1. 2. Orfeo seduce a los compositores
Podemos afirmar sin temor a equivocarnos que el nacimiento de la ópera surge a partir
del espíritu de Orfeo. Es tal el poder de seducción de este personaje de la mitología que
conquista también a los compositores y pronto se hace dueño de la escena operística:
Orfeo se encuentra presente en el nacimiento de la ópera, cuando el género dramático,
aún por desarrollar, es un hermoso canto con acompañamiento instrumental que pronto
se transformará, gracias a la fuerza del mito y al talento de Monteverdi, en una nueva
forma de arte que será el principio de una tradición de enorme impacto en la literatura
musical.
Orfeo también es el personaje central en la reforma de la ópera a la que, tras los excesos
vocales del Barroco, Gluck dota de transparencia y naturalidad convirtiéndola en un
espectáculo más cercano al público. A lo largo de los siglos y hasta el día de hoy, Orfeo
logra mantenerse vivo a pesar del tiempo y de la evolución de los estilos. De hecho, otras
artes han hecho suyo este mito, como la danza, la escultura, la pintura o la literatura.
Este protagonismo tan definitivo no sólo se debe a que es el primer músico-cantante de
nuestra historia, el músico que hechiza al público con su canto y cuya existencia podría
justificar por sí misma la existencia de la ópera, sino que Orfeo es un personaje de
múltiples connotaciones y que presenta tres importantes dimensiones: la humana, la de
héroe y la del mito. Como hombre nos muestra su lado más humano: el hombre
enamorado y el hombre que sucumbe por su propia debilidad; nos introduce en la
aventura como héroe, pues debe enfrentarse a fuerzas superiores e incluso transgredir las
leyes de la naturaleza para rescatar a su amada esposa.
Como mito, es una fuente inagotable de inspiración para el artista. Instalado ya en el
inconsciente colectivo, Orfeo sobrevive popularmente como la referencia más directa al
talento musical y poético, a la conexión entre lo divino y lo humano o a la lealtad en el
amor. Presenta la música como un lenguaje universal que conmueve a todos porque
informa más sobre las emociones que acerca de los hechos.
Así mismo, muestra también el poder de la música como arte de seducción,
encantamiento o de convencimiento para obtener privilegios. Gracias a Orfeo, la
música transforma el curso normal de los acontecimientos y simboliza el sentimiento
humano de unidad con la naturaleza. Sus acciones le conectan con cada uno de los
reinos: el divino, el humano, animal, vegetal o mineral alineándolos todos con el poder
de su canto. Canto que procura un placer que arrastra y que impulsa a todos los seres a
seguirle, como invadidos por una fuerza superior que los convierte en público
convencido.
Más de sesenta compositores se han dejado arrastrar por Orfeo: desde Peri y Caccini,
pasando por Monteverdi y Gluck, Marc Antoine Charpentier, Pergolesi, Telemann, Haydn,
Rossini, Berlioz, Listz, Offenbach, Stravinsky, Malipiero, Milhaud, Casella, Krenek o Bonfa
entre un largo etcétera. Todos ellos sirvieron a Orfeo desde 1472 en que aparece por
primera vez este tema con la música de escena de Germi. De todo el repertorio existente
sobre el mito órfico, gran parte corresponde a la ópera, pero también se conservan otras
muchas formas musicales dignas de ser mencionadas como el drama en música,
trattenimiento per musica, divertimenti, cantata, festa da camera, pasticcio sobre la
fábula por varios compositores, ballet, tragicomedia con música, tragedia lírica, balletpantomima,
singspiel, poema sinfónico o musica concertata.