Juan el Bautista predicaba en el desierto, llamando a la gente a bautizarse y confesar sus pecados. Anunciaba la llegada de uno más poderoso que él, que bautizaría con el Espíritu Santo. Su mensaje preparaba el camino para la salvación definitiva que traería Jesús, el Mesías esperado.

2. Yo envío a mi mensajero Sin embargo se esperaba también que mediante un Profeta definitivo la revelación divina llegaría a su plenitud: El don de la profecía se presentaba, desde entonces, cada vez más como un fenómeno que sólo reaparecería al final de los tiempos, y lo haría de una manera muy visible: «Sucederá después de esto que yo derramaré mi Espíritu en toda carne. Vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán, vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. Hasta en los siervos y las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días» (Joel 3,1-2). Moisés fue el mediador en la revelación de la Ley de Dios. Según los samaritanos: «Cuando venga , nos lo explicará todo» (Jn 4,25). «YHWH tu Dios, te suscitará de entre tus hermanos un profeta como yo» (Dt 18,15). MOISÉS «Yo envío al profeta Elías antes que llegue el día de YHWH, grande y terrible» (Mal 3,23). ELÍAS «Ciertamente, Elías ha de venir a restaurarlo todo» (Mt 17,11). Elías fue el gran predicador de la conversión, del retorno a esa Alianza. DOMINGO II – Tiempo de Adviento Preparen el Camino