1. MINISTERIO DE DEFENSA NACIONAL
POLICÍA NACIONAL
DIBIE - COLEGIO NUESTRA SEÑORA DE FÁTIMA ARMENIA (DEQUI)
La Semana Santa está precedida por la Cuaresma, la cual no sabemos
con certeza dónde y cómo se inició. Las primeras referencias a un
periodo pre-pascual las encontramos en el Oriente, a principios del siglo
IV. No obstante, sabemos que desde la mitad del siglo II ya había una
práctica penitencial que preparaba a la Pascua con el ayuno.
La práctica de la Cuaresma en el Occidente no es tan clara como en el
Oriente, aunque san Agustín habla mucho de ella, también san
Ambrosio, quien al referirse a la Cuaresma afirma: "Durante este tiempo
se hacía ayuno, excepto los sábados y domingos, para terminar en la
Pascua del Señor".
Desde finales del siglo IV la estructura de la Cuaresma es de cuarenta
días considerados a la luz del simbolismo bíblico, que da a este tiempo
un valor salvífico redentor: la memoria de los cuarenta años que el
pueblo de Israel vivió en el desierto, los cuarenta días de ayuno y
oración de Elías en el monte Horeb y los cuarenta días de ayuno de
Jesús en el desierto.
La última semana de la Cuaresma, llamada santa o “Gran Semana", se ha desarrollado por una
exigencia de actualizar históricamente los acontecimientos de la Pasión del Señor. En Jerusalén,
donde se podían vivir estos acontecimientos en los mismos lugares donde sucedieron, se desarrolló
una rica liturgia desde el domingo de Ramos hasta el domingo de Pascua.
En el Occidente se hizo algo similar organizando celebraciones detalladas de la Pasión del Señor,
que dieron origen a la Semana Santa. La reconstrucción, demasiado anecdótica, permitió valorar los
varios episodios de la Pasión descritos en los evangelios pero, al mismo tiempo, hizo perder, poco a
poco, la unidad del Misterio Pascual.
De hecho, en el medioevo, la Semana Santa llegó a llamarse "Semana dolorosa", porque se
acentuaban los aspectos de sufrimiento y compasión, descuidando el aspecto salvador y la victoria
de Jesús sobre la muerte por su Resurrección.
2. Las principales celebraciones de la Semana Santa, que preceden el Triduo Pascual, son las
siguientes:
Domingo de Ramos o de la
Pasión del Señor
En este día la Iglesia celebra a Cristo como Señor, que entra en Jerusalén
para llevar a plenitud su Misterio Pascual. En todas las Misas debe hacerse
memoria de esta "entrada del Señor" con una procesión solemne o con una
entrada solemne sin procesión. Este es el único domingo del año en el cual
se celebra la Muerte del Señor con la proclamación de la Pasión.
Jueves Santo
Antiguamente en la mañana del Jueves Santo se celebraba la
reconciliación de los penitentes. Hoy no existe esta práctica
penitencial tan exigente, pero los cristianos estamos llamados a
celebrar el sacramento de la reconciliación o confesión para vivir
dignamente el Triduo Pascual.
A partir del siglo VII en este día se celebran tres misas: una en la
mañana, para la reconciliación de los penitentes; otra, hacia el
mediodía, la misa Crismal para la consagración del Óleo Santo o
Santo Crisma, y otra, en la tarde para conmemorar la Cena del
Señor.
La misa Crismal, llamada así porque en ella se bendicen los "óleos
santos" que serán utilizados durante el año en la celebración de los
sacramentos. Parece ser que hasta finales del siglo VII la bendición
de los óleos se realizaba durante la Cuaresma, pero luego se fijó en
este día.
TRIDUO PASCUAL
Viernes Santo
Este es el primer día del Triduo Pascual. En él hacemos memoria de la Pasión y
muerte del Señor como paso necesario hacia la resurrección. Este memorial de la
pasión y muerte de Jesús está cargado de esperanza y de victoria. Es un día
centrado en la Cruz y en los sentimientos del Señor, pero no para entristecernos,
sino más bien para acoger todo el amor que lo llevó a derramar hasta la última
gota de su sangre para obtener el perdón de nuestros pecados. El Viernes Santo
no se celebra la Eucaristía; el acto litúrgico principal de este día es la
Conmemoración de la Pasión del Señor, en las horas de la tarde. Acto silencioso
en el que se escucha el relato de la Pasión del Señor.
3. Sábado Santo
En el Sábado Santo hacemos memoria del descanso del Señor, el paso
misterioso de la muerte a la resurrección. Las comunidades primitivas
honraban la sepultura de Jesús pasando este sábado en el descanso y la
espera, en la oración silenciosa y el ayuno riguroso; ningún alimento podía
romper este ayuno antes de la comunión de la Noche Pascual. Actualmente
no se hace ayuno ni silencio de forma tan rigurosa, pero sí es un día de
serena y gozosa espera, que vivimos en comunión especial con María, Madre
de Jesús y Madre nuestra.
VIGILIA PASCUAL
La celebración de la Vigilia Pascual es el corazón de la Semana Santa. Todo el camino cuaresmal y
la vivencia de los días santos nos han preparado para este momento culminante. Cristo, vencedor de
la muerte, se hace presente en medio de la comunidad con toda su gloria y con todo su poder
transformador. La celebración de esta noche es de gran riqueza que comprende cuatro partes: los
catecúmenos que se han preparado para el bautismo. El signo sacramental de la iluminación que se
da en el bautismo, es el agua, criatura transparente que puede dejarse penetrar por la luz.
Liturgia de la Luz o Lucernario: Es la bendición del Fuego y la preparación del Cirio con la
procesión y el Pregón Pascual.
Liturgia de la Palabra: Las lecturas bíblicas de la Vigilia son una meditación comunitaria sobre el
proyecto amoroso de Dios, que es presentado en los pasajes bíblicos más significativos, desde la
creación del mundo pasando por la Primera Alianza hasta la Pasión y Muerte de Jesús.
Liturgia Bautismal: La luz de Cristo, tan gozosamente anunciada al comienzo
de la Vigilia, va a inundar ahora la vida de los catecúmenos que se han
preparado para el bautismo. El signo sacramental de la iluminación que se da en
el bautismo, es el agua, criatura transparente que puede dejarse penetrar por la
luz.
Liturgia de la Eucaristía: Es la culminación de la Noche Pascual. El encuentro personal con el
Resucitado en la comunión nos hace partícipes de su triunfo sobre la muerte y sobre el mal.
Domingo de Resurrección: Después de la purificación de la Cuaresma, la meditación, la oración de
los días santos y la alegría triunfal de la Vigilia Pascual, la Iglesia descansa complacida en su Señor,
vencedor de la muerte, que la ha revestido de su gloria.
"¡El Señor ha resucitado! Jesús de Nazaret a quienes ustedes
crucificaron, está vivo y vive entre nosotros."
FELICES PASCUAS DE RESURRECCIÓN