2. ALAMEDA
Alameda es un municipio español de la provincia de Málaga, Andalucía. Toma el nombre del
arroyo Álamos, que cruza su término municipal.
Alameda cuenta con una superficie de unos 65 Km2 y el número de habitantes es de 5.403 en
2014. Su gentilicio es Alamedano.
Situada al norte de la Comarca de Antequera, a 73 kilómetros de Málaga y a 430 metros sobre
el nivel del mar, la precipitación media anual se sitúa en los 610 l/m2 y la temperatura media
es de 16 °C.
Los restos arqueológicos encontrados en esta zona, nos muestran que desde el Neolítico el
área que ahora es el casco urbano ha sido base para varios asentamientos humanos.
En el año 208 a. C., en tiempos de Carthago, los habitantes íberos de la zona, al encontrarse
sitiados por los romanos, prendieron fuego al poblado pereciendo en el incendio para
mantenerse así fieles a los cartagineses.
Durante el imperio romano se conoce que Alameda tuvo que ser un enclave de cierta
importancia estratégica, debido a que por su término municipal pasaban tres de las calzadas
más importantes que por aquel entonces había en la Baetica. Una de ellas, la Real, sigue
cruzando el pueblo desde la Plaza de España a la Plaza de Andalucía.
Poco se sabe de la historia de Alameda desde entonces hasta el Siglo XVI, sólo un pequeño
tesoro visigodo del Siglo VI, nos indica que hubo un asentamiento por aquel entonces en esa
localización. Ya una vez entrado el s. XVI, pasa a formar parte del Marquesado de Estepa, y
debido a que en la zona se cruzaban los caminos que comunicaban Granada, Málaga y Sevilla,
el Marqués de Estepa, en 1663, decide levantar la parroquia de la Purísima Concepción,
alrededor de la cual se estableció la población.
A partir de la primera mitad del Siglo XIX, Alameda pasa a formar parte de la provincia de
Málaga.
En la plaza de Andalucía, lo que se puede considerar hoy el centro del pueblo, se encuentra
una lápida de 1994.
3. LEYENDA DE LA CRUZ DE ALAMEDA
Leyenda del Parrito
Por el escalón rocoso que forma la caliza bajo la cruz fue despeñado el 17 de Enero de 1875
un individuo llamado “Parrito”. Formaba parte de una secta de iluminados religioso-sexuales
que oyeron una voz del “más allá” en la que se les pedía un “sacrificio”. Decidieron inmolarse
varios de ellos desde la Camorra, pero la mayoría de los comprometidos se echaron para atrás
y sólo quedó “Parrito” que intenta también al final no suicidarse pero es empujado y muere.
JOSE MARIA EL TEMPRANILLO
Malos tiempos corrían para las pobres familias jornaleras en aquellos inicios del siglo XIX:
una guerra por delante contra el invasor francés, una continúa inestabilidad política y hambre,
mucha hambre e incultura por todas partes.
Así, José Mª Expósito “El Tempranillo” se crió en Jauja, pequeña aldea del sur de Córdoba
dependiente de Lucena, y lo hizo en el seno de la familia Hinojosa Corbacho. José M ª
adoptó esos apellidos de la familia con la que se crió, en razón al sentido peyorativo que
conllevan los Expósito, de la Cruz, de la Iglesia, de Jesús…etc. o existió casa de expósitos, y
estudiados los registros de bautismos de la parroquia de San Mateo de Lucena entre los años
1.796 a 1.806, se observa que más de una de treintena de niños llamados José nacieron en esa
década, aunque sólo nueve de ellos se llamaron José María.
La comisión de un delito de homicidio conllevaba una dura sentencia, casi siempre la pena
capital. Fue ese temor lo que incitó a José María a huir de su tierra y buscar refugio en los
pueblos de la Serranía de Ronda, o en el entorno de Gibraltar. Al menos, en eso coinciden la
mayoría de los documentos orales y escritos que han quedado. Era esta zona resguardo de
buenos contrabandistas, que al amparo de la dificultad orográfica y siendo buenos
conocedores del terreno, traficaban sus productos desde la colonia inglesa hasta cualquier
punto de Andalucía. En Torre Alháquime, una pequeña aldea cercana a Olvera, en plena ruta
del contrabando, José Mª conoce a dos personajes claves en el devenir de su vida: Mª
Jerónima Francés y Frasquito “El de la Torre”. Con María Jerónima contrae matrimonio
legítimo en fecha y lugar no determinados, probablemente en la propia aldea, pero es un dato
difícil de comprobar puesto que el archivo parroquial, por desgracia, se destruyó en la última
guerra cívil. Entabla amistad con Francisco Salas, alias Frasquito “El de la Torre”, concuñado
de José María. Con este establece una relación de compañerismo, a pesar de que entre ambos
era mucha la diferencia de edad. Puede ser este personaje el “maestro”, el que guiará los pasos
4. del joven José Mª en su carrera delictiva. A la postre, el alumno le superará con creces, y la
supremacía del carácter le hará indiscutible.
Aunque son muchos los documentos que aseguran que la partida de José María llegó a
contar con más de cuarenta hombres, poco sabemos de los nombres y la filiación de sus
componentes. La documentación hasta ahora conocida habla especialmente de tres: Frasquito
“El de la Torre”, José Ruiz Germán, alias “Venitas” o “Penitas”, y Juan Caballero alias “El
Lero”.
José María encuentra la seguridad en el territorio que conoce a la perfección. No desdeña las
acciones en la campiña, pero prefiere los territorios solitarios, aun a riesgo de sufrir con más
dureza las inclemencias del tiempo. Los caminos andaluces tienen como eje principal la vía
que desde época romana unía la cuenca del Guadalquivir con el resto de la península en
sentido noroeste-suroeste y sirviendo de nexo a las ciudades de Córdoba y Sevilla. Pero los
caminos que más frecuentaron los bandoleros fueron las rutas interiores y, más en concreto,
los puntos cercanos a los nudos de comunicación. En sentido longitudinal, una importante
carretera era la que unía las ciudades de Sevilla y Granada, y perpendicular a los trazados de
Sevilla a Málaga y de Córdoba a Málaga. Otros caminos secundarios unían el Campo de
Gibraltar con Sevilla, a través de Ronda y Osuna. Antequera se convirtió en un primordial
nudo de comunicación, al unir el interior con la costa, y el Reino de Murcia y la Andalucía
oriental con la occidental. Por esto, cuando a José Mª “El Tempranillo” se le llamó el “Rey de
Sierra Morena”, no pudo ser una frase más acertada desde un punto de vista literario, ni más
errada desde el histórico. José Mª no fue el rey de Sierra Morena, ya que esta zona nunca fue
su territorio habitual. Se sabe sin embargo que para José María tuvieron mucha importancia
los pueblos y las gentes de pueblos como Badolatosa, Corcoya, Alameda o Jauja, sin
olvidarnos tampoco de Osuna, Morón, Antequera, Lucena, Montilla, Aguilar, Ronda, Torre
Alháquime, El Gastor, Grazalema…Salvo esporádicos recorridos, este fue el verdadero
hábitat natural de José María.
El indulto es una medida de gracia que se otorga a los reos, mediante sentencia firme e
irrevocable, por la que se remite la pena y se extingue la responsabilidad criminal. Que a José
María y al resto de sus hombres de las distintas partidas se les indultó, nunca hubo duda
alguna, aunque la verdad es que se carece de suficiente información con respecto a este
asunto. De entre los investigadores que más se han acercado a la figura de José Mª, y en
concreto a la cuestión de indulto, ninguno como Santos Torres ha abordado y tratado con
mayor amplitud este asunto. Algunas de las conclusiones a las que este historiador del
bandolerismo andaluz llega son que el indulto existió y está probado documentalmente, que el
indulto no se reflejó en ningún documento escrito, a pesar de la referencia a la Real Orden de
indulto y las manifestaciones de Juan Caballero, que el indulto se concedió a José M ª “El
Tempranillo” como cabeza de las partidas, que se concedió en el primer trimestre de 1.832,
que no hay documentos que aseguren la intermediación del general Manso en las
negociaciones, sólo una fuerte tradición oral, que se desconocen las condiciones en las que se
pactó el indulto y que tras el indulto, siguió existiendo el bandolerismo en Andalucía.
Como anécdota, Juan Caballero señala que el día 23 de julio se reunieron todos los bandoleros
en la ermita de la Fuensanta de Corcoya, acompañados de sus familias y vestidos con sus
mejores ropas. De allí se trasladaron a Estepa, en donde fueron aclamados por el público, el
Vicario de Estepa pronunció un discurso y el secretario leyó el indulto. Finalmente, los
bandoleros entregaron sus armas y cabalgaduras. Ninguna constancia documental ha quedado
de este hecho, salvo la propia manifestación de Caballero. No obstante, en un curioso libro en
el que se dedica una novena a la Virgen de la Fuensanta, se aportan datos sobre el particular.
Según su autor, el P. Feliciano Calvo, fue la ermita de la Fuensanta el lugar elegido para
celebrar el gozoso acto del indulto, en el que se hizo lectura del mismo Cecilio Antonio
Sánchez, escribano del cabildo estepeño.
5. Una nueva etapa se inicia para José María a finales de agosto o en los primeros días de
septiembre de 1.832. Este cambio radical supone una actitud distinta ante la vida. Así, José
María se coloca al frente de un selecto grupo de hombres, de los que se supone quedaron
excluidos los que renunciaron a seguir en ese estilo de vida y aquellos que su comandante
desestimó. En honor a la verdad, nada se sabe del funcionamiento de la Partida de a caballo de
Andalucía, que al parecer ese fue su correcto nombre, según se desprende de su testamento, y
no el pomposo Escuadrón Franco de Protección y Seguridad de Andalucía, invento de
Fernández y González. Tampoco se sabe el alcance de los contactos entre José María y el
capitán general de Granada en los concerniente al establecimiento y funcionamiento de la
Partida de a caballo de Andalucía, sobre todo porque D. Javier Abadía será sustituido por el
Marqués de las Amarillas y I Duque de Ahumada. Este militar poseía una talla intelectual y
moral fuera de lo común. Conocía Andalucía a la perfección, por sus muchos años de
residencia en Sevilla y por las propiedades que tenía su familia en las cercanías de Ronda y
Villamartín. Fue el autor de un primer proyecto de creación de un cuerpo específico de
seguridad, antecedente de la Guardía Cívil, que hubiera revolucionado los cimientos de un
sistema caduco, que se mostró incapaz de combatir la lacra del bandolerismo.
La muerte de José María se produjo en el cortijo del marqués de Casasavedra (según el texto
del comandante Travesi), o en la Casería de Mantilla , según el sargento Bartolo, o en el
cortijo de Buenavista, según la tradición oral. Evidentemente se trata del mismo sitio. El
Marqués de Casasavedra se llamaba Juan Mantilla, y era un rico propietario agrícola
antequerano que, aunque no figuraba entre los veinticinco mayores contribuyentes de la
ciudad, su capital sobrepasaba con creces las seiscientas fanegas de tierra. Buenavista era el
nombre con el que se conocía este cortijo entre las clases más populares, e incluso aparece así
denominado en varias ocasiones con motivo de los reconocimientos rutinarios que realizaban
las partidas en persecución de malhechores.
José M ª El Tempranillo murió en Alameda el 22 de septiembre de 1.833. Su cadáver fue
velado durante dos días y fue enterrado el 24 de septiembre. Se dio sepultura eclesiástica con
entierro llano y misa de cuerpo presente.
6. PAISAJE NATURAL Y HUMANIZADO
En Alameda hay paisajes naturales y humanizados.
Naturales, como “la Camorra” o “Camorrillo”.
Y humanizados, como los olivares.
7. FIESTAS
Una de las fiestas de mayor arraigo en Alameda es la de la Noche de la Candelaria, que se
celebra el 2 de febrero. De especial importancia es la celebración de la Semana Santa, que en
Alameda se inicia el Domingo de Ramos con la popular Pollinica. Las procesiones vuelven a
tomar las calles el Miércoles Santo y concluyen el Domingo de Resurrección.
En el mes de febrero, 40 días antes de Semana Santa, se lleva a cabo el Carnaval. El primer
día se efectúa el concurso de chirigotas, compuestas por diferentes grupos de jóvenes.
Dándole a la canción una composición y un tono humorístico y sarcástico. Dos días después
tiene lugar el pasacalle de chirigotas y el concurso de premios.
8. Los días 14 y 15 de mayo se celebra San Isidro, patrón del pueblo. La víspera se celebra un
concurso de calles engalanadas con motivos florales. La noche acaba con una animada
verbena popular. Al día siguiente tiene lugar la romería, a la que acuden numerosas carrozas
adornadas, una vez fallado el concurso, las carrozas son destruidas y se procede a preparar un
almuerzo en el campo.
Agosto es el mes en que se desarrolla la Feria, con las típicas casetas donde el cante, el baile y
la buena comida cumplen un papel destacado. La música y los ritmos más actuales se alternan
con la tradicional manifestación flamenca andaluza.