1. La Asamblea Constituyente. Una propuesta original (*)
El artículo forma parte de las Ideas y Sugerencias para la Fundación de la Cuarta República
(2002).
Me he referido en más de una ocasión en este trabajo a la Asamblea Constituyente, e
inmediatamente pensamos en la fórmula diseñada por la Constitución que radica en la
elección de Electores Constituyentes para conformar la Asamblea, la que debe tener
en su convocatoria un guión delimitado. Pero se me ocurre que existen otras formas
de reunir una Convención Constituyente, y si bien nuestra Constitución es clara en
cuanto a los mecanismos para su reforma (no se trata de violentar la norma), sino de
encontrarle un cauce posible para convocar una asamblea fundacional de la nueva
nación desde la oposición.
Como antecedente, ya he comentado que la Constitución Española fue redactada por
una comisión encargada por el Congreso de los Diputados, aprobada por estos y
luego sometida a Referéndum, algo que puntualmente prohíbe nuestra Carta Magna.
También me parece interesante considerar algunos conceptos sobre cómo se gestó la
redacción del aun proyecto de Constitución Europea, la que fue realizada con un
mecanismo sumamente original, para luego ser sometida a la aprobada de los 27
países miembros.
La Asamblea estuvo presidida Valèry Giscard d'Estaing, el que fuera elegido por los
presidentes de los países miembros de la UE. La discusiones duraron 16 meses y la
asamblea estuvo formada 105 miembros representantes de los gobiernos,
parlamentos nacionales e instituciones comunitarias. Según expresó la ministra de
Asuntos Exteriores Española, Ana Palacio, "ha sido una revolución metodológica
sobre la forma de hacer derecho internacional a través del consenso, de escuchar
propuestas, a través de un foro de debate en el que nadie está representado con
arreglo a su peso y que busca el consenso".
En total se constituyeron 26 sesiones de trabajo, se escuchó a los jóvenes, a la
sociedad civil, a los agentes sociales y a los representantes de las regiones. Se
hicieron 1.812 intervenciones, lo que supone un tiempo de palabra total de 5.436
minutos, y casi 6.000 propuestas, lo cual llevo a decir al presidente del Convención
que "El consenso de la Convención representa el punto más extremo que puede
alcanzarse hoy sin riesgo de desgarrar el tejido aún frágil de la UE"... "Aquí termina,
dijo el ex presidente francés, "un trabajo agotador, pero quizás histórico".
Con todas las propuestas, la Convención redacto el borrador él que se presentó a los
Jefes de Estado y de Gobierno para su aprobación, y como paso final para la sanción
2. de la Constitución, las ratificaciones de los ciudadanos europeos se harán a través de
referéndums en cada uno de los países y probablemente el mismo día.
Se me ocurre que este modelo de Asamblea es idóneo, plural y como quedo
demostrado en Europa, posible. Se me ocurre que con las adaptaciones lógicas a
nuestro medio, aquí también podemos realizar desde la oposición un trabajo
similar. En el debate “del país que queremos” se deberá dar lugar a los dirigentes de
instituciones intermedias, foros, fundaciones y otros grupos de opinión que se han
constituido en los últimos años con la intención de aportar soluciones a los “problemas
nacionales”; estos representantes conjuntamente con los representantes de los
Parlamentos Provinciales y Nacional, personificados por los Presidentes de Bloques y
Comisiones de los partidos opositores que participen de la iniciativa, los que
procuraran la redacción del Nuevo Proyecto Nacional. Este proyecto constituirá
las bases fundacionales de la Nueva República, él que deberá ser promovido e
impulsado para que el Ejecutivo se vea forzado a considerarlo y si fuera menester,
someterlo al pueblo (si no lo hace pesara sobre él costo político). Para que sea
verdaderamente una Constitución con una base de sustento sólida debería ser
aprobada por el 60% del padrón lectoral, con lo cual quedaría demostrado que el
consenso alcanzado en su redacción está efectivamente avalado por el pueblo.
Si bien formalmente el sistema no es el contemplado actualmente para refundar la
nación, al ser un proyecto superador, novedoso y restrictivo para su aprobación (60%
del padrón), la idea al menos merece ser discutida.