Tenemos que preguntar si ¿Vamos a recibir el anuncio de un Poderoso Rey o un simple hombre? ¿Es nuestra vida un vaso de sumisión y entrega para el propósito de Dios? ¿Necesitamos que venga el Espiritu Santo sobre nosotros hoy y cubrirnos con su gracia y favor para renovar las fuerzas o dones?