Recientemente, el movimiento ha dirigido sendas cartas a diversos actores políticos y funcionarios de gobierno e instituciones universitarias, en las que advierte sobre las nocivas consecuencias objetivamente previsibles en distintos rubros, que ocasionaría la autorización de la actividad minera, a escasos 12 kilómetros en línea recta del centro de la capital del estado. Destaco sintéticamente algunas
1. Doce ínfimas razones contra la megaminería
– 11 MAYO, 2013, MESOAMÉRICA, MÉXICO
Por Gilberto López y Rivas
Desde febrero de este año, en el estado de Morelos se ha
desarrollado un movimiento ciudadano y de los pueblos en
contra de la minería tóxica, con comités de lucha en las
comunidades de Alpuyeca, Miacatlán, El Rodeo, Mazatepec,
Cuentepec, Xochicalco, Coatetelco, La Toma y Cuernavaca, cuyo
objetivo es impedir que la empresa canadiense Esperanza
Silver establezca una mina a tajo abierto en el cerro del Jumil,
localizado en el municipio de Temixco y en las proximidades de la
zona arqueológica de Xochicalco, considerada patrimonio de la
humanidad por la Unesco.
Recientemente, el movimiento ha dirigido sendas cartas a diversos
actores políticos y funcionarios de gobierno e instituciones
universitarias, en las que advierte sobre las nocivas consecuencias
objetivamente previsibles en distintos rubros, que ocasionaría
la autorización de la actividad minera, a escasos 12 kilómetros
en línea recta del centro de la capital del estado. Destaco
sintéticamente algunas.
2. 1. La severa contaminación del manto freático resultante de los
procesos industriales asociados a la minería de metales preciosos con
uso de químicos altamente tóxicos.
2. El consumo desmesurado de agua y energía en una zona
donde las comunidades originarias y mestizas, rurales y urbanas
asentadas en la región, no tienen acceso suficiente a estos recursos,
ya de por sí limitados y en proceso de disminución.
3. El vertido al aire de polvos con particulado tóxico muy
diverso, inclusive con metales desconocidos por la propia compañía,
que se dispersará inevitablemente según las corrientes de los vientos
más allá de la zona específica donde se pretende establecer la mina.
4. La destrucción radical del hábitat con el daño a la
biodiversidad de la zona, intensificando un proceso de
deforestación en esa región. La selva baja caducifolia no se repone en
un par de años, como ha anunciado La Esperanza Silver públicamente
en la serie de mentiras que ha propalado.
5. El proceso de destrucción de suelo fértil que ha tenido hasta
ahora una vocación agrícola en su espacio de asentamiento. Este
proceso es definitivo.
6. La acumulación de material tóxico de desecho por los futuros
años, lo cual agrava el deterioro ambiental que generará,
perjudicando la calidad de vida de los habitantes y las condiciones
requeridas para la existencia de seres vivos a corto, mediano y largo
plazos.
7. Los tajos abiertos de la mina cambiarán el paisaje en forma
negativa, lo cual, aunado a las otras devastaciones, dañará el rubro
del turismo y a quienes dependen de esa actividad.
8. El perjuicio de manera directa e indirecta a la salud de las
poblaciones originarias y mestizas colindantes, en un radio que
abarca y rebasa a las comunidades ubicadas en las concesiones o
directamente colindantes. La manifestación de impacto ambiental no
contiene un apartado específico respecto a los daños a la salud, los
cuales, siendo previsibles, no han sido descartados por la empresa ni
por entidad sanitaria estatal o federal alguna.
3. 9. Las estrategias ya aplicadas por la compañía minera para ganarse
la adhesión de la comunidad de Tetlama y de otras
comunidades, han generado discordias y conflictos, antes
inexistentes, intra e intercomunitarios, mediando además en
ello, el soborno de autoridades locales para favorecer sus intereses.
Los operadores de la corporación están aplicando, como sucede en
otras regiones del país y de América Latina, procedimientos de
ingeniería de conflictos para confundir y confrontar a la población.
10. La Esperanza Silver ha generado ya y aplica una estrategia
deliberada de desinformación sistemática y de ocultamiento y
falseamiento de información sobre los efectos nocivos de la
minería a cielo abierto. Esta desinformación sistemática tiene una
contraparte y es la ausencia absoluta de información objetiva hacia
las comunidades por parte de las instancias gubernamentales tanto a
nivel federal como estatal y municipal. Se trata de un silencio
cómplice, funcional al interés foráneo, sea deliberado o sea producto
de la franca negligencia: ni las universidades en Morelos ni las
instancias sanitarias ni las ambientales ni las educativas ni las de
cultura ni las de desarrollo social han advertido a la
población respecto de los efectos nocivos objetivamente
previsibles de las explotaciones mineras de este tipo, aun
conociéndolos y estando al tanto de la iniciativa. La omisión que
comparten diversas dependencias oficiales, tanto estatales como
federales, es preocupante e indicativa de una grave irresponsabilidad
y de una pérdida de identidad institucional y nacional, del sentido de
patria, así como del desdeño hacia la población. Esta “omisión” opera
a favor de las iniciativas de megaminería tóxica.
11. La empresa, y quienes la apoyan abierta o solapadamente, han
producido un clima abierto de confrontación y
descalificación en contra de los ciudadanos y movimientos sociales
que se oponen a la iniciativa minera. No se han tomado medidas
legales o penales ante las violaciones en que ya ha incurrido la
empresa canadiense al respecto en nuestro país.
12. La poligonal asignada a la zona arqueológica de
Xochicalco está incluida expresamente en las concesiones otorgadas
a la empresa minera, lo que abre la posibilidad de que tanto el
subsuelo como la misma zona arqueológica sean intervenidas. La
explotación minera generará afectaciones en sí a estructuras y
4. vestigios prehispánicos que forman parte del sistema histórico de
Xochicalco y que existen en la zona misma de explotación requerida
por la minera. Siendo el área concesionada una extensión mayor de
15 mil hectáreas, el paisaje natural que le da sentido visual y
geográfico al asentamiento prehispánico va a desaparecer.
Así, ¿necesitamos más argumentos o más qué? No a la mina, sí a la
vida.