1. ACERCA DEL ORIGEN DEL ESTADO Y LA FORMACIÓN ECONÓMICO-
SOCIAL EN EL ANTIGUO PERU
Por: Humberto Vargas Salgado.
Tratar temas relacionados con la historia del Antiguo Perú es algo que seguirá
haciéndose mientras tengamos memoria histórica. Más, todavía, en momentos en
que se habla de una nueva reforma educativa y cuando nos preocupa lo que ella
determine respecto a la enseñanza de la historia. Lo que posiblemente variará será
el enfoque o análisis de los temas controversiales que existen en nuestra historia.
En algunos casos se profundizará en tesis de alguna forma ya planteados,
rescatando los aportes que, en diversos momentos, dieron respetables maestros e
investigadores sociales. Este ensayo, probablemente, se inscribe dentro de esa
caracterización. Presentamos aquí un breve análisis sobre los orígenes del estado,
así como de la formación económico-social en el Antiguo Perú. En nuestra
opinión queda aún mucho por investigar al respecto, siendo de necesidad cotejar
los varios estudios que se han ido publicando en torno a tan importante tema, para
proponer luego un punto de vista propio. Es bueno consignar que los profesores
-tal es nuestro caso- tenemos una deuda de gratitud con nuestros alumnos, pues es
en las aulas donde se promueve y se desarrolla el debate que sirve para corregir y
enriquecer nuestro trabajo de investigación.
PRELIMINARES.
La historia del Perú puede ser subdividida en varias etapas. Una de las más
importantes y de debate permanente es aquella que tiene que ver con los pueblos
de la antigüedad, es decir, las fases preinca e incaica, siendo uno de sus temas más
controvertidos el relacionado con los orígenes del estado, su consolidación y
tipificación, existiendo, a no dudarlo, otros aspectos igualmente polémicos.
Para estudiar los orígenes del estado en el Antiguo Perú preciso es señalar algunas
de las características inherentes a esa conceptualización. Entre los rasgos
esenciales que precedieron a la constitución del estado pueden citarse la
conformación de las primeras ciudades o urbes, la aparición de la propiedad y el
surgimiento de las clases sociales. Esto nos parece que se da en el período que
varios especialistas llaman Horizonte Temprano o Formativo, hace
aproximadamente unos 3,500 años. Fernando Silva Santisteban (l994:295) habla
de estados prístinos con jerarquías teocráticas legitimando el poder en el neolítico
o Arcaico Superior, lo que reitera en un trabajo más reciente (1997).
DEL LÍTICO AL NEOLÍTICO: SOCIEDADES SIMPLES PRE-CLASISTAS
Es necesario señalar que antes del surgimiento del estado, los antiguos peruanos
se desarrollaron como sociedades de cazadores y recolectores, desde sus primeros
asentamientos en la región andina. Vivían en cuevas o cavernas y andaban en
bandas u hordas que, en ciertos casos, llegaban hasta unas dieciséis personas;
2. otras fueron poco numerosas, con seis a nueve individuos. Se dio en ese tiempo
cierta promiscuidad sexual. Eran agrupaciones seminómadas; ya que no
permanecían mucho tiempo en el mismo sitio. Se trasladaban de un lugar a otro
teniendo como morada campamentos temporales. Podría afirmarse que no
efectuaron una acción depredadora de la naturaleza, como algunos sostienen,
porque mantuvieron un cierto equilibrio ecológico hombre-naturaleza. Desde el
punto de vista religioso imperó el animatismo y totemismo, atribuyéndose poderes
sobrenaturales a objetos inanimados (cerros, piedras), a los fenómenos naturales,
plantas y animales. En esta fase recolectora y cazadora temprana, que dataría
desde los 15,000 años hasta los 12,000 años a.n.e., prima la evidencia
arqueológica de restos líticos. Muestra de esto hallamos en Pikimachay
(Ayacucho), Huargo (Huánuco), El Guitarrero (Ancash), Panaulauca (Junín), etc.
En cambio, en la fase lítica cazadora, recolectora y pescadora tardía, desde los
12,000 hasta los 6,000 años a.n.e., la evidencia es más antropofísica. Esto quiere
decir, que al lado de instrumentos líticos se han hallado, en ciertos casos, restos
humanos. Verbigracia, Lauricocha (Huánuco), Pampa de los Fósiles (Paijan), La
Cumbre Quirihuac (La Libertad), Telarmachay (Junín). La economía principal fue
la caza de guanacos, vicuñas, llamas, tarucas, venados, etc. De estos animales no
sólo utilizaron sus carnes como alimento sino sus pieles para el abrigo.
Completaron su dieta alimentaria cazando lobos marinos, peces y recolectando
conchas, mariscos, frutas, etc. Seguían organizados en bandas seminómadas y
moraban en cuevas. El hombre andino se dedicaba más a la caza y recolección
mientras que el hombre costeño efectuaba más la caza y pesca marina. La ideas
religiosas animatistas seguían, también, subsistiendo. Es probable, además, que
casi al finalizar el periodo Lítico haya sido más acentuado el proceso de
sedentarización gracias a la pesca y caza marina.
El Período Neolítico va desde los 6,000 hasta los 2,000 años a.n.e. Estuvo signado
por la aparición de la agricultura, ganadería y artesanías. Se iniciaron los cultivos
de papa y maíz; la domesticación de animales como la llama, alpaca, cuy, pato y
perro. Asimismo, surgió una textilería a base de fibras vegetales y de algodón.
También aparecerá la cerámica. Se produjo, en suma, una revolución agropecuario
artesanal. Desde el punto de vista religioso se comenzó a adorar a los muertos y a
la tierra. Los cadáveres aparecen enterrados de manera horizontal y/o flexionados.
De este periodo dataría el animismo la creencia en las ánimas o espíritus.
Las construcciones fueron de piedra y adobe. Existieron varios tipos de
habitaciones: ceremoniales, públicas, comunales y familiares. Siguieron vigentes
las pinturas rupestres, dentro de la concepción ritual religiosa de los antiguos
peruanos. Se considera que en este tiempo emergieron los primeros ayllus
andinos que eran agrupaciones de personas unidas por lazos de sangre o
parentesco, territorio y religión, así como por tener un conjunto de derechos y
obligaciones comunes. Todo parece indicar que durante este período el hombre
prosiguió efectuando faenas tales como la caza, pesca y recolecta. Pero la
sedentarización se generalizó. Las condiciones ecológicas y climáticas
3. contribuyeron al mayor auge de la producción agrícola. Políticamente comenzaron
a surgir los primeros líderes kurakales religiosos.
El Neolítico puede ser caracterizado como una etapa de tránsito entre la sociedad
sin clases a la sociedad de clases. Son muchas las evidencias arqueológicas de este
período, siendo sitios principales Chilca (Lima), Pacaicasa (Ayacucho), Huaca
Prieta (La Libertad), Las Aldas, Huaricoto, La Galgada (Ancash), Kotosh
(Huánuco) y Huacaloma (Cajamarca). Habría surgido por esa época cierta
especialización social interna a partir de esos líderes kurakales, administradores de
la religión y expresiones rituales. Fue conformándose un poder teocrático cultista
más que un poder asentado en lo económico. Las relaciones de participación y de
repartición de bienes habrían contribuido a la diferenciación y jerarquización
interna de la sociedad preclasista, en la transición de las sociedades simples a las
sociedades complejas. Es importante aclarar que la especialización en el Perú
Antiguo consistió en la unidad de la agricultura con la ganadería, no en su
separación como ocurrió en otras partes del mundo. Las otras especializaciones
fueron las artesanías y la pesca; lo que originó la necesidad del intercambio de
bienes. Excepcionalmente, habrían existido ayllus especializados en la agricultura
o ganadería. Como señaló, claramente, M. Godelier (1980:33), en las sociedades
primitivas y complejas existieron dos sectores de actividades económicas a los
que corresponde una división general de los bienes en dos categorías distintas y
jerarquizadas: bienes de subsistencia y bienes de prestigio. Los bienes de
subsistencia son aquellos derivados de la agricultura, ganadería, artesanías, pesca,
caza y recolección; los bienes de prestigio son aquellos como turquesas, coca, oro,
conchas, plata, etc. que, de una u otra manera, se derivaron también de las
anteriores actividades económicas.
EL FORMATIVO ESTATAL: PRIMERAS SOCIEDADES COMPLEJAS
Los orígenes del estado en el Antiguo Perú los encontramos en el período que
tradicionalmente se conoce como Formativo. Este largo período, desde
aproximadamente los 2,000 años a.n.e. hasta los 100 años d.n.e., abarcó tres
etapas: inferior, medio y superior. Los grandes centros urbanos cultistas que se
constituyeron fueron Sechín, Paracas, Pukara y Chavín. Con palabras de Emile
Durkheim podemos señalarlas como sociedades complejas, orgánicas; no
sociedades pequeñas, homogéneas y mecánicas.
En este período existió una mejor organización y planificación del trabajo
consistente en las construcciones de canales de irrigación, cultivos de productos y
crianza de ganado. Las artesanías como la cerámica, textilería, arquitectura y
orfebrería fueron actividades económicas inherentes a las ciudades. Surgieron
considerables talleres artesanales donde laboraban artesanos en condición de
esclavos. De igual forma, la actividad mercantil alcanzó una gran importancia,
como en el caso de Pukara y Chavín.
4. La especialización agrícola, pecuaria y artesanal, así como la producción
mercantil simple, originaron la aparición de las primeras formas de propiedad y
las clases sociales. Un sector social comenzó a apropiare de la tierra y de la
producción; creció así el plusproducto necesario para mantener a la burocracia
civil y religiosa, a los administradores y para el comercio. Comenzaron a primar, a
partir de entonces, relaciones sociales desigualitarias. Quienes laboraban eran los
campesinos, pastores y artesanos. La capa sacerdotal militarista se dedicaba a la
planificación y al usufructo de la producción. Políticamente, apareció el estado
que tuvo un contenido teocrático y militarista. Fue un gobierno ejercido por los
sacerdotes que se consideraron interme- diarios del designio divino. La capa
social militarista quedó encargada de proteger al sector sacerdotal. En el fondo,
los sacer- dotes eran técnicos especialistas; conocedores de la tecnología
hidráulica, agrícola y artesanal.
La ideología siguió manteniendo su esencia mítico-religiosa. Se atribuía un origen
divino a la naturaleza y a determinados personajes (los sacerdotes), especialistas
para los cuales tenían que trabajar los campesinos, artesanos y pastores. La
religiosidad se expresaba a través de la adoración de los felinos y de otros
animales, lo que demostraba la vigencia, aún, del totemismo. De igual manera, se
rendía culto a la Luna, las estrellas y la Tierra. Surgieron grandes templos o casas
divinas que concentraron a sacerdotes y militares, donde, a la vez, empezaron a
ser explotados los artesanos. En esta nueva fase, todavía siguieron subsistiendo las
relaciones de parentesco en el núcleo comunal social, así como las relaciones
religiosas y políticas a nivel ideológico, que se heredaron de la comunidad
primitiva.
Los kurakas-kamachics fueron los jefes que ejercieron control sobre sus
respectivas etnias y se articularon de diferente manera-según sus jerarquías-con el
poder central de los centros cultistas más poderosos, como sucedió, por ejemplo,
en Sechín y Chavín. De esta manera, se estableció una forma de trabajo comunal
ayllar hacia abajo y una propiedad colectivizada estatal hacia arriba. Se
configuraron nuevos ayllus andinos, los que tuvieron una mayor consolidación
económica y agruparon a muchas familias semejando una comunidad de
vecindad o territorial , donde comenzó a primar la propiedad estatal de un
determinado sector social sobre la propiedad comunitaria. En la comunidad de
vecindad no sólo se dan los lazos de consanguineidad sino la vecindad o unidad
territorial.
El ayllu fue la célula económica y social fundamental en tanto servía para que los
miembros de la clase dominante se apropiaron colectivamente, por intermedio del
estado, de los medios de producción como la tierra , el ganado, los talleres
artesanales y de los hombres. Al interior de los dominados, el ayllu sirvió para que
trabajaran grupalmente en la agricultura, ganadería, pastoreo y artesanías.
El modo de producción que comenzó a predominar a partir, específicamente, del
Formativo Medio y Superior fue el esclavista; cuyas características fueron la
5. apropiación colectiva por parte de una determinada clase social de los medios de
producción; es decir, la propiedad clasista de la tierra, ganado, talleres artesanales
y de los hombres. La propiedad individual, respecto a los medios productivos, no
alcanzó un mayor desarrollo ni mucho menos preponderancia en el seno de la
formación económica y social del Antiguo Perú. El estado cumplió un papel
importante dentro de esa forma de propiedad esclavista. A partir de entonces, la
contradicción principal se dio entre esclavistas y esclavos. El aspecto principal de
la contradicción fue el control de los medios de producción como la tierra y
rebaños fundamentalmente. Esta forma de apropiación estatal de los medios de
producción por parte de una determinada clase social, se debió al carácter agrario-
aldeano que predominó en la economía de los pueblos andinos, diferente al
urbano- mercader que se dio en el esclavismo clásico romano y ateniense.
CONSOLIDACIÓN DEL ESTADO
Durante los períodos de los Primeros Desarrollos Regionales, Imperial Temprano
Wari y Segunda diversificación Regional, que cronológicamente pueden ubicarse
desde casi los inicios de nuestra era hasta la primera mitad del siglo XV, el estado
se consolidó definitivamente en el territorio andino. Las guerras estuvieron
plenamente justificadas; porque las luchas entre los diversos grupos o centros de
poder fueron constantes, en sucesivas disputas por ejercer la hegemonía en sus
respectivas zonas, con el objetivo de imponer y recabar tributación, y capturar
prisioneros de guerra (esclavos) útiles tanto para usufructuar su trabajo como para
utilizarlos en calidad de ofrendas a los dioses, lo que se aprecia con nitidez en
Moche y Sipán.
Hubo guerreros cazadores de cabezas humanas y actos de antropofagia entre los
Nazcas y Recuay. Pero, considerando lo que al respecto sostiene Lévi-Strauss
(1984: 134), creemos que el canibalismo y el acopio de cabezas humanas tuvieron
una connotación simbólica, lo que se advierte viendo figuras de atuendo ritual-
religioso. A nuestro juicio, no se trató de una práctica permanente; no fue una
constante sino una excepción. En todo caso, fue un privilegio ejercido por ciertos
grupos locales, linajes, castas, clases o individuos. No se dio aquí la antropofagia
gustativa ni de supervivencia que practicaron algunos pueblos de África o el
Ártico. Revísese para una comparación válida la práctica que hasta tiempo
reciente se dio entre los Cashibos de nuestra Amazonía.
El estado adquirió un carácter militarista-teocrático en el que se combinaron la
estrategia y táctica guerreras con el culto a las respectivas divinidades. Una
muestra de los que acabamos de afirmar se pudo apreciar en las sociedades
complejas Mochica, Nazca, Recuay, Wari, Chimú entre otras. Desde el punto de
vista económico se dio un mayor desarrollo. Los grandes conductores de ese
progreso fueron los especialistas y los trabajadores del campo y de la ciudad.
Como indican algunos tratadistas, se aprovechó al máximo los recursos de cada
región y de cada valle. Algunos estados se desarrollaron más que otros y, en
mucho casos, los más fuertes sometieron a los más débiles o menos desarrollados.
6. En otras palabras, hubo un mayor auge de las actividades agrícolas, pecuarias y
artesanales así como un notorio crecimiento urbano. Probablemente, a partir de
los Primeros Desarrollos Regionales se debió acentuar la especialización en el
trabajo de artesanías; es decir, debieron surgir artesanos especializados en
cerámica, metalurgia-orfebrería, textilería y arquitectura. La tecnología hidráulica
ganó tierras agrícolas al desierto irrigándolas, fertilizandolas, sembrándolas y
cosechándolas. Es posible que entonces los kurakas-kamachics administradores,
los artesanos y comerciantes fueron tan importantes como los sacerdotes y sus
dioses. Algunas sociedades destacaron por su articulación mercantil-comercial
como Tiwanaku, Nazca, Mochica, Lima, Vicús, Chancay, Wari, Aymara, etc. Y
tal vez las sociedades donde el sector urbano-mercader tuvo mayor presencia,
fueron Tiwanaku, Lima y Wari. Sipán vendría a reforzar el punto de vista de una
temprana organización estatal. Es más, hasta parece que hubiese sido una sociedad
compleja autónoma, inherente a la tradición Zaña-Changoyape y, posteriormente,
a Lambayeque. Sostenemos esto por las características económicas, sociales,
políticas y religiosas relativamente singulares que se dieron en la sociedad
sipanense. Pero los estudiosos la sindican como parte conformante de Mochica.
Nosotros creemos que pudo tratarse de una nueva cultura y que, como tal, tendría
que incorporársela como tal al mapa arqueológico del Antiguo Perú, en el Período
de los Desarrollados Regionales Tempranos; cultura que, tardíamente, habría sido
sometida por los Mochicas.
Dentro de este contexto las relaciones sociales de producción fueron des-
igualitarias y clasistas; porque los trabajadores del campo (campesinos y pastores)
y los trabajadores de las ciudades (artesanos) eran explotados y considerados
como esclavos. La producción de bienes materiales fuee controlada y
administrada por la burocracia civil, el estado y los mercaderes. El modo de
producción que comenzó a cimentarse y a consolidarse con mayor fuerza fue el
esclavista. Pero al interior de la formación esclavista persistieron rezagos de la
economía colectivista, sobre todo por la subsistencia del ayllu. La presencia de esa
reciprocidad simétrica (igualitaria) y asimétrica (desigualitaria) así como la
propiedad estatal de los medios de producción nos lleva a tipificar esa economía
como esclavista estatal. Es la clase dominante la que, en su conjunto, ejerce la
propiedad sobre los medios de producción a través del estado. La propiedad
individualizada de algunos señores estuvo supeditada a la estatal y fue muy
débil. Lo que caracteriza al esclavismo en esta fase es que sigue teniendo una base
económica agrícola y pecuaria por sobre la economía urbano-mercader. En efecto,
las sociedades agrarias, prin- cipalmente, consolidaron una propiedad estatal sobre
los medios de producción y subsistieron hacia abajo instituciones como el clan y
el parentesco. Diferentes a ellas fueron las sociedades con una economía
básicamente urbano-mercantil, como las del esclavismo clásico greco-romano,
que consolidaron la propiedad individualizada esclavista de los medios de
producción y desintegraron de manera más rápida la organización de clanes o
gentilicia y el parentesco. En otros términos, se mantuvo o se desintegró la
organización comunal de acuerdo al predominio de alguna de las economías
señaladas.
7. MODO DE PRODUCCIÓN ASIÁTICO E IMPERIO INKAIKO
El modo de producción asiático según Bartra ( 1974:16) es un sistema en el cual
aparece un poder estatal muy fuerte. Política y económicamente se basa en la
explotación generalizada de las comunidades aldeanas comprendidas en un
territorio dominado por el estado; explotación que se realiza por la extracción de
excedentes de la producción aldeana por medio del tributo en especie o en trabajo,
muy raras veces en moneda. No hay propiedad privada, pero si usufructo
individual de la tierra, y las comunidades son autosuficientes.
Fue especialmente a partir de la década de 1960 que se reaperturó a nivel mundial
la discusión teórica del modo de producción asiático. Esta polémica se puso a la
orden del día tras la publicación de un inédito trabajo de Marx titulado
Formaciones Económicas Precapitalistas (1967). Mucho debió sorprender a
Marx la realidad concreta de este tipo de sociedades, un tanto diferentes a las
clásicas europeas. El por qué dichas sociedades, por ejemplo, no llegaron al
capitalismo, como aconteció en Europa, debió ser, con seguridad, una de sus
interrogantes fundamentales. El hecho de constatar que el esclavismo tradicional
europeo divergía en cierta forma del existente en Asia o en el Medio Oriente, e
inclusive del de América, debió ser otra de las cuestiones que no encontraron una
rápida y contundente respuesta en Marx. En fin, muchas interrogantes debió
haberse planteado en su inquietante preocupación por explicar, científica- mente,
la evolución de la sociedad en las diferentes regiones del mundo.
No estará demás recordar que la corriente de interpretación histórica basada en los
modos de producción había tenido ya un importante desarrollo en el tiempo
precedente. Pero en los sesenta se cuestionó el esquema de evolución lineal de la
sociedad, catalogándosele de eurocentrista y ajeno en los más de los casos a las
sociedades de América, Asia o África. Se recusó el modelo unilineal de la
Historia, al que se consideró inaplicable para algunas sociedades, y se le tildó de
esquema verticalista , rígido y dogmático. En contraposición al desarrollo
unilinealista nació la tesis del desarrollo multilineal del progreso de la humanidad.
De acuerdo a esta posición, no todos los pueblos de la Historia Universal pasaron
por el clásico modo de producción esclavista. Se sostuvo que muchas sociedades,
entre ellas la Egipcia, Hindú, China, Inkaika y Azteca, habían tenido un modo de
producción que no fue, precisamente, el esclavista. Y entonces empezó a decirse
que esas civilizaciones habían transitado por el modo de producción asiático, que
Marx mencionara en la obra antedicha.
Pero sucede que Marx, en dicho manuscrito, no sólo había citado la forma
asiática, sino también la germánica y la antigua. Es más, fue Marx quien planteó
en sus trabajos el desarrollo unilineal de la Historia, específicamente en
Ideología Alemana, donde sostuvo que las fases del desarrollo histórico que se
sucedieron consecutivamente fueron: la tribal, la antigüa, la feudal y la burguesa.
Marx, asimismo, en una carta a Vera Zasulich ( 8 de marzo de 1881) planteó la
existencia de tres formaciones económicas en el proceso evolutivo de los pueblos:
8. la formación primitiva o arcaica, basada en la comunidad primitiva; la formación
secundaria, fundamentada en la esclavitud y la servidumbre; y la formación
capitalista, asentada en el trabajo asalariado.
Por tanto, al hablar Marx del modo de producción asiático no estaba negando al
modo de producción esclavista. Lo que quiso -a nuestro entender- fue hacer notar
que en las sociedades asiáticas de la antigüedad había existido una forma de
esclavismo un tanto diferente al clásico esclavismo greco- romano. En efecto,
refiriéndose al mundo asiático escribió : En su sociedad existe la esclavitud y el
sistema de castas (Carta de Marx A Engels del 14 de junio de 1853); no
debemos olvidar que esas pequeñas comunidades estaban contaminadas por las
diferencias de casta y por la esclavitud (La Dominación Británica de la
India); descansa en un régimen directo de despotismo y servidumbre, que es
casi siempre un régimen de esclavitud (El Capital, t. I); etc. Esto es lo que Marx
definió como esclavitud generalizada; es decir, el modo de producción en el
que predominó la propiedad colectiva por parte del estado sobre la propiedad
individual, tanto de la tierra como de los hombres y la producción. Esta
característica fue muy propia y genuina de sociedades como las asiáticas,
americanas y hasta de Esparta en determinado momento histórico concreto. En
cambio, en el esclavismo clásico ateniense-romano predominó la propiedad
individual sobre la propiedad comunal-estatal.En China, una sociedad asiática, a
partir de la dinastía Han comenzó a desarrollarse y a predominar la propiedad
individualizada sobre los medios de producción. Ese esclavismo clásico es el tipo
de esclavismo que la ortodoxia marxista quiere apreciar en todo el orbe.
Es como si ahora nosotros quisiéramos ver un único tipo de capitalismo en todo el
mundo. El capitalismo alemán es diferente al capitalismo mexicano o
norteamericano, etc. Algo similar debió suceder con el esclavismo en la
antigüedad. Esas diferencias en ambos casos no son contrarias; son matices que
explican de por sí las particularidades de cada realidad. El modo de producción
asiático no es, como afirman Suret-Canale, Bartra, Godelier y otros, un tránsito
entre la sociedad sin clases diferenciadas y la sociedad de clases antagónicas. Es
una forma de esclavismo; porque Marx constantemente hablaba de modos de
producción asiáticos o formas asiáticas, así como de despotismo oriental o
sociedad asiática. Sin embargo, la hipótesis transicional no deja de ser sugestiva.
Pero en conclusión, las formas asiática, germánica y antigua fueron sólo eso,
formas de propiedad esclavista: Marx no las colocó a la altura de modos de
producción.
La noción o categorización del modo de producción asiático ha tenido tres
objetivos. Primero, el contenido que Marx le dio en sus apuntes y trabajos donde
hizo mención a ello para -como hemos dicho- tipificar una determinada forma de
esclavismo diferente de la clásica. Esto fue desarrollado por estudiosos como
Kovalev (1934), Struve (1940), la Conferencia de Historiadores Soviéticos de la
Antigüedad (l953), Kajdan y Nikolski (1966), Schtajerman y Sharevskaia; y en el
Perú por Emilio Choy (1979), Luis. G. Lumbreras (1974 y 1977) y Julio César
9. Valdivia (1988), entre otros. Un segundo enfoque ha servido para que ciertos
investigadores de tendencia trotskista como Ernest Mandel y otros cuestionen y
critiquen, desde el manejo del modo de producción asiático, la supuesta
ortodoxia y esquematismo del marxismo soviético, no faltándoles, en última
instancia, alguna razón. Es de rigor, sin embargo, rescatar la importancia de los
trabajos de Godelier (1986), Chesnaux (1969), y Bartra (1974-1975) que
constituyen serios aportes en busca de una mejor explicación de las sociedades
complejas del pasado. Es más, tienen muy en cuenta las opiniones discrepantes
que existen sobre el modo de producción asiático. La honestidad de las tales
investigadores está fuera de toda duda y merece ser subrayada. Y hasta podríamos
decir que ellos han enriquecido la visión unilineal de la sociedad, al plantear la
siguiente sucesión de modos de producción: Comunidad primitiva, asiático,
antiguo, esclavismo, germánico, feudalismo, capitalismo y socialismo.Pero un
tercer enfoque ha servido para atacar furibundamente al comunismo, como se
puede apreciar en el multilinealista Karl Wittfogel, quien en su libro Despotismo
Oriental (1966) limitó la evolución a dos caminos: Oriente y Occidente, uno
despótico y dañino, el otro benigno y democrático. Para él la URSS y China
Popular eran las expresiones más acabadas del despotismo oriental. Su posición
ha sido continuada por su discípulo Angel Palerm (1986). Lo acontecido
recientemente en el campo socialista corroboraría muchas de las criticas e
hipótesis wittfogelianas.
En la formación económica y social inkaika predominó el modo de producción
esclavista al que se articularon formas de trabajo colectivista, especialmente
aquellas actividades comunales realizadas en el campo.
Este esclavismo, parafraseando a E. Choy (1979:141) fue patriarcal e imperial,
porque a través del estado se ejerció la propiedad sobre la tierra y la fuerza de
trabajo, principalmente. Este tipo de propiedad favoreció a una clase social
integrada por el Inca, el sacerdocio, los aristócratas orejones, los kurakas
kamachics, los suyuyuc apu, etc. No fue el modelo de esclavismo clásico donde el
esclavista era dueño, individualmente, de cientos y miles de esclavos, de extensas
tierras y de otras riquezas.
En la sociedad inkaika, sin embargo, hubo cierta posesión de esclavos por parte de
algunos señores o familias ricas; pero ello no fue lo preponderante en el seno de
dicha sociedad. En la fase final y de crisis del imperio del Tawantinsuyu
comenzaron a surgir ciertas formas de apropiación individual sobre grandes
propiedades territoriales que incluían ganado y mano de obra, no en condición
servil, sino en calidad de esclavos. Esto se pudo constatar en las panakas o ayllus
reales, en las propiedades de algunos nobles u orejones; en las posesiones de
algunos generales del ejército imperial. Pisac, Lucre, Yucay, Ollantaytambo,
Huaraz, etc. pertenecían a algunas aristocráticas familias priviligiadas.
Rostworowski (1988:244) sostiene que Wiracocha era propietario de Caquia y
Jaquijahuana; Pachacútec de Ollantaytambo y Pisac; Tupac Yupanqui de
Chinchero, Guaillabamba y Urcos; Huayna Cápac de Yucay y Quispiguanca;
10. Huascar de Calca y Muyna. Acaso era ésto la fase germinal de apropiación
individual esclavista, o los inicios de un feudalismo como sostienen Alfred
Metraux y Luis Guillermo Lumbreras. Nosotros somos partidarios de la aparición
de la propiedad esclavista individualizada sobre los medios de producción.
El esclavismo del Antiguo Perú, a nuestro modesto entender, tuvo hasta tres fases:
1) Esclavismo Patriarcal o Doméstico, cuando el esclavo trabajaba al lado de su
esclavizador o amo, como parece sucedió desde el período que los arqueólogos
denominan Arcaico o Neolítico (superior) y Formativo Estatal (inferior). 2)
Esclavismo Generalizado o Imperial, caracterizado por la propiedad estatal de los
medios de producción como la tierra, talleres artesanales, producción
agropecuaria, control de aguas y trabajadores; fase ésta que se habría extendido
desde finales del Formativo (medio) hasta el Tawantinsuyo. Y 3) Esclavismo
Individualizado Clásico, tipificado así porque en los últimos años del dominio
imperial de los orejones comenzó a desarrollarse débilmente la propiedad privada
de los medios de producción por parte de los esclavistas, proceso que fue
interrumpido por la invasión española.
Las fases segunda y tercera tuvieron un marcado contenido expansivo y
colonialista, como se puede apreciar en ciertas culturas como Chavín, Mochica,
Nazca, Tiwanaku, Wari, Chimú e Inka. En todas las fases subsistió la
organización ayllar hacia arriba, para apropiarse estatalmente de los medios de
producción y hacia abajo, para la dominación y explotación de la fuerza de
trabajo. Subsistiendo dicha organización se implementaron la mita (estado-
kurakas-runas), la minka (a favor de los kurakas-kamachics) y ayni (entre los
runas). El ayllu fue un eficiente mecanismo económico de control y explotación
social.
El esclavismo en el Tawantinsuyu tuvo, también, hasta tres fases: 1) la Patriarcal
Doméstica o Mítico Leyendesca, apreciada en los orígenes cusqueños, donde los
fundadores del estado cusqueño laboran al lado de los agricultores, pastores y
artesanos enseñándoles las mejores técnicas de cultivo, crianza de ganado y
tecnologías artesanales, respectivamente; 2) la fase Local o Regional que se dio
hasta los tiempos del gobernante Wiracocha, donde predominó la propiedad
estatal sobre los medios de producción; y 3) la Fase Imperial, que marcó el inicio
del expansionismo inkaiko a partir de Pachacútec hasta la crisis, reflejada en la
lucha fratricida entre Huáscar y Atahuallpa. En ese período, asimismo, siguió
predominando la propiedad estatal de los medios de producción. Algo similar
debió acontecer en varias culturas antecesoras del Tawantinsuyu, mereciendo todo
esto un mayor estudio, análisis y discusión.
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