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Caravana por la Paz denuncia guerra contra las drogas en EEUU
1. USA: La Caravana por la Paz rompe el silencio en
Estados Unidos
Enviado por ewituri el Lun, 09/17/2012
(Por Laura Carlsen)
Desinformémonos, Nueva York, Estados Unidos. 17 de septiembre.-
El discurso de Martin Luther King toma actualidad nuevamente. Tanto
la guerra de Vietnam como la guerra contra las drogas son mortales,
poco convencionales para su época y se combatieron por motivos
distintos a los anunciados a los pueblos.
En su caminar por Estados Unidos, la Caravana por la Paz con Justicia
y Dignidad hermanó a las víctimas de la guerra contra las drogas a
ambos lados de la frontera, y denunció el carácter racista y
reaccionario de la estrategia, patrocinada por los Estados Unidos.
La Caravana llegó a Nueva York el 7 de septiembre a toda marcha. Al
inicio de la tarde, en la Iglesia de Riverside se encontraron cientos de
integrantes de la Caravana con simpatizantes neoyorquinos para
escuchar testimonios de la devastación de la guerra contra las drogas
de ambos lados de la frontera.
La colosal estructura neogótica, erigida por la familia Rockefeller,
tiene una larga historia en abrigar causas de justicia social. Es aquí
donde, el 4 de abril 1967, Martin Luther King pronunció, en uno de
sus últimos discursos antes de su asesinato, una deslumbrante
acusación contra la Guerra de Vietnam.
En el discurso, titulado “Un momento para romper el silencio”, King
enunció sus argumentos para oponerse a la Guerra de Vietnam. Sus
palabras se aplican asombrosamente a la guerra contra las drogas.
2. A pesar de los contextos históricos distintos y de las diferencias entre
las dos guerras, sus semejanzas y la veracidad de sus palabras
resisten no sólo al examen del tiempo, sino también al examen de las
conciencias. Ambas guerras fueron, y siguen siendo, mortales, poco
convencionales para su época y se combatieron por motivos distintos
a los anunciados a los pueblos.
El primero de los argumentos enunciados por King es que “la guerra
es el enemigo del pobre”. Observó con atención la manera en la que
los avances contra la pobreza fueron desmantelados para alimentar la
máquina guerrera. El sacrificio se presentaba descarnadamente:
Sabía que América nunca invertiría los fondos y energías necesarias
para la rehabilitación de sus pobres mientras aventuras como
Vietnam siguieran absorbiendo hombres, habilidades y dinero como
un tubo destructivo y demoniaco. Eso lo sabemos también hoy.
Con un presupuesto en crisis, los programas sociales han sido
desmantelados en una reducción histórica de los derechos sociales y
de la calidad de vida, mientras el presupuesto para defensa no
solamente se mantuvo, sino que aumentó. Con los conflictos en
Medio Oriente perdiendo atención, la guerra contra las drogas se
convirtió en la justificación del insaciable anhelo del militarismo.
En México, donde la crisis financiera, el libre comercio y la
indiferencia gubernamental crearon 12 millones de pobres más en
pocos años, la guerra contra las drogas consume una parte enorme
del presupuesto.
La economía de guerra tiene en ambos países potentes
patrocinadores, y la guerra contra las drogas tiene para ellos la
ventaja de que, además de dejar pobres a los pobres, elimina una
gran parte de ellos detrás de los barrotes o en fosas comunes.
«»Ése es, por supuesto, el segundo argumento de King: (La guerra)
mandaba sus hijos, hermanos y maridos a pelear y a morir en
proporciones sumamente altas en comparación con el resto de la
población.
Tomábamos a los jóvenes negros que habían sido incapacitados por
nuestra sociedad y les mandábamos a ocho mil millas para garantizar
en el sureste de Asia las libertades que ellos no conocieron en el
sureste de Georgia o al este de Harlem. La guerra contra las drogas
de nuestros días ni siquiera tiene que enviar a hombres y mujeres
jóvenes a millares de kilómetros.
Los sacrifica justo aquí en casa, por millones y con el mismo criterio
discriminatorio con el que mandó a los pobres y a los afroamericanos
3. a pelear y morir en Vietnam. La Caravana por la Paz marchó, en una
vigilia de luz de velas, a través del corazón del Harlem, una de las
zonas más pobres de Manhattan.
Un lugar del que cotidianamente los jóvenes son arrancados para
llenar las celdas y las arcas de un sistema de cárceles privadas,
donde las leyes contra las drogas hacen el trabajo sucio para
justificar una criminalización basada en la raza y la pobreza, que trata
a las víctimas como villanos.
Carol Eady, del colectivo “Mujeres en crecimiento contando su
historia” (WORTH, por sus siglas en inglés), una exprisionera por
cargos sobre drogas que las dejó para ser educadora y activista
comunitaria, explicó en la iglesia: Muchas mujeres en Nueva York, y
probablemente en todo el mundo, están encarceladas por cargos no
violentos relacionados con las drogas.
La mayoría de las veces comenzaron a consumir drogas debido a un
pasado de abuso, de abandono familiar, discriminación o ataques
sexuales. En vez de tratar estos acontecimientos en términos de un
problema de salud -cuando usamos drogas para aliviar nuestro dolor-
, nos encarcelan.
Más de 400 personas marcharon por Harlem gritando “Alto a la
guerra contra la drogas” y exigiendo justicia. La “cruel manipulación
de la pobreza” de la que habló King es el modus operandi de la
guerra contra las drogas, y las cárceles son los nuevos campos de
batalla donde se pierden vidas jóvenes.
«»El tercer argumento de King venía de su profundo compromiso con
la no violencia: Sabía que no podría levantar nuevamente mi voz
contra la violencia de los oprimidos en los guetos sin antes haber
4. hablado claramente al mayor generador de violencia en el mundo
hoy, mi propio gobierno.
De la misma manera, si no nos oponemos a la guerra contra las
drogas no podremos proclamar ser no violentos y levantarnos con
credibilidad contra las guerras o invasiones más convencionales. La
Iniciativa Mérida del gobierno de Estados Unidos promueve la
violencia y la militarización como solución contra el narcotráfico.
Podemos aprobar esto y abandonar todas nuestras pretensiones de
no violencia u oponernos, a pesar de su popularidad política, y ser
congruentes con nuestras creencias. Al permanecer callados cuando
Bush lanzó la Iniciativa Mérida en 2007, hemos permitido la
expansión del modelo militarizado de guerra contra las drogas.
Ahora, los políticos de ambos partidos han elevado los esfuerzos
antinarcóticos al nivel de asunto de seguridad nacional, como si el
polvo blanco que se usa para ponerse pudiera hacer estallar el
mundo, o como si el camello de la esquina fuera tan peligroso como
un terrorista. Es una mentira descarada.
Estamos apoyando un modelo prohibitivo en la que el pueblo
mexicano sufre la presencia de fuerzas de seguridad violentas y
corruptas y de cárteles, ambos financiados y armados, directamente
o no, por nuestro país. La violencia se convirtió en norma y la
indignación moral se embota por la repetición sin fin.
Otro argumento es la “vocación de fraternidad”, un llamado religioso
cuya demanda es hacer causa común y entender al dolor de los
demás. La Caravana por la Paz ha forjado durante el mes pasado
esos vínculos y ha buscado hacer causa común.
Las víctimas, con sus fotos de seres queridos asesinados o
desaparecidos y sus historias de dolor, han retado al pueblo
estadunidense a plantearse la devastación generada por el apoyo a la
guerra sin fin contra el narco.
Las historias en Riverside –45 años después del discurso de Martin
Luther King contra la guerra de Vietnam– rompieron otra vez el
silencio, no a propósito de una guerra en un continente lejano sino de
una guerra transfronteriza que ruge furiosamente en nuestras
comunidades, desde Harlem hasta Jalisco.
Mientras el gobierno estadounidense extiende la fallida guerra contra
el narco desde Colombia y México hasta Centroamérica, el Caribe y
África, las palabras de clausura de King son tan certeras hoy como en
ese entonces: Todavía tenemos una elección hoy: la coexistencia no
5. violenta o una co-aniquilación violenta. Debemos cambiar nuestra
pasada indecisión por acción.
Debemos encontrar nuevas maneras de hablar a favor de la paz en
Vietnam (o en la guerra contra las drogas) y por justicia en todo el
mundo desarrollado, este mundo cuyas fronteras son nuestras
puertas.
Este modelo de aniquilación nos lleva a más violencia. Tenemos
alternativas. Mientras centenares de manifestantes caminaban a
través de Nueva York con fotos de las víctimas, pidiendo -otra vez- el
fin de la guerra, nos acercaban a lo que King llamó “un salmo
creativo de paz”.
Y esta vez, el silencio se rompió en dos idiomas.
*Texto publicado originalmente en inglés, en el Programa de las
Américas.
http://desinformemonos.org/2012/09/romper-el-silencio-en-neva-york/•