Crónica de ballet. Autora: Yamileth Latorre Q.

1. El clásico ballet, que en 1967 tuviera
su estreno mundial en Moscú,
cierra el ciclo del Mes de las Letras
de la USMP con una desafiante
puesta en escena que descubre la
infidelidad y el desamor
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HACIA LATORMENTA
Carmen
Para entenderla hay que deletrearla: C-a-r-m-e-n,
conjugarla, buscarle el pretérito pluscuamperfecto,
pero en pregunta: ¿Carmen hubo amado, alguna
vez? —quizá ni Prósper Mérimée, creador de su his-
toria sabría responder sin afectarse—. Hay cambio
de guardia en la Sevilla de fines
del siglo XIX. Carmen está nacida
para provocar, su apellido debería
ser desenfreno. Carmen Desenfre-
no —así, sin afectarnos—. Ahora
sale a escena con un vestido vino-
sangre. Es una belleza voluptuosa
que reclama atención. Sonríe. Pro-
voca. Seduce. Rompe la solem-
nidad marcial. Esa es su primera
conquista. Su conquista infinita. El
Sargento Don José se fija en ella, y
es como si se fijara en una ola, que
va, que viene, que rechaza
la mano ostentosa con sus
aguas agitadas. Carmen
Lascivia. Entra en el
corazón de José y se
aleja, arrojándole
una flor, la se-
POR:
Yamileth
Latorre
Quintana
[o]
La pasión
esquiva
va, que viene, que rechaza
la mano ostentosa con sus
aguas agitadas. Carmen
Lascivia. Entra en el
corazón de José y se
aleja, arrojándole
una flor, la se-

2. 19
TORBELLINO. Carmen es un escudo que corta el duelo entre Escamillo y Don José, quienes la pretenden.
n
LA DANZA DEL DESEO. Carmen rompe con el paradigma del ballet reposado.
ñal de lo frágil. Un beso volado, la
señal de lo etéreo.
Carmen Ola está presa.
[Ha golpeado a una cigarrera
como un mar embravecido. José la
deja ir, y es como si retirase la com-
puerta para que ella —agua— se
deslice]
Carmen Carmen: libre.
[Paga su libertad a José con una
cita en la oscura taberna. Ahí, lo
envuelve. Se deja envolver. No se
resiste. Es la Carmen que José qui-
siera eterna]
En la plaza aparece el torero Es-
camillo. Y Carmen va tras él. Cam-
bia ternura por pasión. Calma por
tormenta. José la ve alejarse. Car-
menAjena —¿hubo amado alguna
vez? —. José la ve volver. Ahora,
la alcoba es una caja de dudas. Un
dique de contención para la ira
que se desata con la traición y los
celos. Pero, ella, dócil, se acomo-
da en su regazo y lo reconquista.
Torso a torso. Es un duelo entre el
amor que implora y el desengaño.
Pero Carmen es de naturaleza es-
quiva. Hace escaramuzas con los
perdones. Ahora enfrenta a Don
José con el torero Escamillo. Hace
que se disputen su amor etéreo. Su
no-amor. Ella mira y, a veces, es un
escudo.
[Máscaras]
La noche amenaza con ser eterna;
las cartas le han anunciado el pe-
ligro. Todos llevan una máscara
blanca, la de la vida; ella una roja.
Pero la gitana desobedece. No cree
en el designio. Su juego es el vérti-
go. Si a ella le dicen que se cuide de
la muerte, la busca al alba: simu-
lando que escapa. Siempre hacia la
tormenta, hacia su origen irrevela-
do. Como desde esta noche.
[Intermitencias]
Le espera la danza del amor ofen-
dido. La danza final. Carmen ha
jugado con la vida. Ha retado a la
pasión. José, que cree tener nada
de ella, todavía quiere recuperar-
la. A la Carmen Desenfreno, a la SITÚ NO ERES MÍA. El amor cansado de José asesta el puñal.
Dirección: Lucy Telge
Música: George Bizet
Coreografía: Jimmy Gamonet
Escenografía: José Sialer
Elenco: Ronna Azaña es Carmen,
Miguel Burgos es Don José, y An-
tonio Rísica es Escamillo. Una co-
producción del Ballet Municipal de
Lima y la USMP.
Carmen Ajena, a la Carmen Ola,
a su Carmen Carmen. Inicia una
danza luctuosa, él que preferiría
morir por ella. Pero él ya no es él.
Enterrado en su otredad, intenta
estremecerla siquiera una vez, a
besos. Se busca en sus ojos. Pero,
no se encuentra: ¡no se encuentra!
Está perdido.
Rojo-luz. Rojo-sombra. Rojo-luz.
Rojo-furia. Rojo-José. Rojo-deses-
peranza. Rojo-miedo. Rojo-Car-
men. Rojo-rojo. Rojo-puñal. Rojo-
muerte. C-a-r-m-e-n.
[Epitafio]
“Carmen no es la historia de la mu-
jer fatal, diabólica, coqueta, seduc-
tora, como se ha querido interpre-
tarla. Carmen es el concepto de la
mujer apasionada, que encuentra
en la sociedad que la rodea un mar-
co estrecho de comportamiento”.
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