Todas las estrellas siguen un ciclo de vida similar, comenzando su formación a partir de nubes de gas y polvo que colapsan bajo su propia gravedad, encendiendo la fusión nuclear una vez alcanzan temperaturas suficientemente altas. A medida que agotan su combustible nuclear, las estrellas más grandes que el Sol terminan sus vidas como supernovas o agujeros negros, mientras que las del tamaño del Sol se convierten en enanas blancas frías.