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La lección de fouché
1. La lección de Fouché: el genio tenebroso
(Dr. Cuauhtémoc Mávita E.)
En el campo de la política son pocos los que llegan a la cumbre,y es que ascendery
llegar a la cima es una acción que requiere de preparación,perseverancia yesfuerzo;
el problema para encumbrarse,en este caso,son los medios que se utilizan para
alcanzarlos fines, la mayor de las veces sin cuidarel fondo y la forma. En este
sentido, no compartimos el punto de vista de Maquiavelo,el padre de la política
moderna,en elsentido de: ”el fin justifica los medios”.
Sin embargo,los que han hecho de la política su “modus vivendi” y “modus operandi”,
no les importan los medios,sino tan solo lograrsus propósitos; porotra parte, y bien lo
asienta Stefan Sweig, en “Fouché:el genio tenebroso,estos consideran que no están
obligados,como sifueran reyes, a cumplirle a los gobernados lo que les prometieron
“como pretendientes de una corona”.Y así era precisamente,José Fouché,uno de los
hombres más poderosos de su época –previos y durante la revolución francesa-y uno
de los personajes más extraordinarios de todos los tiempos.
Por eso,subraya Sweig que cuando Napoleón,Robespierre,Carnoty Talleyrand,
escribían el nombre de Fouché,de la pluma salía hiel en lugarde tinta. Y no eran solo
ellos, sino legiones,los que no le escatimaban las injurias: traidor de nacimiento,
miserable,intrigante, de naturaleza escurridiza de reptil, tránsfuga profesional,
abyecto, amoral.Pero él se hacía el sordo,ciego y mudo,nunca mostraba su juego y
en un momento dado les dejaba caerelmazo.
Así, Fouché,duque de Otranto, desde las sombras encarceló a muchos,a otros los
mandó aldestierro, a algunos los puso en el cepo de la guillotina, y en los descuidos
se apropió de los bienes de sus enemigos,saqueó iglesias yse hizo multimillonario.
Fouché había aprendido,como nadie,a lucharcon los vivos y con los espectros de la
política. Por eso era temido hasta por los monarcas.Asífue durante poco más de la
mitad de su vida, pero aún más en un periodo de 25 años en los que su mente genial
pero diabólica,conspiraba en contra de sus enemigos..
Sin embargo,tarde o temprano se cometen errores;no previó que llegaría el momento
en que la balanza se inclinara en su contra y con ella la espada.Porla corte francesa
de Luis XVIII vagaba un fantasma del pasado como una erinia vindicadora:la duquesa
de Angulema,hija de Luis XVIa quien Fouché había enviado a la guillotina. Ella,
había prometido vengarse y movió todas las piezas a su alcance para darle jaque
mate; finalmente lo acorraló,quienes se sentían heridos portan singularpersonaje,
utilizaron a Talleyrand, a quien invadía una insaciable sed de venganza,para que en
una comida le dijera a Fouché que ya no era grato para la corona.
2. Escribe Sweig que un 14 de diciembre se encuentran Talleyrand y Fouché en una
soirée.En esta se come,se habla,se charla...
Y escribe,textualmente que en esa comida,Talleyrand parecía estar de muy buen
humor.A su alrededorse reunieron mujeres bellas,dignatarios y gente joven. Todos
se acercaban con curiosidad para escuchara este maestro de la palabra.Y
efectivamente, narra ese día con especialencanto.Cuenta de los días, ya lejanos, en
que tuvo que huir a América ante una orden de detención,y alaba entusiasmado,este
país grandioso:
- “¡Ah, qué bien se está allí!, bosques impenetrables,habitados porla raza primitiva de
los pieles rojas, ríos enormes sin explorar,elPotomac, potente, y el gigantesco Lago
Erie, y en medio de ese mundo heroico y romántico,una raza nueva, fuerte,
trabajadora y férrea, probada en la lucha,entregada a la idea de libertad, ejemplaren
sus leyes, ilimitada en sus posibilidades.Allí sí que se puede aprender,allí se
presiente un porvenirnuevo y mejor, mil veces más intenso que en nuestra Europa
gastada.Allí se debería vivir, allí debería tener uno su campo de acción”, exclama
entusiasmado,y ningún cargo le parecía “más lleno de atractivos que el de embajador
en los Estados Unidos”.
En este monólogo de repente se interrumpe en su entusiasmo,aparentemente casual,
y se dirige a Fouché: -“¿No le agradaría,Duque de Otranto, un cargo así?”.
Fouché se pone pálido.Ha comprendido.Interiormente tiembla de ira porla habilidad
y la astucia con que el viejo zorro le ha puesto en evidencia ante todo el mundo,ante
toda la Corte, invitándole claramente a abandonarelsillón ministerial. No contesta.
Pero al poco tiempo se despide.Va a casa y escribe su dimisión.
El ex duque de Otranto, acepta su destierro, pero hace elintento porresurgir.
Amenaza con escribirsus memorias,pero ya nadie le tiene miedo;nadie le da la
mano,se desgasta y su cuerpo se marchita hasta morir en el olvido.
¡Qué lección! En el ejercicio de la política, todos deberíamos de aprenderla,más
quienes solo buscan acumularpoderyriquezas,olvidando que la política es el arte de
gobernarpara la gente,y no para elites, partidos políticos o grupos;elpoderes
efímero, la gloria es para siempre;la sensación de serpoderoso alimenta elego,pero
más allá se esa experiencia temporal,lo más doloroso,agrio y eterno, es el repudio y
el olvido.
(El autor es doctor en Administracióny Planeación)