Este cuento ha sido creado por mi hija de 12 años para un amigo con el cuál comparte una gran amistad

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UN AMIGO MUY ESPECIAL EN MI VIDA
Con todo mi cariño a mi gran amigo Barto1111

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Comienza una nueva etapa en nuestras vidas. Apenas contaba con tres años, cuando tuve que
separarme de mi mamá por primera vez. Recuerdo que era un día soleado, los pájaros cantaban y por el
camino nos cruzábamos con niños de diferentes edades.
La verdad no entendía muy bien lo que mi madre me decía: “vas a ir a un lugar muy bonito”, “conocerás
a otros niños y jugarás con ellos”, “Ahora tendrás que aprender a compartir, escribir, contar, porque ya vas
siendo más mayor, cariño”.
- ¡Qué locura ¡ más mayor, si sólo soy un bebé mamá, le dije.
Cada vez más cerca del colegio veía unas puertas muy grandes de color granate y
sentía como mi cuerpecillo se tensaba y apretaba la mano de mi mamá.
Pronto, mis ojitos vieron muchos niños chiquititos como yo en unas filas donde se
colocaban unos detrás de otros. Aún recuerdo la cara de mi mamá mirándome con
ternura y preocupación quizás porque nunca se había separado de mí.
Apareció por una puerta una señora con un babi que dijo ser la señorita. Pronto la fila comenzó a
avanzar y los llantos y sollozos de los niños sonaban cada vez más fuertes. Al mismo compás entrábamos,
supongo que cada uno con un pensamiento y sentimientos diferentes, pero en definitiva muertos de miedo.

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Debió pasar una semana o dos, no recuerdo con claridad y ya conocía a algunos compañeros, que
posteriormente serían mis mejores amigos. Sin embargo, hubo un niño en particular que recordaré siempre
y que siempre será mi amigo especial, Barto.
Barto, era un niño que sobresalía en estatura. Un poquito inquieto, pero muy gracioso. Sus ojos
marrones, apenas te miraban, parecía como si estuviera ajeno a todos los demás. Yo también me sentía
perdida, no entendía muy bien qué hacíamos allí sin estar con nuestras mamás. Al principio simplemente
observaba a mis compañeros y trataba de adaptarme a mi nueva etapa.
De repente un día oí que alguien me decía ¡ hola ¡ me tocaba la cara y me agarraba de la mano.¡ Hola,
Barto ¡ le contesté. Este fue unos de los momentos que jamás olvidaré. Hasta entonces no había establecido
ningún contacto con ningún niño o niña y para mí fue mágico.
Cada día salía unas horas a otra aula, situación que no entendí hasta algunos
años después. Cuando volvía a nuestra clase, llegaba contento y nos cantaba la
canción de “Miliki, Fofó y Milikito”. La clase se llenaba de alegría y todos
cantábamos junto a él. Era el protagonista de los mejores momentos.
Pasaron los primeros años de infantil y llegamos a Primaria. Ya sabía que mi
gran amigo Barto era especial, pero especial por su forma de dar sin esperar nada

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a cambio. Especial por hacer las cosas sin doble sentido, puro, bellísimo.
Poco a poco se fue haciendo un lugar junto a todos los compañeros, jamás lo vimos diferente a
nosotros, simplemente hacía las cosas de otra manera.
Comenzaron a llegar las actuaciones que debíamos preparar en el colegio para los días festivos y ahí
estaba Barto. Aún recuerdo la primera vez que bajamos a otra aula donde Barto se encontraba algunas
horas al día y preguntamos a su profesora si podíamos llevarnos a Barto para ensayar. Qué bien nos lo
pasamos, fue increíble, cómo se preparaba sus coreografías, cómo se aprendía las letras de las canciones y
cómo intentaba hacernos reír minuto a minuto. Gracias a su participación ganamos un primer premio.
Simplemente fue espectacular verlo actuar, con todos sus compañeros.
Quiero dar las gracias a mi mamá por enseñarme a respetar a los demás, por entender que la
diversidad forma parte de nosotros, que a pesar de las dificultades todos tenemos nuestro lugar, que todos
los colores del arco iris son necesarios para brillar, que todos formamos parte de este mundo maravilloso.
Gracias amigo por abrirme tu corazón, por enseñarme que hay muchas formas de explorar lo que nos
rodea, por mostrarme tu cariño sin pedir nada a cambio, por tenerme entre tus amigas, por no olvidarte de
mi nombre y decir que soy tu amiga.

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Todos los niños nos merecemos ser felices, ser tratados de la misma manera, tener los mismos
derechos y oportunidades y sobretodo no ser etiquetados.
“Me siento muy orgullosa de ti amigo, y siempre serás mi amigo especial”
¡¡¡ FIN ¡¡¡