2. INTODUCCION
Seguramente que hoy en día, cualquier persona tiene
un concepto más o menos claro de lo que es la
inteligencia artificial. Lo hemos leído en libros,
escuchado en las noticias y, sobretodo, hemos visto
ese sueño convertido en realidad en las películas de
Hollywood. Pero conviene remontarse hasta más de
medio siglo atrás para comprender cómo y en qué
circunstancias surgió este concepto aparentemente
novedoso y al que ni siquiera hoy podemos dar
alcance.
3. EVOLUCIÓN DE LA
INTELIGENCIA ARTIFICIAL
Es imposible acercarse al ámbito de la
informática sin referirse a la figura de
Alan Turing (1912-1954). Este
matemático británico fue el precursor
de la primitiva inteligencia artificial ya
que, además de diseñar la primera
computadora electrónica digital y
funcional en los años cincuenta,
también generó el concepto de
máquina de Turing.
4. La máquina de Turing era un dispositivo teórico por el cual un
ordenador leía las instrucciones de una tira de papel perforada.
Su objetivo era el de formalizar el concepto de algoritmo
mediante un modelo matemático.
Si bien este dispositivo aún se aplica hoy en día para el ámbito
informático y matemático, la principal conclusión a la que se
llegó está más relacionada con el tema que estamos tratando.
Y es que la máquina de Turing demostró que era imposible que
cualquier tipo de computador pudiese resolver problemas
matemáticos que requiriesen una parte de planteamiento. Para
corroborar su afirmación, inauguró el campo de la inteligencia
artificial propiamente dicho al proponer la llamada prueba de
Turing.
5. INTELIGENCIA ARTIFICIAL:
¿META O UTOPÍA?
Dada la imposibilidad actual de crear
inteligencia artificial propiamente dicha con
la tecnología actual cabe preguntarse: ¿aún
no lo hemos conseguido porque carecemos
de recursos o es realmente una utopía
“crear” inteligencia? De momento, esto es
algo que desconocemos. Sin embargo, hay
una serie de factores a tener en cuenta que
debemos tratar si queremos acotar nuestras
posibilidades en este campo.
6. ¿Qué es la inteligencia artificial?
La inteligencia artificial es la ciencia que
intenta crear un programa o una
máquina que imite el comportamiento y
el pensamiento humano, es decir, un
programa que imite la inteligencia
humana.
7. Emociones, sentimientos,
dolor… ¿hasta qué punto son
cosas de robots?
Hasta ahora sólo hemos tratado el tema de la
inteligencia, la razón, la parte objetiva del ser
humano que se complementa con las
emociones y sentimientos, la parte subjetiva.
Ambas están relacionadas y no se puede
hablar de mente humana sin tener en cuenta
cualquiera de las dos. Sin embargo, en lo
que a máquinas se refiere, el tema puede dar
lugar a un intenso debate.
8. Conciencia, ¿cumbre del robot
ideal?
Dejando a un lado la dificultad que
entrañaría dotar de emociones a una
máquina, pensemos por un instante
qué es lo que nos falta para conseguir
que este robot esté totalmente
humanizado (si es que eso es posible)
Ese rasgo puede darnos la clave de lo
que entraña ser un ser humano, la
esencia del mismo. Esa parte se llama
conciencia.
9. ¿Inteligencia sin soporte
biológico?
Otra definición comúnmente aceptada de inteligencia artificial sería aquella existente sin un
soporte biológico. Es algo inaudito pensar que un cúmulo de transistores y microchips
puedan interactuar de tal forma que generen inteligencia o, incluso vida. Pero, ¿acaso no
es el ser humano un conjunto de células que se coordinan entre sí para formar vida? Sin
embargo, parece que es la vida misma lo que marca la diferencia entre un cuerpo de
células inconexas (inertes) y un cuerpo viviente. Nos hallamos ante un ejemplo clásico en
el que la suma de las partes no es igual al todo. Es decir, podemos llegar a tener el
soporte para crear el robot “viviente” y carecer de esa “chispa” que lo transforme en el
ser plenamente consciente que precisamos. Claro que este dilema surgiría si pensamos
como los dualistas, es decir, si creemos que el ser humano está formado por cuerpo y
mente (o para los más espirituales, por el alma). Sin embargo, si nuestra percepción se
asemeja más a la monista y creemos que el ser humano es simplemente un cuerpo y que
todos nuestros pensamientos vienen determinados por el cerebro, es decir, que la mente
como tal sólo es un resultado del “hardware” cerebral; parece que el dilema está resuelto.
Basta con ponerse a trabajar en un cerebro robótico superdesarrollado que lo que el robot
pueda llegar a pensar ya llegará después. Pero, ¿qué sucede si lo enfocamos de otra
manera? ¿Qué sucedería si algún día se consigue crear esa ansiada máquina que se nos
asemeje en comportamiento e inteligencia? Podríamos afirmar que hemos resuelto uno de
los enigmas principales acerca de la naturaleza del ser humano. Los monistas tendrían
razón, sólo somos un cuerpo muy bien interconectado, al igual que nuestros robots. No
habría alma, ni siquiera mente (ésta sólo sería un resultado de la actividad cerebral) y, por
supuesto, no nos esperaría nada después de la muerte porque cuando el cuerpo perece,
pereceríamos nosotros mismos.
10. OTROS DILEMAS SOBRE LOS
ROBOTS DEL FUTURO
Ahora que ya hemos intentado abarcar
los grandes dilemas sobre la
inteligencia artificial, conviene acotar el
terreno un poco más para recapacitar
sobre esos pequeños detalles que
surgen al profundizar más en este
campo.
11. ¿Robots que maduran?
Si la inteligencia es la propiedad de
aprender, ¿por qué dotar a un robot de
un cerebro superdesarrollado que le
permita tener unas capacidades
innatas? Esto no es lo que sucede con
el ser humano. Bastaría con un soporte
a partir del cual el robot aprendiese
todos los conocimientos necesarios.
Claro que cabría preguntarse, ¿quién
impartiría clases a estos robots?
12. ¿Humanoide o no humanoide?
Esta decisión ya trae de cabeza a los ingenieros
actuales. Unos piensan que la forma humana, aparte
de acercarnos más a los robots, podría llegar a tener
enormes ventajas (al fin y al cabo a nosotros no nos
ha ido tan mal) Sin embargo, también existe cierto
escepticismo ya que, dejando a un lado la
complejidad técnica que requeriría una máquina que
reprodujera nuestros gestos y movimientos, ha
quedado demostrado que para que una máquina sea
útil no necesita que sea humanoide. Si bien existen
brazos robotizados que imitan una parte muy
concreta de nuestra estructura, un hecho tan simple
como coger un huevo con la presión justa para que
no se rompa, constituye toda una odisea para una
mano artificial.
13. Robots: ¿inversión o pérdida de
dinero?
De todos los temas que hasta ahora hemos tratado,
hay uno especialmente importante sobre el que aún
no hemos reflexionado: el económico. Realmente
seríamos unos ilusos si no pensásemos que lo que
verdaderamente mueve el mundo es el dinero. En el
caso de la robótica no va a ser menos.
La cuestión a plantearse es: ¿merece la pena invertir
en materia de investigación para la inteligencia
artificial? Veamos las diferentes razones que se
podrían dar tanto para defender la postura a favor,
como la postura en contra.
14. ¿Tendrán derechos?
Henrik Christensen, el director del centro de máquinas robóticas e
inteligentes del instituto tecnológico de Georgia ha declarado
recientemente: “Si fabricamos robots conscientes, querrán
tener derechos y, probablemente, deberían tenerlos” Pero, ¿de
qué clase de derechos estamos hablando? ¿Podría un robot
llegar a tener derecho a un hogar o a una familia? Teniendo en
cuenta que ha sido fabricado para desempeñar un trabajo,
¿por qué sentiría la necesidad de tener una vida aparte de sus
obligaciones? Si nos ponemos radicales, bastaría con
desconectarlo en esos momentos en los que no esté
realizando una determinada tarea. Pero, ¿qué ocurriría si los
robots, al igual que los trabajadores obreros de antaño, se
revelasen por sus condiciones de trabajo? Pongamos que
exigieran un trabajo remunerado. Entonces, el haber creado
una máquina inteligente que sustituyese al hombre habría sido
un gasto inútil. Si los robots, al igual que los humanos,
cobrasen por llevar a cabo una determinada tarea, no
merecería la pena construir esos robots.
15. La inteligencia artificial en la
ciencia ficción
Sería casi imposible acercarse a este
tema sin mencionar la figura de Isaac
Asimov. Asimov fue un escritor y
bioquímico estadounidense nacido en
Rusia, famoso por sus obras sobre
ciencia ficción. Redactó las tres leyes
de la robótica, una serie de enunciados
incrustados en el cerebro positrónico
del robot