1. leer muy deprisa produce errores de exactitud (inversiones, omisiones,
sustituciones,…). Leer con excesiva lentitud dificulta la comprensión. Bajo esta
dimensión de la velocidad en la lectura se encuadran los siguientes errores o
dificultades:
Silabeo o lectura silábica:
Consiste en leer sílaba a sílaba. Un excesivo número de fijaciones oculares
propicia que no se abarquen más sílabas o la palabra entera de un solo “golpe
de vista”.
Vocalización:
Se denomina también labialización y consiste en la repetición verbal de las
palabras a medida que se va leyendo.
Subvocalización:
Consiste en pronunciar mentalmente las palabras que se van leyendo.
Señalado:
Constituye un hábito de apoyo indicador para guiar o direccional la lectura.
Suele hacerse utilizando el dedo o el lápiz para “no perderse” en los renglones.
Regresión:
Este defecto lector consiste en la relectura de palabras y frases debido a los
errores cometidos en la primera lectura o en pérdidas de la fijación ocular.
Una baja velocidad lectora puede estar ocasionada por algunos de estos
errores.
Otras dificultades lectoras que inciden en la velocidad son:
Los cambios de líneas (perderse entre renglones) por problemas del dominio
visual.
Los movimientos de cabeza o hábito de mover la cabeza desplazando
acompasadamente hacia la derecha a medida que se va leyendo, en lugar de
desplazar únicamente los ojos.
Los siguientes ejercicios están todos orientados a desarrollar unos adecuados
hábitos lectores y a subsanar algunos errores señalados anteriormente.
Lectura silabica:
Ejercicios de reconocimiento de sílabas: estos ejercicios serán seguidos por
aquellos alumnos que presenten dificultades de reconocimiento silábico, consistirá en
ofrecer sílabas aisladas escritas sobre una tarjeta y leerlas cronometrando el tiempo
invertido.
Ejercicios de globalización:
2. En la lectura se ha de realizar un análisis visual de la palabra pero sin llegar al
silabeo. El alumno analizará la palaba visualmente y tendrá que leerla en una sola
emisión (no pronunciarla hasta que no sepa su significado). El profesor debe impedir la
lectura silábica, dando un golpe o con una llamada de atención cada vez que el
alumno comience a silabear. Y sólo podrá continuar cuando la lectura haya sido
realizada de forma global.
Señalas la palabra con el dedo:
Utilización de una regla: se le ofrece un texto y una regla, a ser posible
transparente. Así el niño tiene ambas manos ocupadas en trasladar la regla a través
del texto e ir descendiendo conforme se avanza.
Ofrecer una lámina de plástico transparente con una raya horizontal que la
atraviese: La línea puede ser sustituida en un segundo momento por una línea de
puntos e ir disminuyendo su número hasta llegar a una configuración de sólo varios
puntos. Progresivamente se irá habituando al alumno a dejar de utilizar estos recursos
hasta conseguir su extinción.
Movimientos de cabeza:
Una de las técnicas consiste en elegir textos con letras de tamaño grande y separar
la lectura unos poco de la cara del niño; desde esa posición, con el texto alejado, se
hace innecesario el giro de la cabeza. En etapas posteriores se acercará
progresivamente el texto al sujeto.
Leer con la cabeza apoyada entre ambas manos. Desde esta posición el propio
alumno puede controlar los movimientos de cabeza que realiza.
Movimiento de labios al leer
Colocar los dedos sobre los labios. Este sencillo ejercicio puede ser suficiente para
que el niño perciba su movimiento.
Morderse suavemente los labios o la lengua, darle un lápiz para que lo ponga entre
sus labios cuando aparezca el movimiento.
Ejercicios de identificación rápida:
Consisten en observar una o unas palabras modelo durante breves instantes (entre
10 y 15 segundos) y localizarlas de entre un listado amplio de palabras. Se pretende
con ello agilizar la visión de rastreo, mejora del campo visual, mejorar la percepción
guestáltica de la palabra (su silueta o contorno) y motivar al lector por la inmediatez de
la autocorrección.
Ejercicios de rastreo visual:
Consisten en realizar barridos visuales en oblicuo o zig-zag, saltándose algunos
renglones y no realizando fijaciones oculares sobre una determinada palabra sino
deslizando la vista sobre la parte superior de las palabras hasta detectar un objetivo
propuesto (localizar un dato, una palabra, una idea, etc.)
3. Ejercicios de visión periférica:
Consisten en fijar la vista en un punto o palabra central y sin realizar ninguna otra
fijación intentar abarcar con la vista la mayor amplitud posible. Se pretende lograr un
entrenamiento de nuestro campo visual.