estadística pertinente, empleando una perspectiva holística que alerte con rigor sobre prácticas y condicionantes. Tampoco se cuenta con bases claras para dilucidarlos detonantes que conducen a un niño a ser explotado sexualmente, relacionando tal proceder con la decisión de mutar su propio cuerpo (con influencia externa o no). Igualmente, se carece de datos tan elementales como las muertes relacionadas con prótesis, la tasa de infecciones por enfermedades venéreas o la procedencia de las personas que ejercen la prostitución (si son de la ciudad, vienen de otros municipios, cuáles son los motivos por los que se trasladaron, etc.). Lo anterior no significa que administraciones recientes no hayan hecho esfuerzos por visibilizar y garantizar los derechos LGBTI. En encuesta adelantada por la Secretaría Distrital de Planeación (2011a), se halló que el 36.28% de los transexuales migró a Bogotá como consecuencia de su orientación sexual e identidad de género.
  • 21. Revista Latinoamericana de Psicología Social IMB - Número 2 - Santiago, Julio 2013 - 50/82 pp.- ISSN 0719-2703. Rev. latinoam. psicol. soc. 70 Bajo tal categoría los investigadores abarcaron un amplio espectro de personas como transformistas, travestis, transexuales y andróginas, lo cual da cuenta de la rigurosidad de la pesquisa. Empero, aún falta extender esta caracterización dentro del contexto de la prostitución integrando a la infancia, ya que la edad promedio de los entrevistados rondaba los 26 años. Asimismo, merecen citarse los Centros Comunitarios LGBTI, en especial la sede Chapinero que fue la primera en su clase en Latinoamérica, y que ha brindado apoyo jurídico, psicológico y social a miles de personas, en un marco de tolerancia y pluralismo, permeado por diferentes actividades lúdicas y culturales. Durante el año 2011 fueron abiertos dos más de estos espacios: uno en la localidad de Bosa, especializado en Jóvenes, y otro, precisamente en Mártires, con énfasis en transexuales y transgeneristas (Instituto Distrital de la Participación y Acción Comunal, [IDPAC], 2011). No es aventurado afirmar que desde hace varios años Bogotá se posiciona, tanto en el país como en la región, como abanderada en la inclusión y protección de los derechos sexuales y reproductivos, a veces en contravía de lo que sucede en otras esferas, como el Congreso16 . Al respecto, Daniel Verastegui, coordinador general de los Centros Comunitarios, afirma: “En Bogotá las políticas públicas están funcionando, pero a nivel nacional hay una deuda. No existen programas claros para la comunidad LGBT” (Redacción Bogotá, 2012). El compromiso de la Capital debe blindarse entonces, con acciones continuadas y muy bien fundamentadas, a modo de Políticas Públicas, que tengan la contundencia para superar las coyunturas electorales, al estar soportadas sobre los mejores argumentos y datos posibles. En ese sentido, la actual Gerencia también adelanta políticas positivas para la comunidad gay. Es muestra el Programa: lucha contra distintos tipos de discriminación y violencias por condición, situación, identidad, diferencia, diversidad o etapa del ciclo vital (Alcaldía Mayor de Bogotá, 2012). Esta estrategia cuenta con dos proyectos claves, el primero: Ejercicio pleno de derechos de las personas LGBTI; el cual apunta a garantizar la equidad y el ejercicio pleno de las garantías constitucionales, por medio de acciones institucionales orientadas a la inclusión. El segundo se denomina: Plan de protección diferencial para poblaciones con fragilidad social: habitantes de calle, personas en situación de prostitución.
  • 22. Revista Latinoamericana de Psicología Social IMB - Número 2 - Santiago, Julio 2013 - 50/82 pp.- ISSN 0719-2703. Rev. latinoam. psicol. soc. 71 Este último, (seguramente el más importante para los fines de este ensayo), tiene como meta: “… contribuir al desarrollo humano integral de los ciudadanos habitantes de calle y personas vinculadas a la prostitución propiciando mejores condiciones familiares y sociales, que generen cambios en sus proyectos de vida” (Alcaldía Mayor de Bogotá, 2012, p. 49). Nótese que la prostitución es uno de los ejes que maneja la iniciativa, dada la marginación a la que están sometidos quienes la practican. Una buena alternativa sería posicionar dentro de ese proyecto distrital un capítulo exclusivo para los transexuales. Allí, debería contemplarse debida y concretamente varios de los peligros aquí expuestos: como el uso no supervisado de hormonas, los riesgos de las transformaciones físicas, así como ejes de desarrollo para la salud sexual y psicológica. Afortunadamente, no se trataría de un propósito inédito, y se cuenta con espacios de difusión como los Centros Comunitarios LGBTI, siendo providencial el de Mártires y su énfasis poblacional. Como referente internacional se encuentra España, representada por su Ministerio de Sanidad y Consumo, la Secretaría del Plan Nacional Sobre el SIDA y la Fundación Triángulo (2008). Ellos han hecho un genuino diagnóstico sobre los transexuales ibéricos, alertando sobre condiciones epidemiológicas, demográficas, sociales y sanitarias, ponderando la estigmatización cuando se asocia la prostitución. No hay razón para que en Colombia no se repita este esfuerzo. Lo dicho no es una simple expectativa, a decir verdad, el Decreto 608 (2007) de la Alcaldía Mayor de Bogotá, supone un mandato para la plena garantía de derechos, la equidad y la participación de lesbianas, gay, bisexuales y transgeneristas. Infortunadamente, lo dictado por este tipo de autos contrasta con la cotidianidad. Según cifras oficiales, el 98% de los sectores LGBTI han sido discriminados, destacándose, entre ellos, los transgeneristas con un porcentaje que asciende al 99.68% (Secretaría Distrital de Planeación, 2011b). Este trabajo también indagó, por medio de 1200 encuestas telefónicas, la percepción respecto a la comunidad gay, hallándose que el 19.8% de los contactados los ven como un riesgo, a pesar de que un 46.26% nunca ha mantenido contacto o relación con ellos, lo cual evidencia los prejuicios imperantes en la ciudad.
  • 23. Revista Latinoamericana de Psicología Social IMB - Número 2 - Santiago, Julio 2013 - 50/82 pp.- ISSN 0719-2703. Rev. latinoam. psicol. soc. 72 Una encuesta más reciente ratificó tal tendencia17 , dada la percepción de estos grupos como nocivos y reprobables, en términos de que un 20% de la ciudadanía cree que las personas LGBTI son un peligro; de ese porcentaje el 45% aduce que van en contra de la moral, las costumbres, la familia y Dios (Redacción Bogotá, 2012). La tensión entre las prevenciones de la ciudadanía y las perspectivas de las autoridades, son ejes indiscutibles de la democracia. Por ello, un medio irrenunciable para promover la línea incluyente que han defendido los últimos burgomaestres, reside en ampliar y difundir el conocimiento sobre los sectores vulnerables. Al hacerlo podría cumplirse un doble propósito: ofrecer mejor atención de las necesidades identificadas, así como ser un medio para refutar las constantes muestras de rechazo de las que son objeto las minorías. Obviamente, cualquier medida en favor de los ciudadanos LGBTI, en particular de los transexuales, debe priorizar como beneficiarios a los menores de edad, por ser sujetos especiales de la protección del Estado. Por ende, son requeridas entidades como el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, para lograr una efectiva restitución de derechos que anule, si es el caso, cualquier forma de explotación sexual, y repare al máximo los daños infligidos. Para estos procedimientos sería oportuna una lógica más amplia que la dialéctica de domino entre el explotador y su víctima, junto con un conocimiento específico de las circunstancias que sirven como detonantes a tan grave situación. En concordancia, todo programa o iniciativa de orden social que quiera ofrecer mejores condiciones de vida a los niños vulnerados, necesita salir de la ceguera metodológica en la que se omite el debate sobre la sexualidad infantil. De hecho, la ciencia o la más elemental de las epistemologías demuestran que el saber no se conjura a partir de buenas intenciones, especulaciones o el tratamiento superficial de las consecuencias, al contrario, debe fundarse en el ejercicio de identificar regularidades, sistematizar nociones previas y aplicar un modelo de estudio racional que permita cifrar conclusiones válidas. Una de las paradojas que debe ser enfrentada con todos los elementos de juicio disponibles, es que bajo el marco legal vigente, sobre todo lo que dicta el Código de Infancia y Adolescencia, (CDI, 2006), un adolescente con tendencias transgeneristas que vende su cuerpo y que cuenta con 18 años menos un día de vida es una víctima. Por ser legalmente un niño, no puede ser llamado transexual, requiriendo, eso sí, la acción efectiva del Estado.
  • 24. Revista Latinoamericana de Psicología Social IMB - Número 2 - Santiago, Julio 2013 - 50/82 pp.- ISSN 0719-2703. Rev. latinoam. psicol. soc. 73 En cambio, si ostenta un día más de existencia es un adulto plenamente identificado como transexual, ajeno a las consideraciones de su similar más joven o a las medidas de protección pertinentes. Ambos individuos, por supuesto, merecen todas las estrategias viables para la inclusión, con opciones ocupacionales oportunas, junto con tratamientos integrales para sus dificultades, tanto las somáticas como las mentales. La condición insalvable para todo ello es el reconocimiento extenso de la problemática, revaluando el orden tautológico que torna invisibles a actores que hacen todo lo posible - no sin grandes riesgos - para cambiarla manera como son percibidos.
  • 25. Revista Latinoamericana de Psicología Social IMB - Número 2 - Santiago, Julio 2013 - 50/82 pp.- ISSN 0719-2703. Rev. latinoam. psicol. soc. 74 Notas 1. Por Intersexuales se retoma la definición que emplea el distrito de Bogotá, Secretaría Distrital de Planeación (2011), es decir la de: “... individuos que combinan algunas características asociadas a machos y hembras, ya sea de nacimiento o por transformaciones corporales deliberadas” (p. 7). 2. Los resultados de esta investigación no fueron publicados por la Administración Distrital o sus Secretarías, y la mayor parte de su contenido se mantiene en reserva. Quien escribe comunica exclusivamente su punto de vista sin vincular a ninguna de las entidades partícipes del Convenio. 3. Véanse organizaciones internacionales como: End Child Prostitution, Child Pornography and Trafficking of Children for Sexual Purposes (ECPAT); Save The Children y los aportes de la Convención de los Derechos del Niño (CDN). 4. Se retoma este concepto en el sentido propuesto por Giddens (2006), respecto a la capacidad del individuo para entender las acciones e incluso explicarlas discursivamente: “Todos los seres humanos son agentes entendidos. Esto significa que todos los actores sociales saben mucho sobre las condiciones y consecuencias de lo que hacen en su vida cotidiana” (p. 307). 5. Dados los fines de este ensayo se omite terciar en el debate sobre la prostitución como una forma de esclavitud o de trabajo, ya que la discusión suele centrarse en el modelo patriarcal y la explotación sexual de las mujeres. A modo de ejemplo se cita lo siguiente: “La prostitución es una forma de explotación que debe ser abolida y no una profesión que hay que reglamentar. Es una forma de violencia de género: «lo que las mujeres prostituidas tienen que soportar equivale a lo que en otros contextos correspondería a la definición aceptada de acoso y abuso sexual” (Diez, 2009, p. 1). 6. Para este tema es pertinente señalar que uno de los pocos países que no signó la CDN fue EE.UU., ya que su jurisprudencia permite juzgar como adultos a los niños que cometan delitos graves. En Colombia hubo un debate similar cuando la senadora Gilma Jiménez busco endurecer las sanciones contra la delincuencia juvenil, lo que suponía no acatar varias de las disposiciones adquiridas cuando el Estado ratificó la Convención para los Derechos del Niño. 7. Ente autónomo encargado de defender los intereses civiles frente al Estado colombiano. Tal organismo es dirigido por el Dr. Alejandro Ordoñez (recientemente reelegido en su cargo), quien rechaza equiparaciones profundas para la comunidad LGBTI, fundamentado en un modelo de familia mononuclear y una línea de trabajo influenciada por el catolicismo, religión que practica fervorosamente (Redacción Judicial, 2013a).
  • 26. Revista Latinoamericana de Psicología Social IMB - Número 2 - Santiago, Julio 2013 - 50/82 pp.- ISSN 0719-2703. Rev. latinoam. psicol. soc. 75 Recientemente, la Corte Constitucional tuvo que hacerle un llamado de atención ya que ha presentado recursos de apelación - a pesar de ser cosa juzgada - a la equiparación de derechos para las familias conformadas por parejas gay (Redacción Judicial, 2013b). 8. Para un recuento más amplio y sistemático sobre el tema de la adopción y la homofobia, véase la Defensoría de Derechos Humanos para la Comunidad LGBTI en México, Ombuds Gay (2011). 9. Son citados los aportes de ECPAT por ser, a nivel mundial, una de las entidades más influyentes en lo que respecta a la lucha contra la explotación sexual, la pornografía o la trata infantil. No en vano, hace presencia en más de 70 países y sus investigaciones son referentes obligados en estos temas, brindando tanto datos estadísticos como metodológicos de enorme difusión. Para mayor información véase: http://www.ecpat.net/EI/Ecpat_vision.asp 10. Para reconocer directamente los testimonios de las víctimas, así como un panorama de la Explotación Sexual infantil en la capital, se recomienda el artículo: 35.000 niños son víctimas de explotación sexual en Colombia (Redacción Vida de Hoy, 2008). 11. Al hablar de adaptación se apela a lo propuesto por la Etnometodología de Garfinkel (2006), que le concede al individuo la capacidad para integrarse a un grupo, imprimiéndole, de continuo, sentido a las acciones y hechos que lo rodean: “Los estudios etnometodológicos analizan las actividades cotidianas como métodos que sus miembros usan para hacer que esas actividades sean racionalmente visibles y reportables para todos los efectos prácticos, es decir, «explicables»” (p. 13). 12. Para futuros trabajos, y dado el dominio que en las víctimas ejercen actores impositivos y violentos como los proxenetas o explotadores, podrían ser útiles los conceptos de Campo yHabitus de Bourdieu (1995), ya que son una buena alternativa para analizar las diferentes formas de coacción sin negarle a los sujetos la capacidad de moverse y posicionarse en el Juego Social,administrando distintas posibilidades. 13. En relación con la explotación sexual de transexuales, el uso combinado de sustancias y otros riesgos relacionados, la Fundación Española Triángulo ofrece información amplia y específica, véase:http://www.fundaciontriangulo.org/ 14. Dentro de estas entidades se destaca Colombia Diversa, en mérito de sus investigaciones, acciones legales y campañas, que han perseguido la plena equiparación de derechos. Sus informes bianuales se han convertido en un referente constante sobre la situación de Derechos Humanos en relación con la comunidad gay.
  • 27. Revista Latinoamericana de Psicología Social IMB - Número 2 - Santiago, Julio 2013 - 50/82 pp.- ISSN 0719-2703. Rev. latinoam. psicol. soc. 76 15. Como es de esperarse esta situación se repite en otros países. Por ejemplo, en Paraguay: “... muchas niñas, niños y adolescentes gays, lesbianas y transexuales, por la identidad y cuerpos asumidos son factores que los hacen vulnerables, como consecuencia de la discriminación y la expulsión del ámbito educativo, familiar y social, encontrando como única posibilidad de supervivencia la realización de actividades sexuales, lo que termina exponiéndolos a redes de explotación y trata interna” (Fundación Luna Nueva, 2011, p. 38). En Guatemala, Unicef (2005) reitera esta circunstancia anotando: “La mayoría de los adolescentes entrevistados expresaron que una de las razones, quizá la más importante, que los arrojó al circuito de explotación sexual callejera fue la violencia tanto física como psicológica, experimentada cuando su familia se enteró de su inclinación o preferencia sexual. La mayoría de ellos fueron expulsados de sus casas” (p.55). 16. Para un recuento pormenorizado de la participación y reconocimiento de derechos de la comunidad gay, se recomienda el informe presentado por IDPAC (2009): ¿Cómo participan los sectores LGBT en Bogotá? 17. Un último hecho relativo al recelo y discriminación proferida a la comunidad Gay, fue el reciente hundimiento del Matrimonio Igualitario. Si bien es un tema bastante concreto para generalizar una conducta como la homofobia, es indudable que los congresistas representan a miles de personas en las máximas instancias legislativas del país, y solo hubo 17 votos a favor y 51 en contra de la mencionada iniciativa (Redacción Política, 2013). Referencias Alcaldía Mayor de Bogotá. Decreto 608 (2007). Alcaldía Mayor de Bogotá. Plan de desarrollo, Bogotá Humana, 2012-2016 (2012) Extraído de:http://www.sdp.gov.co/portal/.../PlandeDesarrollo/capitulo%20II.pdf American Civil Liberties Union Foundation. (2006). Too high a price the case again strestricting gay parenting. Asamblea General de las Naciones Unidas. (2000). Protocolo Facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño relativo a la venta de niños, la prostitución infantil y la utilización de niños en pornografía. Asamblea General de las Naciones Unidas- Resolución A/RES/54/263. Extraído de:http://www2.ohchr.org/spanish/law/crc-sale.htm
  • 28. Revista Latinoamericana de Psicología Social IMB - Número 2 - Santiago, Julio 2013 - 50/82 pp.- ISSN 0719-2703. Rev. latinoam. psicol. soc. 77 Asociación Americana de Psicología. (2004). Sexual Orientation, Parents, & Children. Extraído de: http://www.apa.org/about/policy/parenting.aspx Bourdieu, P. (1995). La distinción. Criterios y bases sociales del gusto. Madrid: Taurus. Centre for Family Research, University of Cambridge. (2010). The experiences of children with lesbian and gay parents. Extraído de: http://www.stonewall.org.uk/documents/different_families_final_for_web.pdf Código de Infancia y Adolescencia. Ley 1098 (2006). Código Penal Colombiano. Ley 599 (2000) . Colombia Diversa. (2005). Voces excluidas: legislación y derechos de lesbianas, gays, bisexuales y transgeneristas en Colombia. Bogotá: Colombia Diversa - Dakonia. Colombia Diversa. (2010). Provisión de servicio afirmativos de salud para personas LGBTI. Extraído de: http://colombiadiversa.org/...de_servicios_afirmativos_de_salud_para_personas_LGBT.pdf Congreso Mundial contra Explotación Sexual Comercial de los Niños. (Agosto, 1996). Declaración Programa de Acción. Estocolmo. Extraído de http://white.oit.org.pe/ipec/documentos/decla_estocolmo.pdf Coronell, D. (2007). Noticias Uno. [Noticiero televisivo]. Colombia: Servicio de televisión abierta. Extraído de: http://www.youtube.com/watch?v=QjT2OONKmZ0 Corte Constitucional de Colombia. Sentencia T-629. (M.P. Juan Carlos Henao Pérez) (2010). Extraído de: http://www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/2010/t-629-10.htm Corte Constitucional de Colombia. Sentencia C-577. (M.P. Gabriel Eduardo Mendoza) (2011). Extraído de: www.corteconstitucional.gov.co/comunicados...
  • 29. Revista Latinoamericana de Psicología Social IMB - Número 2 - Santiago, Julio 2013 - 50/82 pp.- ISSN 0719-2703. Rev. latinoam. psicol. soc. 78 End Child Prostitution, Child Pornography and Trafficking of Children for Sexual purposes. (2010).Aproximación a la explotación sexual comercial de niños y adolescentes de sexo masculino en Bogotá y Cartagena de Indias Colombia. Bogotá: Fundación Renacer – ECPAT Colombia. Elspeth, S. (2008). Recuperación y Reintegración de los Niños que sufren los Efectos de la Explotación Sexual y el Tráfico Infantil. Ginebra: OakFoundation. Fundación Luna Nueva y Unión Europea. (2011). La trata interna de niñas, niños y adolescentes con fines de explotación sexual. Características y factores que inciden. Asunción: tercer Mundo. Fundación Triángulo. (2008). Trabajadoras Transexuales del Sexo: el doble estigma. Madrid: Ministerio de Sanidad y Consumo. García, A. (2009). Tacones, siliconas, hormonas y otras críticas al sistema sexo-género, feminismos y experiencias de transexuales y travestis. Revista Colombiana de Antropología, 45 (1), 119-146. Garfinkel, H. (2006). Estudios en Etnometodología. Barcelona: Anthropos. Giddens, A. (2006). La Constitución de la Sociedad. Bases para la Teoría de la Estructuración.Buenos Aires: Amorrortu. Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, Organización Internacional del Trabajo, Fundación Renacer. (2006). Plan de Acción Nacional para la Prevención y Erradicación de la Explotación Sexual Comercial de Niños, Niñas y Adolescentes menores de 18 años (ESCNNA). Extraído de: http://www.unicef.org.co/pdf/ESCNNA.pdf Instituto Distrital de la Participación y Acción Comunal. (2011). Bogotá cuenta con dos nuevos Centros Comunitarios para la comunidad LGBTI. Extraído de:http://www.participacionbogota.gov.co/index.php... Ley 679. DO.N° 44.509 (2001). Ley 1329. DO.N°47.413. (2009).
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