En la misiva aseguran que tenían fe de que el Presidente Evo Morales, quien proviene de sectores que antes fueron excluidos, los pueda escuchar, hecho que tampoco ocurrió.
Carta de despedida de La Paz de las personas con discapacidad
1. CARTA DE LA CARAVANA DE LOS DISCAPACITADOS A NUESTROS HERMANOS BOLIVIANOS
Siempre supimos que éramos invisibles. Estábamos acostumbrados a que nuestras familias nos
escondan y a que nuestros vecinos nos desprecien. Nosotros mismos creíamos que, por alguna razón
desconocida, merecíamos esa condena. Inclusive los que no nacimos discapacitados, nos convertíamos
en invisibles de la noche a la mañana. Así sobrevivimos, ocultos hasta de nosotros mismos.
Pero cuando un indígena, medio parecido a nosotros porque era medio invisible, se convirtió en
presidente, nos miramos y creímos que íbamos a tener el derecho a ser mirados, el derecho a ser iguales.
Desde entonces comenzamos a luchar nuestra propia lucha. Porque eso sí sabíamos. Éramos los últimos
invisibles. Dependía de nosotros que nos miren. Dependía de nosotros ser iguales. Dependía de nosotros
conquistar las mismas oportunidades. Nadie nos iba a regalar una mirada. Nadie nos iba a regalar el
derecho a ser iguales. Dependía de nosotros.
Lo que no nos imaginamos ni en la peor de nuestras pesadillas, y conste que estamos acostumbrados a
las pesadillas, es que el Gobierno no quiera mirarnos, que el Gobierno se esconda de nosotros, que el
Gobierno se encarcele en su poder. Y lo que tampoco nos imaginamos ni en el mejor de nuestros sueños,
es que la gente común nos mire, que los vecinos nos ayuden, que los jóvenes nos quieran. Porque como
nosotros creíamos que un gobierno que sabía lo que era ser invisible nos iba a comprender, esperábamos
esa ayuda. Y como nosotros estábamos acostumbrados hasta a que nuestra familia nos esconda, no
pensamos que la gente iba a venir, nos venga a hablar, nos mire, nos quiera.
Estábamos equivocados. Nuestra lucha no era sobre todo por una renta del Gobierno, nuestra lucha es
por el derecho a ser iguales. Ahora ya sabemos que el poder vuelve ciegos y parapléjicos y retardados;
ya sabemos que el poder te convierte en discapacitado. Ahora también sabemos que nuestra lucha
transforma la discapacidad en una capacidad diferente.
Hay tantas cosas que sólo nosotros valoramos: no vemos colores y formas pero miramos la energía de la
solidaridad; no nos movemos pero apreciamos la fuerza de la vida; no entendemos pero comprendemos
la maravilla de una sonrisa. Porque esas son las virtudes elementales del ser humano. Amar, aprender,
dialogar. Y nosotros que tenemos esas capacidades diferentes valoramos como nadie la importancia de
esas virtudes.
Ahora sabemos que nuestra lucha ha conquistado algo mucho más importante que una renta.
Claro que vamos a seguir demandando esa renta porque también necesitamos condiciones mínimas para
vivir con dignidad. Pero, sobre todo, vamos a seguir luchando porque hemos aprendido que nuestra lucha
es una lucha de todos los bolivianos. Todos los bolivianos tenemos el derecho fundamental a contar con
igualdad de oportunidades. No sólo nosotros, no sólo los indígenas, no sólo los obreros, no sólo las
mujeres, no sólo los homosexuales. Todos.
Por eso, la lucha es de todos. No sólo de nosotros. Por eso, ahora le decimos a toda la gente que nos ha
apoyado, que nos ha mirado, que nos ha querido: vamos a honrar esa responsabilidad. Ustedes han
luchado antes. Ahora también cuentan con nosotros. Y ustedes saben que cuando nosotros prometemos
que vamos a seguir luchando, esa promesa es sagrada y vamos a respetarla. Porque ahora que tenemos
su solidaridad y su cariño, no vamos a perder eso que es lo más valioso.
La renta para aliviar nuestras discapacidades es importante. La igualdad es mucho más importante. Pero
su solidaridad y su cariño son imprescindibles. Y para cultivarlos vamos a sembrar la semilla de los
derechos fundamentales en todo el país. Por eso nos estamos llevando muchas teas pequeñitas. Cuando
volvamos a fin de año vamos a reunirlas y prender una tea enorme, la tea de la igualdad, todos juntos. Y
si no alcanza, no importa, vamos a seguir, vamos a volver. Hasta que la tea de la igualdad sea la tea de
todos los bolivianos.