Cuéntame una historia de terror y te diré a qué le temes
1. Cuéntame una historia de terror y te diré a qué le temes
En este artículo,la Doctoraen LiteraturaMacarena Areco presentaunabreve historiadelterrorcomo género literario.
Además,analizacómo la literaturade horrorrepresenta,de manera directao desplazada,lostemoresy preocupaciones
de su autor y de la época en la cual se inserta.
Por Macarena Areco Doctora en Literatura Académica Facultad de Letras Pontificia Universidad Católica de Chile
Fantasmas, maquinarias de tortura, monstruos, mansiones encantadas, castillos sangrientos, brujas seductoras, locos
perversos; las figuras que la literatura de terror pone ante nuestros ojos suelen aparecérsenos como el resultado de la
imaginación desbocada de un poeta fuera de sus cabales, quien nos cuenta situaciones fantásticas, completamente
alejadas de la vida cotidiana. Pero, si vamos más allá y les prestamos oído a los ecos que surgen de estos relatos,
percibimos que de lo que nos hablan es de esperanzas no realizadas, de violencias extremas, de poderes conocidos o
desconocidos; en suma, de hechosde la historia o del presente que han truncado las vidas y las trayectoriasde personajes
quienes, más allá de la tumba y de toda esperanza, se obstinan en hacerse presentes, en materializarse en el aquí y el
ahora, dando cuenta de una experiencia individual que de alguna manera nos involucra a todos.
Historia del terror: de cultos satánicos a fuerzas desconocidas
“Tan viejo como el pensamiento y ellenguaje humanos” (13), dice el escritor estadounidense HowardPhillips Lovecraft
(1), el relato de terror tiene su origen en ritos de fertilidad europeos en los que se practicaban la brujería y el culto a
Satanás, que formaron una tradición que se transmitió́ durante miles de años entre los campesinos, a pesar de la
dominación de las religiones druida, grecolatina y cristiana. Según este autor, de ella formaron parte los astrónomos,
cabalistas y alquimistas, y también los constructores de catedrales que incluyeron imágenes fantásticas en estos
monumentos. En esta corriente subterránea se prefiguran una serie de personajes característicosde la literatura de terror,
como son el fantasma,elhechicero, el hombre-lobo y el amante diablo, entre otros. Integran esta tradición obras clásicas
y medievales, como el incidente del hombre-lobo que relata Petronio, el Libro de las maravillas de Flegón, los Eddas y
sagas escandinavas, el Beowulf, los relatos de los Nibelungos, los escritos de Dante y, en el teatro isabelino, dramas
como Macbeth y Hamlet, por nombrar algunas de las más importantes.
Durante el siglo XVII y comienzos del XVIII, este tipo de literatura aumenta, hasta que, a mediados del siglo XVIII,
surge la novela gótica, en la cual el relato de terror toma por primera vez una forma literaria fija, con argumentos que
se sitúan en un castillo o en un monasterio misterioso, de preferencia ubicado en España o en Italia, por donde se pasean
fantasmas en busca de reconocimiento o monjes malignos en un ambiente medieval. Es lo que ocurre normalmente en
los episodios de Scooby-Doo y, como en la serie de dibujos animados, al final suele suceder que se trata de un montaje,
pues el procedimiento utilizado es el de lo fantástico explicado, en palabras del teórico Tzvetan Todorov (2).
Para elestudioso español RafaelLlopis, la literatura de horror surge cuando se ha dejado de creer en lo sobrenatural. A
partir de esto, distingue cuatro etapas en el desarrollo de lo que llama el cuento de miedo (3). La etapa preterrorífica,
que incluye el prerromanticismo inglés y alemán y la novela gótica inglesa con autores como Horace Walpole, Clara
Reeve,Ann Radcliffe y M. G. Lewis. La fase terrorífica, que comprende los últimos años de la época victoriana hasta
comienzos del siglo XX, cuando los recursos románticos se agotan y surge la ghost story, cuyas características
principales son la brevedad, el realismo y el humorismo. Su precursor es Edgar Allan Poe,su iniciador es Sheridan Le
Fanu y su mayor exponente, Montague Rhodes James. La neoterrorífica, que incluye el primer tercio del siglo XX, en
que se buscan formas cada vez más racionalizadas y se profundiza en lo numinoso, entendiendo por esto la emoción
inexplicable que surge de la manifestación de poderes mágicos o religiosos. Destacan aquí Algernon Blackwood y H.
P. Lovecraft. Y, finalmente, la etapa metaterrorífica, que surge a mediados de la década de los sesenta, de la ciencia
ficción, llamada “nueva cosa”, en que ya no se busca provocar terror en el lector sino adentrarse en lo desconocido.
Terror y experiencia histórica
“Un fantasma recorre Europa: elfantasma del comunismo”, escriben Marx y Engels en suManifiesto de 1848, utilizando
una metáfora que expresa de qué modo, más allá de los confines de la razón ilustrada, que separa elconocimiento de lo
verificable de las supersticiones irracionales, historia e imaginación se mezclan cuando se trata de miedos sociales
compartidos. Esto es lo que ocurre a mediados del siglo XIX, cuando la Restauración triunfa en Europa y se imponen
el poder del capitalismo y la sociedad de consumo, pero se sigue temiendo el retorno de las grandes masas populares
que irrumpieron en la escena política durante la Revolución Francesa.
Más de medio siglo después, otro de los grandes pensadores de la modernidad, Sigmund Freud, plantea que el
sentimiento de lo ominoso o lo siniestro (Unheimlich) es provocado por experiencias que provienen de la prehistoria de
2. la humanidad o de la infancia de la persona, las cuales fueron entonces familiares, pero luego pasaron a ser reprimidas
y terminan retornando como terroríficas. Siguiendo estasideas,propone que en elcuento El hombre de arena,del escritor
alemán E. T. A. Hoffmann –en el que se relata la admiración que un joven siente por una muchacha que ve detrás de
una ventana y que resultará ser una autómata–, lo que causa miedo no es la muñeca Olimpia sino la amenaza de
castración de parte del alquimista que le quiere quitar los ojos, y que representa la figura del padre.
Así, la literatura de horror aparece como un género especialmente propicio para representar,a veces de manera directa,
aunque más generalmente de forma desplazada, temores y preocupaciones experimentados por el autor y por la época
en la cual se inserta. Es esta tesis la que intentaré mostrar a través de dos ejemplos.
Una historia de monstruos y otra de fantasmas
Un joven ginebrino, muy talentoso e inteligente, estudia con gran éxito filosofía natural (lo que ahora denominaríamos
ciencias naturales), tanto así que es capaz de crear,a partir de la tecnología del galvanismo y de partes de cadáveres,un
ser vivo. A pesar de la importancia de su descubrimiento, la fealdad del ser al que ha dado vida le provoca tal horror
que huye y cae enfermo. Por su parte, la criatura va lentamente conociendo el mundo, aprende a leer (Vidas paralelas
de Plutarco, El paraíso perdido de Milton y Las desventuras del joven Werther de Goethe) y a escribir; admira de lejos
a una familia ejemplar a la que aspira a integrarse, pero esta la rechaza violentamente debido a su aspecto.Pocodespués,
salva a una niña que se estaba ahogando, pero el padre, en lugar de agradecerle, le dispara. Más adelante comete, sin
quererlo, un primer asesinato –William, el pequeño hermano del científico– y luego continúa a conciencia su carrera de
asesino, causando la muerte de toda la familia de su creador.
La historia es, por supuesto, la de Frankenstein o el moderno Prometeo, novela publicada por Mary Shelley en 1818,
momento en que las críticas conservadorasa la Revolución Industrial y a la Revolución Francesa se hacenoír con fuerza.
Se argumenta entonces que la razón desprovista de fe, que toma el lugar de Dios y se expresa en la ciencia y en la
política, crea monstruos imposibles de controlar, los cuales guillotinan a los inocentes y destruyen la paz del hogar y de
la familia.
La autora, hija de un influyente filósofo político anarquista inglés y de una conocida feminista, integró, junto a su marido
Percy Shelley y a Lord Byron, la tercera generación romántica inglesa, muy comprometida con la política de izquierda
de la época, y conocida como escuela satánica, por su idea del artista rebelde, individualista y titánico. La muerte de la
madre de Mary como consecuencia del nacimiento de su hija, la falta de apoyo de su padre en su relación inicial con
Shelley, la muerte de un hijo, el nacimiento de otro y la pérdida de otro durante el embarazo mientras escribe el libro,
están en el origen de una obra que plantea los temores y las contradicciones de la feminidad, la maternidad, lo público
y lo privado, la política, la ciencia y la tecnología en un periodo clave del desarrollo de la modernidad (4).
Una joven exiliada que ha vivido casi toda su vida en Europa, luego de sufrir un accidente automovilístico en el que su
madre muere, viaja a su lugar de origen, Chile, para conocer la historia de su familia y del país. Mezclado con el relato
de las mentiras y la violencia que se ocultan debajo de los distintos periodos de la historia nacional –la Conquista, la
Colonia, el Chile republicano y la dictadura de Pinochet–, se presenta el descubrimiento que hace la joven de que su
padre ha sido un colaborador del régimen militar y que ha escrito una historia oficial del país en la que se borran o
edulcoran los episodios siniestros. Mientras recorre la ciudad, cada cierto tiempo pedazos de vidrio caen de su cabeza y
la sangre corre por su cara. Nos damos cuenta,entonces, de que ella también murió en el accidente y que es un cadáver
que, como los asesinados en 1973, baja por el río Mapocho, mientras su alma vaga por el Santiago de fin de siglo
intentando comprender lo que ha ocurrido con su familia y con su país.
Esta historia corresponde a Mapocho, de la escritora chilena Nona Fernández (5), una novela híbrida que mezcla historia,
mito y terror,y en la cual, al igual que otrasobras publicadas enLatinoamérica durante elsiglo XX –como La amortajada
de María Luisa Bombal o Pedro Páramo de Juan Rulfo–,las almas en pena, o más bien los cuerpos muertos que recorren
ya sea física o mentalmente el tiempo o el espacio, intentan explicarse cómo han llegado a la muerte y se han convertido
en espectros que han quedado fuera de la vida y de la historia.
El enigma que estos personajes plantean sigue reverberando y sus preguntas continúan repitiéndose como en un eco
porque, como dice el crítico argentino Daniel Link, “el fantasma no es un mito sino una potencia pura de gesticulación
y no viene a resolver ninguna contradicción sino precisamente a sostenerla” (6).