1. LAS INDUSTRIAS CULTURALES EN AMÉRICA LATINA: UNA EXPLORACIÓN PRELIMINAR DE TRES SECTORES: LA PRENSA ESCRITA, LOS LIBROS Y LO AUDIOVISUAL.
2. 3.1. Prensa escrita Como sucedió en la mayoría de los países, la publicación de libros y la edición de periódicos y revistas fueron las dos primeras industrias culturales en América Latina. El camino que siguió la prensa, desde los albores de la Independencia de los diferentes países de América Latina tuvo varios aspectos comunes. Ligados inicialmente a la lucha ideológica y a la política partidista, los periódicos fueron evolucionando hacia el énfasis en la información y el desarrollo de una naciente opinión pública. A la vez que estuvieron vinculados con las elites políticas, literarias y económicas, los periódicos fueron facilitando la creación de una esfera pública inicialmente restringida y muy orientada por los propios intereses de sus dueños, que solían hacer un fácil tránsito entre la política y el periodismo y que habitualmente formaban parte de los sectores dirigentes.
3. 3.2. La industria editorial Como casi todas las industrias, las culturales son particularmente sensibles a los cambios del entorno. Pero el entorno de la industria editorial es bastante más complejo que el de otros bienes. Con sólo revisar la historia más reciente de la producción y distribución de libros se puede comprobar esta afirmación. En América Latina, como lo han sostenido diversos autores, la industria editorial ha estado ligada a varios procesos que ha vivido y vive aún el continente. Por una parte, al contexto económico, que en la gran mayoría de los países de la región ha experimentado turbulencias fatales: inflación, devaluación de la moneda, volatilidad de las inversiones, incremento desmesurado de la deuda, ahondamiento del déficit fiscal. Las fluctuaciones en el valor de la moneda han ocasionado estragos en la industria editorial de países que como Argentina o México han tenido desarrollos muy importantes en el sector; pero también las exportaciones españolas a la región han sufrido las realidades oscilantes de la economía latinoamericana.
4. La creación de una masa de lectores y de lectoras, por ejemplo, vinculada con la expansión en algunos países de la clase media o de la inmigración son también temas que han ocupado los estudios sobre el libro y la lectura. La urbanización y secularización de las sociedades, la profesionalización y la importancia del acceso a la información, han jugado también en la realidad del libro. Como también los exilios políticos y hoy las migraciones de latinoamericanos con alta calificación académica y profesional que buscan mejores condiciones de vida en el extranjero.
5. 3.3. La industria audiovisual: televisión, cine y video Probablemente la más importante de las industrias culturales latinoamericanas es la audiovisual, por varias razones: en primer lugar por la rápida expansión que la televisión ha tenido en todos los países de la región y en todos los sectores sociales. En segundo lugar, por la articulación de la televisión con la economía en varios sentidos: por una parte, como uno de los sectores dinámicos en materia de inversión y de movimiento de la pauta publicitaria y en segundo lugar por su capacidad exportadora, fundamentalmente a través de la telenovela. En el 2001, la Red O’Globo exportaba parte de sus 4420 horas anuales de programación propia a 130 países. Televisa exportó en 1997, 138 millones de dólares mientras que O’ Globo exportó 35 millones en el 2000. En tercer lugar, la televisión ha logrado, como ningún otro medio establecer articulaciones con otros medios, vinculándose con el espectáculo o interviniendo en la comercialización de productos. En cuarto lugar, la televisión es un destacado agente de socialización, ha facilitado el contraste (quizás de manera restringida o incluso distorsionada) con otras culturas, es uno de los lugares definitivos para la construcción de la agenda de interés público y tiene un papel preponderante en la conformación de la actualidad. Una gran parte de la información que reciben los latinoamericanos circula a través de la televisión, que además goza de niveles altos de aceptación y confianza por parte de la gente.
6. La historia del cine latinoamericano ha sido casi tan turbulenta como la del propio continente. Cinematografías como las de Brasil, México, Argentina y Cuba han tenido un desarrollo disparejo, con épocas doradas y períodos de receso. La producción cinematográfica ha enfrentado diversos problemas como la falta de inversión económica en la industria, las dificultades de las políticas de fomento de los Estados, las barreras de la distribución, la difícil competencia con las producciones estadounidenses que copan las salas de cine e incluso los tropiezos para llevar a cabo procesos tan indispensables como la sonorización o el revelado
7. 4. ALGUNOS TEMAS CENTRALES EN EL DEBATE SOBRE INDUSTRIAS CULTURALES. 4.1. Lógicas del mercado y narrativas culturales El crecimiento y la expansión planetaria de las industrias culturales han provocado un conjunto de debates, constantemente abiertos y muy claves para poder entender su presencia en la vida de las sociedades y las personas. Un primer debate, es el de las relaciones entre lógicas del mercado y narrativas culturales. La producción de cine o de televisión se inscribe dentro de las lógicas del mercado. Esto significa que producir, en esos dos campos, es hacer grandes inversiones de las cuales se busca la mayor rentabilidad, racionalizar los procesos administrativos llevando a cabo minuciosos procesos de planeación, asegurando el control de los costos, analizando previamente el impacto del producto -televisivo o cinematográfico- en los mercados y ubicando su realización dentro de una detallada estrategia para llegar con éxito a los consumidores. Todas estas decisiones interactúan con la propia estructura de la obra. Por eso algunos autores, inclusive desde el propio Adorno, han hablado de la estandarización que sufren los productos culturales para lograr ubicarse dentro de los parámetros definidos por las lógicas comerciales. Esta estandarización se concreta, por ejemplo, en el caso de una telenovela, en la determinación de su extensión en capítulos, la presencia de determinados actores o actrices que faciliten su venta en el mayor número de países posibles, la combinación entre exteriores e interiores, la orientación de la historia, su manejo dramatúrgico o sus temas. En otras palabras: las orientaciones comerciales tienen un papel muy activo y preponderante en la construcción del relato.
8. 4.2. El encuentro entre lo local y lo global Un segundo tema, es el encuentro de lo global y lo local. Las industrias culturales participan de manera muy activa en la mundialización de la cultura. Junto al flujo incesante y veloz de capitales económicos está la circulación constante de productos simbólicos: películas, producciones de televisión, videos, libros, música o revistas circulan por todo el mundo, generando a la vez, la aparición de una cultura con imaginarios muy similares y a la vez, oportunidades inéditas de contrastes, diálogos y percepciones culturales nuevas. Muchos son los fenómenos alrededor de esta relación. Entre ellos están la hegemonía de algunas grandes corporaciones en la producción y circulación de bienes simbólicos, la identificación de propuestas locales o regionales que entran al espacio de competencia de los productos simbólicos (desde las músicas autóctonas, hasta la producción nacional de televisión), los procesos de cooptación de cierto tipo de manifestaciones locales por parte de las grandes compañías o la desterritorialización de la producción y del consumo. "La deslocalización de la fuerza de trabajo, el control administrativo transnacional, el capitalismo flexible y el avance tecnológico -dice Renato Ortiz- hacen que la lógica de producción tenga cada vez más un alcance de carácter planetario" (“Globalización/Mundialización, Términos críticos de sociología de la cultura, Carlos Altamirano (editor), Buenos Aires: Piados, 2002, página 106)
9. 4.3. La hegemonía de la producción: las grandes empresas transnacionales Un tercer tema, muy relacionado con los dos anteriores, es el de la progresiva concentración de la hegemonía de la producción de productos simbólicos en grandes empresas multimediales de carácter transnacional. En la mayoría de las industrias culturales se han formado grandes grupos empresariales que poseen varias características: intervienen en diversos campos culturales (a través de intereses en televisión, radio, cine, discografía, video, internet, etc), pueden combinar su presencia en la producción de contenidos como en las industrias de soporte tecnológico (como es el caso de AmericaOn Line-Time Warner-Emi), controlan inmensos mercados por los que hacen circular sus productos, intervienen en los procesos de creación y logran llevar a cabo fusiones, así como alianzas y sinergias. Los 118.000 millones de dólares de volumen de negocios que generaron en 1993 las principales compañías audiovisuales, son virtualmente equivalentes al volumen generado en 1997 por los principales 7 conglomerados de medios. Mientras que en 1993 el 36% de las compañías estaba basada en los Estados Unidos, 33% en la Unión Europea y 26% en el Japón, cuatro años más tarde, el 50% estaba basada en los Estados Unidos (Cultura, comercio y globalización, UNESCO, 2002).
10. 4.4. Regulación-Desregulación Un cuarto tema en el debate sobre la situación de las industrias culturales es la tensión entre regulación-desregulación. El marco jurídico y reglamentario de las industrias culturales ha cambiado significativamente por varias razones: por la velocidad de transformación de las tecnologías que han dejado obsoletas las disposiciones jurídicas tanto internacionales como las de los países; pero también por el juego de intereses, la emergencia de nuevos medios, las presiones de la sociedad o la convergencia de medios. Existe una fuerte tendencia internacional a la desregulación, es decir, a la definición de reglas de juego claras pero mínimas, que se adapten a la velocidad de los cambios. La cláusula de la excepción cultural que acompañó el origen de la propia OMC demuestra las dificultades para llegar a plenos acuerdos en un tema en el que se juegan no sólo grandes rentabilidades económicas sino, inclusive, la propia supervivencia de las industrias culturales nacionales. Así lo vio Europa, que cuida celosamente temas como la cuota de pantalla en el cine, es decir, la garantía de porcentajes de producción y exhibición de películas europeas en las pantallas de sus países. Mientras que los partidarios de un libre comercio pleno se oponen a este tipo de medidas por considerarlas proteccionismo indebido e incapacidad para la competencia, los amigos de la excepción cultural sostienen que ella ha sido definitiva para el desarrollo de industrias culturales que de otro modo hubieran terminado desplazadas por el predominio de los Estados Unidos.
11. 5. LAS REPERCUSIONES SOCIALES DE LAS INDUSTRIAS CULTURALES. La importancia de las industrias culturales no se manifiesta solamente en la economía o en el adelanto tecnológico. También se expresa -y cada vez más intensamente- en numerosos ámbitos de la vida social.
12. 5.1. Industrias culturales e identidades El primero es el de la incidencia de las industrias culturales en la construcción de las identidades. "La identidad -escribe Manuel Antonio Garretón- es la expresión cultural de la pertenencia a un espacio por parte de personas, individuos y colectividades. Esto implica la forma en que se perciben a sí mismos y a los otros, lo que a su vez tiene que ver con la manera en que se relacionan entre ellos, con otros y con las instituciones. Los individuos, comunidades y actores colectivos, pueden tener múltiples identidades, no necesariamente excluyentes unas de otras, aunque a veces pudiera parecer que sí lo son y aunque normalmente tiende a predominar una identidad principal que subordina a las otras. Las identidades son procesos en el tiempo de construcción nunca acabados y se van conformando no sólo por dinámicas propias o endógenas, sino también por diversas y plurales miradas y perspectivas que vienen de los otros" (Manuel Antonio Garretón, El espacio cultural latinoamericano, Convenio Andrés Bello, Bogotá, 2002).
13. 5.2. Industrias culturales y desarrollo Un segundo debate es la relación entre industrias culturales y desarrollo. De factor o variable del desarrollo, la cultura ha pasado a ser pensada como una de sus finalidades. Si en el pasado el desarrollo se entendía a partir de la homogenización de las diferencias, hoy en día sólo puede ser entendido a partir de la promoción de la diversidad cultural, la interculturalidad efectiva, es decir, aquélla que se da en contextos de poder. Dentro del conjunto de exclusiones que componen la pobreza, unas muy significativas tienen que ver con los problemas de reconocimiento cultural y con las falencias en la equidad.
14. 5.3. Industrias culturales, democracia y ciudadanía Un tercer ámbito de las relaciones entre las industrias culturales y lo social es su influencia en el fortalecimiento de la institucionalidad democrática y la formación de la ciudadanía. Las industrias culturales son lugares de expresión de derechos y deberes y de participación social. Pero sobre todo se han convertido en un decisivo ámbito de manifestación de la vida pública. Medios como la radio, la televisión o la prensa son muy importantes como espacios del contraste de opiniones, la circulación de los diversos puntos de vista de una sociedad o el examen social de los temas que conforman la agenda pública. Las funciones públicas de los medios son numerosas: sirven de intermediarios entre los ciudadanos o de éstos con el Estado, facilitan de control político de otros actores sociales, contribuyen a la investigación y difusión de aquellos problemas que conciernen a la comunidad. Pueden también hacer invisibles temas y actores, sumarse a la opacidad que promueven otros poderes o restringir la participación de las diferentes versiones y voces sociales. En buena parte, las industrias culturales participan del ágora en las sociedades contemporáneas.