Este documento narra la visita del presidente Santos a un encuentro nacional de pueblos indígenas en La María Piendamo. Describe la presencia de la policía y el ejército durante el evento, lo que causó molestia entre los asistentes indígenas. Aunque Santos pidió perdón a los indígenas en su discurso, no se comprometió a desmilitarizar territorios ni a cancelar títulos mineros, dejando a los pueblos indígenas insatisfechos.
Investigaciones en curso por maniobras con recetas falsas de insulina y tiras...
Visita de santos a la maría piendamo
1. Visita de Santos a la María Piendamo. Diario de un indio que
resiste
Miércoles 15 de Agosto “Encuentro nacional de los pueblos indígenas
por la defensa de la madre tierra 520 años de resistencia” La María
Piendamo
Tempranito por la mañana. Los rayos del sol atraviesan la tela de la
carpa, acarician nuestras caras y nos despiertan suavemente,
haciendo llegar a nuestros oídos la bulla del campamento, del vivir
comunitario, que si ayer nos despertaba, hoy nos mece y nos
tranquiliza. La comunidad se cuida y nos cuida a todos a cada rato: la
Guardia Indígena recorre La María - el Territorio de Convivencia,
Dialogo y Negociación, todo el día y toda la noche por turnos de 6
horas. Muchachos, muchachas, adultos y mayores comprometidos en
la Guardia aguantan el frió y el sueño toda la noche, de pie, al lado
de la fogata, reportan el estado de la situación cada tres minutos por
radio a los demás puntos de control, para estar constantemente
atentos a lo que puede ocurrir. De vez en cuando se eleva una voz en
la noche : “Guardia guardia”. “Fuerza fuerza” contestan los demás. El
relevo de la 6 de la mañana mandó la Guardia del turno nocturno a
descansar, “unas dos horas no más” dice un Guardia, y cuando nos
levantamos, ya están soñando en sus carpas, descanso bien
merecido.
Los encargados de la cocina también nos cuidan y, apenas
entreabrimos el camping, nos ofrecen el desayuno. Pero hoy, los
miembros del campamento de Corinto parecen desamparados: todos
están ahí dando vueltas cuando solían bajar temprano a bañarse o a
participar en la organización de los debates. Al bajar al río para
bañarnos nos enteramos de lo que está pasando: el ejército está
rodeando la María, lo que llevó la Guardia indígena a impedir el
2. tránsito de los participantes hacia el río, así como hacia el sitio de
concentración, el cual está ocupado por la policía, con el objetivo de
limpiar el lugar, en busca de explosivos.
Pero claro, es que hoy viene el presidente. Y el presidente nunca
viene solo: llega con sus helicópteros, sus soldados y su policía. Llega
con su guerra, como en Toribio el ultimo 11 de julio, que impide el
libre tránsito en los territorios pero dice que es orden, cerca la
libertad de los territorios indígenas.
Más allá, Santos y su ganado camuflado vienen negando el papel de
la Guardia indígena y la autonomía del movimiento indígena en
garantizar su propia seguridad y gestionar sus eventos. El desarrollo
de la jornada nos lo confirma.
A mediodía, mientras estamos sentados en el piso, comiendo la
deliciosa carne preparada en el campamento, por fin nos avisan que
se puede bajar. Alistamos las maletas y nos vamos bajando.
Llegando a la entrada nos quedamos pensativas. Las colas para
entrar son larguísimas. Después de esperar bajo un sol de plomo, la
gente tiene que pasar cuatro requisas : dos de la guardia indígena y
dos de la policía.
Los integrantes de la policía presentes son puras mujeres, cuyas
miradas bajo sus sombreros de vaqueros al estilo policial expresan
una mezcla de benevolencia superior y de desprecio frente a “los
indios”. Ahí está también la cantante de la orquesta de la policía
nacional que tocó en Popayán, quien, si hace unos días, decía amar la
cultura indígena, hoy cumple con su labor policial, rebuscando a los
hermanos mayores.
Nos preguntamos: ¿Que hace la policía al lado de los guardias
indígenas? ¿ Por qué al recibir al presidente tenemos que permitir la
presencia de sus fuerzas armadas ? Parece que a causa de recuperar
3. su' buena imagen' el gobierno trae policías a dar la cara bonita y
sonrisas falsas con la intención de ponerse por encima de todo el
gran trabajo que ha hecho la guardia y la comunidad.
Todo está muy bien planeado para que todo le sirva al señor
presidente y que los pueblos sean los que pierdan.
Ofendidos fue como nos sentimos, nosotros comunicadores
comunitarios, cuando tuvimos que esperar horas antes de entrar al
sitio de concentración mientras los serviles periodistas de Caracol TV
y de RCN entraban fácilmente.
Sépticas nos vimos, las 10 emisoras comunitarias de la red AMCIC,
cuando el canal del gobierno, Presidencia de la República, nos pido
transmitir por medio de nuestra red, pues parece que la antena
gigante que traían no les servía mucho, en comparación, nosotras,
con nuestros equipos remendados, estábamos en capacidad de
caminar la Verdad con poca plata pero mucho ánimo.
Violentados nos sentimos los pueblos indígenas cuando el Presidente
Santos, mientras cantábamos el himno de la Guardia, agarró un
Bastón de Mando y lo alzó. No lo podíamos creer. Un mayor, al ver el
símbolo de la Autonomía en las manos sucias del mandatario, se
montó en su moto y con el corazón partido, murmuró “yo mejor me
voy”.
Acusando golpes tras golpes, golpes simbólicos como físicos, nos
sentamos a escuchar lo que plantearon los representantes de los
pueblos indígenas para lograr la Autonomía, el gobierno propio y el
control territorial. Se habló de educación, de salud, de comunicación,
derechos humanos, territorios autónomos y ancestrales, la fórmula
concertada entre todos para lograr vivir con dignidad como pueblos
indígenas
Santos miraba al vacío, “Póngame cuidado Señor Presidente” exclamó
Aida Quilcue. La líder estaba hablando de la violación de los derechos
humanos, de los muertos que se suman cada día, de los cuerpos y
4. almas heridos. Y el Presidente trataba de mostrarse atento a la
intervención de la líder.
¿Se aburrió señor presidente ? Nosotros sí nos aburrimos cuando
usted relató de su supuesta experiencia con los indígenas, coqueteó
al Consejero Mayor hablando de su hijo recién nacido, manejó con
sofismo palabras bonitas para mantener entretenida a la audiencia.
En el discurso, el presidente puso unas frases que parecían
destinadas a salir como encabezados de los artículos de los medios
de comunicación oficiales. “Santos pidió perdón a los indígenas”,
“Sabemos que no son guerrilleros”.
Muy bien. Pero no se comprometió en desmilitarizar el Cerro Berlín,
en la anulación jurídica de la OPIC, en cancelar los títulos mineros en
los territorios indígenas, “tres cositas” solicitadas de manera urgente
por el CRIC. “El presidente no dijo nada, no se comprometió en nada,
y somos nosotros los que perdemos” se comentaba en la
muchedumbre. “No queremos una víctima más por el conflicto
armado” decía Aida mientras el presidente se dormía en su silla.
¿Pero a qué vino el presidente si unos días después, el 16 de agosto,
lanzaron una granada en una casa de una familia dejando muerto un
niño de 4 años, hiriendo una mujer embarazada, dos niños y una
abuelita en El Nilo – Huellas Caloto?
El presidente se fue para Bogotá, tranquilo. Lo que es seguro es que
él si se fue contento. De La María salieron las chivas llenas para los
resguardos. Tal vez los hombres y mujeres pensaban en estas Mesas
de Dialogo planeadas en los próximos dos meses... pero por ahora se
iban para sus territorios, desde donde defienden la Verdad y la Vida,
y seguirán resistiendo por el control territorial, digan lo que digan,
pase lo que pase.
Tejido de Comunicaciòn ACIN