2. Alas Doradas
Era una casa muy
hermosa, de esas de las que
te imaginas que tienen cien
habitaciones, tenía grandes
pasillos y en el medio una
fuente de agua donde muchos
pájaros venían a cantar. En
uno de los pasillos estaba una
jaula con un pajarito muy
especial. Esta pequeña ave
estaba siempre cantando,
como si quisiese que alguien la
escuchara.
3. Por supuesto la casa estaba habitada por una
familia, ellos solo se ocupaban de darle comida y agua al
pajarito. También había un niño, su nombre era Simón,
tenía 7 años. A Simón le gustaba correr por los pasillos y
jugar hasta que su mamá lo llamaba para comer.
4. Un día el pequeño
Simón corría por los
pasillos hasta que se
acercó a la jaula del
pequeño pajarito gritón.
Ambos si miraron
fijamente, el pajarito
empezó a cantar como
siempre; pero el niño
Simón escucha una voz,
en ese momento
comenzaron a conversar.
5. El pajarito comienza a hablar y dice: “Hola niño, como
estas. Siempre te veo corriendo sin detenerte y me
pregunto por qué lo haces”.
Simón sorprendido contesta: “Bueno, me gusta correr y
jugar porque no tengo con quien hacerlo, cuando corro
me imagino que soy un conductor que va muy rápido. Me
gustan mucho las carreras. ¿A ti que te gusta pajarito?”.
El pajarito con cara de asombro dice: “A mí me gustaría
saber por qué estoy aquí. Siempre trato de que alguien
me escuche cuando pregunto pero nadie me hace caso,
no sé por qué”.
6. Simón responde: “Jajaja, es que todos
piensan que estás cantando, yo así
pensaba, hasta que me acerqué a ti y
me di cuenta que podías hablar.”
El pajarito le replica: “Pues yo estaba
gritando, no cantando. ¿Ahora dime, te
gusta mucho jugar?.
Simón contento por la
pregunta responde:
¡Claro que me gusta!,
Me hace muy feliz, en
esta casa vivo tan
solo, así como estas tú
en esa jaula.
Cuando me aburro
imagino, como te dije
antes, que soy un
conductor que va por
una carretera. No me
gustaría ser tú, que
estás ahí encerrado.
sin poder usar tus
alas.
7. ¿Encerrado?, ¿alas?, ¿qué es eso? ¡No sé de qué me hablas!
Decía asombrado el pajarito.
“Encerrado es”, decía Simón, “cuando estas en un lugar en el
que no puedes hacer nada y no te gusta. Y tus alas son esas
dos cositas que tienes ahí. Si las abres y las mueves muy
rápido podrías volar”.
¿Volar?, ¿Y eso qué es? Continuaba con su asombro el
pequeño pájaro
Simón con una sonrisa le explica: “Volar se parece mucho a lo
que yo hago, aunque yo lo hago con mis piernas, y lo que
hago con mis piernas se llama correr. Me gusta correr
porque cuando juego porque me hace muy feliz. Tal vez, si tú
volaras agitando tus alas, así como yo corro moviendo mis
piernas, también serías muy feliz como lo soy yo”.
8. ¡Ah! Grita el pajarito. Ya
entiendo, ¿sabes?, no me gusta
estar aquí, pero no sabía que
podía hacer eso de volar con
esto que se llama alas. Pero
nunca nadie me dijo nada, ni
siquiera el por qué estoy aquí.
Mi jaula se parece a tu casa,
pero con la diferencia que
puedes usar tus piernas para
jugar y ser feliz. Me gustaría
usar mis alas, así como me
dijiste que se puede hacer.
Es muy fácil, le dice Simón,
solo tienes que salir de esa
jaula y moverlas fuerte y
rápido, para eso necesitas
que alguien abra la puerta y
te libere. ¿Quieres ser
libre?.
¿Libre?, ¿y eso que es?.
Vuelve a preguntar el pajarito
que nunca sabe nada.
Pero Simón con gusto le
explica: Libre quiere decir
que puedes ir a donde tú
quieras con tus alas.
¡Me gusta!, contesta el
pajarito luego de entender.
Continúa diciendo: Quiero ser
libre. Abre la puerta para
poder agitar mis alas.
Está bien, lo haré. Simón no
parece muy contento ahora.
“Pero me pone triste porque
no te veré más. Pero a la vez
me hace feliz porque podrás
usar tus alas así como yo uso
mis manos y mis piernas. Yo
no quisiera estar toda mi vida
en una jaula así como lo has
estado tú.
9. ¡No te preocupes!, dice el pajarito. Siempre vendré a visitarte, he visto
que muchos que se parecen a mi vienen aquí a tu casa por agua, así vendré
yo también.
Ahora simón se ve contento y dice: Es una promesa de amigos. Y antes de
que me preguntes de que es un amigo, un amigo es alguien que te ayuda a
sonreír cuando sientes que estas solo y entiende tus palabras cuando los
demás creen lo contrario.
¡Bien, tu y yo somos amigos!, canta el pajarito, y porque somos amigos
volveré algún día y te contaré hasta adonde me llevaron mis alas. Cuando
vuelva, sé que tú también vivirás muchas aventuras y tendremos de que
hablar.
Simón más feliz que nunca responde. ¡Claro que sí, así será!. Esta es
nuestra promesa. Ahora, sal, y agita tus alas, el cielo azul te mostrará el
camino donde más te guste ser libre.
10. El pequeño pajarito salió de su jaula, miró a Simón y luego
vio al cielo. Comenzó a mover sus alas, lo hacía tan rápido como
si lo hubiera hecho toda su vida, lo hizo hasta que se elevó a
las nubes mientras que el sol reflejaba su luz en sus alas y
nunca se detuvo, otros pájaros se le unieron al pequeño pajarito
de alas doradas en su primer vuelo hacia el cielo.
El niño Simón vio con alegría como su amigo volaba y corrió
tras él para acompañarlo en su primer vuelo. En ese instante
recordó lo hermoso que cantaba y creció con la esperanza de
volverlo a ver, cuando él ya fuera un gran conductor manejando
un carro de carreras.
Fin