1. Benemérita Universidad Autónoma de Puebla
Luis Fernando Díaz Cruz
DHTIC
Licenciatura en Música
Escuela de Artes
La Economía Cultural en México y América latina
3. La Economía Cultural en México y América latina
Introducción
Hablar del tema economía cultural sin duda genera todo menos indiferencia y en
menor medida a nosotros los propios artistas quienes debemos generar ideas y
propuestas para abordar y contribuir a la compleja realidad mexicana de este
siglo XXI en un sector como el cultural y sus subsectores de producción,
distribución y consumo, así como los agentes que lo impulsan, apoyan, analizan y
cuestionan.
El enlace entre economía y cultura se ha vuelto un factor común del pensamiento
mundial. Las altas inversiones requeridas por la producción de las industrias
culturales (cine, televisión, música, informática) y las ganancias espectaculares
producidas en estos campos volvieron a las empresas de la cultura parte
significativa de la economía global.
Además de ser un factor significativo en el crecimiento económico, la cultura
genera trabajo y favorece el desarrollo de otras áreas como son el transporte y el
turismo por mencionar un par de ejemplos.Por esta razón, y por haberse
convertido en principales actores de la comunicación dentro de cada país y entre
las naciones, la radio, la televisión y el cine, los discos, videos e Internet adquieren
enorme importancia para la cohesión social y política.
1.1 Panorama Mundial
Estados Unidos se queda con el cincuenta y cinco por ciento de las ganancias
mundiales, la Unión Europea con el veinticinco por ciento, Japón y Asia reciben el
quince por ciento y los países iberoamericanos sólo el cinco por ciento. La
desventaja económica más notoria, la de América Latina, que resulta de la baja
inversión de sus gobiernos en ciencia, tecnología y producción industrial de
cultura, condiciona la escasa competitividad global y la difusión restringida, sólo
dentro de cada nación, de la mayoría de libros, películas, videos y discos.
Hay que destacar que la falta de equidad en el crecimiento a nivel mundial de las
industrias culturales no genera sólo desigualdad en la distribución de los
beneficios económicos.
4. También agrava los desequilibrios en los intercambios comunicacionales, en el
acceso a la información y los entretenimientos, y en la participación en la esfera
pública nacional e internacional.
Puede decirse que, si bien la falta de empleo es el principal detonador de las
migraciones, la decadencia del desarrollo educativo y cultural constituye también
un factor determinante en algunos procesos migratorios.
1.2 Panorama Nacional
A nivel de instituciones de educación superior, sólo el Grupo de Reflexión sobre
Economía y Cultura de la UAM-Xochimilco se ha dedicado a promover y analizar
la economía cultura, también se cuentan esfuerzos en la UNAM, CONACULTA, la
Secretaría de Cultura del DF y en planes de estudio de licenciaturas y
especialidades en Gestión Cultural.
Para la Secretaría de Economía, las actividades económicas culturales se
dispersan en las clasificaciones de servicios, comercio y, en menor medida, de
industrias. La indiferencia hacia la economía cultural es reconocible en las tareas
del INEGI. Si bien se pueden acceder a algunas estadísticas e indicadores
culturales, no constituyen una Cuenta Satélite.
Según el Diagnóstico integral de la cultura en México, elaborado por la UNAM
(coordinación de Mari Carmen Serra Puche, 2009), con base a cifras del INEGI, el
total de ingresos del sector de servicios de esparcimiento, culturales y deportivos
en 2003, sumó 23 mil 405 millones de pesos.
La labor de estudio de Ernesto Piedras arroja que, en 2009, existen 185 mil
micros, pequeñas y medianas empresas culturales, mismas que dan empleo a
más de un millón de personas. Según cifras del FONART, existen 8 millones de
artesanos en el país.
El número de trabajadores del sector cultural a nivel federal es difícil de
determinar. Según cifras de 2006 en el CONACULTA, alcanzaban más de 14 mil
empleados y la Industria Gráfica según datos de 2008 generó 119 mil empleos.
Si a ello se suman las derramas que en diversos niveles harán los sectores
público, social y privado con motivo de las efemérides, estamos ante negocios que
ponderan la aportación de la economía cultural al país.
En 2008 el mercado de instrumentos musicales sumó alrededor de 650 millones
de pesos anuales, en tanto que las ganancias en taquilla del cine en salas
comerciales en dicho año alcanzaron más de 6 mil millones de pesos.
5. 2.1Política y Cultura
A medida que las grandes empresas privadas se apropiaron de la mayor parte de
la vida pública, ésta ha experimentado un proceso de privatización,
transnacionalización y pérdida de la responsabilidad respecto de los intereses
colectivos en la vida social.
Desde hace aproximadamente dos décadas, los vínculos entre Estado, empresas
privadas y sociedad civil reduce cada vez más la esfera pública a la búsqueda del
lucro privado.
La participación ciudadana se disuelve, o enmascara, en programas que simulan
la participación social, como denominados realityshows. Es difícil que los
empresarios privados, entregados a la simple lógica del mercado, asuman las
tareas públicas de la comunicación y el desarrollo cultural. Además, la perdida de
la responsabilidad respecto de las cuestiones públicas se agrava porque las
políticas culturales de los Estados son escasas e impotentes, y no han
desarrollado nuevas acciones respecto de la etapa de industrialización y
transnacionalización comunicacional. Ni siquiera como agentes reguladores.
En muy pocos casos los Estados y los organismos internacionales se interesan
por representar los intereses públicos en estos campos. Su acción es
indispensable para regular las interacciones comerciales en relación con otras
interacciones sociales donde se gestiona la calidad de vida o los derechos
humanos, así como la preservación de contextos naturales y sociales por
mencionar algunos ejemplos.
El Estado debe actuar como un medio de articulación de los gobiernos con las
iniciativas empresariales y con las de otros sectores de la sociedad civil.
Una de las tareas de regulación y arbitraje que corresponde ejercer al Estado es
no permitir que la vida social se reduzca a los intereses empresariales, y menos
aún que los intereses empresariales se reduzcan a los de los inversores.
Por ello es fundamental que el Estado le brinde la importancia necesaria a la
integración económica y cultural de los países latinos y que esta misma sea
sostenida con leyes y acuerdos legales transnacionales que protejan el sentido
cultural de su producción.
6. 3.3Industrias y Bienes Culturales
La definición funcional de la cultura permite emplear el término “cultura” en forma
adjetiva más que sustancial y permite hablar de bienes culturales, instituciones
culturales, industrias culturales o del sector cultural. Así se pueden mencionar
ciertas características más o menos observables de sus productos: su producción
implica alguna forma de creatividad, se relacionan con la generación y la
comunicación de significado simbólico, y el producto representa, al menos en
potencia, una forma de propiedad intelectual.
Tal como las define la Convención sobre la protección y la promoción de la
diversidad de las expresiones culturales de la UNESCO, las actividades y los
bienes culturales expresan el “sentido simbólico, la dimensión artística y los
valores culturales” de personas, grupos y sociedades
En principio, los bienes y servicios resultantes de las actividades que conjugan las
tres características mencionadas se pueden denominar “bienes culturales”, para
diferenciarlos de los “bienes económicos ordinarios”.
Los bienes culturales transmiten mensajes simbólicos a quienes los consumen,
son bienes de experiencia que tienen que ver con los aspectos intelectuales,
morales y artísticos de la vida humana.
El gusto por bienes y servicios culturales es acumulativo, su tasa de consumo
aumenta con el tiempo y la exposición al público,las personas con mejor
educación y conocimientos previos de las artes muestran una marcada preferencia
por tales o cuales bienes culturales.
7. Conclusiones
Desde una perspectiva histórica se puede decir que, en sus orígenes, la ciencia
económica mostró escaso interés por los bienes y servicios culturales, por la
política cultural, la caracterización y la modelación de la formación de gustos por
dichos bienes, los conceptos de capital y valor cultural, el análisis de las formas
organizativas y de gestión de las empresas culturales, el funcionamiento de los
mercados del arte y la observación de las cuentas económicas del sector, sin
embargo dichos factores hoy en día conformanuna de las más importantes
estructuras para todas las sociedades a nivel mundial y son objeto de análisis
para muchas ciencias relacionadas entre sí principalmente las sociales.
Además, se consideraba que la demanda de estos bienes era una dispendiosa
extravagancia de la aristocracia o una peligrosa distracción de la clase
trabajadora. Los estetas victorianos abrieron un fructífero debate sobre el papel
del arte y la cultura como elemento clave del proceso civilizador. Idea que retomó
Keynes cuando atribuyó el papel de fideicomisarios de la civilización a los
economistas profesionales. Marshall, Keynes y Robbins aclararon que no sólo los
bienes materiales producen bienestar; los bienes culturales, con su significado
particular, contribuyen a una sociedad y vida mejores. Así se empezó a vislumbrar
cierta defensa del apoyo público a las artes y la cultura.
Por otra parte se debe plantear a nivel nacional el seguimiento de estudios,
estadísticas e indicadores sobre prácticas y consumos culturales, empleo,
financiamiento a la cultura y la aportación del sector al PIB. Sería útil a nivel
nacional la creación de un Observatorio de Economía y Cultura, brazo operativo,
generador de indicadores, instrumento de análisis y propuestas de acceso público
que debería estar en manos de diferentes agentes sociales como son el poder
legislativo y ejecutivo, grupos empresariales, agrupaciones culturales, y la
sociedad misma.
8. Bibliografía Y Referencias Web
1. Moneta C, (2009) Artes y Cultura para México, Entrevista con la Comisión de
Cultura, México 21 de Octubre
2. Santa Rita, I (2012) Ventajas y desventajas de invertir en el arte, El
Economista, México17 de Septiembre
3. Sabina, B (2012) Una Oportunidad para México,Revista Proceso, México 26
de Octubre
4. Piedras, E(1999) Las industrias culturales en la integración
latinoamericanaBuenos Aires, EUDEBA, México, Grijalbo, pp. 87 a 128.
5. Abelleyra, A (2010) Economía y Cultura,La Jornada SemanalMéxico 10 de
Enero