70. ¡Dios desea hoy
hacerte feliz!
Desea perdonar
tus pecados y
darte la
Salvación.
Desea hoy
llamarte hijo
suyo.
71.
72. El próximo tema:
"Cómo enriquecer
nuestra personalidad"
Todos deseamos tener una
personalidad atrayente, pero nos
damos cuenta a menudo que hay
muchas cosas que cambiar en
nuestro carácter. ¿Cómo
podemos lograrlo? ¿cómo
podemos tener la certeza de la
aceptación de Dios y la
seguridad de su perdón y una
nueva vida llena de triunfos?
El secreto está en conocer los
cuatro milagros y los tres gozos
en la vida del creyente. ¿Ha oído
hablar de ellos? ¡Es un tema que
resume el plan de Dios para Ud.
y contiene la buena nueva que
llenará su alma!
Notas del editor
Fe no es: Sospechar algo o tener un parecer dudoso.
Por ejemplo: "Creo que mañana saldrá el sol". o "Creo que puede ocurrir esto o aquello".
- un mero asentimiento.
- tener algo por cierto. Esto es solamente una parte.
- un sentimiento pasajero.
- sólo hablar de una religión.
- Confianza sin vacilación a las promesas de Dios.
- Creer en Dios y en su palabra.
- Conocer, confiar, y entregarse a alguien, pero no a cualquiera, ni ir a cualquier cosa.
- Debemos tener fe genuina en Cristo: Autor de la vida y de la Biblia.
"Un hombre que estaba durmiendo, despertó de repente con dolor de cabeza. En la oscuridad tomó una pastilla que creyó ea aspirina y la ingirió, pero tal pastilla era un veneno. El hombre murió, murió por creer, pero creyó en algo equivocado. En su epitafio podría haberse escrito: "Murió por fe".-
A Jesucristo lo podemos conocer por medio de su Palabra (Juan 5:24).
Tomó mi culpa Isaías 53:5-6.
En cierta escuela un niño hizo una travesura, manchando los papeles del pupitre del maestro con tinta. Cuando este llegó y descubrió aquel daño, exigió a todos los alumnos que dijeran cual de ellos era el culpable.
-¡López!, gritó un chiquillo entre todos.- ¡López aquí!, ordenó el maestro tomando la palmeta. Había en el aula dos alumnos con ese apellido y eran hermanos. Se adelantó entonces el mayor, quien recibió estoicamente el fuerte y doloroso palmeteo.
De repente el menor, llorando, se adelantó gritando: -¡Señor maestro, no le pegue más!, ¡No fue él, fui yo el culpable!. El maestro dejó de pegar, intrigado y pidió explicaciones: -A ver tú, López, el mayor, - porqué te has adelantado para ser castigado sin protestar de tu inocencia?, habla-. Porque él es más pequeño, menos fuerte y además está un poquito enfermo, contestó el muchacho.
El maestro, maravillado, le apretó sobre su pecho y le dijo: -"Muchacho, nunca serás en tu vida más cristiano que hoy. Esto hizo Cristo por tí y por mí. ¡Dios te bendiga, hijito!".
Tomó mi culpa Isaías 53:5-6.
En cierta escuela un niño hizo una travesura, manchando los papeles del pupitre del maestro con tinta. Cuando este llegó y descubrió aquel daño, exigió a todos los alumnos que dijeran cual de ellos era el culpable.
-¡López!, gritó un chiquillo entre todos.- ¡López aquí!, ordenó el maestro tomando la palmeta. Había en el aula dos alumnos con ese apellido y eran hermanos. Se adelantó entonces el mayor, quien recibió estoicamente el fuerte y doloroso palmeteo.
De repente el menor, llorando, se adelantó gritando: -¡Señor maestro, no le pegue más!, ¡No fue él, fui yo el culpable!. El maestro dejó de pegar, intrigado y pidió explicaciones: -A ver tú, López, el mayor, - porqué te has adelantado para ser castigado sin protestar de tu inocencia?, habla-. Porque él es más pequeño, menos fuerte y además está un poquito enfermo, contestó el muchacho.
El maestro, maravillado, le apretó sobre su pecho y le dijo: -"Muchacho, nunca serás en tu vida más cristiano que hoy. Esto hizo Cristo por tí y por mí. ¡Dios te bendiga, hijito!".
Había un barco en alta mar y en medio de una tormenta muy violenta. En cada rostro se veía reflejado el miedo, la angustia, el terror. Unos lloraban, otros se encontraban descompuestos. En medio de este trance, un niño jugaba tranquilamente en una escalinata. Parecía que nada le inquietaba, que ignoraba por completo lo que allí ocurría. Uno de los pasajeros, al verlo, deseoso de saber el secreto de su serenidad, se arrimó a el y le preguntó: -"Tú, muchacho, no tienes miedo de esta terrible tormenta?.
El niño respondió: - No señor, pues mi padre está en el timón".-
Cuando conocemos al Señor Jesús, aprendemos a confiar en El. En las horas críticas de nuestra vida, no perderemos la fe y asimismo le confiaremos también nuestros pecados.
Al ver su amor, le abriré el corazón, confiaré en Él y le diré todo lo que me preocupa.
No son necesarios grandes sacrificios físicos peregrinaciones, promesas, etc., para recibir el perdón de Dios. Lo que Él quiere es nuestro corazón, que confesemos a Él nuestros pecados y los abandonemos (Prov. 23:26).
Al ver su amor, le abriré el corazón, confiaré en Él y le diré todo lo que me preocupa.
Digamos como el apóstol Pablo: "Señor, ¿qué quieres que haga? (Hechos 9:5-6).
La fe genuina incluye todo el ser, pues somos un ser tridimensional.
- RAZÓN: (mente). Tener por verdadero, "Conocer a Jesús".
- CORAZÓN: (sentimiento). Confiar en Él, abrirle el corazón, confesarle nuestros pecados, "Amar a Jesús".
- VOLUNTAD: (decisión). Estar dispuesto a obedecerle.
Fe genuina significa entregarnos a Él. ejemplo: consultamos a un médico, pero no nos sometemos para que nos opere.
"Se cuenta que un famoso equilibrista colocó una cuerda a través de las cataratas del Niágara y anunció que ofrecería allí una función. Mucha gente vino a presenciar la hazaña y, cuando llegó la hora, este hombre hizo una señal a la multitud para que guardara silencio y les preguntó:
- ¿Creen ustedes que puedo atravesar sobre la cuerda?
- ¡Si!, respondió la multitud. El hombre subió, pasó por la cuerda, volvió a pasar y fue ovacionado. Volvió a hacer señal de silencio. Tomó una silla, la colocó sobre sus hombros y preguntó:
-¿Creen ustedes que puedo atravesar con la silla?".
Se oyó otro estruendoso ¡siii!" El hombre fue, volvió y recibió muchos aplausos. Nuevamente hizo señal de silencio y preguntó:
-¿Creen ustedes que puedo pasar con una persona sentada en esta silla sin que caiga ninguno de los dos en las cataratas?
El entusiasmo desbordó y de la multitud se oyó otro: ¡Siii..!
Con mucha seriedad el hombre preguntó entonces:
-¿Cuál será el primer voluntario entre ustedes que vendrá a sentarse en la silla?
Un silencio sepulcral se apoderó de la multitud y nadie acudió a la cita
.
Así hay mucha gente que actúa de esta forma en lo concerniente a la vida espiritual, dicen :"Creo, creo, sí, como no, yo creo en Cristo!". Pero no quieren confiar en que Cristo los puede pasar con toda seguridad a través de las horribles cataratas de este mundo que amenazan con la muerte eterna y llevarlos con plena certidumbre a la ribera de la vida eterna.
"Una valiosa medalla cayó en el fango. Allí pasó largo tiempo deteriorándose, hasta que fue hallada, totalmente estropeada. Para poder restaurarla había dos caminos: - enderezarla rellenar sus partes corroídas por el óxido o, la otra, fundirla de nuevo. ¿Cuál de las dos formas sería la más conveniente
Podemos gozarnos en la salvación pues el que tiene al Hijo tiene la vida.
Estaremos reconciliados con Dios.
Hace algunos años, en una ciudad de Inglaterra, se produjo un incendio que afectó a muchas casas, ya que en aquellos tiempos estas se construían de madera. En el piso superior de una de las viviendas incendiadas, apareció un niño de unos seis años llorando con desesperación y gritando aterrorizado que subieran a salvarle, pero era imposible. La escalera de la casa estaba destruida por el fuego y las llamas que salían por la ventana impedían apoyar una escalera de emergencia para ir en socorro del niño.
El único recurso era que este se lanzara al vacío, a través del humo ya que nada le ocurriría en su rápido descenso y, manos cariñosas estaban prontas a impedir que su cuerpo chocara contra el suelo. Pero cómo persuadir al niño de seis años a que se tirara.Ante el silencio del público, impresionado por la escena, se oyó la voz del padre del niño ordenándole que se lanzara sin temor y sin perder un momento más.
El niño titubeó diciendo: -"¡Papá!, ¡te oigo, pero no te veo! ¿Dónde estás?
- ¡Aquí, hijo mío! Pronto a esperarte. Lánzate, no temas.
- No veo más que humo papá, no puedo verte.
- No importa, arrójate enseguida.
- Tengo miedo papá, pero si tú lo ordenas me lanzo. Atájame!
Así lo hizo el pequeño y unos instantes después estaba sano y salvo en los brazos de su padre.
Del mismo modo, el Dios invisible, a quien reconocemos en las maravillosas obras de su Creación, ante la tragedia del pecado nos invita a poner fe en su bendita Palabra. A reconocer como suyas esas hermosas promesas que contiene y a dar el salto de la fe, aceptando su oferta de salvación en Cristo Jesús.
(Para el instructor: En el tema siguiente hay una importante decisión al final. Vea la madurez espiritual y cuál es el momento propicio para una oración especial de entrega)