El documento presenta un inventario de poemas de varios autores como Agustín García Calvo, Sergio Herrero, Ricardo Pérez, Daniel Martín, Alejandro González Terriza, Eva Fernández Rodríguez, Marta Fuentes, Rafael Herrera, Antonio Hernández Marín y dos poemas anónimos del siglo XVI. Incluye también una breve descripción de cada autor y sus obras.
3. INVENTARIO
Editorial
Dr8.ID.8.tis Persona.e
"'Baraja. del rey don Pedro (coro)
(Agustín Ge.reía. Ca.lvo)
"'ReauerdsB cus.ndo nitlos (Sergio Herrero)
os Buena.a noches (Ricardo Pérez)
"' Del a.mor de las cometa.a (Da.nial Ma.rtfn)
"' Se lavaba aon rosas las ms.nos
(Alaja.ndro Gonzá.lez Terriza.)
"' Espero de los labios las verdades
(Ricardo Pérez)
"' Llevé.bamos poemas en Jos dientes
(Ricardo Pérez)
os Cuando ya. na.da. importe
(Eva Ferná.ndez Rodríguez)
"' En el a.cto V de la TraVis.ta
(Marta. Fuentes)
"'Érase una vez, cus.ndo estaba vivo
(Rafael Herrera.)
"'HBJ' una brlBa suave (Rafa.el Herrera)
"' La. ara.i'IB. (Antonio Herná.ndez Ma.rín)
"' Mil gracias (Antonio Herná.ndez Ma.rín)
"'Villa.ncico (Anónimo, siglo XVI)
"'Soneto (Anónimo, siglo XVI)
Correspondencia
2
EDITORIAL
Que elamory el verso libre
son para gente sensible,
pero no para quien no sabe rimar.
Hacer editoriales (: panfletos) constituye un arte
en sí mismo : un género exigente y arduo para
aquellos a quienes torturan los matices, las excep-
ciones (: la justicia), o están faltos de impulso em-
prendedor y homicida; pero que, de reunir la de-
magogia y el exhibicionismo precisos, no deja de
compensar el sacrificio, y aun permite hacer carrera
(subterránea, realista, efímera) por bares de copas y
otros muladares, favoreciendo el lucro y la inicia-
tiva privadas de honestos expendedores de alcohol,
y forzando a los desprevenidos parroquianos a la
lectura de extrañas odas excrementales y arrítmicas
(quizás, después de todo, fuese mejor Rubén Darío,
o aun Corín Tellado, para la propaganda divulga-
tiva de las bondades, míseras y tristes, de la letra
impresa; reposen en todo caso, benéficamente des-
terrados de la Literatura striclo sensu, los Manes
del iletrado aedo, del bardo, del juglar, y otros
tantos viajeros de la memoria, antes que del regis-
tro; o aun del buen erudito Pany, quien pudo ex-
perimentar en carne viva, a principios de este siglo,
el desastroso efecto que la alfabetización tuvo en
los poetas épicos orales servocroatas, alejándoles
para siempre de la fuente del recuerdo y de su
Musa).
3
4. Por nuestra parte, es poco lo que hc1y quf decir.
Vna alegre inconsciencia nos ha llcv,1do a fxponer
estos pocos y queridos textos, robados a diversos
amigos indefensos de aqul y allá, y en nlnAún caso
protegidos por cepos legales, para que sean propie-
dad de quien los quiera : o, más bien, por que ca-
rezcan de dueño y de amo, y estén asi en uso de
cualquiera que se encuentre de humor para distraer
estas páginas de la atención del librero, o, en su
defecto, hacer la mínima aportación limosnera que
propone la portada (=precio de coste).
Las poesías aquí reunidas siguen una inclina-
ción, una trayectoria y un filo peculiares, que segu-
ramente se defina y defienda por sí misma (y si no,
todo esto sobra), como el sabor que queda tras pro-
bar un licor o beber un vientre. Más cerca de la
canción que de la arritmia al uso, y más cerca del
recuerdo vago (¡me pasó de verdad a mH), de la
insinuación de algo otro (mitos y pies antiguos,
sonetos y espejos), que del autobiografismo, más o
menos escandaloso o llorón, dandista o cocham-
broso, que inunda los mercados de la palabra.
Hicimos (se veía venir) nuestro panfleto después
de todo. Perdonádnoslo (qué os cuesta), con la ale-
gría de un mal menor, o una tapa de aceitunas,
que precede al frescor de una cerveza. Escupid sin
temor los pipos y discrepancias. Lavaros los dientes
si es preciso. Y que al fin hable lo que no sabemos
: lo evidente al alcance de los ojos.
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··-·- ----- -
DRAMATIS PERSONAE
A. (idrCÍd Cdlvo es gram.ítico, y procura, con estremecedora
desesperdción, rescatar el verbo y la incertidumbre dnónimas. léJnse, en
su editorial Lucind, su impresionante Libro de Conjuros o sus Cancionesy
Soliloquios, o, aún mejor, oíganse recitddos sus versos en una de sus
muchas dpariciones públicas, o, armonía mediante, en lds voces de
Chicho Sánchez Ferlosio (A contratiempdi. Amando Pradd (Canciones y
soliloquiosj, Rafdel Herrera o Ciento Volando. Actualmente, prepara una
traducción rítmica de la l/íada, de aparición siempre inminente y esperada.
Los versos que editamos son a su vez un adelanto de su obra teatral
inédita &raja del rey don Peáro.
Sergio Herrero es autor de cuentos (así, del volumen lmagenarío,
Premio Ramón J. Sénder 1994, de publicación impredecible), pero, tras
oportuna tortura y presión, se confiesa autor/transmisor de los versos aquí
rescatados. Vicioso del cuento ultracorto, el destino le augura una próspera
carrera como contacuentos, que hay quien ha visto despegar ya. Azar o
selección mediante, puede leérsele en Argonauta.
Ricardo Pérez es redactor de Argonauta, y prepara, en los años por
venir, una colección de poesía teologal, de la que son brillante adelanto
estos versos presentes. Los curiosos de su persona pueden oír, a título
informativo, la brillante tonada de Pablo Querrero, Pepe Rodríguez el de
la barba en flor, retrato elíptico de nuestro personaje.
Daniel Martín es voz solista de Ciento Voland0; cuentacuentos y
vagabundo, con un oscuro pasado legionario a sus espddas, se le puede
buscar los sábados o domingos por los riscos de la sierra, donde, en
cumplimiento de su destino, va abandonando, periódicamente, los
fascículos de sus Obras Completas, y aun de las obras de los amigos, que
no siempre saben agradecerle estos gestos. Aquí va una canción suya, que
a su vez glosa un ya célebre cuento sobre Id Suelta de las Cometas.
Alejandro Qonzález es filólogo clásico. No soporta la sangre, y,
consecuentemente, lleva a cabo und mvestigdción lovecrafliana sobre los
orígenes clásicos del vampirismo. Su único libro de poemas, Retomo a los
columpioslleva el subtítulo Un libro de cerveza y caramelos, y circula (sin
aventurarse demasiado) en forma de libro informático.
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5. Eva Femández es, ante lodo, cuentista, fdvorfl• drl hartn critico de
personajes obtusos y eminentes !como Coml1mlino R~rtolo) rs persona, no
obstante, entrañable, y sus prosas rompen, a mrnudo, 111110 dr difícil cura
y olvido. Es, además, redadora de Ar¡¡ont1ul.t, y locutora rn los amigos
de Peter(ELO, 98'4 FM, lunes de 21.00 a 22.00).
Marta Fuentes es filóloga, amante (quién sabr rn qui grado) de
Amando Prada, y autora del impresionante pormario Servidumbre de
vistas, Premio Bias de Otero 1994, que pennanecr sin fecha de
publicación en los apolillados cajones de la VCM, sección Vicedecanía
de Entuertos culturales.
Rafael Herrera es filólogo clásico, hispánico y eterno. Compositor de
soleás y fandangos lo mismo que de odas horacianas o sexámetros, y
notabilísimo traductor en verso de poetas como Propercio, Catulo o Nikos
Cavadías, en versiones que bien merecen la luz inmediata que les
aguarda.
Antonio Hemandez Marín : no confundir con su homónimo, el fa-
cundo poeta andaluz devenido en novelista de éxito. Egiptólogo, orga-
nista de iglesia, vive retirado del mundo en el barrio madrileño de Agui-
las, sin embargo, en fecha reciente, han salido de su cabeza, completa-
mente armados y sonoros, estos Cuarenta sonetos dispuestos a cualquier
cosa, atrevida empresa de revisión y renovación del género, que, por
primera vez, se mide aquí con el público.
Por lo que respecta a los poemas anónimos renacentistas que aquí res-
catamos, el mérito de su descubrimiento y selección pertenece por entero a
Alfonso Qarcía Pecharromán : entregado en corazón a la poesía y la
música antigua, y que, a su vez, entrega periódicamente, no sin hacerse
rogar, sus propias composiciones y poemas, o sus magníficos solos de
Aaula a bordo de Ciento Volando. Él y Jordi Savall están, como es obvio,
destinados a encontrarse algún día, encuentro que los fans de ambos
esperamos con impaciencia y rechinar de dientes.
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BARAJA DEL REY DON PEDRO (CORO)
¡Quién contó las olas de la mar,
quién le puso númerosalsueño!
Por tenerlo que volaba,
llenó sujaula de pájaros muertos.
Por tenerlo que soñaba,
su sueño trocó porjoyeles de hielo.
Ése fue el rey Midas de los frigios
que una vez, se dice, halló en su huerto
medioasno, sudoroso,
peludo todo, borracho a Sileno :
y lo ató con correhuelas en flor
y con hiedras Uevóselo preso.
Pero luego al padre Dioniso
le entregó su oruto tembloriento.
Conque el dios, en su sonrisa, le dijo :
"Elige gué quieres en premio",
y el pidió : 'Se trueque en oro
sin más cada cosa que toquen mis dedos".
¡Quién dirá los dl11s que ha vendido,
quién es quien l11s rosaspuso a rédito!
Porsaberlo que tenía,
perdió tesoro sin cuento ni dueño.
Porsaberlo que soñaba,
en mármoly nombre volvíósele elsueño.
Ésa fue la blanca niña Alma
c¡ue por celos de la misma Venus
hubo de tomar esposo
sin nombre, y nunca tenía que verlo.
Cada noche la abrazaba
y el gozo era sombra florida de besos.
Pero no bastó lo mucho rtanto :
todo quiso Alma, todo e tiempo,
y una noche que él dormía
sacó la antorcha, la alzó sobre el lecho :
¡era Amor! Su nombre supo.
Lo vio y lo perdió.
Era Amor. Era ciego.
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6. i1:"e acuerdas, cuando niflosf
No sabiamos
lo que era enamorarse,
y tan felices...
Recuerdas, de pequeños,
disfrutábamos
jugando a ser mayores
pues sabiamos
que aquello era un juego
y terminaba.
Comienzo a detestar,
y fácilmente,
la moneda de cambio
en todo el mundo :
Amor te supedita
aunque no quieras,
Amor lo puede todo,
toma y quita,
maneja a su albedrío
nuestras vidas.
Te acuerdas, cuando niños
aún vivíamos;
pero aquello era un sueño
y se ha acabado.
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Mi lapicero no recuerda a Rubén Darlo; lo
compré hace poco y no sabe mucho, y cuanto más
aprende más viejo se hace y más chiquito y antes
se muere. Ése es el destino de los lapiceros, que se
les vaya la vida en lo que aprenden, y que ni si-
quiera quede lo suyo para siempre, expuestos como
están a las gomas de Milán sabor nata que de niño
me comía por si eran pasteles y dolían en la tripa
con las palabras que habían borrado. Hipsipila,
Eulalia ríe, ríe, ríe, el ala aleve del leve abanico, ya
te vas para no volver y San Francisco de Asís que
medio sonríe en el filo de la cuchilla de un triste
sacapuntas de madera que, para su desgracia, se
enamoró una vez de un lápiz made in West (ier-
many y nunca más quiso afilar mina alguna, no
tanto por fidelidad, que de eso los sacapuntas no
entienden, creo, sino por no arrancar milímetros de
vida de lo amado. Triste motivo en una historia
rara, en la que el lápiz romo languideció sin poder
escribir nunca más. Yo mismo lo tiré al fuego.
Hay veces en que amar es destruir, aprender es
morir un poco y saber mucho es ser chiquito y casi,
casi, despreciable. Buenas noches.
9
7. Del amor de las cometas
no nos queda ni el dolor;
y están tristes las colinas
de Ciudad.
De los que veníamos siempre
solamente quedo yo;
solamente.
Y sentado en el bordillo
de mi próxima canción
me avecino por la angustia
de no estar
atrapado en un recuerdo
más productivo que yo.
Vn recuerdo que me salve
de las cosas que se olvidan;
de la soledad
palpable.
Que el amor que yo te tengo
no sé si lo tengo yo;
que en el sur uno se muere
sin pensar
y dos filas más alante
se sentó un posible amor
ignorante,
que no sabe que le aguardo
y soy capaz
de tomarle las medidas
para alguna ofr.• •nción
parecida.
10
Del amor que nos tuvimos
cada vez me duelo más;
cada vez que cambia el tiempo
por aquí.
Y frecuento los andenes
aunque sé que tiempo atrás
nunca vienes a salvarme
de las cosas que se olvidan;
de la soledad
palpable.
Del amor que se avecina
cuatro filas más allá,
de canción desconocida aún por hacer,
al que aguardo en la colina
sin saber si va llegar,
o se pira con sus cosas
y los labios se me esconden;
quizás nunca vuelva a verlos
y no sé cuál es su nombre.
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8. : 1
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11
Se lavaba con rosas las manos;
y es por eso, tal vez, que después
había un husmo tan dulce en su sangre,
un rastro de jabón en sus espinas
que al tiempo de rajarte te lavaba
de golpe el corazón, y estabas muerto
como un mal pensamiento en la dulzura
recóndita y feroz de su saliva.
(Del libro inédito Retomo a los columpios!
12
.~
Espero de los labios las verdades
cayendo, como el río más espeso
nos baña con su espuma, algo de eso
nos hace estar a salvo de maldades.
Pues dicen que, de hacer atrocidades
como amar o matar o dar un beso,
dar siempre la verdad es un progreso
a esgrimir cuanto nos llamen ante Hades.
Pero Hades no nos llama y mientras tanto
a quien no hay que dar cuentas de infinito
no lo saca verdad de su quebranto.
Miente o no, pues si maf:1-; es lo mismo.
La verdad no nos libra de pecado
ni salva de caer en el abismo.
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9. Llevábamos poemas en los dientes
mordidos como un gancho o un anzuelo,
cosidos en los labios de tal suerte
caducados billetes para el cielo.
Llevábamos, y acaso lo supiste,
heridas del color de las castañas
asomando debajo de los ojos,
corriendo tras de nos de madrugada.
Y ahora que no vienes más a verme,
que los muertos empañaron el camino,
bajo tierra guardo eternamente
mis labios, mis promesas y mis gritos.
(Y que ría bien la muerte).
14
:"
Cuando ya no importe nos sentaremos en
las feffazas de los bares a dejar que el viento
nos enturbie la memoria. Será un día fresco,
con olora verano.
Cuandoya no importe.
No sé qué hacer con esta tristeza que lo embadurna
todo, ni si debo encallarme en el peldaño una vez más.
Hace tanto que lucho por tu risa que el resto de las
cosas han dejado de tener su espacio en mi tiempo.
Ocupabas mi centro de un modo obsesivo, cansado, y
el contorno de mis ideas se debilitaba lentamente. No
sé cómo desenterrarme, ni cuándo ni por qué entraste
en mi vida. Ahora bebo seco, hablo seco, lloro seco.
Las palabras se amontonan en mis dientes, enfiladas
sin más sentido que sostener un diálogo. Vn tedio
feroz. Vn daño feroz. Me quiero morir, quiero pagar el
precio necesario. Con la boca grande, a bocajarro.
Yo tenfa un lugar en el mundo, un sf abierto y claro
de alguna gente, que aprobaba mis vestidos y mi forma
de mentir. Ahora no sé dónde sentarme en las visitas,
ni si debo dar las gracias finalmente. Qué mareo tanta
espera, tanto grito, tanto miedo escondido bajo las
gafas.
Y si es verdad, por fin, que el sueño nos aguarda,
lancémonos urgentes hasta el rfo. Tengo el semblante
inquieto y fresco en esta hora.
Ésta es la historia de un grito, de un grito con ma-
yúsculas. La gente se amontonaba en grupos de a seis,
y en el espejo todos llorábamos atónitos. No es cierto,
yo no lo creo. Si esto es la vida, yo renuncio, yo me
marcho. No merece la pena, debe haber algo más; si
no, lo inventamos, lo creamos, como de niños. A cie-
gas, yo era una ingenua a ciegas, confiada de las manos
y de los besos. Y todo era mentira, y cada extremo ha
15
10. i
salpicado. Estoy sangrando, como un perro macilento
arrollado en la cuneta. Pero aún puedo mirar con dig-
nidad. Pero aún me queda la magia, el deseo de bus-
carla. De aquí en adelante, ¡qué inventaremosf Qué
frío tan distinto por las noches. No quiero, no quiero
crecer. Cuéntame de nuevo esa historia de cómo se
vuela, despacio para que los malos no te encuentren,
los ojos bien cerrados y un truco en el bolsillo. No
quiero, no quiero crecer. Creo en un sueño o dios padre
todopoderoso, una riqueza tremenda en la mirada de
las que sólo existen en el cine. Volver, volver a desper-
tar en la mañana, los rayos de entusiasmo reflejados en
las cosas. Saber que vivimos buenos tiempos, pero que
aún podemos esperar más, y que haya un color distinto
en cada manera de besamos. Quiero estar con otro
matiz. Otra vida, cerremos la puerta. Nunca nadie
volverá a doler de este modo. Por nadie volveré a
vestirme de rosas, a salir a la plaza con ungüentos en
los tobillos, maquillada la sonrisa con pe1h!e' ; a
arrancarme de cuajo el centro de los centros. Qué tidn-
quila, ahora, qué distinta.
Cómo explicar que yo era un dibujo animado, un
personaje feliz de un cuento de hadas. En blanco y
negro debieron siempre de besarme, con una música
especial de fondo. Ésas son las cosas que me conquistan
la risa. Que la gente viviera en un musical de la Me-
tro, y el cielo fuera color cinemascope. Los sufrimientos
sólo durarían un par de tomas y, al final, todos nos
secaríamos los lágrimas en los intermedios. Soñar,
soñar sola, quizás ése sea el precio.
Resulta complicado este crucigrama, esta especie de
metáfora colorista que practicamos con los días. En el
reloj de la torre han dado las doce. Buenas noches,
amor mío, te deseo, sinceramente, que concilies el
mejor de tus sueños.
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EN EL ACTO V DE LA TRAVIATA
Y tienes que venir
porque empiezo a adelgazar
y se engolfa la muerte.
Porque el paisaje puede ser la muerte ya
y el cielo,
un cúmulo de circunstancias.
Tienes que venir
porque estoy dejando el abrigo
en la percha vacfa
y mirando en tomo no te encuentro,
y no encontrarte supone
enfrentar por el suelo las cuentas de cristal
e hilvanar en un forro mi propia muerte.
Tienes que venir
es una desolación cruzar los patios desiertos,
arramblar a alguien parecido a ti.
Tienes que venir : me asusta la distancia
que la noche se encienda como una máquina
y tenga que irme atravesando bosques
a reunirme en las manos con el frío.
(Del libro Servidumbre de vistas, Premio Bias
de Otero 19941 no obstante, sin fecha prevista
de publicación. Dios salve a la Sacra Facultad
de Filologia CVCM), y a su preclaro Vice-
decano de mangurreos culturales).
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Érase una vez, cuando estaba vivo,
que es que estaba vivo, y sabía verte
cómo me plantabas en las entrañas
rojas granadas
que se reventaban de amor por ti
y llenaban todo del jugo dulce
y un poquito sucio de las granadas
cuando se abren.
Érase una vez que la tierra puso
una piel tan dura sobre mis venas
que hasta las granadas que me crecieron
ya no se abren.
(Del libro inédito De másallá de la espuma).
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Hay una brisa suave que viene rozándome lenta
y con sus dedos de sal me va deshilando las cuentas
de la memoria, y me vende por nuevas las viejas caricias,
y es otro mar este mismo, y sopla que sopla en silencio
para que no me de cuenta, y me deje, y la deje besarme
para que tome el sabor de sus labios de arena tan buena
y con su dulce resaca me duerma despacio en sus brazos.
No me da frio, me deja la piel y el pecho despiertos,
no me hace daño su amor, que me quiere y no pide nada,
no me regala ni conchas ni sol ni collares de agua,
pero se filtra en mi vientre y me inunda su cálido beso,
y me levanta la sangre y me pone violento el aliento,
casi me arranca los ojos de tanto buscarle un cuerpo
entre las ropas tendidas, los árboles y las veletas,
y ellos nunca son ella, y ella en todos se esconde,
y pudorosa me huye y se hace laurel en el viento,
y él se la lleva corriendo y me deja desierto en la playa
donde las olas al menos me traen el rumor de su risa.
(Del libro inédito De másallá de la espumé/¡
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LA ARAÑA
Si es de sabios temerte, yo lo soy;
si de cobardes, por cobarde sea
condecorado : honrosa es la tarea
del que te huye, acelerando doy
señales de pujanza; yo no voy,
amarrado por cables de marea,
inocente, a tus reinos sin que vea
la trampa del paisaje en el que estoy.
Miedo que fuerza es, que no se empaña
de borrascosos pulsos; el tranquilo
miedo que vaga entre las paralelas.
Miedo : saber que, al fin, como la araña
acabarás meciéndome de un hilo
del planetario triste de tus telas.
(Del notable libro inédito
Cuarenta sonetos dispuestos
a cualquier cosa)
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MIL QRACIAS
Esto que haces ahora (: es lo más cierto...),
mujer, hombre... (sustancias), cara interna
del haz, correspondiente cara externa :
leerme (cabe un guiño...)...: y ahora invierto,
(-"¡Por quér"), la cosa: este balcón abierto
a lo fugaz (: lefas...) por alterna
gracia habfa sido ya, ya es cosa eterna,
cercado de diamante, último puerto.
(-"¡Es posible!") - : lo es. Y estalla un canto
con derrames volcánicos de llanto
y cede su lugar la geometrfa :
"mil gracias" derivando sobre abrojos
Él pasa por aquf : sólo es poesfa...
: lo evidente al alcance de los ojos.
(Del notable libro inédito
Cuarenta sonetos dispuestos
a cualquier cosa).
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13. "
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VILlANCICO
Quien gentil señora pierde
sin sabella conoscer
non deuria nascer.
Perdida dentro de un huerto
cogiendo rosas y flores
con lindo rostro cubierto
leno de dos mil colores :
ella me habló de amores
no le supe responder
nunca deuria nascer.
Perdila sin ser sentido
sin valor alto y extremos
e assi el bien no conoscemos
hasta tanto que perdido :
el que pierde el conoscido
sin saberse conoscer
nunca deuria nascer.
Perdila para perderme
por el gran bien que perdí
entiendan males en mi
pues que no supe entenderme :
para que quiero mas verme
porque el que pierde el plazer
nunca deuria nascer.
(Del Cancionero llamado Ror de los Enamorados, SélCéldo de
diversos auctores, agora nuevamente por muy linda orden
copilados, Barcelona, 1502)
22
SONETO
A la orilla del agua estando un día
agena de cuidado una hennosa
de se mirar su ynfiemo deseosa
por verse sola allí y sin compañía,
la saya al~ó, que a vérselo ympedía,
y pagada de ver tan bella cosa,
le di~e con voz alta y amorosa
que allá dentro del alma le salia :
"Por vos soi yo de tantos reqüestada,
por vos me dan ajorca y gargantilla,
corpiño, saya y manto para el frío.
Vn beso quiero daros". Y abajada
a darlo, por estar tan a la orilla,
trompicó de cabeza y dio en el río.
( Del Cancionero de Poesías varias. Manuscrito 2803
de la Biblioteca Real de Madrid, 1582, pág. 156).
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La Rosa por Defecto es un fanzine
de poesía de periodiaidad desoonoaida,
pero que (por oscuros motivos) experi-
menfia una acusada tendenaia a distri-
buiI'se en oompañía de la revisfia Argo-
naufia, es decir, más o menos una vez por
esfiación; lo que no impide que lluvias,
humedades o secrefias maravillas, puedan
producir su proliferaaión en los momentos
y sitios menos esperados.
La Rosa por Defecto reaibe oomo
lluvia de mB¡yo cualquier colaboraaión que
se sienfia llamada a tig'urar por aqUí, y
esliá así mismo suflaientemente pertre-
chad.a para soporfiar arlticas, abierfia o
timorafiamente destructivas. Ambas cosas
pueden dirigirse a la direcaión que figura
al pie, o bien entregarse a aua.J.quiera que,
por su aspecto o tendenaias, parezca sos-
pechoso de esfiar en relaciones con la re-
dacción de este fanzine.
Los textos publicados no son pro-
piedad de nadie, pero la redacción se
identiflca, sin dema.siado empacho,. con
cuanto en ellos pueda leerse, y aun con su
métrica -o ausenaia de ella-, distribuaión y
blancos de pá,glna.
Escribir a:
LA ROSA POR DEFECTO.
I.S.l.S.
e/ Antonio de Leyva, 11 BaJo B
280 l 9 - Madrid.
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