La vida para el cristiano tiene un carácter vocacional, es decir, es una respuesta ante una propuesta que se nos ha hecho. Nuestra vida no es un pasatiempo; o digámoslo contradiendo a Calderón de la Barca que nuestra vida ni es ilusión, ni es sombra, ni es sueño... No digo que el pasatiempo, la ilusión, la sombra y el sueño no tengan su lugar ni su necesidad en nuestra vida; pero tengo que decir que mi vida no es un pasatiempo frívolo, ni mi vida es una ilusión efímera, ni mi existencia es una sombra ingrávida ni mis días son un sueño irreal.
1. LA VOCACIÓN Y EL PASA-TIEMPO.
“En aquel tiempo, Jesús se fue a la otra orilla del mar de Galilea o lago de
Tiberíades. Lo seguía mucha gente, porque habían visto las señales milagrosas que
hacía curando que hacía curando a los enfermos. Jesús subió al monte y se sentó
allí con sus discípulos.
Estaba cerca la Pascua, festividad de los judíos. Viendo Jesús que mucha gente lo
seguía, le dijo a Felipe: “¿Cómo compraremos pan para que coman éstos?” Le hizo
esta pregunta para ponerlo a prueba, pues él bien sabía lo que iba a hacer. Felipe le
respondió: “Ni doscientos denarios bastarían para que a cada uno le tocara un
pedazo de pan”. Otro de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le
dijo: “Aquí hay un muchacho que trae cinco panes de cebada y dos pescados. Pero,
¿qué es eso para tanta gente?” Jesús le respondió: “Díganle a la gente que se
siente”. En aquel lugar había mucha hierba. Todos, pues, se sentaron ahí; y tan sólo
los hombres eran unos cinco mil.
Enseguida tomó Jesús los panes, y después de dar gracias a Dios, se los fue
repartiendo a los que se habían sentado a comer. Igualmente les fue dando de los
pescados todo lo que quisieron. Después de que todos se saciaron, dijo a sus
discípulos: “Recojan los pedazos sobrantes, para que no se desperdicien”. Los
recogieron y con los pedazos que sobraron de los cinco panes llenaron doce
canastos.
Entonces la gente, al ver la señal milagrosa que Jesús había hecho, decía: “Este es,
en verdad, el profeta que había de venir al mundo”. Pero Jesús, sabiendo que iban a
llevárselo para proclamarlo rey, se retiró de nuevo a la montaña él sólo”.
1.- Estimados amigos:
Al realizar mi reflexión personal, a lo largo de esta semana, sobre el Evangelio
que hemos leído en este domingo, sobrevino a mi memoria un
pequeño y ya clásico trozo del pensamiento de Don Pedro Calderón
de la Barca en su clásica obra: “La Vida es sueño”, el cual, si es
bien utilizado, nos podrá ayudar a aterrizar para nuestra vida
cotidiana el carácter salvífico del mensaje de Jesucristo:
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño;
que toda la vida es sueño
y los sueños, sueños son.
2.- ¿Qué es la vida para ti y qué es la vida para mí? ¿Una ilusión?, ¿una
sombra?, ¿una ficción?, ¿un sueño? Ojalá que nos lo preguntáramos con
seriedad.
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2. La vida para el cristiano tiene un carácter vocacional, es decir, es una respuesta
ante una propuesta que se nos ha hecho. Nuestra vida no es un pasatiempo; o
digámoslo contradiendo a Calderón de la Barca que nuestra vida ni es ilusión,
ni es sombra, ni es sueño... No digo que el pasatiempo, la ilusión, la sombra y
el sueño no tengan su lugar ni su necesidad en nuestra vida; pero tengo que
decir que mi vida no es un pasatiempo frívolo, ni mi vida es una ilusión efímera,
ni mi existencia es una sombra ingrávida ni mis días son un sueño irreal.
Aunque, tengo que admitir que, en no pocas ocasiones, pareciera que así se
vive la existencia de muchos a causa de la complicidad de las mil posibilidades
técnicas de las que hoy se disponen: un rato de CSI o de 24 Horas, un poco
más de un mes de partidos del mundial de Rusia 2018, después un antro, luego
una buena comida, algún rato de gimnasio, una fiesta nocturna en un fin de
semana que paulatinamente ha devorado la semana productiva..., y la vida
pasa efectivamente como pasa-tiempo.
Y tenemos que decir en la coherencia con el pensamiento cristiano que hoy
bellamente puede delinearse en el Evangelio: nuestra vida no es un pasatiempo
sino una vocación. Se trata de una vocación a la humanidad en la libertad, la
inteligencia y la voluntad, para vivir en la fraternidad y en la filiación divina a
través de un compromiso con el tiempo y nuestro espacio, nuestro aquí y ahora.
Y es que nuestra vida no es una mera concatenación de fragmentos inconexos
de tiempo sino una historia unitaria de realizaciones o de fracasos.
Es cierto que la vocación no es en sí misma plenitud inmediata sino antetodo un
camino a una plenitud a la que hemos sido llamados, y esto se realizará
mediante nuestra colaboración con Dios en la historia nuestra de cada día.
3.- “¿Cómo compraremos pan para que coman éstos?”, pregunta el Señor a
Felipe. El Evangelio de este domingo, nos presenta a un Dios a quien no le
gusta solucionar fácil e inmediatamente el problema de los hombres. Se trata
más bien, de un Dios que ha querido necesitar de la cooperación de los
hombres, no porque sea insuficiente su poder, sino más bien porque sabe que
ésto es de beneficio para aquel que es su imagen y semejanza, y a quien ha
adoptado como su hijo.
“Aquí hay un muchacho que trae cinco panes de cebada y dos pescados. Pero,
¿qué es eso para tanta gente?” le dice Andrés al Señor ante la desmesurada
necesidad imperante en aquel grupo que le seguía porque se acercaba la
Pascua de los judíos... Y el Señor tendrá una respuesta sabia que brotará
precisamente de la interrogante que el hombre mismo le ha propuesto.
El Señor Jesús, acorde al Evangelio del día de hoy, ni ha querido aceptar para
Él la corona de la realeza sin los compromisos con su pueblo, ni ofrecernos a
los hombres el pan sin el esfuerzo. El ha venido al mundo con la misión de
enseñar al hombre que, Dios no está de acuerdo en estar mágicamente
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3. facilitando o solucionando lo que está en nuestras propias manos. El quiere que
nuestra vida sea vocación más que sólo un pasatiempo.
4.- Oye, ¿Y tú sabes cómo contemplan tus hijos su vida? ¿Cómo pasatiempo
o cómo vocación? Sé sincero. ¿Sabes? Leía un artículo de Jonathan Clemens
en el Wall Street Journal titulado: Hablando de dinero con los hijos y los
abuelos en el que nos advierte sobre los riesgos de no enseñar acerca de las
responsabilidades en la vida. Te refiero sólo la parte que corresponde a los
hijos:
“Olvídese de perder su empleo o de recibir una cuenta médica enorme. Muchas
veces su mayor riesgo financiero se sienta a comer con usted a la mesa.
¿Qué pasa si sus hijos acumulan deudas en sus tarjetas de crédito?
Su mejor defensa: asegúrese de no llegar a este punto, educando a sus hijos
sobre el valor del dinero. Unas simples estrategias pueden ayudar.
Evite los sermones y opte por las historias familiares para ilustrar lecciones
clave, sugiere Holly Isdale, asesora de capital de Lehman Brothers en Nueva
York.
"A través de las anécdotas puede enseñarle a sus hijos valores y ética que son
importantes para su familia", asegura.
Por ejemplo, podría hablar sobre sus problemas financieros cuando salió de la
universidad, para que sus hijos estén preparados para los tiempos difíciles
cuando ingresen al mercado laboral. Si maneja una pequeña empresa, quizás
quiera contar cómo tuvo que perseverar antes de tener éxito. Estas historias no
tienen que ser parte de charlas financieras formales programadas de antemano.
"Lo mejor es insertar estas conversaciones en la vida diaria", dice Isdale.
Claro que hablar de la prudencia económica no servirá de nada si les da dinero
a sus hijos a manos llenas. Es por eso que yo combinaría las historias con el
manejo de un presupuesto, empezando por una mesada para dulces y juguetes
cuando sus hijos tengan cinco años y una para ropa cuando sean adolescentes.
El objetivo: hacerles sentir a sus hijos que están gastando su propio dinero. Si
siempre le están pidiendo a usted que les compre cosas, sus deseos serán
ilimitados. Pero si se ven restringidos a una mesada, gastar mal el dinero tendrá
un costo real y sus hijos se verán forzados a tomar decisiones financiera”.
4.- La vocación de nuestra vida consiste en sacar los cinco panes y los dos
pescados que Dios ha puesto en nuestra alforja en la aurora de nuestra
jornada.
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4. Y es que Dios ha querido y sigue queriendo tener necesidad de nuestras
alforjas, casi vacías, pero bien dispuestas a cooperar con Él. El Señor quiere
necesitar de nuestras leves aportaciones para ofrecernos la magnificencia de
su bondad. El Hijo eterno del Padre ha querido esperar de cada uno de
nosotros, esos elementos humanos que complementan su plan de salvación.
Humanamente, se puede tratar solamente de cinco panes y de dos pescados;
no obstante, Dios ha querido que éstos sean necesarios.
5.- “Aquí hay un muchacho que trae cinco panes de cebada y dos pescados.
Pero, ¿qué es eso para tanta gente?”
Lo es poco humanamente y lo será todo si en la generosidad se ponen en las
manos de Dios.
En la actualidad, más que milagros, nos hace falta trabajo, generosidad e
interés por el hermano. Hoy no hace falta pan en el mundo, lo que hace falta es
compromiso y misericordia en el corazón del hombre.
No se trata de otra cosa, sino de esos cinco panes y de esos dos pescados que
el hombre debe poner en su trabajo, en la oficina, en la escuela, en su hogar,
en su esfuerzo diario, en su parroquia, en su dedicación para cada cosa que
quiere aprender o que planea adquirir.
6.- Dios quiere el bien del hombre, y el hombre debe de ver por su bienestar.
Debe poner sus panes y sus pescados para que Dios los bendiga y los
multiplique en favor de todos los hombres, para que lleven una vida digna.
Son mis cinco panes y mis dos pescados, los que pueden saciar el hambre de
una multitud, o los que, en el enmohecimiento de mi apatía y del desgano, les
pueden condenar a la desgracia.
¡Feliz regreso de vacaciones para muchos de ustedes! Continúemos con
nuestra vocación de humanidad y evitemos el pasa-tiempo de la ociosidad.
Volvamos a nuestras labores y presentemos, en el trabajo de la vida diaria,
nuestros cinco panes y nuestros dos pescados, y Dios nos concederá todos los
días el milagro de su multiplicación. ¡El ya sabe lo que va a hacer!
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5. LA ALJABA DEL JOVEN.
Estaba cerca la Pascua, festividad de los judíos. Viendo Jesús que mucha gente lo
seguía, le dijo a Felipe: “¿Cómo compraremos pan para que coman éstos?” Le hizo
esta pregunta para ponerlo a prueba, pues él bien sabía lo que iba a hacer. Felipe le
respondió: “Ni doscientos denarios bastarían para que a cada uno le tocara un
pedazo de pan”. Otro de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo:
“Aquí hay un muchacho que trae cinco panes de cebada y dos pescados. Pero, ¿qué
es eso para tanta gente?”
1.- “¡Aquí hay un muchacho que trae cinco panes de cebada y dos
pescados!...” Dice Andrés el hermano de Pedro... ¡Oye!¿Y qué muchacho no
trae algo de valor en su aljaba? ¿Acaso hay algún joven que no posea algo de
riqueza en su haber?
El Evangelio nos presenta a un joven como cualquiera, idéntico a aquellos con
los que convivimos y a aquellos que viven en nuestra casa, que van a nuestras
escuelas, que participan en nuestros grupos y en nuestras comunidades.
Se trata de un joven que posee las soluciones de los problemas comunes y que
afectan a las multitudes en su aljaba, precisamente en aquello que Dios le ha
dado en su generosidad.
¿Cuántas veces les molesta a nuestros jóvenes escuchar que en los discursos
se les dice que: “ellos son la generación del mañana”, que “ellos son el mañana
de la humanidad”? y, ¿cuántas veces han referido con toda la razón del mundo
que ellos no sólo son el mañana sino también el presente?
2.- “Señor, aquí hay un muchacho que trae cinco panes de cebada y dos
pescados. Pero, ¿qué es eso para tanta gente?”
¡Ah, los adultos! Se les cierra el mundo tan fácilmente y ven sólo limitaciones en
donde deberían ver posibilidades.
¡Cuánta razón tiene aquella afirmación anónima que nos dice que “La vejez
comienza cuando te convences de que nada maravilloso te espera a la vuelta
de la esquina. En algunas personas esto ocurre muy pronto; en otras, nunca.”
Lo que menciono en modo alguno ofende a nuestros hermanos de la tercera
edad, sino todo lo contrario, afirma que en la lozanía de su corazón ellos son
ejemplares y aleccionadores para cualquiera de nosotros. Uno llega a la
ancianidad del alma cuando ha dejado de soñar y de tener ilusiones. Es por ello
que el Señor Jesucristo es reconocido como el eternamente joven.
3.- ¡Fíjate! Qué importante es que el que traiga en su alforja los panes y
los peces sea precisamente un joven.
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6. Un joven es una promesa pero también es una realidad. “El joven es nuestro
centinela del mañana en la aurora de este nuevo milenio”, como les llamó el
siempre jovial Juan Pablo II.
Este será, sin lugar a dudas, un mensaje especial de parte de Jesucristo para
nuestros jóvenes invitándoles a asumir su lugar en un mundo de adultos que
necesita de lo que el joven trae en sus alforjas.
Se necesita que el joven saque los cinco panes de la ilusión para que los
comparta con estos adultos que al igual que a Felipe y a Andrés se le cierra el
mundo cuando enfrentan problemas en la escasez. Es necesario que el joven
saque los dos peces de la esperanza para que los ponga al servicio de un
mundo de adultos que se está envejeciendo en su incapacidad de confiar en la
Providencia del Dios que nos ama y que nunca nos abandona.
3.- Acerca de la diferencia de óptica que tiene el joven y que posee el adulto
avejentado, John Marks Templeton en su libro LAS LEYES DE LA VIDA, nos
narra la siguiente historia en la cual se visualiza esa diferencia de visión que
marca esa diferencia que el Evangelio el día de hoy quiere que captemos:
“Un hombre maduro se dirigió hacia una terapia de grupo para varones,
cuando sintió que se hallaba en lo más profundo de la más honda de las crisis:
su negocio estaba al borde de la bancarrota y las deudas le ahogaban; había
subido de peso en los últimos años y su estima estaba por los suelos. Incluso
se le estaba cayendo el cabello, había dejado de ir a la Iglesia y
progresivamente se alejaba de su familia y de aquellos que realmente le
amaban.
El moderador de aquella reunión les explicó inicialmente que todos tenían que
acomodarse formando un círculo y que cada uno de los integrantes expondría
en el transcurso de unos cinco minutos qué era lo que no estaba funcionando
en su vida sin mencionar más y que deberían ofrecer a los demás lo que
esparaban recibir: respeto al escuchar lo que se estaba compartiendo. Les
explicó también que en la segunda pasada, se encargarían de decir qué
pensaban hacer al respecto a fin da cambiar con su situación existencial.
Aquel hombre de cuarenta y cinco años se dedicó a escuchar pacientemente
mientras cada uno de los otros asistentes a la terapia hablaba. Cuando le tocó
su turno de exponer su caso, él estaba convencido de que su historia era una
de las más amargas que se contarían ahí. Una parte de su yo interior se sintió
orgullosa de ser tan patética al mencionar su historia.
Conforme fueron avanzando en el círculo, aquel hombre se dio cuenta de que
él estaba tratando de adivinar el motivo por el cual cada uno de esos hombres
había acudido a ese sitio, y entonces se dio cuenta de que la última persona en
el círculo era un apuesto joven de unos veinte años de edad, vestido
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7. formalmente y que no podía esconder su jovialidad a pesar de estar en ese
lugar de hombres patéticos.
¿Qué razón, pensó él, podría hacer que un joven como ése acudiera ahí?
Percibió que el rostro de aquel joven mostraba compasión mientras asentía
respetuosamente al escuchar cada una de las historias de los allí presentes.
Cuando le llegó el turno de hablar al joven, él lucía sonriente y les abrió su el
sagrario de su intimidad.
“Amigos míos –dijo casi con añoranza-, los he escuchado a todos y sé que
todos los que estamos aquí vivimos momentos difíciles. A mí se me ha
diagnosticado cáncer terminal”. Un suspiro colectivo se dejó escuchar en la
habitación. “Quiero ahora comentar lo que pienso hacer con lo que me sucede:
Los doctores en su diagnóstico me han dado de tres a seis meses de vida.
Durante un mes he luchado contra esto y le he cuestionado a Dios el porque de
mi situación, y finalmente he tomado una decisión”. Conforme su voz fue
creciendo, fue ganando aplomo. “Voy a seguir yendo a la Iglesia todos los días
y pienso tomar lecciones de vuelo, ya que siempre quise aprender a volar. ¡Ese
es mi sueño!”.
Las palabras quedaron suspendidas en el aire: ¿Lecciones de vuelo? – se
interrogó aquel hombre adulto- Y entonces aquel joven concluyó: “He elegido
vivir cada momento que Dios me permita tener la vida”.
El hombre de edad madura se sintió avergonzado por sus propios y pequeños
problemas. Él llevaba viviendo más del doble de los años de aquel joven y
aquel joven les había llevado aquella noche una antorcha de fe para que
creyeran en sus propias vidas.
4.- “Aquí hay un muchacho que trae cinco panes de cebada y dos pescados.
Pero, ¿qué es eso para tanta gente?”
Es una invitación para que el joven inicie su toma de compromisos. Un joven
que comprenda que el hombre no puede estar ya en la tierra como un artista en
contemplación, ni como un turista en un crucero, sino como un capitán en el
timón, conduciendo al mundo hacia horizontes nuevos, y en búsqueda de
nuevas estrellas.
Y uno de los problemas actuales, no es otro sino el de un mundo de jóvenes
que lejos de tomar el volante de nuestra vida nos la pasamos viajando de
aventón en el carro de los padres, de los hermanos o de los amigos; los cuales
siempre han decidido, inferido y hasta manipulado nuestras decisiones. No
asumimos nuestras responsabilidades, y es que todo nos lo resuelven ellos. Y
esto es peor en los jóvenes casados que lastiman a sus esposas
subordinándolas a las decisiones de sus padres y de muchas de sus hermanas
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8. No se trata de evitar, de rechazar o de anular los buenos consejos, se trata de
comprender que las sugerencias en algunos momentos de la vida del joven no
pueden ser confundidas con decisiones ni mucho menos ser presentadas como
imposiciones.
Es muy cierto y a todos nos pasa, en que habrá algún momento en que con mi
coche descompuesto no sepa que hacer y requiera la ayuda de alguien que
conozca mejor de la mecánica de la vida, o que en situaciones difíciles tenga su
vehículo colocado en un lugar seguro para que haga tracción sobre el mío y me
permita salir del fango pantanoso en el que me encuentro, pero es indigno que
el otro tenga que pensar o decidir por mí todo el tiempo, y que yo no sea
responsable de mis acciones. Las gruas son solamente para las emergencias,
no podemos traer una perpetuamente a nuestro lado.
5.- “Aquí hay un muchacho que trae cinco panes de cebada y dos pescados.
Pero, ¿qué es eso para tanta gente?”...
¿Qué es lo que necesita el mundo hoy en día? El mundo cambiará cuando lo
poco que se tiene o la nada que se piensa poseer se convierte en el todo que le
ponemos a Dios en sus manos.
Se necesita que el hombre en su generosidad saque sin miedo de su alforja sus
cinco panes y sus dos pescados y que los comparta con sus hermanos. ¡Dios
se encargará del resto!
Hoy puedo decirlo, sin temor a caer en la ingenuidad de los juicios
inconsistentes o en el ofrecimiento de afirmaciones sin sustento: Hoy, no hace
falta pan en la tierra, lo que hace falta es la misericordia en el corazón del
hombre. Mencionaba san Juan XXIII que antiguamente los milagros se
efectuaban cuando Dios hacía la voluntad del hombre y que en la actualidad se
llevarán a cabo cuando el hombre aprenda a hacer la voluntad de Dios.
La hambruna que padece el mundo, es el fruto de una vergonzosa rapiña que
ha adquirido dimensiones planetarias. Bastaría que leyéramos el último número
del Fortune o del Forbes, para que nos diéramos cuenta de la escandalosa
desproporción que existe entre la riqueza de unos y la miseria de otros.
Es el hombre que ha querido acumular sus panes y monopolizar los bienes
perdiendo de su mente la más mínima expresión de justicia social. Hoy por hoy,
los panes se están enmoheciendo en los almacenes de unos pocos, mientras
que otros muchos están viviendo en la miseria, mejor dicho sobreviven en
condiciones infrahumanas. ¡Ojalá que nuestro joven pudiera pensar en esto!
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9. EL PRACTICO ILUSIONADO Y EL ILUSO PRAGMÁTICO.
“Aquí hay un muchacho que trae cinco panes de cebada y dos pescados. Pero,
¿qué es eso para tanta gente?” Jesús le respondió: “Díganle a la gente que se
siente”. En aquel lugar había mucha hierba. Todos, pues, se sentaron ahí; y tan sólo
los hombres eran unos cinco mil.
Enseguida tomó Jesús los panes, y después de dar gracias a Dios, se los fue
repartiendo a los que se habían sentado a comer. Igualmente les fue dando de los
pescados todo lo que quisieron. Después de que todos se saciaron, dijo a sus
discípulos: “Recojan los pedazos sobrantes, para que no se desperdicien”. Los
recogieron y con los pedazos que sobraron de los cinco panes llenaron doce
canastos.
1.- Muy queridos amigos:
Poner los cinco panes de cebada y los dos pescados en las manos de Dios y
Él se encarga del resto, es lo que entendían aquellos hombres de la antiguedad
cuando postulaban aquel conocido aforismo latino que reza: NATURA INCIPIT,
ARS DIRIGIT, USUS PERFICIT, “La naturaleza da el principio, el arte lo dirige y
la práctica lo perfecciona”.
Es necesario el darnos cuenta de que la desproporción que existe entre los
hombres, se anula con el todo que se entrega, y que se pone a disposición del
otro y de Dios.
2.- Ojalá que los jóvenes comprendieran la importancia que tiene su
aportación y lo indispensable que resulta el que estén cercanos a Dios para
poner en las manos divinas los cinco panes y los dos pescados de la propia
existencia.
Ojalá que el joven a causa de la realidad fría y calculable nunca renuncie a los
sueños. Ojalá que el joven no hipoteque en las adquisiciones sus ideales e
ilusiones. Ojalá que el joven no renuncie a la sabiduría en la adquisición de
informaciones. Ojalá que el joven no claudique a los principios de educación por
la adquisición de conocimientos.
Ojalá que el joven no sacrifique por el pragmatismo la fe auténtica:
pragmatismo es pensar que todo lo que poseo, lo que soy y lo que puedo hacer
son cinco panes y dos pescados que tengo en las manos, la fe auténtica nos
dirá siempre que Dios no deja de operar eficazmente allí en donde yo coopero,
y que lejos de tener sólo cinco panes y dos pescados traigo en mi alforja la
solución al dolor del hermano y a todas sus necesidades.
2.- El joven también tiene sus propensiones al error. Todos somos propensos
a los errores de una juventud que se queda con sus cinco panes y sus dos
pescados enmohecidos en el fondo de su alforja o que los atesoran en tal
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10. manera que los convierten en su orgullo en la inconsistencia de un
pragmatismo alejado de Dios.
Cinco panes serán cinco panes y dos pescados serán siempre dos pescados
en las reglas de una sana aritmética,... pero no lo es solamente así para aquel
hombre que tiene fe en Dios.
3.- Pero sucede que hoy nuestros jóvenes progresivamente se van alejando
de Dios y acontecerá que un día han de experimentar más dolor del que en un
corazón se puede soportar.
Albert Einstein afirmaba que cuando era niño él creía en Dios, que cuando fue
joven él negaba a Dios y que al llegar a la edad adulta él podía afirmar que
estaba convencido de que Dios existe.
También cuenta san Agustín en sus Confesiones sobre esos excesos en el
corazón del joven,... sobre sus esfuerzos de la juventud para tratar de sobresalir
a cualquier costo, que no es otra cosa sino un automenosprecio: “Yo estaba
avergonzado entre los otros jóvenes de que mi depravación no había llegado a
un extremo igual a la de ellos; yo les oía hablar alardeando de sus hazañas, y
cuanto más indignas y despreciables eran tanto más las pregonaban; así que
me dediqué de lleno a las mismas hazañas, no sólo por el placer que encerraba
el hecho en sí sino por la complacencia de poder luego alardear”.
El hombre cuando es joven suele ya no muverse en el jardín de la infancia sino
en la amplitud de su ciudad. Este joven puede llegar el momento en que
ufanamente cambie las novenas por las píldoras y las oraciones por las
conferencias y las hipótesis.
Y, no pocas veces, sucede que en su juventud se convierte, al alejarse de Dios,
en un ser solitario y hambriento, aunque haya tenido cinco panes y dos
pescados en su alforja.
3.- Hace falta le cercanía con Dios. Es necesario que pongamos en las
manos del Maestro nuestra riqueza y nuestros tesoros para que no haya
necesidad ni en los demás ni en nosotros mismos.
Matthias Claudius le dirige afectuosamente el siguiente saludo de despedida a
su amigo Hermann Friedrich Kohlbrügge, se trata de jóvenes que tienen una
visión de fe en su vida:
“Quien no quiera creer en Cristo tendrá que ver cómo se las arregla sin Él. Tú y
yo no podemos. Necesitamos de alguien que nos levante y que nos mantenga
mientras vivimos y que ponga su mano bajo nuestras cabezas cuando
tengamos que morir; y eso lo puede hacer El más que de sobra lo sabemos
según lo que está escrito acerca de Él; no conocemos a nadie que pudiéramos
preferir.
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11. Por eso cuando yo muera (aunque ya no moriré) y si alguien encuentra mi
calavera desearía que esa calavera le predicase: No tengo ojos y sin embargo
lo veo; no tengo cerebro ni entendimiento y sin embargo lo comprendo; no
tengo labios y sin embargo lo beso; no tengo lengua y sin embargo lo alabo
junto con todos los que proclamáis su nombre. Soy una dura calavera y sin
embargo me ablando y me derrito en su amor; yazgo aquí afuera en el
camposanto y sin embargo moro allá dentro del paraíso. Todo sufrimiento ha
quedado olvidado. Esto es lo que ha hecho su amor cuando llevó su cruz y
subió al Gólgota por mí”.
Está es la misma visión de fe cristiana que tiene Víctor Hugo cuando escribe
precisamente acerca del joven: Me encontré en la calle a un joven muy pobre,
que estaba enamorado. Llevaba un sombrero viejo y una chaqueta raída; el
agua entraba por sus agujerados zapatos, y las estrellas, por su alma.
Se trata de tener a Dios en el corazón aunque en las manos sólo tengas
objetivamente: cinco panes y dos pescados, ya que los ideales que Dios suscita
en el interior son como las estrellas: aparentemente nunca los alcanzamos,
pero, igual que los marinos en altamar, trazamos nuestro derrotero guiándonos
por ellas.
4.- “Aquí hay un muchacho que sólo trae cinco panes de cebada y dos
pescados. Pero ¿qué es eso para tanta gente?”... Es todo lo que Dios necesita
para hacer lo que Él sabe que se puede hacer a favor de los demás, y lo que tú
y yo tenemos que poner en sus manos. Ojalá que no dejemos nuestros panes
en la aljaba de la vida
Nuestros mejores rasgos y características pueden debilitarse, al igual que
nuestros músculos, si no se emplean constantemente.
La muerte se compara en todo el sentido de la palabra con un estar dormido.
Sin embargo hay algunos que al adormilarse en la vida viven su propia muerte.
Los que han muerto en el Señor sabemos que viven, sin embargo, hay otros
que dicen vivir, pero que en realidad están muertos.
Una vida al margen de Dios no es vida. La vida al margen del que es la vida es
simple muerte.
5.- Pero sucede con frecuencia que nuestra vida se reduce a la ilusión de lo
que traemos en las manos y empobrecemos el corazón. Para aquel que sólo ve
los cinco panes y los dos pescados, la existencia se reduce a lo que es tangible
y se debe olvidar de las promesas y anular las esperanzas. La eternidad se
percibe como intangible y es anulada por el movimiento del tiempo. Se trata del
homo temporalis como lo decía Antonio Machado al mencionar que el hombre
es el único ánimal que usa relojes, por tener conciencia de nuestra
temporalidad y del fluir de la vida. Antonio Machado mencionará que todas las
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12. horas nos hieren,... a lo que José María Cabo de Villa responderá: En los
relojes de la vida es cierto que todas las horas nos hieren, pero la última mata si
es que no se espera en la eternidad.
El hombre pragmático tiene en su antídoto su propio veneno y en su medicina
la peor de sus enfermedades: Debe ser consciente en su pragmatismo que el
tiempo todo lo desgasta: oxida las armas, despinta la bandera. Hace ridículos
los vestidos, arruga los rostros, consume los plazos de la poliza, pone un límite
al solemne compromiso del amor humano, constituye un desafío a las
promesas humanas.
Séneca, por su parte, definía al ser humano pragmático como: Homo
Ocupatus, se trata del hombre masificado, el hombre que es un número en la
sociedad, que se refugia en la función a la que le admitió la sociedad. Esto
conduce a la otra propuesta de Antonio Machado: Homo Oeconomicus, en
donde toda la preocupación es el progreso material que deshumaniza al
hombre, lo cosifica, lo aliena, lo reduce a una cosa pensante. Este es el hombre
pragmático.
6.- Pero para el creyente en nuestra alforja hay mucho más que una cantidad
especifica de alimento.
¿Qué son los cinco panes y dos pescados del joven en la vida de sus padres
ancianos y enfermos? Lo son todo, mucho más de lo que te puedas imaginar.
Y es que los padres un día necesitarán de lo que nosotros mismos hemos
recibido de ellos y podemos aportarles. Te parafraseo un pensamiento que
hace poco llegó a mis manos:
“Sucede que hoy te desesperas fácilmente porque tus padres están viejos y
achacosos. Ellos se han convertido –conforme a tu juicio- en una intromisión en
tu apretada agenda, en una vergüenza cuando estas con tus amigos.
Comprende: Ahora tus padres están viejos y es tu oportunidad de reflexionar y
crecer en el amor. Dios los ha puesto en tus manos para que aprendas a amar.
El problema no son ellos. Eres tú que has olvidado lo que es amar. Se te ha
endurecido el corazón y ahora es el momento de recapacitar. Ellos necesitan de
tu amor. El amor todo lo vence.
Si ellos derraman su comida sobre su ropa, si les cuesta atarse los zapatos. Así
fuiste tú y ellos te amaron.
Si les cuesta hablar y un día repiten todo el día lo mismo. Recuerda que así
fuiste tú y ellos te amaron.
Si ellos tienen sus manías y sus achaques. Recuerda, que así fuiste tú y ellos te
amaron.
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13. Si te parecen inútiles y si no comprenden las nuevas tecnologías. Recuerda así
fuiste tú y ellos te amaron.
Si caminan muy despacio y sacarlos a pasear requiere de tu paciencia.
Recuerda, así fuiste tú y ellos te amaron.
Si se hacen las necesidades en la cama. Recuerda que así fuiste tú y ellos te
amaron.
Recuerda, no hace mucho fuiste pequeño y ellos estuvieron a tu lado. Las
mismas cosas de que te quejas las hiciste tú y ellos lo comprendieron todo.
¿Sabes por qué? Porque te amaron.
La misión de tus padres contigo no ha terminado. Dios se sirvió de ellos para
darte vida y formarte en un hombre adulto, ahora te los pone en tus manos para
que te liberes de ti mismo y entres en la madurez del amor”.
Contempla la vida desde la óptica cristiana: Es tiempo de compartir con tus
padres de esos cinco panes y dos pescados que Dios a través de ellos puso en
nuestra propia alforja.
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14. CINCO PANES Y DOS PESCADOS O CINCO PESCADOS Y
DOS PANES
“Aquí hay un muchacho que trae cinco panes de cebada y dos pescados. Pero,
¿qué es eso para tanta gente?” Jesús le respondió: “Díganle a la gente que se
siente”. En aquel lugar había mucha hierba.
1.- Te has preguntado: Y, ¿qué hubiera pasado si en lugar de un muchacho,
hubiese sido una muchacha la que trajera aquellos comestibles en su alforja?
2.- Muy queridos amigos:
Todos tenemos consciencia de que los hombres y las mujeres somos muy
distintos. Ya hasta se ha hecho clásico el afirmar que las mujeres son de venus
y los hombres de marte, y esto con el fin de subrayar el abismo de diferencias
que existe entre el llamado sexo débil y el autonombrado sexo fuerte. ¡No
puedo estar totalmente de acuerdo con lo de lo débil y lo de lo fiuerte!
Sobretodo si soy consciente de que la fortaleza espiritual es en mucho más
consistente que la fortaleza física.
Sin embargo, las diferencias son reales, y es allí, en las diferencias, en donde
se manifesta la sabiduría de Dios y se expresa nuestra riqueza.
La sexualidad en el ser humano no es algo que se tiene sino algo que se es.
Algunos lo dicen de forma cómica al afirmar que las mujeres tienen en su casa
una habitación favorita, y los hombres,... los hombres un sillón.
Lo sexual satura no solamente el cuerpo, sino también el alma. Entre hombre y
mujer hay diferencias profundas. Aún en su entrañable unión, les suele separar
una frontera abismal.
3.- Alexis Carrel, premio nobel de fisiología y medicina en 1912, reconvertido
al catolicismo, señala que el hombre es activo, duro, lógico. La mujer, por su
parte, es pasiva, sentimental e intuitiva. El matrimonio, manifiesta Carrel,
felizmente casado, es la asociación de dos individualidades diferentes, pero que
se complementan. Las características diversas de los dos socios son las que
pueden determinar tanto el éxito como las dificultades inherentes a la
asociación.
La inteligencia femenina, menciona, es diferente de la masculina, pero no
inferior. Recuerda el médico que la inteligencia, que ha hecho al ser humano,
amo y señor del mundo material, puede y debe darle la llave áurea del palacio
en que el amor guarda sus dulces y codiciados tesoros.
El hombre y la mujer no sólo tienen diferente sexo, sino que son hombre y
mujer hasta en los últimos y mínimos componentes de su ser humano
Hoy, comprendemos que la sexualidad en el matrimonio supera el terreno de
las normas sociales aplicadas al campo de la fisiología. Hoy se admite que la
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15. regulación de la sexualidad también está profundamente arraigada en la carne
y en la sangre, en las neuronas y en las hormonas, y que afecta o beneficia un
conjunto de factores infinitamente más amplio.
4.- Pero,... es el tiempo de que regresemos al tema de nuestra reflexión:
El Evangelio del día de hoy, nos habla de un muchacho que traía cinco panes y
dos pescados,... he pensado que sí quizá hubiera sido una muchacha, lejos de
traer cinco panes y dos pescados hubiera traído cinco pescados y dos panes.
Esto, en la realidad, no importa demasiado, lo verdaderamente trascendente es
que, ya sean cinco panes o cinco pescados, cada uno, el muchacho y la
muchacha, ponga lo que antes de salir al campo de la vida, Dios, que es
Providente, le puso en su alforja.
5.- ¿Sabes? Leía en una publicación médica titulada: Archivos de
Neurología un artículo de un matrimonio de médicos llamados Ruben y
Raquel Gur, los cuales afirmaban una lista de diferencias entre el cerebro del
hombre y el de la mujer, más allá de la brecha del lenguaje que favorece a la
mujer, y la de la orientación que favorece al hombre. Si una mujer en sus
señalamientos se fija más en la farmacia, el mercado, la tienda y la iglesia; los
hombres consideran más la distancia y la dirección (medio kilómetro hacia el
oeste y dos kilómetros hacia el norte). En la noción de espacio los así llamados
del sexo fuerte les aventajamos a las del sexo débil, si no fíjense en el
momento en que una mujer y un hombre estacionamos un vehículo. Claro que
hay sus excepciones. La mujer tiene mejor memoria que el hombre. Pero
pasemos a dos diferencias concretas:
La mujer para realizar una tarea, aunque sea sólo el mover los pulgares, activa
de tal manera sus neuronas que ocupa un área más extensa del cerebro, y lo
explican los médicos diciendo que hay una mayor extensión en el puente de
fibras que une los hemisferios cerebrales en la mujer a diferencia del hombre.
Lo anterior, le permite a la mujer fortalecer el ejercicio de asociación de ideas,
que hoy le llaman inteligencia emocional y que ya muchísimo tiempo antes era
llamada: intuición femenina.
El cerebro del hombre, en cambio, tiene una mayor capacidad para la
concentración. El hombre puede estar leyendo un libro y abstraerse en su
lectura, no importa que toquen la puerta, que pase el tren, que ladre el perro,
que suene el teléfono, que llore el niño y que se esté quemando la casa. Para
una mujer esto no es posible.
Otra diferencia es la siguiente: La mujer puede descubrir más fácilmente los
sentimientos: los médicos hicieron un estudio obteniendo tomografías del
cerebro de voluntarios que veían fotografías de actores. Hombres y mujeres
percibían por igual con facilidad cuando alguien estaba feliz. Pero al tratarse de
descubrir los rostros de los que estaban tristes, los hombres batallaron más,
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16. tenían que estar llorando como para percibir la tristeza; la mujer, en cambio, no
necesitaba esforzarse para descubrirlo con claridad.
Todo lo anterior, mencionan también ellos, va acarreando con el paso del
tiempo sus propias consecuencias.
Si bien es cierto que el cerebro del hombre es un 10 o 15 % más grande que el
de la mujeres, con el proceso de la ancianidad el cerebro del hombre se
encoge más aprisa que el de las mujeres, lo que trae como consecuencia en el
hombre la pérdida de la memoria, la menor capacidad de atención, la tendencia
a la depresión y la irritabilidad. Afirmaban que, sí los hombres se vuelven más
gruñones cuando llegan a viejos, la culpa la tiene su cerebro y el uso que han
hecho de él a lo largo de la vida.
El hombre recibe sus afecciones cerebrales, pero la mujer también. Raquel y
Ruben decían que hace 19 años (en 1999) en los EUA había 4 millones de
estadounidenses que padecían Alzheimer, y afirmaban que de los 4 millones, 3
millones eran mujeres. ¡Tres cuartas partes!
6.- Lo anterior, ni debe asustarnos ni debe impedir que cumplamos con
generosidad nuestra vocación en la vida. Simple y sencillamente se están
utilizando nuestros panes y pescados
No obstante, resulta importante que hacia el interior del matrimonio, la
diversidad sea realmente constructora de la unidad.
Apoyo el movimiento de emancipación de la Mujer, pero considero que uno de
los riesgos que tiene el movimiento emancipatorio es el de caer en el
mimetismo, y que entonces la mujer no aporte sus panes, sino que reduzca su
participación en la vida de la sociedad y de la Iglesia a convertirse en sólo una
imitadora del hombre. Y la verdad es que en la riqueza que Dios le dio al
hombre y a la mujer, lo sobresaliente no será la uniformidad en la visión de las
cosas, sino que en las dos visiones, la femenina y la masculina, se
enriquecezca la vida.
Las mujeres propenden demasiado a seguir los pasos de los hombres; a pensar
como los hombres, a tratar de resolver los problemas generales de la vida como
los varones. No es preciso que la mujer haga el trabajo del hombre. No hace
falta que la mujer piense por el hombre. La misión de la mujer no es realzar el
espíritu viril, sino expresar la femineidad. Su misión no es conservar un mundo
hecho por los hombres, sino aportar para crear un mundo más humano,
haciendo que el elemento femenino participe en todas sus actividades, pero sin
olvidar lo propio.
7.- ¿No sé si estarás de acuerdo conmigo? Pero sólo una persona ignorante
podrá menospreciar a la mujer que resuelve quedarse en casa y cuidar de sus
niños. Recuerdo la respuesta de Linda Burton, y que refiere Zig Ziglar, cuando
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17. sus amigas que trabajaban le decían casi en tono burlón: “Eres demasiado
inteligente como para quedarte en casa” y ella les respondía: “He llegado a la
conclusión de que soy demasiado inteligente como para no quedarme en casa.
Es allí en donde hacen falta los mejores talentos”.
Soy consciente de que cada situación particular será siempre distinta, pero
tenemos que decir que la carrera más importante, la más exigente y la más
satisfactoria que puede seguir una mujer casada, con el regalo del amor
fecundo, es la de formar a sus hijos positivamente en un mundo negativo.
Y hoy que hablamos de cinco panes o de cinco pescados, resulta necesario el
que invite a los esposos a vivir en el respeto y la justivaloración.
8.- Mencionaba Arthur Schopenhauer que la relación de amor entre el
hombre y la mujer es como la relación entre la pareja de puercoespín. Que en
las noches de frío se necesitan el uno al otro y que van acercándose el uno al
otro para ofrecerse el calor pero que al ser demasiada la cercanía se hieren con
las espinas punzantes, y que esto les provoca el alejamiento en la molestia.
Pero en la medida en que avanza la noche vuelven a necesitar del calor del otro
y por ello se van acercando nuevamente, y así lo hacen una y otra vez hasta
alcanzar un punto equidistante que en el equilibrio de la cercanía y la distancia
les ofrezca el calor necesario pero sin que se lastimen el uno al otro..
Los indios americanos también tenían un dicho que expresaba esta gran
verdad: "Que haya un río entre un pueblo y el otro y que haya un bote para
cruzar el río". Todos los matrimonios necesitan un río y la barca, la distancia
protectora y el contacto oportuno
9.- Nuestros cinco panes y nuestros dos pescados que el hombre pone, o los
cinco pescados y dos panes que la mujer comparte, un buen día, después de
haber saciado las necesidades de una gran cantidad de personas, llega el
momento en que se consumen, aunado al sentimiento del provecho brindado a
los que nos encontramos en la vida o a aquellos que Dios permite que lleguen a
nuestra existencia.
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