1. DIOS ES EL CREADOR
Los capítulos 1 y 2 de Génesis nos enseñan que Dios es el creador de todo lo existente. La
creación, aunque diferente del Creador, refleja su carácter, del mismo modo que una obra de arte
refleja el carácter del artista que la llevó a cabo.
En Génesis 1:31 se nos menciona que tras acabar la creación, el propio Dios declaró que todo lo
creado era bueno en gran manera . Es importante esta afirmación, ya que al ser declarada buena
por Dios, la creación tiene un valor intrínseco, es valiosa en sí misma, no lo es por el hecho de que
contribuya al sostén del género humano, no lo es sólo porque nosotros podamos sacar provecho
de ella.
El propio Dios ha declarado ser propietario absoluto de toda la creación. Esta es una verdad que
una y otra vez repiten los salmos (Salmos 24:1; 89:8-14;). Además, el Señor continua proveyendo y
sosteniendo todo lo creado. El salmo 104 es un magistral ejemplo en este sentido. En respuesta a
ello, el salmista indica, que toda la creación reconoce y alaba al Señor (Salmo 148).
LA RESPONSABILIDAD DE CUIDAR DE LA CREACIÓN
En Génesis 1:26-28 leemos que el ser humano recibió de parte de Dios el mandamiento y
responsabilidad de hacerse cargo del cuidado de su creación. El texto bíblico dice "ejerza
dominio". Ahora bien, la palabra dominio nos plantea un serio problema ya que, depende de cómo
se interprete, interaccionamos de una manera u otra con la creación de Dios.
Hay dos grandes interpretaciones al respecto: el dominio entendido como explotación y el
dominio entendido como responsabilidad.
La primer opción considera que todo lo creado está allí para satisfacer al ser humano, el medio
ambiente es un recurso, el valor de las cosas reside en su utilidad.
2. La segunda, por el contrario, mira a la misión que recibió el ser humano de custodiar la creación, el
medio ambiente es una responsabilidad, las cosas tiene valor intrínsecamente.
La perspectiva que adoptemos determinará cómo nos relacionaremos con la creación y que uso
hagamos de ella. Por eso, es tan importante especificar el significado de dominio. Génesis 2:15
puede ayudarnos en este sentido.
Las expectativas de Dios son que el hombre cultivara y cuidara del jardín. Es importante que
notemos que nunca se le dio propiedad sobre la creación, sino responsabilidad de cuidado de la
misma. La palabra cuidar/guardar que aparece en Génesis es la misma que aparece en la
bendición sacerdotal de Números 6:24-27. En ambos casos aparece la palabra “shamar” que
significa cuidar de una manera gentil, amorosa, preservadora.
De hecho podemos ver que las leyes levíticas protegían tanto a los animales como a la tierra.
Deuteronomio 5:12-15 nos indica que los animales descansarían en el día del reposo del mismo
modo que los seres humanos. Levítico 25:1-7 nos habla de la necesidad de que la tierra pueda
reposar a fin de poder renovarse.
LA CREACIÓN FUE AFECTADA POR EL PECADO
El pecado produjo cuatro grandes rupturas en el ser humano: una ruptura en la relación con Dios,
una gran ruptura interna, una fractura en la relación con las otras personas y, finalmente, una
ruptura con la creación.
En Génesis 3:17-19 leemos que la tierra fue declarada maldita por causa del ser humano. Desde
entonces la naturaleza, hasta entonces benéfica, se vuelve hostil y el ser humano pasa de cuidador
a depredador de lo creado por Dios. En Génesis 1:29-30 todas las plantas son dadas a la
humanidad para su consumo. Sin embargo, en 9:1-5 vemos que también los animales son dados
para alimentar a la humanidad. Además, recuerda que animales tuvieron que ser sacrificados para
que la desnudez del ser humano pudiera ser cubierta. Su pecado exigió el derramamiento de
sangre inocente.
3. Desde entonces, como indicaba anteriormente, la naturaleza se ha vuelto hostil al ser humano,
hasta tal punto que en Génesis 7 vemos como Dios la usa para destruir a la humanidad pecadora.
Pablo, escribiendo a los romanos, indica que toda la creación espera el momento escatológico de
su liberación. Nos dice el apóstol que la creación sufre, no por culpa suya, sino a causa del pecado
del ser humano. Es importante notar que cuando los profetas hablan del día del Señor y la
renovación de todas las cosas incluyen a la creación toda.
EL PLAN REDENTOR DE DIOS TAMBIÉN INCLUYE LA CREACIÓN
1 Juan 3:8 nos dice que el Hijo de Dios se manifestó con este propósito: destruir las obras del
diablo. Esas obras son las cuatro rupturas producidas por el pecado, incluyendo la ruptura con la
creación.
Juan 3:16 es, sin duda, uno de los versículos más conocidos de la Biblia. También uno de los más
incomprendidos. El original griego, literalmente, indica que Dios amó tanto al cosmos que dio a su
Hijo. Nosotros hemos traducido cosmos, como mundo, cuando el sentido original es creación. Juan
3:16 se lee de una manera muy diferente cuando cambias mundo por creación. Dios envió a su
Hijo como muestra de su amor por su creación.
Cuando Dios decidió hacerse humano, como tú y como yo, estaba abrazando y dignificando su
creación. La tomó sobre sí mismo al hacerse como uno de nosotros. Filipenses 2 y Juan 1:1-8 nos
hablan de la encarnación, el proceso por medio del cual el Creador abraza la creación.
COLABORAR CON EL PLAN REDENTOR DE DIOS: SER BUENOS MAYORDOMOS DE SU CREACIÓN
Debemos de recobrar nuestra identidad como cuidadores y protectores de la creación de Dios.
Somos mayordomos y seremos llamados a rendir cuentas de cómo la hemos usado y cuidado.
4. La tierra está en peligro debido a la deforestación, al uso indiscriminado y no sostenible de los
recursos naturales, a la polución y contaminación sin control. Todo ello nos debe mover a tener
cuidado de la creación porque ponemos en peligro la supervivencia de la humanidad. Sin embargo,
aunque no fuera así, aunque todos los peligros enunciados no existieran, igualmente deberíamos
tener cuidado del medio ambiente, porque es el primer mandamiento que el ser humano recibió y
porque forma parte del proceso redentor puesto en marcha por Jesús.
Otros nos han guiado por este camino que nosotros, creyentes, hemos ignorado e incluso
criticado. Debemos continuarlo y encabezar el movimiento por el cuidado del planeta. La iglesia
debe estar en la vanguardia de la ecología y la preservación de la naturaleza.
Esto tiene implicaciones muy prácticas para todos nosotros. Tenemos que ser críticos con la forma
en que vivimos, la energía que consumimos, el agua que usamos –mil millones de habitantes de
este planeta no tienen acceso a agua potable-, la forma en que nos alimentamos y qué hacemos
con los alimentos. Hemos de reciclar, preservar y nunca gastar los recursos más de lo necesario.
Además, tenemos que apoyar las campañas que tengan como finalidad preservar y mantener la
creación de nuestro Padre, porque llegará un día en que, como dice la Escritura, se nos pedirá
cuenta de ello.